martes, 31 de marzo de 2020

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY MARTES 31 DE MARZO DE 2020


Lecturas de hoy Martes de la 5ª semana de Cuaresma
Hoy, martes, 31 de marzo de 2020



Primera lectura
Lectura del libro de los Números (21,4-9):

EN aquellos días, desde el monte Hor se encaminaron los hebreos hacia el mar Rojo, rodeando el territorio de Edón.
El pueblo se cansó de caminar y habló contra Dios y contra Moisés:
«¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náuseas ese pan sin sustancia».
El Señor envió contra el pueblo serpientes abrasadoras, que los mordían, y murieron muchos de Israel.
Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo:
«Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes».
Moisés rezó al Señor por el pueblo y el Señor le respondió:
«Haz una serpiente abrasadora y colócala en un estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla».
Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a alguien, este miraba a la serpiente de bronce y salvaba la vida.

Palabra de Dios

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Salmo
Sal 101,2-3.16-18.19-21

R/. Señor, escucha mi oración,
que mi grito llegue hasta ti

V/. Señor, escucha mi oración,
que mi grito llegue hasta ti;
no me escondas tu rostro
el día de la desgracia.
Inclina tu oído hacia mí;
cuando te invoco,
escúchame enseguida. R/.

V/. Los gentiles temerán tu nombre,
los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sión
y aparezca en su gloria,
y se vuelva a las súplicas de los indefensos,
y no desprecie sus peticiones. R/.

V/. Quede esto escrito para la generación futura,
y el pueblo que será creado alabará al Señor.
Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario,
desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos
y librar a los condenados a muerte. R/.

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Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (8,21-30):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:
«Yo me voy y me buscaréis, y moriréis por vuestro pecado. Donde yo voy no podéis venir vosotros».
Y los judíos comentaban:
«¿Será que va a suicidarse, y por eso dice: “Donde yo voy no podéis venir vosotros”?».
Y él les dijo:
«Vosotros sois de aquí abajo, yo soy de allá arriba: vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Con razón os he dicho que moriréis en vuestros pecados: pues, si no creéis que Yo soy, moriréis en vuestros pecados».
Ellos le decían:
«¿Quién eres tú?».
Jesús les contestó:
«Lo que os estoy diciendo desde el principio. Podría decir y condenar muchas cosas en vosotros; pero el que me ha enviado es veraz, y yo comunico al mundo lo que he aprendido de él».
Ellos no comprendieron que les hablaba del Padre.
Y entonces dijo Jesús:
«Cuando levantéis en alto al Hijo del hombre, sabréis que “Yo soy”, y que no hago nada por mi cuenta, sino que hablo como el Padre me ha enseñado. El que me envió está conmigo, no me ha dejado solo; porque yo hago siempre lo que le agrada».
Cuando les exponía esto, muchos creyeron en él.

Palabra del Señor

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Comentario al Evangelio de hoy martes, 31 de marzo de 2020
CR


Queridos amigos y amigas:

A Jesús lo acusaron de muchas cosas: de comilón, de borracho, de amigo de publicanos y prostitutas, quizá de eunuco, de transgresor de la ley. Hoy aparece un “título” nuevo, muy desconcertante: se sospecha que tiene inclinaciones al suicidio. Los comentarios no dejan lugar a dudas: ¿Será que va a suicidarse, y por eso dice “donde yo voy no podéis venir vosotros”? Esta acusación, como todas las anteriores, no refleja la verdad de Jesús, pero insinúa uno de sus flancos. Jesús no es un suicida, en el sentido que esta palabra tiene ordinariamente, pero sí es alguien que entrega su vida para manifestar el amor del Padre al mundo.

Este mensaje no se entiende. Choca con la manera humana de conducirnos. Por eso Jesús experimenta una frustración: ¿Para qué seguir hablándoos? Podría decir y condenar muchas cosas en vosotros, pero el que me envió es veraz y yo comunico al mundo lo que he aprendido de él.

¿Cuándo comprenderemos lo que Jesús significa para nosotros? ¿Cuándo creeremos en el sentido de su entrega hasta la muerte? Para la teología que subyace al cuarto evangelio no hay ninguna duda: Cuando levantéis al Hijo del Hombre sabréis que yo soy. Este levantamiento se refiere a la cruz, pero a una cruz que es, al mismo tiempo, el trono de la manifestación plena del misterio de Cristo (sabréis que Yo Soy), una cruz, por tanto, que es también fuente de salud. Por eso, la liturgia de este día pone en relación el texto del evangelio de Juan con el del libro de los Números, que parece estar en el trasfondo: Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte; cuando una serpiente mordía a uno, miraba la serpiente de bronce y quedaba curado.

Por tanto, Jesús no es un depresivo abocado al suicidio sino el Hijo que se entrega, que deja que lo cuelguen para manifestar un amor total.

CORONAVIRUS: CADA VEZ MÁS FIELES SE SUMAN A ESTA INICIATIVA PARA EL DOMINGO DE RAMOS


Coronavirus: Cada vez más fieles se suman a esta iniciativa para el Domingo de Ramos
POR HARUMI SUZUKI | ACI Prensa





Una iniciativa para vivir el Domingo de Ramos dentro de la cuarentena por el coronavirus recorre las redes sociales en los últimos días, dado que cada vez más gobiernos han decretado el aislamiento social para detener los contagios por el COVID-19, una medida que ha afectado también a las celebraciones litúrgicas. 

Esta iniciativa invita a los fieles a poner una rama, hecha en casa, en la ventana o en la puerta de las viviendas por el Domingo de Ramos, como una manera de vivir la Semana Santa respetando la cuarentena decretada por el coronavirus COVID-19.

El mensaje pide, con ligeras variaciones dependiendo de cada país, que se use una rama bonita, que se pueda conseguir en la situación actual, y se coloque durante la tarde del sábado 4 de abril en la puerta o ventana, “para que el Domingo de Ramos, todas las casas amanezcan con una rama”.

“Esto serviría, a pesar del aislamiento social, para mantenerse conectado en las ceremonias de Semana Santa. Aclamando a Jesús, aunque sea en silencio”, indica el mensaje.

Aunque algunas personas atribuyen esta iniciativa al Papa Francisco, realmente se desconoce el origen de este pedido que sigue rotando por las redes sociales. 

El P. Fernando Urbina, sacerdote de la Capilla Nuestra Señora de Fátima, ubicada en el centro comercial Mall del Sur en Lima (Perú), indicó a ACI Prensa que esta iniciativa nos ayuda a tener la actitud para recibir la Semana Santa, ahora que no podemos salir de las casas.

“Ahora debe haber más gestos que nos conecte” a la Semana Santa, señaló. “No podemos desplazarnos así nomás, entonces, el gesto es la puerta, es la actitud que tiene el pueblo de Dios de acogida a la bendición del Señor”, agregó.

Además, el sacerdote indicó que dentro de su comunidad ya se ha planteado esta idea, por lo que en Domingo de Ramos pasará a bendecir todas las casas cercanas a la capilla que tengan en sus puertas o ventanas un ramo.

“Estamos celebrando pues la entrada triunfal de Jesús, y ver pasar al sacerdote con el agua bendita, también significa eso”, concluyó.

PAPA FRANCISCO: EN LA CRUZ, JESÚS "SE HIZO PECADO POR NOSOTROS"


Papa Francisco: En la Cruz, Jesús “se hizo pecado por nosotros”
Redacción ACI Prensa
Foto: Vatican Media




Jesús, en la Cruz, “se hizo pecado por nosotros. No pecó: se hizo pecado”. Así lo señaló el Papa Francisco durante la Misa celebrada este martes 31 de marzo en Casa Santa Marta.

El Pontífice, en su homilía, estableció un paralelismo entre la Cruz de Cristo y la serpiente de bronce que Dios mandó a Moisés fabricar y levantar sobre un mástil para que aquellos que habían sido mordidos por las serpientes durante la huida del pueblo de Israel por el desierto, se curaran.

El Papa explicó que la serpiente es un símbolo del diablo: “precisamente, es el animal que emplea el diablo para inducir al pecado”.

El pueblo de Israel, cansado de vagar por el desierto en busca de la tierra prometida, se alzó contra Moisés: “¿Por qué nos habéis subido de Egipto para morir en el desierto? Pues no tenemos ni pan ni agua, y estamos cansados de ese manjar miserable”. Una vez, más, el pueblo siente nostalgia de la esclavitud en Egipto.

Ante esa actitud de los israelitas, Dios se enfadó y “mandó contra el pueblo serpientes abrasadoras y a quienes mordían, morían”.

El Papa subrayo que la serpiente es siempre la imagen del mal, y de esa manera, “el pueblo vio en la serpiente el pecado, aquello que ha hecho mal”. Entonces, “acude a Moisés y dice: ‘Hemos pecado porque hemos hablado contra el Señor y contra ti. Suplica al Señor que aleje de nosotros a estas serpientes”.

A continuación, Moisés rezó a Dios y Dios le dijo a Moisés que alzara una serpiente de bronce para que todos los heridos, al mirarla, se curaran.


El Papa Francisco planteó la cuestión de que, tal vez alguno, pueda pensar que en esta historia hay idolatría: “está la serpiente, un ídolo que me da salud… No se entiende”.

“Es lógico que no se entienda, porque se trata de una profecía, es el anuncia de lo que sucederá. Porque hemos escuchado también como profecía cercana, en el Evangelio: “Cuando hayáis alzado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo Soy, y que no hago nada por mi propia cuenta”.

Francisco insistió en el paralelismo: “Jesús alzado sobre la Cruz. Moisés hace una serpiente y la alza. Jesús será alzado, como la serpiente, para dar salvación”.

Sin embargo, el nudo de la profecía es, precisamente, que “Jesús se hizo pecado por nosotros. No pecó: se hizo pecado”.

“Y cuando miramos el crucifijo pensamos en el Señor que sufre: todo eso es cierto. Pero nos detenemos antes de llegar al centro de esa verdad: en este momento, tú pareces el más grande pecador, te has hecho pecado. Ha tomado sobre si nuestros pecados, se ha aniquilado hasta ahora”.

“La Cruz, es cierto, es un suplicio, está la venganza de los doctores de la Ley, de aquellos que no querían a Jesús: todo eso es cierto. Pero la verdad que viene de Dios es que Él vino al mundo para asumir nuestros pecados sobre él mismo hasta el punto de hacerse pecado. Todo pecado. Nuestros pecados están ahí”.

El Papa finalizó su homilía invitando a “habituarnos a mirar el crucifijo bajo esta luz, que es la más verdadera, es la luz de la redención”.

Evangelio comentado por el Papa Francisco:

Juan 8:21-30

21 Jesús les dijo otra vez: «Yo me voy y vosotros me buscaréis, y moriréis en vuestro pecado. Adonde yo voy, vosotros no podéis ir.»

22 Los judíos se decían: «¿Es que se va a suicidar, pues dice: "Adonde yo voy, vosotros no podéis ir?»

23 El les decía: «Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba. Vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo.

24 Ya os he dicho que moriréis en vuestros pecados, porque si no creéis que Yo Soy, moriréis en vuestros pecados.»

25 Entonces le decían: «¿Quién eres tú?» Jesús les respondió: «Desde el principio, lo que os estoy diciendo.

26 Mucho podría hablar de vosotros y juzgar pero el que me ha enviado es veraz, y lo que le he oído a él es lo que hablo al mundo.»

27 No comprendieron que les hablaba del Padre.

28 Les dijo, pues, Jesús: «Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo Soy, y que no hago nada por mi propia cuenta; sino que, lo que el Padre me ha enseñado, eso es lo que hablo.

29 Y el que me ha enviado está conmigo: no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a él.»

30 Al hablar así, muchos creyeron en él.

¡QUÉDATE EN CASA!





lunes, 30 de marzo de 2020

CAMINOS...


Caminos…




El lenguaje humano es muy rico en símbolos. Por ejemplo la palabra “camino” está cargada de significado. El Libro de los Salmos comienza hablando de “Los dos caminos del hombre”. Camino, en este contexto, significa “norma de conducta”, “estilo de vida”. Hoy te ofrezco una buena reflexión sobre el modo de conducirse de los hombres.

Los caminos cuesta abajo son los más fáciles de andar, pero no llevan a la cumbre. Para los hombres que buscan un camino, sé un hombre que abre caminos. El camino que te corresponde recorrer no está trazado, porque nadie lo recorrió jamás. Los caminos más difíciles suelen ser los que llevan a los lugares más hermosos. Hay hombres que caminan para llegar. Hay hombres que caminan para huir. ¿Para qué caminas tú? No fuerces a nadie a seguir tu camino y colabora de manera que cada uno abra el suyo. Cuando no se tiene una meta, todo camino es inútil y tedioso. Cuando quieres seriamente alcanzar una meta terminas abriéndote camino hasta alcanzarla.

El salmo 1º, después de describir el camino del malvado y del justo, concluye así: “El Señor protege el camino de los justos, pero el camino de los impíos acaba mal”. Cuando Jesús dijo: “Yo soy el camino”, quiso decir que venía a enseñarnos cómo organizar la propia vida para llegar a la felicidad eterna que nos ofrece Dios. Que la reflexión de esta mañana te sea provechosa.



* Enviado por el P. Natalio

LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA


La resurrección y la vida



El mundo entero sigue buscando las señales de la enfermedad. Si tenemos fiebre, tos, o dificultad de respirar, es posible que hayamos contratado la COVID 19. Hemos de consultar a médico y de ponernos en cuarentena inmediatamente. Mientras estas señales conllevan amenazas a la vida, vemos señales de esperanza en las lecturas hoy.

En la primera lectura Ezequiel ve los sepulcros abriéndose y los muertos saliendo para repoblar Jerusalén. El profeta está con los judíos desplazados en Babilonia. Han experimentado años de miseria como sujetos. Sienten completamente desanimados. La visión de Ezequiel renueva sus esperanzas. Ya saben que no son perdidos. Más bien Dios tiene un futuro brillante para ellos en su tierra propia. Sólo tienen que arrepentirse de sus pecados.

San Pablo también ve una señal de esperanza. Además de los retos comunes de la vida los cristianos en Roma, él ha sufrido persecuciones por Cristo. Sin embargo, han mantenido el amor mutuo que señala la presencia del Espíritu Santo. Se conducen como el equipo de deportes que no tiene a ninguno que sobresalga sino cada uno da cien por ciento. No van a perder muchos partidos. Ni van a ser desgarrados por las rivalidades internas.

Se llama la primera mitad del Evangelio según San Juan el “Libro de Señales”. Las señales indican al lector el plan de Dios para el mundo. Hemos visto dos de estas señales en los últimos dos domingos. En el pasaje de la samaritana en el pozo, Jesús presenta a sí mismo como fuente del agua viva. El agua natural nos purifica de las mugres de la tierra. Pero el agua viva, que es la gracia del Espíritu Santo, nos perdona los pecados. Entonces en el evangelio del domingo pasado Jesús se identifica como “la luz del mundo”. Por esta luz el ciego llega a ver no solo el mundo alrededor sino también a Jesús como el salvador. La luz, por eso, sirve como señal de la fe por la cual vemos realidades imperceptibles a los ojos.

La mayor señal en todo el Evangelio de Juan se encuentra en el evangelio hoy. Jesús resucita al muerto Lázaro de entre los muertos. Este acto significa que él es, como dice a Marta, “la resurrección y la vida”. La parada de actividades por las últimas dos semanas atestigua al terror de la muerte para la gente. Por la mayor parte el mundo entero ha dejado sus sustentos, sus compañeros, y sus pasatiempos. No quiere someterse al riesgo de la muerte. Por eso, está tomando las precauciones necesarias para evitar el virus. Pero más temprano o más tarde vendrá el tiempo para cada uno a morir. Entonces contaremos con Jesús para restaurarnos la vida en la resurrección. Por eso, adherimos a él ahora.

Hay una historia que ilustra nuestro apego al Señor Jesús. Una vez un rey estaba cruzando el desierto con una caravana trayendo las riquezas de su reino. Entonces una mula cargando un baúl grande de joyas y oro se cayó. El baúl se rompió derramando las joyas en la arena. Viendo el alboroto que hacían sus seguidores sobre el recogido de la carga, el rey procedió adelante sólo. Después de viajar unos kilómetros sentía a otra persona siguiéndolo acompañándolo. Cuando se volteó para ver quién era, vio uno de sus sujetos. Dijo el sujeto que prefería estar con el rey que con sus riquezas. Así somos nosotros en ambas la vida o en la muerte. Queremos estar con Jesús.

Estamos entrando la semana anterior de la gran conmemoración de nuestra salvación. Que tomemos con nosotros todo lo necesario para recibir a Jesucristo, “la resurrección y la vida”.



* Padre Carmelo Mele OP

EL PAPA FRANCISCO ANIMA A REACCIONAR ANTE LA PANDEMIA DEL CORONAVIRUS


El Papa Francisco anima a reaccionar ante la pandemia del coronavirus
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
 Foto: Vatican Media





El Papa Francisco señaló que actualmente hay mucha gente “que no consigue reaccionar” ante la pandemia del coronavirus, COVID-19, por lo que animó a levantarse “por el bien de toda la sociedad”.

Así lo indicó el Santo Padre este lunes 30 de marzo al inicio de la Misa en la Casa Santa Marta.

“Rezamos hoy por tanta gente que no consigue reaccionar: permanece asustada por esta pandemia. Que el Señor les ayude a levantarse, a reaccionar, por el bien de toda la sociedad, de toda la comunidad”, pidió el Papa.

Además, el Pontífice reflexionó durante su homilía en las lecturas de la Liturgia del día para alentar a los fieles católicos a no avergonzarse por estar en la Iglesia, sino más bien, avergonzarse por ser pecadores.

Al referirse a dos diferentes narraciones de las Sagradas Escrituras en la cuales se relatan a dos mujeres como protagonistas y también se describen las reacciones de las personas que contemplaban la escena, el Santo Padre explicó qué hace el Señor con cada personaje.

“¿Qué hace el Señor con esta gente?” preguntó el Pontífice quien explicó: “A la mujer inocente la salva, le hace justicia.  A la mujer pecadora, la perdona. A los jueces corruptos los condena. A los hipócritas los ayuda a convertirse”.

Por ello, el Santo Padre recordó que “cada uno de nosotros tiene sus propias historias, cada uno de nosotros tiene sus propios pecados. Sino se los recuerda, piensen un poco, los encontrarán”, advirtió.


“Agradece al Señor si los encuentras, porque si no los encuentras, eres un corrupto. Cada uno de nosotros tiene sus propios pecados. Miremos al Señor que hace justicia, pero que es muy misericordioso, no nos avergoncemos de estar en la Iglesia, avergoncémonos de ser pecadores”.

En esta línea, el Papa subrayó: “la Iglesia es madre de todos. Agradezcamos a Dios de no ser corruptos, de ser pecadores, y cada uno de nosotros mirando cómo actúa Jesús en estos casos, confíe en la misericordia de Dios y rece con confianza en la misericordia de Dios, pida perdón, porque el Señor guía por el justo camino”.

Antes de finalizar la Misa, el Santo Padre rezó en silencio nuevamente ante el Santísimo Sacramento e impartió la Bendición eucarística.

ADULTERIO: INFIDELIDAD DE CORAZÓN


Adulterio: infidelidad de corazón
Una aventura amorosa extramatrimonial puede hundir la felicidad de la familia


Por: P. Jorge Loring | Fuente: Catholic.net




El pecado de adulterio: Se comete cuando un hombre y una mujer, de los cuales, al menos uno está casado, establecen una relación sexual, aunque sea ocasional

El adulterio es ya una falta grave desde el momento mismo en que se desee deliberadamente. Ya hay adulterio cuando hay infidelidad de corazón: cuando se pone a alguien por encima del propio consorte. Tal es el sentido de las palabras de Nuestro Señor: Quien mira a una mujer con deseos deshonestos, ya ha cometido adulterio en su corazón

Como pecado externo es uno de esos crímenes enormes que ya entre los judíos y los paganos era castigado con la pena de muerte.

Las personas casadas deben ser de una prudencia extrema en este punto, y cerrar cuidadosamente la puerta de su corazón al menor síntoma de un afecto desordenado naciente hacia tercera persona. Los antiguos amores de la juventud, los actuales amigos de la familia, los subordinados, los superiores, los compañeros de trabajo, pueden constituir un verdadero peligro para la virtud de los esposos.

Hay que evitar los celos infundados , pero también el ser bobalicones poniendo en peligro la fidelidad del otro cónyuge.

Una aventura amorosa extramatrimonial puede hundir la felicidad de la familia, que no podrá recuperar el cariño de antes. Y esto no tiene precio.

No se llega ordinariamente al adulterio de golpe, sino después de una serie de ligerezas, de imprudencias y de concesiones. Al principio se resiste, y se ve con horror avecinarse la tragedia.
Pero si se empieza a hacer concesiones pequeñas está todo perdido.
Cada vez se cederá más.
Siempre menos de lo que la tentación pide, pero las concesiones irán en aumento. La tragedia será casi irremediable. Por eso deben tomarse toda clase de precauciones antes de que sea demasiado tarde. Los esposos deben ayudarse en este punto evitando las ocasiones. Pero también deben evitar el no menos grave peligro de celos infundados que son la ruina de la paz conyugal.

Los pasos del adulterio pueden ser éstos:

Un marido absorbido por su trabajo.

** Su mujer se siente sola.
** Ella se encuentra casualmente con un hombre que resulta amable y atento.
** Se deja llevar con la imaginación lo que sería un matrimonio con este segundo hombre.
** Una circunstancia ocasional y un beso furtivo con este segundo hombre. Necesidad de repetir este momento.
** Después, el adulterio, una familia deshecha, y, puede ser, que la condenación eterna.

Es un proceso lento pero seguro, si no se corta al principio radicalmente.

El sentimentalismo suele ser una de las causas por las que una persona buena puede llegar también al adulterio:

** Se encuentra con otra que atraviesa una situación difícil.
** Su buen corazón le inclina a ayudarla, no viendo ningún peligro en ello.
** Nace el afecto entre los dos.
** Ella se siente agradecida y comprometida a complacerle en todo, etc.

En ambientes pervertidos, algunos matrimonios practican el intercambio de parejas, como un juego inofensivo: pero con esto han preparado una bomba de relojería que, antes o después, hará saltar, hecho añicos, su matrimonio.

La amante del hombre puede ser una profesional que va buscando hombres casados para vaciarles la cartera. Es una mujer de cuatro letras, que en lugar de trabajar en la calle lo hace en lugares lujosos: es una profesional del vicio. Otras veces puede ser una mujer ingenua que insensiblemente se enreda en un amor prohibido. Aunque ingenua no deja de ser culpable pues sabe que aquel corazón ya tiene dueño.

PAPA FRANCISCO: NO NOS AVERGONCEMOS DE ESTAR EN LA IGLESIA, AVERGONCÉMONOS DE SER PECADORES


El Papa: No nos avergoncemos de estar en la Iglesia, avergoncémonos de ser pecadores
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
Foto: Vatican Media






En la Misa celebrada en la Casa Santa Marta este lunes 30 de marzo, el Papa Francisco animó a “no avergonzarnos de estar en la iglesia” que es “Santa, pero con hijos pecadores” y comparó la historia de dos mujeres para dar una enseñanza sobre qué hace el Señor ante los inocentes, los pecadores, los corruptos y los hipócritas.

Durante su homilía, el Santo Padre comentó las lecturas de la Liturgia del día y comenzó por el Salmo 23 que dice: “El Señor es mi pastor, nada me falta. Por prados de fresca hierba me apacienta. Hacia las aguas de reposo me conduce, y conforta mi alma; me guía por senderos de justicia, en gracia de su nombre”.

En esta línea, el Pontífice explicó que esas palabras del Salmo son “la experiencia que han tenido dos mujeres”, al referirse a la primera lectura del libro del profeta Daniel capítulo 13 y al pasaje del Evangelio de San Juan (8:1-11). Luego, el Papa Francisco comparó la historia de estas dos mujeres para recordar que la Iglesia es “santa, pero con hijos pecadores” figura de la Iglesia de un Padre de la Iglesia.

“Una mujer inocente acusada falsamente, calumniada. Y una mujer pecadora. Ambas condenadas a muerte. La inocente y la pecadora. Algún Padre de la Iglesia veía en estas mujeres, una figura de la Iglesia: ‘Santa, pero con hijos pecadores’ decían en una bella expresión latina, la Iglesia es la ‘casta meretrix’, la santa con hijos pecadores”, dijo el Papa.

Historia de dos mujeres
En este sentido, el Santo Padre continuó a reflexionar en estas dos historias de las Sagradas Escrituras para dar una enseñanza: “Ambas mujeres estaban desesperadas, humanamente desesperadas. Susana confía en el Señor. Hay también dos grupos de personas, de hombres, los dos servían a la Iglesia: los jueces y los maestros de la ley. No eran eclesiásticos, sino que estaban al servicio de la Iglesia, en el tribunal y en la enseñanza de la ley. Diversos”.

“Los primeros, quienes acusaban a Susana, eran corruptos. El juez corrupto. La figura emblemática en la historia, que también Jesús retoma en el Evangelio en la parábola de la viuda insistente, los jueces que no creían en Dios y no les importaban nada los otros. Los corruptos. Los doctores de la ley no eran corruptos. Sino hipócritas”, advirtió.

De este modo, el Papa destacó que “estas dos mujeres cayeron, una en la mano de los corruptos y otra en la mano de los hipócritas. No existía salida” y citó un fragmentó del Salmo 23: “Aunque pase por valle tenebroso, ningún mal temeré, porque tú vas conmigo; tu vara y tu cayado, ellos me sosiegan”.

“Las dos mujeres estaban en un valle obscuro, estaban allí, en un valle obscuro hacia la muerte. La primera explícitamente confía en Dios y el Señor interviene. La segunda, pobrecilla, sabe que es culpable, avergonzada delante a todo el pueblo, porque el pueblo estaba presente en ambas situaciones. No lo dice el Evangelio, pero seguramente rezaba por dentro, pedía alguna ayuda”.

¿Qué hace el Señor con esta gente?
En esta línea, el Papa Francisco explicó qué hizo el Señor con estas personas: “A la mujer inocente la salva, le hace justicia. A la mujer pecadora, la perdona. A los jueces corruptos los condena. A los hipócritas los ayuda a convertirse”.

Asimismo, el Santo Padre se detuvo en la última parte de la narración del Evangelio del día para subrayar que delante al pueblo Jesús dice: “si , el primero de ustedes que esté sin pecado, que arroje la primera piedra. Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro”.

Y el Papa agregó que el Evangelista Juan usó “un poco de ironía” al indicar que: “se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más ancianos” pero Jesús deja un poco de tiempo para arrepentirse.

De este modo, el Pontífice explicó: “Los corruptos no perdonan, sencillamente porque el corrupto es incapaz de pedir perdón, ha ido más allá. Se cansó, no se cansó, no es capaz. La corrupción le quitó incluso la capacidad que todos tenemos de avergonzarnos, de pedir perdón. No, el corrupto es seguro, va hacia adelante, explota a la gente, como a esta mujer, todo… va hacia adelante, se ha colocado en el lugar de Dios”.

“A las mujeres el Señor les responde. A Susana la libera de estos corruptos, la deja ir hacia adelante, y a la otra: ‘Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más’. La deja ir. Esto delante al pueblo. En el primer caso, el pueblo alaba al Señor, en el segundo caso el pueblo aprende, aprende cómo es la misericordia de Dios”.

De este modo, Francisco advirtió que “cada uno de nosotros tiene sus propias historias, cada uno de nosotros tiene sus propios pecados. Sino se los recuerda, piensen un poco, los encontrarán. Agradece al Señor si los encuentras, porque si no los encuentras, eres un corrupto”.


“Cada uno de nosotros tiene sus propios pecados. Miremos al Señor que hace justicia, pero que es muy misericordioso, no nos avergoncemos de estar en la Iglesia, avergoncémonos de ser pecadores”. La Iglesia es madre de todos. Agradezcamos a Dios de no ser corruptos, de ser pecadores, y cada uno de nosotros mirando cómo actúa Jesús en estos casos, confíe en la misericordia de Dios y rece con confianza en la misericordia de Dios, pida perdón, porque ‘el Señor me guía por el justo camino".

Por último, el Papa señaló: "aunque pase por valle tenebroso, -en el valle del pecado- ningún mal temeré, porque tú vas conmigo; tu vara y tu cayado, ellos me sosiegan”.

Lecturas comentadas por el Papa Francisco:
Juan 8:1-11

1 Mas Jesús se fue al monte de los Olivos. 2 Pero de madrugada se presentó otra vez en el Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y se puso a enseñarles. 3 Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio 4 y le dicen: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. 5 Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?» 6 Esto lo decían para tentarle, para tener de qué acusarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra. 7Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra.» 8 E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra. 9Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio. 10Incorporándose Jesús le dijo: «Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?» 11 Ella respondió: «Nadie, Señor.» Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más.»

Salmo 23:1-6
1 Salmo. De David. Yahveh es mi pastor, nada me falta. 2 Por prados de fresca hierba me apacienta. Hacia las aguas de reposo me conduce, 3 y conforta mi alma; me guía por senderos de justicia, en gracia de su nombre. 4Aunque pase por valle tenebroso, ningún mal temeré, porque tú vas conmigo; tu vara y tu cayado, ellos me sosiegan.5 Tú preparas ante mí una mesa frente a mis adversarios; unges con óleo mi cabeza, rebosante está mi copa. 6 Sí, dicha y gracia me acompañarán todos los días de mi vida; mi morada será la casa de Yahveh a lo largo de los días.

Daniel 13:1-9, 15-17, 19-30, 33-62
1 Vivía en Babilonia un hombre llamado Joaquín.2 Se había casado con una mujer llamada Susana, hija de Jilquías, que era muy bella y temerosa de Dios; 3 sus padres eran justos y habían educado a su hija según la ley de Moisés. 4 Joaquín era muy rico, tenía un jardín contiguo a su casa, y los judíos solían acudir donde él, porque era el más prestigioso de todos.5 Aquel año habían sido nombrados jueces dos ancianos, escogidos entre el pueblo, de aquellos de quienes dijo el Señor: «La iniquidad salió en Babilonia de los ancianos y jueces que se hacían guías del pueblo.» 6 Venían éstos a menudo a casa de Joaquín, y todos los que tenían algún litigio se dirigían a ellos. 7Cuando todo el mundo se había retirado ya, a mediodía, Susana entraba a pasear por el jardín de su marido. 8Los dos ancianos, que la veían entrar a pasear todos los días, empezaron a desearla. 9 Perdieron la cabeza dejando de mirar hacia el cielo y olvidando sus justos juicios. 15 Mientras estaban esperando la ocasión favorable, un día entró Susana en el jardín como los días precedentes, acompañada solamente de dos jóvenes doncellas, y como hacía calor quiso bañarse en el jardín.16 No había allí nadie, excepto los dos ancianos que, escondidos, estaban al acecho. 17 Dijo ella a las doncellas: «Traedme aceite y perfume, y cerrad las puertas del jardín, para que pueda bañarme.»19 En cuanto salieron las doncellas, los dos ancianos se levantaron, fueron corriendo donde ella, 20 y le dijeron: «Las puertas del jardín están cerradas y nadie nos ve. Nosotros te deseamos; consiente, pues, y entrégate a nosotros.21 Si no, daremos testimonio contra ti diciendo que estaba contigo un joven y que por eso habías despachado a tus doncellas.»22 Susana gimió: «¡Ay, qué aprieto me estrecha por todas partes! Si hago esto, es la muerte para mí; si no lo hago, no escaparé de vosotros.23 Pero es mejor para mí caer en vuestras manos sin haberlo hecho que pecar delante del Señor.»24 Y Susana se puso a gritar a grandes voces. Los dos ancianos gritaron también contra ella,25 y uno de ellos corrió a abrir las puertas del jardín. 26 Al oír estos gritos en el jardín, los domésticos se precipitaron por la puerta lateral para ver qué ocurría,27 y cuando los ancianos contaron su historia, los criados se sintieron muy confundidos, porque jamás se había dicho una cosa semejante de Susana.28 A la mañana siguiente, cuando el pueblo se reunió en casa de Joaquín, su marido, llegaron allá los dos ancianos, llenos de pensamientos inicuos contra Susana para hacerla morir.29 Y dijeron en presencia del pueblo: «Mandad a buscar a Susana, hija de Jilquías, la mujer de Joaquín.» Mandaron a buscarla,30 y ella compareció acompañada de sus padres, de sus hijos y de todos sus parientes.33 Todos los suyos lloraban, y también todos los que la veían.34 Los dos ancianos, levantándose en medio del pueblo, pusieron sus manos sobre su cabeza.35 Ella, llorando, levantó los ojos al cielo, porque su corazón tenía puesta su confianza en Dios.36 Los ancianos dijeron: «Mientras nosotros nos paseábamos solos por el jardín, entró ésta con dos doncellas. Cerró las puertas y luego despachó a las doncellas.37 Entonces se acercó a ella un joven que estaba escondido y se acostó con ella.38 Nosotros, que estábamos en un rincón del jardín, al ver esta iniquidad, fuimos corriendo donde ellos.39 Los sorprendimos juntos, pero a él no pudimos atraparle porque era más fuerte que nosotros, y abriendo la puerta se escapó.40 Pero a ésta la agarramos y le preguntamos quién era aquel joven.41 No quiso revelárnoslo. De todo esto nosotros somos testigos.» La asamblea les creyó como ancianos y jueces del pueblo que eran. Y la condenaron a muerte.42 Entonces Susana gritó fuertemente: «Oh Dios eterno, que conoces los secretos, que todo lo conoces antes que suceda,43 tú sabes que éstos han levantado contra mí falso testimonio. Y ahora voy a morir, sin haber hecho nada de lo que su maldad ha tramado contra mí.»44 El Señor escuchó su voz
45 y, cuando era llevada a la muerte, suscitó el santo espíritu de un jovencito llamado Daniel,46 que se puso a gritar: «¡Yo estoy limpio de la sangre de esta mujer!»47 Todo el pueblo se volvió hacia él y dijo: «¿Qué significa eso que has dicho?»48 El, de pie en medio de ellos, respondió: «¿Tan necios sois, hijos de Israel, para condenar sin investigación y sin evidencia a una hija de Israel?49 ¡Volved al tribunal, porque es falso el testimonio que éstos han levantado contra ella!»50 Todo el pueblo se apresuró a volver allá, y los ancianos dijeron a Daniel: «Ven a sentarte en medio de nosotros y dinos lo que piensas, ya que Dios te ha dado la dignidad de la ancianidad.»51 Daniel les dijo entonces: «Separadlos lejos el uno del otro, y yo les interrogaré.»52 Una vez separados, Daniel llamó a uno de ellos y le dijo: «Envejecido en la iniquidad, ahora han llegado al colmo los delitos de tu vida pasada,53 dictador de sentencias injustas, que condenabas a los inocentes y absolvías a los culpables, siendo así que el Señor dice: "No matarás al inocente y al justo."54 Conque, si la viste, dinos bajo qué árbol los viste juntos.» Respondió él: «Bajo una acacia.»55 «En verdad - dijo Daniel - contra tu propia cabeza has mentido, pues ya el ángel de Dios ha recibido de él la sentencia y viene a partirte por el medio.»56 Retirado éste, mandó traer al otro y le dijo: «¡Raza de Canaán, que no de Judá; la hermosura te ha descarriado y el deseo ha pervertido tu corazón!57 Así tratabais a las hijas de Israel, y ellas, por miedo, se entregaban a vosotros. Pero una hija de Judá no ha podido soportar vuestra iniquidad.58 Ahora pues, dime: ¿Bajo qué árbol los sorprendiste juntos?» El respondió: «Bajo una encina.» 59 En verdad, dijo Daniel, tú también has mentido contra tu propia cabeza: ya está el ángel del Señor esperando, espada en mano, para partirte por el medio, a fin de acabar con vosotros.» 60 Entonces la asamblea entera clamó a grandes voces, bendiciendo a Dios que salva a los que esperan en él. 61 Luego se levantaron contra los dos ancianos, a quienes, por su propia boca, había convencido Daniel de falso testimonio 62 y, para cumplir la ley de Moisés, les aplicaron la misma pena que ellos habían querido infligir a su prójimo: les dieron muerte, y aquel día se salvó una sangre inocente.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY LUNES 30 DE MARZO DE 2020


Lecturas de hoy Lunes de la 5ª semana de Cuaresma
Hoy, lunes, 30 de marzo de 2020



Primera lectura
Lectura del libro de Daniel (13,1-9.15-17.19-30.33-62):

EN aquellos días, vivía en Babilonia un hombre llamado Joaquín, casado con Susana, hija de Jelcías, mujer muy bella y temerosa del Señor.
Sus padres eran justos y habían educado a su hija según la ley de Moisés. Joaquín era muy rico y tenía un jardín junto a su casa; y como era el más respetado de todos, los judíos solían reunirse allí.
Aquel año fueron designados jueces dos ancianos del pueblo, de esos que el Señor denuncia diciendo:
«En Babilonia la maldad ha brotado de los viejos jueces, que pasan por guías del pueblo».
Solían ir a casa de Joaquín, y los que tenían pleitos que resolver acudían a ellos.
A mediodía, cuando la gente se marchaba, Susana salía a pasear por el jardín de su marido. Los dos ancianos la veían a diario, cuando salía a pasear, y sintieron deseos de ella.
Pervirtieron sus pensamientos y desviaron los ojos para no mirar al cielo, ni acordarse de sus justas leyes.
Sucedió que, mientras aguardaban ellos el día conveniente, salió ella como los tres días anteriores sola con dos criadas, y tuvo ganas de bañarse en el jardín, porque hacía mucho calor. No había allí nadie, excepto los dos ancianos escondidos y acechándola.
Susana dijo a las criadas:
«Traedme el perfume y las cremas y cerrad la puerta del jardín mientras me baño».
Apenas salieron las criadas, se levantaron los dos ancianos, corrieron hacia ella y le dijeron:
«Las puertas del jardín están cerradas, nadie nos ve, y nosotros sentimos deseos de ti; así que consiente y acuéstate con nosotros. Si no, daremos testimonio contra ti diciendo que un joven estaba contigo y que por eso habías despachado a las criadas».
Susana lanzó un gemido y dijo:
«No tengo salida: si hago eso, mereceré la muerte; si no lo hago, no escaparé de vuestras manos. Pero prefiero no hacerlo y caer en vuestras manos antes que pecar delante del Señor».
Susana se puso a gritar, y los dos ancianos, por su parte, se pusieron también a gritar contra ella. Uno de ellos fue corriendo y abrió la puerta del jardín.
Al oír los gritos en el jardín, la servidumbre vino corriendo por la puerta lateral a ver qué le había pasado. Cuando los ancianos contaron su historia, los criados quedaron abochornados, porque Susana nunca había dado que hablar.
Al día siguiente, cuando la gente vino a casa de Joaquín, su marido, vinieron también los dos ancianos con el propósito criminal de hacer morir a Susana. En presencia del pueblo ordenaron:
«Id a buscar a Susana, hija de Jelcías, mujer de Joaquín».
Fueron a buscarla, y vino ella con sus padres, hijos y parientes.
Toda su familia y cuantos la veían lloraban.
Entonces los dos ancianos se levantaron en medio de la asamblea y pusieron las manos sobre la cabeza de Susana.
Ella, llorando, levantó la vista al cielo, porque su corazón confiaba en el Señor.
Los ancianos declararon:
«Mientras paseábamos nosotros solos por el jardín, salió esta con dos criadas, cerró la puerta del jardín y despidió a las criadas. Entonces se le acercó un joven que estaba escondido y se acostó con ella.
Nosotros estábamos en un rincón del jardín y, al ver aquella maldad, corrimos hacia ellos. Los vimos abrazados, pero no pudimos sujetar al joven, porque era más fuerte que nosotros, y, abriendo la puerta, salió corriendo.
En cambio, a esta le echamos mano y le preguntamos quién era el joven, pero no quiso decírnoslo. Damos testimonio de ello».
Como eran ancianos del pueblo y jueces, la asamblea los creyó y la condenó a muerte.
Susana dijo gritando:
«Dios eterno, que ves lo escondido, que lo sabes todo antes de que suceda, tú sabes que han dado falso testimonio contra mí, y ahora tengo que morir, siendo inocente de lo que su maldad ha inventado contra mí».
Y el Señor escuchó su voz.
Mientras la llevaban para ejecutarla, Dios suscitó el espíritu santo en un muchacho llamado Daniel; y este dio una gran voz:
«Yo soy inocente de la sangre de esta».
Toda la gente se volvió a mirarlo, y le preguntaron:
«Qué es lo que estás diciendo?».
Él, plantado en medio de ellos, les contestó:
«Pero ¿estáis locos, hijos de Israel? ¿Conque, sin discutir la causa ni conocer la verdad condenáis a una hija de Israel? Volved al tribunal, porque esos han dado falso testimonio contra ella».
La gente volvió a toda prisa, y los ancianos le dijeron:
«Ven, siéntate con nosotros e infórmanos, porque Dios mismo te ha dado la ancianidad».
Daniel les dijo:
«Separadlos lejos uno del otro, que los voy a interrogar».
Cuando estuvieron separados el uno del otro, él llamó a uno de ellos y le dijo:
«¡Envejecido en días y en crímenes! Ahora vuelven tus pecados pasados, cuando dabas sentencias injustas condenando inocentes y absolviendo culpables, contra el mandato del Señor: “No matarás al inocente ni al justo”. Ahora, puesto que tú la viste, dime debajo de qué árbol los viste abrazados».
Él contestó:
«Debajo de una acacia».
Respondió Daniel:
«Tu calumnia se vuelve contra ti. Un ángel de Dios ha recibido ya la sentencia divina y te va a partir por medio».
Lo apartó, mandó traer al otro y le dijo:
«Hijo de Canaán, y no de Judá! La belleza te sedujo y la pasión pervirtió tu corazón. Lo mismo hacíais con las mujeres israelitas, y ellas por miedo se acostaban con vosotros; pero una mujer judía no ha tolerado vuestra maldad. Ahora dime: ¿bajo qué árbol los sorprendiste abrazados?».
Él contestó:
«Debajo de una encina».
Replicó Daniel:
«Tu calumnia también se vuelve contra ti. el ángel de Dios aguarda con la espada para dividirte por medio. Y así acabará con vosotros».
Entonces toda la asamblea se puso a gritar bendiciendo a Dios, que salva a los que esperan en él. Se alzaron contra los dos ancianos, a quienes Daniel había dejado convictos de falso testimonio por su propia confesión, e hicieron con ellos lo mismo que ellos habían tramado contra el prójimo. Les aplicaron la ley de Moisés y los ajusticiaron.
Aquel día se salvó una vida inocente.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 22,1-3a.3b-4.5.6

R/. Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo

V/. El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R/.

V/. Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.

V/. Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mí copa rebosa. R/.

V/. Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.



Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (8,1-11):

EN aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.
Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron:
«Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?».
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo.
Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.
Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
«El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra».
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.
Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos.
Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante.
Jesús se incorporó y le preguntó:
«Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?».
Ella contestó:
«Ninguno, Señor».
Jesús dijo:
«Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».

Palabra del Señor





Comentario al Evangelio de hoy lunes, 30 de marzo de 2020
CR


Queridos amigos:

¿Se puede saber para qué escribió Juan el cuarto evangelio? (Si viniera un estudioso de la obra de Juan le trataría a uno de indocumentado, pero nosotros ya nos entendemos, y no vamos a estar hablando del redactor final o de qué sé yo cuántas manos que intervinieron/interfirieron en la aparición de la criatura.) Para enterarnos de los objetivos de muchos escritos nos resultan particularmente útiles los prólogos y los epílogos. Justo el cuarto evangelio tiene un epílogo en el capítulo 20 donde declara sin ambages: “Jesús realizó... otros muchos signos que no están escritos en este libro. Éstos lo han sido para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre” (Jn 20,30-31). 

Es bueno recordar ese epílogo, pues a lo largo de estas dos semanas finales de la cuaresma nos guiará el evangelio de Juan. Si en nosotros se cumple en alguna proporción el objetivo del autor, podremos afirmar que su escrito sigue siendo un evangelio vivo y de largo alcance. Además, para que sepamos de qué va el asunto de la fe y cómo se puede creer acerca de Jesús lo que desea el evangelista, se nos narra en su obra un buen puñado de historias de fe.

Hoy, aparte de mencionarse la primera (los discípulos de Jesús creen en él tras el signo de Caná), se nos cuenta otra historia que también tiene un "final teologalmente feliz": el funcionario real cree junto con toda su familia. Esta historia de la fe viene precedida y preparada por otro desenlace feliz: el niño de la casa del funcionario, una criatura ya a punto de malograrse, prematuramente hechizada por la sonrisa de la muerte, se había zafado de la fiebre la víspera a la hora séptima. Y a este desenlace lo precede la palabra de Jesús y una primera diligencia de fe de aquel hombre, que se fía de esa palabra. (En realidad, ya había habido unas diligencias previas: cierto asomo de esperanza en que Jesús realizara un signo como en Caná y la búsqueda del maestro para que interviniera también en su propio caso. Pero es ahora cuando vemos al régulo ejercitando la fe.) Acto seguido, le llega una buena noticia y cumple una segunda diligencia. (Ah, no!, nada de grandes cavilaciones, sólo una rápida y sencilla comprobación horaria. La diligencia final la hace con toda la casa: la madre, el niño, los criados. Es, para él, una fase nueva de la fe. Se dice escuetamente que creyó, sin más especificaciones. Pero basta para darnos cuenta de que ha hecho un itinerario: ha ido de fe en fe, y la segunda y última ha sido una fe a coro.


Sí, sin duda, “dichosos los que sin ver creyeron”. Pero dichosos también los que vieron “los signos” y creyeron. ¿Cuáles son los signos que nos ayudan a creer? ¿Cómo consolidan nuestra fe? ¿Cómo hacen de balizas en nuestro camino en medio de la noche?

BUENOS DÍAS - QUÉDATE EN CASA





domingo, 29 de marzo de 2020

¡SEÑOR, NO NOS ABANDONES EN MEDIO DE LA TORMENTA!


“Tenemos un ancla: en su Cruz hemos sido salvados. Tenemos un timón: en su Cruz hemos sido rescatados. Tenemos una esperanza: en su Cruz hemos sido sanados y abrazados para que nadie ni nada nos separe de su amor redentor”.

Papa Francisco
Bendición Urbi Et Orbi
27 de marzo de 2020

ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA: BAJO TU AMPARO


Oración Bajo tu Amparo



Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las oraciones
que te dirigimos
en nuestras necesidades,
antes bien
líbranos de todo peligro,
¡oh Virgen gloriosa y bendita!
Amén.

BENDICIÓN URBI ET ORBI - ¿QUÉ ES?



Bendición “Urbi et orbi”



¿Cuál es el acto con el que un Papa puede hacerse más cercano a los creyentes esparcidos por el planeta en momentos de gravísimo peligro?
Esta es la pregunta que sin duda alguna se planteó Francisco al estallar el coronavirus a nivel planetario.

La respuesta, a diferencia de lo que alguno habría podido pensar, no consiste en celebrar misa para que todos le puedan seguir por Internet, radio o televisión, como ya realiza todas las mañanas.

De hecho, “seguir” la celebración de la misa a través de los medios de comunicación, según la teología, no es “participar”. No existen los sacramentos mediáticos. La misa televisiva no remplaza el sacramento de la Eucaristía. Si uno no puede asistir a misa, la misa televisiva puede convertirse en una gran ayuda, pero no es un sacramento.

Entonces, ¿cuál es ese gesto al que el Papa puede recurrir para hacerse activamente presente en la vida de cada fiel? Existe un acto único en su género: la bendición papal “Urbi et Orbi”, traducido del latín “a la ciudad [de Roma] y al mundo”.

Se trata de un acto que ningún otro obispo puede realizar y que puede tener lugar de manera eficaz a través de los medios de comunicación para el bien del alma de los fieles.

De hecho, según la tradición teológica católica, la bendición “Urbi et Orbi” otorga la remisión por las penas de pecados ya perdonados, es decir, confiere una indulgencia plenaria bajo las condiciones determinadas por el Derecho Canónico y explicitadas por el Catecismo de la Iglesia (números 1471-1484).

Las condiciones para recibir la indulgencia plenaria son (Cf. El don de la indulgencia según la Penitenciaría Apostólica):
- disposición interior de un desapego total del pecado, incluso venial;
- confesar los pecados;
- recibir la sagrada Eucaristía
- rezar según las intenciones del Romano Pontífice.

Según la teología católica (Catecismo de la Iglesia Católica números 1422-1498), la culpa del pecado es remitida por el Sacramento de la Reconciliación (Confesión), de manera que la persona vuelve a estar en gracia de Dios, por lo cual se salvará si no vuelve a caer en pecado mortal.

Ahora bien, la Confesión, al igual que esta bendición, no es algo mágico. El pecado acarrea en la vida del creyente un desorden, que permanece tras la Confesión. Por este motivo, es necesaria la penitencia impuesta en el sacramento.

El creyente necesita purificarse por medio de otras obras buenas y, en último caso, por medio del sufrimiento del Purgatorio, según la teología católica.

Dado que la indulgencia plenaria remite completamente esa pena debida, el fallecido sin haber caído nuevamente en pecado no ha de pasar por el Purgatorio y accede directamente al cielo (Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1030-1032).

Según la Tradición, los efectos de la bendición “Urbi et orbi” se cumplen para toda aquella persona que la reciba con fe y devoción, incluso si la recibe, en directo, a través de los medios de comunicación de masas. Este es precisamente el gesto único de compañía que el Papa ha querido dar a cada creyente.

El Papa solo imparte la bendición en tres ocasiones: al ser elegido sucesor de Pedro, en Navidad y Pascua.

Por este motivo, es posible afirmar que en la historia no había tenido lugar nunca antes una bendición “Urbi et Orbi” de un Papa en la soledad de la Plaza de San Pedro del Vaticano, seguido mundialmente por los creyentes a través de medios de comunicación. Ha sido un acto único en la historia.



* Aleteia
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