sábado, 20 de octubre de 2018

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 19 OCTUBRE


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
19 Octubre


Cuando te sientas agobiado por algún mal espiritual, acude a tu divino médico, que tiene los medios para poder aliviarte de tu dolencia; Jesús mismo, como Médico bondadoso, nos invita a que vayamos a él: Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados y yo los alviaré (Mt 11,28).


P. Alfonso Milagro

IMÁGENES DE SAN JUDAS TADEO















EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 20 DE OCTUBRE 2018


Lecturas de hoy Sábado de la 28ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, sábado, 20 de octubre de 2018


Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (1,15-23):

Yo, que he oído hablar de vuestra fe en el Señor Jesús y de vuestro amor a todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, recordándoos en mi oración, a fin de que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia, como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 8,2-3a.4-5.6-7a

R/. Diste a tu Hijo el mando sobre las obras de tus manos

Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza. R/.

Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder? R/.

Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (12,8-12):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si uno se pone de mi parte ante los hombres, también el Hijo del hombre se pondrá de su parte ante los ángeles de Dios. Y si uno me reniega ante los hombres, lo renegarán a él ante los ángeles de Dios. Al que hable contra el Hijo del hombre se le podrá perdonar, pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará. Cuando os conduzcan a la sinagoga, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de lo que vais a decir, o de cómo os vais a defender. Porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir.»

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy sábado, 20 de octubre de 2018
 CR


Queridos amigos y amigas:

No es lo mismo seguir a Jesús en espacios y tiempos tranquilos que seguirlo en condiciones de amenaza y persecución. Algunas palabras de Jesús sólo comienzan a ser inteligibles cuando experimentamos dificultades a causa de su nombre; por ejemplo, las que leemos en el evangelio de hoy. ¿Qué significa ponerse de parte de Cristo delante de los hombres? ¿Cómo dar testimonio de él sin arrogancia pero también sin temor al ridículo, sin falsos pudores, sin vergüenza?

A veces los creyentes podemos dar la sensación de que, en el fondo, no creemos lo que decimos creer. Cuando se presentan las ocasiones de decir una palabra clara, o de realizar un gesto oportuno, nos retiramos por temor a ser tildados de ... ¿de qué? Esto les sucede a menudo a muchos cristianos famosos que se mueven en el terreno de la política, de la economía, de la ciencia, de las artes, del deporte. No es que vivan su fe con discreción: es que la viven de manera vergonzante, a escondidas, como si temieran perder relieve social por manifestarse humildemente seguidores de Cristo.

Pero no sólo los famosos. Este temor puede asaltarnos a todos nosotros. Si así fuera, significaría que estimamos en muy poco nuestra fe. O que preferimos la aceptación social a la autenticidad de manifestar lo que somos.

Cuando nos dejamos llevar por el temor no dejamos espacio al Espíritu Santo. Cuando hablamos nosotros, no permitimos que el Espíritu nos enseñe "lo que tenemos que decir". El resultado es una tranquilidad personal aparente y una ocasión perdida para el evangelio.

FELIZ FIN DE SEMANA




jueves, 18 de octubre de 2018

YO REZO POR LOS SACERDOTES!!! OREMOS!!!




ORACIÓN POR LOS SACERDOTES


"Señor Jesús, Pastor Supremo del rebaño,
te rogamos que por el inmenso amor y misericordia
de Tu Sagrado Corazón,
atiendas todas las necesidades de tus sacerdotes.
Te pedimos que retomes en Tu Corazón
todos aquellos sacerdotes que se han alejado de tu camino,
que enciendas de nuevo el deseo de santidad
en los corazones de aquellos sacerdotes
que han caído en la tibieza,
y que continúes otorgando a tus sacerdotes fervientes
el deseo de una mayor santidad.
Unidos a tu Corazón y el Corazón de María,
te pedimos que envíes esta petición a Tu Padre celestial
en la unidad del Espíritu Santo. Amén."


ORACIÓN POR LAS VOCACIONES SACERDOTALES Y RELIGIOSAS

Oración por las vocaciones
Da a los jóvenes, la gracia de responder prontamente a la llamada...
Por: SS Juan Pablo II | Fuente: Catholic.net 




Señor Jesús, así como Tu llamaste los primeros discípulos para hacerles pescadores de hombres, haz que Tu sublime invitación continúe resonando: ¡Vengan a Mi, síganme!

Da a los jóvenes, hombres y mujeres, la gracia de responder prontamente a la llamada. Apoya a tus obispos, sacerdotes y a los consagrados en su trabajo apostólico.

Concede perseverancia a nuestros seminaristas y a todos aquellos que llevan hacia adelante los ideales de una vida totalmente consagrada a Tu servicio.

Despierta en nuestra comunidad un entusiasmo misionero. Señor, ENVÍA TRABAJADORES A TU COSECHA y no permitas que la humanidad se pierda por escasez de pastores, misioneros y gente dedicada a la causa de Tu Evangelio.

Virgen María, Madre de la Iglesia, modelo de toda vocación, ayúdanos a decir Sí, al Señor que nos llama a cooperar en el plan divino de salvación.


Amén.

FRENTE AL SEMÁFORO: ANÉCDOTAS Y VIDA DE SAN JOSÉ MARELLO - SEMÁFORO 15


FRENTE AL SEMÁFORO
Semáforo 15
UNA PALIZA HONROSA   


“El que está preocupado y lleno de angustia en su obra, ofende a Dios y no dice de corazón el Padre Nuestro. Aceptemos con sencillez y corazón abierto o que Dios nos depara, sin ansiedad ni melancolía”. (San José Marello)   




Don José Marello recién ordenado sacerdote sentía un llamamiento muy fuerte al apostolado vino entre la gente especialmente entre jóvenes.  Esta vocación se hace evidente e todas sus escritos. Tenía un corazón lleno de ideas religiosas y sociales para beneficio de la gente pobre, de la juventud juzgada demasiado duramente. 

Y así de vuelta de su pueblo donde había celebrado sus primera Misa esperaba con ansia conocer el hombre del pueblo donde sería enviado por el obispo.  Se sentía capaz de trabajar fuerte, crear nuevas situaciones y digámoslo francamente, tenía también algo de revolucionario. 

Por eso debe haberle caído como una ducha fría la invitación que le hizo el obispo por la gran estima que le tenía: - Ud. será mi secretario. No ningún pueblo; Ud. se quedara conmigo.   

Él había deseado un campo de batalla, una frontera done desarrollar un mundo nuevo al contario le ofrecen un trabajo en los servicio logístico. En la conversación con el obispo, no para rebelarse, sino por convicción personal había tratado de conseguir la libertad del apostolado abierto para ser un soldado del reino de Dios.   

El obispo tenía otra opinión y no cedió. - Acepte, Don José; verdaderamente necesito de un joven inteligente, serio, alegre que sepa tratar con todo mis sacerdotes, especialmente con los jóvenes. Yo sé que a Ud. lo quieren…   ¿Qué podía decir en contra Don José? Acepto serenamente la obediencia. 

Había hablado mucho de la obediencia cuando era asistente, ahora no odia negarse a obedecer. Por otra parte, el tendrá siempre la certidumbre de que la obediencia es la virtud de la grandes realizaciones, en todo campo. - Acepto, monseñor, dijo, tengo solo el deseo de saber y poder hacer lo que Ud. espera de mí. Más tarde entenderá que Dios le había preparado un provenir mucho mejor, también como apostolado. Con mucha frecuencia  sucede que solo después comprenderemos el valor de un sacrificio.     

EL PAPA FRANCISCO: EL DISCÍPULO CRISTIANO NO DEBE TENER MIEDO A LA POBREZA


Papa Francisco: El discípulo cristiano no debe tener miedo a la pobreza
Redacción ACI Prensa
 Foto: Vatican Media




Durante la Misa celebrada en Casa Santa Marta este jueves 18 de octubre, el Papa Francisco explicó las tres formas de pobreza a las que está llamado todo cristiano y recordó que “el discípulo no debe tener miedo a la pobreza, de hecho, debe ser pobre”.

Desprendimiento de las riquezas

La primera es el desprendimiento del dinero, la segunda es la aceptación de la persecución por causa de la fe, y la tercera es la del abandono.

Sobre la primera, el desprendimiento de toda riqueza, el Santo Padre señaló que desprenderse de las riquezas es “la condición para iniciar el camino del discipulado”. Ese desprendimiento de las riquezas requiere “un corazón pobre”.

Eso supone que “si en el trabajo apostólico se necesitan estructuras u organizaciones que parezcan signos de riqueza, usadlos bien, pero de manera desprendida”, pidió Francisco.

“Si quieres seguir al Señor, elige el camino de la pobreza, y si tienes riquezas porque el Señor te las ha dado, para servir a los demás, despégate de ellas en tu corazón”.


Aceptación de la persecución

El segundo signo de pobreza del cristiano es la aceptación de la persecución por la fe en Cristo. En el Evangelio Jesús no esconde la realidad a sus discípulos, y les dice que los envía “como corderos en medio de lobos”.

El Papa señaló que hoy la persecución a los cristianos está, lamentablemente, de actualidad. Es una realidad que deben afrontar muchos cristianos en todo el mundo.

Como ejemplo, el Pontífice contó cómo uno de los Obispos que está participando en el Sínodo sobre los jóvenes contó cómo en su país, donde los cristianos sufren estas persecuciones, un joven católico fue hecho preso por un grupo de personas fundamentalistas que odiaban a la Iglesia.

“Lo golpearon y luego lo arrojaron a una cisterna llena de fango. El joven se hundió en el fango hasta el cuello. Sus agresores le ofrecieron salvarle la vida si renunciaba a crista: ‘Por última vez, ¿renuncias a Jesucristo?’. Le dijeron. Pero él contestó: ‘¡No!’. Entonces lanzaron una gran piedra contra él y lo mataron”.

El Papa exclamó: “¡Esto no ha sucedido en los primeros siglos del cristianismo! ¡Esto sucedió hace dos meses! Es tan solo un ejemplo, pero, cuántos cristianos hoy sufren persecuciones físicas: ‘¡Este ha blasfemado! ¡A la horca!’”.

Pero luego, además de las persecuciones físicas, hay otro tipo de persecuciones, la de la calumnia. “La persecución de la calumnia, de las habladurías, y el cristiano se calla, tolera esta ‘pobreza’”.

“A veces es necesario defenderse para no dar escándalo. Las pequeñas persecuciones en los barrios, en la parroquia…, son pequeñas, pero son la prueba, la prueba de pobreza. Esa es la segunda prueba de pobreza que pide el Señor a sus discípulos: recibir humildemente las persecuciones, tolerar las persecuciones”.


El abandono

Por último, la tercera forma de pobreza es la de la soledad, el abandono. “Pienso en el hombre más grande de la humanidad, y este calificativo proviene de la boca de Jesús: Juan Bautista”, señaló el Papa. “El hombre más grande nacido de mujer”.

Juan Bautista fue “un gran predicador, la gente iba donde él para bautizarse. ¿Y cómo terminó? Solo, en la cárcel. Pensad cómo eran las celdas de aquella época, porque si las de hoy son como son, pensad en las de entonces”.

“Solo, olvidado, muerto por la debilidad de un rey, por el odio de una adultera, y por el capricho de una joven. Así terminó el hombre más grande de la Historia”, afirmó.

“Y sin necesidad de irse tan lejos, muchas veces, en las casas de reposo, donde hay tantos sacerdotes y religiosas que han dedicado sus vidas a la predicación, se sienten solos, solos con el Señor: nadie los recuerda”.

Evangelio comentado por el Papa Francisco:

Lucas 10:1-9
1 Después de esto, designó el Señor a otros 72, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir.
2 Y les dijo: «La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies.
3 Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos.
4 No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino.
5 En la casa en que entréis, decid primero: "Paz a esta casa."
6 Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros.
7 Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa.
8 En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan;
9 curad los enfermos que haya en ella, y decidles: "El Reino de Dios está cerca de vosotros."

LA CONSTRUCCIÓN DE LA FELICIDAD


La construcción de la felicidad 



No es cierto, como muchos piensan, que la dicha pueda encontrarse como se encuentra por la calle una moneda o que pueda tocar como una lotería, sino que es algo que se construye, ladrillo a ladrillo, como una casa.

Habría también que enseñarles que la felicidad nunca es completa en este mundo, pero que, aun así, hay razones más que suficientes de alegría para llenar una vida de jugo y de entusiasmo y que una de las claves está precisamente en no renunciar o ignorar los trozos de felicidad que poseemos por pasarse la vida soñando o esperando la felicidad entera.

Sería también necesario decirles que no hay «recetas» para la felicidad, porque, en primer lugar, no hay una sola, sino muchas felicidades y que cada hombre debe construir la suya, que puede ser muy diferente de la de sus vecinos. Y porque, en segundo lugar, una de las claves para ser felices está en descubrir «qué» clase de felicidad es la mía propia.

Añadir después que, aunque no haya recetas infalibles, sí hay una serie de caminos por los que, con certeza, se puede caminar hacia ella.

A mí se me ocurren, así de repente, unos cuantos:

♥ Valorar y reforzar las fuerzas positivas de nuestra alma.

♥ Descubrir y disfrutar de todo lo bueno que tenemos.

♥ No tener que esperar a encontramos con un ciego para enterarnos de lo hermosos e importantes que son nuestros ojos.

♥ Asumir después serenamente las partes negativas o deficitarias de nuestra existencia.

♥ Vivir abiertos hacia el prójimo. Pensar que es preferible que nos engañen cuatro o cinco veces en la vida que pasarnos la vida desconfiando de los demás.

♥ Tener un gran ideal, algo que centre nuestra existencia y hacia lo que dirigir lo mejor de nuestras energías.

♥ Creer descaradamente en el bien. Tener confianza en que a la larga y a veces muy a la larga, terminará siempre por imponerse.

♥ En el amor, preocuparse más por amar que por ser amados.

♥ Elegir, si se puede, un trabajo que nos guste. Y si esto es imposible, tratar de amar el trabajo que tenemos.

♥ Revisar constantemente nuestras escalas de valores.

♥ Cuidar que el dinero no se apodere de nuestro corazón, pues es un ídolo difícil de arrancar de él cuando nos ha hecho sus esclavos.

♥ Descubrir que Dios es alegre.

♥ Procurar sonreír con ganas o sin ellas.

La lista podría ser más larga. Pero creo que, tal vez, esas pocas lecciones podrían servir para iniciar el estudio de la asignatura más importante de nuestra carrera de hombres: la construcción de la felicidad.




© José Luis Martín Descalzo 

UNA CLAVE PARA LA FELICIDAD: DEJAR QUE SE HAGA LA VOLUNTAD DE DIOS


Una clave para la felicidad: dejar que se haga la voluntad de Dios
Hemos de buscar, encontrar y realizar la voluntad de Dios de nuestra vida


Por: Qriswell Quero de Pérez | Fuente: PildorasdeFe.net 




Aún en las cosas que consideremos simples o pequeñas, tareas que podemos hacer en el hogar, en el trabajo, en los distintos caminos que transitemos o en los lugares que nos encontremos, siempre es importante pedir a Dios que su voluntad se haga en nosotros

La voluntad de Dios: clave para la felicidad
Jesús nos ofrece una de las claves más importante de nuestra vida para lograr la felicidad: ¡hacer la voluntad de Dios! Esto no es sencillo, por nuestra condición humana siempre queremos darnos riendas sueltas en todo y seguir nuestros propios deseos.

Para Jesús, los más cercanos a Él, son aquellos que realizan en sus vidas la voluntad de Dios, y la voluntad de Dios es que todos nos respetemos, nos ayudemos, nos amemos, nos valoremos y que no nos hagamos daño. Esto es un camino importante para la felicidad

Es importante proteger la familia, uno de los pilares fundamentales de la sociedad. Pero por encima de los vínculos familiares, tantas veces resquebrajados por intereses superficiales, hemos de buscar, encontrar y realizar la voluntad de Dios de nuestra vida.

Que se haga su voluntad
Una de las cosas que más nos preocupan en la vida cristiana, es saber cuándo responderá Dios a nuestras peticiones. ¿Cuándo responderá el señor? No lo sabemos, no lo sabremos, pero lo que sí sé es que prefiero que su voluntad se cumpla en mi vida y no la mía.

Cierra tus ojos allí donde estás, deja que Dios te abrace fuertemente, deja que Él te haga sentir lo importante que eres en su rebaño.

Oración de confianza
Padre celestial, gracias por amarme y por bendecirme cada día en mi proyecto hacia la felicidad.

Para Ti sólo tengo palabras de agradecimiento. Te entrego los pensamientos y acciones de este día, te suplico que me llenes de fuerzas para salir adelante.

Gracias, Dios mío, porque en medio de las dificultades, estoy seguro que extiendes tu mano para salvarme.

Tú actúas en mi vida en el momento que Tú consideras que es mejor para mi bienestar y sabes qué es lo que necesito.

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 18 OCTUBRE 2018, SAN LUCAS


Lecturas de hoy San Lucas, evangelista,
 jueves, 18 de octubre de 2018



Primera lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 
(4,9-17a):

Dimas me ha dejado, enamorado de este mundo presente, y se ha marchado a Tesalónica; Crescente se ha ido a Galacia; Tito, a Dalmacia; sólo Lucas está conmigo. Coge a Marcos y tráetelo contigo, ayuda bien en la tarea. A Tíquico lo he mandado a Éfeso. El abrigo que me dejé en Troas, en casa de Carpo, tráetelo al venir, y los libros también, sobre todo los de pergamino. Alejandro, el metalúrgico, se ha portado muy mal conmigo; el Señor le pagará lo que ha hecho. Ten cuidado con él también tú, porque se opuso violentamente a mis palabras. La primera vez que me defendí, todos me abandonaron, y nadie me asistió. Que Dios los perdone. Pero el Señor me ayudó y me dio salud para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran los gentiles.

Palabra de Dios

_________________


Salmo
Sal 144,10-11.12-13ab.17-18

R/. Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, 
que te bendigan tus fieles; 
que proclamen la gloria de tu reinado, 
que hablen de tus hazañas. R/.

Explicando tus hazañas a los hombres, 
la gloria y majestad de tu reinado. 
Tu reinado es un reinado perpetuo, 
tu gobierno va de edad en edad. R/.

El Señor es justo en todos sus caminos, 
es bondadoso en todas sus acciones; 
cerca está el Señor de los que lo invocan, 
de los que lo invocan sinceramente. R/.

________________

Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (10,1-9):

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. 
Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa." Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios."»

Palabra del Señor

_________________


Comentario al Evangelio de hoy jueves, 18 de octubre de 2018
 CR

Queridos amigos y amigas:

Después de celebrar a Teresa de Jesús y a Ignacio de Antioquia, hoy celebramos a San Lucas. De su persona sabemos muy pocas cosas, pero nos ha quedado una obra maravillosa en dos partes: el tercer evangelio (dedicado al tiempo de Jesús) y los Hechos de los Apóstoles (dedicados al tiempo del Espíritu, que es el tiempo de la iglesia). Leyendo esta obra se pueden adivinar algunas cosas de este cristiano culto y perseverante. Hay dos que me llaman la atención: el "principio misericordia" y el "principio camino".

Es imposible que Lucas tuviera mal carácter. El Jesús que él nos transmite es el rostro visible de un Dios misericordioso. Sólo Lucas nos transmite, por ejemplo, las parábolas del buen samaritano y del hijo pródigo. Sólo Lucas nos transmite algunos rasgos de María, la madre de Jesús, que caen también dentro del "principio misericordia". Su manera de entender y transmitir el evangelio de Jesús conecta bien con los hombres y mujeres de nuestro tiempo, a menudo heridos en el camino que "baja de Jerusalén a Jericó", o pródigos que han emigrado de la casa paterna, o discípulos desalentados que huyen de Jerusalén y buscan refugio en su Emaús de siempre.

El "principio camino" se advierte en su evangelio (que está concebido como un camino que va de Galilea a Jerusalén) y en el libro de los Hechos (que está también concebido como un camino que parte de Jerusalén y expande el evangelio por Judea, Samaría y hasta los confines de la tierra). Pero, más allá de este primer significado "geográfico", el camino es una concepción de la vida cristiana, una manera de entender el seguimiento de Jesús como proceso de configuración con él. También esto conecta con nuestra sensibilidad moderna. Hoy, que somos tan conscientes de nuestros límites, nos alegra saber que no podemos con "todo" el evangelio en "todo" momento, pero que podemos ir dando pasos cada día, que podemos colocarnos junto al grupo de hombres y de mujeres que iban poniendo sus pies sobre las huellas dejadas por el Maestro.

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 18 OCTUBRE


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
18 Octubre



Cuando te sientas agobiado por algún mal espiritual, acude a tu divino médico, que tiene los medios para poder aliviarte de tu dolencia; Jesús mismo, como Médico bondadoso, nos invita a que vayamos a él: Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados y yo los aliviaré (Mt 11, 28).


P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 17 OCTUBRE


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
17 Octubre



La Palabra de Jesús no era una palabra hueca o de sonidos solos; era un "Palabra de Vida", porque antes de ser palabra había sido vida y porque la Palabra de Jesús engendra la verdadera Vida, porque su Palabra es la Verdad.

Indudablemente tú estás llamado a ser como Jesús, el anunciador, el profeta de una nueva ley, de un nuevo Reino: el Reino de Dios, y todo eso lo debes anunciar:

- No en nombre propio, sino en nombre de Jesús, presentando no tu enseñanza, tu pensamiento, sino la enseñanza y el pensamiento del Señor.

- Y no fundamentándola en la virtualidad de tu propia palabra, sino en la fuerza irresistible que tiene la Palabra de Jesús.


P. Alfonso Milagro

BIENVENIDOS!!







martes, 16 de octubre de 2018

PUEDO LIMPIAR MI CORAZÓN?


¿Puedo limpiar mi corazón?
La confesión un verdadero encuentro con Cristo que purifica cualquier intención.


Por: Germán Sánchez Griese | Fuente: Catholic.net 




No hace mucho tiempo escuché en la predicación de unos ejercicios espirituales una frase que por su sencillez, dramatismo y realismo ejemplifica muy bien las consecuencias del pecado en nuestro corazón. “Hacer el mal produce placer. El placer pasa, el pecado queda. Hacer el bien produce dolor. El dolor pasa, el bien queda”.

Al pecar, nuestro corazón queda infectado. No solamente comete la falta, sino que queda herido en su naturaleza. Son huellas que quedan y que de alguna manera, le restan fuerza, claridad y vigor en la lucha constante por hacer siempre el bien, por conseguir la virtud que nos hemos propuesto alcanzar. Querámoslo o no, el pecado va debilitando la fuerza de voluntad. Imagínate tu corazón como esa bomba de amor que constantemente esta haciendo llegar una savia pura y fresca a todas las acciones de tu obrar cotidiano, que te impele a estar siempre obrando el bien con el fin único de alcanzar la santidad, el parecerte a Jesucristo. Los pecados son basuras que se van incrustando en la bomba y que no permiten que circule libremente la savia vivificadora. No es que el corazón se estropee. Es que al corazón se le van adhiriendo basuras, vicios, comportamientos que impiden que en todas las acciones que debe realizar brille la virtud que debes conquistar. Al paso del tiempo podemos muy bien preguntarnos: “... y bien, ¿por qué no soy lo que debo ser? ¿Por qué estoy retrocediendo en lugar de avanzar?”

Cuentan que Leonardo Da Vinci, buscaba modelos para su obra “La última cena”. Fácilmente encontró a Jesús: un joven florentino en la primavera de la vida: fuerte, alto, con la mirada fresca, envolvente y cautivadora. Limpia. Fue fácil invitarlo a posar. Pasó el tiempo y entre las distintas actividades del gran maestro el cuadro no quedaba terminado. Serían diez años desde que había comenzado el cuadro y para dar por terminada la obra faltaba otro de los personajes principales de la escena: Judas, el discípulo que traicionó a Jesús. No era cosa de otro mundo buscar una persona que pudiera servir de modelo, si bien a nadie le agradaba tal empresa, por las heridas que en la susceptibilidad personal pudieran causarse: eso de quedar inmortalizado en la historia como un traidor no era del todo halagador para nadie. Así las cosas, Leonardo buscó entre las peores tabernas a los posibles personajes que pudieran desempeñar el triste papel de Judas Iscariote. Buscando, buscando, lo encontró: un hombre, no muy grande, de unos treinta años pero con una mirada triste, perdida, el ceño fruncido y las espaldas ya algo cargadas por el paso del tiempo. Con todo respeto lo invitó a la osada empresa y el sujeto aceptó. Habría sido en las primeras sesiones cuando nuestro modelo, sin notarlo, comenzó a llorar. Leonardo, tratando de congraciarse con él y admirando su exquisita sensibilidad le dijo:
-Pero hombre. No llores, no es para tanto. Tú no eres un traidor, tan sólo me estás ayudando en esta empresa. Es cierto que te ha tocado jugar un papel muy poco halagador, pero por favor, no lo tomes así.
A lo que el hombre respondió:
-No lloro por lo que tú me estás diciendo. Lloro por mí mismo. ¿Es que no me reconoces? Cuánto habré cambiado que al cabo de diez años tú mismo me pediste que posara como Jesucristo y ahora me invitas a ser Judas Iscariote...

El corazón también ha sido comparado por un gran maestro espiritual del siglo XX como una papa. Comparación poco elegante, ciertamente, pero muy efectiva. Una papa si se la deja en cualquier parte, es capaz de echar raíces ahí en donde se le coloca. Puede ser en la bodega, en la alacena de una casa, en lo oscuro de un diván. Echa raíces. De la misma manera, nuestro corazón se habitúa a actuar de cualquier forma. Si no estamos atentos irá adquiriendo tendencias malas de aquí y allá y al final no nosotros mismos acabaremos por reconocerlo.

Es por ello que debemos hacer de vez en cuando una purificación de nuestro corazón, una limpieza profunda para quitar esas manchas, esos virus que puedan haberse incrustado en el camino diario.

¿Signos con los que podemos detectar que ya necesitamos una purificación de nuestro corazón? Hay varios.

Primero: nos dejamos de doler por nuestras faltas, especialmente aquellas faltas que cometemos por culpa de nuestro defecto dominante. Ya no le damos la importancia necesaria como la solíamos dar al inicio de nuestro programa de reforma de vida. Nos hemos ido acostumbrado poco a poco a esas fallas. Nuestro corazón “ha aprendido a convivir” con esas fallas. Como los virus que ya no son detectados por los anticuerpos. Nuestro cuerpo se ha habituado de tal manera a convivir con ellos que ya no detecta su presencia. En la vida espiritual puede pasarnos algo semejante. No es que no le demos importancia a las fallas, pero ya no nos duelen tanto, no nos movemos tanto hacia una conversión fuerte, eficaz, ya no nos causa tanto dolor el haber cometido esas faltas. El pecado ha “obnubilado” la forma de ver las cosas. Lo que antes nos causaba gran dolor, ahora simplemente nos causa fastidio o flojera y podemos tener expresiones como las de “se ve que yo soy así y me va a ser muy difícil cambiar”. “Lo he intentado todo...” “Total: no es tan malo...” Si una alarma contra incendios no funciona bien, el día menos pensado que necesitemos de sus servicios nos fallará y entonces lamentaremos las consecuencias de no haberle dado un servicio de mantenimiento con la frecuencia con la que se lo habríamos de haber dado.

Otro de los signos con los cuales podemos detectar que las cosas no marchan ya muy bien en nuestro corazón es el hacernos esclavos de las circunstancias. Tengo mi programa de reforma de vida, pero yo mismo hago mis espacios mentales para no cumplirlo, porque las circunstancias indican otras cosa o son desfavorables, según nuestro propio y peculiar juicio. “Una vez al año, no hace daño.” “Ahora estoy con mis amigos.” “En estos momentos me siento tan cansado.” “Era muy difícil no haber caído: la tentación se me presentó en forma tan inesperada...” Y justificaciones similares. Las circunstancias son las que cada día se van enseñoreando más de nuestro corazón hasta dominarlo. Nos convertimos en hombre y mujeres de circunstancias, porque nos fuimos habituando a dejar que ellas fueran dictándonos los comportamientos de nuestro obrar. Y nuestro corazón, si bien seguía bombeando, la savia ya no pasaba porque había sido taponada por las circunstancias.

Confundimos la ilusión con la realidad. Creemos que ciertas cosas pueden hacernos bien y no nos damos cuenta del mal que nos provocan. Hemos trastocado los términos de todo. Lo bueno ya no lo vemos tan bueno y lo malo, por consecuencia, ya no lo vemos tan malo.

Un último signo es la justificación para no obrar el bien con la fuerza y la constancia con la que deberíamos hacerlo. Encontramos una respuesta fácil y cómoda para explicar nuestra falta de virtud. No nos preocupamos por alcanzar las cumbres de la santidad. Nos justificamos con que no somos malas personas y así, vamos tirando en la vida.

Cuando alguno de estos signos se presentan, señal es de que nuestro corazón comienza a atrofiarse, a ensuciarse. Es tiempo de una buena purificación, de una buena limpieza interior. Y esta limpieza debe ser profunda, debe ir a las raíces de las faltas. No quedarnos en la superficialidad, sino ir al fondo. ¿Cómo logra esta purificación? La Iglesia católica nos recomienda la confesión de nuestros pecados. Pero debe ser una confesión profunda íntima, llena de fe. Una confesión que mire más las actitudes por las que hemos cometido las faltas, que las faltas en cuanto tal.

Sabemos que la gracia actúa en el alma, porque la gracia es eficaz, actúa por sí misma. Pero las buenas disposiciones del alma, ayudan a que la gracia actúe con mayor profundidad, porque el individuo se presta para ello: prepara los lugares en donde la gracia puede actuar. Puedes confesarte con mucho sentido de arrepentimiento, con mucho dolor de los pecados, pero si no hay las disposiciones, los medios para cambiar, será difícil que la gracia actúe. Borrará los pecados, de eso no nos cabe la menor duda, pero que actúe en tu corazón, que lo disponga a actuar siempre para el bien, que lo fortalezca, que lo vigorice, eso dependerá de tus buenas disposiciones.

¿Cómo disponernos a una buena purificación de nuestro corazón para que actúe la gracia? ¿Cómo disponernos para que cada confesión sea un verdadero encuentro con Cristo que fortalezca nuestro corazón y lo lance a obrar siempre y de mejor manera el bien para vencer nuestro defecto dominante y alcanzar la virtud que queremos conquistar?

Te invito a conocer y saber cómo hacerlo, en el siguiente artículo. Por mientras, te dejo de tarea el que revises un poco cómo son tus confesiones. No te pido que revises únicamente la mecánica de tus confesiones o de qué pecados te confiesas con mayor frecuencia, sino que analices las actitudes de tus confesiones. ¿Cuál es la actitud fundamental por la que recurres al sacramento de la penitencia? ¿Cómo dispones tu corazón al sacramento de la confesión? ¿Qué pasaría si no pudieras confesarte? ¿Vivirías igual? ¿Cambia tu vida después de cada confesión? ¿O sigue más o menos igual? ¿Es para ti la confesión un verdadero encuentro con Cristo?
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...