miércoles, 20 de enero de 2016

EL EVANGELIO DE HOY: MIÉRCOLES 20 DE ENERO DEL 2016


Curación de un enfermo en sábado
Milagros


Marcos 3, 1-6. Tiempo Ordinario. Cumplir con la obligación, pero no olvidar el amor y la misericordia. 


Por: Gaspar Guevara | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Marcos 3, 1-6
En aquel tiempo, entró Jesús en una sinagoga y había un hombre que tenía la mano paralizada. Los fariseos estaban al acecho a ver si le curaba en sábado para poder acusarle. Dice al hombre que tenía la mano seca: «Levántate ahí en medio». Y les dice: «¿Es lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de destruirla?» Pero ellos callaban. Entonces, mirándoles con ira, apenado por la dureza de su corazón, dice al hombre: Extiende la mano». Él la extendió y quedó restablecida su mano. En cuanto salieron los fariseos, se confabularon con los herodianos contra él para ver cómo eliminarle.

Oración introductoria
Señor, cuántas veces me encuentro tullido como el hombre del que habla el Evangelio. Soy un lisiado en el campo del espíritu. Sin tu gracia estoy imposibilitado para obrar el bien. Aumenta mi docilidad para escuchar tu voz en esta oración.

Petición
Señor, no permitas que sea nunca causa de tu tristeza. Ayúdame a amarte de manera concreta y real mediante la virtud de la caridad.

Meditación del Papa Francisco
En los Evangelios, muchas páginas hablan de los encuentros de Jesús con los enfermos y su compromiso por sanarlos. Se presenta públicamente como un luchador contra la enfermedad y que ha venido para sanar al hombre de todo mal. El mal del espíritu y el mal del cuerpo. [...]
Cuántas veces vemos llegar al trabajo, y todos lo hemos visto, un hombre, una mujer, con la cara cansada, con la actitud cansada. 'Pero, ¿qué pasa?' 'He dormido solo dos horas, porque en casa nos turnamos', para estar cerca del niño, la niña, enfermo, del abuelo, de la abuela. Y la jornada continúa con el trabajo. Pero estas cosas son heroicas. ¡Son las heroicidades de las familias! Esas heroicidades escondidas, que se hacen cuando uno está enfermo, cuando el padre, la madre, el hijo, la hija están enfermos. Y se hacen con ternura y valentía.
La debilidad y el sufrimiento de nuestros afectos más queridos y más sagrados, pueden ser, para nuestros hijos y nuestros nietos, una escuela de vida, -educar a los hijos y los nietos a entender esta cercanía en la enfermedad en la familia- y se convierten cuando los momentos de enfermedad están acompañados por la oración y la cercanía afectuosa y atenta de los familiares. La comunidad cristiana sabe bien que la familia, en la prueba de la enfermedad, no debe ser dejada sola. Y debemos agradecer al Señor por las hermosas experiencias de fraternidad eclesial que ayudan a las familias a atravesar el difícil momento del dolor y sufrimiento. Esta proximidad cristiana, de familia a familia, es un verdadero tesoro para la parroquia; un tesoro de sabiduría, que ayuda a las familias en los momentos difíciles y hace entender el Reino de Dios mejor que muchos discursos. Son caricias de Dios. (Homilía de S.S. Francisco, 10 de junio de 2015).
Reflexión
Hace pocos días tuve una tertulia muy interesante. Mi amigo Óscar, oftalmólogo de profesión, comenzó a describirnos apasionadamente el mecanismo del ojo humano: la pupila, el iris, la retina... Agustín -mi otro amigo que completaba el grupo- no disimulaba su desinterés mirando distraídamente fuera de la ventana.

-¿En qué estás pensado, Agustín? ¿Te parece aburrida la conversación?-inquirió Óscar.

-No, no. Para nada. Más aún, me distraje pensando ¿de qué serviría ese maravilloso mecanismo que es el ojo si no existiera la luz?

Pienso que la pregunta del bueno de Agustín nos venga muy bien para el evangelio de este día. Ningún otro personaje en los evangelios ha recibido semejante requisitoria por parte de Jesús como los fariseos. Pero, ¿cuál es el motivo por el cual Jesús los «miró con ira»? ¿es que acaso hay algo malo en cumplir las leyes? Para nada. El mismo Jesús recordará que las leyes van cumplidas y respetados los que las enseñan, y recuerda a sus oyentes: «haced lo que os digan, pero no imitéis su conducta (a los fariseos, claro está)» (Mt. 23) Es aquí donde nos ayuda la pregunta de Agustín: no basta la gran perfección y ejercitación del ojo humano, no que existan tantas cosas por ver si no está de por medio la luz; de manera análoga, no basta la Ley de Moisés sin la Luz que es Cristo que le da su plenitud y sentido. Seamos hijos de la luz y obremos siempre en la luz de Cristo.

Propósito
Evitar los convencionalismos y responder, con generosidad, a las necesidades de los demás.

Diálogo con Cristo
Señor, ¿seré fiel hoy a tu llamada o como los fariseos rechazaré en la práctica tu mensaje?
Padre mío, ¡que nunca me canse de hacer el bien! Hazme comprender que mi misión se resume en vivir tu amor mediante la práctica auténtica y generosa de la caridad, que mi tarea no es otra que la de predicar y dar a conocer tu amor. Dame la fuerza para empeñarme en esta tarea sin distraerme con otras cosas.

BENDICIÓN


Bendición
Transformo mi vida hoy pidiendo a Dios que me bendiga!




A veces tenemos la impresión de que pedirle a Dios que nos bendiga, sería un acto egoísta. Así que expresamos: "Que Dios te bendiga; o Señor bendice estos alimentos." Sin embargo, no muy a menudo decimos: "Señor bendíceme". El pedir a Dios que nos bendiga sin poner un específico no es un acto egoísta en virtud de que Dios, va a decidir cómo nos va a bendecir y no nosotros. Le has pedido a Dios que te bendiga hoy?

Le doy un giro al día de hoy pidiéndole a Dios que me bendiga. Reconozco que es un hecho verdadero: una vida de bendición esta a mi alcance, mas debo pedir e implorar a Dios para recibir (Mateo 7:8)porque todo el que pide recibe!

"Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se abrirá." Mateo7:7

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS: MIÉRCOLES 20 DE ENERO 2016


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS 
Enero 20



Tener un ideal es el único medio de hacer algo y de llegar a ser alguien; no se comprende lo que vale la vida, hasta que no se pone al servicio de un ideal;  porque "la vida es triste si no se la vive con una ilusión".

Es hora de que pienses sobre el porqué de tu existir.
Cuando alguien sabe a dónde va, el mundo entero se aparta para darle paso.
Cada soldado, dijo Napoleón, lleva en su mochila el bastón de mariscal; lo que hace falta es tener voluntad de vencer.

Cada ser humano lleva en su interior la imagen de un héroe y de un santo; lo que hace falta es que día a día y golpe tras golpe, vaya cincelando esa imagen, pues el hombre no se improvisa, y el héroe y el santo menos; y los éxitos acompañan más a los constantes que a los fuertes.

Ya sabes que el ideal del bautizado no puede ser otro que vivir lo “fundamental cristiano”, la Vida de la gracia. Para esto has sido bautizado y en esto vivirás tu bautismo. “En el bautismo ustedes fueron sepultados con Él, y con Él resucitaron por la fe en el poder de Dios” (Col 2,12). “Viene para que tengan Vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,10)


* P. Alfonso Milagro


AGRADAR A DIOS


Agradar a Dios



Tu vida, como la de todos, transcurre, entre sencillas tareas. Puedes caer en el grave error de juzgarlas sin importancia y hacerlas sin implicarte con entusiasmo y amor poniendo lo mejor de ti mismo. La Reina de la Paz te invita hoy a buscar la voluntad de Dios en la vida cotidiana, camino de santidad abierto para todos.

“¡Queridos hijos! Hoy los invito a tomar en serio los mensajes que yo les doy y a vivirlos. Yo estoy con ustedes, queridos hijos, y deseo que cada uno de ustedes esté cada vez más cerca de mi corazón. Por eso, mis queridos hijos, oren y busquen la voluntad de Dios en su vida cotidiana. Yo deseo que cada uno de ustedes descubra el camino de la santidad y que crezca en ella hasta la eternidad. Yo oraré por ustedes e intercederé por ustedes ante Dios, para que puedan comprender la grandeza de este regalo que Dios me concede, de poder estar con ustedes. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

“No hay mayor sabiduría que reconocer que esta tarea que me toca hacer ahora, mientras no aparezca otra, es la mejor que podría realizar. Y ya que es lo que me toca hacer ahora, entonces lo vivo con todas mis energías y mis ganas, sin pensar en otras cosas que podría realizar en este momento”. Este es el camino concreto de la voluntad de Dios.


* Enviado por el P. Natalio

SEÑOR, NO SABEMOS CORREGIR


Señor, no sabemos corregir



No sabemos expresar a nuestro hijo
el gran amor que le tenemos.

Muchas veces nuestras palabras
ofenden y nuestros gestos dañan o humillan.
Caemos fácilmente en el castigo.

Por eso queremos respetar con claridad
la estupenda dignidad de nuestro hijo,
de modo que él respete siempre a los demás.

Queremos descubrir entusiasmados,
su belleza para que él viva feliz y agradecido.

Danos ojos atentos para contemplar
todo lo bueno y positivo que posee.

Danos oídos muy abiertos,
para escuchar con ternura tus palabras.

Danos sabiduría para servirlo,
para ayudarlo en sus dificultades,
y para abrirle caminos entusiasmantes en su vida.

María Sabiduría, enséñanos a ser sinceros.
Virgen de la fidelidad y del servicio,
ruega por nosotros. Amén.

ORACIÓN A LA DIVINA MISERICORDIA


DICHOSOS LOS QUE SABEN VIVIR


Dichosos los que saben vivir
Nuestra vida muchas veces va perdiendo el brillo. Vive de forma positiva todo lo que Dios permite y así serás una persona feliz y dichosa.


Por: P. Dennis Doren L.C. | Fuente: Catholic.net 




Nuestra vida muchas veces va perdiendo el brillo. Los acontecimientos, las circunstancias, más que ayudarnos a crecer, en vez de ser oportunidades de maduración para nuestra persona, nos limitan, nos hacen sufrir y por lo tanto los rechazamos.

Toma la vida con filosofía, aprende de ella y sácale el jugo, exprime de forma positiva todo lo que Dios permite y así serás una persona feliz y dichosa.

DICHOSOS los que saben reírse de sí mismos, porque no terminarán nunca de divertirse.

DICHOSOS los que saben distinguir una montaña de una piedra, porque se evitarán muchos inconvenientes.

DICHOSOS los que saben descansar y dormir sin buscarse excusas: llegarán a ser sabios.

DICHOSOS los que saben escuchar y callar: aprenderán cosas nuevas.

DICHOSOS los que son suficientemente inteligentes como para no tomarse en serio: serán apreciados por sus vecinos.

DICHOSOS los que están atentos a las exigencias de los demás, sin sentirse indispensables: serán fuente de alegría.

DICHOSOS ustedes cuando sepan mirar seriamente a las cosas pequeñas y tranquilamente a las cosas importantes: llegarán lejos en esta vida.

DICHOSOS ustedes cuando sepan apreciar una sonrisa y olvidar un desaire: vuestro camino estará lleno de sol.

DICHOSOS ustedes cuando sepan interpretar con benevolencia las actitudes de los demás, aún contra las apariencias: serán tomados por ingenuos, pero es el precio justo de la caridad.

DICHOSOS los que piensan antes de actuar y rezan antes de pensar: evitarán muchas tonterías.

DICHOSOS ustedes sobre todo cuando sepan reconocer al Señor en todo los que se encuentran: habrán logrado la verdadera luz y sabiduría.

Con estos consejos, Santo Tomás Moro nos da algunas pautas de cómo vivir nuestro breve paso por esta tierra llevando un mensaje, unas actitudes y un modo de ser algo diferente de lo que hoy nuestra sociedad contemporánea nos ofrece.

Marca tú la diferencia, y enséñanos con tu ejemplo a vivir...

FELIZ MIÉRCOLES!!!


martes, 19 de enero de 2016

EL EVANGELIO DE HOY: MARTES 19 DE ENERO 2016


¿Cómo hacen en sábado lo que no está permitido?
Tiempo Ordinario


Marcos 2, 23-28. Tiempo Ordinario. La Iglesia está llamada a vivir su misión en la caridad que no señala con el dedo para juzgar a los demás.


Por: José de Jesús González | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Marcos 2, 23-28
Caminando Él a través de las mieses en día de sábado, sus discípulos, mientras iban, comenzaron a arrancar espigas. Los fariseos le dijeron: Mira, ¿cómo hacen en sábado lo que no está permitido? Y les dijo: ¿Nunca habéis leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad y sintió hambre él y los suyos? ¿Cómo entró en la casa de Dios, bajo el pontificado de Abiatar, y comió de los panes de la proposición, que no es lícito comer sino a los sacerdotes, y los dio asimismo y a los suyos? Y añadió: El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. Y dueño del sábado es el Hijo del hombre.

Oración introductoria
Jesucristo, dame el don de poder encontrarme contigo en esta oración. Muchas veces me dejo influenciar por el qué dirán, por la rutina, la apatía… perdiendo así la verdadera esencia que debe caracterizar mis actos, por eso te pido que renueves mi fe y acrecientes mi esperanza para salir de esta meditación con un amor renovado, sincero, total.

Petición
Jesús, ayúdame a ser un fiel seguidor tuyo, a ser radical en tu seguimiento, a vivir con coherencia de vida y con caridad para con todos.

Meditación del Papa Francisco
Y la Iglesia está llamada a vivir su misión en la caridad que no señala con el dedo para juzgar a los demás, sino que –fiel a su naturaleza como madre – se siente en el deber de buscar y curar a las parejas heridas con el aceite de la acogida y de la misericordia; de ser "hospital de campo”, con las puertas abiertas para acoger a quien llama pidiendo ayuda y apoyo; aún más, de salir del propio recinto hacia los demás con amor verdadero, para caminar con la humanidad herida, para incluirla y conducirla a la fuente de salvación.
Una Iglesia que enseña y defiende los valores fundamentales, sin olvidar que "el sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado"; y que Jesús también dijo: "No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar justos, sino pecadores”. Una Iglesia que educa al amor auténtico, capaz de alejar de la soledad, sin olvidar su misión de buen samaritano de la humanidad herida.
Recuerdo a san Juan Pablo II cuando decía: "El error y el mal deben ser condenados y combatidos constantemente; pero el hombre que cae o se equivoca debe ser comprendido y amado [...] Nosotros debemos amar nuestro tiempo y ayudar al hombre de nuestro tiempo.". Y la Iglesia debe buscarlo, acogerlo y acompañarlo, porque una Iglesia con las puertas cerradas se traiciona a sí misma y a su misión, y en vez de ser puente se convierte en barrera: "El santificador y los santificados proceden todos del mismo. Por eso no se avergüenza de llamarlos hermanos" (Homilía de S.S. Francisco, 4 de octubre de 2015).
Reflexión
Cuentan que en un reino no muy lejano, había un rey, famoso por su grande amor y misericordia a su pueblo. Tan grande era este amor, que un buen día decidió establecer un día de descanso (sabbat) para todos sus súbditos. Pero no sólo eso, sino que quería estar con ellos y que gozaran de su presencia y de su grande amor. Por ello, tuvo la feliz idea de que no sólo fuera un día de descanso en el que el pueblo no trabajara, sino que sería un día dedicado a convivir y compartir con su rey. Ofreció pues un gran banquete a diversas horas del día, pues tal era la cantidad de su súbditos y la grandeza de su amor por ellos. Y en cada uno de estos banquetes, el rey estaba presente para escuchar atentamente a sus súbditos y satisfacer sus necesidades, para animarles y fortalecerlos.

Pues bien, ¿qué ha hecho por nosotros el Rey de reyes, para cada uno de sus fieles del Reino de los cielos? Algo parecido, pero infinitamente más grande. Desde la creación, instituyó el "día de descanso" en el que admiró la bondad y la belleza de su creación. Y como Él es "dueño del sábado" (esto es, del descanso o día del descanso), lo ha querido compartir con nosotros para darnos el verdadero descanso, la paz del alma. Es por ello que de manera especial, el domingo (el "Día del Señor" -Dominus-), se nos ofrece en alimento en el Gran Banquete Eucarístico, y dispone a sus sacerdotes para otorgar a quienes lo necesiten su perdón y la reconciliación para poder participar de su Mesa Sagrada.

Este es el gran significado y realidad del "Día del Señor": vivir en Cristo y alegrarnos en Él por la paz y la salvación que nos ha venido a traer. ¿Puede hacer algo más por nosotros nuestro gran Rey?

Propósito
Revisar y, si es necesario, rectificar cuál es mi actitud ante los mandamientos. ¿Son un deber o medios para crecer en el amor?

Diálogo con Cristo
Hazme, Jesús, un hombre coherente que no tema a las dificultades, que no deserte de su misión, que no trate de ocultar su egoísmo o sensualidad en posturas aparentemente coherentes pero faltas de compromiso y de auténtica virtud. Ayúdame, Señor, a ser sincero en tu seguimiento.Cuántas veces el respeto humano me puede hacer callar mi condición de cristiano; por eso he de mantenerme cerca de Ti, para tener las fuerzas de vivir de cara a Ti, sin temer ir contra corriente.

EL AMOR HACIA LOS ENEMIGOS


El amor hacia los enemigos
Autor: María Cruz



En nuestra sociedad, amamos a los que nos aman; hacemos el bien a quienes nos lo hacen y prestamos a quienes sabemos nos lo van a devolver. Una conducta muy razonada, que no compromete en nada. Pero obrando así, ¿qué es lo que nos distingue de los que no tienen fe?. Al cristiano se le pide un "plus" en su vida: amar al prójimo, hacer el bien y prestar sin esperar recompensa, pues eso es lo que hace Dios con nosotros, que nos ama primero para que nosotros le amemos.

Tenemos que adelantarnos a hacer el bien, para despertar en el corazón de los otros sentimientos de perdón, de entrega, de generosidad, paz y gozo; así nos vamos pareciendo al Padre del cielo y vamos formando en la tierra la familia de los hijos.

Señor, Dios Todopoderoso, rico en misericordia y perdón, mira nuestra torpeza para amar, nuestra poca generosidad en la entrega y nuestra dificultad a la hora de perdonar. Te pedimos nos concedas un corazón misericordioso que se compadezca de las necesidades de nuestros hermanos.

EL ARTE DE SER FELIZ, SEGÚN IGNACIO LARRAÑAGA


El arte de ser feliz, según Ignacio Larrañaga
Entrevista con el Padre Larrañaga autor de más de una decena de libros con los que pretende ayudar al hombre moderno a salir de su angustia y encontrar la felicidad
Por: Lidia González y Teresa de Diego




Habla el fundador de los «Talleres de Oración»

El padre Ignacio Larrañaga, sacerdote franciscano, capuchino, fundador de los Talleres de Oración (http://www.tovpil.org), que han beneficiado a más de diez millones de personas, es uno de los maestros del espíritu de estos inicios de milenio.

Autor de más de una docena de libros que han sido traducidos a más de diez idiomas, ha tenido una enorme influencia con su pedagogía que vincula la oración con la vida concreta, especialmente, con la vida de matrimonio.

Es autor de uno de los libros de espiritualidad de más éxito en estos momentos, «El arte de ser feliz» (LibrosLibres), que ya ha llegado a su séptima edición, con el que pretende ayudar al hombre moderno a salir de su angustia y encontrar la felicidad.

Así lo explica en esta entrevista este misionero, cuya obra, con reconocimiento pontificio, se ha extendido por todos los continentes.

¿Es posible que el hombre sea realmente feliz?

--P. Larrañaga: Aunque mágica, la palabra felicidad no deja de ser una palabra equívoca. En realidad nadie es feliz, completamente feliz. Puede haber momentos de éxtasis o exaltación y en esos momentos parece que se ha llegado a la plenitud de la felicidad; pero ¡vana ilusión!, son momentos efímeros, fugaces. Puede haber ráfagas de felicidad, copas de alegría, pero ¿la´ felicidad misma? No. Lo que aborta la felicidad es el sufrimiento, y aquí podemos establecer una ley de proporcionalidad; cuanto más sufrimiento, menos felicidad; cuanto menos sufrimiento, más felicidad. «El arte de ser feliz» enseña a eliminar o aminorar cualquier sufrimiento y, por este camino, enseña no a ser feliz, pero sí a ser más feliz. He ahí el arte.


Un hombre que sufre enfermedad o dolor físico, ¿puede ser feliz?

P. Larrañaga: Se puede decir que cualquier dolor corporal ya ha sido eliminado con las medicinas modernas. Pero, ¿y la enfermedad? El problema de la enfermedad no es la perturbación biológica sino la resistencia mental que tiene la angustia. La angustia es el peor aguijón de la enfermedad. Un enfermo inundado de una gran paz es un enfermo feliz.


Este libro enseña precisamente eso: arrancar a la enfermedad su peor aguijón que es la angustia. Transformar la enfermedad en la «hermana enfermedad» y hacer del enfermo un «enfermo feliz». He ahí el arte.

Hoy en día vivimos pensando en tener éxito ¿Cómo prepararnos para aceptar el fracaso?

--P. Larrañaga: Es verdad. Estamos inmersos en una sociedad excesivamente competitiva en la que el más fuerte, el más audaz, el más creativo se lleva la palma en una lucha sin cuartel. Por todos partes se oye el grito romano «ay de los vencidos», es decir, «ay de los fracasados». En esta sociedad no hay lugar para los fracasados; ellos son eliminados con crueldad y sin compasión. Usted me pregunta: ¿cómo aceptar el fracaso sin derrumbarse? Francamente no lo sé; o mejor, lo veo imposible. Tal vez, tan sólo en el espíritu de fe y abandono en Dios, podría suavizar el golpe y ayudarlo a mantenerse de pie. Sin fe es inevitable caerse de espaldas, hecho pedazos.

Hay gente que cree que el hombre se tortura con angustias y obsesiones porque piensa demasiado.

--P. Larrañaga: No porque piensa demasiado sino porque da vueltas en su mente, e inútilmente, a hechos consumados y episodios tristes. Y de tanto dar vueltas en su cabeza a sucesos tristes de la vida, las personas se hacen temperamentalmente tristes. Los hechos que no tienen solución o la solución no está en nuestras manos ¿para qué darles vueltas en la mente? Hay que dejarlos en manos de Dios.

¿Por qué cree usted que tenemos tanto miedo a que los años se nos pasen y la muerte nos sorprenda sin haber vivido? ¿Cuál es su respuesta a los que temen la muerte?

--P. Larrañaga: Es un sentimiento hondo, casi siempre inconsciente pero real: se les van pasando los años y están aproximándose al ocaso de la vida. No les falta nada. Por tenerlo todo, hasta tienen salud fisica y mental, pero están dominados por la sensación de que les falta todo. Si les preguntamos por la razón de su vivir, responderán que no la tienen. Es el vacío, la oscura sensación de que se les va la vida sin haberla vivido. Su existencia no ha sido gratificante. ¿Respuesta a los que temen la muerte? No es fácil responder. Es un fenómeno de gran complejidad. Ese temor, para los que no tienen fe, participa del «horror vacui», horror al vacío. Desde luego es un temor irracional: se debería pensar mil veces en la ley universal de que lo que comienza, acaba, ley respetada por todos los seres de la creación, excepto por el hombre.

Al igual que aprendemos a leer, escribir... ¿tenemos que aprender a ser felices? ¿Depende de nosotros o de las circunstancias que nos toque vivir?

--P. Larrañaga: En la época prehumana, los animales no se hacían problemas para vivir. Todos sus problemas los encontraban solucionados mediante mecanismos instintivos con los que resolvían, casi mecánicamente, sus necesidades elementales. Los animales no pueden ser más felices de lo que son. No tienen problemas. No se aburren. El hombre, en cambio, desde que sale a la luz, todo son problemas: tiene que comenzar a respirar, alimentarse, a andar, a hablar... y así, a lo largo de los años, y hasta la muerte, su existencia es un eterno aprender a vivir y ser felices. Es verdad que hay personalidades genéticamente proclives a la tristeza, otras a la alegría. También es verdad que ciertas circunstancias de la vida pueden favorecer u obstaculizar la dicha del vivir. Pero es el lector mismo quien tiene que poner en práctica los medios de autoliberación que el libro entregará y, en un proceso de progresiva superación del sufrimiento humano, avanzar paulatinamente hacia la tranquilidad de la mente, la serenidad de los nervios y la paz del alma.

En la actualidad disponemos de muchos medios materiales, avances tecnológicos... pero la gente parece más individualista, nerviosa, dispersiva, en una palabra, menos feliz. ¿Tendremos que huir a una isla desierta para ser felices?

--P. Larrañaga: Efectivamente, la sociedad moderna es asesina, digamos así, porque acaba por desintegrar lo más sagrado del hombre que es la unidad interior y la estabilidad emocional. Y por ahí sobrevienen la dispersión, el estrés, y podemos aproximamos peligrosamente hacia la depresión, y todo esto en medio de la sensación generalizada de desasosiego. Para salvamos de una sociedad tan desestabilizadora no necesitamos retiramos a una isla solitaria. Pero tampoco se nos va a regalar la dicha de vivir como un presente de Navidad. El lector tendrá que someterse a un próceso de autoliberación siguiendo las pautas del libro.

Usted da mucha importancia a la oración, ¿necesita de ella para vivir con alegría?

--P. Larrañaga: Pienso absolutamente que el trato de amistad y la relación personal con Dios favorece enormemente, casi decididamente, la libertad interior, la ausencia del miedo y la alegría de vivir. Además sospecho que la oración y la actitud de abandono son el único camino de la paz profunda. De todas maneras pienso que los golpes rudos de la vida nos despedazarán inevitablemente si Dios está totalmente ausente del corazón.

Y si no tienes fe ¿puedes ser igualmente feliz?

--P. Larrañaga: Comprendo que puede haber hombres y mujeres completamente agnósticos e igualmente felices. Pero esto por excepción. El hombre, sin fe, tiene que sentir un gran vacío, allá, en la última soledad del ser, en aquel pozo infinito que sólo un infinito puede llenar. En todo caso, todas las reflexiones y orientaciones que entrega «El arte de ser feliz» van dirigidas a los que no tienen fe o la tienen débil.



CAMBIA TU CARITA DE PENA



Cambia tu carita de pena



Cambia tu carita de pena
por las dulces melodías que brotan de tu música preferida...


Cambia tu carita de pena
por el sol cálido que te alumbra cada mañana al abrir tus ojos...


Cambia tu carita de pena
por la lluvia que cae por tu rostro en las tardes de primavera...


Cambia tu carita de pena
por las sonrisas que te dan los que tanto te quieren...


Cambia tu carita de pena
por ese amor eterno que es para siempre tuyo...


Cambia tu carita de pena
por los dulces recuerdos que ya nadie te robara...


Cambia tu carita de pena
por lo que vendrá y aun no ha llegado...


Cambia tu carita de pena
por la luz brillante de mi estrella que va contigo por doquier...


Cambia tu carita de pena
por que no me has perdido, por que siempre estaré ahí...
cerquita de tu Corazon

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS: MARTES 19 DE ENERO 2016


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Enero 19



Indudablemente, todos debemos morir, pero no todos morimos igual.

Tú has de vivir de tal forma que, cuando tú mueras, lloren los demás y tú puedas reír; triste y trágico sería que, al morir tú, las lágrimas fueran tuyas y las alegrías ajenas.

La nobleza de la vida no está ni en el nacer, ni el morir, sino en el vivir, en el modo de vivir, y en el para qué morir. El índice de nuestra vida no lo da el vivir, sino el sentido que debemos darle a nuestra vida. Por eso en la vida no tienes que hacer lo que te agrada, sino lo que más tarde te agradará haber hecho.

"Yo quisiera", nada hizo; "intentaré", ha hecho grandes cosas; "quiero", hizo milagros. La vida es lucha, pero la lucha es vida. La vida solamente decepciona a quienes no esperan bastante de ella.
El verdadero sentido de la vida es “la Vida de la gracia”. Lo explica bien San Juan, cuando dice: “Esta es la Vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a tu enviado Jesucristo” (Jn 17,3). “En la senda de la justicia están la paz y la unidad” (Prov 12,28) “Quien a Dios tiene, dice Teresa de Jesús, nada le falta”; nosotros repetimos que nada nos asusta estando con Cristo.


* P. Alfonso Milagro

LA RELIGIOSIDAD POPULAR


Religiosidad popular
Dios está lejos y a la vez está cerca. Algo de esto se percibe en la religiosidad popular
Por: Guillermo Juan Morado 




Cuando hablamos de “religiosidad popular” unimos dos palabras. La “religiosidad” equivale a la práctica y esmero en cumplir las obligaciones religiosas. Y la religión, como virtud, mueve a dar a Dios el culto debido. “Popular” es lo relativo al pueblo; lo que es peculiar de él o procede de él; es decir, lo que viene de la gente común.

Las personas más formadas en la fe pueden experimentar una cierta repulsa hacia esta forma de religión. Parecería, en principio, una realidad a superar, un modo insuficiente de vivir la entrega a Dios; la escucha y la obediencia, que son características de la fe.

Las grandes disyuntivas no siempre son aconsejables. Muchas veces no se trata de “o esto o lo otro”, sino de “esto y lo otro”. En la historia de la espiritualidad cristiana se constata que grandes movimientos de renovación han ido unidos a la promoción de la piedad del pueblo. Los benedictinos, por ejemplo, fomentaron la devoción a los santos, a los nombres de Jesús y de María, o las misas por los difuntos. Los franciscanos divulgaron la devoción a la pasión de Jesús, al “Via Crucis” o al Belén.

El Cardenal Pironio vinculaba religiosidad popular e inculturación. La religiosidad popular es “la manera en que el cristianismo se encarna en las diversas culturas y estados étnicos, y es vivido y se manifiesta en el pueblo”.

La gran tentación de la religiosidad popular es la superstición. Pero la superstición es una deriva indeseada de lo religioso. Una deriva menos anti-religiosa que el ateísmo o el indiferentismo. Aunque, naturalmente, una deriva que debe ser corregida. Pero no necesariamente la religiosidad popular ha de caer en la superstición.

El pueblo necesita expresar su fe, de forma intuitiva y simbólica, imaginativa y mística, festiva y comunitaria. Sin olvidar la necesidad de la penitencia y de la conversión.

Dios está lejos y a la vez está cerca. Algo de esto se percibe en la religiosidad popular. La Iglesia debe velar para purificar, fortalecer y elevar todas estas manifestaciones de fe (cf “Lumen gentium”, 13), atendiendo a la capacidad que este tipo de vivencia posee para mantener abierto el puente, o el paso, a la trascendencia.

No es bueno que decaiga la vida devocional. Máxime si las devociones no son sustituidas por nada. El itinerario habitual no es dejar los “primeros viernes” por la recitación diaria de la Liturgia de las Horas. No, el paso habitual ha sido abandonar los “primeros viernes” por la nada.

Pablo VI decía que la religiosidad popular “puede producir mucho bien”.

TE AMO PORQUE ME HAS AMADO TÚ PRIMERO


Te amo porque me has amado Tú primero
Dios no se hace viejo, no se arruga, no pierde fuerza. Dios nos ama hoy como ayer y como nos amará mañana.


Por: P. Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net 




Te amo sobre todas las cosas porque eres infinitamente amable.
Es el Amor con mayúscula. Dios es Amor. La Belleza misma la Santidad -el tres veces santo- el todopoderoso, creador de los cielos y la tierra.

Cuando uno ve a una persona buena, santa, poderosa, amorosa, muy bella se entusiasma con ella, se enamora de ella. El que conoce a Dios no puede menos de enloquecer de amor por Él.

"Tarde te amé, Oh belleza tan antigua y tan nueva, tarde te amé". San Agustín. Esta frase de San Agustín dice muchas cosas: Primera que Dios es de una belleza inmarcesible. A veces uno se enamora de un ostro de una persona que no quisiera que envejeciese, que mantuviese siempre la misma frescura, la misma juventud, idéntica sonrisa. Pero, por desgracia, las personas avanzan en edad, salen canas, arrugas, obesidad, arrugas en la frente y en el alma. Algunos podría n decir: Esta no es la persona de la que yo me enamoré. Ha cambiado demasiado.

Segundo, que uno es un pobre desgraciado cuando se enamora de todo menos de Dios. Por eso dice dos veces la palabra triste tarde, demasiado tarde. Y realmente es cierto. Los minutos, los años en que uno no ama a Dios son perdidos miserablemente. Si no he amado a Dios ¿qué he estado haciendo? Lo mínimo es perder tiempo y vida.

Cuantos de nosotros deberíamos decir como el santo: Tarde te amé, oh belleza tan antigua y tan nueva, tarde te amé. Y, tal vez, algunos tengan que decir: Nunca te amé, nunca te conocí. !Qué triste es esto!.

Y porque a ti sólo debo amarte con todo mi corazón, con toda mi alma y con todas mis fuerzas. Por ser mi Creador, mi Redentor, y por haberme destinado al cielo.

Te amo porque me has amado Tú primero.
Esto es fantástico -El nos amó primero a cada uno. Desde siempre, desde toda la eternidad.
No me consultaste par darme la vida...
Porque me amaste, me creaste, me diste la existencia.
Pero no me creaste para la desdicha, para la mediocridad, sino para ser santo, feliz, para hacer algo grande en este mundo.
La aventura más grande es amar a Dios con todo el corazón...
Y al prójimo por amor a El.
No amar a Dios es la desgracia mayor.
Pero amar es darse, es cumplir la voluntad del amado, su voluntad.
"Él nos amó primero", nos recuerda San Juan. Te amé con un amor eterno.

Te amo porque me has redimido del pecado.
Librar al amado de su peor enfermedad, más aun de su muerte, de su verdadero mal, de su eterna condenación.
Gran amor representa.
Y cuál ha sido el precio. Dios envió al mundo a su Hijo no para condenar al mundo, sino para salvarlo, no para condenarte sino para salvarte. Debes saberlo.
La respuesta debiera ser como al de santa Teresa. "Tengo una vida y entera se la doy; pero si mil vidas tuviera, las mil se las daba".
El bautismo, la confesión son sacramentos de amor, porque son los sacramentos del reencuentro con el hijo pródigo.
"Daos cuenta de que no habéis sido rescatados con oro o plata, sino al precio de la sangre de Cristo".
Por eso decía San Pablo: "Líbreme Dios de gloriarme en nada, si no es en la cruz de Nuestro Señor Jesucristo"
Cuando uno se santigua se recuerda a sí mismo y recuerda a los demás que es seguidor de un gran jefe, de Jesucristo y pertenece a la religión del crucificado, la religión del amor. Cada vez que uno se santigua equivale a repetir las palabras de San Pablo: "Líbreme Dios de gloriarme en nada..."
Esconderse cuando se santigua significa que se avergüenza de ser cristiano. Soy cristiano y a mucha honra.
Librarnos del pecado es librarnos del infierno merecido por ese pecado. Mucho te ha de querer quien de tanta desgracia te ha librado. Y mucho más te ha de que querer quien, además de libarte del eterno dolor, te ha regalado la eterna felicidad.
¿Quién es esa persona, dónde vive, cómo se llama? Me muero por verlo, tengo que ser su amigo, quiero amarlo por siempre... y sabemos que es Jesús.

Te amo porque me has abierto las puertas de tu Reino
Lo más grande que podía regalarnos. Dios no tiene una cosa más grande que darnos que el cielo, su cielo, donde Él vive y es infinitamente feliz.
Las puertas de ese cielo estaban cerradas. Cristo nos las ha abierto. La felicidad de Dios la participaremos.
Los que nos han precedido en el camino nos dicen: "Es verdad...vengan".
San Pablo, que vio el cielo: "Todo lo que su sufre en este mundo es nada..."
No tienes razón cuando piensas y dices: Me piden demasiado. La verdad, hermano, es que nos piden demasiado poco.
"Alegraos más bien de que vuestros nombres estén escritos en el cielo." Si esta no es tu máxima alegría, no sabes qué es el cielo.
Te invito en este momento a que te sientas muy alegre de que tienes tu nombre escrito en la lista del cielo. Alégrate, sí, más que de todas las demás cosas.
¿Cuántas veces te ha regalado Jesucristo el cielo? Con cada pecado mortal lo has perdido. Con cada absolución te lo han devuelto. ¿Cuántas veces has perdido el cielo, pobre hombre, pobre mujer? ¿Cuántas veces te han vuelto a dar el cielo, hombre afortunado, mujer afortunada?

Te amo porque me has hecho hijo de Dios
Decía Jesús. "Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos". No fue un santo, ni siquiera la Virgen María quienes nos indicaron que rezáramos así, sino su propio Hijo, Jesús. Mi Padre me ha pedido que les enseñe a orar así: "Padre nuestro que estás en el cielo..." Jesús podría haberle dicho con toda razón: Padre, soy tu hijo único, ¿cómo que ahora voy a ser hermano de todos los hombres? Además, no sé si te has fijado cómo se portan muchos de ellos. ¿Vas a caso a repartirles la herencia del cielo?
No, Jesús le dijo: Bendito seas, Padre mío, porque quieres además de tu hijo divino, hacer hijos tuyos también a cada uno de los hombres. Yo soy, me declaro hermano de cada uno de ellos. Esto lo dijo Jesús, está en el Evangelio, a través de María Magdalena: "Ve a decirles a mis hermanos: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios".
De la herencia también habló: "En la casa de mi padre hay muchas moradas, Voy a prepararos un lugar". Con qué profunda emoción les dijo Jesus esta noticia a los apóstoles y a cada uno de nosotros. Voy a prepararos un lugar.
Debemos atrevernos a rezar el Padrenuestro como Jesús quería que lo rezáramos: Decidlo, sentidlo, amadlo, tened una total confianza.
Desconocer el amor de ese Padre es la desgracia mayor del mundo.
Debemos enseñar a los hombres que Dios es su Padre. Porque no lo saben, no lo creen, no se lo imaginan.
Evangelizar no es sólo explicar las hermosas realidades de la religión sino hacérselas creer, sentir, experimentar.

Te amo porque me has enriquecido con el Espíritu Santo
Paráclito: consolador, santificador, es decir que nos guía hacia la santidad y hacia la vida eterna.
Bueno, ¿y dónde está el Espíritu Santo?
Responde San Pablo: ¿No sabéis que sois templos de Dios y que el Espíritu Santo habita en vosotros?
También Jesús lo afirmaba: Si alguno me ama, mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos en él nuestra morada. Las tres divinas personas.
El alma que vive en gracia es un templo de la Santísima Trinidad, de las tres divinas personas.
Se le llama, por esta razón, el divino huésped del alma.
Es el Don por excelencia; es el amor infinito de Dios que vive en nosotros y para nosotros. Para realizar el plan de amor de Dios en nosotros: hacernos, hombres y mujeres fieles, cristianos felices, santos y llevarnos al cielo para toda la eternidad.

Te amo, porque me has entregado a tu Madre al pie de la cruz.
¡Qué amor tan delicado, tan sincero, tan fino! María es su joya, su criatura predilecta, su Madre bendita...Pues no quiso quedársela para sí.
Es madre nuestra con todo derecho porque nos la han dado.
Podemos y debemos, por tanto, llamarla madre nuestra.
Corredentora: Jesús ha querido que, de manera semejante a Él, sufriera terriblemente y colaborara así a la redención, a nuestra redención, a la mía.
Aquí no me malentiendan los hermanos evangélicos. Pues, si San Pablo completaba en su cuerpo lo que falta a la Pasión de Cristo, quiere decir que todos colaboramos al menos con alguna partecita. Pero María más que nadie.
Jesús nos la dio: El regalo en sí mismo es extraordinario, único.
Pero nos la dio con un grandísimo amor.
Y María ha aceptado ser madre de cada uno de nosotros con una obediencia perfecta y con un cariño inmenso que no podemos ni medir.
Bendito el momento en que Jesús decidió darme a su Madre como Madre Mía.
Después de la alegría de ser hijo de Dios, la más entrañable felicidad es tener como madre a María.

Te amo por el don de la fe católica
Si estimáramos la fe como los santos..."Ésta es la victoria que vence al mundo, nuestra fe", está dicho.
El justo, el santo, vive de la fe, es decir, de lo que le ha dicho Dios a través de su Revelación.
La fe debe ser viva y operante, no mortecina ni somnolienta.
Por ejemplo, si al comulgar tú crees profundamente en que en ese pan consagrado está realmente Jesucristo, el día no puede de ninguna manera ser triste o malo. Has recibido a Dios.
Tener fe es ver todas las cosas con los ojos con los que ve Dios.
Si no tuviéramos fe, seriamos muy desgraciados... En realidad los que no tienen fe, ¿qué sentido encontrarán al dolor, a la muerte, al después de la muerte? Si no se tiene fe ¿qué sentido tiene la misma vida, el vivir, el amar, el cumplir con las reglas de la moral? Sin fe todo se tambalea.
La mejor forma de agradecer la fe a Dios consiste en transmitirla, en comunicarla a otros. En reanimar la fe de los que la tienen medio dormida o medio muerta. Hay muchos hermanos nuestros que pierden la fe, la están perdiendo, por falta de alguien que les ayude a vivirla con pasión.
Esta es la victoria que vence al mundo, nuestra fe. Ojalá ayudemos a algunos a recuperarla, a volver a la casa del padre de la que nunca debieran haber salido.

Te amo porque te has quedado conmigo en el sagrario.
Jesús ha cumplido su promesa: Yo estaré con vosotros todos los días hasta la consumación de los siglos. ¿Cómo? En la Eucaristía.
Yo animo a todos esos hermanos y hermanas nuestras que tienen gran devoción a la Eucaristía, que comulgan con devoción, hacen adoración al Santísimo, lo visitan en el tabernáculo, hacen procesiones con el Santísimo. Nos recordaba Nuestro querido Benedicto XVI que la primera procesión con el Santísimo fue la de María cuando fue a visitar a su Prima santa Isabel llevando en sus purísimas entrañas a Jesús. Con eso quedan las procesiones santificadas.

No cuesta nada visitarlo, ir a pedirle favores. Necesitamos ir al Sagrario más que al súper: Porque en el súper conseguimos alimentos para el cuerpo, pero en el Sagrario alimento para el alma: "Venid a Mí todos los que andáis fatigados y abrumados por la carga y Yo os aliviare". ¿Creen que Jesus dijo esto por decirlo nada más?

No tengo tiempo de visitarlo, porque tengo que hacer tanto por Él. Soy un apóstol tan celoso y tan ocupado que no tengo tiempo para rezar, para ir a la Iglesia. Pues soy un mal apóstol, porque me preocupo más de la viña del Señor que del Señor de la viña. Les pongo un ejemplo para que me entiendan. Hay maridos, sobre todo jóvenes, que están abrumados de trabajo y no tienen tiempo de estar con su esposa y sus hijos, porque están ganando dinero para ellos. Cuantas veces he escuchado a esas esposas: Ojalá mi esposo ganara menos y estuviera más tiempo con nosotros.
Pues tengan la seguridad de que Jesús nos dice a muchos de nosotros: Ojalá tuvieras más tiempo para estar conmigo.

Te amo porque me has enviado como a los apóstoles, a extender tu Reino entre los hombres.
Nadie más nos ha enviado, sólo Cristo. "Id y predicad el Evangelio a toda criatura. No me habéis elegido vosotros a Mí sino yo a vosotros"
Cada uno ha sido enviado a predicar la Buena Nueva: los padres a los hijos, los amigos a los amigos. A todos a los conocidos y desconocidos.



Te amo porque eres mi Dios y mi Señor.

Mi Dios y mi todo, decían los santos en un suspiro de amor.

En resumen: Te amo con todo mi corazón.

Porque lo mereces totalmente, lo esperas.

Porque es lo que más me importa y lo que más necesito.

San Pablo decía: Para mí el vivir es Cristo y el morir una ganancia.
Cristo es mi Dios, mi gran amigo, mi Padre, mi grande y mi único amor y la gran razón de mi existencia.
"Señor mío y Dios mío" exclamó Santo Tomás en un momento de gracia. Es una frase que tenemos que decir y sentir con mucha frecuencia.

"No volveré a servir a un señor que se me pueda morir". Palabras de San Francisco de Borja ante el cadáver de su hermosa reina. Servimos a ese Dios y Señor que vive para siempre, que con el paso de los siglos no ha perdido nada de su belleza, de su amor, de su poder y misericordia. Dios ha sido, es y será siempre infinitamente amable y adorable para suerte nuestra.

Dios no se hace viejo, no se arruga, no pierde fuerza. Dios nos ama hoy como ayer y como nos amará mañana. Aprovechemos esta maravillosa gracia y amemos, amemos a la persona más digna de nuestro amor.
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