miércoles, 9 de noviembre de 2016

GRACIAS


Gracias



Gracias por haberme brindado tu amistad
Gracias por darme tu mano cuando mas la necesité
Gracias por ser quien eres
Gracias por la sonrisa que me has brindado
Gracias por darme la alegría
Gracias por el abrazo necesitado
Gracias por abrirme el corazón
Gracias por el consejo oportuno
Gracias por tu cariño
Gracias por tu comprensión
Gracias por tu apoyo incondicional
Gracias por las palabras de aliento
Gracias por todo lo que me has podido dar
Gracias por ser mi amigo
Gracias por no defraudarme
Gracias por el amor que tú me das
Gracias por decirme la verdad
Gracias por lo bello y grato que me has dado
Gracias por los momentos felices y agradables que me has dado
Gracias por ser tú quien me ha enseñado a llamar por su nombre a las cosas...Gracias

Pero sobre todo te doy las GRACIAS POR HACERME MUY FELIZ.

PAPA FRANCISCO: CONOCES ALGÚN ENFERMO? ESTO ES LO QUE DEBES HACER


Papa Francisco: ¿Conoces algún enfermo? Esto es lo que debes hacer para mostrarle a Dios
Por Álvaro de Juana
Foto: Lucía Ballester / ACI Prensa




VATICANO, 09 Nov. 16 / (ACI).- En la catequesis de la Audiencia General del miércoles, el Papa Francisco continuó hablando de las obras de misericordia y en concreto de visitar a los enfermos y a los que se encuentran privados de su libertad, como los presos.

“Los hospitales son hoy verdaderas ‘catedrales del dolor’ donde se hace evidente también la fuerza de la caridad que ayuda y lleva compasión”, subrayó en su intervención.

“No puede faltar, entre las obras de misericordia, la de visitar y asistir a las personas enfermas” porque de esta manera "podemos incluir la de ser cercanos a las personas que se encuentran en prisión”.  

Francisco recordó que “la vida de Jesús, sobre todo en los 3 años de su ministerio público, fue un incesante encuentro con las personas. Entre estas, tuvieron un lugar especial los enfermos”.


“Tanto los enfermos como los reclusos viven una condición que limita su libertad” y “cuando nos falta, nos damos cuenta de cuán preciosa es”, destacó añadiendo después: “Jesús nos ha donado la posibilidad de ser liberados no obstante los límites de la enfermedad y de las restricciones”.

“Él nos ofrece la libertad que proviene del encuentro con Él y del sentido nuevo que este encuentro lleva a nuestra condición personal”.

El Papa afirmó que esta obra de misericordia invita “a un gesto de gran humanidad: el compartir” y “no podemos esconder que, sobre todo en nuestros días, en la enfermedad se tiene una experiencia profunda de la soledad que atraviesa gran parte de la vida”.

Francisco explicó que “una visita puede hacer sentir a la persona enferma y sola un poco en compañía” y esto es “una muy buena medicina”.

“Una sonrisa, una caricia, estrechar la mano, son gestos sencillos, pero muy importantes para quien se siente abandonado a sí mismo”.

El Obispo de Roma agradeció también la “obra impagable” de aquellos que “se dedican a visitar a los enfermos en los hospitales o en sus casas” y cuando “se hace en nombre del Señor se convierte en expresión elocuente y eficaz de misericordia”.

El Santo Padre tuvo también palabras para los reclusos, a los que “Jesús no ha olvidado”, y señaló que nos invita “a no hacernos jueces de ninguno”. “Si uno está en la cárcel es porque se ha equivocado, no ha respetado la ley y la convivencia civil” pero “a pesar de lo que haya hecho siempre es amado por Dios”.

En este sentido, “un cristiano está llamado ante todo a hacerse cargo para que quien se haya equivocado comprenda el mal realizado y vuelva en sí mismo”. “La falta de libertad es sin duda una de las privaciones más grandes para el ser humano”, agregó.

Por tanto, “visitar a las personas que están en prisión es una obra de misericordia que sobre todo hoy asume un valor particular por las diversas formas de justicia a las que están sometidos”.

“Que ninguno apunte con el dedo a nadie”, sino “seamos instrumentos de misericordia, con actitudes de fraternidad y de respeto”, dijo también.

NO LE TENGAS MIEDO A DIOS


No le tengas miedo a Dios
Nos asegura que nuestra vida es preciosa y que ni un pelo de nuestra cabeza se nos caerá sin su permiso. ¿De qué tener miedo?


Por: P. José Luis Richard | Fuente: Catholic.net 




Cristo aparece en el Evangelio como el gran exorcista del miedo. Se hace hombre para librarnos de él. Nos enseña con el ejemplo de su vida, luminosa y sin angustias. Nos asegura que nuestra vida es preciosa a los ojos del Padre y que ni un pelo de nuestra cabeza se nos caerá sin su permiso. ¿De qué tener miedo, entonces? ¿Del mundo? El lo ha vencido (Jn 16, 23). ¿A quiénes temer? ¿A los que matan, hieren, injurian o roban? Tranquilos: no tienen poder para más; al alma ningún daño le hacen (Mt 10, 28). ¿Al demonio? Cristo nos ha hecho fuertes para resistirle (1 Pe 5, 8) ¿Quizás al lujurioso o al déspota latente en cada uno de nosotros? Contamos con la fuerza de la gracia de Cristo, directamente proporcional a nuestra miseria (2 Cor 12, 10).

En el pasaje en el que camina sobre agua, Cristo avanza un paso más: tampoco debemos tenerle miedo a Dios.

Jesús se acercó caminando sobre las aguas a la barca de los discípulos. ¿Para darles un susto o con la intención de asombrarles? No. Se proponía solamente manifestarles su poder, la fuerza sobrenatural del Maestro al que estaban siguiendo.

Pero su milagro, en vez de suscitar una confianza ciega en el poderoso amigo, provoca los gritos de los aterrados apóstoles. Es un fantasma -decían temblando y corriendo seguramente al extremo de la barca-.

San Pedro es el único que domina su papel. Escucha la voz de Cristo: Soy yo, no temáis, comprende y aprovecha para proponerle un reto inaudito: caminar él también sobre las aguas. Y de lejos, traída por el fuerte viento, le llega claramente la inesperada respuesta: Ven.

Muy similar a aquella que todos los cristianos escuchamos en algunos momentos de nuestra vida. Después de haber conocido un poco a Cristo -aun entre brumas-, comenzamos a seguirle y, de repente, recibimos boquiabiertos la invitación de Cristo: Ven.

Ven: sé consecuente, sé fiel a esa fe que profesas.
Ven: el mundo está esperando tu testimonio de profesional cristiano.
Ven: tu hermano necesita tu ayuda, tu tiempo... tu dinero.
Ven: tus conocidos desean, aunque no te lo pidan, que les des razón de tu fe, de tu alegría.

Y la petición de Cristo sobrepasa, como en el caso de Pedro, nuestra capacidad. No vemos claramente la figura de Cristo. O dirigimos la mirada hacia otro sitio. El viento sopla. Las dificultades se agigantan... y estamos a punto de hundirnos o de regresar a la barca. Sentimos miedo de Cristo.

¡Miedo de Cristo! Sin atrevernos a confesarlo abiertamente, ¿cuántas veces no lo hemos sentido?
¡Miedo de Cristo! Esa sensación de quererse entregar pero sin abandonarse por temor al futuro...
¡Miedo de Cristo! Ese temor a afrontar con generosidad mi pequeña cruz de cada día.
¡Miedo de Cristo! Esa fuente de desazón y de intranquilidad porque, claro, el tiempo pasa, y ni realizo los planes de Dios ni llevo a cabo los míos.

¿Cómo se explica ese miedo de Dios? ¿Dónde puede estar nuestra vida y nuestro futuro más seguros que en sus manos? ¿Es que la Bondad anda maquinándonos el mal cuando nos pide algo? ¿Es que Él no es un Padre? ¿Por qué, entonces, le tememos? ¿De dónde proviene ese miedo?

Sólo hay una respuesta: de nosotros mismos. El miedo no es a Dios. Es a perdernos, a morir en el surco. Amamos mucho la piel como para desgarrarla toda en el seguimiento completo de Cristo.

Y Cristo no es fácil. Duro para los amigos de la vida cómoda y para quienes no entienden las duras paradojas del Evangelio: morir para vivir, perder la vida para ganarla, salir de sí mismo para encontrarse.

No todos lo entienden. Se requiere sencillez, apertura de espíritu y, como Pedro, pedir ayuda a Cristo.

Quiero confiar en Ti, Señor, para estar seguro de que en Ti encontraré la plenitud y felicidad que tanto anhelo. Deseo esperar en Ti, estar cierto de que en Ti hallaré la fuerza para llegar hasta el final del camino, a pesar de todas las dificultades. Aumenta mi confianza para que esté convencido de que Tú nunca me dejarás si yo no me aparto de Ti.

EL AMOR BUSCA EL BIEN DEL SER AMADO


EL AMOR BUSCA EL BIEN DEL SER AMADO


El amor busca el bien del ser amado. ¿Qué amor sería el de Dios hacia nosotros si Él no buscara hacernos bien? Y a veces, para hacernos bien, Dios tiene que emplear castigos, que siempre son amorosos, porque a Dios nunca, jamás, lo puede mover el odio, sino siempre el amor y la misericordia. Por eso aunque a veces nos sintamos tristes porque Dios nos ha castigado, saltemos de alegría en medio de nuestra pena, porque es señal de que Dios nos ama, pues bien dice la Escritura que Dios corrige y castiga a quienes ama.


¡Ay de nosotros si todo nos fuera bien en este mundo! Sería la prueba cabal de que Dios nos ha olvidado y que no se interesa de nosotros, porque no permite que tengamos pruebas que nos hacen ejercitar en la santificación y nos hacen alcanzar el Cielo.
Recordemos esta gran verdad: que todo lo que Dios quiere o permite en nuestra vida es por amor, siempre por amor.

Nunca acusemos a Dios de ser malo. En todo caso el malo es el demonio, que es quien nos atormenta y nos causa todas las desgracias, y que Dios a veces permite para hacernos mejores y más santos.

Dios ve el futuro, nosotros no, y lo que hoy puede ser una solución perfecta y deseable, tal vez en el futuro sea algo desastroso, y para la eternidad peor aún.

Entonces dejemos hacer a Dios, y en cuanto a nosotros recemos mucho, porque la voluntad de Dios es condicionada a nuestras oraciones, y hay gracias y dones que Dios nos quiere dar, pero a condición de que se los pidamos en la oración, de lo contrario jamás los recibiremos. 



(Sitio Santísima Virgen)

VATICANO SOBRE VICTORIA DE TRUMP EN ESTADOS UNIDOS: QUE DIOS LO ILUMINE


Vaticano sobre victoria de Trump en Estados Unidos: Que Dios lo ilumine
Por Álvaro de Juana


VATICANO, 09 Nov. 16 / (ACI).- El Secretario de Estado del Vaticano, el Cardenal Pietro Parolin, ha valorado en los micrófonos de Radio Vaticano las elecciones a la presidencia de los Estados Unidos de América que han tenido como resultado esta pasada noche la victoria del candidato republicano, Donald Trump. El purpurado aseguró que la Iglesia reza "para que Dios lo ilumine".

“Pienso que, antes que nada, debemos tomar nota con respeto de la voluntad expresada por el pueblo americano, en este ejercicio de democracia que me dicen ha estado caracterizado también por una gran afluencia a las urnas”.

“Y después –añadió el purpurado- felicitamos al nuevo presidente, para que su gobierno pueda ser de verdad fructífero”.


El Secretario de Estado afirmó además que “le aseguramos también nuestra oración, para que el Señor lo ilumine y lo sostenga en el servicio de su patria, naturalmente, pero también en el servicio del bienestar y de la paz en el mundo”.

“Creo que hoy hay necesidad de trabajar todos para cambiar la situación mundial, que es una situación de grave laceración, de grave conflicto”, concluyó.

Donald Trump logró vencer a la candidata del partido demócrata Hilary Clinton. Después de la victoria en los estados de Pensilvania y Alaska, Trump ha superado la barrera de los 270 electores que marcan la mayoría absoluta y le han dado la presidencia del país.

Trump es el 45º presidente de los Estados Unidos de América y sucede en la Casa Blanca a Barak Obama.

FELIZ MIÉRCOLES!!!


martes, 8 de noviembre de 2016

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 8 DE NOVIEMBRE DEL 2016



Sólo aquello hicimos
Lucas 17, 7-10. Martes XXXII. Tiempo ordinariio. Ciclo C. No somos más que siervos.


Por: H. Iván Yoed González Aréchiga LC | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey Nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Te doy gracias por el don de ser cristiano. Mi nombre es según mi modelo: Cristo. Mi virtud la caridad. Y la fuente de mis fuerzas no soy yo, sino tu gracia, en quien tengo puesta mi esperanza. En tus manos mi oración.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Lucas 17, 7-10
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: “¿Quién de ustedes, si tiene un siervo que labra la tierra o pastorea los rebaños, le dice cuando éste regresa del campo: ‘Entra enseguida y ponte a comer’? ¿No le dirá más bien: ‘Prepárame de comer y disponte a servirme, para que yo coma y beba; después comerás y beberás tú’?”. ¿Tendrá acaso que mostrarse agradecido con el siervo, porque éste cumplió con su obligación?
Así también ustedes, cuando hayan cumplido todo lo que se les mandó, digan: ‘No somos más que siervos; sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer’”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Soy tan sólo un siervo, tan sólo una sierva. Ciertamente la parábola se ha referido a mí. Es bueno que a veces me pongas en mi lugar, he de admitirlo, Señor. Pues es verdad: yo soy consciente de todas esas ocasiones en que me crezco, en que me reconozco cuanto hago, en que siento que merezco aplausos por una obra buena. Sí, si alguna vez hago algo bueno, suelo pensar que ha sido sólo obra mía, venida de mi propia iniciativa, salida de mis propias fuerzas solamente.
Por ejemplo, si concedo una sonrisa a una persona y veo un fruto bueno, si veo una exteriorización de simpatía en el otro a razón de mi gesto, tiendo a convencerme de que he hecho algo bueno por mi mérito. Tal vez no espero que me aplaudan literalmente, pero disfruto en mi interior de alguna forma al saber que logré algo. Lo mismo que si doy limosna, y veo que el pobre se sonríe; lo mismo que si ayudo en la lectura del domingo y sé que serví en la santa misa. Experimento en mí una sensación natural de triunfo.
El problema, ciertamente, no reside en disfrutar la dicha de servir, en sentir satisfacción al completar una obra digna de alabanza, en experimentar agrado al realizar un acto de virtud, no. Pero siempre he de recordar que por mí mismo, por mí misma nada puedo. Eres Tú, Señor, quien me sostiene, quien me lleva… y quien me pide incluso más. Un «más» que en ocasiones significará acrecentar la cantidad de obras buenas, o un «más» que supondrá aumentar la calidad de mis obras, aquel amor con que realizo mis «servicios», mis responsabilidades, sea en mi familia,en mi apostolado, o en mi entorno. Y confío que Tú me sostendrás también, y que la dicha de vivir según tu corazón es siempre más grande -que la de un simple triunfo personal.
Así pues, «también ustedes, cuando hayan cumplido todo lo que se les mandó, digan: ‘No somos más que siervos; sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer’».
«El Señor, mediante la Iglesia, te llama una vez más a servir; y te hará bien al corazón repetir en la oración la expresión que Jesús mismo sugirió a sus discípulos para mantenerse en la humildad: “Digan: ‘Somos simples servidores'”, y esto no como fórmula de buena educación sino como verdad después del trabajo “cuando hayan hecho todo lo que se les mande”».
(Homilía de S.S. Francisco, 23 de enero de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración. Disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy rezaré unos minutos en presencia de Cristo en una capilla, pidiendo el don de la verdadera humildad, para poder ser un buen servidor.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

DOS CAMINANTES Y EL HACHA


Dos caminantes y el hacha


Existe una inmensa alegría en poder alegrar a otros a pesar de nuestra propia situación. La aflicción compartida disminuye la tristeza, pero cuando la alegría es compartida, se duplica. Si deseas sentirte feliz y realizado, basta compartir tus bendiciones, esas que no se pueden comprar con dinero.

Caminaban dos hombres juntos, cuando uno de ellos encontró un hacha. El otro dijo: —¡Hemos encontrado un hacha! —No digas -repuso el primero- "hemos encontrado", sino: "has encontrado". Instantes después fueron alcanzados por el hombre que había perdido el hacha; y el que la llevaba, al verse perdido, dijo a su compañero:
—¡Estamos perdidos! —No digas -replicó éste- "estamos perdidos", sino: "estoy perdido", porque cuando encontraste el hacha no me hiciste partícipe de tu hallazgo (Esopo).

Ser solidario es sentirte una sola cosa con los demás: “Todos para uno y uno para todos”. Esta actitud llena el corazón de seguridad, estímulo y paz. El interés por la gente debe ser auténtico, sin intereses ocultos. La persona solidaria es comprensiva, disponible, y colabora. Te lleva a involucrarte y compartir. Ánimo, inténtalo.


* Enviado por el P. Natalio 

10 COSAS QUE DEBES SABER SOBRE LAS INDULGENCIAS


10 Cosas que debes saber sobre las indulgencias
Aprovechar antes de que termine el Jubileo de la Misericordia


Una gracia que concede la Iglesia, por los méritos de Jesucristo, de María y todos los santos, para borrar la pena temporal que queda como consecuencia del pecado. 


Por: Alejandra María Sosa Elízaga | Fuente: Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México 



1. ¿Qué es una indulgencia?
Una gracia que concede la Iglesia, por los méritos de Jesucristo, de María y todos los santos, para borrar la pena temporal que queda como consecuencia del pecado.

2. ¿La indulgencia borra los pecados?
No. La indulgencia aplica a pecados ya perdonados.  
3. ¿Por qué si el pecado ha sido perdonado, queda una pena?
Para entenderlo, cabe poner este ejemplo: Un niño desobedece a su papá que le pidió no jugar pelota en casa, y rompe la ventana. Arrepentido, pide perdón. Su papá lo perdona, pero queda una consecuencia: debe pagar el vidrio roto. La mamá y hermanos del niño deciden ayudarle, con permiso del papá, a pagar la deuda. Así también, el pecado confesado es perdonado, pero queda una pena que hay que expiar, y es la que nuestra Madre la Iglesia nos ayuda a pagar con las indulgencias.
 4. ¿Cuántas clases de indulgencias hay?
Dos: ‘parcial’, que perdona sólo parte de la pena, y ‘plenaria’, que la perdona toda.
 5. ¿Por quién puedo aplicar la indulgencia obtenida cada día?
 Por ti, o por un difunto. También puedes encomendarla a María, para que Ella la aplique por el alma que quiera ayudar. Sólo aplica a las almas que están en el Purgatorio; las que están en el Cielo, no la necesitan, y las que están en el Infierno no la aprovechan pues ya no saldrán de ahí. Como no sabemos si las almas de nuestros difuntos ya están en el cielo, conviene seguir ofreciendo indulgencias plenarias por ellas.
 6. ¿Puedo aplicar la indulgencia plenaria por otra persona viva?
 No. 
 7. ¿Qué efecto produce la indulgencia plenaria en el alma?
 Aplicada por ti, te libra de la pena temporal de pecados confesados y perdonados, desde el momento de tu Bautismo hasta la fecha en que obtengas la indulgencia plenaria. Aplicada por un difunto, es gran obra de misericordia, pues lo libra de la pena de sus pecados perdonados, lo cual podría ayudarle a salir del Purgatorio e ir al cielo. Decía santa Catalina de Siena, que las almas que ayudes así te estarán eternamente agradecidas, orarán siempre por ti, y al llegar al cielo harán valla para venirte a recibir.
8. Si una persona que se ha confesado y ha obtenido indulgencia plenaria, muriera, ¿iría al cielo?
Sí, siempre y cuando no tenga ya nada que purificar, en el sentido de apegos, pecados veniales no confesados (y por lo tanto no perdonados).
 9. ¿Cuántas indulgencias puedo obtener?
 Una por día.
 10. ¿Cómo puedo obtener la indulgencia plenaria?
Debes estar en gracia de Dios y tener total rechazo al pecado (habiéndote confesado); asistir a Misa completa; comulgar, orar por las intenciones del Papa (por ej: Padrenuestro, Avemaría y Credo), y realizar lo que la Iglesia pida para conceder esa indulgencia, por ejemplo, orar media hora ante el Santísimo expuesto; o leer y meditar la Palabra de Dios durante media hora; o participar devotamente en un Viacrucis, o participar del rezo del santo Rosario en una iglesia, o, en este Año Santo de la Misericordia, atravesar el umbral de una Puerta Santa. Se abrieron varias, en Basílicas, Catedrales, parroquias y otros lugares, y se cerrarán, en todo el mundo, el domingo 13 y en san Pedro en el Vaticano, cuando el Papa clausure el Jubileo el domingo 20 de noviembre.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 8 DE NOVIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Noviembre 8



Las puertas parecen más hermosas cuando están abiertas que cuando las vemos cerradas.

Que tu corazón sea una puerta abierta de par en par para todos los hombres; no lo cierres a nadie.

Quizá alguien te acaba de lanzar una piedra: la piedra de una calumnia, de un desdén, de un desprecio... cuando aprietes su mano, si lo haces con sinceridad y con amor, le estarás abriendo tu puerta, esa puerta que él inconscientemente quiso apedrear.

Cuando sonríes de verdad y no fingidamente al que habló mal de ti, en lugar de vengarte, estás abriendo tu puerta para que por ella penetre quien no supo ser ni justo ni caritativo.

Y de esa forma tú harás que, comenzando por ti, todos vayamos siendo un poco mejores, todos abramos las puertas de nuestro corazón, y cuando los hombres no escondan en su corazón falsía ni hipocresía, entonces y solo entonces el mundo se sentirá mejor.

“Siempre nos comportamos como corresponde a ministros de Dios… con integridad, con inteligencia, con paciencia, con bondad; con docilidad al Espíritu Santo, con un amor sincero…”
 (2 Cor 6,4-6). 

El fingimiento, la falta de sinceridad, es lo más opuesto al Evangelio, al testimonio que como apóstol de Cristo debes dar. Si el mundo de  hoy busca y exige la autenticidad, ¿cómo no la va a exigir de aquellos que se dicen seguidores y aun apóstoles de Cristo?


* P. Alfonso Milagro

BUENAS NOCHES!!!


lunes, 7 de noviembre de 2016

ARRIÉSGATE


Arriésgate



Valentía es admitir tus temores y enfrentarlos cara a cara. Es tener la fortaleza de pedir ayuda y la humildad de aceptarla. Valentía es defender tus principios sin preocuparte por lo que otros dirán. Es escuchar tu corazón, vivir tu vida y no aceptar sino lo que para ti es lo mejor. (Sigue abajo).

Reír es arriesgarse a parecer un tonto. Llorar es arriesgarse a parecer un sentimental. Buscar al otro es arriesgarse a comprometerse. Exponer los sueños ante una multitud es arriesgarse a ser ridículo. Amar es arriesgarse a no ser correspondido. Avanzar ante obstáculos abrumadores es arriesgarse a fracasar. Pero se deben correr los riesgos porque el peligro más grande en la vida es no arriesgar nada. La persona que no arriesga nada, no hace nada, no tiene nada, no es nada. Podrá evitar el sufrimiento y la tristeza, pero no puede aprender, sentir, cambiar, crecer ni amar.

Valentía es intentar lo que nadie supo hacer jamás y todos creen imposible. Valentía es mantener el ánimo en los desencantos, y considerar las derrotas como un nuevo comienzo. Como a Josué el Señor te dice: “No temas ni te acobardes, porque yo estaré contigo dondequiera que vayas. Sé fuerte y valiente”.


* Enviado por el P. Natalio 

PAPA FRANCISCO: TRATA DE PERSONAS ES AUTÉNTICO CRIMEN CONTRA LA HUMANIDAD


Papa Francisco: Trata de personas es auténtico crimen contra la humanidad
Por Miguel Pérez Pichel
Foto Daniel Ibáñez (ACI Prensa)



VATICANO, 07 Nov. 16 / (ACI).- El Papa Francisco condenó la trata de seres humanos, un fenómeno que está repuntando en Europa debido a la mala gestión del fenómeno de los migrantes y refugiados, al que consideró un “auténtico crimen contra la humanidad”.

“Una de las heridas más dolorosas de nuestro tiempo es la herida abierta de la trata de seres humanos, una moderna forma de esclavitud que viola la dignidad, don de Dios, de tantos de nuestros hermanos y hermanas y se constituye en un auténtico crimen contra la humanidad”, afirmó el Pontífice ante religiosos y religiosas de la asociación Religious in Europe Networking against Trafficking and Exploitation (RENATE).

El Santo Padre recibió en audiencia en el Palacio Apostólico a los miembros de esta organización que desarrolla actividades de sensibilización contra la trata de seres humanos en el viejo continente.

Francisco destacó que “si bien se ha avanzado mucho para conocer la gravedad y la extensión de este fenómeno, aún queda bastante por hacer para aumentar el nivel de concienciación pública sobre este tema, y establecer una mejor coordinación en los esfuerzos de los gobiernos, el poder judicial, el legislativo y los trabajadores sociales”.

“Como bien saben, uno de los retos de este trabajo de sensibilización, de educación, de coordinación, es una cierta indiferencia e incluso de complicidad, una tendencia por parte de muchos a mirar a otro lado, donde existen poderosos intereses económicos y redes de delincuencia”.

“Por esta razón –afirmó el Papa–, expreso mi agradecimiento por sus esfuerzos para sensibilizar al público sobre el alcance de este flagelo, el cual afecta especialmente a mujeres y niños”. 

“De manera muy especial, les doy las gracias por su testimonio fiel del Evangelio y de la misericordia, como demuestra su compromiso con la recuperación y la rehabilitación de las víctimas”.

El Santo Padre destacó el trabajo de esta asociación: “su actividad en esta área nos recuerda ‘los enormes y muchas veces silenciosos esfuerzos que han hecho durante muchos años las congregaciones religiosas, especialmente las congregaciones de mujeres’, para cuidar a los heridos por su experiencia y devolverles la dignidad”.

“Pienso, de forma especial, en la importante contribución hecha por las mujeres en el acompañamiento a otras mujeres y niños en un viaje profundamente personal de curación e integración”.

Ayer comenzó en Roma la reunión de la 2° Asamblea Europea de la asociación (RENATE), impulsada por un grupo de religiosas de diferentes congregaciones que trabajan para poner fin a la trata y tráfico de personas en el viejo continente. 

La asamblea se clausurará el próximo sábado 12 de noviembre.

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 7 DE NOVIEMBRE 2016


A creer se aprende creyendo
Lucas 17, 1-6. Lunes XXXII. Tiempo ordinario. Ciclo C. Fe como un grano de mostaza


Por: H. Cristian Gutiérrez LC | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Gracias, Señor, porque de nuevo puedo estar a solas contigo en oración. Gracias por todos los beneficios que me has concedido. Quiero estar junto a Ti. Te necesito y sin Ti nada en mi vida tiene sentido. Por ello acudo para suplicarte tu compañía permanente a mi lado. Aumenta mi fe, mi confianza y mi amor. Enciende en mí un celo cada vez más ardiente por la salvación de las almas y una pasión irresistible por Ti y por tu Reino.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Lucas 17, 1-6
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No es posible evitar que existan ocasiones de pecado, pero ¡ay de aquel que las provoca! Más le valdría ser arrojado al mar con una piedra de molino sujeta al cuello, que ser ocasión de pecado para la gente sencilla. Tengan, pues, cuidado.
Si tu hermano te ofende, trata de corregirlo; y si se arrepiente, perdónalo. Y si te ofende siete veces al día, y siete veces viene a ti para decirte que se arrepiente, perdónalo”.
Los apóstoles dijeron entonces al Señor: “Auméntanos la fe”. El Señor les contestó: “Si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decirle a ese árbol frondoso: ‘Arráncate de raíz y plántate en el mar’, y los obedecería".  
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Hoy me hablas de las ocasiones de pecado, del perdón y de la fe. En mi vida siempre habrá ocasiones de pecado. Pero siempre estará también tu gracia para superarlas. A veces me detengo más a considerar la ocasión y lo mucho que me atrae el realizar aquel acto que la ayuda y socorro que me brindas para no ceder al enemigo. En las ocasiones de pecado, como dice el dicho, es mejor que se diga: «aquí huyó, que aquí murió.» Dame la gracia, Señor, de luchar por mi vida de gracia y defenderla como el mayor tesoro que me has dado.
El perdón es algo que tal vez en el mundo de hoy se habla mucho, pero se entiende mal. Sobre todo aquello de perdonar siempre no es algo que se inculque en la actualidad. Sin embargo, al hablarme del perdón me estás llamando a una de las más profundas imitaciones que puedo tener de Ti. Tú que siempre nos perdonas, incluso más de siete veces al día, me invitas a  perdonar también al que me ofende. Perdonar siempre, sin llevar cuentas.
«Auméntanos la fe» es la petición que los apóstoles te hacen hoy y que yo también te repito. Sin embargo, descubro en el Evangelio que no das una fórmula mágica, ni una orden para que ello se realice. Podría parecer que tu respuesta no satisface aquella petición de los apóstoles. Pero tu respuesta está implícita. Así como para aprender a nadar se aprende nadando y a leer leyendo, la fe crece, se aprende, en los actos que la ejercitan. A creer se aprende creyendo.
Por ello me quieres decir hoy que la fe no es un elemento reducido a la oración y a la religión. La fe puede estar presente también en los actos cotidianos de mi vida: en el trabajo, en la familia, en la dificultad, en el descanso. Señor, aumenta mi fe.
«“Auméntanos la fe”. Es una hermosa súplica, una oración que también nosotros podríamos dirigir a Dios cada día. Pero la respuesta divina es sorprendente, y también en este caso da la vuelta a la petición: “Si tuvierais fe...”. Es él quien nos pide a nosotros que tengamos fe. Porque la fe, que es un don de Dios y hay que pedirla siempre, también requiere que nosotros la cultivemos. No es una fuerza mágica que baja del cielo, no es una “dote” que se recibe de una vez para siempre, ni tampoco un superpoder que sirve para resolver los problemas de la vida. Porque una fe concebida para satisfacer nuestras necesidades sería una fe egoísta, totalmente centrada en nosotros mismos. No hay que confundir la fe con el estar bien o sentirse bien, con el ser consolados para que tengamos un poco de paz en el corazón. La fe es un hilo de oro que nos une al Señor, la alegría pura de estar con Él, de estar unidos a Él; es un don que vale la vida entera, pero que fructifica si nosotros ponemos nuestra parte.»
(Homilía de S.S. Francisco, 2 de octubre de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Pediré perdón si he ofendido a alguien o perdonaré en este día a aquella persona que me pueda ofender, recordando y creyendo que hay que perdonar siempre, sin llevar cuentas.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

COMPARTE CON GENEROSIDAD


Comparte con generosidad


Encerrarte en ti mismo te dejaría atrofiado y no te realizarías jamás. Una señal de madurez es entregarse más a los demás que a uno mismo. San Pablo insiste que seamos ricos en buenas obras, que demos con generosidad compartiendo las riquezas. “Así —dice— adquirirán para el futuro un tesoro que les permitirá alcanzar la verdadera Vida”, (1 Tm 6, 17-19).

En una ocasión, por la tarde, un hombre vino a contarnos que una familia hindú de ocho hijos no había comido desde hacía varios días. Nos pedía que hiciéramos algo por ellos. Tomé suficiente arroz y fui a verlos. Percibí el hambre en los ojos de los niños. La madre tomó el arroz de mis manos, lo dividió en dos partes y salió. Cuando regresó le pregunté qué había hecho con una de las dos raciones. Me respondió: —Ellos también tienen hambre. 
Sabía que los vecinos musulmanes carecían de alimentos. Quedé muy sorprendida, porque cuando sufrimos, es común no pensar en los demás. En cambo esta mujer maravillosa compartió con generosidad.

Cuando de alguien se dice, “es una buena persona”, se la está calificando con la nota más excelente: la bondad. Ser bueno es ser de nobles sentimientos, honrado, servicial, respetuoso, amable, generoso. La bondad sintetiza aspectos muy valiosos de la personalidad, que generan en los demás, aprecio y admiración.


* Enviado por el P. Natalio 

ES LÍCITO PARA UN CATÓLICO USAR CENIZAS DE UN DIFUNTO EN UNA URNA ECOLÓGICA?


¿Es lícito para un católico usar cenizas de un difunto en una “urna ecológica”?



ROMA, 06 Nov. 16 /  (ACI).- Un experto sacerdote y consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe en el Vaticano explica que no es lícito para un católico utilizar las cenizas de un difunto en las llamadas “urnas ecológicas”, recipientes que actualmente ofrecen algunas empresas para conservar así los restos de los muertos.

En los últimos tiempos se ha puesto de moda diferentes modos de usar las cenizas de los difuntos: diamantes, objetos conmemorativos o recipientes ecológicos. Al respecto, el P. Ángel Rodríguez Luño, consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que presentó la instrucción Ad resurgendum cum Christo en el Vaticano el pasado 25 de octubre junto con el Cardenal Gerhard Müller, aseguró a ACI Prensa que “la Iglesia anima a que las cenizas se conserven en el cementerio o en un lugar sagrado”.

Por ello, “la conservación en casas, esparcirlas en el mar o estos nuevos modos de hacer objetos decorativos o plantas con ellas no está de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia y no es coherente con la tradición cristiana”.

Sobre la conservación de las cenizas en casas o su conversión en objetos decorativos, el consultor de la Congregación para la Doctrina de la fe dijo a ACI Prensa que lo que suele suceder es que “la primera generación lo guarda con gran cariño pero para las siguientes generaciones el apego es menor y se convierte en algo parecido a una carga, y en muchas ocasiones las cenizas o los objetos acaban relegados o incluso perdidos”.

Las urnas ecológicas se han puesto de moda a través de varias empresas funerarias que ofrecen estos servicios.

Entre otros se ofrece, insertar las cenizas de la persona difunta en una urna o maceta que se deja en el mar o río para que se biodegraden con el tiempo. También hay urnas hechas de sales efervescentes que al contacto con el agua se disuelven con las cenizas del fallecido en su interior.

Además también existen otras que se ofrecen para insertar una planta dentro de la urna, que posteriormente se coloca en algún lugar para que se integre con la naturaleza.

En ese sentido el P. Rodríguez Luño resaltó que “hay que tener en cuenta que la Iglesia no coacciona a nadie y respeta los modos de hacer, pero da las pautas y la información sobre lo que es coherente y no con la tradición cristiana para que cada uno pueda elegir en consecuencia”.

“La tradición cristiana desde siempre ha tenido muy en cuenta la sepultura, por eso los primeros cristianos se enterraban en las catacumbas”, aseguró y precisó la importancia de “tener un lugar físico para que los familiares y todo el que lo desee pueda ir a rezar por esos difuntos cuando pasen los años”.

El P. Rodríguez Luño explicó que históricamente, en grandes batallas con cientos de fallecidos, “siempre se ha hecho un monumento a los caídos, y una vez al año se les lleva una corona de flores, se celebra una misa y se recuerda a aquellos cuyos cadáveres no se ha podido conservar”.

El sacerdote insistió en que al guardarse en un cementerio, columbario o lugar sagrado adaptado facilita que se pueda ir a rezar ante el difunto y se trata “del modo más coherente con la tradición cristiana que guarda el sentido de la Resurrección”.


Instrucción Ad Resurgendum cum Christo

El documento recientemente presentado sobre la sepultura de los difuntos y la conservación de las cenizas en caso de cremación apunta que “la Iglesia no ve razones doctrinales para evitar esta práctica ya que la cremación del cadáver no toca el alma” ni tampoco niega “la doctrina cristiana sobre la inmortalidad del alma y la resurrección del cuerpo”.

Esta instrucción también precisa que la cremación es lícita, pero las cenizas deben conservarse en un lugar sagrado y desde la Congregación para la Doctrina de la Fe insisten en que está totalmente prohibida “la conservación de las cenizas en el hogar”, algo que solo se permite “en casos graves y excepcionales circunstancias, dependiendo de las condiciones culturales de carácter local” y con el permiso del obispo.

Las cenizas, recuerda el documento, “no pueden ser divididas entre los diferentes núcleos familiares y se les debe asegurar el respeto y condiciones adecuadas de conservación”.

La Iglesia también insiste en que no puede permitir “actitudes y rituales que impliquen conceptos erróneos de la muerte, considerada como la anulación definitiva de la persona o como momento de fusión con la Madre naturaleza o con el universo, o como una etapa en el proceso de reencarnación o como la liberación definitiva de la ‘prisión del cuerpo’”.
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