sábado, 15 de septiembre de 2018

NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES, 15 SEPTIEMBRE, HISTORIA Y ORACIONES


Hoy la Iglesia celebra a Nuestra Señora de los Dolores
Redacción ACI Prensa




 Hoy la Iglesia celebra a Nuestra Señora de los Dolores
Un día después de la Fiesta de la Exaltación de la Cruz, la Iglesia conmemora a Nuestra Señora de los Dolores. Esta devoción viene desde muy antiguo y fue en 1814 que el Papa Pío VII estableció esta celebración para el 15 de septiembre.

En una ocasión la Virgen María le comunicó a Santa Brígida de Suecia (1303-1373) lo siguiente: “miro a todos los que viven en el mundo para ver si hay quien se compadezca de Mí y medite mi dolor, mas hallo poquísimos que piensen en mi tribulación y padecimientos”.


“Por eso tú, hija mía, no te olvides de Mí que soy olvidada y menospreciada por muchos. Mira mi dolor e imítame en lo que pudieres. Considera mis angustias y mis lágrimas y duélete de que sean tan pocos los amigos de Dios”.

La Madre de Dios prometió que concedería siete gracias a aquellas almas que la honren y acompañen diariamente, rezando siete Ave Marías mientras meditan en sus lágrimas y dolores.

Asimismo, según San Alfonso María de Ligorio (1696-1787), Jesucristo reveló a Santa Isabel de Hungría que Él concedería cuatro gracias a los devotos de los dolores de su Santísima Madre.





Historia de la Fiesta de Nuestra Señora de los Dolores




La devoción a Nuestra señora de los dolores viene desde muy antiguo. Ya en el siglo VIII los escritores eclesiásticos hablaban de la “Compasión de la Virgen” en referencia a la participación de la Madre de Dios en los dolores del Crucificado.

Pronto empezaron a surgir las devociones a los 7 dolores de María y se compusieron himnos con los que los fieles manifestaban su solidaridad con la Virgen dolorosa.

La fiesta empezó a celebrarse en occidente durante la Edad Media y por ese entonces se hablaba de la “Transfixión de María”, de la “Recomendación de María en el Calvario”, y se conmemoraba en el tiempo de Pascua.

En el siglo XII los religiosos servitas celebraban la memoria de María bajo la Cruz con oficio y Misa especial. Más adelante, por el siglo XVII se celebraba el domingo tercero de septiembre.

El viernes anterior al Domingo de Ramos también se hacía una conmemoración a la Virgen Dolorosa, festividad conocida popularmente como “Viernes de los Dolores”.

Benedicto XIII extendió universalmente la celebración del “Viernes de Dolores” en 1472 y en 1814 el Papa Pío VII fijó la Fiesta de Nuestra Señora de los Dolores para el 15 de septiembre, un día después a la Exaltación de la Santa cruz.



Oración a la Virgen de los Dolores




Señora y Madre nuestra: tu estabas serena y fuerte junto a la cruz de Jesús. Ofrecías tu Hijo al Padre para la redención del mundo.

Lo perdías, en cierto sentido, porque El tenía que estar en las cosas del Padre, pero lo ganabas porque se convertía en Redentor del mundo, en el Amigo que da la vida por sus amigos.

María, ¡qué hermoso es escuchar desde la cruz las palabras de Jesús: "Ahí tienes a tu hijo", "ahí tienes a tu Madre".

¡Qué bueno si te recibimos en nuestra casa como Juan! Queremos llevarte siempre a nuestra casa. Nuestra casa es el lugar donde vivimos. Pero nuestra casa es sobre todo el corazón, donde mora la Trinidad Santísima. Amén.



Los siete Dolores de la Virgen María



Primer Dolor:
La profecía de Simeón en la presentación del Niño Jesús

Virgen María: por el dolor que sentiste cuando Simeón te anunció que una espada de dolor atravesaría tu alma, por los sufrimientos de Jesús, y ya en cierto modo te manifestó que tu participación en nuestra redención sería a base de dolor; te acompañamos en este dolor... Y, por los méritos del mismo, haz que seamos dignos hijos tuyos y sepamos imitar tus virtudes.

Dios te salve María, llena eres de gracia, El Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.


Segundo Dolor: 
La huida a Egipto con Jesús y José

Virgen María: por el dolor que sentiste cuando tuviste que huir precipitadamente tan lejos, pasando grandes penalidades, sobre todo al ser tu Hijo tan pequeño; al poco de nacer, ya era perseguido de muerte el que precisamente había venido a traernos vida eterna; te acompañamos en este dolor . . . Y, por los méritos del mismo, haz que sepamos huir siempre de las tentaciones del demonio.

Dios te salve María, llena eres de gracia, El Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.


Tercer Dolor:
La pérdida de Jesús

Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al perder a tu Hijo; tres días buscándolo angustiada; pensarías qué le habría podido ocurrir en una edad en que todavía dependía de tu cuidado y de San José; te acompañamos en este dolor . . . Y, por los méritos del mismo, haz que los jóvenes no se pierdan por malos caminos.

Dios te salve María, llena eres de gracia, El Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.


Cuarto Dolor: 
El encuentro de Jesús con la cruz a cuestas camino del calvario

Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver a tu Hijo cargado con la cruz, como cargado con nuestras culpas, llevando el instrumento de su propio suplicio de muerte; Él, que era creador de la vida, aceptó por nosotros sufrir este desprecio tan grande de ser condenado a muerte y precisamente muerte de cruz, después de haber sido azotado como si fuera un malhechor y, siendo verdadero Rey de reyes, coronado de espinas; ni la mejor corona del mundo hubiera sido suficiente para honrarle y ceñírsela en su frente; en cambio, le dieron lo peor del mundo clavándole las espinas en la frente y, aunque le ocasionarían un gran dolor físico, aún mayor sería el dolor espiritual por ser una burla y una humillación tan grande; sufrió y se humilló hasta lo indecible, para levantarnos a nosotros del pecado; te acompañamos en este dolor . . . Y, por los méritos del mismo, haz que seamos dignos vasallos de tan gran Rey y sepamos ser humildes como Él lo fue.

Dios te salve María, llena eres de gracia, El Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.


Quinto Dolor:
La crucifixión y la agonía de Jesús

Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver la crueldad de clavar los clavos en las manos y pies de tu amadísimo Hijo, y luego al verle agonizando en la cruz; para darnos vida a nosotros, llevó su pasión hasta la muerte, y éste era el momento cumbre de su pasión; Tú misma también te sentirías morir de dolor en aquel momento; te acompañamos en este dolor. Y, por los méritos del mismo, no permitas que jamás muramos por el pecado y haz que podamos recibir los frutos de la redención.

Dios te salve María, llena eres de gracia, El Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.


Sexto Dolor:
La lanzada y el recibir en brazos a Jesús ya muerto

Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver la lanzada que dieron en el corazón de tu Hijo; sentirías como si la hubieran dado en tu propio corazón; el Corazón Divino, símbolo del gran amor que Jesús tuvo ya no solamente a Ti como Madre, sino también a nosotros por quienes dio la vida; y Tú, que habías tenido en tus brazos a tu Hijo sonriente y lleno de bondad, ahora te lo devolvían muerto, víctima de la maldad de algunos hombres y también víctima de nuestros pecados; te acompañamos en este dolor... Y, por los méritos del mismo, haz que sepamos amar a Jesús como El nos amo.

Dios te salve María, llena eres de gracia, El Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.


Séptimo Dolor:
El entierro de Jesús y la soledad de María

Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al enterrar a tu Hijo; El, que era creador, dueño y señor de todo el universo, era enterrado en tierra; llevó su humillación hasta el último momento; y aunque Tú supieras que al tercer día resucitaría, el trance de la muerte era real; te quitaron a Jesús por la muerte más injusta que se haya podido dar en todo el mundo en todos los siglos; siendo la suprema inocencia y la bondad infinita, fue torturado y muerto con la muerte más ignominiosa; tan caro pagó nuestro rescate por nuestros pecados; y Tú, Madre nuestra adoptiva le acompañaste en todos sus sufrimientos: y ahora te quedaste sola, llena de aflicción; te acompañamos en este dolor . . . Y, por los méritos del mismo, concédenos a cada uno de nosotros la gracia particular que te pedimos… 

Dios te salve María, llena eres de gracia, El Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.




Poema a los siete Dolores de la Virgen María
Recopilado por José Gálvez Krüger para ACI Prensa



Suplico Reina Gloriosa
Hija del eterno Padre
del Divino Verbo Madre
y del Espíritu esposa,
que me concedáis piadosa
amparo de pecadores
devoción, llanto y fervores
compasión y gran ternura
de vuestros siete dolores.


Primer dolor
Duéleme cuando supisteis
lo de aquella profecía
de Simeón cuando decía
que una espada os traspasaba
de dolor. ¡Oh! Madre mía
y qué riguroso día
para nos, aquél sería.



Segundo dolor
Duélome que Jesús tierno
dijo en repetido aviso
que huir era preciso
a Egipto en el invierno
¡Oh!, qué sentimiento eterno
ansia, temor y agonía
vuestro pecho, sentiría.



Tercer dolor
Duelome qué traspasado
tuvisteis el corazón
en aquella perdición
del Niño, hasta ser hallado.
¡Oh!, con qué pena y cuidado
a tal Hijo perdería
tal Madre le buscaría.


Cuarto dolor
Duelome que al ver en tierra
con la cruz a vuestro Hijo
fuiste a ayudarle con mimo
y aquella cuadrilla fiera
os impidió que así fuera,
tan sangrienta a vos sería
tal crueldad y grosería.



Quinto dolor
Duélome que vuestro llanto
al pie de la cruz sentisteis
la crueldades que allí visteis
ejecutar en quebranto
cantara :"Santo, Santo, Santo"
¡Oh!, cuánta angustia sería
lo que allí os afligiría.



Sexto dolor
Duélome que en vuestros brazos
al buen Jesús nos le disteis
herido y hecho pedazos.
¡Oh!, qué tremenda agonía
vida triste Madre mía
vuestro pecho sentiría



Séptimo dolor
Duélome que con ternura
al costado lo ha criado
lo dejasteis enterrado
en helada sepultura.
¡Oh!, qué tremenda amargura
vuestro pecho sentiría
cuando sin Él se veía.

---------

Espero como os lo digo
por estos siete dolores
lograr los grandes favores
de  devoto condolido:
qué delito ha cometido
el Soberano Maestro
a Jesús, el Hijos vuestro,
diciendo fiel cada día
a Vos, Madre, un Avemaría.

EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 15 SEPTIEMBRE 2018, NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES


Lecturas de hoy Sábado de la 23ª semana del Tiempo Ordinario
 Hoy, sábado, 15 de septiembre de 2018



Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (10,14-22):

Amigos míos, no tengáis que ver con la idolatría. Os hablo como a gente sensata, formaos vuestro juicio sobre lo que digo. El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan. Considerad a Israel según la carne: los que comen de las víctimas se unen al altar. ¿Qué quiero decir? ¿Que las víctimas son algo o que los ídolos son algo? No, sino que los gentiles ofrecen sus sacrificios a los demonios, no a Dios, y no quiero que os unáis a los demonios. No podéis beber de los dos cálices, del del Señor y del de los demonios. No podéis participar de las dos mesas, de la del Señor y de la de los demonios. ¿Vamos a provocar al Señor? ¿Es que somos más fuertes que él?

Palabra de Dios


Salmo
Sal 115,12-13.17-18

R/. Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre. R/.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,43-49):

En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: «No hay árbol sano que dé fruto dañado, ni árbol dañado que dé fruto sano. Cada árbol se conoce por su fruto; porque no se cosechan higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos. El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque lo que rebosa del corazón, lo habla la boca. ¿Por qué me llamáis "Señor, Señor" y no hacéis lo que digo? El que se acerca a mí, escucha mis palabras y las pone por obra, os voy a decir a quién se parece: se parece a uno que edificaba una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo tambalearla, porque estaba sólidamente construida. El que escucha y no pone por obra se parece a uno que edificó una casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió contra ella el río, y en seguida se derrumbó desplomándose.»

Palabra del Señor





Comentario al Evangelio de hoy sábado, 15 de septiembre de 2018
 CR


Nuestra Señora de los Dolores

Antes de subir al Calvario –somos frágiles y pequeños- vamos a verla en la calle, una tarde del Viernes Santo. ¡Cómo la retrata la piedad popular! Virgen de los Dolores, de la Soledad, de la Piedad; siete puñales le atraviesan el corazón o, al menos la espada de la que le habló el anciano Simeón. Casi siempre un manto negro la cubre.  Su rostro, aun lleno de llanto y dolor, logra un tono sereno, como penetrado por la fe.

María es la Madre del Crucificado. Está asociada, por sus dolores, a la muerte del Redentor. La mujer, esclava del Señor por su fe, está junto a su hijo que se hizo obediente hasta la muerte y muerte de cruz. La que había estado alejada en los momentos de la gloria de los milagros  y la seducción de la palabra, acude ahora, presurosa, en la hora del supremo dolor y de la muerte. Está aquí, como estuvo en todos los momentos difíciles, a lo largo de la vida de Jesús; en la pobreza del pesebre al nacer, en la persecución y exilio con Herodes, cuando abandonaba su familia para predicar el Reino, cuando sufre el rechazo de los jefes políticos y religiosos.

Es que María va a ser, otra vez, Madre. Las palabras de Cristo en la cruz cobran una eficacia casi sacramental. “Mujer, he ahí a tu hijo”. En el discípulo amado hemos sido constituidos hijos de María. Algunos hacen constar que no se lo dice a Pedro sino a otro discípulo. ¿A Juan? Aquí, la maternidad no va en el plano jerárquico sino en el de la intimidad, en el de las relaciones individuales y filiales. Sólo nos queda,  como apunta el evangelio, recibirla en nuestra casa. La Iglesia es la casa de María; la Iglesia tiene una Madre.

Como Jesús, hemos de sentir cerca a María en los momentos de dolor. Ella es la madre querida de tantos hijos crucificados por la injusticia, la opresión y el desamor. Es más, no solamente nos beneficiamos de su cercanía cuando nos aguijonea un padecimiento. Con ella, queremos ir al encuentro de los que sufren. El cristiano ha de combatir el dolor, luchar contra las causas del dolor. Más aún, los creyentes tenemos muchos resortes para transformar y trasfigurar el dolor; el saber escuchar, el llevar consuelo, el infundir esperanza, el rezar con oportunidad, el estimular desde nuestra fe y tantos recursos, ayudan a hacer más buenas, más esperanzadas a las personas sufrientes.

Ya que nos entra por los ojos la presencia de María junto al dolor de su hijo, ella puede ser un modo de sacramento que nos haga visible y nos diga más claro que Dios sufre siempre al lado de sus hijos. Cosa que ya sabíamos.

FELIZ FIN DE SEMANA





viernes, 14 de septiembre de 2018

QUIERES TENER UNA CITA EN PERSONA CON JESÚS?


¿Quieres tener una cita en persona con Jesús?
5 Pasos que debes seguir al visitar al Santísimo 


Por: Carlos García Gutiérrez | Fuente: ConMasGracia.org 




En diferentes momentos de nuestra vida, tenemos la necesidad de tener un encuentro personal con Jesús, ya sea para agradecerle, pedirle un consejo o pedirle su ayuda en alguna situación complicada en la que estemos viviendo.

Un regalo único que Jesús nos hizo, fue quedarse con nosotros en la Sagrada Eucaristía. No hay manera más sencilla y perfecta para tener un encuentro personal con Jesús que asistir a la exposición del Santísimo Sacramento, o bien, visitarlo en alguna Capilla de Adoración Permanente, en donde se encuentra también expuesto el Santísimo Sacramento.

Lo importante de este encuentro es que nunca necesitarás sacar una cita, Jesús siempre estará con los brazos abiertos para recibirte. Ahí, te escuchará, te consolará, te iluminará y te ayudará a tomar buenas y sabias decisiones en tu vida.

Ahora que ya sabes cómo tener un encuentro personal con Jesús, es importante el saber qué hacer cada vez que asistas al Santísimo. Hoy te quiero compartir algunos pasos recomendados para tener un encuentro con Jesús Eucaristía.

1.-Entrada y saludo

Es importante que recuerdes que las capillas de adoración, son espacios de oración y encuentro personal con Jesús, entra con respeto y con el silencio adecuado, saluda a Jesús Eucaristía con una reverencia o híncate.


2.-Entra en oración

No hay nada mejor que platicar con Jesús, date un tiempo para saludarlo como lo que es, tu mejor amigo; recuerda que Él está ahí para escucharte y hacerte sentir amado.

3.-Lee las Sagradas Escrituras

Puedes leer el evangelio del día, alguna lectura o algún salmo. Deja que Dios te hable a través de su Palabra. Existen libros con reflexiones eucarísticas que también te podrán ayudar a entrar en oración y reflexión.

4.- Reza y pide por los demás

Existen muchas oraciones que puedes rezar, como por ejemplo el Santo Rosario, la coronilla de la Misericordia, o bien, rezar y meditar el Via Crucis.

5.-Comulga

Después de vivir una experiencia cercana con Jesús Eucaristía, asiste a Misa y comulga, si por alguna dificultad de tiempo o alguna otra situaciones personal no puedes hacerlo en ese momento, podrías realizar una comunión espiritual.

Tenemos la gran fortuna de tener a diario encuentros personales con Jesús, date tu tiempo y ten esos encuentros con Él. Si no son diarios, al menos busca siempre tener en tu agenda presente un encuentro con tu mejor amigo que es Jesús.

AFÉRRATE


Aférrate



“Aférrate a la fe porque es la fuente de la creencia de que todo es posible. Es la fibra y es la fortaleza de un alma confiada. Aférrate a la esperanza porque destierra la duda y da lugar a actitudes positivas y alegres. Aférrate a la confianza porque se encuentra en el corazón de las relaciones fructíferas que son seguras y satisfactorias.

Aférrate al amor porque es el don más preciado de la vida, porque es generoso, se preocupa y  da significado a la vida. Aférrate a la familia y a los amigos porque son las personas más importantes en tu vida y porque hacen del mundo un lugar mejor. Ellos son la vida que ha crecido con el tiempo para ayudarte a seguir tu camino y permanecer siempre cerca de ti. Aférrate a todo lo que eres y a todo lo que has aprendido, porque esto es lo que te convierte en un ser singular. No menosprecies lo que sientes y lo que crees que es bueno e importante, tu corazón te habla con más fuerza que tu mente. Aférrate a tus sueños, alcánzalos de manera diligente y honrada. No tomes nunca el camino fácil ni te rindas ante el engaño.

Recuerda a otros en tu camino y dedica tiempo para atender sus necesidades. Disfruta de la belleza que te rodea. Ten valor para ver las cosas de manera diferente y más clara. Haz del mundo un lugar mejor día a día.” (Autor desconocido). Amigo/a, valoriza sabiamente tus verdaderas riquezas.



* Enviado por el P. Natalio

REGALOS DE DIOS


Regalos de Dios




Cuántas veces ansías quiméricos jardines que se divisan a lo lejos en el horizonte, mientras no aspiras la fragancia ni admiras la belleza del rosal plantado al pie de tu ventana. Gran parte de la infelicidad humana proviene de no valorar todo lo que tenemos e ilusionarnos por los bienes de los demás, sin pensar que también ellos tienen sus propias privaciones y sinsabores 

Es maravilloso, Señor, tener mis brazos perfectos, cuando hay tantos mutilados. Mis ojos miran, cuando tantos no tienen luz. Mi voz canta, cuando otros enmudecen. Mis manos trabajan, cuando tantos mendigan. Es maravilloso, Señor, volver a casa, cuando otros no tienen dónde ir.
Es bueno sonreír, amar, soñar, vivir, cuando tantos odian y mueren. Es maravilloso, Señor, tener un Dios para creer, cuando tantos no creen. Es maravilloso, Señor, tener tan poco que pedir y tanto que agradecer.

Enumera tus bendiciones, todo lo positivo y gratificante que descubres en tu vida cotidiana, y tendrás sentimientos de gratitud y alegría que te harán feliz. Está siempre vigilante para no dejarte atrapar de la insatisfacción y descontento que paralizarían tus energías. El desafío de tu vida es florecer allí donde Dios te ha puesto. Que él te proteja y bendiga.



* Enviado por el P. Natalio


FIESTA DE LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ, 14 SEPTIEMBRE

IMÁGENES DE SAN PÍO DE PIETRELCINA










FRENTE AL SEMÁFORO: ANÉCDOTAS Y VIDA DE SAN JOSÉ MARELLO - SEMÁFORO 6


FRENTE AL SEMÁFORO
Semáforo 06
  ESTALLA LA BOMBA  


 “Vamos a renovar aquellos bonitos tiempos de la antigüedad, cuando el sacerdocio se consideraba inestimable entre los pueblos por la muy viva fe y la profunda caridad.” (San José Marello)  



Fue durante el regreso, mientras el tren corría hacia Asti. Después de un largo silencio, José lanzo la bomba. 

- Papá, quiero entrar al seminario. 

- ¿Qué dices? Prorrumpió el padre sorprendido por esas palabras jamás pensadas. - ¡Estas bromeando! ¿Verdad? 

- No, papá, no es una broma; me has entendido muy bien. Quiero entrar al seminario y ser sacerdote. 

Papá Vincenzo sentía una lucha fuerte en sí mismo. No, no podía ser… tantos planes había hecho sobre este muchacho, no iba a caer al suelo todo, así no más, jadeando, tenía los ojos cerrados. 

- ¿De dónde has sacado esas ideas? ¿Quién te la ha metido en la cabeza? 

- Hace tiempo que lo estoy pensado, y hoy día es como si la virgen me hubiera dicho que me apurase. 

- Pero, ¿no te das cuenta que me lo malogras todo? Yo pensaba volver a Turín y empezar otra vez, ahora que eres ya grande; tu eres todo para mí. Tu tan inteligente, ¿hacerte sacerdote? Y, ¿Qué esperas tú de eso?   José podía decir tantas cosas, prefirió no decir más. Sabía que su padre era hombre honesto, y que nunca lo violentaría…; era cuestión de darle tiempo. 

La noche aclaro las ideas de todos. José esperaba con ansias la respuesta del padre. ¿Y si se lo negase?   Temprano bajo de su dormitorio y busco a papá: había salido muy temprano. Quizás no estaba dispuesto a darle el consentimiento personalmente…   

La abuelita le dio las últimas noticias. Tu padre, dijo, esta mañana estaba de mejor humor: hemos conversado…; en fin te da la libertad de hacer lo que desees, con tal que lo pienses bien, antes de….   Lleno de alegría José fue de prisa a la iglesia: quería decírselo al párroco, sin esperar más.   Y lo supo el pueblo: ¡una alegría para todos!   

  

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 14 SEPTIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
14 septiembre


Es verdad que Jesús es verdaderamente Hijos de Dios; pero también es verdaderamente Hijo del hombre, es decir: verdadero y perfecto hombre, en todo igual a nosotros, menos en el pecado
 (cf Heb 4,15).

Como hombre, Jesús emanaba una atracción irresistible:

- comúnmente era muy respetado (cf Lc 2,52); 

- a menudo, la gente, al oírlo, quedaba fuera de sí, asombrada de la extraordinaria gracia que emanaba de sus palabras (cf Lc 4, 22);

- los policías, enviados por los fariseos para tomar preso a Jesús, volvían cautivados ellos mismos, por uno que hablaba como jamás nadie habló (cf Jn 7,32);

- las mujeres y los niños se acercaban confiadamente a él, rompiendo las barreras de los severos ojos y palabras intimidatorias de los discípulos (cf Mc 10, 13-15).


P. Alfonso Milagro

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 14 SEPTIEMBRE 2018 - EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ



Lecturas de hoy Exaltación de la Santa Cruz
 Hoy, viernes, 14 de septiembre de 2018



Primera lectura
Lectura del libro de los Números (21,4b-9):

En aquellos días, el pueblo estaba extenuado del camino, y habló contra Dios y contra Moisés: «¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan sin cuerpo.»
El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas. Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo: «Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes.»
Moisés rezó al Señor por el pueblo, y el Señor le respondió: «Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla.»
Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 77,1-2.34-35.36-37.38

R/. No olvidéis las acciones del Señor

Escucha, pueblo mío, mi enseñanza,
inclina el oído a las palabras de mi boca:
que voy a abrir mi boca a las sentencias,
para que broten los enigmas del pasado. R/.

Cuando los hacía morir, lo buscaban,
y madrugaban para volverse hacia Dios;
se acordaban de que Dios era su roca,
el Dios Altísimo su redentor. R/.

Lo adulaban con sus bocas,
pero sus lenguas mentían:
su corazón no era sincero con él,
ni eran fieles a su alianza. R/.

Él, en cambio, sentía lástima,
perdonaba la culpa y no los destruía:
una y otra vez reprimió su cólera,
y no despertaba todo su furor. R/.

Puede sustituirse por la siguiente lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2,6-11):

Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Palabra de Dios


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (3,13-17):

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.»

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy viernes, 14 de septiembre de 2018
 CR


Exaltación de la Santa Cruz

“La señal del cristiano es la santa cruz”, repetíamos en el viejo catecismo. Por eso vemos esta señal, al bautizar a los niños, en los “cruces” de los caminos, en la cabecera de la cama, en la delantera de los coches, en el recuerdo de los muertos, al salir de casa, y en mil momentos. También abusamos de ella. Cuando hacemos la cruz de una manera mágica u ostentosa; cuando la llevamos –cruz de pasión e infamia- como adorno precioso o señal de dignidades. 

La cruz es la cruz de nuestro Señor. Es el instrumento de nuestra redención. La muerte en cruz era el suplicio reservado sólo para los esclavos, tan cruel como lleno de ignominia. ¿Cómo se podía pensar que la redención podía venir de la impureza de un cadáver?  Sin embargo ahí está la paradoja. Un hombre inocente carga con todos los pecados de la humanidad. Condenado, no condena. En el mayor dolor brilla el mayor amor.  La cruz de Jesús, dando muerte al pecado, es causa de reconciliación. Reconciliación de los hombres con Dios. Pero también de gentiles y judíos, de la economía de la ley y de la economía de la fe. 

Pero aún sorprendemos otra paradoja que da nombre a la fiesta de hoy. Este condenado, sometido a la máxima humillación, envilecido, desnudo, es exaltado, elevado como la serpiente en el desierto, en signo de salvación para cuantos le contemplan. Es la exaltación del amor: “Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo”. La Pasión de San Juan que leemos el Viernes Santo contempla a Cristo en la Cruz, lleno de majestad.

Que bien estaría que en este día nos parásemos a contemplar la santa cruz. Y, después de un silencio de asombro, podríamos recitar textos tan bellos, y al alcance de todos, sobre Cristo crucificado. Por ejemplo: “Delante de la Cruz los ojos míos” (Sánchez Mazas). “Pastor que tus silbos amorosos” (Lope de Vega). “El Cristo de Velázquez” (Unamuno).

Luego vendrían los buenos propósitos de no abusar o frivolizar con el signo de la cruz. Nada de adornos con crucifijos lujosos, no hacer la señal de la cruz repetidamente de manera que se banalice, etc. Por supuesto, y en un orden muy distinto, no he visto a ningún maestro espiritual que enseñe el victimismo, el dolorismo y todos espiritualismos que busquen el dolor por sí mismo para parecerse más a Jesús. Jesús nos dice que tomemos “nuestra” cruz y le sigamos. Pues, venga, tomemos nuestra cruz, amemos como Jesús nos mandó, perdonemos y bendigamos a los que nos maldicen, estemos dispuestos a ser perseguidos por la justicia. Si amamos, siempre encontraremos la cruz. Entonces, sí que podremos repetir con San Pablo: “Lejos de mí gloriarme sino en la cruz de Cristo”.
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