martes, 30 de marzo de 2021

8 CLÁSICOS DEL CIENE PARA LA SEMANA SANTA

 



 8 clásicos del cine para la Semana Santa

Redacción ACI Prensa



En Semana Santa recordamos la entrega del Señor Jesús en la cruz por la salvación de los hombres, y en ese sentido también es un tiempo propicio para reflexionar sobre qué significa ser cristianos.

Para esto, las películas también pueden ser una buena ayuda.

 

Por ello, a continuación te presentamos 8 clásicos del cine con claves de fe que pueden servirte para reflexionar sobre el sentido real de la Semana Santa.




1. La Pasión de Cristo (2004)

Iniciamos la lista con la adaptación de Mel Gibson de los últimos días de Jesucristo. El filme fue rodado en latín y en arameo, idiomas que habló Jesús, y fue proyectado en todo el mundo en versión original por deseo del director. Además, atrajo la atención de todos por la crudeza y realismo de sus imágenes.




2. Ben Hur (1959)

William Wyler firmó una épica superproducción protagonizada por Charlton Heston, Stephen Boyd y Jack Hawkins que obtuvo once premios Oscar. Una historia de dos viejos amigos que se enfrentan y en la que no se muestra el rostro de Jesucristo, aunque su presencia marcará toda la vida de Judá Ben-Hur.



3. Jesús de Nazareth (1977)

Aunque se trata de una miniserie de televisión y no una película, la obra de Franco Zeffirelli es quizás el mejor relato global del nacimiento, obra y muerte de Jesucristo. El Beato Pablo VI, tras visionar esta producción, recibió en audiencia al director de cine Franco Zefirelli y le agradeció por su obra.


4. Los Diez Mandamientos (1956)

Charlton Heston vuelve a aparecer con la adaptación del pasaje de Moisés y Los Diez Mandamientos que dirigió el legendario Cecil B. DeMille. Una colosal superproducción de proporciones bíblicas: casi cuatro horas de duración.




5. Quo Vadis? (1951)

El título significa en latín “¿A dónde vas?” y se refiere a las palabras de Pedro cuando se encuentra con Cristo en la Vía Apia. La cinta muestra el amor de un soldado romano por una joven doncella, integrante del primer grupo de cristianos en Roma, y que será puesto a prueba después que Nerón queme Roma y les eche la culpa a los cristianos.




6. Marcelino, pan y vino (1954)

Relata la historia de un niño huérfano que cambiará la vida y el nombre de los frailes. Con su inocencia y picardía se hará querer hasta por el propio Cristo en la cruz. Se llevó el Oso de Plata en el Festival de Berlín. En el 2013 se lanzó una nueva versión de esta obra.


7. Escarlata y negro (1983)

Refleja parte de lo que se vivió durante la ocupación nazi en Roma y las tensiones contra el Vaticano por refugiar judíos y perseguidos políticos de los alemanes. Un sacerdote, que salvó la vida de cientos de personas, estará en la mira de los altos oficiales nazis, pero no podrán tocarlo por estar dentro del territorio papal.




8. El Príncipe de Egipto (1998)

Pensando en los más pequeños se incluye en la lista esta historia de Moisés que fue la primera película de animación tradicional producida y distribuida por Dreamworks, la productora creada por Steven Spielberg.

MEDITACIÓN DE MARTES SANTO

 


 

«Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en Él»

+ Rev. D. Lluís ROQUÉ i Roqué

(Manresa, Barcelona, España)



Hoy contemplamos a Jesús en la oscuridad de los días de la pasión, oscuridad que concluirá cuando exclame: «Todo se ha cumplido» (Jn 19,30); a partir de ese momento se encenderá la luz de Pascua. En la noche luminosa de Pascua —en contraposición con la noche oscura de la víspera de su muerte— se harán realidad las palabras de Jesús: «Ahora el Hijo del hombre es glorificado, y Dios es glorificado en Él» (Jn 13,31). Puede decirse que cada paso de Jesús es un paso de muerte a Vida y tiene un carácter pascual, manifestado en una actitud de obediencia total al Padre: «Aquí estoy para hacer tu voluntad» (Heb 10,9), actitud que queda corroborada con palabras, gestos y obras que abren el camino de su glorificación como Hijo de Dios.

Contemplamos también la figura de Judas, el apóstol traidor. Judas mira de disimular la mala intención que guarda en su corazón; asimismo, procura encubrir con hipocresía la avaricia que le domina y le ciega, a pesar de tener tan cerca al que es la Luz del mundo. Pese a estar rodeado de Luz y de desprendimiento ejemplar, para Judas «era de noche» (Jn 13,30): treinta monedas de plata, “el excremento del diablo” —como califica Papini al dinero— lo deslumbraron y amordazaron. Preso de avaricia, Judas traicionó y vendió a Jesús, el más preciado de los hombres, el único que puede enriquecernos. Pero Judas experimentó también la desesperación, ya que el dinero no lo es todo y puede llegar a esclavizar.

Finalmente, consideramos a Pedro atenta y devotamente. Todo en él es buena voluntad, amor, generosidad, naturalidad, nobleza... Es el contrapunto de Judas. Es cierto que negó a Jesús, pero no lo hizo por mala intención, sino por cobardía y debilidad humana. «Lo negó por tercera vez, y mirándolo Jesucristo, inmediatamente lloró, y lloró amargamente» (San Ambrosio). Pedro se arrepintió sinceramente y manifestó su dolor lleno de amor. Por eso, Jesús lo reafirmó en la vocación y en la misión que le había preparado.

EL EVANGELIO DE HOY MARTES SANTO 30 DE MARZO DE 2021



Lecturas de hoy Martes Santo

Hoy, martes, 30 de marzo de 2021



Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (49,1-6):

Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos:

El Señor me llamó desde el vientre materno, de las entrañas de mi madre, y pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo:

- «Tú eres mi siervo, Israel, por medio de ti me glorificaré».

Y yo pensaba: «En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas». En realidad el Señor defendía mi causa, mi recompensa la custodiaba Dios. Y ahora dice el Señor,el que me formó desde el vientre como siervo suyo, para que le devolvise a Jacob, para que le reuniera a Israel; he sido glorificado a los ojos de Dios. Y mi Dios era mi fuerza:

- «Es poco que seas mi siervo para restablecer las tribus de Jacob y traer de vuelta a los supervivientes de Israel. Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra».


Palabra de Dios



Salmo

Sal 70,1-2.3-4a.5-6ab.15.17


R/. Mi boca contará tu salvación, Señor


A ti, Señor, me acojo:

no quede yo derrotado para siempre;

tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo,

inclina a mí tu oído, y sálvame. R.


Sé tú mi roca de refugio,

el alcázar donde me salve,

porque mi peña y mi alcázar eres tú.

Dios mío, líbrame de la mano perversa. R.


Porque tú, Señor, fuiste mi esperanza

y mi confianza, Señor, desde mi juventud.

En el vientre materno ya me apoyaba en ti,

en el seno tú me sostenías. R.


Mi boca contará tu justicia,

y todo el día tu salvación.

Dios mío, me instruiste desde mi juventud,

y hasta hoy relato tus maravillas. R.



Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (13,21-33.36-38):

En aquel tiempo, estando Jesús a la mesa con sus discípulos, se turbó en su espíritu y dio testimonio diciendo:

- «En verdad, en verdad os digo: uno de vosotros me va a entregar».

Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía.

Uno de ellos, el que Jesús amaba, estaba reclinado a la mesa en el seno de Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía.

Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó:

- «Señor, ¿quién es?».

Le contestó Jesús:

- «Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado».

Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote.

Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo:

- «Lo que vas hacer, hazlo pronto».

Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche.

Cuando salió, dijo Jesús:

- «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros. Me busca¬réis, pero lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros:

"Donde yo voy, vosotros no podéis ir"»

Simón Pedro le dijo:

- «Señor, ¿a dónde vas?».

Jesús le respondió:

- «Adonde yo voy no me puedes seguir ahora, me seguirás más tarde».

Pedro replicó:

- «Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Daré mi vida por ti».

Jesús le contestó:

- «¿Con que darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo antes de que me hayas negado tres veces».


Palabra del Señor 




«Era de noche»

Abbé Jean GOTTIGNY

(Bruxelles, Bélgica)



Hoy, Martes Santo, la liturgia pone el acento sobre el drama que está a punto de desencadenarse y que concluirá con la crucifixión del Viernes Santo. «En cuanto tomó Judas el bocado, salió. Era de noche» (Jn 13,30). Siempre es de noche cuando uno se aleja del que es «Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero» (Símbolo de Nicea-Constantinopla).

El pecador es el que vuelve la espalda al Señor para gravitar alrededor de las cosas creadas, sin referirlas a su Creador. San Agustín describe el pecado como «un amor a sí mismo hasta el desprecio de Dios». Una traición, en suma. Una prevaricación fruto de «la arrogancia con la que queremos emanciparnos de Dios y no ser nada más que nosotros mismos; la arrogancia por la que creemos no tener necesidad del amor eterno, sino que deseamos dominar nuestra vida por nosotros mismos» (Benedicto XVI). Se puede entender que Jesús, aquella noche, se haya sentido «turbado en su interior» (Jn 13,21).

Afortunadamente, el pecado no es la última palabra. Ésta es la misericordia de Dios. Pero ella supone un “cambio” por nuestra parte. Una inversión de la situación que consiste en despegarse de las criaturas para vincularse a Dios y reencontrar así la auténtica libertad. Sin embargo, no esperemos a estar asqueados de las falsas libertades que hemos tomado, para cambiar a Dios. Según denunció el padre jesuita Bourdaloue, «querríamos convertirnos cuando estuviésemos cansados del mundo o, mejor dicho, cuando el mundo se hubiera cansado de nosotros». Seamos más listos. Decidámonos ahora. La Semana Santa es la ocasión propicia. En la Cruz, Cristo tiende sus brazos a todos. Nadie está excluido. Todo ladrón arrepentido tiene su lugar en el paraíso. Eso sí, a condición de cambiar de vida y de reparar, como el del Evangelio: «Nosotros, en verdad, recibimos lo debido por lo que hemos hecho; pero éste no hizo mal alguno» (Lc 23,41). 

BUENOS DÍAS, HOY ES MARTES SANTO!!!

 





lunes, 29 de marzo de 2021

EXPLICACIÓN DE LA SEMANA SANTA



 La Semana Santa

Es la semana más intensa del Año Litúrgico, en la cual se reza y reflexiona sobre la Pasión y Muerte de Cristo.

Por: Tere Vallés | Fuente: Catholic.net



Explicación de la celebración

La Semana Santa es el momento litúrgico más intenso de todo el año. Sin embargo, para muchos católicos se ha convertido sólo en una ocasión de descanso y diversión. Se olvidan de lo esencial: esta semana la debemos dedicar a la oración y la reflexión en los misterios de la Pasión y Muerte de Jesús para aprovechar todas las gracias que esto nos trae.

Para vivir la Semana Santa, debemos darle a Dios el primer lugar y participar en toda la riqueza de las celebraciones propias de este tiempo litúrgico.

A la Semana Santa se le llamaba en un principio “La Gran Semana”. Ahora se le llama Semana Santa o Semana Mayor y a sus días se les dice días santos. Esta semana comienza con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Pascua.

Vivir la Semana Santa es acompañar a Jesús con nuestra oración, sacrificios y el arrepentimiento de nuestros pecados. Asistir al Sacramento de la Penitencia en estos días para morir al pecado y resucitar con Cristo el día de Pascua.

Lo importante de este tiempo no es el recordar con tristeza lo que Cristo padeció, sino entender por qué murió y resucitó. Es celebrar y revivir su entrega a la muerte por amor a nosotros y el poder de su Resurrección, que es primicia de la nuestra.

La Semana Santa fue la última semana de Cristo en la tierra. Su Resurrección nos recuerda que los hombres fuimos creados para vivir eternamente junto a Dios.


Domingo de Ramos:

Celebramos la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén en la que todo el pueblo lo alaba como rey con cantos y palmas. Por esto, nosotros llevamos nuestras palmas a la Iglesia para que las bendigan ese día y participamos en la misa.


Jueves Santo:

Este día recordamos la Última Cena de Jesús con sus apóstoles en la que les lavó los pies dándonos un ejemplo de servicialidad. En la Última Cena, Jesús se quedó con nosotros en el pan y en el vino, nos dejó su cuerpo y su sangre. Es el jueves santo cuando instituyó la Eucaristía y el Sacerdocio. Al terminar la última cena, Jesús se fue a orar, al Huerto de los Olivos. Ahí pasó toda la noche y después de mucho tiempo de oración, llegaron a aprehenderlo.


Viernes Santo:

Ese día recordamos la Pasión de Nuestro Señor: Su prisión, los interrogatorios de Herodes y Pilato; la flagelación, la coronación de espinas y la crucifixión. Lo conmemoramos con un Via Crucis solemne y con la ceremonia de la Adoración de la Cruz.


Sábado Santo o Sábado de Gloria:

Se recuerda el día que pasó entre la muerte y la Resurrección de Jesús. Es un día de luto y tristeza pues no tenemos a Jesús entre nosotros. Las imágenes se cubren y los sagrarios están abiertos. Por la noche se lleva a cabo una vigilia pascual para celebrar la Resurrección de Jesús. Vigilia quiere decir “ la tarde y noche anteriores a una fiesta.”. En esta celebración se acostumbra bendecir el agua y encender las velas en señal de la Resurrección de Cristo, la gran fiesta de los católicos.


Domingo de Resurrección o Domingo de Pascua:

Es el día más importante y más alegre para todos nosotros, los católicos, ya que Jesús venció a la muerte y nos dio la vida. Esto quiere decir que Cristo nos da la oportunidad de salvarnos, de entrar al Cielo y vivir siempre felices en compañía de Dios. Pascua es el paso de la muerte a la vida.


¿Por qué la Semana Santa cambia de fecha cada año?

El pueblo judío celebraba la fiesta de pascua en recuerdo de la liberación de la esclavitud de Egipto, el día de la primera luna llena de primavera. Esta fecha la fijaban en base al año lunar y no al año solar de nuestro calendario moderno. Es por esta razón que cada año la Semana Santa cambia de día, pues se le hace coincidir con la luna llena.

En la fiesta de la Pascua, los judíos se reunían a comer cordero asado y ensaladas de hierbas amargas, recitar bendiciones y cantar salmos. Brindaban por la liberación de la esclavitud.

Jesús es el nuevo cordero pascual que nos trae la nueva liberación, del pecado y de la muerte.

EL EVANGELIO DE HOY LUNES SANTO 29 DE NOVIEMBRE DE 2021



 Lecturas de hoy Lunes Santo

Hoy, lunes, 29 de marzo de 2021



Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (42,1-7):

Así dice el Señor:

«Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, en quien me complazco. He puesto mi espíritu sobre él, manifestará la justicia a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, la mecha vacilante no la apagará. Manifestará la justicia con verdad. No vacilará ni se quebrará, hasta implantar la justicia en el país. En su ley esperan las islas.

Esto dice el Señor, Dios, que crea y despliega los cielos, consolidó la tierra con su vegetación, da el respiro al pueblo que la habita y el aliento a quienes caminan por ella:

«Yo, el Señor, te he llamado en mi justicia, te cogí de la mano, te he formé e hice de ti alianza de un pueblo y luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la cárcel, de la prisión a los que habitan en tinieblas».


Palabra de Dios




Salmo

Sal 26,1.2.3.13-14


R/. El Señor es mi luz y mi salvación


El Señor es la defensa de mí vida,

¿quién me hará temblar? R.


Cuando me asaltan los malvados

para devorar mi carne, ellos, enemigos y adversarios, tropiezan y caen. R.


Si un ejército acampa contra mí,

mi corazón no tiembla;

si me declaran la guerra,

me siento tranquilo. R.


Espero gozar de la dicha del Señor

en el país de la vida.

Espera en el Señor, sé valiente,

ten ánimo, espera en el Señor. R.



Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (12,1-11):

Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.

Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice:

«¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres?».

Esto lo dijo, no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa, se llevaba de lo que iban echando.

Jesús dijo:

- «Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis».

Una muchedumbre de judíos se enteró de que estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos.

Los sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en Jesús.


Palabra del Señor



«Ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos»

Rev. D. Jordi POU i Sabater

(Sant Jordi Desvalls, Girona, España)


Hoy, en el Evangelio, se nos resumen dos actitudes sobre Dios, Jesucristo y la vida misma. Ante la unción que hace María a su Señor, Judas protesta: «Dice Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que lo había de entregar: ‘¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios y se ha dado a los pobres?’» (Jn 12,4-5). Lo que dice no es ninguna barbaridad, ligaba con la doctrina de Jesús. Pero es muy fácil protestar ante lo que hacen los otros, aunque no se tengan segundas intenciones como en el caso de Judas.

Cualquier protesta ha de ser un acto de responsabilidad: con la protesta nos hemos de plantear cómo lo haríamos nosotros, qué estamos dispuestos a hacer nosotros. Si no, la protesta puede ser sólo —como en este caso— la queja de los que actúan mal ante los que miran de hacer las cosas tan bien como pueden.

María unge los pies de Jesús y los seca con sus cabellos, porque cree que es lo que debe hacer. Es una acción tintada de espléndida magnanimidad: lo hizo «tomando una libra de perfume de nardo puro, muy caro» (Jn 12,3). Es un acto de amor y, como todo acto de amor, difícil de entender por aquellos que no lo comparten. Creo que, a partir de aquel momento, María entendió lo que siglos más tarde escribiría san Agustín: «Quizá en esta tierra los pies del Señor todavía están necesitados. Pues, ¿de quién, fuera de sus miembros, dijo: ‘Todo lo que hagáis a uno de estos pequeños... me lo hacéis a mí? Vosotros gastáis aquello que os sobra, pero habéis hecho lo que es de agradecer para mis pies’».

La protesta de Judas no tiene ninguna utilidad, sólo le lleva a la traición. La acción de María la lleva a amar más a su Señor y, como consecuencia, a amar más a los “pies” de Cristo que hay en este mundo.

¡FELIZ LUNES SANTO!



 


domingo, 28 de marzo de 2021

IMÁGENES DE LUNES SANTO - SEMANA SANTA







 

IMAGEN DE BANNER DE SEMANA SANTA


 

IMÁGENES DE LOS DÍAS DE LA SEMANA SANTA

 










 

IMÁGENES DE DOMINGO DE RAMOS 2021











 

IMAGEN CON LOS PRINCIPALES LUGARES DE LA SEMANA SANTA EN JERUSALÉN

 


INICIAMOS LA SEMANA SANTA - HOY ES DOMINGO DE RAMOS



Semana Santa


Comenzamos la Semana Santa. La Iglesia nos presenta en esta semana los hechos más importantes de nuestra redención: la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Dios nos podría haber salvado con medios más sencillos, pero quiere unirse a nuestro dolor y testifica con su sufrimiento que su amor es sincero, es grandioso y que merece toda nuestra correspondencia. Para ello Dios se hizo hombre, aceptó un cuerpo como el nuestro y se entregó a la muerte y una muerte de cruz.

Pero el dolor no es el final de Jesús, como tampoco Dios quiere que sea nuestro final, sino la gloria y la felicidad. Por eso esa demostración sublime de amor terminó en la gloria de la resurrección. Hoy comenzamos la consideración de la Pasión de Jesús, que va unida al triunfo de su entrada en Jerusalén. La liturgia de este día tiene dos partes: En la primera asistimos al recuerdo, hecho vida en nosotros, de la entrada triunfal de Jesús. Después se celebra la misa donde se lee en el evangelio la Pasión de Jesús. Este año, que es el ciclo B, las dos lecturas son del evangelio de san Marcos.

San Marcos es el evangelio más sencillo. Según todos los entendidos fue el primero que se escribió. San Marcos era algo así como el secretario de san Pedro, de quien recoge estas grandiosas vivencias de un modo tierno y sencillo. En la entrada triunfal en Jerusalén se fija de una manera especial en la sencillez y mansedumbre. Parece ser que fue el mismo Jesús quien suscitó esa entrada cabalgando como en señal de triunfo o más bien de protagonismo profético. Porque ya lo había dicho el profeta que el Mesías iba a entrar en Jerusalén aclamado, pero de una manera humilde. La diferencia con un líder triunfador es que éste hubiera entrado cabalgando un caballo muy bien adornado, mientras que Jesús va a entrar cabalgando un burro o borriquito.

Algo que debemos destacar en esta “entrada” es la aclamación profética que hacen las gentes sencillas, que se dejan llevar del entusiasmo de algunos. Seguramente los apóstoles serían algunos de los que excitarían a muchos a gritar: “hosanna”. Pero hoy nuestra consideración debe ir a la inconstancia de la gente, precisamente por no estar muy fundamentada en la fe y en el amor.

Muchos de los que ese día gritaban “hosanna”, el viernes santo gritarían: “Crucifícale”. Para nosotros debe ser una gran lección y un acicate en nuestra fe y en el amor a Jesús. Hoy nosotros debemos clamar y bendecir a Jesús: a Dios que se hizo hombre por nuestro amor. Él quiere entrar triunfante en nuestros corazones. En vista de aquella falta de coherencia de la multitud, prometamos al Señor ser fieles y perseverantes en la fe y en el amor continuo a Dios.

En esa entrada de Jesús también se va fraguando la Pasión, porque allí estaban los enemigos de siempre, fariseos y jefes religiosos del pueblo. Estaban llenos de envidia porque la gente se iba tras de Jesús. Esto llenaba la copa de su indignación y soberbia. Donde no hay amor y perdón, la venganza y el rencor no tienen freno.

En la misa de hoy se lee la Pasión. San Marcos recalca al principio el drama de Judas. Es muy difícil entrar en esa alma atormentada por las dudas sobre el mesianismo de Jesús, por la ambición de dinero y quizá de poder temporal. El hecho es que ese hombre se siente decepcionado por los mensajes de Jesús de amor y perdón. Judas hubiera preferido a un Mesías poderoso y ambicioso en lo material. También aparecen los enemigos de Jesús, los de siempre, rematando su obra de odio en aquella noche con la ayuda de Judas.

Y nosotros debemos pensar que las acciones grandes no se hacen de un momento a otro, sino que se van preparando por pequeños actos. ¿Para qué nos preparamos nosotros? Seamos perseverantes en el bien y en el aclamar a Jesús, veamos y aprendamos su gran humildad y mansedumbre, su entrega al sufrimiento o al triunfo. Dios nos irá presentando lo que nos sea más conveniente. De nuestra parte pongamos mucho amor y sacaremos salvación y gloria.



(P. Silverio Velasco)

  

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