lunes, 28 de agosto de 2017

LAS DOS CARTAS


Las dos cartas


La humildad consiste en el reconocimiento de que Dios es el autor de todo bien. De él proviene todo cuanto tenemos y somos. Y también cuanto tiene y es nuestro prójimo. Por eso no cabe el sentido competitivo de la vida, que está en el fondo de la actitud soberbia y envidiosa. El que quiere sobresalir no busca tanto alcanzar una meta, sino crear distancia respecto de los otros.

El Cura de Ars dijo en cierta ocasión: “He recibido dos cartas en el mismo correo; una decía que yo era un gran santo, y la otra, que era un hipócrita y un impostor. La primera no me hacía mejor de lo que soy y la segunda no me hacía peor de lo que soy. Delante de Dios, todos somos lo que somos, nada más ni nada menos”.

Ubicarse ante Dios significa ser conscientes de nuestra pequeñez y dependencia, porque “El Señor es un Dios grande, tiene en su mano los abismos de la tierra, son suyas las cumbres de los montes, suyo es el mar, porque él lo hizo, la tierra firme que modelaron sus manos” (Sal 95). Ante él “somos polvo y ceniza”, como le dijo Abrahán.



* Enviado por el P. Natalio

LA HIPOCRESÍA INTOLERABLE


La hipocresía intolerable
Por: Pedro García, misionero claretiano | Fuente: Catholic.net 




Al leer el Evangelio nos encontramos con un Jesús todo bondad, que acoge a todos los pecadores, y que, sin embargo no tolera a unos hombres con los cuales está en lucha frontal.

Son los fariseos y los escribas, a los que llama con una palabra que, desde Jesús, se ha convertido en uno de los vocablos más odiosos del diccionario, como es la palabra ¡Hipócrita!... 

Llamar a uno ¡hipócrita! ha venido a ser un baldón y la mayor vergüenza.

La hipocresía es la mentira utilizada para aparecer ante los demás bueno y noble escondiendo toda la maldad que se lleva dentro.

Pero, para empezar de una manera más amable y positiva, se me ocurre el caso bonito, que leí no hace mucho, sobre un papá que quiso formar a su niño en la sinceridad que nos pide Jesús.
El pequeño fue sorprendido en una mentira, y el papá le dio una lección que no olvidaría nunca, de modo que después el joven y el hombre ya no dijo jamás una falsedad.
Tomó el papá al hijito mentiroso, lo llevó delante del Crucifijo, y le dictó despacio esta oración que el niño iba repitiendo: Jesús, yo te he ofendido. Mis labios se han ensuciado con una mentira. Ven, y límpiamelos.
Las lágrimas le empezaron a correr al niño por las mejillas. Pero el papá, sin inmutarse, tomó un trozo de algodón que aplicó a los labios de la imagen de Jesús, lo empapó después con alcohol, se lo pasó bien por los labios a su hijo, y le hizo seguir con la oración:
Señor, purifícame y perdóname. Haz mi corazón sincero, y que nunca salga de mí otra mentira. 

Todos estaremos conformes en dar a ese papá una cátedra de sicología y de pedagogía en la universidad...

Jesús se encontró en su predicación de buenas a primeras con una oposición terrible de parte de los que dominaban al pueblo: los escribas y los fariseos.

Los fariseos, de gran influencia en el pueblo, formaban un partido religioso-político que oprimía a la gente humilde con capa de santidad y de fidelidad a la ley de Dios, mientras que ellos se las sabían arreglar de mil maneras para librarse de lo que les exigía esa misma ley dada por Moisés.

Los escribas eran los intérpretes de la ley y brazo derecho de los fariseos. Unos y otros vivían en la mentira, procedían con doblez, y exigían con rigor insoportable la observancia de una ley que ellos no querían guardar.

La mejor definición de los escribas y fariseos la dio el mismo Jesús cuando los llamó sepulcros blanqueados, muy bonitos por fuera pero por dentro llenos de podredumbre...

Pronto vino el enfrentamiento de los escribas y fariseos con Jesús. Era imposible entenderse la mentira con la verdad, el rigor con la mansedumbre, la justicia despiadada con el perdón misericordioso... Y Jesús, al denunciarlos ante el pueblo, usó siempre la expresión ¡Hipócritas!

Jesús no soportaba la hipocresía porque ésta es la falsificación de la vida, la perversión del pensamiento, la profanación de la palabra. Al mentir, el hipócrita quiere pensar como habla, y vivir después como piensa, es decir, siempre en contradicción con la verdad.

El mentiroso e hipócrita se encuentra muy pronto con el rechazo total, como le pasaba en los tiempos de Jesús al personaje más importante del mundo, a Tiberio, el emperador de Roma. Era el dueño de todo el mundo conocido, pero al mismo tiempo era tan mentiroso, que, como dice un escritor romano de sus días, ya nos se le creía aunque dijera la verdad...

Aquella antipatía de Jesús con los fariseos, es la misma que sentimos también nosotros con cualquier persona que procede con dolo. Aguantamos toda clase de defectos en los demás, porque todos nos sentimos débiles y sabemos ser generosos con el que cae.

Pero usamos una medida diversa con el que nos miente. No lo soportamos, y le aplicamos la sentencia de la Biblia:
La esperanza del impío hipócrita se desvanecerá.

El hipócrita y mentiroso no puede esperar nada de nadie, porque se le rechazará del todo.

Todo lo contrario le ocurre a la persona sincera. Quien dice la verdad siempre, aunque le haya de costar un disgusto, se gana el aprecio de todos y todos confían en ella. Es el premio del sentir, vivir y decir la verdad.

Jesucristo nos lo dijo con una sentencia bella y profunda, cargada de mucha sicología: La verdad os hará libres.

Quien nunca dice una mentira y confiesa siempre la verdad, y vive conforme a sus convicciones, es la persona más libre que existe. No oculta nada. Es transparente como el cristal. Y de ella dice Jesús como de Natanael: Un israelita en quien no hay engaño. Un cristiano o una cristiana sin doblez...

Sentimos todo lo contrario por aquel que dice y vive siempre la verdad. Ante él nos inclinamos reverentes. Porque es todo un hombre o toda una mujer. Nos fiamos de su palabra. Le tenemos por el ser más valiente y digno de respeto.

La verdad, como dice Jesús, le hace libre, y nos demuestra tener un corazón y unos labios tan limpios como el niño que aún no ha dicho la primera mentira..

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 28 DE AGOSTO


Los cinco minutos de María
Agosto 28



Una noche oscura rompe la ilusión de encontrar a Dios entre la claridad. Ilumina, Madre, nuestro corazón que busca la verdad.

Si a mi lado vienes, nada temerá. Si tu luz alumbra nuestra oscuridad, marcharemos juntos hasta conseguir llegar a la verdad.
Acompaña, Madre, nuestra soledad en este caminar, pues contigo siempre yo podré marchar buscando la verdad.

Virgen, causa de nuestra alegría, que penetre en mí la felicidad y la alegría que lleva consigo la vida cristiana.


* P. Alfonso Milagro

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY LUNES 28 DE AGOSTO 2017



Vigésimo primera Semana del Tiempo Ordinario - Año Impar
Lunes 28 de agosto 2017


Hoy es: San Agustín de Hipona (28 de Agosto)
“ Ni entráis ni dejáis entrar a los que lo intentan ”




Primera lectura
Comienzo de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (1,1-5.8b-10):
Pablo, Silvano y Timoteo a la Iglesia de los tesalonicenses, en Dios Padre y en el Señor Jesucristo. A vosotros, gracia y paz. Siempre damos gracias a Dios por todos vosotros y os tenemos presentes en nuestras oraciones. Ante Dios, nuestro Padre, recordarnos sin cesar la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y el aguante de vuestra esperanza en Jesucristo, nuestro Señor. Bien sabemos, hermanos amados de Dios, que él os ha elegido y que, cuando se proclamó el Evangelio entre vosotros, no hubo sólo palabras, sino además fuerza del Espíritu Santo y convicción profunda. Sabéis cuál fue nuestra actuación entre vosotros para vuestro bien. Vuestra fe en Dios había corrido de boca en boca, de modo que nosotros no teníamos necesidad de explicar nada, ya que ellos mismos cuentan los detalles de la acogida que nos hicisteis: cómo, abandonando los ídolos, os volvisteis a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y vivir aguardando la vuelta de su Hijo Jesús desde el cielo, a quien ha resucitado de entre los muertos y que nos libra del castigo futuro.


Salmo
Sal 149,1-2.3-4.5-6a.9b R/. El Señor ama a su pueblo


Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey. R/.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes. R/.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca;
es un honor para todos sus fieles. R/.



Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 23,13-22

En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos! Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y mar para ganar un prosélito y, cuando lo conseguís, lo hacéis digno del fuego el doble que vosotros! ¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: "Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga!" ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro? O también: "Jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga." ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda? Quien jura por el altar jura también por todo lo que está sobre él; quien jura por el templo jura también por el que habita en él; y quien jura por el cielo jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él.»





Reflexión del Evangelio de hoy
Hipócrita incoherencia


Pocas veces en la historia de la humanidad se ha hablado tanto, y con tanta razón, de corrupción. La Iglesia, Reino de Dios, no ha sido ajena, por desgracia, a este problema. ¿Ahora más que otras veces? No lo sé, pero no lo creo. Lo que sí pienso es que, al menos parte del actual desprestigio de la Iglesia, puede deberse a la incoherencia de algunos de sus representantes, muy pocos, pero suficientes, entre vida y fe, entre lo que decimos creer y lo que practicamos.

Hoy, en la fiesta de San Agustín, el soporte evangélico de su celebración nos habla de este problema, personalizado en los escribas y fariseos, en su hipocresía e incoherencia. Tenían una formación cuidadísima, y eran tenidos por maestros e intérpretes autorizados de la Ley. Eran cumplidores acabados, no ya de las leyes, sino hasta de los detalles más insignificantes. Pero se lo tenían tan creído que despreciaban a los demás, juzgándolos muy duramente; y ellos se sentían tan a gusto con su forma de ser que se creían no sólo perfectos sino los únicos amigos auténticos de Dios.

Jesús, hablando a los que le seguían y a sus discípulos, dice refiriéndose a los fariseos y escribas: “Haced y guardad lo que os digan, pero no los imitéis en las obras, porque ellos no hacen lo que dicen”. Tampoco, según Jesús, son sinceros: “Hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres”. Y, con ese mismo fin, “ensanchan sus filacterias y alargan los flecos, buscando los primeros puestos en las sinagogas y en los banquetes”.

Jesús fue muy duro con ellos, pensando en los sencillos y en los que no tenían la formación ni el poder que ellos ostentaban. Y lo dijo también por nosotros, para que imitemos su formación y cumplimiento y, evitando sus defectos, añadamos los valores y actitudes que brillan en San Agustín.

Honradez y Transparencia
Agustín fue un hombre muy dotado, tanto que a los 19 años ya tenía su propia Escuela de Lengua y Literatura, en la modalidad de Retórica y Dialéctica; escuela que llevó, luego, a Cartago, y, más tarde, a Roma. Pero, su vida personal no era acorde con la profesional. Hasta que, fruto de la reflexión, de la ayuda y oración de su madre, Santa Mónica, que le acompañó en el camino de la conversión, junto con el trato de San Ambrosio, Obispo de Milán, donde Agustín había sido contratado como profesor de Retórica, se produjo el milagro de su conversión. Y se convirtió en el Santo y Sabio Obispo y Padre de la Iglesia que hoy celebramos. Esquemáticamente, tres notas en San Agustín:

Honradez: Dándose cuenta de la ayuda de su madre, tiene para ella las palabras más tiernas y agradecidas que puede tener un hijo. Se equivocó en la vida que llevó, y lo reconoce y lamenta en sus Confesiones; y, convertido, empleó todas sus cualidades en escribir, enseñar y orientar, como Obispo, a sus diocesanos.

Verdad. Tuvo auténtica pasión por la verdad, buscándola en Dios, en su Palabra, en la vida y en sus hermanos. Fruto de esta pasión, nos dejó un legado inmenso: libros, sermones, cartas, etc.

Amor. No fue un frío pensador, sino alguien que supo sazonar su vida y sus escritos con el mandamiento primero y último de Jesús a sus discípulos: “Amaos”, no de cualquier forma, “como yo os he amado” (Jn 13,34).

“¡Tarde te amé, Hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé!

Y tú estabas dentro de mí y yo afuera, y así por fuera te buscaba... Tú estabas conmigo, mas yo no estaba contigo. Reteníanme lejos de ti aquellas mismas cosas que, si no estuviesen en ti, no existirían... Pero ahora te anhelo. Gusté de ti y ahora siento hambre y sed de ti. Me tocaste y deseé con ansia la paz que procede de ti” (Confesiones, VIl, 10.18-19; X 27).


Fray Hermelindo Fernández Rodríguez
La Virgen del Camino

SAN AGUSTÍN, 28 DE AGOSTO


San Agustín
28 de agosto


Nació el 13 de noviembre del 354 en Tagaste, al norte de Africa. El padre de Agustín. Patricio, era un pagano de temperamento violento; pero, gracias al ejemplo de Mónica, su esposa, se bautizó poco antes de morir.

Aunque Agustín ingresó en el catecumenado desde la infancia, no recibió el bautismo, de acuerdo con las costumbres de la época. En su juventud se dejó arrastrar por los malos ejemplos y, hasta los 32 años, llevó una vida licenciosa, aferrado a la herejía maniquea. De ello habla en sus "Confesiones", que comprenden la descripción de su conversión y la muerte de Mónica, su madre. Dicha obra fue escrita para mostrar la misericordia de Dios hacia un gran pecador, que por esta gracia, llegó a ser también, y en mayor medida, un gran santo. Mónica había enseñado a orar a su hijo desde niño, y le había instruido en la fe, de modo que el mismo Agustín que cayó gravemente enfermo, pidió que le fuese conferido el bautismo y Mónica hizo todos los preparativos para que los recibiera; pero la salud del joven mejoró y el bautismo fue diferido. El santo condenó más tarde, con mucha razón, la costumbre de diferir el bautismo por miedo de pecar después de haberlo recibido.

A raíz del saqueo de Roma por Alarico, el año 410, los paganos renovaron sus ataques contra el cristianismo, atribuyéndole todas las calamidades del Imperio. Para responder a esos ataques, San Agustín escribió su gran obra "La Ciudad de Dios". Esta obra, es después de "Las Confesiones", la obra más conocida del santo. Ella es no sólo una respuesta a los paganos, sino trata toda una filosofía de la historia providencial del mundo. Luego de "Las Confesiones" escribió también "Las Retractaciones", donde expuso con la misma sinceridad los errores que había cometido en sus juicios.

Murió el 28 de agosto de 430, a los 72 años de edad, de los cuales había pasado casi 40 consagrado al servicio de Dios.



Bautizo de San Agustín

Lo que Agustín perseguía con el bautismo cristiano era la gracia Divina. En el año 387, hacia principios de Cuaresma, fue a Milán y, con Adeodato y Alipio, ocupó su lugar entre los “competentes” y Ambrosio lo bautizó el día de Pascua Florida o, al menos, durante el tiempo Pascual. Es infundada la tradición que afirma que en esa ocasión el obispo y el neófito cantaron el Te Deum alternadamente. Sin embargo, esta leyenda ciertamente expresa la alegría de la Iglesia al recibir como hijo a aquel que sería su más ilustre doctor. Fue entonces cuando Agustín, Alipio, y Evodio decidieron retirarse en aislamiento a África. Agustín, no hay duda, permaneció en Milán hasta casi el otoño continuando sus obras: "Acerca de la inmortalidad del alma" y "Acerca de la música". En el otoño de 387 estaba a punto de embarcarse en Ostia cuando Santa Mónica fue llamada de esta vida. No hay páginas en toda la literatura que alberguen un sentimiento más exquisito que la historia de su santa muerte y del dolor de Agustín (Confesiones, IX). Agustín permaneció en Roma varios meses, principalmente ocupándose de refutar el maniqueísmo. Después de la muerte del tirano Máximo (agosto 388) navegó a África, y al cabo de una corta estancia en Cartago regresó a su nativa Tagaste. Al llegar allí, inmediatamente deseó poner en práctica su idea de una vida perfecta: comenzó por vender todos sus bienes y regaló las ganancias a los pobres. A continuación, él y sus amigos se retiraron a sus tierras, que ya no le pertenecían, para llevar una vida en común de pobreza, oración y estudio de las Escrituras. El libro de las "LXXXIII cuestiones" es el fruto de las conferencias celebradas en este retiro, en el que también escribió "De Genesi contra Manichaeos", "De Magistro", y "De Vera Religione."




Sacerdocio y Episcopado

Agustín no pensó en entrar al sacerdocio y, por miedo al episcopado, incluso huyó de las ciudades donde era necesaria una elección. Un día en Hippo Regius, donde lo había llamado un amigo cuya salvación del alma estaba en peligro, estaba orando en una iglesia cuando de repente la gente se agrupó a su alrededor aclamándole y rogando al obispo, Valerio, que lo elevara al sacerdocio. A pesar de sus lágrimas, Agustín se vio obligado a ceder a las súplicas y fue ordenado en 391. El nuevo sacerdote consideró esta ordenación un motivo más para volver a su vida religiosa en Tagaste, lo que Valerio aprobó tan categóricamente que puso cierta propiedad eclesiástica a disposición de Agustín, permitiendo así que estableciera un monasterio, el segundo que había fundado. Sus cinco años de ministerio sacerdotal fueron admirablemente fructíferos; Valerio le había rogado que predicara, a pesar de que en África existía la deplorable costumbre de reservar ese ministerio para los obispos.

Agustín combatió la herejía, especialmente el maniqueísmo, y tuvo un éxito prodigioso.

Valerio, obispo de Hipona, debilitado por la vejez, obtuvo la autorización de San Aurelio, primado de África, para asociar a Agustín con él, como coadjutor. Agustín se hubo de resignar a que Megalio, primado de Numidia, lo consagrara. Tenía entonces cuarenta y dos años y ocuparía la sede de Hipona durante treinta y cuatro. El nuevo obispo supo combinar bien el ejercicio de sus deberes pastorales con las austeridades de la vida religiosa y, aunque abandonó su convento, transformó su residencia episcopal en monasterio, donde vivió una vida en comunidad con sus clérigos, que se comprometieron a observar la pobreza religiosa. Lo que así fundó, ¿fue una orden de clérigos regulares o de monjes? Esta pregunta ha surgido con frecuencia, pero creemos que Agustín no se paró mucho a considerar estas distinciones. Fuera como fuere, la casa episcopal de Hipona se transformó en una verdadera cuna de inspiración que formó a los fundadores de los monasterios que pronto se extendieron por toda África, y a los obispos que ocuparon las sedes vecinas. San Posidio (Vita S. August., XXII) enumera diez de los amigos del santo y discípulos que fueron promovidos al episcopado. Fue así que Agustín ganó el título de patriarca de los religiosos y renovador de la vida del clero en África.

Pero, ante todo, él fue defensor de la verdad y pastor de las almas. Sus actividades doctrinales, cuya influencia estaba destinada a durar tanto como la Iglesia misma, fueron múltiples: predicaba con frecuencia, a veces cinco días consecutivos, y de sus sermones manaba tal espíritu de caridad que conquistó todos los corazones; escribió cartas que divulgaron sus soluciones a los problemas de la época por todo el mundo entonces conocido; dejó su espíritu grabado en diversos concilios africanos a los que asistió, por ejemplo, los de Cartago en 398, 401, 407, 419 y Mileve en 416 y 418; y por último, luchó infatigablemente contra todos los errores. Describir estas luchas sería interminable; por tanto, seleccionaremos solamente las principales controversias y en cada una indicaremos cuál fue la postura doctrinal del gran obispo de Hipona.



La controversia Maniquea y el problema del mal

Después de ser consagrado obispo, el celo que Agustín había demostrado desde su bautismo en acercar a sus antiguos correligionarios a la verdadera Iglesia tomó una forma más paternal, sin llegar a perder el prístino ardor -"dejad que se encolericen contra nosotros aquellos que desconocen cuán amargo es el precio de obtener la verdad… En cuanto a mí, os mostraría la misma indulgencia que mis hermanos mostraron conmigo cuando yo erraba ciego por vuestras doctrinas" (Contra Epistolam Fundamenti, III). Entre los acontecimientos más memorables ocurridos durante esta controversia, cuenta la gran victoria que en 404 obtuvo sobre Félix, uno de los "elegidos" de los maniqueos y gran doctor de la secta. Estaba propagando sus errores en Hipona, y Agustín le invitó a una conferencia pública cuyo tema necesariamente causaría un gran revuelo; Félix se declaró derrotado, abrazó la fe y, junto con Agustín, suscribió las actas de la conferencia. Agustín, en sus escritos, refutó sucesivamente a Mani (397), al famoso Fausto (400), a Secundino (405), y (alrededor de 415) a los fatalistas priscilianistas a quien Paulo Orosio había denunciado. Estos escritos contienen la opinión clara e incuestionable del santo sobre el eterno problema del mal, pensamiento basado en un optimismo que proclama, igual que los platónicos, que toda obra de Dios es buena y la única fuente del mal moral es la libertad de las criaturas (De Civitate Dei, XIX.13.2). Agustín defiende el libre albedrío, incluso en el hombre como es, con tal ardor que sus obras contra los maniqueos son una inagotable reserva de argumentos en esta controversia todavía en debate.

Los jansenistas han sostenido en vano que Agustín era inconscientemente pelagiano, y que después reconoció la pérdida de la libertad por el pecado de Adán. Los críticos modernos, sin duda desconocedores del complicado sistema del santo y de su peculiar terminología, han ido mucho más lejos. En la "Revue d'histoire et de littérature religieuses" (1899, p. 447), M. Margival muestra a San Agustín como la víctima del pesimismo metafísico absorbido inconscientemente de las doctrinas maniqueas. "Nunca" dice, "la idea oriental de la necesidad y la eternidad del mal, ha tenido un defensor más celoso que este obispo". Nada es más opuesto a los hechos.

Agustín reconoce que todavía no había comprendido cómo la primera inclinación buena de la voluntad es un don de Dios (Retractaciones, I, XXIII, n, 3); pero hay que recordar que nunca se retractó de sus principales teorías sobre el libre albedrío y nunca modificó su opinión sobre lo que constituye la condición esencial, es decir, la plena potestad de elegir o de decidir. ¿Quién se atrevería a decir que cuando revisó sus propios escritos le faltó claridad de percepción o sinceridad en un punto tan importante?



Luchas contra el Arrianismo y los últimos años


En 426, el santo obispo de Hipona a los setenta y dos años de edad, deseando ahorrar a su ciudad episcopal la agitación de una elección después de su muerte, hizo que tanto el pueblo como el clero aclamaran la elección del diácono Heraclio como auxiliar y sucesor suyo, y le transfirió la administración de materias externas. Agustín podría haber disfrutado de algo de descanso (427) si no hubiera sido por la agitación en África debido a la inmerecida desgracia y a la revuelta del conde Bonifacio. Los ostrogodos, enviados por la emperadora Placidia para oponerse a Bonifacio, y los vándalos, a quienes llamó después en su ayuda, eran todos arrianos. Maximino, un obispo arriano, entró en Hipona con las tropas imperiales. El santo doctor defendió la fe en una conferencia pública (428) y en varios escritos. Profundamente apenado por la devastación de África, se afanó por conseguir una reconciliación entre el conde Bonifacio y la emperatriz. Efectivamente la paz volvió a establecerse, pero no con Genseric, el rey vándalo. Vencido Bonifacio, buscó refugio en Hipona, donde muchos obispos ya habían huído en busca de protección y esta ciudad bien fortificada iba a padecer los horrores de dieciocho meses de asedio. Con gran esfuerzo por controlar su angustia, Agustín continuó refutando a Julián de Eclana pero cuando comenzó el asedio fue víctima de lo que resultó ser una enfermedad mortal, y al cabo de tres meses de admirable paciencia y ferviente oración, partió de esta tierra de exilio el 28 de agosto de 430, en el año septuagésimo octavo año de su vida.


Fuente: Portalié, Eugène. "Life of St. Augustine of Hippo." The Catholic Encyclopedia. Vol. 2. New York: Robert Appleton Company, 1907.

Traducido por Roxana S. Gahan. L H M

FELIZ SEMANA!!!









domingo, 27 de agosto de 2017

COMO UNA ESCOBA


Como una escoba



Cuando Bernardita Soubirous era religiosa de las Hermanas de la Caridad, una hermana de la comunidad le enseñó una foto de los lugares de Lourdes y manifestaba la grandeza de haber sido elegida para tan gran honor como es la visión de la Virgen. Bernardita se limitó a sonreír y, con aparente ingenuidad, preguntó:

— Hermana, ¿para qué sirve una escoba?
— Para barrer. Bernardita siguió preguntando:
 — ¿Y después?
— Se guarda en su sitio, detrás de la puerta.
— Así ha hecho la Virgen conmigo. Me usó y me ha vuelto a poner en mi sitio. Y yo estoy muy bien.

La humildad lleva al hombre a ubicarse con verdad ante Dios, nuestro creador. Él  ve los corazones y conoce nuestros sentimientos. Dice Dios (Is. 66, 2): “En ése tengo puestos mis ojos, en el humilde y abatido, en el que se estremece ante mis palabras”. La humildad va de la mano con el santo temor de Dios.



* Enviado por el P. Natalio

POR QUÉ YA NADIE QUIERE IR A MISA?


¿Por qué ya nadie quiere ir a Misa?
Las razones son consecuencia directa de la sociedad líquida en la que vivimos


Por: Néstor Mora Núñez | Fuente: Religión en Libertad 




“Why Nobody Wants to go to Church Anymore”  es el título de dos libros, publicados en 2013 y 2014 por Thom y Joani Schultz. Sus autores parten de una realidad que nos preocupa y mucho: “muchas personas, sobre todo jóvenes, de países con una antigua tradición cristiana, han decidido apartarse de su religión”. A partir de esta afirmación, los autores desarrollan una investigación en los entornos católicos y protestantes. Esta investigación revela cuatro razones de fondo por las que en realidad la gente decide no acercarse más a la Iglesia. Dichas razones que indican son las siguientes:

La gente se siente juzgada en la Iglesia
La imposibilidad de diálogo dentro de la Iglesia
El pensamiento de que “los cristianos son hipócritas”
La sensación de que Dios está “distante” o “muerto”
Para remediar estas cuatro razones, proponen cuatro actos de amor:

Hospitalidad radical
Conversación audaz
Humildad genuina
Anticipación divina
Quede claro que no he leído el libro y por lo tanto, no puedo juzgar la metodología que sus autores han empleado para determinar las razones. Tampoco tengo claro que razones les lleva a proponer estos cuatro actos de amor como solución. Mi experiencia me indica que las razones que los autores proponen son válidas, pero superficiales. Es decir, no se profundiza en qué hace que estas razones aparezcan con frecuencia en las excusas que se dan para alejarse de la Iglesia. Los cuatro actos de amor me hacen pensar en que no se termina de analizar el problema. Les pongo un ejemplo. Si tengo una máquina que no funciona y veo que tiene herrumbre, puedo indicar que una buena pintura antioxidante es la solución, pero aunque la aplique, la máquina no empezará a funcionar. Confundir los síntomas con las causas, no lleva a terminar más frustrados que cuando empezamos. Las razones que los autores indican son síntomas de algo más profundo y complicado de abordar.

Lo primero que echo en falta es un estudio más amplio. Es decir, ¿Por qué nos centramos en los jóvenes y no en sus padres? ¿Qué ha pasado en las últimas 3 generaciones para que esto suceda? Seguramente nos encontremos con abuelos que practicaban por costumbre social, padres que han dejado de asistir a la misa e hijos que únicamente ha recibido los sacramentos. ¿Dejamos que se estrellen los padres y a los abuelos? Por desgracia el envite pastoral se suele centrar en los jóvenes y se olvida que estos jóvenes necesitan del apoyo de sus padres para empezar a conocer y vivir la fe.

Segundo, no se habla de la cultura y la sociedad en la que vivimos. Las cuatro razones son consecuencia directa de una sociedad líquida que:

Propone que todo vale con la frase estrella “¿Quién soy yo para juzgar? Las Iglesia discierne, señala problemas y ofrece a Cristo como solución. Discernir es inaceptable para la postmodernidad.
Propone que las emociones son siempre más auténticas que el conocimiento. Cuando se ofrecen razones que contradicen lo que sentimos, no puede haber diálogo alguno. El mismo diálogo se entiende como un intercambio de sentimientos que permiten crear “tribus” de personas que sienten de forma parecida.
Propone que hay que sentir antes que saber o ser. Quien se vuelve contra los sentimientos y necesidades humanas es un hipócrita que nos quiere engañar.
Propone que el estado, el “sistema”, es el encargado de dar solución a todos los problemas de las personas. ¿Hace falta Dios cuando tenemos al estado y los servicios sociales? ¿Por qué están tan de moda las novelas y películas distópicas? En el fondo nos damos cuenta que el sistema no es una solución.
Sobre los cuatro actos de amor, no cabe duda que propician la incorporación socio-afectiva de personas que se sienten fuera de lugar en la sociedad. Es revelador que los autores no indiquen que estos cuatro actos afectivos deben ser coherentes y verdaderos. Si nos dedicamos a dar afecto y a generar un entorno socio-cultural agradable, nos convertimos en otra tribu más dentro de una sociedad postmoderna, plagada de grupos, tendencias, emotividades y estéticas. ¿Es eso a lo que aspiramos? La tendencia de generar estrategias de marketing y liderazgo dentro de la Iglesia, muestra que estamos buscando ofrecer un producto en igualdad de condiciones que otros similares. Personalmente creo que hay algo que no funciona en todo esto y no creo que consigamos mucho mundanizándonos para ser reconocidos como una opción atractiva.

Como siempre, llegamos a la misma pregunta. La pregunta del millón: entonces ¿Qué hacemos? Fijémonos en el episodio evangélico del Joven Rico, ya que tiene muchos puntos en común con lo que nos sucede. ¿Puede acercarse a Dios quien es rico? Sí, de hecho el Joven Rico entra en contacto con Cristo y le pregunta si tiene que hacer algo más.  Cristo le alaba su coherencia, pero le señala que debería dar un paso más. En la actualidad tenemos tantas cosas que es complicado aceptar la propuesta de Cristo. ¿Somos capaces de dejar atrás nuestros segundos salvadores, planes, estrategias, estructuras eclesiales o cómodos guetos eclesiales? Más bien no. La sociedad está encerrada en sus certezas humanas, sus líderes humanos, sus estructuras humanas. A la Iglesia le sucede igual, ya que está compuesta por las mismas personas.

La Iglesia le dice a Cristo: Mira como cumplo todo lo que dijiste pero cada vez somos menos. ¿Qué dijo Cristo al Joven Rico? Deja todo lo que tienes, niégate a ti mismo, toma tu cruz, sígueme. ¿No nos vale esta solución a nosotros? Si no nos vale, si decimos que es imposible soltar el lastre humano que nos aplasta, me temo que representaremos una y otra vez el mismo episodio evangélico y ante nuestra impotencia, Cristo no volverá a decir una y otra vez:

“Para los hombres eso es imposible, pero para Dios todo es posible” (Mt 19, 26) Muchos son los llamados, pero pocos los escogidos (Mt 22, 14) Dios despertar hijos de Abraham aun de estas piedras (Mt 3, 9). Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo. (Ap 3, 20)

NOVENA A SANTA TERESA DE CALCUTA, DEL 27 DE AGOSTO AL 4 DE SEPTIEMBRE


Novena a Santa Teresa de Calcuta
Oraciones para cada día de la novena, la puedes hacer tantas veces desees, de manera especial los días previos a su fiesta 
(27 de agosto al 4 de septiembre)


Por: n/a | Fuente: MisionerosPorLaVida.blogspot.com 




A través de este espacio queremos invitarlos a participar de la Novena de Madre Teresa de Calcuta que se inicia el 27 de agosto hasta el día 4 de septiembre, para que el día 5, día en que la Iglesia recuerda su partida, podamos pedirle que interceda por todas nuestras intenciones.

En esta ocación este acto de devoción tendrá un gusto especial, ya que el día 4 de septiembre Madre Teresa -Patrona de los Misioneros por la Vida- será incluida en el canon de los santos, tenemos la seguridad de que ese día lloverán del cielo gracias y bendiciones a todos aquellos que con fe y devoción pidan su intercesión.

Indicaciones para que puedan prepararse para iniciar la Novena:

Dios habla en el silencio

Antes de comenzar, busca un lugar sin ruido que te ayude a rezar, preferentemente en una iglesia o capilla frente al Santísimo Sacramente. Crea el silencio en tu interior porque Dios es amigo del silencio. Él está siempre esperándonos en el silencio – para hablarnos y para escucharnos: “En el silencio de nuestros corazones, Dios habla de Su amor; con nuestro silencio, permitimos que Jesús nos ame” (Madre teresa).

Lee alguna o todas las citas del día y permite que penetre en tu corazón, Quédate con las palabras de la Madre Teresa por un rato y permite que uno de los pensamientos crezca en tu corazón y te acompañe durante todo el día. Únete con todos tus hermanos y hermanas en todo el mundo que están sufriendo en la oscuridad y el dolor. Entonces fervorosamente recita la Oración a la Beata teresa. Puedes también hacer una acción concreta de caridad hacia alguien de tu propia familia, comunidad o vecindario como una forma de vivir más profundamente el espíritu y mensaje de la Madre Teresa durante el novenario.



DÍA PRIMERO

“¿Conoces realmente a Jesús vivo – no por los libros, sino por estar con él en tu corazón? “¿Estoy convencido del amor de Cristo por mí y del mío por él? Esta convicción es la roca sobre la que se construye la santidad. ¿Qué debemos hacer para tener esta convicción? Tenemos que conocer a Jesús, amar a Jesús, servir a Jesús a través de la fe: meditando su Palabra en las Escrituras, escuchándole hablar por medio de su Iglesia, y mediante la íntima unión de la oración”. “Búscalo en el sagrario. Fija tus ojos en él, que es la Luz. Acerca tu corazón a su divino corazón y pídele que te conceda la gracia de conocerle”.

Pensamiento del día:
“No busques a Jesús en tierras lejanas; no está allí. Está cerca de ti; está dentro de ti”.

Pide la gracia de conocer a Jesús íntimamente.

Oración a la Madre Teresa de Calcuta
Beata Teresa de Calcuta, tú permitiste que el amor sediento de Jesús en la cruz se convirtiese en una llama viva dentro de ti, y así te hiciste la luz de su amor para todos. Intercede ante el Corazón de Jesús (Menciona aquí el favor que deseas obtener). Enséñame cómo dejar que Jesús penetre en mí y posea por completo todo mi ser para que mi vida también pueda irradiar su luz y amor a para los demás. Amén. Corazón Inmaculado de María, Causa de Nuestra Alegría, ruega por mí. Beata Teresa de Calcuta, ruega por mí.


DÍA SEGUNDO

“¿Estoy convencido del amor de Cristo por mí y del mío por él? Esta convicción es como la luz del sol que hace subir la savia de la vida y florecer los brotes de la santidad. Esta convicción es la roca sobre la que se construye la santidad”. El demonio pude de usar las heridas de la vida y, a veces, nuestros propios errores, para hacerte que es imposible que realmente Jesús te ame, que realmente está aferrado a ti. Esto es un peligro para todos nosotros. Y es tan triste, porque es completamente contrario a lo que Jesús realmente quiere, a lo que está esperando decirte… Él te ama siempre, incluso cuando crees no merecerlo”. “Jesús te ama tiernamente, eres precioso para Él. Dirígete a Jesús con gran confianza y permítete a ti mismo ser amado por él. El pasado pertenece a su misericordia, el futuro a su providencia, y el presente a su amor”.

Pensamiento del día:
“No tengas miedo – eres precioso para Jesús. Él te ama”.
Pide la gracia de estar convencido del amor incondicional y personal de Jesús por ti.

Pide la gracia de conocer a Jesús íntimamente.

Oración a la Beata Teresa de Calcuta
Beata Teresa de Calcuta, tú permitiste que el amor sediento de Jesús en la cruz se convirtiese en una llama viva dentro de ti, y así te hiciste la luz de su amor para todos. Intercede ante el Corazón de Jesús (Menciona aquí el favor que deseas obtener). Enséñame cómo dejar que Jesús penetre en mí y posea por completo todo mi ser para que mi vida también pueda irradiar su luz y amor a para los demás. Amén. Corazón Inmaculado de María, Causa de Nuestra Alegría, ruega por mí. Beata Teresa de Calcuta, ruega por mí.


DÍA TERCERO

“En su agonía, es su dolor, es su soledad dijo muy claramente, ‘¿Por qué me has abandonado? Estaba tan terriblemente solo y abandonado y sufría tanto en la cruz… En este momento tan difícil proclamó: ‘tengo sed’… Y la gente pensó que tenía una sed ordinaria y le dieron inmediatamente vinagre; pero no era de eso de lo que tenía ser – era de nuestro amor, de nuestro afecto, de nuestro íntimo apego a él, y de compartir su pasión. Y es extraño que haya usado esa palabra. Dijo ‘Tengo sed’ en vez de ‘Dame tu amor’… La sed de Jesús en la Cruz no es imaginación. Fue una palabra, ‘Tengo sed’. Escuchémosle decírnosla a ti y a mí… Es realmente un don de Dios. “Si escuchas con tu corazón, oirás, entenderás… Hasta que ni conozcas en l más profundo que Jesús tiene sed de ti, no podrás comenzar a saber quién quiere ser él para ti. O quién quiere que seas tú para él”. “Sigue sus paso en busca de almas. Llévale a él y a su luz a los hogares de los pobres, especialmente a las almas más necesitadas. Esparce la caridad de su Corazón donde quiera que vayas y así sacia su sed por almas”.

Pensamiento del día:
“¡Imagínate! Dios está sediento de que tú y yo demos un paso adelante para saciar Su sed”.

Pide la gracia de entender el grito de sed de Jesús.

Oración a la Beata Teresa de Calcuta
Beata Teresa de Calcuta, tú permitiste que el amor sediento de Jesús en la cruz se convirtiese en una llama viva dentro de ti, y así te hiciste la luz de su amor para todos. Intercede ante el Corazón de Jesús (Menciona aquí el favor que deseas obtener). Enséñame cómo dejar que Jesús penetre en mí y posea por completo todo mi ser para que mi vida también pueda irradiar su luz y amor a para los demás. Amén. Corazón Inmaculado de María, Causa de Nuestra Alegría, ruega por mí. Beata Teresa de Calcuta, ruega por mí.


DÍA CUARTO

“¡Cuánto necesitamos que María nos enseñe lo que significa saciar el Amor Sediento de Dios por nosotros que Jesús vino a revelarnos! Ella lo hizo de un modo muy hermoso. Sí, María permitió a Dios que tomara posesión de su vida por su pureza, su humildad y su amor fiel… Busquemos crecer, bajo la guía de nuestra Madre Celestial, en estas tres importantes actitudes interiores del alma que complacen al Corazón de Dios y le permiten unirse a nosotros, en Jesús y a través de Él, en el poder del Espíritu Santo. Al así hacerlo, como María nuestra Madre, permitiremos que Dios tome posesión completa de todo nuestro ser- y a través de nosotros Dios podrá extender su amor sediento a todos aquellos con quienes entramos en contacto, especialmente los pobres”. “Si nosotros permanecemos junto a Nuestra Señora, ella nos dará su espíritu de amorosa confianza, entrega total y alegría”.

Pensamiento del día:
“Qué cerca nos tenemos que mantener de Nuestra Señora, quien entendió la profundidad del amor divino que estaba siendo revelado mientras permanecía al pie de la cruz y oyó a Jesús exclamando: “Tengo sed”.

Pide la gracia de aprender de Nuestra Señora a saciar la sed de Jesús como ella lo hizo.

Oración a la Beata Teresa de Calcuta
Beata Teresa de Calcuta, tú permitiste que el amor sediento de Jesús en la cruz se convirtiese en una llama viva dentro de ti, y así te hiciste la luz de su amor para todos.
Intercede ante el Corazón de Jesús (Menciona aquí el favor que deseas obtener). Enséñame cómo dejar que Jesús penetre en mí y posea por completo todo mi ser para que mi vida también pueda irradiar su luz y amor a para los demás. Amén. Corazón Inmaculado de María, Causa de Nuestra Alegría, ruega por mí. Beata Teresa de Calcuta, ruega por mí.


DÍA QUINTO

“Confía en el buen Dios que nos ama, que nos cuida, que todo lo ve, que todo lo sabe, que todo lo puede por mi bien y por el bien de las almas”. “Ámalo confiadamente sin mirar atrás, sin miedo, Entrégate completamente a Jesús. Él se servirá de ti para lograr grandes cosas con la condición de que creas mucho más en su amor que en tu debilidad. Cree en él, confía en él con una confianza ciega y absoluta, porque él es Jesús”. “Jesús nunca cambia… Confía en él con amor, confía en él con una gran sonrisa, creyendo siempre que él es el Camino al Padre, él es la luz en este mundo de oscuridad”. “Tenemos que ser capaces de alzar la vista con toda sinceridad y decir: ‘Todo lo puedo en él que me fortalece’. Por esta afirmación de san Pablo, debes tener una firme confianza haciendo tu trabajo – o mejor dicho, el trabajo de Dios – bien, con eficacia, incluso perfectamente, con Jesús y por Jesús. Convéncete también que tú por ti mismo no puedes hacer nada ni tener nada que no sea pecado, debilidad y miseria; que todos los dones de la naturaleza y de la gracia que posees, los has recibido de Dios”. “También María mostró esta confianza plena en Dios aceptando que se sirviese de ella para su plan de salvación a pesar de su nada, pues ella sabía que él que es poderoso podía hacer grandes cosas en ella y a través de ella. Ella confío. Una vez que le dijo ‘si’ – punto final. Ella nunca dudó”.

Pensamiento del día:
“La confianza en Dios lo puede todo. Lo que Dios es nuestro vacío y nuestra pequeñez, no nuestra plenitud”.

Pide la gracia de tener una confianza firme en el poder y el amor de Dios por ti y por los demás.

Oración a la Beata Teresa de Calcuta
Beata Teresa de Calcuta, tú permitiste que el amor sediento de Jesús en la cruz se convirtiese en una llama viva dentro de ti, y así te hiciste la luz de su amor para todos. Intercede ante el Corazón de Jesús (Menciona aquí el favor que deseas obtener). Enséñame cómo dejar que Jesús penetre en mí y posea por completo todo mi ser para que mi vida también pueda irradiar su luz y amor a para los demás. Amén. Corazón Inmaculado de María, Causa de Nuestra Alegría, ruega por mí. Beata Teresa de Calcuta, ruega por mí.


DÍA SEXTO

“’Tengo sed’ no tiene sentido a no ser que a través de una entrega total yo le dé todo a Jesús”. “¡Qué fácil es conquistar a Dios! Nos entregamos a Dios, entonces Dios es nuestro; y no hay nada que sea más nuestro que Dios. Si nos entregamos a él, lo poseeremos con él se posee a sí mismo; es decir, viviremos su vida misma. El dinero con que Dios nos paga por nuestra entrega es él mismo. Nos hacemos dignos de poseerle cuando nos abandonamos a él de forma sobrenatural. El verdadero amor es entregarse. Cuanto más amamos, tanto más nos entregamos”. “A menudo vez cables alineados, pequeños y grandes, nuevos y viejos, baratos y caros. A menos y hasta que la corriente pase por ellos, no habrá luz. El cable somos tú y yo. Dios es la corriente. Tenemos el poder de dejar que la corriente pase a través de nosotros, que nos use y que produzca la luz del mundo –Jesús; o de negarnos a ser utilizados y permitir que la oscuridad se extienda. Nuestra Señor fue el cable más maravilloso. Ella le permitió a Dios que la colmase hasta el borde, de tal forma que por se entrega – ‘Hágase en mí según tu palabra’ – ella se llenó de gracia; y naturalmente, en el momento en que ella se llenó de gracia; y naturalmente, en el momento en que ella se llenó de esta corriente, la gracia de Dios, fue de prisa a la casa de Isabel para conectar el cable, Juan, a la corriente, Jesús”.

Pensamiento del día:
“Permite a Dios que se sirva de ti sin consultarte”.

Pide la gracia de tener una confianza firme en el poder y el amor de Dios por ti y por los demás.

Oración a la Beata Teresa de Calcuta
Beata Teresa de Calcuta, tú permitiste que el amor sediento de Jesús en la cruz se convirtiese en una llama viva dentro de ti, y así te hiciste la luz de su amor para todos. Intercede ante el Corazón de Jesús (Menciona aquí el favor que deseas obtener). Enséñame cómo dejar que Jesús penetre en mí y posea por completo todo mi ser para que mi vida también pueda irradiar su luz y amor a para los demás. Amén. Corazón Inmaculado de María, Causa de Nuestra Alegría, ruega por mí. Beata Teresa de Calcuta, ruega por mí.


DÍA SÉPTIMO

“Para traer alegría a nuestra propia alma, el buen Dios se ha entregado él mismo a nosotros… La alegría no es simplemente cuestión de temperamento. En el servicio a Dios y a las almas, es siempre difícil –con mayor razón debemos tratar de adquirirla y de hacerla crecer en nuestros corazones. La alegría es oración. La alegría es fuerza. La alegría es amor. La alegría es una red de amor con la cual puedes atrapar muchas almas. Dios ama a quien da con alegría. Da más quien da con alegría, con una gran sonrisa, en esto, como en cualquier otra cosa, los demás verán tus buenas obras y glorificarán al Padre. El mejor modo de mostrar tu agradecimiento a Dios y a la gente es aceptar todo con alegría. Un corazón alegre es el resultado normal de un corazón que arde de amor”. “Sin alegría no hay amor, y el amor sin alegría no es verdadero amor. Por eso, necesitamos traer ese amor y esa alegría al mundo de hoy”. “La alegría era también la fuerza de Nuestra Señora. Nuestra Señora fue la primera Misionera de la Caridad. Ella fue la primera en recibir físicamente a Jesús y en llevarle a los demás; y ella de prisa. Sólo la alegría podía darle esa fuerza y esa rapidez para ir a hacer el trabajo de una sierva”.

Pensamiento del día:
“La alegría es la señal de la unión con Dios, de la presencia de Dios. La alegría es amor, el resultado normal de un corazón que arde de amor”.

Pide la gracia de encontrar la alegría de amar y de compartir esa alegría con todos los que encuentres.

Oración a la Beata Teresa de Calcuta
Beata Teresa de Calcuta, tú permitiste que el amor sediento de Jesús en la cruz se convirtiese en una llama viva dentro de ti, y así te hiciste la luz de su amor para todos. Intercede ante el Corazón de Jesús (Menciona aquí el favor que deseas obtener). Enséñame cómo dejar que Jesús penetre en mí y posea por completo todo mi ser para que mi vida también pueda irradiar su luz y amor a para los demás. Amén.Corazón Inmaculado de María, Causa de Nuestra Alegría, ruega por mí. Beata Teresa de Calcuta, ruega por mí.


DÍA OCTAVO

“Él demostró su amor por nosotros dándonos su propia vida, su propio ser. “Él, siendo rico se hizo pobre” por ti y por mí, Se entregó a sí mismo completamente. Murió en la cruz. Pero antes de morir, se hizo a sí mismo Pan de Vida para saciar nuestra hambre de amor por él. Dijo: “Si no comen mi carne y beben mi sangre no podrán tener vida eterna”. Y la grandeza de este amor suyo lo convirtió en el hambriento y dijo: “Tuve hambre y me dieron de comer, y a menos que me den de comer, no podrán entrar a la vida eterna”. Éste es el modo de dar a Cristo. Y hoy, Dios continúa amando al mundo. Continúa enviándonos a ti y a mí para demostrar que ama el mundo, que todavía tiene esa compasión por el mundo. Somos nosotros quienes tenemos que se su amor, su compasión en el mundo de hoy. Pero, para poder amar, debemos tener fe, pues la fe en acción es amor, y el amor en acción es servicio. Por eso Jesús se hizo a sí mismo pan de vida, para que pudiésemos ser capaces de comer y vivir y poder verlo bajo el desfigurado disfraz de los pobres”. “Nuestra vida debe estar entretejida con la Eucaristía. De Jesús en la Eucaristía aprendemos la gran sed de Dios por amarnos, y cómo a su vez él está sediento de nuestro amor y del amor de las almas. De Jesús en la eucaristía recibimos la luz y la fuerza para saciar su sed”.


Pensamiento del día:
“Cree que él, Jesús está bajo la apariencia del pan y que él, Jesús, se encuentra en el hambriento, el desnudo, el enfermo, el que está solo, el no querido, el que no tiene hogar, el indefenso y el desesperado”.

Pide la gracia de una fe profunda que te haga ver a Jesús en el pan de vida y servirle en el desfigurado disfraz de los pobres.


Oración a la Beata Teresa de Calcuta
Beata Teresa de Calcuta, tú permitiste que el amor sediento de Jesús en la cruz se convirtiese en una llama viva dentro de ti, y así te hiciste la luz de su amor para todos. Intercede ante el Corazón de Jesús (Menciona aquí el favor que deseas obtener). Enséñame cómo dejar que Jesús penetre en mí y posea por completo todo mi ser para que mi vida también pueda irradiar su luz y amor a para los demás. Amén. Corazón Inmaculado de María, Causa de Nuestra Alegría, ruega por mí. Beata Teresa de Calcuta, ruega por mí.


DÍA NOVENO

“Nuestras obras de caridad no son otra cosa que el rebosar de nuestro amor por Dios que surge de nuestro interior. Por lo tanto, aquel que está más unido a Él ama más a su prójimo”. “Nuestra actividad es verdaderamente apostólica sólo en la medida en que permitimos que él actué en y por medio de nosotros –con su poder, con su deseo, con su amor. Debemos ser santos, no porque queremos sentirnos santos, sino porque Cristo debe ser capaz de vivir su vida plenamente en nosotros”. “Consumámonos con él y por él. Déjale ver con tus ojos, hablar con tu lengua, trabajar con tus manos, caminar con tus pies, pensar con tu cabeza y amar con tu corazón. ¿No es esto la unión perfecta, una continua oración amorosa? Dios es nuestro padre amoroso. Permite que tu luz de amor brille tanto ante los hombres que al ver tus buenas obras (lavar, barrer, cocinar, amar a tu marido ya tus hijos) puedan glorificar al Padre”. “Sé santo. La santidad es el camino más fácil para saciar la sed de Jesús, la suya por ti y la tuya por él”.

Pensamiento del día:
“La caridad hacia los demás es el camino más seguro para una gran santidad”.

Pide la gracia de ser santo.

Oración a la Beata Teresa de Calcuta
Beata Teresa de Calcuta, tú permitiste que el amor sediento de Jesús en la cruz se convirtiese en una llama viva dentro de ti, y así te hiciste la luz de su amor para todos. Intercede ante el Corazón de Jesús (Menciona aquí el favor que deseas obtener). Enséñame cómo dejar que Jesús penetre en mí y posea por completo todo mi ser para que mi vida también pueda irradiar su luz y amor a para los demás. Amén. Corazón Inmaculado de María, Causa de Nuestra Alegría, ruega por mí. Beata Teresa de Calcuta, ruega por mí.

Cada vez que le pedían a la Madre Teresa que hablara, ella siempre repetía con firme convicción: “La santidad no es el lujo de unos pocos, sino un sencillo deber para ti y para mí”. Esta santidad es una íntima unión con Cristo: “Cree que Jesús, y sólo Jesús, es vida –y la santidad no es otra cosa que Jesús mismo viviendo íntimamente en ti. Viviendo en esta íntima unión con Jesús en la Eucaristía y en los pobres “24 horas al día”, como ella solía decir, la Madre Teresa se convirtió en una auténtica contemplativa en el corazón del mundo. “Por lo tanto, haciéndolo con él, estamos orando el trabajo: pues, haciéndolo con él, haciéndolo por él y haciéndoselo a él, nosotros lo estamos amando. Y al amarlo entramos más y más en esa unión con él, permitiéndole vivir su vida en nosotros. Y esta vida de Cristo en nosotros es la santidad”.


Oración preferida de la Madre Teresa

Irradiando a Cristo
“Irradiando a Cristo”, compuesta por el Cardenal John Henry Newman,

Era una de las oraciones preferidas de la Madre Teresa. Puesto que expresa muy claramente su deseo de estar íntimamente unida a Jesús y “dar solamente a Jesús” a los demás, ella la escogió como la primera oración para ser recitada diariamente después de la Santa Comunión por los Misioneros y las Misioneras de la Caridad.

Querido Jesús, ayúdame a esparcir tu fragancia
por donde quiera que vaya.
Inunda mi alma con tu espíritu y vida.
Penetra y posee mi ser tan completamente,
que mi vida sólo sea un resplandor de la tuya.
Brilla a través de mí y permanece tanto dentro de mí
que cada alma con la que tenga contacto
pueda sentir tu presencia en mi alma.
¡Permite que ellos al mirarme no me vean a mí,
sino solamente a ti, Jesús!
Quédate conmigo y entonces podré
comenzar a brillar como tú brillas,
a brillar tanto que pueda ser una luz para los demás.
La luz, oh Jesús, vendrá toda de ti, nada de ella será mía;
serás tú quien brille sobre los demás a través de mí.
Permíteme así alabarte de la manera que tú más amas,
brillando sobre aquellos que me rodean.
Permíteme predicarte sin predicar,
no con palabras, sino con mi ejemplo,
con la fuerza que atrapa, con la influencia compasiva
de lo que hago, con la evidente plenitud
del amor que mi corazón siente por ti.
Amén.
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