Páginas
- Página principal
- VIRGEN DEL CARMEN
- ORACIONES A JESÚS EUCARISTÍA
- LA DIVINA MISERICORDIA
- SANTA FAUSTINA Y LA DIVINA MISERICORDIA
- ORACIONES POR LAS VOCACIONES SACERDOTALES Y RELIGIOSAS
- MEDITACIONES
- REFLEXIONES
- BLOG CATÓLICO NAVIDEÑO
- MÁRTIRES DE LA DIÓCESIS DE CHIMBOTE
- UN TEÓLOGO RESPONDE
- EUCARISTÍA, MILAGRO DE AMOR
- BLOG CATÓLICO DEL PAPA FRANCISCO
- TIBERIADES EN GABITO GRUPOS
- CANONIZACIÓN DE JUAN PABLO II Y JUAN XXIII
- SANTOS Y SANTAS PARA COLOREAR
- SAN JOSÉ MARELLO
- SAN JOSÉ: NOVENA, ORACIONES Y IMÁGENES
- GIFS DE LA VIRGEN MARÍA
- IMÁGENES DE LA EUCARISTÍA
- INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
- SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS - ORACIONES Y NOVENA 2024
- SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: JUNIO - MEDITACIONES
- NARDOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS - MEDITACIONES PARA JUNIO
- SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS - MIS PRIMEROS VIERNES DE MES
- CRISTO REY
- CUARESMA 2024
- SEMANA SANTA - IMÁGENES
- EL VÍA CRUCIS EN IMÁGENES
- GIFS DE JESÚS DE NAZARETH
- ESPÍRITU SANTO: IMÁGENES, NOVENA, ORACIONES Y MEDITACIONES
- BLOG CATÓLICO DE EDUCACIÓN RELIGIOSA
- SAN PÍO DE PIETRELCINA
- ¿QUÉ ES EL ADVIENTO?
- ADVIENTO 2024
- LA CORONA DE ADVIENTO
- ADVIENTO - MEDITACIONES
- TARJETAS DE FELIZ NAVIDAD
- TARJETAS DE FELIZ NAVIDAD - MERRY CHRISTMAS
- NAVIDAD - PESEBRES NAVIDEÑOS
- FELIZ AÑO NUEVO - HAPPY NEW YEAR
jueves, 4 de agosto de 2011
SAN JUAN MARÍA VIANNEY, SANTO - CURA DE ARS - 4 DE AGOSTO
Autor: . | Fuente: www.ewtn.com
Juan María Vianney, Santo
Cura de Ars, 4 de agosto
Juan María Vianney, Santo
El Cura de Ars
Martirologio Romano: Memoria de san Juan María Vianney, presbítero, que durante más de cuarenta años se entregó de una manera admirable al servicio de la parroquia que le fue encomendada en la aldea de Ars, cerca de Belley, en Francia, con una intensa predicación, oración y ejemplos de penitencia. Diariamente catequizaba a niños y adultos, reconciliaba a los arrepentidos y con su ardiente caridad, alimentada en la fuente de la Eucaristía, brilló de tal modo, que difundió sus consejos a lo largo y a lo ancho de toda Europa y con su sabiduría llevó a Dios a muchísimas almas (1859).
Uno de los santos más populares en los últimos tiempos ha sido San Juan Vianey, llamado el santo Cura de Ars. En él se ha cumplido lo que dijo San Pablo: "Dios ha escogido lo que no vale a los ojos del mundo, para confundir a los grandes".
Era un campesino de mente rústica, nacido en Dardilly, Francia, el 8 de mayo de 1786. Durante su infancia estalló la Revolución Francesa que persiguió ferozmente a la religión católica. Así que él y su familia, para poder asistir a misa tenían que hacerlo en celebraciones hechas a escondidas, donde los agentes del gobierno no se dieran cuenta, porque había pena de muerte para los que se atrevieran a practicar en público sulreligión. La primera comunión la hizo Juan María a los 13 años, en una celebración nocturna, a escondidas, en un pajar, a donde los campesinos llegaban con bultos de pasto, simulando que iban a alimentar sus ganados, pero el objeto de su viaje era asistir a la Santa Misa que celebraba un sacerdote, con grave peligro de muerte, si los sorprendían las autoridades.
Juan María deseaba ser sacerdote, pero a su padre no le interesaba perder este buen obrero que le cuidaba sus ovejas y le trabajaba en el campo. Además no era fácil conseguir seminarios en esos tiempos tan difíciles. Y como estaban en guerra, Napoléon mandó reclutar todos los muchachos mayores de 17 años y llevarlos al ejército. Y uno de los reclutados fue nuestro biografiado. Se lo llevaron para el cuartel, pero por el camino, por entrar a una iglesia a rezar, se perdió del gurpo. Volvió a presentarse, pero en el viaje se enfermó y lo llevaron una noche al hospital y cuando al día siguiente se repuso ya los demás se habían ido. Las autoridades le ordenaron que se fuera por su cuenta a alcanzar a los otros, pero se encontró con un hombre que le dijo. "Sígame, que yo lo llevaré a donde debe ir". Lo siguió y después de mucho caminar se dio cuenta de que el otro era un desertor que huía del ejército, y que se encontraban totalmente lejos del batallón.
Y al llegar a un pueblo, Juan María se fue a donde el alcalde a contarle su caso. La ley ordenaba pena de muerte a quien desertara del ejército. Pero el alcalde que era muy bondadoso escondió al joven en su casa, y lo puso a dormir en un pajar, y así estuvo trabajando escondido por bastante tiempo, cambiándose de nombre, y escondiéndose muy hondo entre el pasto seco, cada vez que pasaban por allí grupos del ejército. Al fin en 1810, cuando Juan llevaba 14 meses de desertor el emperador Napoleón dio un decreto perdonando la culpa a todos los que se habían fugado del ejército, y Vianey pudo volver otra vez a su hogar.
Trató de ir a estudiar al seminario pero su intelecto era romo y duro, y no lograba aprender nada. Los profesores exclamaban: "Es muy buena persona, pero no sirve para estudiante No se le queda nada". Y lo echaron.
Se fue en peregrinación de muchos días hasta la tumba de San Francisco Regis, viajando de limosna, para pedirle a ese santo su ayuda para poder estudiar. Con la peregrinación no logró volverse más inteligente, pero adquirió valor para no dejarse desanimar por las dificultades.
El Padre Balley había fundado por su cuenta un pequeño seminario y allí recibió a Vianey. Al principio el sacerdote se desanimaba al ver que a este pobre muchacho no se le quedaba nada de lo que él le enseñaba Pero su conducta era tan excelente, y su criterio y su buena voluntad tan admirables que el buen Padre Balley dispuso hacer lo posible y lo imposible por hacerlo llegar al sacerdocio.
Después de prepararlo por tres años, dándole clases todos los días, el Padre Balley lo presentó a exámenes en el seminario. Fracaso total. No fue capaz de responder a las preguntas que esos profesores tan sabios le iban haciendo. Resultado: negativa total a que fuera ordenado de sacerdote.
Su gran benefactor, el Padre Balley, lo siguió instruyendo y lo llevó a donde sacerdotes santos y les pidió que examinaran si este joven estaba preparado para ser un buen sacerdote. Ellos se dieron cuenta de que tenía buen criterio, que sabía resolver problemas de conciencia, y que era seguro en sus apreciaciones en lo moral, y varios de ellos se fueron a recomendarlo al Sr. Obispo. El prelado al oír todas estas cosas les preguntó: ¿El joven Vianey es de buena conducta? - Ellos le repondieron: "Es excelente persona. Es un modelo de comportamiento. Es el seminarista menos sabio, pero el más santo" "Pues si así es - añadió el prelado - que sea ordenado de sacerdote, pues aunque le falte ciencia, con tal de que tenga santidad, Dios suplirá lo demás".
Y así el 12 de agosto de 1815, fue ordenado sacerdote, este joven que parecía tener menos inteligencia de la necesaria para este oficio, y que luego llegó a ser el más famoso párroco de su siglo (4 días después de su ordenación, nació San Juan Bosco). Los primeros tres años los pasó como vicepárroco del Padre Balley, su gran amigo y admirador.
Unos curitas muy sabios habían dicho por burla: "El Sr. Obispo lo ordenó de sacerdote, pero ahora se va a encartar con él, porque ¿a dónde lo va a enviar, que haga un buen papel?".
Y el 9 de febrero de 1818 fue envaido a la parroquia más pobre e infeliz. Se llamaba Ars. Tenía 370 habitantes. A misa los domingos no asistían sino un hombre y algunas mujeres. Su antecesor dejó escrito: "Las gentes de esta parroquia en lo único en que se diferecian de los ancianos, es en que ... están bautizadas". El pueblucho estaba lleno de cantinas y de bailaderos. Allí estará Juan Vianey de párroco durante 41 años, hasta su muerte, y lo transformará todo.
El nuevo Cura Párroco de Ars se propuso un método triple para cambiar a las gentes de su desarrapada parroquia. Rezar mucho. Sacrificarse lo más posible, y hablar fuerte y duro. ¿Qué en Ars casi nadie iba a la Misa? Pues él reemplazaba esa falta de asistencia, dedicando horas y más horas a la oración ante el Santísimo Sacramento en el altar. ¿Qué el pueblo estaba lleno de cantinas y bailaderos? Pues el párroco se dedicó a las más impresionantes penitencias para convertirlos. Durante años solamente se alimentará cada día con unas pocas papas cocinadas. Los lunes cocina una docena y media de papas, que le duran hasta el jueves. Y en ese día hará otro cocinado igual con lo cual se alimentará hasta el domingo. Es verdad que por las noches las cantinas y los bailaderos están repletos de gentes de su parroquia, pero también es verdad que él pasa muchas horas de cada noche rezando por ellos. ¿Y sus sermones? Ah, ahí si que enfoca toda la artillería de sus palabras contra los vicios de sus feligreses, y va demoliendo sin compasión todas las trampas con las que el diablo quiere perderlos.
Cuando el Padre Vianey empieza a volverse famoso muchas gentes se dedican a criticarlo. El Sr. Obispo envía un visitador a que oiga sus sermones, y le diga que cualidades y defectos tiene este predicador. El enviado vuelve trayendo noticias malas y buenas.
El prelado le pregunta: "¿Tienen algún defecto los sermones del Padre Vianey? - Sí, Monseñor: Tiene tres defectos. Primero, son muy largos. Segundo, son muy duros y fuertes. Tercero, siempre habla de los mismos temas: los pecados, los vicios, la muerte, el juicio, el infierno y el cielo". - ¿Y tienen también alguna cualidad estos sermones? - pregunta Monseñor-. "Si, tienen una cualidad, y es que los oyentes se conmueven, se convierten y empiezan una vida más santa de la que llevaban antes".
El Obispo satisfecho y sonriente exclamó: "Por esa última cualidad se le pueden perdonar al Párroco de Ars los otros tres defectos".
Los primeros años de su sacerdocio, duraba tres o más horas leyendo y estudiando, para preparar su sermón del domingo. Luego escribía. Durante otras tres o más horas paseaba por el campo recitándole su sermón a los árboles y al ganado, para tratar de aprenderlo. Después se arrodillaba por horas y horas ante el Santísimo Sacramento en el altar, encomendándo al Señor lo que iba decir al pueblo. Y sucedió muchas veces que al empezar a predicar se le olvidaba todo lo que había preparado, pero lo que le decía al pueblo causaba impresionantes conversiones. Es que se había preparado bien antes de predicar.
Pocos santos han tenido que entablar luchas tan tremendas contra el demonio como San Juan Vianey. El diablo no podía ocultar su canalla rabia al ver cuantas almas le quitaba este curita tan sencillo. Y lo atacaba sin compasión. Lo derribaba de la cama. Y hasta trató de prenderle fuego a su habitación . Lo despertaba con ruidos espantosos. Una vez le gritó: "Faldinegro odiado. Agradézcale a esa que llaman Virgen María, y si no ya me lo habría llevado al abismo".
Un día en una misión en un pueblo, varios sacerdotes jovenes dijeron que eso de las apariciones del demonio eran puros cuentos del Padre Vianey. El párroco los invitó a que fueran a dormir en el dormitorio donde iba a pasar la noche el famoso padrecito. Y cuando empezaron los tremendos ruidos y los espantos diabólicos, salieron todos huyendo en pijama hacia el patio y no se atrevieron a volver a entrar al dormitorio ni a volver a burlarse del santo cura. Pero él lo tomaba con toda calma y con humor y decía: "Con el patas hemos tenido ya tantos encuentros que ahora parecemos dos compinches". Pero no dejaba de quitarle almas y más almas al maldito Satanás.
Cuando concedieron el permiso para que lo ordenaran sacerdote, escribieron: "Que sea sacerdote, pero que no lo pongan a confesar, porque no tiene ciencia para ese oficio". Pues bien: ese fue su oficio durante toda la vida, y lo hizo mejor que los que sí tenían mucha ciencia e inteligencia. Porque en esto lo que vale son las iluminaciones del Espíritu Santo, y no nuestra vana ciencia que nos infla y nos llena de tonto orgullo.
Tenía que pasar 12 horas diarias en el confesionario durante el invierno y 16 durante el verano. Para confesarse con él había que apartar turno con tres días de anticipación. Y en el confesionario conseguía conversiones impresionantes.
Desde 1830 hasta 1845 llegaron 300 personas cada día a Ars, de distintas regiones de Francia a confesarse con el humilde sacerdote Vianey. El último año de su vida los peregrinos que llegaron a Ars fueron 100 mil. Junto a la casa cural había varios hoteles donde se hospedaban los que iban a confesarse.
A las 12 de la noche se levantaba el santo sacerdote. Luego hacía sonar la campana de la torre, abría la iglesia y empezaba a confesar. A esa hora ya la fila de penitentes era de más de una cuadra de larga. Confesaba hombres hasta las seis de la mañana. Poco después de las seis empezaba a rezar los salmos de su devocionario y a prepararse a la Santa Misa. A las siete celebraba el santo oficio. En los últimos años el Obispo logró que a las ocho de la mañana se tomara una taza de leche.
De ocho a once confesaba mujeres. A las 11 daba una clase de catecismo para todas las personas que estuvieran ahí en el templo. Eran palabras muy sencillas que le hacían inmenso bien a los oyentes.
A las doce iba a tomarse un ligerísimo almuerzo. Se bañaba, se afeitaba, y se iba a visitar un instituto para jóvenes pobres que él costeaba con las limosnas que la gente había traido. Por la calle la gente lo rodeaba con gran veneración y le hacían consultas.
De una y media hasta las seis seguía confesando. Sus consejos en la confesión eran muy breves. Pero a muchos les leía los pecados en su pensamiento y les decía los pecados que se les habían quedado sin decir. Era fuerte en combatir la borrachera y otros vicios.
En el confesionario sufría mareos y a ratos le parecía que se iba a congelar de frío en el invierno y en verano sudaba copiosamente. Pero seguía confesando como si nada estuviera sufriendo. Decía: "El confesionario es el ataúd donde me han sepultado estando todavía vivo". Pero ahí era donde conseguía sus grandes triunfos en favor de las almas.
Por la noche leía un rato, y a las ocho se acostaba, para de nuevo levantarse a las doce de la noche y seguir confesando.
Cuando llegó a Ars solamente iba un hombre a misa. Cuando murió solamente había un hombre en Ars que no iba a misa. Se cerraron muchas cantinas y bailaderos.
En Ars todos se sentían santamente orgullosos de tener un párroco tan santo. Cuando él llegó a esa parroquia la gente trabajaba en domingo y cosechaba poco. Logró poco a poco que nadie trabajara en los campos los domingos y las cosechas se volvieron mucho mejores.
Siempre se creía un miserable pecador. Jamás hablaba de sus obras o éxitos obtenidos. A un hombre que lo insultó en la calle le escribió una carta humildísima pidiendole perdón por todo, como si el hubiera sido quién hubiera ofendido al otro. El obispo le envió un distintivo elegante de canónigo y nunca se lo quiso poner. El gobierno nacional le concedió una condecoración y él no se la quiso colocar. Decía con humor: "Es el colmo: el gobierno condecorando a un cobarde que desertó del ejército". Y Dios premió su humildad con admirables milagros.
El 4 de agosto de 1859 pasó a recibir su premio en la eternidad.
Fue beatificado el 8 de enero de 1905 por el Papa San Pío X, y canonizado por S.S. Pío XI el 31 de mayo de 1925.
ORACION A JESUS EUCARISTIA
ORACION A JESUS EUCARISTIA
Cada vez que vengo aqui estas tan solo,
cada vez que vento aqui te siento tan solo,
eres la divina Eucaristía.
cada vez que vento aqui te siento tan solo,
eres la divina Eucaristía.
Eres que quien volvio al camino mi vida perdida
Aqui estoy mira mi alma te quiere amar,
te doy mi ser mi voluntad del mundo
no quiero nada pues tuyo soy..
Eres esa gran espera dia con dia
para que venga a contarte mis penas y alegrias
hoy vengo a decirte JESÚS:
para que venga a contarte mis penas y alegrias
hoy vengo a decirte JESÚS:
no puedo mas mira ya no tengo fuerzas
se empiezan a agotar.
se empiezan a agotar.
Aqui estoy, aqui estoy
no quiero retornar dame tu gracia
para luchar, el mundo quiere
arrancar lo que te he dado mi voluntad
JESÚS estoy aqui.
no quiero retornar dame tu gracia
para luchar, el mundo quiere
arrancar lo que te he dado mi voluntad
JESÚS estoy aqui.
Amén.
¡FELIZ DÍA DEL PÁRROCO! - 4 DE AGOSTO
Autor: Mons. José María Arancedo | Fuente: Aica.org
¡Feliz Día del Párroco! |
|||
Texto del micro radial de monseñor José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, emitido por LT 9 (Sábado 28 de julio de 2007) | |||
|
ORACIÓN PARA PEDIR A DIOS GENEROSIDAD...
Oración para pedir a Dios generosidad
Señor, enséñame a ser generoso,
a dar sin calcular,
a devolver bien por mal,
a servir sin esperar recompensa,
a acercarme al que menos me agrada,
a hacer el bien al que nada puede retribuirme
a amar siempre gratuitamente,
a trabajar sin preocuparme del reposo.
a dar sin calcular,
a devolver bien por mal,
a servir sin esperar recompensa,
a acercarme al que menos me agrada,
a hacer el bien al que nada puede retribuirme
a amar siempre gratuitamente,
a trabajar sin preocuparme del reposo.
Y, al no tener otra cosa que dar
a donarme en todo y cada vez más
a aquel que necesita de mí,
esperando solo de tí la recompensa.
O mejor: esperando que Tú mismo
seas mi recompensa.
a donarme en todo y cada vez más
a aquel que necesita de mí,
esperando solo de tí la recompensa.
O mejor: esperando que Tú mismo
seas mi recompensa.
Amén
EL MEJOR DÍA...
El Mejor Día...
Esta mañana desperté emocionado con todas las cosas que tengo que hacer antes de que el reloj marque la media noche. Tengo responsabilidades que cumplir hoy, soy importante.
Esta mañana desperté emocionado con todas las cosas que tengo que hacer antes de que el reloj marque la media noche. Tengo responsabilidades que cumplir hoy, soy importante.
Mi trabajo es escoger que clase de día voy a tener, hoy puedo quejarme porque el día esta lluvioso, o puedo dar gracias a dios porque las plantas están siendo regadas gratis.
Hoy me puedo sentir triste porque no tengo más dinero, o puedo estar contento porque mis finanzas me empujan a planear mis compras con inteligencia.
Hoy puedo quejarme de mi salud o puedo regocijarme porque estoy vivo.
Hoy puedo lamentarme por todo lo que mis padres no me dieron mientras estaba creciendo, o puedo sentirme agradecido de que me permitieran haber nacido.
Hoy puedo llorar porque las rosas tienen espinas, o puedo celebrar que las espinas tienen rosas.
Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a trabajar o puedo gritar de alegría porque tengo un trabajo.
Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a la escuela, o puedo estudiar y abrir mi mente enérgicamente y llenarla de nuevos y ricos conocimientos.
El día se presenta ante mi esperando a que yo le de forma, y aquí estoy yo!... su escultor.
Lo que suceda hoy depende de mi, de nadie más. Yo debo escoger que tipo de día voy a tener.
Ten un gran día. . . Dios te lo regala. . . disfrútalo.
miércoles, 3 de agosto de 2011
LA PUERTA DE LA AMISTAD...
La Puerta de la Amistad...
La puerta de mi amistad
está por siempre abierta, en la misma medida, tanto para aquellos
hermanos que me odian, como para aquellos que me aman. Consideraré a
quien se crea mi enemigo como mi verdadero hermano divino, oculto tras
el velo del malentendimiento.
Desgarraré ese velo con la daga del amor, de forma que al ver él mi disposición humilde, comprensiva y magnánima, no pueda ya desdeñar mis expresiones de buena voluntad. Me apiadaré de los demás tal como me apiado de mí mismo. Ganaré mi propia salvación sirviendo a mis semejantes.
(Paramahansa Yogananda)
¿QUIÈNES SON LOS ÀNGELES?
Autor: Lucrecia Rego de Planas
| Fuente: Catholic.net
¿Quiénes son los ángeles? |
|||
Seres inmortales, dotados de inteligencia y voluntad | |||
|
PENSAMIENTO MARIANO...
PENSAMIENTO MARIANO...
Acuérdate, acuérdate, dulce, escogida Reina, que tienes de nosotros, los hombres pecadores, toda tu dignidad. ¿Cómo te llamarías Madre de la gracia y la misericordia a no ser por nuestra miseria que necesita de gracia y de misericordia.
Miguel de Unamuno
BENDICE MIS MANOS...
Bendice mis manos
Autor: Sabine Naegeli
Señor, bendice mis manos
para que sean delicadas y sepan tomar
sin jamás aprisionar,
que sepan dar sin calcular
y tengan la fuerza de bendecir y consolar.
Señor, bendice mis ojos
para que sepan ver la necesidad
y no olviden nunca lo que a nadie deslumbra;
que vean detrás de la superficie
para que los demás se sientan felices
por mi modo de mirarles.
Señor, bendice mis oídos
para que sepan oír tu voz
y perciban muy claramente
el grito de los afligidos;
que sepan quedarse sordos
al ruido inútil y la palabrería,
pero no a las voces que llaman
y piden que las oigan y comprendan
aunque turben mi comodidad.
Señor, bendice mi boca
para que dé testimonio de Ti
y no diga nada que hiera o destruya;
que sólo pronuncie palabras que alivian,
que nunca traicione confidencias y secretos,
que consiga despertar sonrisas.
Señor, bendice mi corazón
para que sea templo vivo de tu Espíritu
y sepa dar calor y refugio;
que sea generoso en perdonar y comprender
y aprenda a compartir dolor y alegría
con un gran amor.
Dios mío, que puedas disponer de mí
con todo lo que soy, con todo lo que tengo.
Fuente: pastoralsj.org
Autor: Sabine Naegeli
Señor, bendice mis manos
para que sean delicadas y sepan tomar
sin jamás aprisionar,
que sepan dar sin calcular
y tengan la fuerza de bendecir y consolar.
Señor, bendice mis ojos
para que sepan ver la necesidad
y no olviden nunca lo que a nadie deslumbra;
que vean detrás de la superficie
para que los demás se sientan felices
por mi modo de mirarles.
Señor, bendice mis oídos
para que sepan oír tu voz
y perciban muy claramente
el grito de los afligidos;
que sepan quedarse sordos
al ruido inútil y la palabrería,
pero no a las voces que llaman
y piden que las oigan y comprendan
aunque turben mi comodidad.
Señor, bendice mi boca
para que dé testimonio de Ti
y no diga nada que hiera o destruya;
que sólo pronuncie palabras que alivian,
que nunca traicione confidencias y secretos,
que consiga despertar sonrisas.
Señor, bendice mi corazón
para que sea templo vivo de tu Espíritu
y sepa dar calor y refugio;
que sea generoso en perdonar y comprender
y aprenda a compartir dolor y alegría
con un gran amor.
Dios mío, que puedas disponer de mí
con todo lo que soy, con todo lo que tengo.
Fuente: pastoralsj.org
DIOS ES UN NIÑO GRANDE
Autor: P. Eusebio Gómez Navarro OCD | Fuente: Catholic.net Dios es un niño grande | |
Nos cuesta mucho sonreír, hemos perdido la capacidad de maravillarnos por cosas pequeñas, de gozar cada momento presente. | |
Una madre, para dar ánimo a su hijo, lo llevó a un concierto de Paderewski. El hijo entró en el escenario y empezó a tocar el piano. Cuando las cortinas se abrieron, el niño estaba interpretando las notas de “Mambrú se fue a la guerra”. En aquel momento, el maestro hizo su entrada, fue al piano y susurró al oído del niño: “No pares, continúa tocando”. Entonces Paderewski extendió su mano izquierda y empezó a llenar la parte del bajo. Luego, puso su mano derecha alrededor del niño y agregó un bello arreglo de la melodía. Fue una experiencia creativa. El público estaba entusiasmado. Dios es el gran maestro que nos enseña y nos dirige con sus manos divinas. Con su presencia inunda de vida toda nuestra existencia. “El Señor exulta de gozo por ti, te renueva con su amor, danza por ti con gritos de júbilo como en los días de fiesta” (So 3,17-18). Dios es alegre y joven. La Escritura nos habla así de Dios: crea la vida “entre el clamor de las estrellas del alba” (Jb 38,7), la hizo con sabiduría (Pr 8,30). Dios disfruta y no sólo en su intimidad; salta de satisfacción al ver a los suyos, a su amado pueblo: “Me regocijaré en mi pueblo” (Is 65,18). A nosotros, los adultos, nos cuesta mucho sonreír. Las preocupaciones nos arrancan el gozo de poder disfrutar. Necesitamos hacernos como niños para entrar en el reino de los cielos (Mt 18,3), para gozar cada momento presente, para deleitarnos con todo lo bello de la vida, como si lo contempláramos por primera vez. El adulto ha perdido la capacidad de maravillarse, de asombrase por los grandes y pequeños acontecimientos. El adulto ha aprendido a pensar y actuar de una forma autómata y rígida. Y ha aprendido también a preocuparse de los negocios, de lo que los demás pensarán y dirán de él. Se reciben aplausos si se actúa de acuerdo a las expectativas de los otros. El adulto funciona a base de normas. Se hace serio y competitivo. Ha cifrado su importancia en el trabajo duro, en la ocupación, en tener cosas... Éstas son sus metas, aunque para ello tenga que dejar de sonreír, vivir amargado y, a veces, hasta enfermar. Según el pasaje evangélico de Mc 10,13-16, los discípulos actúan como “el adulto” y no permiten que los niños, la alegría personificada, se acerquen a Jesús. Sin embargo, él, que era libre, acogía a los niños y destacaba su forma de actuar. El adulto que redescubre el niño interior aprende “lo que ha de tomarse en serio para reírse de lo demás” (Herman Hesse). Esto crea una armonía profunda de espíritu y de unidad con el Creador. Descubrir el niño interior que llevamos dentro nos puede ayudar mucho a despertar a la vida, a contemplar con sorpresa las maravillas que nos topamos cada día, a valorar más el ser que el hacer. Necesitarnos volver a la niñez para darnos mayor cuenta de todo, para vivir sin prisas, para invertir tiempo en el descanso y el juego. Quizá debamos orar con las manos juntas y los ojos cerrados como los niños, pidiendo al Amigo que nos enseñe a disfrutar con lo que tenemos; que nos haga más plenamente conscientes de lo que vemos, tocamos, gustamos y olemos; que nos dé ojos para descubrir los grandes tesoros diarios y vivir en alegría y gratitud; que nos dé el coraje de ser nosotros mismos para no dejarnos llevar por una vida de normas ni por el qué dirán; que nos devuelva el alma de niño para disfrutar de todo y con todo. Acercarnos a los niños nos puede ayudar a ser como ellos: tener sus ojos, pensar como ellos, sonreír y disfrutar la vida como ellos. |
HACER LAS PASES
Hacer las paces
Autor: Andrea Clay
Tenía apenas 14 años cuando conocí a Gabriel. Él no era mucho mayor y, al igual que yo, pasaba por la difícil etapa de la adolescencia. Nos hicimos amigos y juntos nos divertimos mucho.
Autor: Andrea Clay
Tenía apenas 14 años cuando conocí a Gabriel. Él no era mucho mayor y, al igual que yo, pasaba por la difícil etapa de la adolescencia. Nos hicimos amigos y juntos nos divertimos mucho.
No recuerdo qué pasó entre nosotros. Hubo palabras duras y lágrimas. La imagen de él, con el pelo empapado bajo la lluvia y las lágrimas que le resbalaban por las mejillas, se quedó para siempre grabada en mi memoria. Quise reparar el daño, pero me faltó valor y no supe hacerlo. La situación me parecía demasiado compleja. Gabriel y yo nos distanciamos.
Transcurrieron los años y no supe mucho de él. Luego, en abril de 1998, amigos mutuos me hicieron saber que estaba en coma. Había caído unos treinta metros mientras escalaba una montaña. El corazón me dio un vuelco. En ese instante comprendí que jamás lo volvería a ver. Los médicos se esforzaron por ayudarlo, pero Gabriel murió al cabo de unas semanas.
Después de aquello, durante un tiempo no podía conciliar el sueño de noche, deseando que hubiese podido resolver nuestras diferencias y que hubiésemos seguido siendo amigos. Tenía la certeza de que había perdido toda oportunidad de hacerlo. Me preguntaba si él me habría perdonado el daño que le había causado, si podía observarme desde el Cielo y si comprendía el dolor que azotaba mi alma.
Luego, una noche, me vino la respuesta a mi interrogante. No era nada largo ni complicado; pero era todo lo que me hacía falta para librarme del remordimiento. Oí claramente una voz en mi cabeza. Era Gabriel, que me decía: «¡Siempre te consideré mi amiga!»
Se me llenaron los ojos de lágrimas. Comprendí que todo estaba perdonado. A mi corazón llegó la paz. Entonces me propuse que jamás dejaría transcurrir un día sin hacer las paces con aquellos a quienes ofendiera, por si no se me vuelve a presentar la ocasión de hacerlo. Hoy podría ser mi única oportunidad de demostrar a alguien que es importante para mí, de decirle: «Te quiero», y hacer las paces.
* * *
La diferencia entre guardar rencor
y perdonar la ofensa recibida
es como la que hay entre acostarse de noche
sobre una almohada de espinos
y una de pétalos de rosa.
Loren Ficher
martes, 2 de agosto de 2011
GRACIAS A DIOS...
Gracias a Dios, hay personas que se preocupan del cuidado y el bienestar ajenos. Tal vez conozco a personas abnegadas, que brindan un muy necesario servicio y atenciones, a mí o a mis seres amados; quizás estoy rezando con ellas. En todo el mundo, profesionales, familiares y amigos son manos que brindan ayuda.
Cuidar de otros día tras día requiere ser responsable, compasivo y, sobre todo, afectuoso. Dios obra por intermedio de los curadores y les proporciona fe, seguridad y sabiduría para enfrentar todo tipo de situaciones.
Cuidar de otros día tras día requiere ser responsable, compasivo y, sobre todo, afectuoso. Dios obra por intermedio de los curadores y les proporciona fe, seguridad y sabiduría para enfrentar todo tipo de situaciones.
Extiendo mi amor y mis bendiciones a los curadores que conozco y a los del mundo entero, afirmando esta plegaria: Dios bendice a todos los curadores con la fortaleza y el valor necesarios para cuidar a los demás.
Dios bendice los curadores de nuestro mundo con fortaleza, coraje y amor.
DIOS ES EL PROTAGONISTA EN LA ORACIÓN
Autor: SS Juan Pablo II | Fuente: El Camino de María Dios es el protagonista en la oración | |
Te basta mi gracia: la fuerza se realiza en la debilidad. No pocas veces sentimos la tentación de pensar que Dios no nos oye o que no nos responde. | |
- ¿Qué es la oración? Comúnmente se considera una conversación. En una conversación hay siempre un «yo» y un «tú». En este caso un Tú con mayúscula. La experiencia de la oración enseña que si inicialmente el «yo» parece el elemento más importante, uno se da cuenta luego de que en realidad las cosas son de otro modo. Más importante es el Tú, porque nuestra oración parte de la iniciativa de Dios. - ¿Cómo reza el Papa? Os respondo: como todo cristiano: habla y escucha. A veces, reza sin palabras, y es entonces cuando más escucha. Lo más importante es precisamente lo que «oye». Trata también de unir la oración a sus obligaciones, a sus actividades, a su trabajo, y unir su trabajo a la oración. - Orar no significa sólo que podemos decir a Dios todo lo que nos agobia. Orar significa también callar y escuchar lo que Dios nos quiere decir. - La oración debe abrazar todo lo que forma parte de nuestra vida. No puede ser algo suplementario o marginal. Todo debe encontrar en ella su propia voz. También todo lo que nos oprime; de lo que nos avergonzamos; lo que por su naturaleza nos separa de Dios. Precisamente esto, sobre todo. La oración es la que siempre, primera y esencialmente, derriba la barrera que el pecado y el mal pueden haber levantado entre nosotros y Dios. - Debemos orar también porque somos frágiles. Es preciso reconocer humildemente y en forma realista que somos pobres criaturas, con ideas confusas, tentadas por el mal, frágiles y débiles, con necesidad contínua de fuerza interior y de consuelo. - La oración es el reconocimiento de nuestros limites y de nuestra dependencia: venimos de Dios, somos de Dios y retornamos a Dios. Por lo tanto, no podemos menos que abandonarnos en Él, nuestro Creador y Señor, con plena y total confianza. - Si tratáis a Cristo, oiréis también vosotros en lo más íntimo del alma los requerimientos del Señor, sus insinuaciones continuas. - En la oración, pues, el verdadero protagonista es Dios. El protagonista es Cristo, que constantemente libera la criatura de la esclavitud de la corrupción y la conduce hacia la libertad, para gloria de los hijos de Dios. Protagonista es el Espíritu Santo, que «viene en ayuda de nuestra debilidad». - Procurad hacer un poco de silencio también vosotros en vuestra vida para poder pensar, reflexionar y orar con mayor fervor y hacer propósitos con más decisión. Hoy resulta difícil crearse «zonas de desierto y silencio» porque estamos continuamente envueltos en el engranaje de las ocupaciones, en el fragor de los acontecimientos y en el reclamo de los medios de comunicación, de modo que la paz interior corre peligro y encuentran obstáculos los pensamientos elevados que deben cualificar la existencia del hombre. - Dios nos oye y nos responde siempre, pero desde la perspectiva de un amor más grande y de un conocimiento más profundo que el nuestro. Cuando parece que Él no satisface nuestros deseos concediéndonos lo que pedimos, por noble y generosa que nuestra petición nos parezca, en realidad Dios está purificando nuestros deseos en razón de un bien mayor que con frecuencia sobrepasa nuestra comprensión en esta vida. El desafío es «abrir nuestro corazón» alabando su Nombre, buscando su Reino, aceptando su Voluntad. -Cuando recéis debéis ser conscientes de que la oración no significa sólo pedir algo a Dios o buscar una ayuda particular, aunque ciertamente la oración de petición sea un modo auténtico de oración. La oración, sin embargo, debe caracterizarse también por la adoración y la escucha atenta, pidiendo perdón a Dios e implorando la remisión de los pecados. - La oración debe ir antes que todo: quien no lo entienda así, quien no lo practique, no puede excusarse de la falta de tiempo: lo que le falta es amor. - No pocas veces acaso podemos sentir la tentación de pensar que Dios no nos oye o que no nos responde. Pero, como sabiamente nos recuerda san Agustín, Dios conoce nuestros deseos incluso antes de que se los manifestemos. Él afirma que la oración es para nuestro provecho, pues al orar «ponemos por obra» nuestros deseos, de tal manera que podemos obtener lo que ya Dios está dispuesto a concedernos. Es para nosotros una oportunidad para «abrir nuestro corazón». - Para orar hay que procurar en nosotros un profundo silencio interior. La oración es verdadera si no nos buscamos a nosotros mismos en la oración, sino sólo al Señor. Hay que identificarse con la Voluntad de Dios, teniendo el espíritu despojado, dispuesto a una total entrega a Dios. Entonces nos daremos cuenta de que toda nuestra oración converge, por su propia naturaleza, hacia la oración que Jesús nos enseñó y que se convierte en su única plegaria en Getsemaní: «No se haga mi voluntad, sino la tuya.» - La oración puede definirse de muchas maneras. Pero lo más frecuente es llamarla un coloquio, una conversación, un entretenerse con Dios. Al conversar con alguien, no solamente hablamos sino que además escuchamos. La oración, por tanto, es también una escucha. Consiste en ponerse a escuchar la voz interior de la gracia. A escuchar la llamada. - El hombre no puede vivir sin orar, lo mismo que no puede vivir sin respirar. - A través de la oración, Dios se revela en primer lugar como Misericordia, es decir, como Amor que va al encuentro del hombre que sufre. Amor que sostiene, que levanta, que invita a la confianza. - La intervención humanitaria más poderosa sigue siendo siempre la oración, pues constituye un enorme poder espiritual, sobre todo cuando va acompañada por el sacrificio y el sufrimiento. - La oración es también una arma para los débiles y para cuantos sufren alguna injusticia. Es el arma de la lucha espiritual que la Iglesia libra en el mundo, pues no dispone de otras armas. - San Pablo, orando en medio de las dificultades de la vida, oyó estas palabras del Señor: «Te basta mi gracia: la fuerza se realiza en la debilidad.» La oración es la primera y fundamental condición de la colaboración con la gracia de Dios. Es menester orar para obtener la gracia de Dios y se necesita orar para poder cooperar con la gracia de Dios. |
EL RECUERDO DE JUAN PABLO II
El recuerdo de Juan Pablo II
1) Para saber
El Papa Benedicto XVI, con motivo del cuarto aniversario de la muerte del papa Juan Pablo II, pronunció en una solemne Eucaristía una homilía. En ella agradecía al Señor, con emoción y alegría, que nos hubiera dado un Pastor tan generoso, cuyo recuerdo sigue vivo en el corazón de la gente. Recordó el llamamiento que solía hacer: “No tengáis miedo de confiaros a Cristo. Él os guiará, os dará la fuerza para seguirlo cada día y en cada situación”.
1) Para saber
El Papa Benedicto XVI, con motivo del cuarto aniversario de la muerte del papa Juan Pablo II, pronunció en una solemne Eucaristía una homilía. En ella agradecía al Señor, con emoción y alegría, que nos hubiera dado un Pastor tan generoso, cuyo recuerdo sigue vivo en el corazón de la gente. Recordó el llamamiento que solía hacer: “No tengáis miedo de confiaros a Cristo. Él os guiará, os dará la fuerza para seguirlo cada día y en cada situación”.
Juan Pablo II, dijo el Papa, desde joven se mostró intrépido y osado defensor de Cristo: él no dudó en consumir todas sus energías con el fin de difundir por todas partes la luz; no aceptó ceder a compromisos cuando se trataba de proclamar y defender su Verdad, no se cansó nunca de difundir su Amor. Desde el inicio del pontificado hasta el 2 de abril de 2005, no tuvo miedo de proclamar, a todos y siempre que sólo Jesús es el Salvador y el verdadero Liberador del hombre y de todo hombre.
Esa entrega tuvo muchos frutos. Decía el Papa: “¡Cuántas vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, cuántas jóvenes familias decididas a vivir el ideal evangélico y a tender a la santidad! ¡Cuántos chicos y chicas se han convertido, o han perseverado en su camino cristiano gracias a su oración, a su ánimo, a su apoyo y a su ejemplo!”
2) Para pensar
Un suceso nos recuerda el respeto de Juan Pablo II por la libertad. Ocurrió cuando recibió a una de las más altas autoridades religiosas del judaísmo: el gran Rabino del Estado de Israel, Meir Lau, el cual le narró un sucedido en una ciudad europea.
Terminada la Segunda Guerra Mundial, una señora católica se dirigió al párroco de su pueblo, para hacerle una consulta. Ella tenía a su cuidado, a un pequeño niño judío que le habían encomendado sus padres, pues fueron enviados a un campo de concentración nazi donde murieron. Y ahora no sabía cómo educar al niño.
El párroco le preguntó a la señora cuál había sido la voluntad de los padres respecto a su hijo. La señora comentó que querían fuera educado en la fe judía.
El párroco entonces no dudó en decirle “Se debe respetar la voluntad de los padres”. El niño judío fue enviado al entonces naciente Estado de Israel, donde se criaría y educaría.
Para terminar, el Gran Rabino le aclaró la identidad de aquellas personas: “Usted, Eminencia, era ese párroco católico. Y, ese niño huérfano... era yo”.
3) Para vivir
Juan Pablo II conseguía comunicar una fuerte carga de esperanza, fundada en la fe en Jesucristo. Esa es su herencia: la llama de la fe y de esperanza.
Pero nuestra esperanza, necesita una “roca” a la que anclarse, y sólo Dios, que en Jesús nos ha revelado la plenitud de su amor, puede estar nuestra firme esperanza. Nosotros también seremos testigos de esperanza solo si vivimos unidos a Cristo mediante la oración y los Sacramentos. Concluía Benedicto XVI acudiendo a la Virgen María, para que nos ayude a vivir repitiendo día tras día a Dios el lema de Juan Pablo II: “Totus tuus”, que somos todo de Ella.
Su memoria es, pues, un estímulo para todos nosotros.
Pbro. José Martínez Colín
CADA UNO...
Cada Uno...
Cada uno puede construir su vida para llegar a ser... una voz serena entre el fragor de los apasionamientos… una luz para quienes andan en las sombras de la ignorancia... una sonrisa para quienes están tristes y deprimidos... palabras de aliento, para quienes quieren darse por vencidos... una mano amiga, que levanta a alguien caído... un amor desinteresado, para quien ha sido engañado y menospreciado...
Cada uno puede construir su vida para llegar a ser... una voz serena entre el fragor de los apasionamientos… una luz para quienes andan en las sombras de la ignorancia... una sonrisa para quienes están tristes y deprimidos... palabras de aliento, para quienes quieren darse por vencidos... una mano amiga, que levanta a alguien caído... un amor desinteresado, para quien ha sido engañado y menospreciado...
La Madre Teresa dijo alguna vez: "a veces sentimos que lo que hacemos es tan sólo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota".
PALABRAS DE JUAN PABLO II
Palabras de Juan Pablo II
"Sean humildes y valerosos, conscientes de lo que el Padre os ha dado. Permitan que esta conciencia sea su fortaleza, su luz, su esperanza. “Mi paz os dejo, mi paz os doy”. Esta promesa divina nos llena de esperanza – de la certeza en la esperanza divina- de que la paz es posible porque nada es imposible a Dios"
"Sean humildes y valerosos, conscientes de lo que el Padre os ha dado. Permitan que esta conciencia sea su fortaleza, su luz, su esperanza. “Mi paz os dejo, mi paz os doy”. Esta promesa divina nos llena de esperanza – de la certeza en la esperanza divina- de que la paz es posible porque nada es imposible a Dios"
lunes, 1 de agosto de 2011
UN BUEN EJEMPLO ...
Un buen
ejemplo...
Cuentan que una vez hubo un hombre muy pobre quien tenía el vicio del cigarrillo y el licor. Se casó y al cabo de unos meses estaba esperando un hijo. Al ver su pobreza, este hombre se sentía muy triste pues no tenía nada que heredar a su futuro hijo, ni tierras, ni objetos de valor.
Orando una noche a Dios le pedía ayuda, para que le diera la oportunidad de heredarle algo a su hijo. Después de un minuto Dios le contestó: "Tienes en tus manos el mejor regalo de todos, lo mejor que puedes heredar a tus hijos y que vale más que tierras o tesoros".
El hombre comprendió lo que Dios le había dicho, y a partir de ese día decidió dejar de fumar y beber, para heredar lo mejor de sí a sus hijos... ¡un buen ejemplo!
A veces pensamos en las cosas materiales como lo más importante, cuando depende de nuestras actitudes ante la vida el dar cosas buenas a los demás. No tienes que dar oro para ser amado, ni grandes obsequios para ser apreciado. Basta con ser sincero y estar ahí cuando se te necesite.
No te menosprecies por no tener tierras, autos o dinero para regalar. Regala lo mejor de ti, que como en este caso podría ser tan alcanzable como un buen ejemplo.
(Pequeñas
Semillitas)
UN AMIGO..
UN AMIGO...
Un amigo es alguien muy especial en la vida.
Cuando lo encuentras, sientes que tu alegría se multiplica y que tus angustias se diluyen.
La lealtad del amigo es un estímulo para crecer en seguridad.
Cuando lo encuentras, sientes que tu alegría se multiplica y que tus angustias se diluyen.
La lealtad del amigo es un estímulo para crecer en seguridad.
El amigo respeta tu dolor y comprende tu silencio.
Tu amigo te acompaña cuando todos se retiran.
Con tu amigo la comunicación se hace intimidad espiritual, empatía armónica y plena razón de vivir.
Con razón la Biblia dice que "quien encuentra un amigo verdadero, halla un tesoro".
Tiberio López
Suscribirse a:
Entradas (Atom)