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lunes, 2 de mayo de 2016
domingo, 1 de mayo de 2016
EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 1 DE MAYO 2016 - DÍA DEL TRABAJO - SAN JOSÉ OBRERO
La tristeza de una despedida
La tristeza de una despedida
Juan 14, 23-29. Pascua. Cristo se irá. Sí. Pero se quedará para siempre con nosotros. No sólo en la Iglesia y en la Eucaristía. ¡También dentro de nosotros!
Por: P . Sergio Córdova LC | Fuente: Catholic.net
Del santo Evangelio según san Juan 14, 23 - 29
Jesús le respondió: "Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras.Y la palabra que escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado. Os he dicho estas cosas estando entre vosotros. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho. Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Habéis oído que os he dicho: "Me voy y volveré a vosotros. "Si me amarais, os alegraríais de que me fuera al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Y os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis.
Oración introductoria
Señor, creo en tu Palabra, envía a tu Espíritu Consolador a guiar mi oración. Necesito de tu gracia para salir de mi mediocridad, mi cobardía y mi egoísmo, que endurecen mi corazón y me hacen perder la paz.
Petición
Jesús, ¡ven y haz en mí tu morada! Concédeme escuchar tu voz en el silencio de mi conciencia.
Meditación del Papa Benedicto XVI
En toda la historia de la salvación, en la que Dios se ha hecho cercano a nosotros y espera pacientemente nuestros tiempos, incluyendo nuestras infidelidades, alienta nuestros esfuerzos y nos guía. En la oración aprendemos a ver los signos de este plan misericordioso en el camino de la Iglesia. Así, crecemos en el amor de Dios, abriendo la puerta a fin de que la Santísima Trinidad venga a morar en nosotros, ilumine, caliente, guíe nuestra existencia. "Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él", dice Jesús, prometiendo a sus discípulos el don del Espíritu Santo, que enseñará todo. San Ireneo dijo una vez que en la Encarnación el Espíritu Santo se ha habituado a estar en el hombre. En la oración, nosotros debemos habituarnos a estar con Dios. Esto es muy importante, que aprendamos a estar con Dios, y así veremos lo hermoso que es estar con Él, que es la redención. (Benedicto XVI, 20 de junio de 2012).
Jesús le respondió: "Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras.Y la palabra que escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado. Os he dicho estas cosas estando entre vosotros. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho. Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Habéis oído que os he dicho: "Me voy y volveré a vosotros. "Si me amarais, os alegraríais de que me fuera al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Y os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis.
Oración introductoria
Señor, creo en tu Palabra, envía a tu Espíritu Consolador a guiar mi oración. Necesito de tu gracia para salir de mi mediocridad, mi cobardía y mi egoísmo, que endurecen mi corazón y me hacen perder la paz.
Petición
Jesús, ¡ven y haz en mí tu morada! Concédeme escuchar tu voz en el silencio de mi conciencia.
Meditación del Papa Benedicto XVI
En toda la historia de la salvación, en la que Dios se ha hecho cercano a nosotros y espera pacientemente nuestros tiempos, incluyendo nuestras infidelidades, alienta nuestros esfuerzos y nos guía. En la oración aprendemos a ver los signos de este plan misericordioso en el camino de la Iglesia. Así, crecemos en el amor de Dios, abriendo la puerta a fin de que la Santísima Trinidad venga a morar en nosotros, ilumine, caliente, guíe nuestra existencia. "Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él", dice Jesús, prometiendo a sus discípulos el don del Espíritu Santo, que enseñará todo. San Ireneo dijo una vez que en la Encarnación el Espíritu Santo se ha habituado a estar en el hombre. En la oración, nosotros debemos habituarnos a estar con Dios. Esto es muy importante, que aprendamos a estar con Dios, y así veremos lo hermoso que es estar con Él, que es la redención. (Benedicto XVI, 20 de junio de 2012).
Siempre existe la tentación de la desobediencia, que se manifiesta en el deseo de organizar nuestra vida al margen de la voluntad de Dios. Esta es la enemistad que insidia continuamente la vida de los hombres para oponerlos al diseño de Dios.(Homilía de S.S. Francisco, 8 de diciembre de 2015).
Reflexión
Las despedidas son, por lo general, tristes y dolorosas. A todos nos hacen sufrir porque sentimos una honda y extraña división interior. Una parte de nuestro ser se queda allí, en esa tierra de la que partimos, con nuestros amigos y seres queridos; y la otra se viene con nosotros, pero con el corazón lleno de recuerdos, de las alegrías y bellos momentos que compartimos juntos, de nostalgias.. y tal vez también de dolor y de lágrimas.
Santa Teresa de Jesús nos cuenta en el libro de su "Vida" que, el día en que dejó a su padre y la casa paterna para irse al convento, sintió que se le desconyuntaban los huesos y el alma se le partía en dos. ¡Y si eso les pasa a los santos!...
Pero Teresa era una mujer de carne y hueso, y con un corazón muy sensible, igual o mucho más que el nuestro. Los santos no son bichos raros o extraterrestres, sino seres humanos como nosotros.
El mismo Jesús, al hacerse hombre, quiso compartir con nosotros los mismos sentimientos, experiencias y flaquezas de nuestra condición humana. También Él gozó de la dulzura de la amistad, del consuelo del amor y del afecto familiar. También Él sintió el desgarrón de su corazón –sensibilísimo— cuando tuvo que despedirse de su Madre, y dejarla sola, para marcharse de casa a comenzar su vida pública.
Y experimentó también el mismo dolor y pesar al despedirse de sus discípulos, sus amigos íntimos, antes de su pasión. En el capítulo 13 de su evangelio, nos refiere san Juan con incontenible emoción que "antes de la fiesta de la Pascua, viendo Jesús que llegaba su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin" (Jn 13, 1). El "fin" tomado en sentido temporal y en intensidad: "hasta el colmo, hasta el extremo". Así comienza el evangelista la narración de la Última Cena, su despedida.
¿Qué sentimos nosotros cuando estamos en una comida "de despedida"? ¿Cuando, reunida toda la familia y los amigos, al final de la misma tendremos que decir adiós a las personas que nos son más entrañables para marchar lejos, por un tiempo indefinido, y quién sabe hasta cuándo volveremos a verlos, si los vemos? ¿Has tenido alguna experiencia como ésta? Y, ¿qué podríamos decir cuando este adiós es ya para siempre, sin retorno?....
Escuchemos la confidencia íntima que Juan Ramón Jiménez nos ofrece en este poema: “"...Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros/ cantando;/ y se quedará mi huerto, con su verde árbol,/ y con su pozo blanco./ Todas las tardes el cielo será azul y plácido;/ y tocarán, como esta tarde están tocando,/ las campanas del campanario./ Se morirán aquellos que me amaron;/ y el pueblo se hará nuevo cada año;/ y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,/ mi espíritu errará, nostálgico.../ Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol/ verde, sin pozo blanco,/ sin cielo azul y plácido.../ Y se quedarán los pájaros cantando..."
Tal vez nos suene muy nostálico. Pero también esto es una despedida. Al menos, también está compuesta por estos ingredientes, aunque no son los únicos.
Pues bien, en este Evangelio de hoy también se nos habla de una despedida. Las palabras que hemos escuchado están tomadas del discurso de Jesús en la Última Cena. Es cierto que estamos celebrando ya la Pascua de la resurrección del Señor. Sí. Pero también es verdad que pronto se irá el Señor, de modo definitivo, de la vista de los apóstoles, para subir al cielo. Y tendrá que dejarlos, esta vez sí, ya para siempre. ¿Qué palabras tan entrañables, de cariño y de amistad sincera, tendría que decirles? ¿Cuáles serían sus últimos consejos y recomendaciones?...
Nuestro Señor se va. Pero se quedará espiritualmente presente entre los suyos por medio de su amor y de su Eucaristía. No obstante, no le parece suficiente, y quiere darnos todavía más. Ya nos dejó el testamento de su amor divino y de su redención, nos dio toda su Sangre preciosa sobre el altar de la cruz, nos regaló a su Madre santísima en el Calvario, nos dejó su Evangelio, fundó su Iglesia y los sacramentos… ¿Qué más podía regalarnos?
¡Su Espíritu Santificador! El próximo domingo celebraremos la fiesta de la Ascensión. Y el domingo siguiente vendrá el Espíritu Santo el día de Pentecostés. Así nacerá la Iglesia. Será su solemne “inicio” en el tiempo, y durará hasta el fin del mundo. Por eso, nuestro Señor nos prometió el Espíritu Santo, el Espíritu “que procede del Padre y del Hijo” –como rezamos en el Credo— y que es el amor recíproco entre el Padre y el Hijo, el Amor que es persona divina, la tercera Persona de la Trinidad Santísima.
Cristo se irá. Se tiene que ir. Es más, nos asegura que "nos conviene que Él se vaya", porque sólo así podrá venir el Paráclito, el Consolador, "que el Padre enviará en Su nombre. Será Él quien nos lo enseñe todo y nos vaya recordando todo lo que Jesús nos ha dicho". Gracias al Espíritu Santo existe la Iglesia y los sacramentos. Gracias al Santificador tenemos fe, amor y las demás virtudes, porque "la caridad de Dios ha sido derramada en nosotros por el Espíritu Santo que se nos ha dado" (Rom 5, 5).
Cristo se irá. Sí. Pero se quedará para siempre con nosotros. No sólo en la Iglesia y en la Eucaristía. ¡También dentro de nosotros! Así nos lo prometió Él mismo: "El que me ama, guardará mi palabra y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos en él nuestra morada". ¡Qué palabras tan profundamente consoladoras! ¿Existe en alguna parte del universo un amor más grande y más intenso que éste de Dios, que viene incluso a morar dentro de nuestro mismo ser? Tenemos a Dios dentro de nosotros. Entonces, todo está arreglado: ¡adiós soledad, adiós tristeza, adiós lágrimas! ¡Lo tenemos todo! Él está con nosotros, Él nos consuela, Él nos acompaña, Él nos sanará.
Diálogo con Cristo
Señor, gracias por este momento especial en que puedo experimentar tu cercanía, tu amistad sincera y personal. Quiero habituarme a estar contigo y a vivir amándote, así podré transmitir tu Buena Nueva a todas las personas con las que me encuentre hoy, especialmente aquellas que me son más cercanas.
Propósito
Ojalá vivamos esta verdad fundamental y entrañable de nuestra fe cristiana. ¡Éste es el secreto de nuestra verdadera felicidad!
Reflexión
Las despedidas son, por lo general, tristes y dolorosas. A todos nos hacen sufrir porque sentimos una honda y extraña división interior. Una parte de nuestro ser se queda allí, en esa tierra de la que partimos, con nuestros amigos y seres queridos; y la otra se viene con nosotros, pero con el corazón lleno de recuerdos, de las alegrías y bellos momentos que compartimos juntos, de nostalgias.. y tal vez también de dolor y de lágrimas.
Santa Teresa de Jesús nos cuenta en el libro de su "Vida" que, el día en que dejó a su padre y la casa paterna para irse al convento, sintió que se le desconyuntaban los huesos y el alma se le partía en dos. ¡Y si eso les pasa a los santos!...
Pero Teresa era una mujer de carne y hueso, y con un corazón muy sensible, igual o mucho más que el nuestro. Los santos no son bichos raros o extraterrestres, sino seres humanos como nosotros.
El mismo Jesús, al hacerse hombre, quiso compartir con nosotros los mismos sentimientos, experiencias y flaquezas de nuestra condición humana. También Él gozó de la dulzura de la amistad, del consuelo del amor y del afecto familiar. También Él sintió el desgarrón de su corazón –sensibilísimo— cuando tuvo que despedirse de su Madre, y dejarla sola, para marcharse de casa a comenzar su vida pública.
Y experimentó también el mismo dolor y pesar al despedirse de sus discípulos, sus amigos íntimos, antes de su pasión. En el capítulo 13 de su evangelio, nos refiere san Juan con incontenible emoción que "antes de la fiesta de la Pascua, viendo Jesús que llegaba su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin" (Jn 13, 1). El "fin" tomado en sentido temporal y en intensidad: "hasta el colmo, hasta el extremo". Así comienza el evangelista la narración de la Última Cena, su despedida.
¿Qué sentimos nosotros cuando estamos en una comida "de despedida"? ¿Cuando, reunida toda la familia y los amigos, al final de la misma tendremos que decir adiós a las personas que nos son más entrañables para marchar lejos, por un tiempo indefinido, y quién sabe hasta cuándo volveremos a verlos, si los vemos? ¿Has tenido alguna experiencia como ésta? Y, ¿qué podríamos decir cuando este adiós es ya para siempre, sin retorno?....
Escuchemos la confidencia íntima que Juan Ramón Jiménez nos ofrece en este poema: “"...Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros/ cantando;/ y se quedará mi huerto, con su verde árbol,/ y con su pozo blanco./ Todas las tardes el cielo será azul y plácido;/ y tocarán, como esta tarde están tocando,/ las campanas del campanario./ Se morirán aquellos que me amaron;/ y el pueblo se hará nuevo cada año;/ y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,/ mi espíritu errará, nostálgico.../ Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol/ verde, sin pozo blanco,/ sin cielo azul y plácido.../ Y se quedarán los pájaros cantando..."
Tal vez nos suene muy nostálico. Pero también esto es una despedida. Al menos, también está compuesta por estos ingredientes, aunque no son los únicos.
Pues bien, en este Evangelio de hoy también se nos habla de una despedida. Las palabras que hemos escuchado están tomadas del discurso de Jesús en la Última Cena. Es cierto que estamos celebrando ya la Pascua de la resurrección del Señor. Sí. Pero también es verdad que pronto se irá el Señor, de modo definitivo, de la vista de los apóstoles, para subir al cielo. Y tendrá que dejarlos, esta vez sí, ya para siempre. ¿Qué palabras tan entrañables, de cariño y de amistad sincera, tendría que decirles? ¿Cuáles serían sus últimos consejos y recomendaciones?...
Nuestro Señor se va. Pero se quedará espiritualmente presente entre los suyos por medio de su amor y de su Eucaristía. No obstante, no le parece suficiente, y quiere darnos todavía más. Ya nos dejó el testamento de su amor divino y de su redención, nos dio toda su Sangre preciosa sobre el altar de la cruz, nos regaló a su Madre santísima en el Calvario, nos dejó su Evangelio, fundó su Iglesia y los sacramentos… ¿Qué más podía regalarnos?
¡Su Espíritu Santificador! El próximo domingo celebraremos la fiesta de la Ascensión. Y el domingo siguiente vendrá el Espíritu Santo el día de Pentecostés. Así nacerá la Iglesia. Será su solemne “inicio” en el tiempo, y durará hasta el fin del mundo. Por eso, nuestro Señor nos prometió el Espíritu Santo, el Espíritu “que procede del Padre y del Hijo” –como rezamos en el Credo— y que es el amor recíproco entre el Padre y el Hijo, el Amor que es persona divina, la tercera Persona de la Trinidad Santísima.
Cristo se irá. Se tiene que ir. Es más, nos asegura que "nos conviene que Él se vaya", porque sólo así podrá venir el Paráclito, el Consolador, "que el Padre enviará en Su nombre. Será Él quien nos lo enseñe todo y nos vaya recordando todo lo que Jesús nos ha dicho". Gracias al Espíritu Santo existe la Iglesia y los sacramentos. Gracias al Santificador tenemos fe, amor y las demás virtudes, porque "la caridad de Dios ha sido derramada en nosotros por el Espíritu Santo que se nos ha dado" (Rom 5, 5).
Cristo se irá. Sí. Pero se quedará para siempre con nosotros. No sólo en la Iglesia y en la Eucaristía. ¡También dentro de nosotros! Así nos lo prometió Él mismo: "El que me ama, guardará mi palabra y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos en él nuestra morada". ¡Qué palabras tan profundamente consoladoras! ¿Existe en alguna parte del universo un amor más grande y más intenso que éste de Dios, que viene incluso a morar dentro de nuestro mismo ser? Tenemos a Dios dentro de nosotros. Entonces, todo está arreglado: ¡adiós soledad, adiós tristeza, adiós lágrimas! ¡Lo tenemos todo! Él está con nosotros, Él nos consuela, Él nos acompaña, Él nos sanará.
Diálogo con Cristo
Señor, gracias por este momento especial en que puedo experimentar tu cercanía, tu amistad sincera y personal. Quiero habituarme a estar contigo y a vivir amándote, así podré transmitir tu Buena Nueva a todas las personas con las que me encuentre hoy, especialmente aquellas que me son más cercanas.
Propósito
Ojalá vivamos esta verdad fundamental y entrañable de nuestra fe cristiana. ¡Éste es el secreto de nuestra verdadera felicidad!
Preguntas o comentarios al autor P. Sergio Cordova LC
REGINA COELI: PAPA FRANCISCO INVITA A REZAR ESTA ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
Regina Coeli: Papa Francisco invita a rezar esta oración al Espíritu Santo
(ACI/EWTN Noticias).- Previo al rezo del Regina Coeli este 1 de mayo, sexto Domingo de Pascua, el Papa Francisco explicó a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, la misión encomendada al Espíritu Santo y, por ello, enseñó una breve oración dirigida al Paráclito para recitarla todos los días antes de leer el Evangelio.
Desde el balcón del Palacio Apostólico, el Santo Padre señaló que uno de los aspectos de la misión del Espíritu Santo es ayudar a recordar las palabras de Jesús para ponerlas en práctica. Por ello, “cuando ustedes leen todos los días – como les he aconsejado – un pasaje del Evangelio, pedir al Espíritu Santo: ‘Que yo entienda y que yo recuerde estas palabras de Jesús’. Y luego leer el pasaje, todos los días… Pero antes aquella oración al Espíritu, que está en nuestro corazón: ‘Que yo recuerde y que yo entienda’”.
Francisco hizo esta invitación al reflexionar sobre el Evangelio dominical que “nos vuelve a llevar al Cenáculo”, donde Jesús, antes de enfrentar su Pasión y muerte en la cruz, “promete a los Apóstoles el don del Espíritu Santo, que tendrá la tarea de enseñar y de recordar sus palabras a la comunidad de los discípulos”.
“Lo dice el mismo Jesús: ‘El Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho’. Enseñar y recordar. Y esto es aquello que hace el Espíritu Santo en nuestros corazones”, reiteró el Papa.
“En el momento en el que está por regresar al Padre –indicó nuevamente el Pontífice-, Jesús preanuncia la venida del Espíritu que ante todo enseñará a los discípulos a comprender cada vez más plenamente el Evangelio, a acogerlo en su existencia y a hacerlo vivo y operante con el testimonio”.
“Mientras está por confiar a los Apóstoles -que justamente quiere decir ‘enviados’- la misión de llevar el anuncio del Evangelio por todo el mundo, Jesús promete que no se quedarán solos: el Espíritu Santo, el Paráclito, estará con ellos, a su lado, es más, estará en ellos, para defenderlos y sostenerlos. Jesús regresa al Padre pero continúa acompañando y enseñando a sus discípulos mediante el don del Espíritu Santo”, explicó.
Luego dijo que “el segundo aspecto de la misión del Espíritu Santo consiste en el ayudar a los Apóstoles a recordar las palabras de Jesús. El Espíritu tiene la tarea de despertar la memoria, recordar las palabras de Jesús. El divino Maestro ha comunicado ya todo aquello que pretendía confiar a los Apóstoles: con Él, Verbo encarnado, la revelación es completa”.
“El Espíritu hará recordar las enseñanzas de Jesús en las diversas circunstancias concretas de la vida, para poderlas poner en práctica. Es precisamente lo que sucede todavía hoy en la Iglesia, guiada por la luz y la fuerza del Espíritu Santo, para que pueda llevar a todos el don de la salvación, o sea el amor y la misericordia de Dios”, señaló.
“¡No estamos solos: Jesús está cerca de nosotros, en medio de nosotros, dentro de nosotros!”, aseguró Francisco, y explicó que la nueva presencia de Cristo “en la historia ocurre mediante el don del Espíritu Santo, por medio del cual es posible instaurar una relación viva con Él, el Crucificado Resucitado”.
El Papa dijo que “el Espíritu, difundido en nosotros con los sacramentos del Bautismo y de la Confirmación, actúa en nuestra vida. Él nos guía en la forma de pensar, de actuar, de distinguir qué cosa es buena y qué cosa es mala; nos ayuda a practicar la caridad de Jesús, su donarse a los demás, especialmente a los más necesitados”.
“¡No estamos solos! Y la señal de la presencia del Espíritu Santo es también la paz que Jesús dona a sus discípulos: ‘Les doy mi paz’”, señaló el Pontífice.
Explicó que la paz de Jesús “es diferente de aquella que los hombres se desean e intentan realizar. La paz de Jesús brota de la victoria sobre el pecado, sobre el egoísmo que nos impide amarnos como hermanos. Es don de Dios y señal de su presencia. Todo discípulo, llamado hoy a seguir a Jesús cargando la cruz, recibe en sí la paz del Crucificado Resucitado en la seguridad de su victoria y en la espera de su definitiva venida”.
Finalmente, pidió a la Virgen María que “nos ayude a acoger con docilidad el Espíritu Santo como Maestro interior y como Memoria viva de Cristo en el camino cotidiano”.
OCHO DATOS POCO CONOCIDOS SOBRE SAN JOSÉ, PATRONO DE LOS TRABAJADORES
8 datos poco conocidos sobre San José,
patrono de los trabajadores
(ACI).- El 1 de mayo es el Día Mundial de Trabajo que coincide con la fiesta de San José Obrero, patrono de los trabajadores y padre adoptivo de nuestro Señor Jesucristo. En la siguiente lista se presentan 8 datos que quizá no conozca acerca de San José:
1) No hay palabras suyas en las Sagradas Escrituras
¡Él protegió a la Inmaculada Madre de Dios y ayudó a criar al Señor del Universo! Sin embargo, no hay ninguna cita de él en los Evangelios. Más bien, fue un silencioso y humilde servidor de Dios que desempeñó su rol cabalmente.
2) Fue muy poco mencionado en el Nuevo Testamento
San José se menciona en Mateo, Lucas, una vez en Juan (alguien llama a Jesús "el hijo de José") y eso es todo. Él no es mencionado en Marcos o en el resto del Nuevo Testamento.
3) Su salida de la historia de los Evangelios no es explicada en la Biblia
Es una figura importante en los relatos de la Natividad del Señor en Mateo y Lucas, y es incluido en los pasajes que relatan el momento en que Jesús se perdió a los 12 años y fue encontrado en el templo. Pero eso es lo último que oímos de él.
María aparece varias veces durante el ministerio de Jesús, pero José se fue sin dejar rastro. Entonces, ¿qué le pasó? Varias tradiciones explican esta diferencia diciendo que José murió alrededor del cumpleaños número 20 de Jesús.
4) ¿Viudo y anciano?
La Escritura no nos dice la edad de San José cuando se casó con María o sobre su vida anterior. Sin embargo, por mucho tiempo se le representó como un hombre de edad avanzada, aparentemente basándose en un texto del llamado protoevangelio de Santiago, un evangelio apócrifo del que se desprende que San José habría estado casado anteriormente, tuvo hijos de ese matrimonio y quedó viudo.
Según esa tradición San José sabía que María había hecho voto de virginidad y fue elegido para casarse con ella para protegerla, en parte porque era viejo y no estaría interesado en tener una nueva familia. Esta idea fue rebatida a lo largo de la historia por grandes santos como San Agustín.
5) Su veneración se remonta al menos al siglo IX
Uno de los primeros títulos que utilizaron para honrarlo fue “nutritor Domini”, que significa "guardián del Señor".
6) Tiene dos celebraciones
La solemnidad de San José es el 19 de marzo y la fiesta de San José obrero (Día Internacional del trabajo) es el 1 de mayo. También está incluido en la Fiesta de la Sagrada Familia (30 de diciembre) y sin duda forma parte de la historia de la Navidad.
7) Tiene múltiples “patronazgos”
Es el patrón de la Iglesia Universal, la buena muerte, las familias, los padres, las mujeres embarazadas, viajeros, inmigrantes, artesanos, ingenieros y trabajadores. Es también el patrón de las Américas, Canadá, China, Croacia, México, Corea, Austria, Bélgica, Perú, Filipinas y Vietnam.
8) La ‘Josefología’
Entre las subdisciplinas de la teología, son conocidas la cristología y mariología. Pero, ¿sabías que también existe la Josefología?
San José ha sido una figura de interés teológico durante siglos. Sin embargo, a partir del siglo XX algunas personas empezaron a recoger opiniones de la Iglesia acerca de él y lo convirtieron en una subdisciplina.
En la década de 1950, se abrieron tres centros dedicados al estudio de San José: en España, Italia y Canadá.
Traducido por Diego López Marina.
ORACIÓN A SAN JOSÉ OBRERO
Oración a San José obrero
Nos dirigimos a ti, Oh bendito San José, nuestro protector en la tierra, como quien conoce el valor del trabajo y la respuesta a nuestro llamado. A través de tu Santa Esposa, la Inmaculada Virgen Madre de Dios, y sabiendo el amor paternal que tuviste a nuestro Señor Jesús, te pedimos nos asistas en nuestras necesidades y fortalezcas en nuestros trabajos.
Por la promesa de realizar dignamente nuestras tareas diarias, líbranos de caer en el pecado, de la avaricia, de un corazón corrupto. Se tú el solícito guardián de nuestro trabajo, nuestro defensor y fortaleza contra la injusticia y el error.
Seguimos tu ejemplo y buscamos tu auxilio. Socórrenos en todos nuestros esfuerzos, para así poder obtener contigo el descanso eterno en el Cielo. Amén.
HOY ES FIESTA DE SAN JOSÉ OBRERO, PATRONO DE LOS TRABAJADORES, 1 DE MAYO
Hoy es Fiesta de San José Obrero, Patrono de los trabajadores
¡Feliz Fiesta de San José Obrero!
(ACI).- El 1 de mayo la Iglesia celebra la Fiesta de San José Obrero, patrono de los trabajadores, fecha que coincide con el Día Mundial de Trabajo. Esta celebración litúrgica fue instituida en 1955 por el Siervo de Dios, Papa Pío XII, ante un grupo de obreros reunidos en la Plaza de San Pedro en el Vaticano.
El Santo Padre pidió en esa oportunidad que “el humilde obrero de Nazaret, además de encarnar delante de Dios y de la Iglesia la dignidad del obrero manual, sea también el próvido guardián de vosotros y de vuestras familias”.
Pío XII quiso que el Santo Custodio de la Sagrada Familia, “sea para todos los obreros del mundo, especial protector ante Dios, y escudo para tutela y defensa en las penalidades y en los riesgos del trabajo”.
Por su parte, San Juan Pablo II en su encíclica a los trabajadores “Laborem exercens” destacó que “mediante el trabajo el hombre no sólo transforma la naturaleza adaptándola a las propias necesidades, sino que se realiza a sí mismo como hombre, es más, en un cierto sentido ‘se hace más hombre’”.
Posteriormente, en el Jubileo de los Trabajadores en el 2000, el Papa de la Familia dijo: “Queridos trabajadores, empresarios, cooperadores, agentes financieros y comerciantes, unid vuestros brazos, vuestra mente y vuestro corazón para contribuir a construir una sociedad que respete al hombre y su trabajo”.
“El hombre vale más por lo que es que por lo que tiene. Cuanto se realiza al servicio de una justicia mayor, de una fraternidad más vasta y de un orden más humano en las relaciones sociales, cuenta más que cualquier tipo de progreso en el campo técnico”, añadió”.
QUIERO TENER TACTO
Quiero tener tacto
QUIERO TENER TACTO
Para buscar a Dios y no perderlo
Para distinguir el error de la verdad
Para no andar por caminos equivocados
QUIERO TENER TACTO
Como el de María, vivo e inquieto
Como el de María, humano y divino
Como el de María, sereno y humillado
Como el de María, obediente y activo
QUIERO TENER TACTO
Sin dejar la tierra, tocar el cielo
Sin dejar el cielo, no olvidar la tierra
Sin dejar de ser hombre, no olvidar a Dios
Sin dejar a Dios, sentirme plenamente hombre
QUIERO TENER TACTO
Para comprender y ser comprendido
Para vivir y ayudar a vivir
Para levantarme y ayudar a levantar
Para creer y ayudar a creer
QUIERO TENER TACTO
Como el de María, para bendecir a Dios
Como el de María, para sentir a Jesús
Como el de María, para disfrutar al Espíritu
Como el de María, para acariciar la cruz
QUIERO TENER TACTO
Y, si por lo que sea, sólo tengo para las cosas del mundo
te pido, María, que des otra sensibilidad a mis manos.
Amén.
Ave María
J.Leoz
ORACIÓN POR NUESTRAS MADRES
ORACIÓN POR NUESTRAS MADRES
Te damos gracias por nuestras madres, a las que Tu les has confiado el cuidado precioso de la vida humana desde su inicio.
Tú has dado a la mujer la capacidad de participar contigo en la creación de nueva vida. Haz que cada mujer puede llegar a comprender el pleno significado de esta bendición.
Mira a cada madre que está esperando un hijo, fortalece su fe en Tu paternal cuidado y amor para con ella y para su hijo en camino. Dale valentía en tiempos de miedo o dolor, comprensión en los momentos de incertidumbre y duda, y esperanza en tiempos de problemas. Concédele alegría en el nacimiento de su hijo.
Bendice a las madres a quienes les has dado el gran privilegio y la responsabilidad de ser formadoras de un niño o una niña.
Haz que todas ellas puedan fomentar la fe de sus hijos, siguiendo el ejemplo de María, la Madre de Tu Hijo.
Ayuda a todas las "madres espirituales", quienes están al cuidado de los hijos de otros y asumen su tarea con amor maternal, que puedan descubrir que engendrar vida es mucho más que dar a luz.
Te pedimos que envíes el Espíritu Santo Consolador a las madres que han perdido hijos, que están enfermos o separados de sus familias, que se encuentran en peligro o problemas de cualquier tipo. Muéstrales Tu misericordia y dales fortaleza y serenidad.
Colma de tu paz a las madres que ya no están con nosotros, que disfruten en Tu presencia del fruto de sus esfuerzos en la tierra.
María, Madre del Cielo, intercede por todas las madres, sé su guía y consuelo. Alcánzales de Dios la Gracia para esta vida y la alegría eterna en la Gloria.
MAYO, MES DE MARÍA, DÍA 1 - MEDITACIÓN EL MES DE MARÍA
MAYO, MES DE MARÍA
Primer día: El mes de María
El mismo sentimiento que había inspirado a los servidores de María a honrarla cada día mediante diversas prácticas, cada semana con la devoción del sábado, cada mes por la celebración de alguno de sus misterios, los ha llevado, en los últimos tiempos a consagrarle cada año un mes entero. Y para ello han elegido el más bello de los meses, mes en el que no había ninguna fiesta particular. La Iglesia ha alentado esta devoción hacia la Santísima Virgen. Por dos rescriptos, del 21 de marzo de 1815 y del 18 de junio de 1822, Pío VII concede las indulgencias siguientes, aplicables a las almas del Purgatorio.
una indulgencia plenaria a perpetuidad, a ser ganada una vez en el mes de mayo, el mismo día de la comunión, por todos los fieles católicos, que, todos los días de este mes, honren especialmente a la Santísima Virgen, sea en público, sea en privado, mediante homenajes, ejercicios piadosos o actos d virtud.
Una indulgencia parcial de trescientos días para cada día del mes en que se haya rendido a María un homenaje público o particular.
Los Anales de la propagación de la fe, refieren del año 1846, que muchos misioneros, que se encontraban sobre un navío en pleno mar, tuvieron la feliz idea de comenzar ahí sus ejercicios del mes de Maria. Había preparado ya a tres marineros que no habían hecho su Primera Comunión, y esperaban ganar para Cristo y su religión a los otros marineros y en especial al capitán, que no tenían ni fe ni ley. Ya los marineros habían asistido atentamente a la Santa Misa, lo que causo una impresión profunda en el capitán. Permitió, en consecuencia, que se comenzara a solemnizar el mes de María. Todas las tardes, cada vez que el tiempo lo permitía, se recitaba algunas decenas del rosario y las oraciones de la tarde seguidas de cánticos. Asistieron todos, pero sólo cinco quisieron confesarse. Sin embargo, la virtud de la intercesión de la Santísima Virgen se hacía ya sentir, porque el capitán daba signos indudables que su corazón estaba vivamente impresionado y que un violento combate se libraba en su alma. Los misioneros hicieron una novena para obtener su conversión. Y de pronto, cuando se comenzó los ejercicios, el capitán pidió hacer una confesión general, que hizo con gran compunción. Pronto, todos los marineros siguieron el ejemplo de su jefe; se reconciliaron con dios y se aproximaron en grupo a Santa Mesa. Regresando, el capitán se colgó del cuello de su confesor, agradeciéndole con estas palabras: “Mi corazón no puede estar más felíz”.
Tomado del Mes de María para el uso de personas ocupadas (París 1901)
Traducido del francés por José Gálvez para ACI Prensa
HOY EMPEZAMOS MAYO, EL MES DEDICADO A MARÍA
Hoy empezamos mayo, el mes dedicado a María
(ACI).- Mayo es el mes que la Iglesia Universal dedica a la Madre de Dios, la Bienaventurada Virgen María. Este tiempo es una oportunidad para renovar el amor de todos los bautizados hacia la Mujer que Dios desde la eternidad escogió para darlo a luz y cuidarlo.
La Santísima Virgen María es por siempre la Reina del Cielo y de la Tierra, no hay santidad sin María porque toda Ella lleva a Cristo.
María la más humilde entre las mujeres es precisamente el modelo de toda mujer, como señaló el Papa Francisco en abril de 2014 en un mensaje a más de 20 mil jóvenes reunidos en Buenos Aires, Argentina.
“Hay un solo modelo para ustedes, María: La mujer de la fidelidad, la que no entendía lo que le pasaba pero obedeció. La que en cuanto supo lo que su prima necesitaba, se fue corriendo, la Virgen de la Prontitud. La que se escapó como refugiada en un país extranjero para salvar la vida de su hijo”, afirmó el Papa.
LOS CINCO MINUTOS DE DIOS: DOMINGO 1 DE MAYO DEL 2016
LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
1 de mayo
¿Te gusta mucho hablar de ti mismo? ¿Por qué será? Quizá porque estás convencido de que vales mucho y quieres que los demás también reconozcan tu valer; y esto es vanidad y orgullo.
Quizá porque piensas que los demás no reconocen tus méritos; y si los demás no los reconocen quizá sea porque en realidad esos méritos no son tan reales como a ti te parecen.
¿A los demás les gusta oírte hablar de tí mismo? Si no les agrada, ¿por qué será? ¿No será porque cuando hablas de ti mismo, lo haces disminuyendo a los demás? O, si no los disminuyes, ¿no será porque ni siquiera los tienes en cuenta? Y ésa es una manera muy sutil de disminuirlos; y. si los disminuyes de una u otra forma, ¿puedes extrañarte de que no les guste oírte hablar de ti mismo?
Si realmente vales, si tienes méritos y cualidades, no te preocupes, no es necesario que hables de tí; ya verán lo que eres y lo que vales; si no lo ven, no por eso disminuirá tu mérito o se perderá tu valer. Basta que te vea Dios y que te valore Dios.
"Conviértete al Señor y deja tus pecados, suplica ante su faz y quita los obstáculos: vuélvete al Altísimo y apártate de la injusticia, odia con toda el alma la abominación" (Eccli, 17, 25-26). Dios es quien te sacará de las tinieblas, para guiarte a la luz de la salvación.
Alfonso Milagro
sábado, 30 de abril de 2016
MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DEL DOMINGO 1 DE MAYO 2016 - SAN JOSÉ OBRERO 1 DE MAYO
Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Jn, 14,23-29
LA PAZ EN LA IGLESIA
En el evangelio de Juan podemos leer un conjunto de discursos en los que Jesús se va despidiendo de sus discípulos. Los comentaristas lo llaman «El Discurso de despedida». En él se respira una atmósfera muy especial: los discípulos tienen miedo a quedarse sin su Maestro; Jesús, por su parte, les insiste en que, a pesar de su partida, nunca sentirán su ausencia.
Hasta cinco veces les repite que podrán contar con «el Espíritu Santo». Él los defenderá, pues los mantendrá fieles a su mensaje y a su proyecto. Por eso lo llama «Espíritu de la verdad». En un momento determinado, Jesús les explica mejor cuál será su quehacer: «El Defensor, el Espíritu Santo… será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho». Este Espíritu será la memoria viva de Jesús.
El horizonte que ofrece a sus discípulos es grandioso. De Jesús nacerá un gran movimiento espiritual de discípulos y discípulas que le seguirán defendidos por el Espíritu Santo. Se mantendrán en su verdad, pues ese Espíritu les irá enseñando todo lo que Jesús les ha ido comunicando por los caminos de Galilea. Él los defenderá en el futuro de la turbación y de la cobardía.
Jesús desea que capten bien lo que significará para ellos el Espíritu de la verdad y Defensor de su comunidad: «Os estoy dejando la paz; os estoy dando la paz». No solo les desea la paz. Les regala su paz. Si viven guiados por el Espíritu, recordando y guardando sus palabras, conocerán la paz.
No es una paz cualquiera. Es su paz. Por eso les dice: «No os la doy yo como la da el mundo». La paz de Jesús no se construye con estrategias inspiradas en la mentira o en la injusticia, sino actuando con el Espíritu de la verdad. Han de reafirmarse en él: «Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde».
En estos tiempos difíciles de desprestigio y turbación que estamos sufriendo en la Iglesia, sería un grave error pretender defender nuestra credibilidad y autoridad moral actuando sin el Espíritu de la verdad prometido por Jesús. El miedo seguirá penetrando en el cristianismo si buscamos asentar nuestra seguridad y nuestra paz alejándonos del camino trazado por él.
Cuando en la Iglesia se pierde la paz, no es posible recuperarla de cualquier manera ni sirve cualquier estrategia. Con el corazón lleno de resentimiento y ceguera no es posible introducir la paz de Jesús. Es necesario convertirnos humildemente a su verdad, movilizar todas nuestras fuerzas para desandar caminos equivocados y dejarnos guiar por el Espíritu que animó la vida entera de Jesús.
LECTURAS BÍBLICAS Y EL EVANGELIO DEL DOMINGO 1 DE MAYO DEL 2016 - SAN JOSÉ OBRERO
6º Domingo de Pascua – Ciclo C
Domingo 1 de Mayo de 2016
“El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará,
y vendremos a él y haremos morada en él“
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles
(14,23-2915,1-2.22-29):
En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme a la tradición de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre la controversia. Los apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acordaron entonces elegir algunos de ellos y mandarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé.
Eligieron a Judas Barsabá y a Silas, miembros eminentes entre los hermanos, y les entregaron esta carta: «Los apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia convertidos del paganismo. Nos hemos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alarmado e inquietado con sus palabras.
Hemos decidido, por unanimidad, elegir algunos y enviároslos con nuestros queridos Bernabé y Pablo, que han dedicado su vida a la causa de nuestro Señor Jesucristo. En vista de esto, mandamos a Silas y a Judas, que os referirán de palabra lo que sigue: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: que os abstengáis de carne sacrificada a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de la fornicación. Haréis bien en apartaros de todo esto. Salud.»
Palabra de Dios
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Salmo
Salmo Responsorial: 66,2-3.5.6.8
R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación. R/.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra. R/.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga;
que le teman hasta los confines del orbe. R/.
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Segunda lectura
Lectura del libro del Apocalipsis (21,10-14.21-23):
El ángel me transportó en éxtasis a un monte altísimo, y me enseñó la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo, enviada por Dios, trayendo la gloria de Dios. Brillaba como una piedra preciosa, como jaspe traslúcido. Tenía una muralla grande y alta y doce puertas custodiadas por doce ángeles, con doce nombres grabados: los nombres de las tribus de Israel. A oriente tres puertas, al norte tres puertas, al sur tres puertas, y a occidente tres puertas. La muralla tenía doce basamentos que llevaban doce nombres: los nombres de los apóstoles del Cordero. Santuario no vi ninguno, porque es su santuario el Señor Dios todopoderoso y el Cordero. La ciudad no necesita sol ni luna que la alumbre, porque la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero.
Palabra de Dios
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Lectura del Santo Evangelio según san Juan (14,23-29)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a vuestro lado.” Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.»
Palabra del Señor
SAN JOSÉ OBRERO, 1 DE MAYO
San José Obrero
1 de Mayo
San José Obrero, el carpintero de Nazaret, que con su laboriosidad proveyó la subsistencia de María y de Jesús e inició al Hijo de Dios en los trabajos de los hombres. Por esta razón, en el día de hoy, en que se celebra la fiesta del trabajo en muchas partes del mundo, todos los obreros cristianos honran a san José como modelo y patrono suyo.
El día 1 de Mayo del año 1955, el Papa Pío XII, instituyó la fiesta de San José Obrero. Una fiesta bien distinta que ha de celebrarse desde el punto de partida del amor a Dios y de ahí pasar a la vigilancia por la responsabilidad de todos y de cada uno al amplísimo y complejo mundo de la relación con el prójimo basada en el amor: desde el trabajador al empresario y del trabajo al capital, pasando por poner de relieve y bien manifiesta la dignidad del trabajo -don de Dios- y del trabajador -imagen de Dios-, los derechos a una vivienda digna, a formar familia, al salario justo para alimentarla y a la asistencia social para atenderla, al ocio y a practicar la religión que su conciencia le dicte; además, se recuerda la responsabilidad de los sindicatos para logro de mejoras sociales de los distintos grupos, habida cuenta de las exigencias del bien de toda la colectividad y se aviva también la responsabilidad política del gobernante.
Todo esto incluye ¡y mucho más! la doctrina social de la Iglesia porque se toca al hombre al que ella debe anunciar el Evangelio y llevarle la Salvación; así mantuvo siempre su voz la Iglesia y quien tenga voluntad y ojos limpios lo puede leer sin tapujos ni retoques en Rerum novarum, Mater et magistra, Populorum progressio, Laborem exercens, Solicitudo rei socialis, entre otros documentos. Dar doctrina, enseñar donde está la justicia y señalar los límites de la moral; recordar la prioridad del hombre sobre el trabajo, el derecho a un puesto en el tajo común, animar a la revisión de comportamientos abusivos y atentatorios contra la dignidad humana... es su cometido para bien de toda la humanidad; y son principios aplicables al campo y a la industria, al comercio y a la universidad, a la labor manual y a la alta investigación científica, es decir, a todo el variadísimo campo donde se desarrolle la actividad humana.
Nada más natural que fuera el titular de la nueva fiesta cristiana José, esposo de María y padre en funciones de Jesús, el trabajador que no lo tuvo nada fácil a pesar de la nobilísima misión recibida de Dios para la Salvación definitiva y completa de todo hombre; es uno más del pueblo, el trabajador nato que entendió de carencias, supo de estréchese en su familia y las llevó con dignidad, sufrió emigración forzada, conoció el cansancio del cuerpo por su esfuerzo, sacó adelante su responsabilidad familiar; es decir, vivió como vive cualquier trabajador y probablemente tuvo dificultades laborales mayores que muchos de ellos; se le conoce en su tiempo como José «el artesano» y a Jesús se le da el nombre descriptivo de «el hijo del artesano». Y, por si fuera poco, los designios de Dios cubrían todo su compromiso.
Fiesta sugiere honra a Dios, descanso y regocijo. Pues, ánimo. Honremos a Dios santificando el trabajo diario con el que nos ganamos el pan, descansemos hoy de la labor y disfrutemos la alegría que conlleva compartir lo nuestro con los demás.
HOY ES FIESTA DE SAN PÍO V, EL PASTOR QUE LIBERÓ A LA IGLESIA CON EL AUXILIO DE LA VIRGEN MARÍA
Hoy es fiesta de San Pío V, el pastor que liberó a la Iglesia con el auxilio de María
Por Abel Camasca
(ACI).- Cada 30 de abril la Iglesia celebra la fiesta de San Pío V, quien salvó a la Iglesia y a Europa de la invasión musulmana en la famosa batalla de Lepanto y con el auxilio de la Virgen del Rosario.
Antonio Chislieri (San Pío V) nació en Bosco (Italia) en 1504. Tuvo que cuidar ovejas en el campo porque sus padres eran muy pobres. En la adolescencia, una familia generosa le costeó los estudios al ver que su hijo, también llamado Antonio, se comportaba mejor desde que era amigo del santo.
De esta manera pudo estudiar con los dominicos y llegó a ser religioso de esa comunidad. Poco a poco le encomendaron cargos importantes hasta que el propio Pontífice lo nombró Obispo y luego encargado de la asociación que en Italia defendía la fe.
El santo recorría a pie los pueblos alertando a los fieles de los errores de los evangélicos y luteranos. Muchas veces lo quisieron matar, pero él siguió anunciando la verdad. El Papa lo nombró cardenal y le encargó dirigir a la Iglesia en defensa de la recta doctrina.
Cuando murió el Papa Pío IV, San Carlos Borromeo les dijo a los cardenales que el más apropiado era el Cardenal Antonio Chislieri, por lo que lo eligieron y tomó el nombre de Pío V.
San Pío V pidió que lo que se iba a gastar en el banquete a los políticos y militares se empleara en ayuda para los pobres y enfermos. Un día vio en la calle a su amigo Antonio, cuya familia le pagó los estudios, lo nombró gobernador del cuartel del Papa y la gente admiró más al Santo Padre al enterarse de su humilde pasado.
El Pontífice tenía mucha devoción por la Eucaristía, la Virgen y el rezo del Santo Rosario, que recomendaba a todos los que podía. En las procesiones del Santísimo, recorría las calles de Roma a pie y con gran piedad y devoción.
Ordenó que los Obispos y párrocos vivan en el sitio donde habían sido nombrados para que no descuiden a sus fieles, publicó un nuevo misal y una nueva edición de la Liturgia de la Horas, así como un nuevo catecismo.
El Misal de San Pío V contiene la Misa celebrada en latín según la antigua tradición, y actualmente puede celebrarse de forma universal por los sacerdotes que así lo deseen. Así fue promulgado por decreto pontificio en forma de motu proprio "Summorum Pontificum" por el Papa Emérito Benedicto XVI el 7 de julio de 2007. Antes de la reforma el misal en latín era utilizado por la Iglesia Católica hasta 1962, cuando fue reemplazado por la liturgia de “Novus Ordo” (Nuevo Ordinario) aprobada a raíz de la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II.
Durante el pontificado de San Pío V los musulmanes amenazaron invadir Europa y acabar con la religión católica. Iban desde Turquía arrasando con las poblaciones católicas y anunciando que la Basílica de San Pedro sería la pesebrera para sus caballos. Ningún rey quería enfrentarlos.
El Papa buscó la ayuda de los líderes europeos y organizó una gran armada con barcos. Pidió que todos los combatientes fueran a la batalla confesados y habiendo comulgado en Misa. Mientras ellos iban a combatir, el Pontífice y los fieles romanos recorrían las calles descalzos rezando el Rosario.
Los musulmanes eran superiores y se encontraron con la armada católica en el golfo de Lepanto, cerca de Grecia. Los jefes cristianos hicieron que los soldados rezaran el rosario antes de empezar la batalla el 7 de octubre de 1571.
Empezó el combate con el viento en contra para los católicos hasta que de un momento a otro se cambió de dirección, entonces los cristianos se lanzaron al ataque y obligaron a los musulmanes a retroceder.
San Pío V, sin haber recibido noticias de lo sucedido, se asomó por la ventana y dijo a los cardenales: "Dediquémonos a darle gracias a Dios y a la Virgen Santísima, porque hemos conseguido la victoria".
El Papa como agradecimiento mandó que cada 7 de octubre se celebre la fiesta de Nuestra Señora del Rosario y que en las letanías se incluya "María, Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros" (algo que propagó un santo llamado San Juan Bosco siglos después).
Partió a la Casa del Padre un 1 de mayo de 1572 a los 68 años.
MARÍA ESTÁ CERCA DE CADA UNO DE NOSOTROS
María está cerca de cada uno de nosotros
Cuando estaba en la tierra, sólo podía estar cerca de algunas personas. Al estar en Dios, está
Por: SS Benedicto XVI | Fuente: Catholic.net
Esta poesía de María –el «Magníficat»– es totalmente original; sin embargo, al mismo tiempo, es un "tejido" hecho completamente con "hilos" del Antiguo Testamento, hecho de palabra de Dios.
Se puede ver que María, por decirlo así, "se sentía como en su casa" en la palabra de Dios, vivía de la palabra de Dios, estaba penetrada de la palabra de Dios. En efecto, hablaba con palabras de Dios, pensaba con palabras de Dios; sus pensamientos eran los pensamientos de Dios; sus palabras eran las palabras de Dios. Estaba penetrada de la luz divina; por eso era tan espléndida, tan buena; por eso irradiaba amor y bondad.
María vivía de la palabra de Dios; estaba impregnada de la palabra de Dios. Al estar inmersa en la palabra de Dios, al tener tanta familiaridad con la palabra de Dios, recibía también la luz interior de la sabiduría. Quien piensa con Dios, piensa bien; y quien habla con Dios, habla bien, tiene criterios de juicio válidos para todas las cosas del mundo, se hace sabio, prudente y, al mismo tiempo, bueno; también se hace fuerte y valiente, con la fuerza de Dios, que resiste al mal y promueve el bien en el mundo.
Así, María habla con nosotros, nos habla a nosotros, nos invita a conocer la palabra de Dios, a amar la palabra de Dios, a vivir con la palabra de Dios, a pensar con la palabra de Dios. Y podemos hacerlo de muy diversas maneras: leyendo la sagrada Escritura, sobre todo participando en la liturgia, en la que a lo largo del año la santa Iglesia nos abre todo el libro de la sagrada Escritura. Lo abre a nuestra vida y lo hace presente en nuestra vida.
Pero pienso también en el «Compendio del Catecismo de la Iglesia católica», en el que la palabra de Dios se aplica a nuestra vida, interpreta la realidad de nuestra vida, nos ayuda a entrar en el gran "templo" de la palabra de Dios, a aprender a amarla y a impregnarnos, como María, de esta palabra. Así la vida resulta luminosa y tenemos el criterio para juzgar, recibimos bondad y fuerza al mismo tiempo.
María fue elevada en cuerpo y alma a la gloria del cielo, y con Dios es reina del cielo y de la tierra. ¿Acaso así está alejada de nosotros? Al contrario. Precisamente al estar con Dios y en Dios, está muy cerca de cada uno de nosotros.
Cuando estaba en la tierra, sólo podía estar cerca de algunas personas. Al estar en Dios, que está cerca de nosotros, más aún, que está "dentro" de todos nosotros, María participa de esta cercanía de Dios.
Al estar en Dios y con Dios, María está cerca de cada uno de nosotros, conoce nuestro corazón, puede escuchar nuestras oraciones, puede ayudarnos con su bondad materna. Nos ha sido dada como "madre" –así lo dijo el Señor–, a la que podemos dirigirnos en cada momento. Ella nos escucha siempre, siempre está cerca de nosotros; y, siendo Madre del Hijo, participa del poder del Hijo, de su bondad. Podemos poner siempre toda nuestra vida en manos de esta Madre, que siempre está cerca de cada uno de nosotros.
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