sábado, 10 de marzo de 2018

CRISTO QUE NOS LLAMA A LA CONVERSIÓN DEL ESPÍRITU


Cristo que nos llama a la conversión del espíritu
Sábado tercera semana Cuaresma. ¿Qué esfuerzo he hecho para que Cristo sea el centro de mi vida?


Por: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net 




La experiencia de buscar convertir nuestro corazón a Dios, que es a lo que nos invita constantemente la Cuaresma, nace necesariamente de la experiencia que nosotros tengamos de Dios nuestro Señor. La experiencia del retorno a Dios, la experiencia de un corazón que se vuelve otra vez a nuestro Señor nace de un corazón que experimenta auténticamente a Dios. No puede nacer de un corazón que simplemente contempla sus pecados, ni del que simplemente ve el mal que ha hecho; tiene que nacer de un corazón que descubre la presencia misteriosa de Dios en la propia vida.

Durante la Cuaresma muchas veces escuchamos: “tienes que hacer sacrificios”. Pero la pregunta fundamental sería si estás experimentando más a Dios nuestro Señor, si te estás acercando más a Él.

En la tradición de la Iglesia, la práctica del Vía Crucis —que la Iglesia recomienda diariamente durante la Cuaresma y que no es otra cosa sino el recorrer mentalmente las catorce estaciones que recuerdan los pasos de nuestro Señor desde que es condenado por Pilatos, hasta el sepulcro—, necesariamente tiene que llevarnos hacia el interior de nosotros mismos, hacia la experiencia que nosotros tengamos de Jesucristo nuestro Señor.

Tenemos que ir al fondo de nuestra alma para ahí ver la profundidad que tiene Dios en nosotros, para ver si ya ha conseguido enraizar, enlazarse con nosotros, porque solamente así llegamos a la auténtica conversión del corazón. Al ver lo que Cristo pasó por mí, en su camino a la cruz, tengo que preguntarme: ¿Qué he hecho yo para convertir mi corazón a Cristo? ¿Qué esfuerzo he hecho para que mi corazón lo ponga a Él como el centro de mi vida?

Frecuentemente oímos: “es que la vida espiritual es muy costosa”; “es que seguir a Cristo es muy costoso”; “es que ser un auténtico cristiano es muy costoso”. Yo me pregunto, ¿qué vale más, lo que a mí me cuesta o lo que yo gano convirtiéndome a Cristo? Merece la pena todo el esfuerzo interior por reordenar mi espíritu, por poner mis valores en su lugar, por ser capaz de cambiar algunos de mis comportamientos, incluso el uso de mi tiempo, la eficacia de mi testimonio cristiano, convirtiéndome a Cristo, porque con eso gano.

A la persona humana le bastan pequeños detalles para entrar en penitencia, para entrar en conversión, para entrar dentro de sí misma, pero podría ser que ante la dificultad, ante los problemas, ante las luchas interiores o exteriores nosotros no lográramos encontrarnos con Cristo.

Nosotros, que tenemos a Jesucristo todos los días si queremos en la Eucaristía; nosotros, que tenemos a Jesucristo si queremos en su Palabra en el Evangelio; nosotros, que tenemos a Jesucristo todos los días en la oración, podemos dejarlo pasar y poner otros valores por encima de Cristo. ¡Qué serio es esto, y cómo tiene que hacer que nuestro corazón descubra al auténtico Jesucristo!

Dirá Jesucristo: “¿De qué te sirve ganar todo el mundo, si pierdes tu alma? ¿Qué podrás dar tú a cambio de tu alma?” Es cuestión de ver hacia dónde estamos orientando nuestra alma; es cuestión de ver hacia dónde estamos poniendo nuestra intención y nuestra vida para luego aplicarlo a nuestras realidades cotidianas: aplicarlo a nuestra vida conyugal, a nuestra vida familiar, a nuestra vida social; aplicarlo a mi esfuerzo por el crecimiento interior en la oración, aplicarlo a mi esfuerzo por enraizar en mi vida las virtudes.

Cuando en esta Cuaresma escuchemos en nuestros oídos la voz de Cristo que nos llama a la conversión del espíritu, pidámosle que sea Él quien nos ayude a convertir el corazón, a transformar nuestra vida, a reordenar nuestra persona a una auténtica conversión del corazón, a una auténtica vuelta a Dios, a una auténtica experiencia de nuestro Señor.

EL VATICANO OFRECE UN EXAMEN DE CONCIENCIA ACTUAL PARA UNA BUENA CONFESIÓN EN CUARESMA


El Vaticano ofrece un examen de conciencia actual para una buena confesión en Cuaresma
Redacción ACI Prensa
Foto: L'Osservatore Romano




El Vaticano ofrece en esta Cuaresma un esquema con las preguntas clave para hacer una buena confesión, en el marco de celebración penitencial que el Papa Francisco preside este viernes en la Basílica de San Pedro.

La Oficina de Celebraciones Litúrgicas del Vaticano difundió en en el libreto de la liturgia penitencial un esquema general para el examen de conciencia dividido en 28 puntos.

Esta es la traducción al español del texto original en italiano, realizada por ACI Prensa:


Esquema general para el examen de conciencia

1.       ¿Me acerco al sacramento de la Penitencia por un sincero deseo de purificación, de conversión, de renovación de vida y de una más íntima amistad con Dios, o lo considero más bien como un peso, que solo raramente estoy dispuesto a asumir?

2.       ¿He olvidado o a propósito he callado pecados graves en la confesión precedente o en confesiones pasadas?

3.       ¿He satisfecho la penitencia que me fue impuesta? ¿He reparado los daños que he cometido? ¿He buscado poner en práctica los propósitos hechos para enmendar mi vida según el Evangelio?

A la luz de la palabra de Dios, cada uno examínese a sí mismo.


El Señor dice: “Amarás al Señor tu Dios con todo el corazón”

1.       ¿Mi corazón está verdaderamente orientado a Dios; puedo decir que lo amo verdaderamente sobre todas las cosas y con amor de hijo, en la observancia fiel de sus mandamientos?, ¿me dejo absorber demasiado por las cosas temporales?, ¿es siempre recta mi intención en el obrar?

2.       ¿Es firme mi fe en Dios, que en su Hijo nos ha presentado su palabra?, ¿he dado mi plena adhesión a la doctrina de la Iglesia?, ¿me preocupa mi formación cristiana, escuchando la palabra de Dios, participando en la catequesis, evitando lo que pueda acechar la fe?, ¿he profesado siempre con valentía y sin temor mi fe en Dios y en la Iglesia?, ¿me he mostrado como cristiano en la vida privada y pública?

3.       ¿He rezado en la mañana y en la noche?, ¿mi oración es una verdadera conversación de corazón a corazón con Dios, o es solo una vacía práctica exterior?, ¿he sabido ofrecer a Dios mis ocupaciones, mis alegrías y dolores?, ¿recurro a Él con confianza también en las tentaciones?

4.       ¿Tengo reverencia y amor hacia el santo nombre de Dios o lo he ofendido con blasfemias, falsos juramentos o nombrándolo en vano?, ¿he sido irreverente con la Virgen y los santos?

5.       ¿Santifico el día del Señor y las fiestas de la Iglesia, tomando parte con participación activa, atenta y pía a las celebraciones litúrgicas y especialmente en la Santa Misa?, ¿he evitado hacer trabajos no necesarios en los días festivos?, ¿he observado el precepto de la confesión al menos anual y de la comunión pascual?

6.       ¿Existen para mí “otros dioses”, a saber expresiones o cosas por las cuales me intereso o en las cuales pongo más confianza que en Dios, por ejemplo: riqueza, superstición, espiritismo u otras formas de magia?

El Señor dice: “Ámense los unos a los otros, como yo los he amado”

1.       ¿Amo verdaderamente a mi prójimo o abuso de mis hermanos, sirviéndome de ellos para mis intereses y reservando para ellos un tratamiento que no quisiera que fuese usado conmigo?, ¿he ocasionado escándalo con mis palabras y mis acciones?

2.       En mi familia, ¿he contribuido con paciencia y con verdadero amor al bien y a la serenidad de los demás?

Para cada miembro de la familia:

-          Para los hijos: ¿fui obediente con mis padres, los he respetado y honrado?, ¿les he ayudado en las necesidades espirituales y materiales?, ¿me he esforzado en la escuela?, ¿he respetado las autoridades?, ¿he dado un buen ejemplo en toda situación?

-          Para los padres: ¿me he preocupado por la educación cristiana de mis hijos?, ¿les he dado un buen ejemplo?, ¿los he apoyado y dirigido con mi autoridad?

-          Para los esposos: ¿he sido siempre fiel en los afectos y en las acciones?, ¿he sido comprensivo en los momentos de desasosiego?

3.       ¿Sé dar de lo mío, sin mezquino egoísmo, a quien es más pobre que yo?, ¿En cuanto a lo que depende de mí, defiendo a los oprimidos y ayudo a los necesitados?, ¿o trato con suficiencia o con dureza a mi prójimo, especialmente a los pobres, los débiles, los viejos, los marginados y los inmigrantes?

4.       ¿Soy consciente de la misión que me fue confiada?, ¿he participado de las obras de apostolado y de caridad de la Iglesia, en las iniciativas y en la vida de la parroquia?, ¿he rezado y dado mi contribución para las necesidades de la Iglesia y del mundo, por ejemplo: para la unidad de la Iglesia, para la evangelización de los pueblos, para la instauración de la justicia y de la paz?

5.       ¿Tengo en el corazón el bien y la prosperidad de la comunidad en la cual vivo o cuido solo de mis intereses personales?, ¿participo, en cuanto puedo, en las iniciativas que promueven la justicia, la moral pública, la concordia, las obras de beneficencia?, ¿cumplo con mis deberes civiles?, ¿he pagado regularmente mis impuestos?

6.       ¿Soy justo, comprometido, honesto en el trabajo, voluntarioso para prestar mi servicio para el bien común?, ¿he dado el justo salario a los obreros y a todos los dependientes? ¿he cumplido los contratos y promesas?

7.       ¿He prestado obediencia y el respeto debido a las autoridades legítimas?

8.       ¿Si tengo algún cargo o desarrollo funciones directivas, cuido solo mi interés o me esfuerzo por el bien de los demás, en espíritu de servicio?


9.       ¿He practicado la verdad y la lealtad, o he ocasionado el mal al prójimo con mentiras, calumnias, denigraciones, juicios temerarios, violaciones de secretos?

10.   ¿He atentado contra la vida y la integridad física del prójimo, le he ofendido en el honor, le he negado los bienes?, ¿he procurado o aconsejado el aborto?, ¿he callado en situaciones donde pude animar al bien?, ¿en la vida matrimonial soy respetuoso de las enseñanzas de la Iglesia acerca de la apertura y respeto a la vida?, ¿he obrado contra mi integridad física (por ejemplo con la esterilización)?, ¿fui siempre fiel también con la mente?, ¿he mantenido el odio?, ¿he sido conflictivo?, ¿he pronunciado insultos y palabras ofensivas, fomentando desacuerdos y rencores?, ¿he omitido de testimoniar la inocencia del prójimo, de forma culpable y egoísta?, ¿conduciendo el vehículo u otro medio de transporte he puesto en peligro mi vida o la de los demás?

11.   ¿He robado?, ¿injustamente he deseado el robo a los demás?, ¿he dañado al prójimo en sus pertenencias?, ¿he restituido aquello que sustraje y reparado los daños causados?

12.   Si he recibido males, ¿me he mostrado dispuesto a reconciliarme y perdonar por amor a Cristo, o guardo en el corazón odio y deseo de venganza?

Cristo el Señor dice: “Sean perfectos como el Padre”

1.       ¿Cuál es la orientación fundamental de mi vida?, ¿me doy ánimo con la esperanza de la vida eterna?, ¿he buscado reavivar mi vida espiritual con la oración, la lectura y la meditación de la palabra de Dios, la participación en los sacramentos?, ¿he practicado la mortificación?, ¿he estado pronto y decidido a cortar los vicios, someter las pasiones y las inclinaciones perversas?, ¿he respondido a los motivos de envidia, he dominado la gula?, ¿he sido presuntuoso y soberbio, despreciado a los demás y preferirme antes que a ellos?, ¿he impuesto mi voluntad a los demás, conculcando su libertad y despreciando sus derechos?

2.       ¿Qué uso he hecho del tiempo, las fuerzas y los dones recibidos de Dios como “los talentos del Evangelio”?, ¿me sirvo de todos estos medios para crecer cada día en la perfección de la vida espiritual y en el servicio al prójimo?, ¿he sido inerte y ocioso?, ¿Cómo utilizo internet y otros medios de comunicación?

3.       ¿He soportado con paciencia, en espíritu de fe, los dolores y las pruebas de la vida?, ¿cómo he buscado practicar la mortificación, para cumplir aquello que falta a la pasión de Cristo?, ¿he observado la ley del ayuno y la mortificación?, ¿he observado la ley del ayuno y la abstinencia?

4.       ¿He conservado puro y casto mi cuerpo, en mi estado de vida, pensando que es templo del Espíritu Santo, destinado a la resurrección y a la gloria?, ¿he custodiado mis sentidos y evitado de ensuciarme en lo espíritu y en el cuerpo con pensamientos y malos deseos, con palabras y acciones indignas?, ¿me he permitido lecturas, discursos, espectáculos, diversiones en contraste con la honestidad humana y cristiana?, ¿he sido escándalo para los demás con mi comportamiento?

5.       ¿He actuado contra mi conciencia por temor o por hipocresía?

6.       ¿He buscado comportarme en todo y siempre en la verdadera libertad de los hijos de Dios y según las leyes del Espíritu o me he dejado someter por mis pasiones?

7.       ¿He omitido un bien que era para mí posible de realizar?

EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 10 DE MARZO 2018

Lecturas de hoy Sábado de la 3ª semana de Cuaresma
Hoy, sábado, 10 de marzo de 2018



Primera lectura
Lectura de la profecía de Oseas (6,1-6):

VAMOS, volvamos al Señor.
Porque él ha desgarrado,
y él nos curará;
él nos ha golpeado,
y él nos vendará.
En dos días nos volverá a la vida
y al tercero nos hará resurgir;
viviremos en su presencia
y comprenderemos.
Procuremos conocer al Señor.
Su manifestación es segura como la aurora.
Vendrá como la lluvia,
como la lluvia de primavera
que empapa la tierra».
¿Qué haré de ti, Efraín,
qué haré de ti, Judá?
Vuestro amor es como nube mañanera,
como el rocío que al alba desaparece.
Sobre una roca tallé mis mandamientos;
los castigué por medio de los profetas
con las palabras de mi boca.
Mi juicio se manifestará como la luz.
Quiero misericordia y no sacrificio,
conocimiento de Dios, más que holocaustos.

Palabra de Dios
__________

Salmo
Sal 50,3-4.18-19.20-21ab

R/. Quiero misericordia, y no sacrificios

V/. Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R/.

V/. Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
El sacrificio agradable a Dios
es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú, oh, Dios, tú no lo desprecias. R/.

V/. Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos. R/.
__________


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (18,9-14):

EN aquel tiempo, dijo Jesús esta parábola a algunos que confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás:
«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior:
“Oh, Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo”.
El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: “Oh, Dios!, ten compasión de este pecador”.
Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquel no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

Palabra del Señor

___________


Comentario al Evangelio de hoy sábado, 10 de marzo de 2018
Jaime Aceña, cmf


Queridos hermanos:

Jesús tiene predilección por los alejados y por los que no cuentan para la religión judía. Se abren con más sencillez a la novedad del Reino, donde cada persona es más importante que la Ley. Jesús dijo la parábola del fariseo y del publicano para contraponer dos actitudes: la del fariseo que piensa obtener la salvación con su propio esfuerzo, y la del publicano que reconoce su condición de pecador y pide la conversión.

El primer paso para la conversión es acusarse a sí mismo: "sabes que si no fuera por la gracia de Dios podrías estar en la cárcel. Acusarse a sí mismo es no esconderse de las raíces del pecado que esta en nosotros. Que el Señor en esta Cuaresma nos de la gracia de poder acusarnos" (Papa Francisco).

Señor no me considero justo, no quiero juzgar a los demás, quiero volver a casa justificado, como el publicano humilde. Toma mis faltas de amor, mis eternas desilusiones, mis horas de amarguras...transfórmalo todo, como la abeja en dulce miel. Hazme nuevo en la donación, alegre en la entrega, dame gozo desbordante al dar la vida y gastarme en tu servicio.

Nosotros, cristianos de toda la vida, podemos tener adormecida la novedad del Reino, Jesús propone el Reino a los pobres, a los pecadores, a los alejados... Estos acogen las señales y el Anuncio con más entusiasmo; se acerca el momento de su liberación. Recordemos aquella afirmación escandalosa del Maestro: "os aseguro, que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el Reino de Dios" (Mt. 21, 31). A Jesús le insultan por comer y relacionarse con ellos: "es un comilón y un bebedor, amigo de publicanos y pecadores" (Mt. 11, 19).

El Reino anunciado por Jesús es la mejor noticia que pueden recibir los pobres. El que no tiene nada, puede reconocer que el Dios de Jesús es su último asidero; "Señor ten misericordia de mí que soy un pecador".

El hombre nuevo, justificado no tiene corazón de piedra, sino de carne, no quiere acaparar, sino compartir; no quiere ser servido, sino servir, no anhela prevalecer, sino unir; no siembre discordia, sino que pacifica, no vive para sí, sino para los demás, no se fía de sí, sino de DIOS. El que ha sido perdonado por Dios se parece a Jesús en sus actitudes nuevas; no olvida que todo es gracia. Su nuevo nacimiento se expresa en la letra de esta canción tan conocida: Yo quiero ser, Señor amado, como el barro en manos del alfarero. Toma mi vida, hazla de nuevo, yo quiero ser un vaso nuevo". Con el agua, oh Cristo misericordioso, lavas nuestros pecados y con la sangre firmas nuestro: perdón (Himno armenio).

Fraternalmente:

Jaime Aceña Cuadrado cmf 
jacenacu.yahoo.es.

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 10 DE MARZO

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
10 de marzo




Nuestra redención depende de Cristo, pero depende, también, en parte, de nosotros mismos; si nosotros rehusamos juntar nuestro dolor con el de Cristo, nos faltará una parte, que por cierto será pequeña, por ser nuestra, pero que es imprescindible por voluntad y expresa determinación de nuestro Señor.

Estamos hablando de dolor; pero .... ¿De qué dolor?

De todo tipo de dolor:

- ya sea físico: una enfermedad...
- ya sea anímico: el desaliento...
- ya sea psíquico: el desequilibrio...
- ya sea espiritual: la aridez...
- ya sea social: la angustia...
- ya sea familiar: la incomprensión...

...en fin, el campo del dolor es notoriamente extenso.


* P. Alfonso Milagro

FELIZ FIN DE SEMANA





viernes, 9 de marzo de 2018

PODER DEL BUEN EJEMPLO


Poder del buen ejemplo




Un refrán dice “las palabras mueven, pero los ejemplos arrastran”. El poder del testimonio es enorme y decisivo. Las palabras están devaluadas. Nunca el mensaje de Jesús tuvo tanta fuerza como cuando pregonó el amor desde la cruz. Para construir a tu alrededor una civilización del amor aporta cada día gestos de servicio, de humildad y generosidad.

En una ciudad alemana bombardeada en la última Guerra Mundial, encontraron, entre las ruinas, un Cristo a quien le faltaban las manos y las piernas. Aquellos habitantes decidieron conservar así, sin manos y sin pies, a aquel Cristo, como recuerdo de la barbarie de la guerra, y de que somos nosotros los llamados a ser las manos y los pies de Cristo. Una excelente manera de describir nuestra misión de testigos: ser las manos y los pies de Cristo para llevar su mensaje de justicia, de fraternidad, de esperanza, de amor a cuantos nos rodean.

Tanto los buenos como los malos ejemplos moldean el ambiente en que vivimos. Ojalá que triunfen los que favorecen lo bueno, digno, noble. Porque si prevalece el egoísmo salvaje, llegaremos a una pérdida tal de los valores humanos que la vida será muy triste, pues faltará lo más hermoso: el respeto, la comprensión, el amor. Amigo/a, aporta hoy tu granito de arena.




* Enviado por el P. Natalio

TERAPIA CON MASCOTAS

Terapia con mascotas




Miles de personas resultan beneficiadas por la terapia efectiva que proporcionan los animales. Los enfermos de Alzheimer y los niños autistas son quienes más aspectos positivos reciben con este método terapéutico.

Una mascota puede hacer que tu vida sea más placentera. Además hoy en día la ciencia de la Psicología ve con buenos ojos el uso de las mascotas como medio terapéutico, por los beneficios que proporciona a su propietario, y recomiendan tener una mascota como parte del tratamiento para diversos malestares.

Las mascotas ayudan a relacionarse y a subir la autoestima Quizás estés pasando un momento duro, un momento de angustia, un momento doloroso, y de repente llega aquella mascota que siente cómo estás, y sintiendo que lo que necesitas es ayuda, te hace compañía.

Todos pueden tener una mascota como medio terapéutico. Sin embargo, es de mayor apoyo para:

♥ Enfermos del corazón.
♥ Personas con parálisis cerebral.
♥ Pacientes con enfermedades terminales.
♥ Pacientes con enfermedades mentales.
♥Pacientes con trastornos de comportamiento, etc.
♥ Existen diversas maneras de trabajar la terapia con animales. Puede hacerse de manera individual o grupal, y siempre se tiene en consideración si el paciente es un niño o un adulto.

El método específico con perros

Se recurre al perro para que acompañe al paciente en todo momento, se realiza esto para que el paciente no se sienta solo. El perro ayuda al paciente a distraerse y el objetivo es hacer de menos el dolor o angustia que atormenta al paciente.

Es muy frecuente que las personas hablen con sus mascotas y compartan con ellas sus pensamientos y sentimientos.

Tener un perro como animal de compañía genera muchos beneficios terapéuticos para personas mayores y/o enfermas que, por ejemplo, sufren depresión. Algunos de los beneficios terapéuticos:

♥ Bienestar del amo.
♥ Ayuda a sobrellevar la enfermedad del paciente.
♥ Ayuda a superar la muerte de pareja.
♥ Ayuda a la socialización.
♥ Disminuye el sentimiento de abandono.
♥ Disminuye la tensión y el estrés.
♥ Disminuye la ansiedad.
♥ Alegra la vida del paciente.

Es fundamental recordar que un animal  nunca ocupará el lugar de una persona pero sí podrá sustituir los beneficios producidos por la relaciones positivas entre las personas. Algunos animales domésticos, logran un tipo de afinidad relacional con las personas que les permite ofrecer un apoyo sentimental y un estímulo constante sobre todo en casos específicos de algunas enfermedades y tristemente también cuando la soledad se enfatiza en la vida.



© Javier Fiz Pérez    

PAPA FRANCISCO: PARA CONFESAR BIEN A LOS JÓVENES PRIMERO HAY QUE SABER ESCUCHARLOS


Para confesar bien a los jóvenes primero hay que saber escucharlos, dice el Papa
Redacción ACI Prensa
Foto: www.iubilaeummisericordiae.va





El Papa Francisco ofreció algunas recomendaciones a confesores, a los que animó sobre todo a ser testimonio y a saber escuchar las inquietudes de los jóvenes.

Al recibir en el Vaticano a los participantes de un Curso sobre el Foro Interno, reconoció que los confesores jóvenes pueden vivir el sacramento de la Reconciliación “como jóvenes entre los jóvenes” gracias a la “cercanía en la edad que favorece el diálogo también sacramental por una natural afinidad en el lenguaje”.

El Papa se dirigió a los jóvenes confesores y les habló de cómo ayudar cuando todavía no tienen mucha experiencia. “Ante todo diría que es necesario siempre redescubrir, como afirma Santo Tomás de Aquino, la dimensión instrumental de nuestro ministerio”.

“El sacerdote confesor no es la fuente de la misericordia: pero es cierto que es un instrumento indispensable, pero solo instrumento” y “esta conciencia debe favorecer una atenta vigilancia ante el riesgo de convertirse en dueños de las conciencias”.

El Papa también subrayó la capacidad de saber “escuchar las preguntas, antes de ofrecer respuestas”. “Dar respuestas, sin estar preocupado de escuchar las preguntas de los jóvenes” sería "una actitud equivocada”.

Por tanto, el confesor “está llamado a ser un hombre de escucha: escucha humana del penitente y escucha divina del Espíritu Santo”.

“Todo joven debería poder escuchar la voz de Dios tanto en la propia conciencia como a través de la escucha de la Palabra” y “en este camino es importante que sea sostenido por el acompañamiento sabio de confesor que quizás podría convertirse en padre espiritual”.

Sobre el discernimiento vocacional indicó que “es ante todo una lectura de los signos, que Dios mismo ha puesto en la vida del joven, a través de sus cualidades e inclinaciones personales, a través de los encuentros hechos, y a través de la oración”.

“La vocación es la relación misma con Jesús: relación vital e imprescindible”, destacó.

Francisco también dijo que el confesor “está llamado a ser sobre todo un testimonio”. “Testimonio en el sentido de ‘mártir’, llamado a compartir los pecados de los hermanos, como el Señor Jesús; y después testimonio de la misericordia”.

JESÚS, LA MEJOR OPCIÓN EN LA VIDA

Jesús, la mejor opción en la vida
Viernes tercera semana Cuaresma. A veces nuestras decisiones nos llevan por otros caminos.


Por: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net 




La Escritura habla constantemente de la presencia de Dios como el único, como el primero en el corazón del pueblo de Israel, y usa la imagen del escuchar, del oír para indicar precisamente esta relación entre Dios y su pueblo.

Cuando a Jesús le preguntan ¿cuál es el primero de todos los mandamientos?, para responder Jesús emplea las palabras de una oración que los israelitas rezan todas las mañanas: "Escucha Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor, no tendrás otro Dios delante de ti".

Dentro del camino de la Cuaresma -que es el camino de conversión del corazón-, la escucha, el llegar a oír, el ser capaces de recibir la Palabra de Dios en el corazón es un elemento fundamental que se mezcla en nuestro interior con el elemento central del juicio, que es nuestra conciencia.

El profeta Oseas decía: "Ya no tendré más ídolos en mí". Es necesario aprender a no tener más ídolos en nosotros; hacer que nuestra conciencia se vea plena y solamente iluminada por Dios nuestro Señor, que ningún otro ídolo marque el camino de nuestra conciencia. Podría ser que en nuestra vida, en ese camino de aprendizaje personal, no tomásemos como criterio de comportamiento a Dios nuestro Señor, sino como dirá el Profeta Oseas: "a las obras de nuestras manos". Y Dios dice: "No vuelvas a llamar Dios tuyo a las obras de tus manos; no vuelvas a hacer que tu Dios sean las obras de tus manos". Abre tu conciencia, abre tu corazón a ese Dios que se convierte en tu alma en el único Señor.

Sin embargo, cada vez que entramos en nosotros mismos, cada vez que tenemos que tomar decisiones de tipo moral en nuestra vida, cada vez que tenemos que ilustrar nuestra existencia, nos encontramos como «dios nuestro» a la obras de nuestras manos: a nuestro juicio y a nuestro criterio. Cuántas veces no hacemos de nuestro criterio la única luz que ilumina nuestro comportamiento, y aunque sabemos que es posible que Dios piense de una forma diferente, continuamos actuando con las obras de nuestras manos como si fueran Dios, continuamos teniendo ídolos dentro de nuestro corazón.

La Cuaresma es este camino de preparación hacia el encuentro con Jesucristo nuestro Señor resucitado, que, vencedor del pecado y de la muerte, se nos presenta como el único Señor de nuestro corazón. La preparación cuaresmal nos tiene que llevar a hacer de nuestra conciencia un campo abierto, sometido, totalmente puesto a la luz de Dios.

A veces nuestras decisiones nos llevan por otros caminos, ¿qué podemos hacer para que nuestra conciencia realmente sea y se encuentre sólo con Dios en el propio interior? Recordemos el ejemplo tan sencillo de una cultura de tipo agrícola que nos da la Escritura: "Volverán a vivir bajo mi sombra". Dios como la sombra que en los momentos de calor da serenidad, da paz, da sosiego al alma. Dios como el árbol a cuya sombra tenemos que vivir.

Tenemos que darnos cuenta de que esta ruptura interior, que se produce con todos los ídolos, con todas las obras de nuestras manos, con todos los criterios prefabricados, con todos los criterios que nosotros hemos construido para nuestra conveniencia personal, acaban chocando con el salmo: "Yo soy tu Dios, escúchame". Él es nuestro Dios, ¿escuchamos a nuestro Dios? ¿Hasta qué punto realmente somos capaces de escuchar y no simplemente de oír? ¿Hasta qué punto hacemos de la palabra de Dios algo que se acoge en nuestro corazón, algo que se recibe en nuestro corazón? Nunca olvidemos que de la escucha se pasa al amor y de la acogida se pasa a la identificación.

Éste es el camino que tenemos que llevar si queremos estar viviendo según el primero de los mandamientos y si queremos escuchar de los labios de Jesús las palabras que le dice al escriba: "No estás lejos del reino de Dios". Solamente cuando el hombre y la mujer son capaces de hacer de la palabra de Dios en su corazón la única luz, y cuando hacer la única luz se concreta a una escucha, a un amor identificado con nuestro Señor, es cuando realmente nuestra vida empieza a encontrarse próxima al reino de Dios. Mientras nosotros sigamos teniendo los ídolos de nuestras manos dentro del corazón, estaremos encontrarnos alejados del reino de Dios, aunque nosotros pensemos que estamos cerca.

En nuestra conciencia la voz de Dios tiene que ser la luz auténtica que nos acerca a su Reino. Siempre que recibamos la Eucaristía, no nos quedemos simplemente con el hermoso sentimiento de: "¡qué cerca estás de mí, Señor!". Busquemos, pidamos que la Eucaristía se convierta en nuestro corazón en la luz que va transformando, que va rompiendo, que va separando del alma los ídolos, y que va haciendo de Dios el único criterio de juicio de nuestros comportamientos.

Solamente así podremos escuchar en nuestro corazón esas palabras tan prometedoras del profeta Oseas "Seré para Israel como el rocío; mi pueblo florecerá como el lirio, hundirá profundamente sus raíces. Como el álamo y sus renuevos se propagarán; su esplendor será como el del olivo y tendrá la fragancia de los cedros del Líbano. Volverán a vivir bajo mi sombra." Que la luz de Dios nuestro Señor sea la sombra a la cual toda nuestra vida crece, en la cual toda nuestra vida se realiza en plenitud.

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 9 DE MARZO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
9 de marzo


Los discípulos del Señor en su seguimiento no pueden vivir de manera distinta que su Maestro; y él nos redimió con dolor y quiso asociar al suyo nuestro propio dolor. Así quiso el Padre que colaboráramos con Cristo Redentor.

Pero quizá no caemos en la cuenta de que es eso precisamente lo que en el nivel teológico da sentido a nuestro dolor: el hecho de que Cristo quiera asociar al suyo nuestro dolor, a fin de que también nosotros contribuyamos, primeramente, a nuestra propia redención y, en segundo lugar, a la redención de los demás.


* P. Alfonso Milagro

9 MUJERES QUE SUPIERON HACER LÍO EN LA IGLESIA Y EL MUNDO


9 mujeres que supieron “hacer lío” en la Iglesia y el mundo
Redacción ACI Prensa








Hay quienes dicen que la mujer no tiene roles importantes en la Iglesia. Sin embargo, desde el inicio del cristianismo hasta la actualidad, Dios ha suscitado mujeres que han orientado al Pueblo de Dios, influyendo también el curso del papado. Conozca a nueve mujeres que supieron hacer “lío” en la Iglesia.

1. La Virgen María

“Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía” (Jn. 2,4), le dijo Jesús a su Madre en las Bodas de Caná, un matrimonio al que ambos habían sido invitados.

María es la primera mujer que acoge al Señor y “arma lío” al motivar el primer milagro conocido de la vida pública de Jesús.

Además, fue quien permaneció al pie de la Cruz con San Juan y estuvo junto a los apóstoles en Pentecostés.

2. Santa Hildegarda de Bingen

Durante la Edad Media se vivía una cultura machista, propia de la época. Esto no fue impedimento para Santa Hildegarda de Bingen (1098-1179), una religiosa benedictina de origen alemán que tuvo una serie de visiones místicas.

Escribió obras teológicas y de moral con notable profundidad y fue declarada Doctora de la Iglesia por Benedicto XVI en el 2012, junto con San Juan de Ávila. Su sabiduría y popularidad hicieron que muchas personas, entre obispos y abades, le pidieran consejos.

“Cuando el emperador Federico Barbarroja provocó un cisma eclesial oponiendo tres antipapas al Papa legítimo, Alejandro III, Hildegarda, inspirada en sus visiones, no dudó en recordarle que también él, el emperador, estaba sometido al juicio de Dios”, contó Benedicto XVI en su catequesis sobre esta santa pronunciada durante una Audiencia General el año 2010.

3. Santa Catalina de Siena

Más adelante aparecería otra mística y Doctora de la Iglesia, Santa Catalina de Siena (1347 - 1380), que vistió el hábito de la tercera orden de Santo Domingo. En esta época los Papas vivían en Avignon (Francia) y los romanos se quejaban de haber sido abandonados por sus obispos, amenazando con el cisma.


El Papa Gregorio XI hizo un voto secreto a Dios de regresar a Roma y cuando le pidió consejo a Santa Catalina, ella le dijo: “Cumpla con su promesa hecha a Dios”. Él se sorprendió, ya que nadie sabía de su promesa, y posteriormente regresó a la Ciudad Eterna.

Años más tarde, los cardenales se distanciaron del Papa Urbano VI –debido a su temperamento– y declararon nula su elección, designando como Pontífice a Clemente VII, quien se trasladó a Avignon.

Santa Catalina escribió cartas a los cardenales alentándolos a reconocer al auténtico Pontífice y exhortó a Urbano VI a controlar su temperamento y llevar con temple y gozo los problemas. También fue a Roma a pedido del Papa, quien siguió sus instrucciones.

La santa, para defender el papado, también escribió a los reyes de Francia y Hungría para alentarlos a no optar por el cisma.

4. Santa Teresa de Jesús

Tras el cisma provocado por el protestantismo, la Iglesia convocó al Concilio de Trento. En ese contexto vivió Santa Teresa de Jesús (1515 - 1582), una monja contemplativa que emprendió una reforma carmelita.

A pesar de haber sido incomprendida, perseguida y hasta acusada ante la Inquisición, su amor a Dios la impulsó a fundar nuevos conventos y a optar por una vida más austera, sin vanidades, ni lujos. Sumergida muchas veces en éxtasis, nunca dejó de ser realista.

A pesar de ser relativamente inculta, la santa dialogaba con miembros de la realeza, personajes ilustres, miembros eclesiásticos y santos de su época para darles consejos, recibir ayuda, y llevar a cabo lo que se había propuesto. Se convirtió en escritora mística y fue declarada Doctora de la Iglesia.

5. Santa Rosa de Lima

Al otro lado del mundo, en América, más precisamente en Perú, Santa Rosa de Lima (1586 - 1617) hizo caso omiso a quienes la pretendían por su gran belleza. Su objetivo era vivir en virginidad sirviendo a los pobres y enfermos.

"Probablemente no ha habido en América un misionero que con sus predicaciones haya logrado más conversiones que las que Rosa de Lima obtuvo con su oración y sus mortificaciones", dijo el Papa Inocencio IX al referirse a la primera santa de América.

San Juan Pablo II dijo que su vida sencilla y austera era “testimonio elocuente del papel decisivo que la mujer ha tenido y sigue teniendo en el anuncio del Evangelio”.

6. Santa Teresita de Lisieux

Del amor de los santos esposos franceses Louis Martin y Zelie Guerin, canonizados en octubre de 2015, nació Santa Teresita de Lisieux (1873 - 1897), Doctora de la Iglesia y patrona universal de las misiones.

Santa Teresita vivió solo 24 años. Un año después de su muerte, a partir de sus escritos, se publicó el libro “Historia de un alma”, que conquistó el mundo al dar a conocer lo mucho que la religiosa amó a Jesús.

“Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz es la más joven de los ‘Doctores de la Iglesia’, pero su ardiente itinerario espiritual manifiesta tal madurez, y las intuiciones de fe expresadas en sus escritos son tan vastas y profundas, que le merecen un lugar entre los grandes maestros del espíritu”, dijo San Juan Pablo II sobre esta santa.

El Papa Francisco tiene una profunda devoción por ella y en una ocasión reveló que antes de cada viaje o ante una preocupación le suele pedir "una rosa".

7. Santa Edith Stein


Durante la persecución nazi en el siglo XX, surgió en Europa otra gran mujer. Se trata de Santa Edith Stein, una conversa del judaísmo que luego tomó el hábito de religiosa carmelita descalza. Conocida también como Santa Teresa Benedicta de la Cruz (1891-1942), fue también mártir.

Ella, junto con otros judíos conversos, fue llevada por las autoridades al campo de concentración de Westerbork, en venganza por el comunicado de los obispos católicos de los Países Bajos que protestaron contra las deportaciones de los judíos.

Luego fue trasladada a Auschwitz, donde murió en las cámaras de gas junto a su hermana Rosa, también convertida al catolicismo.

San Juan Pablo II diría de ella: “Una hija de Israel, que durante la persecución de los nazis ha permanecido, como católica, unida con fe y amor al Señor Crucificado, Jesucristo, y, como judía, a su pueblo”.

8.- Santa Gianna Bereta Molla

Esta santa italiana sacrificó su vida para dar a luz a su cuarto bebé. A los 15 años hizo el propósito de “mil veces morir antes que cometer un pecado mortal” y era devota de la Virgen María.

Fue médico y practicó la honestidad y la fe en su trabajo. También animaba a las embarazadas para que rechazaran el aborto y considerasen a sus hijos como un regalo de Dios.

Al inicio de su cuarto embarazo, los médicos descubrieron un tumor en su útero y le ofrecieron someterse al aborto “terapéutico”. Ella se negó y pidió que salvaran a su hija. Dio a luz el 21 de abril de 1962 y falleció siete días después mientras repetía: “Jesús te amo”. Fue canonizada por San Juan Pablo II en el año 2004.

9. Santa Teresa de Calcuta

Para cerrar esta lista de grandes mujeres que cambiaron el mundo y la historia, recordamos a Santa Teresa de Calcuta (1910 - 1997). Su servicio a Cristo en los “más pobres entre los pobres” enseñó que la mayor pobreza no estaba en los arrabales de Calcuta, sino en los países “ricos” cuando falta el amor o en las sociedades que permiten el aborto.

"Para poder amar hay que tener un corazón puro y rezar. El fruto de la oración es la profundización en la fe. El fruto de la fe es el amor. Y el fruto del amor es el servicio al prójimo. Esto nos trae la paz”", decía la también ganadora del Premio Nobel de la Paz de 1979.

En su canonización en octubre de 2016, el Papa Francisco afirmó que la "Madre Teresa, a lo largo de toda su existencia, ha sido una generosa dispensadora de la misericordia divina, poniéndose a disposición de todos por medio de la acogida y la defensa de la vida humana, tanto la no nacida como la abandonada y descartada. Se ha comprometido en la defensa de la vida proclamando incesantemente que 'el no nacido es el más débil, el más pequeño, el más pobre'".

EL EVANGELIO DE HOY 9 DE MARZO 2018

Lecturas de hoy Viernes de la 3ª semana de Cuaresma
Hoy, viernes, 9 de marzo de 2018



Primera lectura
Lectura de la profecía de Oseas (14,2-10):

ESTO dice el Señor:
«Vuelve, Israel, al Señor tu Dios,
porque tropezaste por tu falta.
Tomad vuestras promesas con vosotros,
y volved al Señor.
Decidle: “Tú quitas toda falta,
acepta el pacto.
Pagaremos con nuestra confesión:
Asiria no nos salvará,
no volveremos a montar a caballo,
y no llamaremos ya ‘nuestro Dios’
a la obra de nuestras manos.
En ti el huérfano encuentra compasión”.
“Curaré su deslealtad,
los amaré generosamente,
porque mi ira se apartó de ellos.
Seré para Israel como el rocío,
florecerá como el lirio,
echará sus raíces como los cedros del Líbano.
Brotarán sus retoños
y será su esplendor como el olivo,
y su perfume como el del Líbano.
Regresarán los que habitaban a su sombra,
revivirán como el trigo,
florecerán como la viña,
será su renombre como el del vino del Líbano.
Efraín, ¿qué tengo que ver con los ídolos?
Yo soy quien le responde y lo vigila.
Yo soy como un abeto siempre verde,
de mí procede tu fruto”.
¿Quién será sabio, para comprender estas cosas,
inteligente, para conocerlas?
Porque los caminos del Señor son rectos:
los justos los transitan,
pero los traidores tropiezan en ellos».

Palabra de Dios

Salmo
Sal 80,6c-8a.8bc-9.10-11ab.14.17

R/. Yo soy el Señor, Dios tuyo: escucha mi voz

V/. Oigo un lenguaje desconocido:
«Retiré sus hombros de la carga,
y sus manos dejaron la espuerta.
Clamaste en la aflicción, y te libré. R/.

V/. Te respondí oculto entre los truenos,
te puse a prueba junto a la fuente de Meribá.
Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti;
¡ojalá me escuchases, Israel! R/.

V/. No tendrás un dios extraño,
no adorarás un dios extranjero;
yo soy el Señor, Dios tuyo,
que te saqué del país de Egipto. R/.

V/. ¡Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mi camino!
Los alimentaría con flor de harina,
los saciaría con miel silvestre». R/.

Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (12,28b-34):

EN aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:
«¿Qué mandamiento es el primero de todos?».
Respondió Jesús:
«El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. El segundo es este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento mayor que estos».
El escriba replicó:
«Muy bien, Maestro, sin duda tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios».
Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo:
«No estás lejos del reino de Dios».
Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

Palabra del Señor


Comentario al Evangelio de hoy viernes, 9 de marzo de 2018
Jaime Aceña, cmf


Queridos hermanos:

Los saduceos no aceptan la enseñanza de Jesús sobre la resurrección de los muertos; sencillamente, no creen. Pero hay uno entre ellos que busca sinceramente la Verdad; asfixiado por las minucias legales le hace a Jesús loa pregunta: "¿cuál es el mandamiento más importante?" Jesús une el amor a Dios y el amor al prójimo; sólo el amor a Dios hace posible el amor al prójimo y sólo en este puede manifestarse aquel.

"Escucha oh Israel, el Señor, nuestro Dios es el único Señor. Amarás al Señor con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas; el segundo es este: amarás a tu prójimo como a ti mismo".

CARTA A DIOS PIDIENDO AMOR:

Padre Dios: quiero expresarte que experiencia tengo de Ti en la verdad profunda de mí mismo. Experimento que eres Amor de Padre, manantial de misericordia que no deja de manar aunque yo vaya a beber a otras fuentes; me amas por pura Gracia. Estás más íntimo a mí que yo mismo (S. Agustín).

Tengo altibajos en mi relación contigo; los quehaceres, las prisas, me hacen perder el sosiego que necesito para reconocer tu presencia, tu cercanía. En esos días hablo contigo deprisa, no te dejo hablar, no te escucho. Cuando tomo conciencia de esta situación te busco y experimento que Tú me has encontrado antes. Con sola tu presencia me sanas y pacificas; me has esperado siempre.

Si yo creyera que estás entrañado en mi historia, nadie me esclavizaría; quedarían sosegadamente integrados mi presente-mi pasado-mi futuro; experimentaría que estoy más seguro en tus manos. Tu voluntad de Padre sería el referente continuo de mi libertad. No quiero vivir mi relación contigo a borbotones, a impulsos.

Cuando estoy en tu presencia me surge la plegaria: te pido que no olvide que siempre me acompañas en todos los caminos. Ten paciencia conmigo; aumentará mi gratitud hacia Ti; mi disponibilidad-dócil será mayor con la experiencia de tu ternura diaria. Voy a dejarte ser Dios en mi vida y no quiero pedirte aclaraciones ni discutir tus métodos. Aceptaré tus silencios y me sorprenderé con tus detalles. Quiero vivir arraigado en Ti, formando parte de tu familia trinitaria y de la comunidad eclesial con mis hermanos, tus hijos...

Me amas por le soy, no por lo que hago, Sé que un día será el último; me hubiera gustado haberte amado más, pero sé que por fin te veré y colmarás con este encuentro mi sed de Ti, mi anhelo de ser feliz. Mi destino es tu Casa. Gracias . Contemplo la cumbre espiritual de Carlos de Foucauld: "Padre, me pongo en tus manos, haz de mí lo que quieras, te doy las gracias"...

Fraternalmente:

Jaime Aceña Cuadrado cmf. 
jacenacu.yahoo.es

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