viernes, 12 de abril de 2013

RECONCILIATE CON LA VIDA



Reconcíliate con la vida 
Autor: Phil Bowmans

        Para ser, al menos, un poco feliz, para tener sobre la tierra un pedacito de cielo, debes reconciliarte con la vida, con tu vida, ¡tal como es ahora!

        Debes aceptar tu trabajo, a las personas que te rodean, sus defectos y sus imperfecciones.

        Debes disfrutar de tu marido, de tu mujer, aunque pienses que no has encontrado el marido ideal o la mujer ideal (no creo que existan).

        Debes contentarte con lo que tienes, con tu circunstancia, que no has escogido, con tu casa, con tus muebles, con tus vestidos, con tu situación, aunque en casa de tu vecino, al menos en apariencia, todo sea más bonito y mejor.

        ¡Reconcíliate con la vida!

        Tienes una sola piel. Ya no puedes renacer.

LA MULTIPLICACIÓN DE LOS PANES - EL EVANGELIO DE HOY

Autor: P. Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net
Multiplicación de los panes
Juan 6, 1-15. Pascua. Los cinco panes son, sin duda, una representación de los talentos que Dios nos ha regalado.
 
Multiplicación de los panes
Del santo Evangelio según san Juan 6, 1-15

Después de esto, se fue Jesús a la otra ribera del mar de Galilea, el de Tiberíades, y mucha gente le seguía porque veían las señales que realizaba en los enfermos. Subió Jesús al monte y se sentó allí en compañía de sus discípulos. Estaba próxima la Pascua, la fiesta de los judíos. Al levantar Jesús los ojos y ver que venía hacia él mucha gente, dice a Felipe: «¿Donde vamos a comprar panes para que coman éstos?» Se lo decía para probarle, porque él sabía lo que iba a hacer. Felipe le contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco». Le dice uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?» Dijo Jesús: «Haced que se recueste la gente». Había en el lugar mucha hierba. Se recostaron, pues, los hombres en número de unos cinco mil. Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los repartió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los trozos sobrantes para que nada se pierda». Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con los trozos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. Al ver la gente la señal que había realizado, decía: «Este es verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo». Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la fuerza para hacerle rey, huyó de nuevo al monte él solo.

Oración introductoria

La multiplicación de los panes me recuerda que la abundancia es una característica del auténtico amor. Señor, creo en ti y te amo, por eso, con toda confianza, te pido que me permitas escucharte en esta oración para conocer cuál es el camino que debo seguir para que mi amor, a Ti y a los demás, sea ilimitado.

Petición

Jesús, ayúdame a que mi amor sea incondicional, auténtico, abundante.

Meditación del Papa

El milagro consiste en compartir fraternamente unos pocos panes que, confiados al poder de Dios, no sólo bastan para todos, sino que incluso sobran, hasta llenar doce canastos. El Señor invita a los discípulos a que sean ellos quienes distribuyan el pan a la multitud; de este modo los instruye y los prepara para la futura misión apostólica: en efecto, deberán llevar a todos el alimento de la Palabra de vida y del Sacramento. [...] Cristo está atento a la necesidad material, pero quiere dar algo más, porque el hombre siempre "tiene hambre de algo más, necesita algo más". En el pan de Cristo está presente el amor de Dios; en el encuentro con él "nos alimentamos, por así decirlo, del Dios vivo, comemos realmente el pan del cielo". Queridos amigos, "en la Eucaristía Jesús nos hace testigos de la compasión de Dios por cada hermano y hermana. Nace así, en torno al Misterio eucarístico, el servicio de la caridad para con el prójimo". (Benedicto XVI, 31 de julio de 2011).

Reflexión

Entre los personajes que intervienen en la escena evangélica, además del Maestro, los apóstoles y la multitud, el muchacho de los panes y los peces pasa muy desapercibido en el relato. Apenas se menciona, pero su presencia y generosidad fueron claves para que Jesús obrara el milagro.

De hecho, cuando Felipe le señala, bien hubiera podido decir: "Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero no sé si quiera entregarlos y, de cualquier modo, ¿qué es eso para tantos?"

Todos los milagros de Jesús requirieron de la fe de quienes los pedían. Éste, además, requirió de la generosidad de aquel muchacho. Como si quisiera decirnos con ello el evangelista, que para obtener el milagro de la propia conversión o del propio progreso espiritual y humano, siempre se requiere generosidad. Darlo todo, y darlo de corazón.

Igualmente, cuando se trata de la ayuda a los demás, muchas veces tenemos en nuestras cestas los cinco panes y dos peces que necesita nuestro prójimo. A veces es una limosna, a veces es ceder el paso en la calle o una simple sonrisa que devuelva la confianza a nuestros hijos o compañeros de trabajo, después de que hemos sufrido algún percance.

Los cinco panes son, sin duda, una representación de los talentos que Dios nos ha regalado. Sólo en la medida en que los demos a los demás, fructifican y rinden todo cuanto pueden. Si los guardamos para nosotros mismos, pueden echarse a perder. Hay que recordar que el milagro comienza cuando aquel muchacho cedió al Maestro sus panes, para que diera de comer a toda una multitud...

Propósito

En mi siguiente encuentro con Cristo en la Eucaristía, pedirle que abra mi corazón a la compasión hacia el prójimo y al compartir fraterno.

Diálogo con Cristo

Jesús, ayúdame a saber multiplicar mi amor. Para que el milagro se produzca necesito simplemente ofrecerte lo que tengo, nada más… pero tampoco nada menos. Tú multiplicarás estos pocos o muchos dones para el bien de todos. Con humildad y sencillez te ofrezco mis talentos, consciente de que los he recibido para darlos a los demás.

ORACIÓN AL COMENZAR LA MAÑANA


        Oración al comenzar la mañana

        Al tocar la luz del día mis ojos, Señor,
        mi corazón se levanta hacia ti en busca de tu mirada.
        Escucha las palabras de quien siente la vida de nuevo,
        y estate atento, Señor; cercano a mi mano abierta,
        Da respuesta a mi pregunta; ayúdame en mi inquietud,
        Tú que eres mi Señor, en quién yo confío.

        A ti abro mi ser, mis ganas de vivir, mi despertar;
        de mañana en tus manos pongo mis miedos, mis ilusiones;
        de mañana, en tus ojos pongo la pureza u sinceridad
        de mi búsqueda.
        de mañana en tu camino, quiero dirigir mis pasos.
        Oye mi voz, Señor, tu que eres bueno y compasivo
        y alienta mi vida que busca en tu luz y calor.

        Mira, Señor, mi corazón pobre, que como un gorrioncillo
        busca abrigo en tus manos, toma mi arcilla
        y moldéala según los proyectos que tienes para mí este día
        Quiero estar ante tus ojos y dejarme penetrar por tu mirada;
        delante de tus ojos, Señor, me siento pequeño y frágil.
        Derrama al comenzar la mañana tu ternura y tu bondad
        para que mi corazón se sienta fuerte y animoso.

        Señor, aparta de mi camino el mal que me rodea,
        y no dejes que este día la mentira se adueñe de mí.
        dame mansedumbre y humildad para que mi corazón, Señor,
        no sea hoy violento ni haga juego sucio a nadie.
        Confío en la abundancia de tu amor y camino hacia ti
        firme de que me acoges en tu casa. Haz. Señor,
        que camine hoy en tu presencia y que tema apartarme de ti

        Guíame, Señor, tu que eres bueno y santo;
        Guíame hacia la luz y que camine como hijo de la luz;
        guíame y allana mi camino para que sea fiel a tu ley.
        que tu camino, Señor, Sea hoy la pasión de mi corazón joven,
        y que tu Espíritu Santo me ayude en cada paso.

        Que mi boca, Señor, sea hoy la expresión de mi interior;
        que mis palabras arranquen de lo profundo y sean verdaderas.

        Señor, dame un corazón limpio para que te pueda ver,
        Señor, dame un corazón de pobre para que viva hoy tu reino,
        Señor, dame un corazón misericordioso, para que derrame misericordia,
        Señor, dame un corazón lleno de paz, para que sea hijo tuyo,
        Señor, dame un corazón que tenga hambre y sed de justicia
        para que sea saciado y haga tu voluntad;
        Señor, dame un corazón manso para que posea la tierra,
        Que mi corazón se alegre y se regocije hoy,
        Porque todo lo espero de Ti Dios mío.

        A ti me acojo, Señor, al comenzar el día, protégeme.
        En ti pongo mi confianza como un niño en su made, ayúdame.
        A ti abro mis proyectos y los planes de este día, acompáñame
        A ti ofrezco lo que soy y lo que tengo, acógelo.
        A ti que eres Dios de la vida, te pido fuerza, anímame.
        Mi corazón te ama y, lleno de gozo exulta en ti.

        Bendíceme, Señor, guíame por el camino justo;
        Como un gran escudo defiéndeme, sé mi fortaleza.
        Que tus alas, Señor, me cobijen y guarden
        Mientras yo voy viviendo el día de hoy.
        Amén.

        (Del Salmo 5)

INVOCACIÓN A LA CONFIANZA

Invocación a la confianza
Autor: A. Pangrazzi


Ayúdame Señor, a creer que detrás de las nubes está el Sol; que los desnudos árboles de otoño volverán a vestirse de hojas, si tengo la paciencia de esperar.

Ayúdame Señor, a comprender que para alcanzar la cima de la montaña hay que atravesar el largo valle. Que la vela difunde su luz a base de consumirse poco a poco.

Ayúdame Amado Señor, a desprenderme de las pretendidas seguridades que no puedo tener y que me hacen tan inseguro; ayúdame a comprender que mis temores aumentan mi inquietud y mi impaciencia.

Ayúdame Señor, a aceptar mis limitaciones.

Confío en tí como un niño que se siente seguro en brazos de su madre.

Ayúdame a caminar por donde no puedo ver sabiendo que tú estás ahí conmigo.

CONFIA EN DIOS

Autor: SS Francisco | Fuente: Catholic.net
No tengas miedo de tu debilidad, confía en mí
Éste es el estilo de Dios: no es impaciente como nosotros, que frecuentemente queremos todo y enseguida, también con las personas.
 
No tengas miedo de tu debilidad, confía en mí
Fragmento de la homilía del Papa Francisco, en la misa en San Juan de Letrán, 7 abril 2013.



(...)

Qué hermosa es esta realidad de fe para nuestra vida: la misericordia de Dios. Un amor tan grande, tan profundo el que Dios nos tiene, un amor que no decae, que siempre aferra nuestra mano y nos sostiene, nos levanta, nos guía.

(...) El apóstol Tomás experimenta precisamente esta misericordia de Dios, que tiene un rostro concreto, el de Jesús, el de Jesús resucitado. Tomás no se fía de lo que dicen los otros apóstoles: «Hemos visto el Señor»; no le basta la promesa de Jesús, que había anunciado: el tercer día resucitaré.

Quiere ver, quiere meter su mano en la señal de los clavos y del costado. i>¿Cuál es la reacción de Jesús? La paciencia: Jesús no abandona al terco Tomás en su incredulidad; le da una semana de tiempo, no le cierra la puerta, espera. Y Tomás reconoce su propia pobreza, la poca fe: «Señor mío y Dios mío»: con esta invocación simple, pero llena de fe, responde a la paciencia de Jesús. Se deja envolver por la misericordia divina, la ve ante sí, en las heridas de las manos y de los pies, en el costado abierto, y recobra la confianza: es un hombre nuevo, ya no es incrédulo sino creyente.

Y recordemos también a Pedro: que tres veces reniega de Jesús precisamente cuando debía estar más cerca de él; y cuando toca el fondo encuentra la mirada de Jesús que, con paciencia, sin palabras, le dice: «Pedro, no tengas miedo de tu debilidad, confía en mí»; y Pedro comprende, siente la mirada de amor de Jesús y llora. Qué hermosa es esta mirada de Jesús, cuánta ternura.

Hermanos y hermanas, no perdamos nunca la confianza en la paciente misericordia de Dios. Pensemos en los dos discípulos de Emaús: el rostro triste, un caminar errante, sin esperanza. Pero Jesús no les abandona: recorre a su lado el camino, y no sólo. Con paciencia explica las Escrituras que se referían a Él y se detiene a compartir con ellos la comida.

Éste es el estilo de Dios: no es impaciente como nosotros, que frecuentemente queremos todo y enseguida, también con las personas. Dios es paciente con nosotros porque nos ama, y quien ama comprende, espera, da confianza, no abandona, no corta los puentes, sabe perdonar. Recordémoslo en nuestra vida de cristianos: Dios nos espera siempre, aun cuando nos hayamos alejado. Él no está nunca lejos, y si volvemos a Él, está preparado para abrazarnos.

A mí me produce siempre una gran impresión releer la parábola del Padre misericordioso, me impresiona porque me infunde siempre una gran esperanza. Pensad en aquel hijo menor que estaba en la casa del Padre, era amado; y aun así quiere su parte de la herencia. Se va, lo gasta todo, llega al nivel más bajo, muy lejos del Padre; y cuando ha tocado fondo, siente la nostalgia del calor de la casa paterna y vuelve.

¿Y el Padre? ¿Había olvidado al Hijo? No, nunca. Está allí, lo ve desde lejos, lo estaba esperando cada día, cada momento: ha estado siempre en su corazón como hijo, incluso cuando lo había abandonado, incluso cuando había dilapidado todo el patrimonio, es decir su libertad; el Padre con paciencia y amor, con esperanza y misericordia no había dejado ni un momento de pensar en él, y en cuanto lo ve, todavía lejano, corre a su encuentro y lo abraza con ternura, la ternura de Dios, sin una palabra de reproche: Ha vuelto. Esa es la alegría del padre, en el abrazo del hijo está toda la alegría.

Dios siempre nos espera, no se cansa. Jesús nos muestra esta paciencia misericordiosa de Dios para que recobremos la confianza, la esperanza, siempre. Romano Guardini decía que Dios responde a nuestra debilidad con su paciencia y éste es el motivo de nuestra confianza, de nuestra esperanza.

Es como un diálogo entre nuestra debilidad y la paciencia de Dios. Si existe este diálogo hay esperanza.

Quisiera subrayar otro elemento: la paciencia de Dios debe encontrar en nosotros la valentía de volver a Él, sea cual sea el error, sea cual sea el pecado que haya en nuestra vida. Jesús invita a Tomás a meter su mano en las llagas de sus manos y de sus pies y en la herida de su costado.

También nosotros podemos entrar en las llagas de Jesús, podemos tocarlo realmente; y esto ocurre cada vez que recibimos los sacramentos. San Bernardo, en una bella homilía, dice: «A través de estas hendiduras, puedo libar miel silvestre y aceite de rocas de pedernal, es decir, puedo gustar y ver qué bueno es el Señor».

(...)

Tal vez alguno pudiese pensar: mi pecado es tan grande, mi lejanía de Dios es como la del hijo menor de la parábola, mi incredulidad es como la de Tomás; no tengo las agallas para volver, para pensar que Dios pueda acogerme y que me esté esperando precisamente a mí. Pero Dios te espera precisamente a ti, te pide sólo el coraje de regresar a Él.

Cuántas veces en mi ministerio pastoral me han repetido: «Padre, tengo muchos pecados»; y la invitación que he hecho siempre es: «No temas, ve con Él, te está esperando, Él hará todo». Cuántas propuestas mundanas sentimos a nuestro alrededor. Dejémonos sin embargo aferrar por la propuesta de Dios, la suya es una caricia de amor. Para Dios no somos números, somos importantes, más aún, somos lo más importante que tiene; aun siendo pecadores, somos lo que más le importa.

Adán después del pecado sintió vergüenza, se ve desnudo, siente el peso de lo que ha hecho; y sin embargo Dios no lo abandona: si en ese momento, con el pecado, inicia nuestro exilio de Dios, hay ya una promesa de vuelta, la posibilidad de volver a Él. Dios pregunta enseguida: «Adán, ¿dónde estás?», lo busca. Jesús quedó desnudo por nosotros, cargó con la vergüenza de Adán, con la desnudez de su pecado para lavar nuestro pecado: sus llagas nos han curado.

(...)

En mi vida personal, he visto muchas veces el rostro misericordioso de Dios, su paciencia; he visto también en muchas personas el coraje de entrar en las llagas de Jesús, diciéndole: Señor estoy aquí, acepta mi pobreza, esconde en tus llagas mi pecado, lávalo con tu sangre. Y he visto siempre que Dios lo ha hecho, ha acogido, consolado, lavado, amado.

Queridos hermanos y hermanas:

  • dejémonos cubrir por la misericordia de Dios;
  • confiemos en su paciencia que siempre nos concede tiempo;
  • tengamos el valor de volver a su casa, de habitar en las heridas de su amor dejando que Él nos ame, de encontrar su misericordia en los sacramentos.
  • Sentiremos su ternura, tan bella, sentiremos su abrazo y seremos también nosotros más capaces de misericordia, de paciencia, de perdón y de amor.
  • martes, 9 de abril de 2013

    TODOS QUEREMOS

     

    TODOS QUEREMOS...
    TODOS QUEREMOS ALCANZAR LA GLORIA HUMANA PERO POCOS QUIEREN LUCHAR Y SACRIFICARSE... LA CRUZ Y LA CORONA SON INSEPARABLES...LA ALEGRIA ES CONSECUENCIA DE LA CONSTANCIA Y LA HONESTIDAD...

    JESÚS HABLA CON NICODEMO- EL EVANGELIO DE HOY

    Autor: Omar López | Fuente: Catholic.net
    Jesús habla con Nicodemo
    Juan 3, 7-15. Pascua. Aquél que mira al "Hijo del Hombre" y cree en Él tendrá la vida eterna.
     
    Jesús habla con Nicodemo
    Del santo Evangelio según san Juan 3, 7-15

    En aquel tiempo dijo Jesús a Nicodemo: "No te extrañes que te haya dicho: ´Tienen que renacer de lo alto´. el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, per no sabes de dónde viene, ni a dónde va. Así pasa con quien ha nacido del Espíritu". Nicodemo le preguntó entonces: "¿Cómo puede ser esto?" Jesús le respondió: "Tú eres maestro de Israel, ¿y no sabes esto? Te lo aseguro: nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero vosotros no aceptáis nuestro testimonio. Si al deciros cosas de la tierra, no creéis, ¿cómo vais a creer si os digo cosas del cielo? Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por Él vida eterna.

    Oración introductoria

    Señor, creo en Ti. Humildemente te suplico que permitas que esta meditación me ayude a comprender que tu Palabra es mi luz y mi fortaleza, el alimento de mi alma, la fuente perenne de mi vida espiritual.

    Petición

    Señor, ayúdame a ser parte activa de tu Cuerpo, de la Iglesia, con mi oración y mi trabajo. Aumenta mi amor por la Iglesia de la que soy parte, de tu mismo Cuerpo.

    Meditación de SS Benedicto XVI

    La vida biológica de por sí es un don, pero está rodeada de una gran pregunta. Sólo se transforma en un verdadero don si, junto con ella, se puede dar una promesa que es más fuerte que cualquier desventura que nos pueda amenazar, si se la sumerge en una fuerza que garantiza que ser hombre es un bien, que para esta persona es un bien cualquier cosa que pueda traer el futuro. Así, al nacimiento se une el renacimiento, la certeza de que, en verdad, es un bien existir, porque la promesa es más fuerte que las amenazas. Este es el sentido del renacimiento por el agua y por el Espíritu: ser inmersos en la promesa que sólo Dios puede hacer: es un bien que tú existas, y puedes estar seguro de ello, suceda lo que suceda. Por esta certeza he podido vivir, renacido por el agua y por el Espíritu. Nicodemo pregunta al Señor: "¿Acaso un viejo puede renacer?". Ahora bien, el renacimiento se nos da en el Bautismo, pero nosotros debemos crecer continuamente en él, debemos dejarnos sumergir siempre de nuevo en su promesa, para renacer verdaderamente en la grande y nueva familia de Dios, que es más fuerte que todas las debilidades y que todas las potencias negativas que nos amenazan. Por eso, este es un día de gran acción de gracias. (Benedicto XVI, 16 de abril de 2012).

    Reflexión

    Jesús deseaba mostrar a Nicodemo que era un testimonio fiel de las cosas celestes. Él es Dios y conoce mejor que otro nuestras íntimas inspiraciones, así que, dado que se dirigía a un doctor de la ley, Jesús recuerda el episodio de la serpiente de bronce. Durante un largo camino, de Egipto a la Tierra Prometida, los hebreos se rebelaron contra Dios, y una calamidad debida a algunas serpientes les asusta, y diezma la gente. El pueblo pide perdón y Dios ordena hacer una serpiente de bronce, alzarla sobre un asta y mirarla. Todos aquellos que hubiesen contemplado su mirada se habrían salvado. Tal episodio preanunció la redención del hombre, y Jesús se lo mostró a Nicodemo.

    Aquél que mira al "Hijo del Hombre" y cree en Él tendrá la vida eterna. En cierto modo también nosotros debemos proseguir nuestro camino en este mundo, siguiendo las huellas de Cristo. Porque aquél que muestra la fe en Cristo con su conducta está destinado a ser visto por todos. Es necesario para la salvación de aquellos que lo desean. Para podernos alzar como la serpiente de bronce y ser señal con la que Cristo cure el mundo de sus enfermedades, no es suficiente la "carne", es decir, no bastan las posibilidades naturales del hombre, sino que debemos estar dispuestos a aceptar el aliento del Espíritu, que nos sugiere el camino de Cristo en las diversas ocasiones.

    Propósito

    Hoy, cuando la oportunidad se presente, hablaré sobre Cristo, pidiendo previamente al Espíritu Santo que me ilumine.

    Diálogo con Cristo

    Jesús, ayúdame a redescubrir la vocación que he recibido en el bautismo y dame la fortaleza para ser un auténtico testigo de tu resurrección. Espíritu Santo, lléname del fuego de tu amor, porque sólo podré ser un instrumento de salvación para los demás, si me dejo moldear por Ti en la oración.

    ORACIÓN A LA VIRGEN DE GUADALUPE


     ORACIÓN A LA VIRGEN DE GUADALUPE

    Santa María de Guadalupe, Mística Rosa, intercede por la Iglesia, protege al Soberano Pontífice, oye a todos los que te invocan en sus necesidades. Así como pudiste aparecer en el Tepeyac y decirnos: "Soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios", alcánzanos de tu Divino Hijo la conservación de la Fe. Tu eres nuestra dulce esperanza en las amarguras de esta vida. Danos un amor ardiente y la gracia de la perseverancia final. Amén.


    lunes, 8 de abril de 2013

    OREMOS POR COREA DEL NORTE Y LA PAZ DEL MUNDO


    Y SE LLAMABA MARÍA


    Y se llamaba María
    Autor:  Padre Eusebio Gómez Navarro OCD 



    “No más que el cielo puede ser espejo tuyo. ¡Oh sol!-suspiró la gotita de rocío.
    “Yo siempre estoy soñando contigo. ¿pero qué puedo esperar? Soy tan pequeña para tenerte en mí –Y se echó a llorar desconsolada.

    “Le contestó el sol: Yo lleno el cielo infinito; pero también puedo estar en ti, gotita de rocío. Yo me haré chispa para llenarte y tu vida pequeñita se hará un mundo de luz”. (Tagore)
    María era como una pequeña gota de rocío que, por recibir a Dios, se hizo luz para el mundo. María creyó en el Dios del amor, de él se fió y a él le cantó todas las maravillas que hizo en ella y en su pueblo.

    La Virgen se llamaba María. Así la pusieron sus padres. Era un nombre muy corriente, pero que tenía un gran significado: “La llena de gracia”. María, la criatura más cercana a la Trinidad, estuvo llena de Dios. Dios estaba en María y María vivía en Dios y de Dios. El creador dejó una profunda huella en su alma y por donde caminaba María, se palpaba la presencia del Omnipotente. Sin darse cuenta, un día cualquiera, Dios la cambió. “Fue un día en que no te esperaba. Entraste, sin que yo lo pidiera, en mi corazón. Y pusiste un sello de eternidad en los instantes fugaces de mi vida (Tagore).

    María creyó y por eso fue alabada. “Ella concibió la Palabra de Dios antes en la mente que en el seno” (San Agustín). Isabel pone la fe de María como fundamento de todo lo que ha realizado y va a poder realizar. Así dice “Feliz la que ha creído que se cumplirán las cosas que le fueron dichas de parte del Señor” (Lc 1,45). San Pablo habla de la fe como fundamento de toda vida cristiana:“El justo vive de la fe”(Rom 1,17). Así lo entendió San Juan de la Cruz al poner la fe como único medio adecuado para unir el alma a Dios. Para conocer y poseer a Dios es necesario, despojarse de todos los bienes para quedarse con sólo Dios.

    Aunque la Virgen recibe la alabanza de su prima, expresa con el canto del Magníficat lo que Dios es para ella: todo. Este himno de acción de gracias alaba a Dios por la elección que hizo en ella, a pesar de ser tan pequeña; reconoce, además, la providencia y misericordia de Dios en el mundo y el cumplimiento de las promesas hechas a los padres antiguos.

    María experimenta en su vida que “para Dios no hay nada imposible” (Lc 1,37). Dios visitó a María y de este encuentro nació el Amor. Es imposible explicar la acción de Dios. Algo nos puede aclarar estas palabras de Tagore: “El que puede abrir los capullos, ¡lo hace tan sencillamente!. Los mira, nada más, y la savia de la vida corre por las venas de las hojas.

    CUANDO EL ÁNGEL VINO A MARÍA - EL EVANGELIO DEL DIA

    Autor: Misael Cisneros | Fuente: Catholic.net
    Cuando el ángel vino a María
    Lucas 1, 26-38. Solemnidad de la Anunciación. Dios Padre desde el cielo miraría la casita de Nazaret, esperando la respuesta de su elegida.
     
    Cuando el ángel vino a María
    Del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38

    Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin. María respondió al ángel: ¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón? El ángel le respondió: El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios. Dijo María: He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra. Y el ángel dejándola se fue.

    Oración introductoria

    Oh María, qué gran regalo nos ha hecho Jesús desde su cruz: en Ti tenemos una verdadera Madre que nos acompaña en este peregrinar por el mundo y guía nuestros pasos hasta el cielo. Por eso celebramos con júbilo la Pascua y, en este momento, pido tu intercesión para que esta oración aumente mi fe y sepa decir siempre «sí» al Señor.

    Petición

    Señor, dame tu gracia para que se haga tu voluntad en mi vida con la perfección, delicadeza y amor de María.

    Meditación de SS Benedicto XVI

    María dice algo muy parecido al ángel que le revela el plan de Dios sobre ella: "He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra". La voluntad de María coincide con la voluntad del Hijo en el único proyecto de amor del Padre y en ella se unen el cielo y la tierra, Dios creador y su criatura. Dios se hace hombre, María se hace "casa viviente" del Señor, templo donde habita el Altísimo. Hace cincuenta años, aquí en Loreto, el beato Juan XXIII invitaba a contemplar este misterio, "a reflexionar sobre aquella conjunción del cielo con la tierra que fue el objetivo de la Encarnación y de la Redención", y continuaba afirmando que el mismo Concilio tenía como objetivo concreto extender cada vez más el rayo bienhechor de la Encarnación y Redención de Cristo en todas las formas de la vida social. Ésta es una invitación que resuena hoy con particular fuerza. En la crisis actual, que afecta no sólo a la economía sino a varios sectores de la sociedad, la Encarnación del Hijo de Dios nos dice lo importante que es el hombre para Dios y Dios para el hombre. Sin Dios, el hombre termina por hacer prevalecer su propio egoísmo sobre la solidaridad y el amor, las cosas materiales sobre los valores, el tener sobre el ser. Es necesario volver a Dios para que el hombre vuelva a ser hombre. Con Dios no desaparece el horizonte de la esperanza incluso en los momentos difíciles, de crisis: la Encarnación nos dice que nunca estamos solos, Dios ha entrado en nuestra humanidad y nos acompaña. (Benedicto XVI, 4 de octubre de 2012).

    Reflexión

    Toda la creación estaba a la expectativa ante aquella entrevista del ángel a María. La tierra dejaría de girar en el momento en que san Gabriel transmitía el mensaje de Dios Padre. El mismo Dios Padre desde el cielo miraría la casita de Nazaret con enorme atención esperando la respuesta de su elegida. Toda la salvación de la humanidad se encontraba pendiente del sí de una "aldeana" a quien Dios Padre había elegido para ser madre de su Hijo.

    ¿Hemos pensado alguna vez qué habría pasado si María hubiese dicho que no a la invitación del ángel? Si en vez de responder con prontitud ¡He aquí la esclava del señor! Hubiese respondido "déjame pensarlo, nunca he tenido un hijo y además quería consagrarme a Dios. Pero ¿realmente eres un ángel enviado por Dios?, mira que soy muy joven" y tantas otras objeciones que tal vez hubiésemos respondido nosotros. Es una pregunta y respuesta utópica pero que nos ayuda a valorar y a agradecer el sí de María, su aceptación humilde y llena de fe al plan de Dios sobre su vida y sobre la vida de todos los que seríamos sus hijos.

    Qué afortunados somos los cristianos que contamos con una madre así. Una madre que nos enseña prácticamente lo que es amar, lo que es aceptar el plan de Dios sin reticencias. En nuestra vida de cristianos deberíamos vivir lo mismo que vivió nuestra madre pues, en la medida en que cumplamos la voluntad de Dios, manifestada de muchas formas, en esa medida agradaremos a Dios. Una madre y un padre se sienten orgullosos de sus hijos cuando estos no sólo les dicen que les quieren sino cuando lo manifiestan con sus obras obedeciéndoles y realizando sus deberes. Nosotros también hagamos contenta a nuestra madre imitando sus virtudes.

    Diálogo con Cristo

    Señor, conocer lo que quieres y seguir tu voluntad es la alegría y el camino para dar plenitud a mi vida. Como María, no debo apegarme ciegamente a las propias ideas, sino que debo abrir el corazón para saber escucharte. Por el amor a tu santísima Madre, te suplico la gracia para serte fiel y perseverar en el cumplimiento de tu voluntad hasta el día de mi muerte.

    Propósito

    Rezar un rosario pidiendo a María su intercesión para crecer en mi fe y mi esperanza, a fin de aceptar con docilidad la voluntad de Dios.



    La Anunciación del Ángel a la Virgen Máría. Fiesta de Jesús que se encarnó y fiesta de la Virgen, que fue la que dijo "Hágase en mí según tu palabra"

    LA RESPUESTA GENEROSA DE LA VIRGEN MARÍA

    Respuesta generosa de la Virgen María

    "No me elegisteis vosotros a mí, fui yo quien os elegí a vosotros y os destiné a que os pongáis en camino y deis fruto, y un fruto que dure; así, lo que pidáis al Padre en mi nombre, os lo dará".

    Dios conceda a María las gracias y dones suficientes para llevar a cabo su misión. La prepara como corresponde a esa misión. Pero ella pone de su parte generosidad y esfuerzo para corresponder a la confianza depositada por Dios en ella. Su vida es un continuo responder a lo que Dios pide en cada momento de ella. Su actitud consiste en estar atenta a la voluntad divina que se manifiesta progresivamente y en las formas más diversas, incluso en el misterio.

    Fuente:  educadormarista.com

    AVE MARÍA, GRACIAS


    Ave María, gracias
    Padre Juan María Gallardo

    Gracias, Dios, por haber querido crear una mujer tan buena y tan bella: Ella es tu “Obra Maestra”. Ella es, también, nuestra madre; ¡gracias!

    Dios Te salve, Te saluda Dios y yo quiero agradecer tu “sí”, tu “fiat”, tu “hágase”, tu “aceptación”, tu compromiso, tu entrega, tu fidelidad.

    María, gracias Te doy, con todo mi ser, por todas las gracias que me has conseguido y por todas las que me seguirás consiguiendo, de nuestro Padre Dios.

    Llena eres de gracia y eres, también, Refugio de los Pecadores. Gracias por dejarnos refugiarnos en tu amor.

    El Señor es contigo y nosotros también. Gracias por no rechazarnos ni cansarte de tanta indignidad, indiferencia y maldad.

    Bendita Tú eres, Tú eres bendecida por tu Padre, por tu Esposo, por tu Hijo; también, por todas las generaciones. Gracias, Dios, por quererla así. Gracias a todos los que la quieren con toda el alma.

    Entre todas la mujeres, Tú, eres a quien he ofrecido mi corazón. Gracias por aceptarlo, por mimarlo, acariciarlo, limpiarlo y cuidarlo.

    Y bendito es el fruto de tu vientre, gracias por darnos a Jesús. Eres Causa de Nuestra Alegría. La Alegría con tu sangre, con tu mirada, con tu sonrisa. Queremos que Tu Alegría también corra por nuestras venas.

    Jesús, gracias por pedirle, en la Cruz, que aceptara ser nuestra madre. Gracias por escuchar siempre lo que Ella te pide. “-Madre, como en Caná, “no tengo vino”, ni piedad, ni espíritu de penitencia, ni ...”

    Santa María, gracias por el don de la fe y por la vocación, gracias por mi familia y por mi país, gracias por la Iglesia y por el Papa Juan Pablo II, gracias por la Obra y por mi querido Fundador.

    Madre de Dios, gracias por el don de la vida y por la salud, gracias por el pan de cada día, gracias por los amigos y por tanta gente que quiero. Gracias por ser el canal por donde me llegan las gracias.
    Ruega por nosotros, gracias por tus ruegos, tus plegarias, tus peticiones. Gracias por tu paciencia, por tu fortaleza, por tu perseverancia, por tu amor.

    Pecadores, sí, pero pecadores arrepentidos. Gracias por aceptar nuestra contrición. Señora, Madre, Reina; ayúdanos a que este dolor se manifieste en buenas obras. ¡Que no quede en un mero propósito!

    Ahora, que todavía tengo tiempo de merecer; ahora que todavía tengo tiempo de agradecer. Ahora, hoy, ¡ya! ¡Que consiga superar, Madre, las excusas y las cobardías que me detienen!

    En la hora de nuestra muerte, me gustaría que vinieras a buscarme para llevarme al encuentro con Jesús. Gracias por escuchar mi pedido. Ángel de mi guarda agradecé conmigo los dones de la Virgen.


    Amén. 
     
    Así es. Que así sea. Madre mía, mucho me gustaría que, mi vida toda, fuera una ofrenda de acción de gracias a Vos: mi dueña. 
    Amén.

    El sí de María, un gran día para la humanidad

    Autor: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net
    El sí de María, un gran día para la humanidad
    El Misterio de amor y de misericordia, prometido al hombre miles de años atrás y anunciado por tantos profetas, se iba a hacer realidad.
     
    El sí de María, un gran día para la humanidad


    La noche se alejó y la suave luz del amanecer empezó a iluminar un nuevo día. Un nuevo día que parecía como uno más pero que sería el DÍA de todos los días. El gran día para la Humanidad.

    Fresca la mañana, limpia la brisa en ese día de días. Día de primavera, 25 de marzo. No hubo trompetas, no hubo cañonazos, no hubo concentración de millares de personas como en los grandes eventos. Fue discretamente, sencilla y naturalmente como suelen ser todas las cosas grandes de Dios.

    Una virgen en oración. Un lugar: Nazaret, ciudad de Palestina y el arcángel Gabriel como embajador de Dios. Un saludo: - ¡Dios te salve María, llena eres de gracia! Y con este saludo, una petición de colaboración.

    El Misterio de amor y de misericordia, prometido al género humano miles de años atrás y anunciado por tantos profetas, se iba a hacer realidad.

    Creo yo que todo quedó en suspenso. La naturaleza, el aire, el universo en pleno tuvieron que contener su aliento vital en la espera de oír la respuesta de María. Los labios de la virgen se movieron, primero para aclarar una duda, pero una vez que esta fue disipada, volvió a hablar para dar su consentimiento a esa misión celestial.

    María, la llena de gracia, aceptaba humildemente el Gran Designio para el que se le pedía su cooperación, sin envanecimiento porque sabía que la realeza y la gloria de su gracia pertenecían a Dios, venía de Dios.

    Y María dijo: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según Tu Palabra".

    Necesariamente tuvo que haber habido un estremecimiento en todo el orbe. Los cielos y la tierra, la creación entera tuvo que conmoverse en ese grandioso momento. Y en ese instante, de allá del Seno del Padre, el Espíritu Santo descendió y cubrió a la siempre virgen, a la llena de gracia, con su sombra y el Verbo de Dios quedó para siempre unido a la raza humana.

    El Hijo de Dios, el Hijo de María daba comienzo a su vida de hombre, sin dejar de ser Dios, en el seno de esta mujer escogida por el Altísimo para cooperar, para cocrear con Dios con su libre consentimiento y ser desde el instante de este ¡Fiat!, corredentora de la Humanidad.

    Después ... después pasaron muchas cosas. Todas las que estaban escritas, pero los cristianos no podemos, no debemos olvidar ese día, ese momento y mucho menos a la siempre virgen, a la llena de gracia, a María la Madre de Dios y Madre nuestra.

    Por eso el Papa Juan Pablo II tenía una muy especial devoción al "Ángelus", esa oración que se dice al comenzar el día, al tiempo del mediodía y cuando el día está en el ocaso:

    "El ángel del Señor anunció a María"- "Y concibió por gracia del Espíritu Santo"- Y se reza un Ave María.

    "He aquí la esclava del Señor"- "Hágase en mí según Tu Palabra"- Otra Ave María.

    "Y el Verbo se hizo carne" - "Y habitó entre nosotros" y se termina con un Ave María.

    Sencilla oración. Diario recuerdo amoroso a nuestra Madre la Virgen María.

    Cuando esta bella oración del Ángelus se extienda por todo el mundo, cuando esto suceda... nuestro mundo será mejor.



    La Anunciación del Ángel a la Virgen Máría. Fiesta de Jesús que se encarnó y fiesta de la Virgen, que fue la que dijo "Hágase en mí según tu palabra"



  • Preguntas o comentarios al autor
  • Ma. Esther de Ariño

    sábado, 6 de abril de 2013

    APARICIONES DE JESÚS A SUS DISCIPULOS - EL EVANGELIO DE HOY

    Autor: Omar López | Fuente: Catholic.net
    Apariciones de Jesús a sus discípulos
    Marcos 16, 9-15. Pascua. El cristiano es, en la Iglesia y con la Iglesia, un misionero de Cristo enviado al mundo.
     
    Apariciones de Jesús a sus discípulos
    Del santo Evangelio según san Marcos 16, 9-15

    Jesús resucitó en la madrugada, el primer día de la semana, y se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a comunicar la noticia a los que habían vivido con él, que estaban tristes y llorosos. Ellos, al oír que vivía y que había sido visto por ella, no creyeron. Después de esto, se apareció, bajo otra figura, a dos de ellos cuando iban de camino a una aldea. Ellos volvieron a comunicárselo a los demás; pero tampoco creyeron a éstos. Por último, estando a la mesa los once discípulos, se les apareció y les echó en cara su incredulidad y su dureza de corazón, por no haber creído a quienes le habían visto resucitado. Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación».

    Oración introductoria

    Dios mío, creo en Ti, pero necesito aumentar mi fe porque la incredulidad y la dureza de corazón, que recriminas en tus discípulos, están también presentes en mi vida cotidiana, cuando se presentan los problemas, cuando la exigencia de cumplir tu voluntad se ve superior a las propias fuerzas o cuando no comprendo o acepto las dificultades. Ilumina esta oración para que tu luz y tu verdad me lleven a predicar tu Evangelio.

    Petición

    Señor, aparécete en mi oración, o dame la humildad de saber que me escuchas, aunque no «sienta» nada.

    Meditación de SS Benedicto XVI

    El Concilio Vaticano II lo indicó con claridad y el Magisterio posterior lo confirmó con fuerza. Esto exige adecuar constantemente estilos de vida, planes pastorales y organización diocesana a esta dimensión fundamental de ser Iglesia, especialmente en nuestro mundo en continuo cambio. Y esto vale también para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, como también para los Movimientos eclesiales: todos los componentes del grande mosaico de la Iglesia deben sentirse fuertemente interpelados por el mandato del Señor de predicar el Evangelio, para que Cristo sea anunciado en todas partes. Nosotros los pastores, los religiosos, las religiosas y todos los fieles en Cristo, debemos seguir las huellas del apóstol Pablo, quien, "prisionero de Cristo por los paganos", trabajó, sufrió y luchó para llevar el Evangelio en medio de los paganos sin ahorrar energías, tiempo y medios para dar a conocer el Mensaje de Cristo».(Benedicto XVI, 26 de enero de 2012).

    Reflexión

    Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe. (1 Co, 15,14). Desde la primera generación cristiana la Iglesia se reconoce en esta expresión de San Pablo. El problema que se ha siempre presentado es aquél de cómo interpretar esta verdad central del credo. ¿Quiere decir que ha resucitado verdaderamente, es decir, que vive por siempre en su cuerpo y no solamente como simple manera espiritual?

    Es esto lo que afirma la Escritura y la fe de la Iglesia. La resurrección en cuanto tal, es decir, el acto por el cual Dios glorifica a Jesús, es inaccesible y se puede alcanzar sólo por la fe. Por eso es importante que este hecho no huya de la búsqueda histórica. Es inimaginable la primera predicación cristiana, sin la experiencia pascual de los apóstoles que testimonian que Jesús se ha manifestado muchas veces antes de la muerte. Sólo esta verdad da un significado auténtico y trascendental a la propia existencia, la ilumina y la hace vivir con optimismo. La resurrección de Cristo es vida para los difuntos, perdón para los pecadores, gloria para los santos. Todo tiene razón de existir con la resurrección de Cristo y el mismo dolor se transforma.

    Propósito

    Ser testigo de Cristo con un comentario o una buena acción, aunque me cueste.

    Diálogo con Cristo

    Jesús, no podré ser un testigo auténtico de tu resurrección si primero no logro amar a cada uno de mis hermanos con el mismo amor con que Tú los amas. Dame una caridad como la tuya: total, generosa, desinteresada, que sólo busque el bien de los demás y acepte a todos por igual, sin poner límites y sin hacer acepciones entre las personas. Esto se dice fácil, pero para lograrlo, necesito convertirme en una persona que haya hecho la experiencia de tu amor en su propia vida, por medio de la vida sacramental, la oración y mi ayuda a los demás.

    ¿Sabes... te amo?

      ¿Sabes... te amo?

            Un día cuando desperté no había luz, todo estaba
            obscuro. Las luces y las estrellas se encontraban
            lejos. Me vi sola y un par de lágrimas me
            hicieron compañía. Caminé, camine... mis rodillas y
            manos sangraban por las caídas, mis ojos no alcanzaban
            a ver nada, mi llanto era un diluvio de dolores, las
            cuales la luz no traspasaba. Lloré, lloré... caminé y
            caí, una... y otra vez; Caí y ya no pude levantarme
            más. El cansancio y la tristeza actuaron en mí. Y
            profundamente dormí...

            ¡LEVÁNTATE¡
            Al instante desperté y un viento cálido me acarició.

            ¡LEVÁNTATE!!.
            ¡¡YO YA CAI POR TI TRES VECES!! 

            Alcé la cara y busqué con desesperación. Fue inútil,
            mis ojos estaban cegados y nada distinguían. La voz se
            oyó con ternura, cargada de amor muy cerca de mí.
            " Levántate, dame tu mano, tú no me has buscado con el
            corazón, no te asustes, yo soy el que ha velado tu
            sueño, el que ha secado tus lágrimas y tus heridas las
            he curado, ese corazón tan roto lo he pegado, anda
            siéntate acércate, ¡Te amo!" No sé como, pero de pie
            me puse. Nada me dolía, ya no había pesar en mi alma.
            Mis ojos... mis ojos ¡veían!. Levanté la cara y ahí,
            cerca de mí estaba Él. Era un hombre de mirada más
            dulce que la miel, y la sonrisa más hermosa que he
            visto, me extendía los brazos...

            -" Ya no necesitas caer, ya no necesitas llorar, si
            estás herido, sólo, búscame, yo estoy cerca de ti
            siempre...".

            Comprendí que nunca estuve sola ,alguien me observaba,
            me cuidaba, ¡estaba junto a mí!...

            ¡LEVÁNTATE¡, ¡LEVÁNTATE¡.
            YO HE DADO LA VIDA POR TI, HE VENCIDO A LA MUERTE VAMOS, EL CAMINO LO HE ABIERTO, NO TEMAS YO IRÉ JUNTO
            A TI, ¿SABES?... TE AMO.

    CON MARÍA, EN LA PUERTA DE LA MISERICORDIA

    Autor: María Susana Ratero | Fuente: Catholic.net
    Con María, en la puerta de la Misericordia
    La Misericordia de Jesús tiene una fiesta para honrarla especialmente, pero toda la vida para disfrutarla.
     
    Con María, en la puerta de la Misericordia

    Mañana es la fiesta de la Misericordia. En la silenciosa semipenumbra de la Parroquia, te contemplo en tu imagen de la Inmaculada Concepción.

    - Perdona Madre, que no haya podido escribir nada para la fiesta de la Misericordia... quizás el año que viene..

    - ¿Por qué quieres esperar tanto, hija mía?

    Desde la ternura de tu Corazón Inmaculado te acercas al mío, tan lento para comprender...

    - Hija, la Misericordia de Jesús tiene una fiesta para honrarla especialmente. O sea, tienes un día para festejarla, pero toda la vida para disfrutarla, si quieres, claro. Acercarte a ella, animar a otros a que lo hagan, no tiene una fecha fija en el Calendario...

    - Perdona Madre... entonces, enséñame a acercarme a la Misericordia, que no sé bien como se hace eso...

    - ¿Qué es, exactamente, lo que no sabes?

    - Bueno... perdona la torpeza de mi razonamiento, pero.. si la Misericordia, digamos, tuviese un lugar físico, como ir a tal o cual lado... bueno, seria mas fácil. Como si fuera un gran jardín con una puerta. Solo bastaría con saber donde esta la puerta...

    Me miras serenamente y dices...

    - Ven, sígueme...

    - ¿Adónde, madre?- ¡Que inútil pregunta! Si tu me dices que te siga, ¿Para qué preguntar dónde? Si siempre me llevas al Corazón de tu Hijo...

    - Pues... a la puerta del jardín-susurras bajito para no lastimar el silencio de la mañana...

    Bueno, no voy a negar que mi imaginación dibujó cien jardines majestuosos en un segundo. Delineaba en mi cabeza un largo trayecto por lugares desconocidos... Pero nada de eso sucede. El trayecto es corto y el lugar por demás conocido.

    Solo unos pocos pasos, desde tu imagen hasta... el confesionario...

    -¿Querías conocer la puerta de la Misericordia?. Pues aquí la tienes.

    No atino yo a reaccionar, mucho menos a preguntar, por lo que tu ternura infinita comienza a explicarme...

    - Verás. Este sencillo y pequeño lugar tiene una profundidad que no puedes comprender totalmente. A esta pequeña puertecita se acerca el alma cargada de pecados, angustia, tristeza y dolor. Aquí, el corazón se muestra sin disfraces, tal como es. Aquí, cada hijo mío viene confiado a pedir perdón, un perdón que necesita, que ansía. Un perdón que le ha sido prometido desde las entrañas de la Misericordia, a cambio de un sincero arrepentimiento.

    - Ay Madre, cuantas veces la pequeña puertecita del confesionario se abrió para mí. Infinidad de veces mi alma, llena de culpa y vergüenza por tantos pecados, hallo paz al recibir el perdón que tu Hijo, a través del sacerdote, me regalaba...

    - A través del sacerdote, tú lo has dicho. Por eso, es que no debes renunciar a la posibilidad de la confesión sólo porque el sacerdote no te agrada, no le conoces y todos los etcétera imaginables. Mira, para que me comprendas mejor, nos quedaremos un momento aquí, y apreciarás por ti misma, los perfumes del jardín de la misericordia.

    El silencio de la mañana es interrumpido por un rumor de pasos. El sacerdote se acerca al confesionario y queda allí, en espera. Algunas personas van entrando a la Parroquia y los bancos van poblándose lentamente.

    - Mira con atención -me sugiere María.

    Mi corazón aprecia entonces una lluvia de rosas en espera, rodeando el confesionario.

    - ¿Qué es eso, Madre?-mientras pregunto, mis pulmones se llenan del perfuma más exquisito que haya conocido jamás.

    - Esos pétalos en espera, representan la Misericordia de Jesús aguardando un alma que venga por ella. Acércate más.

    Sin que el sacerdote lo note, me acerco hasta él. El paisaje ha cambiado y el hombre se halla sentado a la puerta de un vastísimo jardín. Sus manos se hallan inundadas de pétalos. Mientras reza en silencio, de su aliento sale el perfume indescriptible de la misericordia. Pero allí se queda, no se extiende ni un centímetro.

    - ¡Madre, corre, dile a esas personas que vengan!. Mira sus almas, Madrecita, están tristes, agobiadas, doloridas..... Si tan sólo pudieran ver esto, Madre, correrían agolpándose frente al confesionario, para inundarse del Amor derramado en perfumes eternos.

    Pero ¿qué digo? Si yo misma miles de veces estuve en el lugar de mis hermanos. Mil veces, como ellos, me quedaba arrodillada en el banco, cargando tanto peso en el alma que apenas si podía rezar. Mil veces deje los pétalos en espera, mil veces no bebí de la fuente del Amor...”Ni bien pueda, me confieso””Cuando halle a tal o cual cura me confesare” ”Hoy no lo siento, cuando lo sienta lo haré” ¡Que desperdicio, Madrecita, que desperdicio!.

    - Presta atención, hija mía, a lo que ahora te mostrare.

    Una señora se acerca al confesionario. Se arrodilla lentamente y recibe el saludo del sacerdote.

    En ese momento los pétalos comienzan a rodearla. A medida que confiesa sus faltas, una lluvia de luz y perfume desciende a su alma. Cuando reza el Pésame, se oyen los trinos de los pájaros del jardín, en una melodía única que jamás podría interpretar instrumento alguno. El sacerdote le da su bendición, unos ángeles se acercan... la señora se levanta y mira hacia el Sagrario. En ese momento Jesús, sentado en el lugar del sacerdote, sale del pequeño recinto del confesionario y la abraza. Su alma se halla ahora en estado de gracia, hermosa, casi con alas, y totalmente perfumada.

    - Señora, jamás pensé... ¡Oh Señora!. Quiere decir que todo lo que me has mostrado en esa buena mujer, ¿También ha sucedido conmigo hace un rato, cuando me confesé?

    - Claro, hija, claro. Pero aun no hemos visto todo el jardín. Te he mostrado la puerta.Te has acercado a ella, por lo que ahora, te es permitido entrar.

    - ¿Entrar?¿Por cuánto tiempo?

    - Por el que tu quieras...

    Reconozco que mi capacidad de asombro se agota enseguida contigo, Madre. Pero tu, que renuevas en mi corazón todas las cosas, me darás mas asombro para poder seguirte.

    Comienza la Misa. Cada palabra del sacerdote llega a mi corazón. Pero no me faltan las involuntarias distracciones, pues mi corazón, humano e inconstante, se escapa corriendo tras cuanto pensamiento pasa cerca de él. Pero tu paciencia, Madre, que supera infinitamente mi pobreza, una y otra vez, lo trae a mí.

    Llega el momento de la Comunión.

    - Mira el jardín -me dices.

    Veo a la misma señora del confesionario acercarse a comulgar. Un inmenso jardín la rodeaba y su alma, extasiada de gozo, abrazaba al Maestro, hecho Pan Eucarístico.

    Pero el jardín no es constante. No todas las personas salen envueltas en pétalos y perfumes.

    - ¿Porqué Madrecita, no a todos les es mostrado el jardín?

    - Porque no todos lo han buscado, hija. Algunos se han acercado a recibir a Jesús con el alma demasiado cargada de pequeñas faltas. Otros han ido como por costumbre. El maestro golpea una y otra vez la puerta del corazón, pero éste se halla tan ocupado encargándose de sus propios asuntos, que no escucha el llamado. Y allí queda Jesús, casi una hora, esperando y esperando... Hasta que decide irse. Sus manos, que estaban llenas de Misericordia, hecha pétalo y perfume de eternidad, ahora quedan cargadas de las espinas del olvido, que tanto le lastiman.

    Poco a poco intento comprender. El sacerdote me da la Comunión, y la misericordia de Dios me abraza. La disfruto en silencio, pero me queda una gran tristeza por mis hermanos.

    Si mi corazón disfruta de un abrazo de la Misericordia, es por su bondad, no por mis méritos. Pero algo me resta por comprender.

    - Madre, si ahora estoy en el jardín de la misericordia ¿por qué no permanezco en él?

    - Pues, porque te dejas engañar por el espejismo del pecado y te sales, seducida por el canto de las sirenas.

    - ¿Por qué Jesús no cierra las puertas, para que no pueda yo salir?

    - Porque respeta tu libertad. Recuerda que ese es uno de los regalos más bellos que te ha dado, pero el más difícil de disfrutar. Tu libertad se viste con extraños disfraces. Digamos que es como una gran ola del mar y tu, una tabla. Dejas que te arrastre donde quiera, o te trepas a la tabla, como el deportista, y la dominas...

    Me quedo en silencio. Sigo sintiendo en el alma la compañía de Jesús Sacramentado. Tengo mucho para meditar... Mucho para aprender y sobre todo, muchísimo más que agradecer...

    La misa ha terminado. Camino lentamente hacia la salida del templo. Paso frente al confesionario... Parece solitario, pero no... no lo está. Tu, Madre querida, me has enseñado a ver, tras esa sencilla y pequeña puerta, el jardín de la eterna misericordia. Dame la gracia, Madre, de grabar en mi alma tus enseñanzas, de reconocer mis pecados y de acercarme, en cada oportunidad, a las puertas del jardín de la infinita misericordia, o sea, al Sagrado Corazón de Jesús.



  • Preguntas o comentarios al autor
  • María Susana Ratero.



    NOTA de la autora: "Estos relatos sobre María Santísima han nacido en mi corazón y en mi imaginación por el amor que siento por ella, basados en lo que he leído. Pero no debe pensarse que estos relatos sean consecuencia de revelaciones o visiones o nada que se le parezca. El mismo relato habla de "Cerrar los ojos y verla" o expresiones parecidas que aluden exclusivamente a mi imaginación, sin intervención sobrenatural alguna."

    RISOTERAPIA

    Risoterapia
    Autor:  Juan Jesús Priego


            Reír es una actividad de lo más saludable. Según el psicólogo estadounidense William Fry, «cinco minutos de risa equivalen a 45 minutos de ejercicio físico. Reír aumenta la capacidad pulmonar, ayuda a la circulación de la sangre, da un masaje vibratorio a todo el cuerpo, aleja temores, elimina toxinas y potencia el sistema inmunológico». Una buena carcajada hace tanto bien como ir a dar una vuelta a trote ligero al parque Tangamanga.

            La risa alivia el ansia, saca de la depresión (de la prisión), reduce el estrés, aminora el cansancio, vuelve menos espesa la bruma que nos hace verlo todo negro y aumenta el gozo de vivir.

            El llanto, como se sabe, es hijo de la impotencia; cuando sentimos que el mundo nos viene demasiado grande, tan grande que nos aplasta, lloramos: llorar es confesar que no podemos. En cambio, la risa es un grito de victoria; sólo los liberados ríen, es decir, aquellos que reconocen haber podido. John Moned, filósofo de la Universidad de South Florida, dice que «la primera vez que el hombre rió debió ser como un gesto de alivio después de haber pasado por algún peligro». Sí, seguramente así debió haber sido. Como en los buenos chistes, que antes hay que oírlos para reírlos, la risa viene siempre después. Es un gesto de liberación, una especie de «¡uf!» que suele exhalar el cuerpo cuando el peligro se ha ido.

            Para Peter L. Berger, el famoso sociólogo de la religión, la risa es un anticipo de la vida redimida. Reímos porque de alguna manera nos consideramos salvados, porque la amenaza de la muerte ha sido abolida, porque el peligro ha quedado atrás. La risa es una garantía de la salvación, una especie de sacramento de la hilaridad que reinará en el cielo.

            Tan saludable es la risa que William Fry ha decidido crear con ella un método de curación llamado risoterapia. Esto significa que muy pronto empezarán a multiplicarse los maestros y los libros que nos invitarán a reír a carcajada abierta como una manera de conservarnos sanos. Cosa que, siendo sincero, ya no me gusta tanto, porque me parece que si le quitamos a la risa su gratuidad, eso que los filósofos llamarían su incondicionalidad, de la risa no queda nada. La verdad es que no me imagino a alguien riéndose solo, o desternillándose a carcajadas frente a otro únicamente para relajar sus maltrechos pulmones.

            Imagine que vamos usted y yo por una calle de la ciudad y que de repente empiezo a ejecutar la terapia que me haya impuesto el risoterapeuta o como se llame el especialista de esta nueva «ciencia». Usted podría pensar, por ejemplo: «Vaya, después de todo no soy tan desagradable como había pensado que era (en el fondo, todos, en algún momento, hemos pensado que acaso éramos desagradables); miren cómo se ríe este señor por lo que acabo de decirle. En mi próxima reunión de trabajo volveré a contar esta anécdota aprovechando que no es tan mala, a juzgar por ver la gracia que ha ocasionado». En el fondo usted se alegraría por haberme hecho pasar un buen rato. Pues bien, ¿qué sentiría si le confesara que no es ni su persona ni sus historias lo que me han hecho doblar de risa sino la necesidad de poner en práctica el ejercicio número 14, según el cual entre las 10:29 y las 11:45 debo reírme por lo menos 2 minutos?

            La risa debe ser, ante todo, la celebración del otro. La celebración de su palabra y de su presencia. Pero si la celebración se convierte en un pretexto para la disminución de mi estrés o para el fortalecimiento de mi sistema inmunológico, entonces la risa queda transformada en uno de los recursos de mi egoísmo, es decir, en una burla.

            A mi entender, la verdadera risoterapia, o curación a través de la risa, tendría que ser aquella que nos invite a alegrarnos de vivir, de estar contentos por habitar un mundo que es gobernado por Dios con amor y cuidado, por ser eternos, por haber sido redimidos y estar rodeados de seres a los que podríamos encontrar y querer.

            La risa, para que sea de veras curativa, tiene que ser una risa profunda, nacida –como dijo Berger- de la convicción de que el mundo está en orden y de que somos amados en él. Y si de la meditación de lo que todo esto significa brota una sonora carcajada, mejor que mejor.

    HACIA LA PERFECCIÓN

    Hacia la perfección
         
            · Sólo podemos dar a los demás lo que tenemos dentro de nosotros.

            · Asume el compromiso personal de hacer lo que quieras y de querer lo que hagas. ¡Hoy!

            · En cada uno de nosotros hay sitio para el amor. Sólo debemos dejarlo entrar.

            · Nada es de tu propiedad, y cuanto antes te des cuenta de ello, más estarás en condiciones de conectar con el portentoso principio de la abundancia.

            · Contempla cada obstáculo como si éste constituyera una oportunidad.

            · Cuando aparezca un problema, abórdalo con serenidad y úsalo para aprender algo.

            · El conocimiento es la aceptación silenciosa de lo que es.

            · Perdonar es ejercer la facultad de dar amor en las circunstancias más difíciles.

            · El acto de dar es la clave del perdón.

            · Sólo recibimos aquello que permitimos que entre.

    PAPA FRANCISCO -

     

    PAPA FRANCISCO

    ''Veo a Francisco igual que en la parroquia, pero ahora con más gente''

    El padre Guillermo conoció al entonces padre Bergoglio en el año 1977 cuando era provincial de la Compañía de Jesús de Argentina. Durante todos estos años ha seguido en contacto con él. Ahora el padre Guillermo trabaja en la sección española de Radio Vaticana y ha contado a ZENIT algunas anécdotas que recuerda de aquellos años y sus impresiones sobre el papa Francisco. 

    ¿Cuándo conoció al padre Bergoglio?
    --Padre Guillermo: Yo le conocí cuando era provincial de los jesuitas argentinos. La compañía se divide en provincias que en muchos casos coinciden con los países, ahora la provincia es argentina-uruguaya. En aquel momento era sólo argentina. En julio del año 1977, él estaba en Buenos Aires y viajó a Córdoba como provincial. Yo lo vi para pedirle que quería entrar en la Compañía de Jesús; cuando uno quiere ser jesuita tiene que dirigirse al provincial. Ahí lo conocí, una persona muy afable, una persona con la que se podía hablar perfectamente sin ninguna dificultad. Como a mi me faltaba todavía un año y medio para terminar los estudios, me dijo "si me repites esto mismo dentro de un tiempo ahí veremos porque en este tiempo pueden pasar muchas cosas". Me invitó a compartir la misa que el tenía que celebrar.
    En enero del 79 entré en la Compañía de Jesús, era su último año como provincial. Algunas veces celebraba la misa en el noviciado, también presidía las celebraciones más importantes que teníamos que era cuando le veíamos. Y los domingos iba al recreo del noviciado que teníamos con la gente que ya estaba en el Máximo, los filósofos y teólogos.

    ¿Cómo recuerda al padre Bergoglio de aquellos años?
    --Padre Guillermo: En diciembre del 79 él termina como provincial. El cargo de provincial dura 6 años y después se puede ir a una misión o tener cualquier destino. En su caso, al terminar como provincial empezó como rector y formador en el Colegio Máximo. Algo muy importante es que al mismo tiempo, en el año 80 designan parroquia a la capilla que había empezado a funcionar al final del Colegio Máximo. Eran unas 10 hectáreas, en aquel tiempo porque ahora ya no existe ese terreno. El frente del Colegio Máximo Universidad de Filosofía y Teología, donde también nosotros hacíamos Humanidades; en la parte de atrás había un galpón que se dedicaba a guardar el alimento para los animales. Cuando yo entré en el 79 me destinaron a trabajar en esos barrios pobres que dan a la parte de atrás del Máximo, donde daba este galpón que ya había empezado a funcionar como capilla. Poco a poco se fue convirtiendo en una iglesia y al poco tiempo, siendo él ya rector del Máximo, le nombran también párroco. Fue el primer párroco de esa iglesia, de una parroquia de los barrios obreros de San Miguel y unos 30.000 habitantes.

    Para mi es muy importante haberle tenido como rector y formador, en ciertos tiempos como director espiritual también. Esto fue hasta el año 1984 que estuve en el Colegio Máximo. Por eso ha sido muy importante para mí la parte pastoral, lo que nosotros estamos viviendo ahora con esta invitación de Francisco a salir, ir al encuentro de la gente sin barreras, como lo vive él. El no ha venido con secretario, tampoco lo tenía allá.

    Recuerdo una anécdota con un chico que yo conocía en Buenos Aires, un chico que había estado metido en la droga y que escuchaba el programa de radio en el que yo trabajaba allá, me vino a visitar y quedamos de vez en cuando para charlar. Pasó un tiempo en el que no le ví y un día nos encontramos por la calle y me dijo: "He estado con el cardenal Bergoglio". Me contó que una vez pasó por la Curia, porque era cartero, y le dejó una nota porque quería hablar con él. A los pocos días, estaba en su día de descanso y estaba durmiendo y su papá le dijo que tenía un llamado telefónico, pero él no tenía ganas de responder porque estaba en su día libre, pero su papá le dijo que era el cardenal Bergoglio. Ese día el mismo cardenal Bergoglio marca el número que este chico le había dejado y él habla directamente para preguntarle cuando quiere venir a la Curia.

    En su opinión, ¿qué es lo que más caracteriza a Francisco?
    --Padre Guillermo: El es así, una persona abierta y siempre ha tenido esto de la atención con el otro a partir de una profundo encuentro con el Señor, una persona muy espiritual, de mucha oración. Esto que está repitiendo ahora, lo que dijo en la Misa Crismal, esa invitación a salir de sí, esa idea de que el pastor tiene que tener olor a oveja. Es una cosa que lo hemos vivido siempre lo que hemos trabajado con él, con una atención muy particular a la gente. A nosotros nos envió como estudiantes a ir a buscar chicos para el catecismo y a visitar enfermos. Teníamos el sábado por la tarde y el domingo por la mañana para ir a visitar a la gente, aunque aún no fuéramos sacerdotes, pero nos invitaba a salir para conocer a la gente. Y era una preocupación no solamente religiosa sino social porque el fundó en ese tiempo un comedor para  niños donde iban muchos chicos, y en el tiempo en el que nosotros crecíamos en cantidad en el colegio Maximo, él se preocupó de conseguir algunas vacas, chanchos (cerdos), ovejas que con eso podíamos tener carne.
    En ese tiempo no había becas como hubo después, entonces nosotros cuidábamos a los animales. Comíamos mucha verdura pero los chicos del comedor sí comían carne, para un argentino la carne es muy importante y él se preocupaba por eso.

    También recuerdo que allí teníamos un lavarropas, donde dejábamos la ropa sucia y él lo preparaba con el jabón y nos avisaba cuando ya estaba lista para que la colgáramos. Mientras tanto nosotros estábamos estudiando. Él por la tarde pasaba para dar de comer a los cerdos. El hacía todo esto con naturalidad, no estaba separado el aspecto espiritual de las cosas cotidianas. Cuando nosotros el domingo volvíamos de las visitas a la gente, él era el que había preparado la comida.

    ¿Qué sintió cuando lo vio aparecer en la ventana de la Loggia?
    --Padre Guillermo: Él ha sido siempre una persona muy particular, muy capaz, una persona de gobierno. Siempre entendí que el como obispo era persona de peso y también entre los cardenales. Hablé con él el sábado anterior al cónclave. Cuando el venía a Roma, yo sabía donde vivía y como tenía que pasar por la Vía de la Conciliación, en vez de llamarle y molestarle le salía al encuentro en la calle.
    Como en los programas de Radio Vaticana en español tenemos más de 20 países, eran alrededor de 25 cardenales. No podíamos entrevistar a unos cardenales sí y a otros no. Además sé que él no suele dar entrevistas así que no quería molestarle. Pero el sábado anterior al cónclave quise saludarlo y estuvimos un 15 minutos caminando. Ese día me impactó su serenidad y humor, hablando de distintas cosas. Hablamos de cosas para reír y de cosas serias, pero él tuvo siempre la misma serenidad y alegría. Hablamos bastante de lo que decían los medios. Y él siempre con la misma paz, una solidez en el modo de moverse y actuar, en las cosas que se dicen, que vienen de una profunda paz interior que sé que el cuida mucho.
    Siempre pensé que era una cosa posible, pero por el motivo de la edad, 76 años ya cumplidos yo pensé que no podría ser. Pero como jesuita, por nuestro voto de obediencia al papa, y en Radio Vaticana que somos la voz del papa, tenía que prepararme para cualquier persona.
    Teníamos varias lenguas durante el cónclave, una hora y media de transmisión en los momentos en los que podía haber fumata, aparte de lo que son nuestros programas. Tenemos 91 minutos diarios de producción en distintos horarios. Además cuando hay una actividad especial del papa, hacemos crónicas que van por otros canales para las emisoras que nos retransmiten. Por lo tanto, teníamos que hacer la crónica de la elección del papa. Yo había decidido que para nuestra lengua, en el momento que tuviéramos fumata blanca, yo iba al estudio y hacíamos la retransmisión hasta que apareciera el papa y un poco más después. Ese día no esperaba que llegara la fumata blanca y trabajábamos con una carpeta con información de todos los cardenales. Cuando vimos la fumata blanca comenzamos la retransmisión. Cuando apareció Tauran y dijo Jorge Mario, yo ahí no pude transmitir más, no coordinaba las ideas... sentí algo en el pecho. Después, gracias a Dios, como pasó un tiempo hasta que el salió a la ventana, me aparté, salí del micrófono, porque no podía reaccionar porque estaba muy emocionado. Empezó a hablar en italiano y me hacían señas para que tradujera, pero yo no pensaba, porque veía un conocido, entendía lo que decía y no me daba cuenta que tenía que traducir. Cuando él se apartó de la ventana puede ya reaccionar e hice una síntesis de lo que había dicho.
    Lo que vimos ahí en pocos segundos fue muy significativo de su persona, después escribí un texto titulado "Francisco es así". Ha sido una emoción muy grande. Estos días estoy trasmitiendo las celebraciones, las homilías... y estoy viendo lo mismo que veía en la parroquia pero con más gente.
    Por lo tanto, ¿estas primeras semanas de Francisco son una continuación de lo que ha sido como sacerdote, obispo y cardenal?
    --Padre Guillermo: No tengo ninguna dificultad en verlo como párroco de Roma, o párroco del mundo, porque el siempre se ha visto como sacerdote. Cuando se presenta como nuevo obispo de Roma, se pone al mismo nivel que los demás obispos. Es obispo de Roma pero además preside en la caridad.
    Cuando era cardenal le gustaba que le llamasen padre, se presentaba como sacerdote. Una vez que fui a saludarlo, pero el recepcionista me dijo "el padre está retrasado 2 o 3 minutos y pide que le disculpes". Yo le contesté que por supuesto sin problema esperaba, pero le dije "pero no le llame padre, él es cardenal", y me dijo: "pero es que él se enoja si le llamamos cardenal o monseñor".
    Cuando uno está con él, se vive alguien que hace presente a Jesucristo, invita a celebrar a Cristo vivo. Salir de la sacristía para ir al encuentro de la gente. El usaba el subterráneo, él creó la vicaría para las Villas Miserias, como un espacio distinto para atender especialmente. Él después de las 6 de la tarde todos los días salía para ir a acompañar a alguno de los sacerdotes, mientras el sacerdote hacía su visita al volver, muchas veces se encontraba con que el obispo Bergoglio le había hecho la cena. También acompañaba por las noches a sacerdotes enfermos. Estos gestos hablan de este 'salir'.
    La respuesta a esta forma de hacer de Francisco ha tenido ya una respuesta impresionante. 60.000 personas en el Regina Coeli del Lunes del Ángel, la Misa Pascual con casi 300.000. Esto es una respuesta. De Argentina me llaman y me escriben para contarme que hay gente que está volviendo a la Iglesia después de un tiempo de lejanía. Una persona me ha contado que estaba peleada con el cura y había dejado de rezar y ahora me ha dicho "con Francisco me he dado cuenta que una cosa no tiene que ver con la otra, he vuelto a rezar".

    ¿Cuál considera que es el lado más jesuita de Francisco?
    --Padre Guillermo Siempre me ha llamado la atención en él, no sólo ahora, su capacidad para poner detrás de cualquier cosa de la que habla la espiritualidad ignaciana, en la estructura del pensamiento, en la cuestión afectiva que es muy importante en los Ejercios Espirituales. El tiene ya en su manera de pensar, sentir y actuar la espiritualidad ignaciana. He compartido en estos días con otros jesuitas que no le conocían, y me han dicho que en sus homilías ven la espiritualidad ignaciana.

    ¿Ha tenido ya ocasión de saludarlo desde que es papa?
    --Padre Guillermo: Sí, he tenido ocasión de saludarlo dos veces. El sábado de la audiencia con los periodistas, que para mí fue muy importante, y el domingo pasado, al hacer las crónicas desde el Aula de las Bendiciones, al lado desde donde se hace la bendición Urbi et Orbi. Ahí nuevamente estuve con él, incluso me dio saludos para mi madre. El día de la audiencia le di el dibujo de una nena de siete años que luego me enteré por otro sacerdote que lo tiene en su escritorio de Santa Marta. Le entregué también estampas del Cura Brochero, que es nuestro próximo beato, que será beatificado el 14 de septiembre. Yo sé que él es devoto del Cura Brochero y así puede tener y dar estampas suyas.

    Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...