domingo, 8 de agosto de 2021

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 8 DE AGOSTO DE 2021



 Domingo 19 (B) del tiempo ordinario

Domingo 8 de agosto de 2021


1ª Lectura (1Re 19,4-8): En aquellos días, Elías continuó por el desierto una jornada de camino, y, al final, se sentó bajo una retama y se deseó la muerte: «¡Basta, Señor! ¡Quítame la vida, que yo no valgo más que mis padres!». Se echó bajo la retama y se durmió. De pronto un ángel lo tocó y le dijo: «¡Levántate, come!». Miró Elías, y vio a su cabecera un pan cocido sobre piedras y un jarro de agua. Comió, bebió y se volvió a echar. Pero el ángel del Señor le volvió a tocar y le dijo: «¡Levántate, come!, que el camino es superior a tus fuerzas». Elías se levantó, comió y bebió, y, con la fuerza de aquel alimento, caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de Dios.



Salmo responsorial: 33

R/. Gustad y ved qué bueno es el Señor.

Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre. Yo consulté al Señor, y me respondió, me libró de todas mis ansias.

Contempladlo, y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha y lo salva de sus angustias.

El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege. Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él.

2ª Lectura (Ef 4,30—5,2): No pongáis triste al Espíritu Santo de Dios con que él os ha marcado para el día de la liberación final. Desterrad de vosotros la amargura, la ira, los enfados e insultos y toda la maldad. Sed buenos, comprensivos, perdonándoos unos a otros como Dios os perdonó en Cristo. Sed imitadores de Dios, como hijos queridos, y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros a Dios como oblación y víctima de suave olor.

Versículo antes del Evangelio (Jn 6,51): Aleluya. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor; el que coma de este pan vivirá para siempre. Aleluya.

Texto del Evangelio (Jn 6,41-51): En aquel tiempo, los judíos murmuraban de Él, porque había dicho: «Yo soy el pan que ha bajado del cielo». Y decían: «¿No es éste Jesús, hijo de José, cuyo padre y madre conocemos? ¿Cómo puede decir ahora: He bajado del cielo?». Jesús les respondió: «No murmuréis entre vosotros. Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: ‘Serán todos enseñados por Dios’. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí. No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha venido de Dios, ése ha visto al Padre.

»En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron; éste es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo».




«Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae»

Fray Lluc TORCAL Monje del Monasterio de Sta. Mª de Poblet

(Santa Maria de Poblet, Tarragona, España)


Hoy, el Evangelio presenta el desconcierto en el que los connacionales de Jesús vivían en su presencia: «¿No es éste Jesús, hijo de José, cuyo padre y madre conocemos? ¿Cómo puede decir ahora: He bajado del cielo?» (Jn 6,42). La vida de Jesús entre los suyos había sido tan normal que, el comenzar la proclamación del Reino, quienes le conocían se escandalizaban de lo que entonces les decía.

¿De qué Padre les hablaba Jesús, que nadie había visto? ¿Quién era este pan bajado del cielo que quienes lo comen vivirán para siempre? Él negaba que fuera el maná del desierto porque, quienes lo comieran, morirían. «El pan que yo (...) voy a dar, es mi carne por la vida del mundo» (Jn 6,51). ¿Su carne podía ser un alimento para nosotros? El desconcierto que sembraba Jesús entre los judíos podía extenderse entre nosotros si no respondemos a una pregunta central para nuestra vida cristiana: ¿Quién es Jesús?

Muchos hombres y mujeres antes que nosotros se han hecho esta pregunta, la han respondido personalmente, han ido a Jesús, lo han seguido y ahora gozan de una vida sin fin y llena de amor. Y a los que vayan a Jesús, Él los resucitará el último día (cf. Jn 6,44). Juan Casiano exhortaba a sus monjes diciéndoles: «‘Acercaos a Dios, y Dios se acercará a vosotros’, porque ‘nadie puede ir a Jesús si el Padre que lo ha enviado no lo atrae’ (...). En el Evangelio escuchamos al Señor que nos invita para que vayamos hacia Él: ‘Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os haré reposar’». Acojamos la Palabra del Evangelio que nos acerca a Jesús cada día; acojamos la invitación del mismo Evangelio a entrar en comunión con Él comiendo su carne, porque «éste es el verdadero alimento, la carne de Cristo, el cual, siendo la Palabra, se ha hecho carne para nosotros» (Orígenes).

FELIZ DOMINGO!!!





 

viernes, 6 de agosto de 2021

HOY SE INICIA LA NOVENA DE LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA

  


Hoy 6 de agosto se inicia la Novena por la Asunción de la Virgen María
Por Abel Camasca


 (ACI).- “¡Cómo quisiera que por doquiera y en todas las lenguas se expresara la alegría por la Asunción de María!... Que todo hombre y toda mujer tomen conciencia de estar llamados, por caminos diferentes, a participar en la gloria celestial de su verdadera Madre y Reina”, decía San Juan Pablo II en 1995.

Cercanos a esta gran Solemnidad, que la Iglesia celebra cada 15 de agosto, aquí una novena en honor a la Virgen de la Asunción.



Primer día de la novena por la Asunción de la Virgen María
Tema primer día: ¿Cómo será eso, pues no conozco varón?

Versículo introductorio

V. El Señor la eligió.

R. Y la predestinó.

Introducción

El día 1 de noviembre de 1950, Pío XII definió solemnemente la Asunción de la Santísima Virgen María: “Proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado, que la Inmaculada Madre de Dios, siembre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la Gloria celestial” (DS 3903).

Era obvio que la Madre de Dios, recibiera antes que nadie morada en el cielo y fuera glorificada para que desde allí continuase velando por sus hijos.

En momentos importantes, difíciles de la vida o en fechas memorables, nuestro primer pensamiento debe ir hacia la “madre”: su pensar, su sentir, su actuar… con cariño de hijos, recordar sus palabras, sus consejos. También la Virgen María, antes de su tránsito al cielo, nos dejó unas palabras, pocas, pero que son la clave para desvelarnos su semblanza humano-espiritual, a su paso por este mundo.

Lectura

Lc 1:26-34 “¿Cómo será eso, pues no conozco varón?”

Comentario

María, la joven doncella de Nazaret, a la que Dios le ofrece la maternidad divina, se sorprende del anuncio del ángel, pide una aclaración y recibe una respuesta misteriosa: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti” (Lc 1:35).

María no comprende, pero cree y confía; no pone inconvenientes, no se para a pensar en sí misma: si está preparada, si tiene capacidades…; sabe que para Dios todo es posible y pone su vida a disposición de su plan divino, siendo Madre y Virgen a la vez.

“Esta opción del estado virginal por parte de María, que en el designio de Dios la disponía al misterio de la Encarnación… constituyó una opción valiente, llevada a cabo para consagrarse totalmente al amor de Dios” (M.C. 37).

Peticiones

a) Señor, por intercesión de la Virgen María, Virgen oyente, orante y oferente, te pedimos que también nosotros escuchemos y oremos tu Palabra divina y haz que nuestra ofrenda de cada día te sea agradable y sea dedicación a los que sufren para que permanezcamos fieles al evangelio y al espíritu de nuestra Santa Madre Fundadora.

Ave María… y Gloria al Padre

b) Señor, por intercesión de la Virgen María, que permaneció firme y fuerte junto a la cruz de su hijo, te pedimos para que sepamos estar junto a los enfermos y seamos portadores de evangelio, consuelo y paz.

Ave María…y Gloria al Padre

c) Señor, por intercesión de la Virgen María, que fue elevada al cielo y glorificada sobre los coros de los ángeles y santos, te pedimos que Ella mire con materno amor a todos y dirija nuestros pasos y nos impulse a encarnar el espíritu y carisma que vivió Santa María para que, recorriendo el camino de la caridad perfecta, lleguemos un día a la gloria del cielo.

Ave María… y Gloria al Padre

Oración final

Señor, te pedimos conservar la fidelidad a la misión de “estar” junto a los enfermos y ser para ellos signo del amor maternal de la Virgen María. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amen.



Segundo día de la novena por la Asunción de la Virgen María
Tema del segundo día: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí, según tu palabra”

Versículo introductorio

V. Aquí está la esclava del Señor.

R. Hágase en mí según tu voluntad.

Lectura

Lc 1:35-38: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra”.

Comentario

“Ser esclava del Señor”, ahí está el secreto de María, la clave de su santidad. María declara con estas palabras que no se pertenece, que es propiedad del Señor, en quien ha puesto toda su confianza.

María cree, se entrega y camina a oscuras, en un fíat irreversible, pero en un fíat que es un sí gozoso al Padre, testimonio de su libertad interior, de su confianza y serenidad. No comprende, no sabe cómo se llevara a cabo su servicio, pero ella, libre y en total disponibilidad, responde: Fíat. Desde entonces, “La voluntad del Señor será la luz de su vida, su paz en el sufrimiento y la fuente de su alegría” (Pablo VI).

“Hágase en mí…” es la actitud “oyente de María”, que acoge con fe la Palabra divina, convirtiéndose en Madre de Dios por haber engendrado en su seno al Verbo. Es una actitud de “aceptación y de servicio al plan divino en la donación total de sí misma… es la actitud que debemos tener todos... siguiendo el ejemplo de María de Nazaret” (Cf. V.C. 18).

Peticiones

a) Señor, por intercesión de la Virgen María, Virgen oyente, orante y oferente, te pedimos que también nosotros escuchemos y oremos tu Palabra divina y haz que nuestra ofrenda de cada día te sea agradable y sea dedicación a los que sufren para que permanezcamos fieles al evangelio y al espíritu de nuestra Santa Madre Fundadora.

Ave María… y Gloria al Padre

b) Señor, por intercesión de la Virgen María, que permaneció firme y fuerte junto a la cruz de su hijo, te pedimos para que sepamos estar junto a los enfermos y seamos portadores de evangelio, consuelo y paz.

Ave María…y Gloria al Padre

c) Señor, por intercesión de la Virgen María, que fue elevada al cielo y glorificada sobre los coros de los ángeles y santos, te pedimos que Ella mire con materno amor a todos y dirija nuestros pasos y nos impulse a encarnar el espíritu y carisma que vivió Santa María para que, recorriendo el camino de la caridad perfecta, lleguemos un día a la gloria del cielo.

Ave María… y Gloria al Padre

Oración final

Padre Santo, tú que quisiste que tu Hijo naciera de Santa María Virgen, concédenos por su intercesión, servirte con puro corazón como Ella, estar siempre abiertas a tu voluntad divina y obedientes a tu Palabra para que nos dediquemos gozosamente a los enfermos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amen.



Tercer día de la novena por la Asunción de la Virgen María
Tema del tercer día: “Proclama mi alma la grandes del Señor…”

Versículo introductorio

V. Dichosa eres Santa María.

R. Y digna de toda alabanza.

Lectura

Lc 1:46-55: “Proclama mi alma la grandeza del Señor”

Comentario

“María en la visita a la Madre del Precursor, aparece como la Virgen orante; su espíritu se abre en expresiones de glorificación a Dios, de humildad, de fe, de esperanza, tal es el Magnificat” (M.C. 18).

Después del saludo por ambas partes, María prorrumpe en un canto de alegría, de alabanza a Dios Salvador, un canto de gratitud a Dios, Padre fiel y todopoderoso, que obra maravillas con los pobres. María expresa con este poema su grandeza de alma, su gozo, el más grande que ha invadido el corazón humano – Cristo vive en ella – es un gozo unido a la humildad más profunda y a la acción de gracias porque el Señor ha mirado la pequeñez de su esclava.

Con la oración del “Magnificat”, la Virgen María nos abre caminos de esperanza, de mayor vivencia de la fe; nos abre caminos de alegría porque el que todo lo puede es fiel y misericordioso de generación en generación.

La Virgen orante – de la Visitación – nos impulse a “que sepamos acudir a las necesidades de los demás con el fin de socorrerlas, pero sobre todo para que llevemos a Jesús… y proclamemos las maravillas que el Señor hace en el mundo…” (Cf. V. C. 112)

Peticiones

a) Señor, por intercesión de la Virgen María, Virgen oyente, orante y oferente, te pedimos que también nosotros escuchemos y oremos tu Palabra divina y haz que nuestra ofrenda de cada día te sea agradable y sea dedicación a los que sufren para que permanezcamos fieles al evangelio y al espíritu de nuestra Santa Madre Fundadora.

Ave María… y Gloria al Padre

b) Señor, por intercesión de la Virgen María, que permaneció firme y fuerte junto a la cruz de su hijo, te pedimos para que sepamos estar junto a los enfermos y seamos portadores de evangelio, consuelo y paz.

Ave María…y Gloria al Padre

c) Señor, por intercesión de la Virgen María, que fue elevada al cielo y glorificada sobre los coros de los ángeles y santos, te pedimos que Ella mire con materno amor a todos y dirija nuestros pasos y nos impulse a encarnar el espíritu y carisma que vivió Santa María para que, recorriendo el camino de la caridad perfecta, lleguemos un día a la gloria del cielo.

Ave María… y Gloria al Padre

Oración final

Oh Dios, Salvador de los hombres, que, por medio de la Virgen María, llevaste la salvación y el gozo a la casa de Isabel, concédenos proclamar tu grandeza con la santidad de nuestras costumbres y que vayamos gozosos al encuentro de los que sufren proclamando la Palabra de salvación para que reconozcan a Cristo como el Salvador. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amen.




Cuarto día de la novena por la Asunción de la Virgen María
Tema del cuarto día: “Hijo, ¿Por qué has hecho así con nosotros?”

Versículo introductorio

V. María conservaba todas estas cosas.

R. Meditándolas en su corazón.

Lectura

Lc 2:41-52 Jesús entre los doctores

Comentario

La pregunta de María, doliéndose por la pérdida del hijo, se hace lenguaje de amor, de docilidad plena, a la vez que manifiesta su pobreza, su íntima humillación, su dolor, su entrega a los planes divinos.

“Sin embargo es consolador para nosotros saber que también la Virgen preguntó “por qué” a Jesús en una circunstancia de intenso sufrimiento… demostrándonos en esta escena evangélica que la Virgen no siempre, ni inmediatamente comprendió el comportamiento de su Hijo… pero a pesar de ello María creía, confiaba y “conservaba todo esto en su corazón” (Lc 2, 51) (Juan Pablo).

Ante este episodio que nos narra San Lucas, María nos enseña una doble actitud: su silencio ante la respuesta del Hijo y su serenidad y equilibrio, virtudes tan necesarias en nuestra búsqueda constante de Dios, a través de todos los acontecimientos prósperos o adversos, a través de toda la vida, tanto en momentos de gozo como en circunstancias dolorosas y a veces humanamente incomprensibles. María nos muestra el camino: silencio, fe y oración.

Peticiones

a) Señor, por intercesión de la Virgen María, Virgen oyente, orante y oferente, te pedimos que también nosotros escuchemos y oremos tu Palabra divina y haz que nuestra ofrenda de cada día te sea agradable y sea dedicación a los que sufren para que permanezcamos fieles al evangelio y al espíritu de nuestra Santa Madre Fundadora.

Ave María… y Gloria al Padre

b) Señor, por intercesión de la Virgen María, que permaneció firme y fuerte junto a la cruz de su hijo, te pedimos para que sepamos estar junto a los enfermos y seamos portadores de evangelio, consuelo y paz.

Ave María…y Gloria al Padre

c) Señor, por intercesión de la Virgen María, que fue elevada al cielo y glorificada sobre los coros de los ángeles y santos, te pedimos que Ella mire con materno amor a todos y dirija nuestros pasos y nos impulse a encarnar el espíritu y carisma que vivió Santa María para que, recorriendo el camino de la caridad perfecta, lleguemos un día a la gloria del cielo.

Ave María… y Gloria al Padre

Oración final

Señor, Padre santo, que quisiste que Jesús se quedará en el templo y estuviera a tu plena disposición, concédenos, por intercesión de Santa María, profundizar en el misterio de tu voluntad y haz que seamos verdaderos discípulos de tu Hijo conservando y meditando en nuestro corazón tu Palabra divina. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amen.


Quinto día de la novena por la Asunción de la Virgen María
Tema del quinto día: “No tienen vino”

Versículo introductorio

V. Dichosa la Virgen María.

R. Porque se compadece de los necesitados.

Lectura

Jn 2:1-4 Jesús invitado a la boda de Caná

Comentario

Jesús y María se hallan presente en unas bodas en la ciudad de Caná. Durante el banquete, María se da cuenta de que falta el vino y con delicadeza maternal, se acerca a su Hijo para decirle: “no tienen vino”. Son unas palabras de súplica y de intercesión, que revelan la grandeza e importancia de la oración de petición. María nos enseña que la oración no es para que Dios cumpla nuestros deseos, sino para que nos cambie a nosotros a fin de hacernos instrumentos aptos en su manos, capaces de recibir sus dones.

“No tienen vino”, María sabe que el vino es algo que no puede faltar en una fiesta. Por eso, intercede ante Jesús y colabora en los planes de Dios. Así, Jesús realiza el primer milagro por la intercesión de María su Madre.

Peticiones

a)     Señor, por intercesión de la Virgen María, Virgen oyente, orante y oferente, te pedimos que también nosotros escuchemos y oremos tu Palabra divina y haz que nuestra ofrenda de cada día te sea agradable y sea dedicación a los que sufren para que permanezcamos fieles al evangelio y al espíritu de nuestra Santa Madre Fundadora.

Ave María… y Gloria al Padre

b)     Señor, por intercesión de la Virgen María, que permaneció firme y fuerte junto a la cruz de su hijo, te pedimos para que sepamos estar junto a los enfermos y seamos portadores de evangelio, consuelo y paz.

Ave María…y Gloria al Padre

c)      Señor, por intercesión de la Virgen María, que fue elevada al cielo y glorificada sobre los coros de los ángeles y santos, te pedimos que Ella mire con materno amor a todos y dirija nuestros pasos y nos impulse a encarnar el espíritu y carisma que vivió Santa María para que, recorriendo el camino de la caridad perfecta, lleguemos un día a la gloria del cielo.

Ave María… y Gloria al Padre

Oración final

Padre santo, en la boda de Caná la Virgen María ejerció su función maternal como mediadora, te pedimos, por su intercesión, que continúe ejerciendo su mediación entre tu Hijo y nosotros para que socorra a los afligidos, consuele a los tristes, fortalezca a los vacilantes y dé a los enfermos la esperanza. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.




Sexto día de la novena por la Asunción de la Virgen María
Tema del sexto día: “Haced lo que Él os diga”

Versículo introductorio

V. Dichosa eres Virgen María.

R. Porque intercediste ante tu Hijo Jesús.

Lectura

Jn 2:5-11 El primer milagro de Jesús

Comentario

Con estas palabras, María nos revela su extraordinaria personalidad. De espíritu firme y decidido, en armonía con su bondad, sabe afrontar la situación con serenidad, no desiste ante el aparente rechazo de Jesús y con cierta audacia obliga de alguna manera a Jesús a actuar y a hacer el milagro de la conversión del agua en vino.

“Haced lo que Él os diga” es la consecuencia del gran amor que María profesa a su Hijo, de su profunda fe, de la aceptación plena a la misión confiada por Dios, misión que lleva a la abnegación, a la renuncia de toda complacencia, misión que comporta dolor y que hace que todas las cosas sean nuevas en Jesús. Por eso María, confiando plenamente en Él, interviene como Madre solícita, como Mujer asociada a la obra salvadora de Cristo.

“Haced lo que Él os diga” son sus últimas palabras en el Evangelio.

Peticiones

a) Señor, por intercesión de la Virgen María, Virgen oyente, orante y oferente, te pedimos que también nosotros escuchemos y oremos tu Palabra divina y haz que nuestra ofrenda de cada día te sea agradable y sea dedicación a los que sufren para que permanezcamos fieles al evangelio y al espíritu de nuestra Santa Madre Fundadora.

Ave María… y Gloria al Padre

b) Señor, por intercesión de la Virgen María, que permaneció firme y fuerte junto a la cruz de su hijo, te pedimos para que sepamos estar junto a los enfermos y seamos portadores de evangelio, consuelo y paz.

Ave María…y Gloria al Padre

c) Señor, por intercesión de la Virgen María, que fue elevada al cielo y glorificada sobre los coros de los ángeles y santos, te pedimos que Ella mire con materno amor a todos y dirija nuestros pasos y nos impulse a encarnar el espíritu y carisma que vivió Santa María para que, recorriendo el camino de la caridad perfecta, lleguemos un día a la gloria del cielo.

Ave María… y Gloria al Padre

Oración final

Señor, que en tu providencia quisiste que la Virgen María estuviera presente en el primer milagro de tu Hijo, concédenos hacer aquello que Él nos ha mandado en el Evangelio y anunciemos la hora de la salvación presente en el mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.





Séptimo día de la novena por la Asunción de la Virgen María
Tema del séptimo día: Epílogo de la vida de María

Versículo introductorio

V. Alégrate, María, llena de gracia.

R. Porque has escuchado la Palabra divina.

Lectura

Lc 8:19-21 “Mi madre y mis hermanos son los que hacen la voluntad de Dios”.

Comentario

Las seis palabras de la Virgen nos han ido desvelando el verdadero perfil humano-espiritual de María, a través de las etapas concretas de su vida por las que Ella fue caminando en fe, esperanza y amor, en disponibilidad y aceptación de la misión a Ella confiada, conformándose progresivamente a Cristo.

María se nos muestra – decía Pablo VI – como la Virgen oyente, orante y oferente; como la Virgen fiel, coherente desde el “hágase de la Anunciación” hasta el “hágase silencioso al pie de la cruz”, ofreciéndose al Padre con Cristo y en Cristo por la Salvación del mundo.

Si la Asunción de María solo se explica a través de su Maternidad divina, también puede decirse que la Asunción fue el epílogo de la historia de María, el coronamiento de toda su vida mortal y de su misión en la tierra.

La Virgen, la llena de gracia, la que es Sagrario y Esposa del Espíritu Santo, transformada y vivificada por Él, es asunta en cuerpo y alma al cielo, está completamente compenetrada e identificada con Cristo, y ahora, en la gloria intercede por todos para que el Padre envíe sobre su Iglesia el Espíritu y configure a los hombres en su Hijo Jesús. Por tanto, bien podemos decir que la Asunción de María nos evoca también el poder de su poderosa intercesión, de ahí nuestro culto de alabanza a la Medianera de todas las gracias.

Peticiones

a) Señor, por intercesión de la Virgen María, Virgen oyente, orante y oferente, te pedimos que también nosotros escuchemos y oremos tu Palabra divina y haz que nuestra ofrenda de cada día te sea agradable y sea dedicación a los que sufren para que permanezcamos fieles al evangelio y al espíritu de nuestra Santa Madre Fundadora.

Ave María… y Gloria al Padre

b) Señor, por intercesión de la Virgen María, que permaneció firme y fuerte junto a la cruz de su hijo, te pedimos para que sepamos estar junto a los enfermos y seamos portadores de evangelio, consuelo y paz.

Ave María…y Gloria al Padre

c) Señor, por intercesión de la Virgen María, que fue elevada al cielo y glorificada sobre los coros de los ángeles y santos, te pedimos que Ella mire con materno amor a todos y dirija nuestros pasos y nos impulse a encarnar el espíritu y carisma que vivió Santa María para que, recorriendo el camino de la caridad perfecta, lleguemos un día a la gloria del cielo.

Ave María… y Gloria al Padre

Oración final

Señor, que nos has dado a tu Hijo, por medio de la Virgen María y la has asociado a la obra de la redención humana, te pedimos que, como Ella, escuchemos y meditemos en nuestros corazones tu Palabra, perseveremos en la oración y nuestra vida sea una ofrenda permanente para alabanza y gloria tuya. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amen.




Octavo día de la novena por la Asunción de la Virgen María
Tema del octavo día: “María, fue asunta en cuerpo y alma al cielo”

Versículo introductorio

V. Dichosa, tu María, que llevaste en tu seno a Cristo.

R. Él te ha llevado al cielo en cuerpo y alma.

Lectura

“Proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado, que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la Gloria celestial” Cf. DS 3903

Comentario

La gloria de María en el cielo consiste en participar de la gloria de Dios, estar ya gozando de la plenitud total de Dios. María continúa en el cielo la alabanza de gloria, que había iniciado en la tierra, es decir: alaba y glorifica a Dios. Ahora podemos aplicar a María las palabras de Isaías 61, 10: “Desbordo de gozo con el Señor y me alegro con mi Dios”.

María asunta al cielo, por ser Madre de Jesús, sigue siendo Madre de todos los hombres, Madre de la Iglesia, “porque en virtud del Espíritu Santo continúa generando al Cuerpo Místico de Cristo que es la Iglesia y a cada creyente… esta maternidad de María en la economía de la gracia perdura sin cesar… hasta la consumación perpetua de todos los siglos” (L.G. 62).

Una vez asociada a la glorificación de su Hijo, María continúa intercediendo en el cielo como Mediadora al Mediador y de esta forma, el recurrir a María debe conducirnos al encuentro con Cristo y por medio de Él llegar al Padre.

“María es la figura de una Mujer que, calladamente y en espíritu de servicio, vela por la Iglesia y la protege benignamente en su camino hacia la Patria hasta que llegue el día glorioso del Señor” (Cf. Pablo VI, 2-2-1974)

Peticiones

a) Señor, por intercesión de la Virgen María, Virgen oyente, orante y oferente, te pedimos que también nosotros escuchemos y oremos tu Palabra divina y haz que nuestra ofrenda de cada día te sea agradable y sea dedicación a los que sufren para que permanezcamos fieles al evangelio y al espíritu de nuestra Santa Madre Fundadora.

Ave María… y Gloria al Padre

b) Señor, por intercesión de la Virgen María, que permaneció firme y fuerte junto a la cruz de su hijo, te pedimos para que sepamos estar junto a los enfermos y seamos portadores de evangelio, consuelo y paz.

Ave María…y Gloria al Padre

c) Señor, por intercesión de la Virgen María, que fue elevada al cielo y glorificada sobre los coros de los ángeles y santos, te pedimos que Ella mire con materno amor a todos y dirija nuestros pasos y nos impulse a encarnar el espíritu y carisma que vivió Santa María para que, recorriendo el camino de la caridad perfecta, lleguemos un día a la gloria del cielo.

Ave María… y Gloria al Padre

Oración final

Señor, has querido elevar a tu humilde sierva María a la dignidad de Madre de tu Hijo y la has coronado de gloria en el cielo, te pedimos, por su intercesión, que imitemos su ejemplo, camine por la senda de la caridad perfecta, para que un día podamos gozar con ella en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.



Noveno día de la novena por la Asunción de la Virgen María
Tema del Noveno Día: “María, creyó en la Palabra del Señor y en su cumplimiento”.

Versículo introductorio

V. Dichosa, tu, María porque has creído.

R. Porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.

Lectura

Lc 1, 46-55 - "Alegría del alma en el Señor".

Comentario


"Dichosa tú por haber creído" (Lc 1,45). Vinculando esta expresión de Isabel dirigida a María con la de Jesús dirigida a Tomás «dichosos los que crean» (Jn 20,29), vemos cómo esta bienaventuranza, que interesa a toda la humanidad, designa el culmen de la libertad humana: es dichoso y feliz y realiza el designio de Dios quien alcanza la plenitud de su vocación. La libertad humana está hecha para la fe, en la que obtiene su perfección y su culminación.

El hombre se salva, no simplemente obedeciendo a una ley exterior, sino amando, entregándose y creyendo en Dios. María, dichosa por haber creído, es figura antropológica de la vocación humana a la felicidad.

Peticiones

a) Señor, por intercesión de la Virgen María, Virgen oyente, orante y oferente, te pedimos que también nosotros escuchemos y oremos tu Palabra divina y haz que nuestra ofrenda de cada día te sea agradable y sea dedicación a los que sufren para que permanezcamos fieles al evangelio y al espíritu de nuestra Santa Madre Fundadora.

Ave María… y Gloria al Padre

b) Señor, por intercesión de la Virgen María, que permaneció firme y fuerte junto a la cruz de su hijo, te pedimos para que sepamos estar junto a los enfermos y seamos portadores de evangelio, consuelo y paz.

Ave María… y Gloria al Padre

c) Señor, por intercesión de la Virgen María, que fue elevada al cielo y glorificada sobre los coros de los ángeles y santos, te pedimos que Ella mire con materno amor a todos y dirija nuestros pasos y nos impulse a encarnar el espíritu y carisma que vivió Santa María para que, recorriendo el camino de la caridad perfecta, lleguemos un día a la gloria del cielo.

Ave María… y Gloria al Padre

Oración final

Oh Señor, os pedimos que nos proteja a todos nosotros la oración de la Madre de Dios, la cual, aunque sabemos que salió de este mundo muriendo como los demás, resucitada a nueva vida, ha sido llevada al Cielo y coronada por Reina de todo lo creado. Os suplicamos también que, ya que no podemos agradaros con nuestras solas obras, nos salvemos por la intercesión de la misma Virgen María. Amén.

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 6 DE AGOSTO DE 2021 - LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR



 6 de Agosto: La Transfiguración del Señor (B)

Viernes 6 de agosto de 2021



1ª Lectura (Dan 7,9-10.13-14): Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.



Salmo responsorial: 96

R/. El Señor reina altísimo sobre toda la tierra.

El Señor reina, la tierra goza, se alegran las islas innumerables. Tiniebla y nube lo rodean, justicia y derecho sostienen su trono.


Los montes se derriten como cera ante el dueño de toda la tierra; los cielos pregonan su justicia, y todos los pueblos contemplan su gloria.


Porque tú eres, Señor, altísimo sobre toda la tierra, encumbrado sobre todos los dioses.

2ª Lectura (2Pe 1,16-19): Cuando os dimos a conocer el poder y la última venida de nuestro Señor Jesucristo, no nos fundábamos en fábulas fantásticas, sino que habíamos sido testigos oculares de su grandeza. Él recibió de Dios Padre honra y gloria, cuando la Sublime Gloria le trajo aquella voz: «Éste es mi Hijo amado, mi predilecto». Esta voz, traída del cielo, la oímos nosotros, estando con él en la montaña sagrada. Esto nos confirma la palabra de los profetas, y hacéis muy bien en prestarle atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día, y el lucero nazca en vuestros corazones.

Versículo antes del Evangelio (Mt 17,5): Aleluya. Este es mi Hijo muy amado, dice el Señor, en quien tengo puestas todas mis complacencias; escuchadlo. Aleluya.

Texto del Evangelio (Mc 9,2-10): En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, Santiago y Juan, y los lleva, a ellos solos, aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos, y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, tanto que ningún batanero en la tierra sería capaz de blanquearlos de ese modo. Se les aparecieron Elías y Moisés, y conversaban con Jesús. Toma la palabra Pedro y dice a Jesús: «Rabbí, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías» —pues no sabía qué responder ya que estaban atemorizados—.

Entonces se formó una nube que les cubrió con su sombra, y vino una voz desde la nube: «Éste es mi Hijo amado, escuchadle». Y de pronto, mirando en derredor, ya no vieron a nadie más que a Jesús solo con ellos. Y cuando bajaban del monte les ordenó que a nadie contasen lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos observaron esta recomendación, discutiendo entre sí qué era eso de «resucitar de entre los muertos».




«Rabbí, bueno es estarnos aquí»

Rev. D. Ignasi NAVARRI i Benet

(La Seu d'Urgell, Lleida, España)


Hoy celebramos la solemnidad de la Transfiguración del Señor. La montaña del Tabor, como la del Sinaí, es el lugar de la proximidad con Dios. Es el espacio elevado, respecto a la existencia diaria donde se respira el aire puro de la Creación. Es el lugar de la oración donde se está en la presencia del Señor, como Moisés y Elías que aparecen con Jesús transfigurado hablando con Él acerca del Éxodo que le esperaba en Jerusalén (es decir, su Pascua).


«Sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, tanto que ningún batanero en la tierra sería capaz de blanquearlos de ese modo» (Mc 9,3). Este hecho simboliza la purificación de la Iglesia. Y Pedro dijo a Jesús: «Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías» (Mc 9,5). San Agustín comenta bellamente que Pedro buscaba tres tiendas porque todavía no conocía la unidad entre la Ley, la Profecía y el Evangelio.


«Entonces se formó una nube que les cubrió con su sombra, y vino una voz desde la nube: ‘Éste es mi Hijo amado, escuchadle’» (Mc 9,7). La Transfiguración no es un cambio en Jesús, sino la Revelación de su Divinidad. Pedro, Santiago y Juan, contemplando la Divinidad del Señor, se preparan para afrontar el escándalo de la Cruz. ¡La Transfiguración es un anticipo de la Resurrección!


«Rabbí, bueno es estarnos aquí» (Mc 9,5). La Transfiguración nos recuerda que las alegrías sembradas por Dios en la vida no son puntos de llegada, sino luces que Él nos da en la peregrinación terrena para que “Jesús sólo” sea nuestra Ley, y su Palabra sea el criterio, el gozo y la bienaventuranza de nuestra existencia.


Que la Virgen María nos ayude a vivir intensamente nuestros momentos de encuentro con el Señor para que lo podamos seguir cada día con alegría, y nos ayude a escuchar y seguir siempre al Señor Jesús, hasta la pasión y la Cruz con vista a participar también de su Gloria.

ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN PERSONAL AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS



 CONSAGRACIÓN PERSONAL AL CORAZÓN DE JESÚS

De los escritos de Santa Margarita María de Alacoque


Corazón Sagrado de mi amado Jesús: yo, aunque vilísima criatura, os doy y consagra mi persona, vida, acciones, penas y padecimientos, deseando que ninguna parte de mi ser me sirva si no es para amaros, honraros y glorificaros. Esta es mi voluntad irrevocable: ser todo vuestro y hacerlo todo por vuestro amor, renunciando de todo mi corazón a cuanto puede desagradaros.

Os tomo, pues, oh Corazón divino, por el único objeto de mi amor, protector de mi vida, prenda de mi salvación, remedio de mi inconstancia, reparador de todas las culpas de mi vida y asilo seguro en la hora de mi muerte. Sed, pues, oh Corazón bondadoso, mi justificación para con Dios Padre, y alejad de mí los rayos de su justa cólera. Oh Corazón amoroso, pongo toda mi confianza en vos, pues aunque lo temo todo de mi flaqueza, sin embargo, todo lo espero de vuestra misericordia; consumid en mí todo lo que os desagrada y resiste, y haced que vuestro puro amor se imprima tan íntimamente en mi corazón, que jamás llegue a olvidaros ni estar separado de vos. Os suplico, por vuestra misma bondad, escribáis  mi nombre en vos mismo, pues quiero tener cifrada toda mi dicha en vivir y morir como vuestro esclavo. Amén.

jueves, 5 de agosto de 2021

ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN DE LA FAMILIA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS



ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN DE LA FAMILIA  AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


"Gloria al Corazón de Jesús, cuya misericordia ha sido infinita con sus siervos los miembros de este hogar. No somos dignos de que entres en esta humilde morada, pero Tú has dicho ya la palabra que nos alienta revelándonos tu Corazón.

Por eso venimos a consagrarnos a Ti, Corazón de Jesús. Permanece entre nosotros, que esta casa sea tu refugio tan dulce, como el de Betania, en donde encuentres consuelo entre las almas amigas.

¡Ven, Jesús, ven!, pues en este hogar se ama a María como en Nazaret. Dinos también a nosotros: Es preciso que desde hoy me deis hospedaje en vuestra casa. Establece aquí tu tabernáculo a cuya sombra vivamos en tu compañía nosotros que te proclamamos Rey, porque no queremos que nadie reine en esta casa sino Tú". Amén.

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