domingo, 3 de agosto de 2014

13 LÍNEAS PARA VIVIR


13 LÍNEAS PARA VIVIR
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ


1. Te quiero no por quien eres, sino por quien soy cuando estoy contigo.

2. Ninguna persona merece tus lágrimas, y quien se las merezca no te hará llorar.

3. Sólo porque alguien no te ame como tú quieres, no significa que no te ame con todo su ser.

4. Un verdadero amigo es quien te toma de la mano y te toca el corazón.

5. La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener.

6. Nunca dejes de sonreír, ni siquiera cuando estés triste, porque nunca sabes quién se puede  enamorar de tu sonrisa.

7. Puedes ser solamente una persona para el mundo, pero para una persona tú eres el mundo.

8. No pases el tiempo con alguien que no esté dispuesto a pasarlo contigo.

9. Quizá Dios quiera que conozcas mucha gente equivocada antes de que conozcas a la persona

    adecuada, para que cuando al fin la conozcas sepas estar agradecido.

10. No llores porque ya se terminó, sonríe porque sucedió.

11. Siempre habrá gente que te lastime, así que lo que tienes que hacer es seguir confiando y sólo ser más cuidadoso en quien confías dos veces.

12. Conviértete en una mejor persona y asegúrate de saber quién eres antes de conocer a alguien más y esperar que esa persona sepa quién eres.

13. No te esfuerces tanto, las mejores cosas suceden cuando menos te las esperas.

Recuerda:
"TODO LO QUE SUCEDE, SUCEDE POR UNA RAZÓN"

MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO, HOY DOMINGO 3 DE AGOSTO DEL 2014


Francisco en el ángelus: Jesús nos enseña a anteponer las necesidades de los pobres a las nuestras.

Palabras del Santo Padre para introducir la oración mariana

Ciudad del Vaticano, 03 de agosto de 2014 (Zenit.org) 

El santo padre Francisco se ha asomado a las 12.00 a la ventana del estudio del Palacio Apostólico Vaticano para recitar el ángelus con los fieles y peregrinos, cubiertos por paraguas para protegerse de la lluvia, reunidos en la plaza de san Pedro para rezar juntos la oración mariana.


Estas son las palabras del Papa para introducir en ángelus:

Queridos hermanos y hermanas,

en este domingo, el Evangelio nos presenta el milagro de la multiplicación de los panes y de los peces. Jesús lo hizo en el lago de Galilea, en un lugar aislado donde se había retirado con sus discípulos después de enterarse de la muerte de Juan Bautista. Pero muchas personas le siguieron y le alcanzaron; y Jesús, viéndoles, sintió compasión y curó enfermos hasta la noche. Entonces, los discípulos preocupados porque era tarde, le dijeron que despidiera a la multitud para que pudieran ir a los pueblos y comprarse comida. Pero Jesús, tranquilamente respondió: "Dadles vosotros  de comer"; y le dieron cinco panes y dos peces, los bendijo, y comenzó a partirlos y darlos a los discípulos, que los distribuyeron entre la gente. ¡Todos comieron hasta saciarse y aún así sobró!

En este acontecimiento podemos acoger tres mensajes. El primero es la compasión. Frente a la multitud que lo sigue y -por así decir- 'no lo deja en paz', Jesús no actúa con irritación, no dice 'esta gente me molesta'. Sino que siente compasión, porque sabe que no lo buscan por curiosidad, sino por necesidad. Estemos atentos, compasión es lo que siente Jesús. No es simplemente sentir piedad, es más, significa misericordia, es decir, identificarse con el sufrimiento del otro, al punto de cargarlo en sí mismo. Así es Jesús, sufre junto a nosotros, sufre con nosotros, sufre por nosotros.

Y el signo de esta compasión son las numerosas curaciones que hace. Jesús nos enseña a anteponer las necesidades de los pobres a las nuestras. Nuestras exigencias, aún legítimas, no serán nunca tan urgentes como las de los pobres, que no tienen lo necesario para vivir. Nosotros hablamos a menudo de los pobres, pero cuando hablamos de los pobres ¿sentimos a ese hombre, esa mujer, ese niño que no tienen lo necesario para vivir? No tienen para comer, no tienen para vestirse, no tienen la posibilidad de medicinas, también los niños que no pueden ir al colegio. Es por esto que nuestras exigencias, aún legitimas, no serán nunca tan urgentes como la de los pobres que no tienen lo necesario para vivir.

El segundo mensaje es el compartir. Primero la compasión, lo que sentía Jesús y después el compartir. Es útil comparar la reacción de los discípulos, frente a la gente cansada y hambrienta, con la de Jesús. Son distintas. Los discípulos piensan que lo mejor es despedirse, para que puedan ir a buscar para comer. Jesús sin embargo dice: dadles vosotros de comer. Dos reacciones diferentes, que reflejan dos lógicas opuestas: los discípulos razonan según el mundo, por lo que cada uno debe pensar en sí mismo. Reaccionan como si dijeran 'arreglároslas solos'. Jesús razona según la lógica de Dios, la del compartir. ¿Cuántas veces nosotros nos giramos hacia otro lado, para no ver a los hermanos necesitados? Y este mirar a otra parte, es una forma  educada de decir en muchas cosas 'arreglároslas solos'. Y esto no es de Jesús. Es egoísta. Si hubiera despedido a la gente, muchas personas se habrían quedado sin comer. Sin embargo esos pocos panes y peces, compartidos y bendecidos por Dios, bastaron para todos. Atención: ¡no es magia, es un 'signo'! Un signo que invita a tener fe en Dios, Padre providente, que no permite que nos falte nuestro "pan de cada día", ¡si nosotros sabemos compartirlo como hermanos! Compasión, compartir. El tercer mensaje: el prodigio de los panes preanuncia la Eucaristía. Se ve en el gesto de Jesús que "recitó la bendición" antes de partir los panes y darlos a la multitud. Es el mismo gesto que Jesús hará en la Última Cena, cuando instituyó el memorial perpetuo de su Sacrificio redentor. En la Eucaristía Jesús no da un pan, sino el pan de la vida eterna, se dona a Sí mismo, ofreciéndose al Padre por amor a nosotros. Pero nosotros, debemos ir a la eucaristía con esos sentimientos de Jesús, la compasión. Y con ese deseo de Jesús, compartir. Quien va a la eucaristía sin tener compasión de los necesitados y sin compartir, no se encuentra bien con Jesús.

Compasión, compartir, Eucaristía. Este es el camino que Jesús nos indica en este Evangelio. Un camino que nos lleva a afrontar con fraternidad las necesidades de este mundo, pero que nos conduce más allá de este mundo, porque sale de Dios y vuelve a Él. La Virgen María, Madre de la divina Providencia, nos acompañe en este camino.

Traducido por Rocío Lancho García

CUANDO TU SUEÑO SE HACE REALIDAD


Autor: P. Dennis Doren LC | Fuente: Catholic.net
Cuando tu sueño se hace realidad
Vence el qué dirán y continúa siempre constante porque ese es el sueño que es tuyo y tú lo tienes que hacer realidad.




Nuestra vida está bañada de ilusiones, retos y sueños, ellos constituyen gran parte del sentido y el valor de nuestra vida; cada mañana, al despertarnos, sentimos las ganas de vivir, de caminar y de realizar ese sueño que nos ilumina al comenzar el día. Lo importante en la vida es tenerlos, y hoy te pregunto: ¿qué sueños tienes, que ilusiones y metas motivan hoy tu vida?, ¿ellos son tan sólidos y claros que te llevan a ir contracorriente y a vencer, a pensar que muchos te digan que no puedes? Vence el qué dirán, surca la tempestad de la incomprensión y continúa siempre constante porque ese es el sueño que es tuyo y tú lo tienes que hacer realidad. Te comparto esta historia del gusanito, sin duda que motivará a siempre seguir adelante. 

Un pequeño gusanito caminaba un día en dirección al sol. Muy cerca del camino se encontraba un chapulín. ¿Hacia dónde te diriges? , -le preguntó-. Sin dejar de caminar, la oruga contestó: Tuve un sueño anoche, soñé que desde la punta de la gran montaña yo miraba todo el valle. Me gustó lo que vi en mi sueño y he decidido realizarlo. 

Sorprendido, el chapulín dijo mientras su amigo se alejaba: ¡Debes estar loco! ¿Cómo podrás llegar hasta aquel lugar? ¡Tú, una simple oruga! Una piedra será una montaña, un pequeño charco un mar, y cualquier tronco una barrera infranqueable. Pero el gusanito ya estaba lejos y no lo escuchó. Sus diminutos pies no dejaron de moverse. 

De pronto se oyó la voz de un escarabajo: ¿Hacia dónde te diriges con tanto empeño. Sudando ya el gusanito, le dijo jadeante: Tuve un sueño y deseo realizarlo, subiré a esa montaña y desde ahí contemplaré todo nuestro mundo. 

El escarabajo no pudo soportar la risa, soltó la carcajada y luego dijo: Ni yo, con patas tan grandes, intentaría una empresa tan ambiciosa Él se quedó en el suelo tumbado de la risa mientras la oruga continuó su camino, habiendo avanzado ya unos cuantos centímetros. Del mismo modo, la araña, el topo, la rana y la flor aconsejaron a nuestro amigo a desistir. ¡No lo lograrás jamás! le decían, pero en su interior había un impulso que lo obligaba a seguir. 

Ya agotado, sin fuerzas y a punto de morir, decidió parar a descansar y construir con su último esfuerzo un lugar dónde pernoctar. Estaré mejor, fue lo último que dijo, y murió. 

Todos los animales del valle, por días, fueron a mirar sus restos. Ahí estaba el animal más loco del pueblo. Había construido como su tumba un monumento a la insensatez. Ahí estaba un duro refugio, digno de uno que murió por querer realizar un sueño irrealizable. 

Una mañana, en la que el sol brillaba de una manera especial, todos los animales se congregaron en torno a aquello que se había convertido en una advertencia para los atrevidos. De pronto quedaron atónitos. 

Aquella concha dura comenzó a quebrarse y, con asombro, vieron unos ojos y una antena que no podía ser la de la oruga que creían muerta. Poco a poco, como para darles tiempo de reponerse del impacto, fueron saliendo las hermosas alas arcoiris de aquel impresionante ser que tenían frente a ellos: una mariposa. 

No hubo nada qué decir, todos sabían lo que haría: se iría volando hasta la gran montaña y realizaría un sueño; el sueño por el que había vivido, por el que había muerto y por el que había vuelto a vivir. Todos se habían equivocado. 


Dios nos ha creado para realizar un sueño, vivamos por él, intentemos alcanzarlo, pongamos la vida en ello y, si nos damos cuenta que no podemos, quizá necesitemos hacer un alto en el camino y experimentar un cambio radical en nuestras vidas. Y entonces, con otro aspecto, con otras posibilidades y con la gracia de Dios, lo lograremos. 

No dejes de luchar, si tienes limitaciones transfórmalas y que sean la plataforma de superación y sobre todo el medio que te ayude a alcanzar tus metas e ideales. Es buscando lo imposible como los hombres han encontrado y alcanzado lo posible, y aquellos que se limitaron a lo que visiblemente era posible, nunca dieron un paso. Has camino al andar y no te detengas, pues es ahí donde estará tu realización y, al final de la vida, la satisfacción de haber vencido. 

EL EVANGELIO DE HOY: DOMINGO 3 DE AGOSTO DEL 2014

Autor: P. Sergio A. Córdova LC | Fuente: Catholic.net
La multiplicación de los panes
Mateo 14, 13-21. Tiempo Ordinario. ¿Sabes cuál es el secreto del éxito? ¡Todo depende de en manos de quién está el asunto!
 
La multiplicación de los panes
Del santo Evangelio según san Mateo 14, 13-21

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bautista, se marchó de allí en barca a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer. Jesús les replicó: No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer. Ellos le replicaron: Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces. Les dijo: "Traédmelos". Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente: Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

Oración introductoria

Señor, concédeme estar a la escucha de lo que quieres transmitirme en esta oración. Te ofrezco los talentos que me has regalado para que los multipliques y los transformes en medios para crecer en el amor.

Petición

Jesús, dame la gracia de saberme desprender de aquello que puede hacer bien a los demás.

Meditación del Papa Francisco

Cuando los apóstoles le dijeron a Jesús que las personas que habían llegado a escuchar sus palabras estaban hambrientas, los incitó a ir a buscar alimentos y siendo pobres, estos no encontraron otra cosa que cinco panes y dos peces, pero con la gracia de Dios llegaron a alimentar a una multitud de personas, recogiendo incluso los restos y logrando así a evitar cualquier descarte.
La parábola de la multiplicación de los panes y los peces nos enseña justamente esto: que si existe voluntad lo que tenemos no termina e incluso sobra y no debe ser desechado.
Por lo tanto queridos hermanos y hermanas les invito hacer lugar en nuestro corazón a esta urgencia, respetando este derecho dado por Dios a todos de tener acceso a una alimentación adecuada. (Cf S.S. Francisco, 10 de diciembre de 2013, homilía en Santa Marta).

Reflexión

Un amigo mío me envió un mensaje titulado: "¿En manos de quién?", y decía así: "¡Todo depende de en manos de quién está el asunto! Una pelota de basketball en mis manos vale unos 19 dólares, pero en las manos de Michael Jordan vale alrededor de 3.000.000 de dólares. Una raqueta de tenis en mis manos no sirve para nada, pero en manos de Novak Đoković, significa el campeonato en Wimbledon. Una honda en mis manos es un juego de niños, pero en manos de David es el arma de la victoria del Pueblo de Dios. Cinco panes y dos peces en mis manos son un par de sandwiches de pescado, pero en manos de Jesús son el alimento para miles... ¡Todo depende de en manos de quién está el asunto!"

Este mensaje me pareció sumamente adecuado para el tema de nuestra reflexión de hoy: lo más importante de todo es, en efecto, en manos de quién está el asunto, porque ¡allí está la clave del verdadero éxito!

El Evangelio de este domingo nos presenta a Jesucristo en la ribera del mar de Galilea, rodeado de una enorme muchedumbre de toda la comarca. Lo seguían anhelantes de escuchar su palabra. Jesús, en su predicación, les habla del Reino de los cielos, y pasan las horas sin que la gente se dé cuenta. Estaban todos pendientes de su boca. Hacia media tarde sus apóstoles lo interrumpen para decirle que ya es muy tarde y que despida a la gente para que se vaya a las aldeas vecinas y se compre algo de comer. Y Jesús, con un cierto tono de ironía: "No hace falta que se vayan –les responde–. Dadles vosotros de comer". Si eran sus invitados, también serían sus comensales; y no los iba a despedir en ayunas. Pero esa respuesta, sin duda, los dejó aún más confundidos... ¿Cómo iban a hacerlo? Ni doscientos denarios de pan –doscientos dólares, diríamos hoy– alcanzarían para que a cada uno le tocara un pedacito... Un muchacho de la multitud ofrece a Andrés, el hermano de Simón Pedro, todo lo que traía en su lonchera: cinco panes y dos peces. Pero eso, ¿qué era para tantos? ¡Una cantidad sumamente irrisoria! ¡No era nada!

Pero fíjate bien, lector amigo, que es aquí cuando interviene Jesús y comienza a realizarse el maravilloso milagro de la multiplicación de los panes que todos conocemos... ¿Qué fue lo que pasó? Dos cosas, aparentemente bien sencillas, pero prodigiosas y decisivas: primera, que el muchacho ofreciera toda su “despensa”, que no era casi nada; y segunda, que la pusiera en manos de Jesús. Y ya sabemos qué pasó a continuación: se saciaron cinco mil hombres con cinco panes –sin contar mujeres y niños, nos dice el evangelista– y llenaron doce canastos con los pedazos que sobraron.

¿Cómo era posible? ¡Eran sólo cinco panes y dos peces! ¡Era una insignificancia, claro! Es absolutamente evidente la desproporción tan abismal entre los medios materiales que se tienen a disposición y los efectos que logra nuestro Señor. Sí. Pero para realizar el milagro fueron necesarios esos cinco panes y esos dos peces. Sin ellos tal vez no habría sucedido nada. Y el Señor quiere contar con eso para realizar sus prodigios.

Monseñor Francois-Xavier Van Thuan, Obispo vietnamita que pasó trece años en la cárcel bajo el régimen comunista durante la dura persecución religiosa en su país, escribió varios libros con hermosos y conmovedores testimonios personales de ese período de su vida. Uno de ellos se titula precisamente "Cinco panes y dos peces". Y allí él trata de resumir en unas cuantas pinceladas las experiencias espirituales más fuertes de su cautiverio. "Yo hago – nos confiesa con sencillez– como el muchacho del Evangelio que da a Jesús los cinco panes y dos peces: eso no es nada para una multitud de miles de personas, pero es todo lo que tengo. Jesús hará el resto".

¡Aquí está la primera parte del secreto del éxito!: Darle a Jesús TODO lo que somos y tenemos. No importa que no sea casi nada, o prácticamente nada. Lo importante es dárselo porque Él quiere contar con esa nada para hacer sus obras. Y la segunda parte del secreto es ponerlo en SUS MANOS. Y Él se encarga de todo lo demás.

Propósito

Sé generoso y magnánimo con Dios y con los demás: da de ti mismo, no seas egoísta ni tacaño. Da de tus bienes materiales y espirituales, comparte tu tiempo y tus cosas con los demás; pero, sobre todo, dónate a ti mismo a tu prójimo: ¡no importa que sólo tengas cinco panes y dos peces! Pon todos tus proyectos, tus inquietudes, tus preocupaciones, tus miedos, tus deseos, tus sueños, tu familia, tus relaciones, tu "todo" EN MANOS DE DIOS, pues sabemos que "¡todo depende de en manos de quién está el asunto!".


  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Sergio Cordova LC 

    sábado, 2 de agosto de 2014

    IMÁGENES DE LA VIRGEN DE GUADALUPE



















    LA OTRA MEJILLA



    La otra mejilla


    Existía un monasterio que estaba ubicado en lo alto de la montaña. 
    Sus monjes eran pobres, pero conservaban en una vitrina tres manuscritos antiguos, muy piadosos. 

    Vivían de su esforzado trabajo rural y fundamentalmente de las limosnas que les dejaban los fieles curiosos que se acercaban a conocer los tres rollos, únicos en el mundo. 

    Eran viejos papiros, con fama universal de importantes y profundos.
    En cierta oportunidad un ladrón robó dos rollos y fugó por la ladera. 

    Los monjes avisaron con rapidez al abad. 
    El superior, como un rayo, buscó la parte que había quedado y con todas sus fuerzas corrió tras el agresor y lo alcanzó:

    - Que has hecho? Me has dejado con un solo rollo. No me sirve. Nadie va a venir a leer un mensaje que está incompleto. Tampoco tiene valor lo que me robaste. O me das lo que es del templo o te llevas también este texto. Así tienes la obra completa.
    - Padre, estoy desesperado, necesito urgente hacer dinero con estos escritos santos.

    - Bueno, toma el tercer rollo. Sino, se va a perder en el mundo algo muy valioso. Véndelo bien. Estamos en paz. Que Dios te ilumine.

    Los monjes no llegaron a comprender la actitud del abad. 
    Estimaron que había estado flojo con el rapaz, y que era el monasterio el que había perdido. 
    Pero guardaron silencio, y todos dieron por terminado el episodio.

    Cuenta la historia que a la semana, el ladrón regresó. 
    Pidió hablar con el Padre Superior:

    - Aquí están los tres rollos, no son míos. Los devuelvo. Te pido en cambio que me permitas ingresar como monje. Mi vida se ha transformado.

    Nunca ese hombre, había sentido la grandeza del perdón, la presencia de la generosidad excelente.
    El abad recuperó los tres manuscritos para beneficio del monasterio, ahora mucho más concurrido por la leyenda del robo y del resarcimiento.
    Y además consiguió un monje trabajador y de una honestidad a toda prueba.

    El agresor espera agresión, no una respuesta creativa, inesperada, insólita. No sospecha la conmoción del poder incalculable de la otra mejilla.

    EL CIEGO



    EL CIEGO

    Había un ciego sentado en la vereda, con una gorra a sus pies y un pedazo de madera que, escrito con tiza blanca, decía:

    "POR FAVOR AYÚDEME, SOY CIEGO".

    Un creativo de publicidad que pasaba frente a él, se detuvo y observó unas pocas monedas en la gorra.

    Sin pedirle permiso tomó el cartel, le dio vuelta, tomó una tiza y escribió otro anuncio. 

    Volvió a poner el pedazo de madera sobre los pies del ciego y se fue. 

    Por la tarde el creativo volvió a pasar frente al ciego que pedía limosna, su gorra estaba llena de billetes y monedas. 

    El ciego reconoció sus pasos y le preguntó si había sido él, el que re escribió su cartel y sobre todo, qué había escrito. 

    El publicista le contestó:

    "Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, pero con otras palabras".

    Sonrió y siguió su camino. 

    El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel decía:

    "HOY ES PRIMAVERA, Y NO PUEDO VERLA".

    Cambiemos de estrategia cuando no nos sale algo, y verán que puede que resulte mejor de esa manera. 

    Te deseo un Feliz Día... y ten en mente que todo cambio, renueva día a día tu vida... 

    Lo difícil es encontrar nuevas estrategias para lograr respuestas diferentes.

    Decía Einstein:

    "Si hace lo que siempre ha hecho,
    obtendrá los resultados que siempre ha obtenido" 

    Bastante obvio, tanto que se nos olvida...

    EL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA - PRIMER SÁBADO DEL MES


    El Inmaculado Corazón de María

    María, Madre de Jesús y nuestra, nos señala hoy su Inmaculado Corazón. Un corazón que arde de amor divino, que rodeado de rosas blancas nos muestra su pureza total y que atravesado por una espada nos invita a vivir el sendero del dolor-alegría. La Fiesta de su Inmaculado Corazón nos remite de manera directa y misteriosa al Sagrado Corazón de Jesús. Y es que en María todo nos dirige a su Hijo. Los Corazones de Jesús y María están maravillosamente unidos en el tiempo y la eternidad... 

    La Iglesia nos enseña que el modo más seguro de llegar a Jesús es por medio de su Madre. Por ello, nos consagramos al Corazón de Jesús por medio del Corazón de María. Esto se hace evidente en la liturgia, al celebrar ambas fiestas de manera consecutiva, viernes y sábado respectivamente, en la semana siguiente al domingo del Corpus Christi. Santa María, Mediadora de todas las gracias, nos invita a confiar en su amor maternal, a dirigir nuestras plegarias pidiéndole a su Inmaculado Corazón que nos ayude a conformarnos con su Hijo Jesús. Venerar su Inmaculado Corazón significa, pues, no sólo reverenciar el corazón físico sino también su persona como fuente y fundamento de todas sus virtudes. 

    Veneramos expresamente su Corazón como símbolo de su amor a Dios y a los demás. El Corazón de Nuestra Madre nos muestra claramente la respuesta a los impulsos de sus dinamismos fundamentales, percibidos, por su profunda pureza, en el auténtico sentido. Al escoger los caminos concretos entre la variedad de las posibilidades, que como a toda persona se le ofrece, María, preservada de toda mancha por la gracia, responde ejemplar y rectamente a la dirección de tales dinamismos, precisamente según la orientación en ellos impresa por el Plan de Dios. 

    Ella, quien atesoraba y meditaba todos los signos de Dios en su Corazón, nos llama a esforzarnos por conocer nuestro propio corazón, es decir la realidad profunda de nuestro ser, aquel misterioso núcleo donde encontramos la huella divina que exige el encuentro pleno con Dios Amor.

    EL EVANGELIO DE HOY: SÁBADO 2 DE AGOSTO DEL 2014

    Autor: P Clemente González | Fuente: Catholic.net
    Muerte de Juan el Bautista
    Mateo 14, 1-12. Tiempo Ordinario. Tenemos que estar dispuestos, por amor a Dios y a su Iglesia, a ser testigos del Evangelio.
     
    Muerte de Juan el Bautista
    Del santo Evangelio según san Mateo 14, 1-12


    En aquel tiempo se enteró el tetrarca Herodes de la fama de Jesús, y dijo a sus criados: «Ese es Juan el Bautista; él ha resucitado de entre los muertos, y por eso actúan en él fuerzas milagrosas». Es que Herodes había prendido a Juan, le había encadenado y puesto en la cárcel, por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo. Porque Juan le decía: «No te es lícito tenerla». Y aunque quería matarle, temió a la gente, porque le tenían por profeta. Mas llegado el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó en medio de todos gustando tanto a Herodes, que éste le prometió bajo juramento darle lo que pidiese. Ella, instigada por su madre, «dame aquí, dijo, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista». Se entristeció el rey, pero, a causa del juramento y de los comensales, ordenó que se le diese, y envió a decapitar a Juan en la cárcel. Su cabeza fue traída en una bandeja y entregada a la muchacha, la cual se la llevó a su madre. Llegando después sus discípulos, recogieron el cadáver y lo sepultaron; y fueron a informar a Jesús. 

    Oración introductoria

    Señor, creo que quieres tener este momento de oración conmigo, no porque a Ti te haga falta sino porque quieres acompañarme y mostrarme el camino que debo seguir hoy. El espejismo de lo que me aleja de tu verdad es muy atrayente, no permitas que me deje seducir como Herodes.

    Petición

    Jesús, dame la gracia de escuchar hoy claramente tu verdad.

    Meditación del Papa Francisco

    Herodes hizo matar a Juan para contentar a la amante Herodías y el capricho de su hija. Juan es un hombre que ha tenido un tiempo breve de vida, un tiempo breve para anunciar la Palabra de Dios. Era el hombre Dios había enviado para preparar el camino a su Hijo. Y Juan termina mal su vida, en la corte de Herodes, que se encontraba en el banquete.
    Cuando está la corte es posible hacer de todo: la corrupción, los vicios, los crímenes. Las cortes favorecen estas cosas. ¿Qué hizo Juan? Primero de todo anunció al Señor. Anunció que estaba cerca el Salvador, el Señor, que estaba cerca el Reino de Dios. Y lo había hecho con fuerza. Y bautizaba. Exhortaba a todos a convertirse. Era un hombre fuerte. Y anunciaba a Jesucristo. (Cf. S.S. Francisco, 7 de febrero de 2014, homilía en Santa Marta).

    Reflexión

    Jeremías y todos los profetas de Israel fueron siempre perseguidos por proclamar el incómodo mensaje de Dios, que exige una auténtica conversión del corazón.

    Pero siempre afrontaron la persecución con ánimo viril e intrépido, aun a costa de la propia vida y del derramamiento de la propia sangre, como Juan Bautista, para dar testimonio de la verdad de Dios y de su palabra.

    Juan el Bautista es el ejemplo clásico de la defensa inerme y valiente del profeta que, por defender su fe y la verdad, termina su vida como víctima fecunda, prefiguración de la muerte redentora de Cristo.

    El verdadero cristiano, entonces, se convierte en "mártir". Más aún, sólo el mártir es el verdadero cristiano y testigo de Cristo (en griego, mártir significa "testigo"). Toda la historia de la Iglesia se ha visto coronada y adornada con la vida de tantos hijos suyos que, por amor a Jesucristo y por su fe en Él, se han convertido en mártires. Ésta es la condición radical del cristiano. Todos debemos estar dispuestos, por amor a Él y por su Iglesia, a ser testigos intrépidos del Evangelio, incluso hasta dar nuestra propia vida por Él.

    Sólo así podemos llamarnos y ser auténticos cristianos, es decir, discípulos y seguidores de un Cristo, crucificado por la verdad del Evangelio y por nuestra redención.

    Propósito

    Si hay un precepto de la doctrina que no vivo, o que cumplo sólo por tradición, buscar leer y consultar sobre el tema para ser siempre un auténtico testigo.

    Diálogo con Cristo 

    Señor, qué gran ejemplo tengo en Juan el Bautista que con firmeza predicó siempre tu verdad. No le importaba la opinión de los demás, no permitía desvíos ni letargos egoístas. Gracias por iluminar mi conciencia, por ayudarme a ver dónde estoy siendo sordo o ciego e insensible a tu doctrina. Ayúdame a adherirme firmemente a tu voluntad para hacer de tu amor el centro de mi propia existencia. 

    VIRGEN MARÍA, DANOS TU MIRADA



    Autor: SS Francisco | Fuente: Catholic.net
    ¡Madre, danos tu mirada!
    ¡Llevemos al corazón de Dios a través de María, toda nuestra vida, cada día!



    Fragmento de la homilía del Papa Francisco en la Santa Misa en el Santuario de Nuestra Señora de Bonaria. 22 septiembre 2013 


    En (Cfr. Hc 1, 12-14) nos muestra a María en oración en el Cenáculo, junto a los Apóstoles, en espera de la efusión del Espíritu Santo (Cfr. Hc 1, 12-14). María reza, reza junto a la Comunidad de los Discípulos y nos enseña a tener plena confianza en Dios, en su misericordia. ¡La potencia de la Oración! No nos cansemos de llamar a la puerta de Dios. ¡Llevemos al corazón de Dios a través de María, toda nuestra vida, cada día! 

    Jesús nos confía a la custodia materna de su Madre, en cambio, en el Evangelio, acogemos sobre todo la última mirada de Jesús hacia su Madre. Desde la cruz, Jesús mira a su Madre y a ella le confía el Apóstol Juan, diciendo: "Éste es tu Hijo". En Juan estamos todos, también nosotros, y la mirada de Amor de Jesús nos confía a la custodia materna de su Madre. María habrá recordado otra mirada de Amor, cuando era una jovencita: la mirada de Dios Padre, que había mirado su humildad, su pequeñez. María nos enseña que Dios no nos abandona, puede hacer grandes cosas también con nuestra debilidad. ¡Tengamos confianza en Él! Llamemos a la puerta de su corazón. 

    Encontremos la mirada de María, porque allí está el reflejo de la mirada del Padre que la hace Madre de Dios, y la mirada del Hijo desde la cruz, que la hace Madre nuestra. Y con aquella mirada hoy María nos mira. 

    Tenemos necesidad de su mirada de ternura, de su mirada materna que nos conoce mejor que cualquier otro, de su mirada llena de compasión y de cuidado. María, hoy queremos decirte: ¡Madre, danos tu mirada! Tu mirada nos lleva a Dios, tu mirada es un don del Padre bueno, que nos espera en cada encrucijada de nuestro camino. Es un don de Jesucristo en la cruz, que carga sobre sí nuestros sufrimientos, nuestras fatigas, nuestros pecados. Y para encontrar este Padre, lleno de amor, hoy le decimos: ¡Madre, danos tu mirada! Lo decimos todos juntos: ¡Madre, danos tu mirada! 

    En el camino, muchas veces difícil, no estamos solos, somos tantos, somos un pueblo, y la mirada de la Virgen, nos ayuda a mirarnos entre nosotros de modo fraterno. ¡Mirémonos de un modo más fraterno! María nos enseña a tener esa mirada que busca acoger, acompañar, proteger. ¡Aprendamos a mirarnos, los unos a los otros, bajo la mirada materna de María! Hay personas que instintivamente no tenemos en cuenta, y que sin embargo tienen más necesidad: los más abandonados, los enfermos, aquellos que no tienen de qué vivir, aquellos que no conocen a Jesús, los jóvenes que están en dificultad, que no tienen trabajo. No tengamos miedo de salir y mirar a nuestros hermanos y hermanas con la mirada de la Virgen. Ella nos invita a ser verdaderos hermanos. Y no permitamos que alguna cosa o alguno se interponga entre nosotros y la mirada de la Virgen. 

    ¡Madre, danos tu mirada! ¡Que ninguno nos esconda tu mirada! Nuestro corazón de hijos sepa defenderla de tantas palabras que prometen ilusiones; de aquellos que tienen una mirada ávida de vida fácil, de promesas que no se pueden cumplir. Que no nos roben la mirada de María, que está llena de ternura. Que nos da fuerza, que nos hace solidarios entre nosotros. Digamos todos: ¡Madre, danos tu mirada! 

    SALMO 68 - DEFIÉNDEME Y AYÚDAME, DIOS MÍO.


    Salmo 68, 15-16.30-31.33-34

    Defiéndeme y ayúdame, Dios mío.

    Sácame del fango, que no me hunda, que me vea libre de los que me odian y de las aguas profundas, que no me arrastre la corriente, ni me trague el remolino, que no cierre el pozo su boca sobre mí.
    Defiéndeme y ayúdame, Dios mío.

    Pero a mí, humilde y afligido, que tu salvación me restablezca. Yo alabaré el nombre de Dios con cantos, proclamaré su grandeza dándole gracias.
    Defiéndeme y ayúdame, Dios mío.

    Véanlo ustedes, los humildes, y alégrense, recobren el ánimo, los que buscan Dios. Porque el Señor escucha a los necesitados, y no rechaza sus cautivos.
    Defiéndeme y ayúdame, Dios mío.

    viernes, 1 de agosto de 2014

    EL EVANGELIO DE HOY: VIERNES 1 DE AGOSTO DEL 2014

    Autor: Francisco Sunderland | Fuente: Catholic.net
    Jesús en Nazaret
    Mateo 13, 54-58. Tiempo Ordinario. En ningún lugar es un profeta peor recibido que en su propia casa.
     
    Jesús en Nazaret
    Del santo Evangelio según san Mateo 13, 54-58

    En aquel tiempo viniendo Jesús a su patria, les enseñaba en su sinagoga, de tal manera que decían maravillados: «¿De dónde le viene a éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? Y sus hermanas, ¿no están todas entre nosotros? Entonces, ¿de dónde le viene todo esto?» Y se escandalizaban a causa de Él. Mas Jesús les dijo: «Un profeta sólo en su patria y en su casa carece de prestigio». Y no hizo allí muchos milagros, a causa de su falta de fe.

    Oración introductoria

    Señor Jesús, en ese pasaje del Evangelio veo reflejada mi tendencia a ponerte límites, a no confiar plenamente en que Tú quieres y puedes estar presente en mi oración. Ante mi debilidad, ante la distracción, necesito de tu gracia para que nunca más desprecie la intimidad que puedo llegar a tener contigo en la oración.

    Petición

    Ven, Espíritu Santo, llena mi corazón con el fuego de tu amor.

    Meditación del Papa Francisco

    Algo parecido ocurre en nuestras relaciones con Dios. Cuando nosotros no lo escuchamos, no seguimos su voluntad, cometemos actos concretos en los que mostramos falta de confianza en Él – y esto es pecado –, se forma como un nudo en nuestra interioridad. Estos nudos nos quitan la paz y la serenidad. Son peligrosos, porque varios nudos pueden convertirse en una madeja, que siempre es más doloroso y más difícil de deshacer.
Pero para la misericordia de Dios nada es imposible. Hasta los nudos más enredados se deshacen con su gracia. Y María, que con su "sí" ha abierto la puerta a Dios para deshacer el nudo de la antigua desobediencia, es la madre que con paciencia y ternura nos lleva a Dios, para que él desate los nudos de nuestra alma con su misericordia de Padre. (S.S. Francisco, 12 de octubre de 2013, Jornada Mariana del Año de la Fe).

    Reflexión

    "En ningún lugar es un profeta peor recibido que en su propia casa". Aquellos que buscan con sinceridad a Dios, aquellos que lo han dejado todo para conocerlo y amarlo, son testigos del rechazo que producen al hablar del tesoro que han descubierto.

    Es difícil para los hombres ver que alguien, que antes era como ellos, es ahora un reflejo de bondad, una persona que ha cambiado para bien. ¿Por qué, por qué les cuesta tanto aceptarlo? Tal vez sea porque en ese nuevo hombre ven a alguien que ellos mismos podrían imitar y seguir si se esforzaran. El problema es que muchas veces el esfuerzo es lo que menos gusta y por ello creen que el cambio es una mentira o simplemente no quieren pensar más en él.

    Los hombres de Nazaret no creen en la misericordia divina que ha podido cambiar al hijo de un carpintero en un maestro de la verdad. De alguna manera, esto sería como si no creyesen que el simple pan se hubiese convertido en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

    Se puede aprender de esta lección que cada Santa Misa es como una oportunidad de ponernos en el lugar de esos hombres y mujeres, y de darle una gran bienvenida a Jesús en nuestras almas que son como ese Nazaret que Él tanto ama y en el que quiere obrar muchos milagros.

    Propósito

    Diariamente, pedir que sepa conservar y acrecentar el don más precioso que tengo: mi fe en la Santísima Trinidad.

    Diálogo con Cristo

    Señor, es tan grande tu bondad y misericordia que absurdamente llego a «acostumbrarme» a ellas, perdiendo así la capacidad de maravillarme continuamente de la grandeza de tu amor. Tú siempre dispuesto hacer grandes cosas en mi vida, yo distraído en lo pasajero. Por eso no quiero, no puedo y no debo dejar pasar más el tiempo sin seguir con confianza y valentía las inspiraciones de tu Espíritu Santo. Con tu ayuda, sé que lo voy a lograr. 

    LA VIDA ES UNA COPA LLENA DE FELICIDAD


    La vida es una copa llena de felicidad

    La vida es una copa plena de felicidad, pero nunca se te da llena.
    Te dan un sorbito de vez en cuando, un sorbito que tienes que ir llenando gota a gota todos los días, para sobrevivir.

    No te la pases agitando tus desgracias, pronosticando tragedias imaginarias, asustado por posibles males que a lo mejor no llegan nunca.

    Nacemos para luchar por la felicidad... casi para crearla, para hacerla a pesar de la tristeza, los desencantos, los errores, las malas jugadas y los irremediables imprevistos.

    La felicidad no se va buscando en bienes y placeres. Se actúa bien y ella sola se nos va presentando.

    La felicidad no es estar añorando y extrañando todo lo que nos falta sino encajar en todo lo que tenemos.

    No vendas tu felicidad...¡regálala!

    No busques para ella fórmulas sencillas ni baratas... Cuesta trabajo, son caros los ingredientes:

    Compartir lo que tienes
    Amar sin exigencias
    Perdonar sin cicatrices
    Aceptar sin perfecciones
    Agradecer lo que te dan
    ¡Y no rendirte nunca!

    Todo tiene que ir armonizando...... Del panal, un poquito de miel
    Del mar un poquito de sal
    De la vida un toquecito de optimismo
    De la imaginación, algo de sueño
    Del dolor, algo de raíz
    ¡ Y de la fe, algo de roca!

    No somos felices, porque no sabemos como llenar nuestra copa, porque no sabemos dar a la vida un máximo de calidad y rendimiento, porque miramos al mundo como un esclavo, al camino empedrado como un imposible, a la mala suerte como una sombra que nos persigue, ¡ al ideal como algo inalcanzable !

    No olvides que la más linda manera de ser Feliz es ocuparse de que otros lo sean.
    Da mucho de ti mismo y la felicidad llegará SOLA

    Llena tu copa...! y salda tu cuenta siendo Feliz.

    LAS 12 PROMESAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS - PRIMER VIERNES DEL MES DE AGOSTO 1 - 2014



    LAS 12 PROMESAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
    PARA SUS DEVOTOS Y QUIENES CUMPLAN 
    LA COMUNIÓN REPARADORA DE LOS 9 PRIMEROS VIERNES DE MES.


    La difusión de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús se debe a santa Margarita de Alacoque a quien Jesús se le apareció con estas palabras: "Mira este corazón mío, que a pesar de consumirse en amor abrasador por los hombres, no recibe de los cristianos otra cosa que sacrilegio, desprecio, indiferencia e ingratitud, aún en el mismo sacramento de mi amor. Pero lo que traspasa mi Corazón más desgarradamente es que estos insultos los recibo de personas consagradas especialmente a mi servicio."

    He aquí las promesas que hizo Jesús a Santa Margarita, y por medio de ella a todos los devotos de su Sagrado Corazón:



    1. Les daré todas las gracias necesarias a su estado.

    2. Pondré paz en sus familias.

    9. Les consolaré en sus penas.

    4. Seré su refugio seguro durante la vida, y, sobre todo, en la hora de la muerte.

    5. Derramaré abundantes bendiciones sobre todas sus empresas.

    6. Bendeciré las casas en que la imagen de mi Corazón sea expuesta y venerada.

    7. Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente, el Océano infinito de la misericordia.

    8. Las almas tibias se volverán fervorosas.

    9. Las almas fervorosas se elevarán a gran perfección.

    10. Daré a los sacerdotes el talento de mover los corazones más empedernidos.

    11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón, y jamás será borrado de El.

    12. Les prometo en el exceso de mi misericordia, que mi amor todopoderoso concederá a todos aquellos que comulgaren por nueve primeros viernes consecutivos, la gracia de la perseverancia final; no morirán sin mi gracia, ni sin la recepción de los santos sacramentos. Mi Corazón será su seguro refugio en aquel momento supremo.




         Las condiciones para ganar esta gracia son tres:

    1. Recibir la Sagrada Comunión durante nueve primeros viernes de mes de forma consecutiva y sin ninguna interrupción.

    2. Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la perseverancia final.

    3. Ofrecer cada Sagrada Comunión como un acto de expiación por las ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento.

    ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


    Consagración al Sagrado Corazón de Jesús
    Autor: Santa Margarita María de Alacoque


    Me entrego, y al Sagrado Corazón de Nuestro Señor
    Jesucristo consagro sin reservas, mi persona, mi vida,
    mis obras, mis dolores y sufrimientos. Me comprometo a
    no usar parte alguna de mi ser sino es para honrar, amar
    y glorificar al Sagrado Corazón. Este es mi propósito
    inmutable: ser enteramente suyo y hacer todas las cosas
    por su amor. Al mismo tiempo renuncio de todo corazón a
    todo aquello que le desagrade.
    Sagrado Corazón de Jesús, quiero tenerte como único objeto
    de mi amor. Se pues, mi protector en esta vida y garantía
    de la vida eterna. Se fortaleza en mi debilidad e inconstancia.
    Se propiciación y desagravio por todos los pecados de mi vida.
    Corazón lleno de bondad, se para mí el refugio en la hora de
    mi muerte y mi intercesor ante Dios Padre. Desvía de mí el
    castigo de Su justa ira. Corazón de amor, en Ti pongo toda
    mi confianza. De mi maldad todo lo temo. Pero de tu Amor todo
    lo espero. Erradica de mí, Señor, todo lo que te disguste o
    me pueda apartar de Ti. Que tu amor se imprima tan profundamente
    en mi corazón que jamás te olvide yo y que jamás me separe
    de Ti.

    Señor y Salvador mío, te ruego, por el amor que me tienes,
    que mi nombre esté profundamente grabado en tu sagrado Corazón; 
    que mi felicidad y mi gloria sean vivir y morir en tu servicio.
    Amén.


    VISITAS AL SANTÍSIMO SACRAMENTO - SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO


    VISITAS AL SANTÍSIMO SACRAMENTO
    SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO 
    (Doctor de la Iglesia)


    "No hay gente débil 
    y gente fuerte en lo espiritual, 
    sino gente que no reza 
    y gente que sí sabe rezar"

    Señor mío Jesucristo, que por amor a los hombres estás de día y de noche en este Sacramento, lleno de amor y de piedad, esperando, llamando y recibiendo a todos los que te vienen a visitar, creo que estás presente en este Sacramento; te adoro desde el abismo de mi nada, y te doy gracias por tantos beneficios que me has hecho, especialmente por haberme dado en ese Sacramento vuestro cuerpo, sangre, alma y divinidad, y por haberme concedido por mi abogada a Vuestra Santísima Madre, la Virgen María, y haberme ahora llamado a visitarte en este lugar santo. Adoro tu amantísimo corazón y deseo adorarlo por tres fines: el primero, en agradecimiento de esta preciosa dádiva; el segundo para desagraviarte de todos los ultrajes de vuestro enemigo en este Sacramento, y el tercero, porque deseo en esta visita adorarte en todos los lugares de la tierra, donde estás sacramentado con menos culto y más olvido.

    ¡Jesús mío! Te amo con todo mi corazón; pésame de haber ofendido tantas veces tu infinita bondad; propongo ayudado de tu gracia, enmendarme en lo venidero, y ahora, miserable como soy, me consagro todo a Ti, y pongo en tus divinas manos mi voluntad, afectos y todo cuanto soy y puedo.

    En adelante, hace de mí y de todas mis cosas lo que te agrade. No te pido y no quiero más que tu santo amor, la perseverancia final y el cumplimiento perfecto de tu Santísima Voluntad.

    Te recomiendo las almas del Purgatorio, y en particular las más devotas del Santísimo Sacramento y de la Santísima Virgen María. También te ruego por los pobres pecadores. En fin, yo uno Salvador mío y mi bien, todos mis afectos a los de tu Corazón Amantísimo, y así reunidos los ofrezco a tu Eterno Padre, pidiéndole por tu amor y en tu nombre, se digne aceptarlos y oírlos.



    Oración
    ¡ Oh glorioso San Alfonso! que con tanto celo y caridad has trabajado en la santificación del mundo, en la conversión de los pecadores incrédulos, ahora recoges en el cielo el fruto de tus trabajos apostólicos y que tu caridad es perfecta y consumada, escucha favorablemente las oraciones y peticiones que te hago en este día.

    Alcánzame, gran Santo, por amor del divino Corazón de Jesús y del Inmaculado de María, el arrepentimiento y perdón de todos los pecados que he cometido hasta este día, un firme propósito de no cometer jamás alguno, la reforma de mis costumbres, el desprendimiento de los bienes de este mundo y un ardiente deseo de los bienes eternos.

    Dígnate alcanzarme un amor filial para con Dios, y una caridad fraterna para con el prójimo. Alcánzame una devoción particular al Santísimo Sacramento del Altar y la gracia de recibirlo en viático antes de morir. Alcánzame un ardiente amor a Jesús y María, una devoción tierna y llena de confianza en sus Sagrados Corazones.

    Alcánzame finalmente el don precioso de la perseverancia, para que viviendo como tu en el amor de Jesús y María, tenga como tu, la dicha de morir asistido de ellos y pueda llegar después de mi muerte, a la posesión de esa felicidad de que gozas y gozarás en el cielo por toda la eternidad. Entonces me será dado el alabar contigo, bendecir, agradecer, amar a Dios y a María por todos los siglos de los siglos. Así sea.

    El Papa Gregorio XVI lo declara Santo en 1839. El Papa Pío IX lo declara Doctor de la Iglesia en 1875.

    SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO, FUNDADOR, OBISPO Y DOCTOR DE LA IGLESIA, 1 DE AGOSTO


    Autor: Domingo Vásquez, C.Ss.R. 
    Alfonso María de Ligorio, Santo
    Fundador, Obispo y Doctor de la Iglesia, 1 de agosto



    Martirologio Romano: Memoria de san Alfonso María de Ligorio, obispo y doctor de la Iglesia, que insigne por el celo de las almas, por sus escritos, por su palabra y ejemplo, trabajó infatigablemente predicando y escribiendo libros, en especial sobre teología moral, en la que es considerado maestro, para fomentar la vida cristiana en el pueblo. Entre grandes dificultades fundó la Congregación del Santísimo Redentor, para evangelizar a la gente iletrada. Elegido obispo de santa Águeda de los Godos, se entregó de modo excepcional a esta misión, que dejaría quince años después, aquejado de graves enfermedades, y pasó el resto de su vida en Nocera de’Pagani, en la Campania, aceptando grandes trabajos y dificultades (1787). 

    Etimología. Alfonso = guerrero. Viene de la lengua alemana. 

    Nos encontramos en el año 1696, de nuestra era, el 27 de septiembre, día dedicado a los gloriosos mártires Cosme y Damían, nace Alfonso de Ligori, en Nápoles (Italia). Sus padres fueron José De Ligorio (un noble oficial de la marina) y de la noble Ana De Cavalieri. El hombre tuvo un destino fuera de serie. Nacido en la nobleza napolitana e hijo de militar, alumno superdotado, atraído por la música, la pintura el dibujo, la arquitectura. Su nombre viene de dos raíces germánicas: addal, hombre de noble origen, y funs, pronto al combate. Alfonso era noble por nacimiento, sí: pero mucho mejor, caballero de Cristo, siempre pronto y en la brecha para los combates de Dios... 

    Alfonso fue un hombre de una personalidad extraordinaria: noble y abogado; pintor y músico; poeta y escritor; obispo y amigo de los pobres; fundador y superior general de su congregación; misionero popular y confesor lleno de unción; santo y doctor de la Iglesia. 

    Hay que mi admirar los múltiples talentos que tenía Alfonso y la fuerza creadora que poseía. A los 12 años era estudiante universitario y a los 16 era doctor en derecho, es decir, abogado. Como misionero popular y superior general de su Congregación y obispo, llevó a cabo una gran labor, a pesar de su delicada salud. Desde los 47 a los 83 años de su vida, publicó más o menos 3 libros por año. 

    En su vida particular Alfonso vivió actitudes que podemos interpretar como protesta frente a la corrupción de su medio ambiente. Con su estilo de vida ejerció una fuerte crítica de su tiempo y de su sociedad. 

    En un sistema de profundas diferencias de clase renunció a los privilegios de la nobleza y a sus derechos de ser primer hijo, es decir, primogénito. 

    A finales de julio de 1723, en un día de calor intenso y pegajoso, Alfonso se dirige al Palacio de Justicia de Nápoles. Se celebrará el juicio más sonado del reino entre dos familias: los Médici y los Orsini. Las dos familias quieren para sí la propiedad del feudo de Amatrice. Estaba en juego una gran cantidad de dinero. 

    Alfonso es un joven abogado de 26 años de edad. Los Orsini lo han elegido para su defensa por una sola razón: es competente y ha ganado todas las causas. 

    Se ha preparado muy bien, ante el tribunal defiende la causa con maestría. Está seguro que defiende la justicia. A pesar de eso, Alfonso es derrotado, pero se da cuenta de que el origen de esta sentencia está en las maquinaciones políticas e intrigas políticas (cosas desconocidas para nosotros hoy). 

    Como herido por rayo, el abogado de manos limpias queda por un momento estupefacto. Después rojo de cólera, lleno de vergüenza por la toga que lleva, se retira de la sala de justicia, profundamente desilusionado, sus palabras de despedidas quedaron para la historia: “¡Mundo, te conozco!... ¡Adiós, tribunales!”. No vive este acontecimiento, decisivo en su vida, desde la agresividad y la frustración, al contrario, los asume como fecundidad, siembra y profundización interior, se retira, eso sí lo tiene muy claro. Y al hacerlo toma una opción personal radical: se niega a la corrupción, rechaza que el hombre se realice manipulando o dejándose manipular y elige una forma nueva de libertad y liberación, el seguimiento de Jesús. 

    Profundamente conmovido Alfonso se va a visitar a sus amigos, los enfermos del “Hospital de los incurables”. Mientras atendía a los enfermos se ve a sí mismo en medio de una grata luz... Parece escuchar una sacudida del gran edificio y cree oír en su interior una voz que le llama personalmente desde el pobre: “Alfonso, deja todas las cosas ven y sígueme”. 

    Tras la renuncia de los tribunales, Alfonso estudia unos años de teología y recibe el sacerdocio el 21 de diciembre de 1726, en la Catedral de Nápoles, tenía 30 años de edad. Se hace sacerdote en contra de un padre autoritario, como don José, con asombro lo descubre muy pronto en los barrios marginados evangelizando a los analfabetos con sorprendentes predicaciones 

    En una de sus muchas misiones Alfonso cae enfermo. Ante la gravedad de la situación, los médicos intervienen y le exigen un largo descanso en la sierra. Elige la zona de Amalfi, costera y montañosa a la vez. Fue con un grupo de amigos. Quiere aprovechar el descanso para vivir intensamente la amistad y la oración en común. 

    Cerca de Amalfi está Scala, un lugar precioso a medio camino entre la playa y la altura de la sierra. Más arriba de Scala, está Santa María de los Montes, una pequeña ermita. A Alfonso le gustó. Era bueno compartir la amistad y la oración en casa de María de Nazaret. 

    Alfonso y sus amigos se ven sorprendidos por los pastores y cabreros que vienen a pedirles la palabra de Dios. Es el momento clave en la vida de Alfonso. Ahora más que nunca descubre, de verdad que el Evangelio pertenece a los pobres y que ellos lo reclaman como suyo. Y decide quedarse con ellos para dárselo a tiempo completo. 

    Nos encontramos en el año 1730. Alfonso decide por vez primera, reunir una comunidad consagrada a la misión de los más pobres. En los primeros días de noviembre de 1732 Alfonso deja definitivamente la ciudad de Nápoles y en burro parte para Scala para reunirse con su primer grupo de compañeros, quienes habrán de ser los Redentoristas. Son unos días de intensa oración y contemplación. Sabe que la redención abundante y generosa es un don gratuito y se abre a él en disponibilidad plena. 

    El día 9 de noviembre de 1732 nace la congregación misionera del Santísimo Redentor, mejor conocido como los Misioneros Redentoristas. No es fácil fundar una congregación religiosa en el reino de Nápoles en el siglo XVIII. Hay demasiados diocesanos y religiosos y muchos conventos en este país pobre y mal administrado 

    Desde el 9 de noviembre de 1732 hasta la Pascua de 1762, cuando es nombrado obispo, pasan 30 años felices en la vida de Alfonso dedicado a la misión, la dirección de su grupo y a la publicación de sus obras. 

    Alfonso muere en Pagani, el día 1 de agosto de 1787, a la hora del ángelus. Tenía más de 90 años. Fue beatificado en 1816, canonizado en 1831 y proclamado doctor de la Iglesia en 1871. 

    Alfonso solía decir que la vida de los sanos es Evangelio vivido. Esto se lo podemos aplicar a él mismo. Sus ejemplos inquietan y arrastran. ¡A veces nos asusta enfrentarnos a un hombre como éste, que era capaz de vivir tan radicalmente el Evangelio! 

    Hoy, los Misioneros Redentoristas, continuamos anunciando el misterio gozoso de la redención abundante y generosa en toda la Iglesia. Los redentoristas, como Alfonso, no somos propagandistas de una doctrina, somos testigos de Cristo que viene al encuentro de la humanidad. 

    Sus seguidores 

    Alfonso murió. Su sueño, sin embargo, continúa vivo en la vida de sus seguidores. Especialmente debido a la labor de Clemente María Hofbauer, los redentoristas se esparcen por el mundo entero. En ellos, el Redentor continúa derramando vida en el corazón de los que no cuentan para el mundo y en el de los abandonados. La Congregación del Santísimo Redentor es lugar y presencia donde el Redentor prosigue su misión: “He sido enviado a evangelizar a los pobres”. 

    ¡Alfonso!, ¡Gracias por tu vida, por tu sueño, por tu horizonte de tan amplias miras! En nombre de los pobres abandonados, ¡Gracias de corazón! 

    ¡Felicidades a quienes lleven este nombre y a los Padres Redentoristas! 
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