martes, 28 de octubre de 2014

CUIDADO: ESTOS SON LOS MOTIVOS QUE LLEVAN A LOS JÓVENES A INGRESAR A UNA SECTA


Cuidado: Estos son los motivos que llevan a 
los jóvenes a ingresar a una secta




MADRID, 28 Oct. 14 / 06:09 am (ACI/EWTN Noticias).- ¿Cuáles son las razones por las que un joven, un adolescente decide ingresar a una secta? ¿Qué lleva a un muchacho a participar de este tipo de grupos que no contribuyen a su desarrollo?

La licenciada Salomé Benoit ha publicado un nuevo libro titulado “Jóvenes sectarios, la acción de las sectas en niños y adolescentes”, en el que hace una investigación sobre este flagelo que puede llegar a dominar por completo la voluntad del individuo.

En una secta “el peligro principal es el líder. El líder es una persona con una psicología psiquiátrica muy compleja, con una gran capacidad de persuasión coercitiva hacia los adeptos”, señaló la autora a ACI Prensa.

Dentro de las razones por las que los menores se ven envueltos en estas situaciones se encuentra la carencia afectiva en la familia, lo que los hace vulnerables.

“El problema básico es que este individuo, este adolescente vulnerable y con una formación o una estructura que no es muy sólida, es absolutamente manipulable… El líder toma la voluntad de este adolescente y hace lo que él quiere”, añadió la licenciada Salomé Benoit.

El joven que es rescatado “viene con otra estructura familiar. Se le han borrado los recuerdos, se le han borrado las costumbres que la familia intentó brindarle cuando era un niño. Con lo cual hay que realizar casi una desprogramación y volver a rehabitualizar a este adolescente en nuevas costumbres, en las costumbres que él adquirió de niño”.

Asimismo señala tener mucho cuidado en la etapa de la pubertad porque “si este niño en la adolescencia tiene un modelo de líder psicópata y con una estructura psíquica absolutamente patológica, va a tomar ese modelo”.

Por ello sostiene que la única prevención a todo esto es la familia con buenos valores y que esté en constante observación de los hijos.

“La única prevención que existe en cualquier situación disfuncional de un individuo es la familia… la integración a una mesa familiar, el diálogo, la comunicación y el afecto obviamente es lo único que previene a un individuo a ingresar a un movimiento. De hecho como ingresar a la droga también  o como ingresar a algún tipo de adicción”.

Finalmente la autora invitó a leer este nuevo libro que busca ayuda a la gente que tiene algún contexto parecido de dependencia o que conoce de un familiar o un amigo que está en este problema porque “los va a alentar y a mostrar un posible camino para salir de la situación que están viviendo”.

“Muchas familias cuando tienen estas situaciones dentro de su ámbito familiar se asustan y dicen: “bueno es grande, que haga su vida”. Eso es lo que no hay que hacer por más que sea grande o lo consideren grande”.

“Hay que entender las cartas que este chico cada tanto puede mandar desde la secta. Hay pautas muy claras y bueno este libro pretende ayudar a descubrir esas pautas… Nunca es tarde”, concluyó Salomé Benoit.

La licenciada en trabajo social, Salomé Benoit, es de Buenos Aires. Tiene especializaciones en adolescencia y en trabajo social forense por la Universidad de la Policía Federal Argentina y la Academia de Medicina Legal de la Nación. Actualmente, entre otras cosas, se desempeña como docente y dicta talleres de relaciones humanas y sociales en diversas empresas.

Si desea ponerse en contacto con la autora y hacer consultas, puede escribirle a: salomebenoit2013@gmail.com

EL EVANGELIO DE HOY: MARTES 28 DE OCTUBRE DEL 2014


Salía de Él una fuerza que sanaba
Solemnidades y Fiestas
Lucas 6, 12-19. Fiesta Simón y Judas, apóstoles. Nuestras grandes decisiones deben surgir tras un encuentro con Dios en la oración. 


Por: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Lucas 6, 12-19
Por aquellos días subió Jesús al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles. A Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago y Juan, a Felipe y Bartolomé, a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes; a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor. Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos. 

Oración introductoria

Señor, yo también me acerco a Ti para ser curado de todo lo que me puede apartar del cumplimiento de tu voluntad. A mí también me llamas por mi nombre y me escoges para llevar tu Amor a todos los que me rodean.

Petición

Jesús, ayudame a entender mi presente a partir del futuro del cielo que me espera e iluminarlo con espíritu de esperanza.


Meditación del Papa Francisco

Es un día un poco especial por la elección de los apóstoles. Una elección que sucede solo después de que Jesús ha rezado al Padre, «Él solo». Cuando Jesús reza al Padre está solo con Él. Después se encuentra junto a sus discípulos y elige a los doce a los que llama apóstoles. De este modo hay tres momentos que caracterizan la jornada: Jesús que pasa una noche entera rezando al Padre en el monte; Jesús entre sus apóstoles; Jesús entre la gente.

La oración es el punto central: Jesús reza al Padre porque con Él tenía intimidad; le reza por la gente que iba a encontrarlo y le reza también por los apóstoles.

Aquel bonito discurso después de la cena del Jueves Santo, cuando reza al Padre diciendo: Yo rezo por estos, los míos; pero también rezo por todos, también por los que vendrán y creerán. La oración de Jesús es universal, aunque es también una oración personal. (Cf. S.S. Francisco, 28 de octubre de 2013, homilía en Santa Marta)

Reflexión
La oración fue una compañera inseparable de Jesús. En todo el Evangelio le vemos orando, sobre todo en los momentos más decisivos de su vida: antes del Bautismo, al realizar varios milagros, en la Última Cena, en el Huerto de los Olivos, en la Cruz, etc.
Aquí se nos narra la elección de los Doce apóstoles. Eran los hombres con los que iba a comenzar la Iglesia y debían ser aptos para llevarla a buen término con paso firme.
Por tanto, era una decisión importante, que no podía hacerse con prisas y a la ligera. Necesitaba dedicar una noche entera para consultarla con su Padre.
De la misma manera, todas nuestras grandes decisiones deberían surgir tras un encuentro con Dios en la oración. Por ejemplo, al elegir una carrera, al optar por la vida matrimonial o seguir una vocación religiosa, etc. También debemos rezar cuando llegan situaciones difíciles en el trabajo o en la familia, ya que Dios nos puede ayudar a encontrar la solución más adecuada.
¿Y cómo sabemos si la respuesta viene realmente de Dios? Cuando Dios “ilumina” un alma por la acción del Espíritu Santo le envía algunas señales, por ejemplo, una profunda paz interior, alegría, amor, etc.
Es lo que llamamos “frutos del Espíritu”. Y por si hubiera dudas, nos damos cuenta de que esa solución está completamente de acuerdo con lo revelado en las Sagradas Escrituras. También es provechoso contar con la ayuda de un buen sacerdote que nos pueda orientar a encontrar la voluntad de Dios para nosotros, ya que ellos reciben unas gracias especiales para ejercer su ministerio.

Propósito
Que todas nuestras grandes decisiones surjan tras un encuentro con Dios en la oración.


SEGÚN EL CORAZÓN HABLA LA BOCA


Según el corazón habla la boca
Autor: Padre Eusebio Gómez Navarro OCD 


Hay personas que no saben hablar sin herir o reírse de los otros. Sólo algunos artistas saben insultarse con ingenio. Cuentan que de Fred Astaire pensaba de su primer productor: “No sabe actuar, no sabe cantar, es calvo y baila poco”. De Woody Allen decía Peter Ackroyd: “Es lo bastante bajo y feo como para triunfar por sí mismo”. De Marlon Brando dijo Bertolucci: “Tiene los ojos de un cerdo muerto”. De Cher escribió la revista Absolutely Fabolous: “Si se hace otro estiramiento de cara, se vestirá con la barbilla”.
En nuestra vida diaria también nos encontramos con personas que derrochan ingenio para poner en ridículo al otro. Pero lo que más abunda es el insulto grosero. No hay adjetivos suficientes para arrojar nuestro veneno sobre quien se siente indefenso.

Es enorme el daño que podemos hacer con nuestra lengua. “El golpe de la lengua puede llegar a romper los huesos” (proverbio chino). Sólo cuando uno sufre en carne propia los efectos de una palabra mortífera, sabe el daño que ocasiona el insulto. “La herida causada por una lanza pude curar, pero la causada por la lengua es incurable (proverbio árabe).

Para controlar nuestra palabra debemos escuchar a Dios, que está continuamente dando señales de vida. Lo nuestro no es controlar la Palabra, sino escucharla, releerla, meditarla, acogerla desde un corazón vacío y pobre para que se produzca la transformación y el fruto. Como la lluvia empapa y fecunda la tierra, así será la palabra que sale de mi boca (Is 55,10-11).

La palabra es vida y es tan necesaria como la comida. La Palabra de Dios es portadora de vida. Bastó abrir la boca para que el mundo fuera creado.

Jesús curó y sanó con su palabra. Por eso, Dios ha hablado y sigue hablando, porque sabe que si nos faltara su Palabra no tendríamos vida. Siempre que lo hace, comunica buenas noticias de salvación y de vida. Él es fiel a su palabra, no miente ni engaña; habla tiernamente al corazón y quiere llevar al ser humano a lo más profundo de su ser. Al dirigirse a cada uno, se acomoda a cada persona, como hace una madre con sus hijos. 

            Dios es comunicación amorosa. La Sagrada Escritura es “la gran carta que el Padre envía a sus hijos que peregrinan en el mundo y con quienes se entretiene mediante el Espíritu Santo” (DV 21). Por eso el gran imperativo de Israel es: “¡Escucha!”, y el peor reproche profético es la torpeza de ojos, oídos y corazón (Is 6,10).

SAN SIMÓN, APÓSTOL, 28 DE OCTUBRE


San Simón Apóstol
28 de Octubre


El nombre de Simón aparece en todos los pasajes de los Evangelios y los Hechos, en los que se da la lista de los Apóstoles. Para distinguirlo de San Pedro se le llama (Mateo 10:4; Marcos 3:18) Kananaios, o Kananites, y Zelotes (Lucas 6:15; Hechos 1:13). Ambos nombres (Kananaios y Zelotes) tienen el mismo significado y su traducción al hebreo es qana (el Celoso). El nombre no significa que haya formado parte de los Celotes, sino que él era muy celoso a la ley Judía, la cual el practicaba antes de ser llamado por el Señor. San Jerónimo y otros asumen incorrectamente que Kana fue su lugar de nacimiento; y entonces, pudo haberse llamado Kanaios. Los griegos, coptos y etíopes lo identificaban como Natanel de Cana; los antes mencionados también lo identifican con el novio de la boda de Cana, mientras que en el “Chronicon paschale” y en otras fuentes lo identifican como Simón Clopas.

Los Avecínanos relatan que sufrió la crucifixión como obispo de Jerusalén, luego de haber predicado el Evangelio en Samaria. No se sabe con certeza en que lugar predicó el evangelio. Se habla de casi todos los lugares conocidos de ese entonces, incluso se han mencionado que llego hasta Gran Bretaña; según los Griegos, predico en el Mar Negro, en Egipto, el Norte de África, y Gran Bretaña, mientras que, según el Latino “Passio Simonis et Judae” – el autor del cual fue (supuestamente Lipsius) suficientemente cercano con la historia del primer siglo del Imperio Partían – dice que Simón trabajó en Persia, y fue martirizado en Suanir. Sin embargo, Suanir probablemente puede ser Colchis. Según Moses de Chorene, Simón murió en Weriosphora en Iberia; y según los Georgianos, predicó en Colchis. Se desconoce el lugar donde fue enterrado.

Acerca de sus reliquias nuestra información es tan incierta como la de su predicación. Desde Babilonia a Roma y Toulouse encontramos rastros de ellas; en Roma son veneradas debajo del Altar de la Crucifixión en el Vaticano. Usualmente se le atribuye una sierra, porque se dice que su cuerpo fue aserrado hasta hacerlo pedazos, y raras veces se le atribuye una lanza. Se le considera patrono de los curtidores. En la Iglesia Occidental se le venera junto con San Judas (Tadeo); en el Oriente es de forma separada. La Iglesia Occidental celebra su fiesta el 28 de Octubre; mientras que los Griegos y los Coptos lo hacen el 10 de Mayo.

KLEMENS LÖFFLER Transcrito por Gerald Morine Traducido por Esteban Philipps 

ORACIÓN A SAN SIMÓN, EL APÓSTOL


Oración a San Simón, el apóstol


¡Oh glorioso San Simón, que eres primo de Jesús y también un fiel seguidor devoto. Te llaman "el Zelote" (el defensor) indicando que estabas dispuesto a entregar tu vida por defender tu religión y dar tu libertad como persona humana. 

Te pedimos nos obtengas la gracia de estar dispuestos a dar nuestra vida por Cristo y a trabajar por la libertad y la paz que solamente Dios puede dar. Ayúdanos a entregarnos a nosotros mismos a Dios aqui en la tierra y ser recibido por él para gozar de la dicha eterna en el cielo. Amén.

SAN JUDAS TADEO, PATRONO DE LAS CAUSAS IMPOSIBLES, 28 DE OCTUBRE


San Judas Tadeo, Apóstol
Fiesta: 28 de Octubre, junto al apóstol San Simón


Judas Tadeo aparece último en la lista de los doce Apóstoles de Jesucristo (Mateo 10:3, Marco 3:18). No sabemos cuando ni como entró a formar parte de los discípulos.  Lucas le llama "Judas de Santiago" (Hechos 1:13). Juan aclara: "Judas, no el Iscariote" (Juan 14:22).  Esta distinción es necesaria dado a que el Judas Iscariote fue quien traicionó a Jesús.

"Judas" es una palabra hebrea que significa: "alabanzas sean dadas a Dios".  Tadeo quiere decir: "valiente para proclamar su fe"

El Apóstol Judas Tadeo, "el hermano de Santiago", era probablemente el hermano de Santiago el Menor, se lo menciona así por la notoriedad de Santiago en la Iglesia primitiva "¿No es éste -se preguntan maravillados los habitantes de Nazaret, ante la fama que acompaña a Jesús- el carpintero . . . el hermano de Santiago y de Judas?".

Después de la Ultima Cena, cuando Cristo prometió que se manifestaría a quienes le escuchasen, Judas le preguntó porqué no se manifestaba a todos. Cristo le contestó que El y su Padre visitarían a todos los que le amasen: "Vendremos a él y haremos en él nuestra morada" (Juan, 14, 22-23). No sabemos nada de la vida de San Judas Tadeo después de la Ascensión del Señor y la venida del Espíritu Santo.

Se atribuye a San Judas una de las epístolas canónicas, que tiene muchos rasgos comunes con la segunda epístola de San Pedro. No está dirigida a ninguna persona ni iglesia particular y exhorta a los cristianos a "luchar valientemente por la fe que ha sido dada a los santos. Porque algunos en el secreto de su corazón son . . . hombres impíos, que convierten la gracia de nuestro Señor Dios en ocasión de riña y niegan al único soberano regulador, nuestro Señor Jesucristo". Es una severa amonestación contra los falsos maestros y una invitación a conservar la pureza de la fe. Termina su carta con esta bella oración: "Sea gloria eterna a Nuestro Señor Jesucristo, que es capaz de conservarnos libres de pecados, y sin mancha en el alma y con gran alegría".

San Judas Tadeo es uno de los santos más populares a causa de los numerosos favores celestiales que consigue a sus devotos que le rezan con fe, especialmente en cuanto a conseguir empleo o casa. San Brígida cuenta en sus Revelaciones que Nuestro Señor le recomendó que cuando deseara conseguir ciertos favores los pidiera por medio de San Judas Tadeo.

Con frecuencia se ha confundido a San Judas Tadeo con el San Tadeo de la leyenda de Abgar y se ha dicho que murió apaciblemente en Beirut de Edessa. Según la tradición occidental, tal como aparece en la liturgia romana, se reunió en Mesopotamia con San Simón y que ambos predicaron varios años en Persia y ahí fueron martirizados. Existe un presunto relato del martirio de los dos Apóstoles; pero el texto latino no es ciertamente anterior a la segunda mitad del siglo VI. Dicho documento se ha atribuido a un tal Abdías, de quien se dice que fue discípulo de Simón y Judas y consagrado por ellos primer obispo de Babilonia. Según dice la antigua tradición, a San Simón lo mataron aserrándolo por medio, y a San Judas Tadeo le cortaron la cabeza con una hacha y por eso lo pintan con una hacha en la mano. Por ello, la Iglesia de occidente los celebra juntos, en tanto que la Iglesia de oriente separa sus respectivas fiestas.

Hay varias leyendas sobre San Judas Tadeo propagadas por Eusebio que son poco confiables. 

El devoto debe quidarse de no caer ciertos abusos, como la "novena milagrosa" a Judas Tadeo que ofrece al devoto grandes recompensas económicas con la condición de que se hagan copias de ella y sean enviadas a un número de personas.  Esta novena raya en la superstición y está centrada mas en interés económico que en la búsqueda de la santidad. 



Oración

Concédenos Señor, por medio de tu santo apóstol San Judas Tadeo, la gracia de dedicar nuestra vida, nuestras cualidades y nuestros esfuerzos a hacerte conocer y amar y, al final de nuestras vidas, lograr, como él, un puesto junto a Ti en el cielo.

ORACIÓN A SAN JUDAS TADEO - PATRONO DE LOS CASOS DESESPERADOS


Oración a San Judas Tadeo

Apóstol gloriosísimo de Nuestro Señor Jesucristo, 
aclamado por los fieles  con el dulce título de ABOGADO DE LOS CASOS DESESPERADOS, 
hazme sentir tu poderosa intercesión
aliviando la gravísima necesidad en que me encuentro. 
Por el estrecho parentesco
que te hace primo hermano de Nuestro Señor Jesucristo, 
por la privaciones y fatigas que por El sufriste, 
por el heroico martirio que aceptaste gustoso por su amor, 
por la promesa que el divino Salvador hizo a Santa Brígida 
de consolar a los fieles que acudiesen a tu poderosa intercesión, 
obtenme del Dios de las misericordias 
y de su Madre Santísima 
la gracia que con ilimitada confianza te pido a Ti, 
Padre mío bondadosímo, 
seguro que me la obtendrás 
siempre que convenga a la gloria de Dios
y bien de mi alma. Así sea.

Glorioso Apóstol San Judas Tadeo, ruega por nosotros. 
(Repetir 3 veces)

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

lunes, 27 de octubre de 2014

EL EVANGELIO DE HOY: LUNES 27 DE OCTUBRE DEL 2014


Una curación en sábado
Milagros
Lucas 13, 10-17. Tiempo Ordinario. Dios te cura todos los dias, sabe lo que necesitas, solo tienes que pedírselo. 


Por: P. Luis Gralla | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Lucas 13, 10-17

Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga, y había una mujer a la que un espíritu tenía enferma hacía dieciocho años; estaba encorvada, y no podía en modo alguno enderezarse. Al verla Jesús, la llamó y le dijo: Mujer, quedas libre de tu enfermedad. Y le impuso las manos. Y al instante se enderezó, y glorificaba a Dios.
Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado, decía a la gente: Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado.
Replicóle el Señor: ¡Hipócritas! ¿No desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar? Y a ésta, que es hija de Abraham, a la que ató Satanás hace ya dieciocho años, ¿no estaba bien desatarla de esta ligadura en día de sábado? Y cuando decía estas cosas, sus adversarios quedaban confundidos, mientras que toda la gente se alegraba con las maravillas que hacía. 

Oración introductoria
Padre, aydame a que estos momentos de oración me ayuden con tu gracia a valorar los sacramentos y a no solo preocuparme por la salud del cuerpo sino por la de mi alma.

Petición
Jesús, te pido que nos dejémonos curar por Tí, que quieres darnos la luz de Dios. Que confesemos nuestra ceguera, nuestra miopía y, sobre todo, el orgullo.

Meditación del Papa Francisco

A Jesús sólo le interesa la persona, y Dios. Jesús, quiere que la gente se acerque, que le busque y se siente conmovido cuando la ve como oveja sin pastor. Y toda esta actitud es por lo que la gente dice: ‘¡Pero, esta es una enseñanza nueva!’. No, no es una enseñanza nueva: es la manera de hacerlo, nueva. Es la transparencia evangélica.

Pidamos al Señor que esta lectura nos ayude en nuestra vida de cristianos: todos. Cada uno en su lugar. A no ser legalistas puros, hipócritas como los escribas y los fariseos. A no ser corruptos como los hijos de Elí. A no ser tibios como Elí, sino a ser como Jesús, con ese celo de buscar a la gente, de curar a la gente, de amar a la gente y con esto decirle: ‘¡Pero si yo hago esto así, piensa cómo te ama Dios, cómo es tu Padre!’ Esta es la enseñanza nueva que Dios nos pide. Pidamos esta gracia. (Cf. S.S. Francisco, 14 de enero de 2014, homilía en Santa Marta)

Reflexión
Todos nos maravillamos de los milagros que realizaba Jesús. ¡Y cuántas veces le hemos pedido la curación de alguna enfermedad, nuestra o de alguna persona a la que queremos!

Sin duda, las enfermedades de aquella época eran difíciles de curar. No contaban con los medios actuales de diagnosis y terapias. No había salas de operaciones con la higiene que conocemos hoy, ni ecografías, ni vacunas, ni anestesias locales. Todo eso ha venido con el progreso técnico, médico y farmacológico.

Parece como si Dios hubiera dejado en manos de los médicos el cuidado del cuerpo para poder dedicar a los sacerdotes, sus más íntimos colaboradores, a la tarea más importante: el cuidado espiritual. Es increíble recuperar la vida de gracia y de intimidad con Dios. Es maravilloso ver nacer a Cristo cada día en la Eucaristía.

Porque la vida espiritual, aunque esté oculta a los ojos, tiene una dimensión infinitamente superior a las acciones puramente materiales. Por ejemplo, un acto de caridad hecho por amor a Dios embellece al alma de tal manera que nos quedaríamos extasiados si pudiéramos contemplarla. Es impresionante lo que realizan en nosotros los sacramentos. Porque recibimos gracias especiales de Dios. Sin embargo, tenemos que reconocer que estamos sujetos a las realidades de la tierra y que no podemos percibir nuestra transformación en el mundo espiritual. Pero si tenemos fe, y perseveramos hasta el final, un día podremos ver con claridad, sin misterios, la grandeza de cada alma humana.

Petición
Vivir los sacramentos, la Confesión y la Eucaristía, sabiendo que son los medios para curar nuestras enfermedades espirituales.

AMOR EN LA LATITA DE LECHE


AMOR EN LA LATITA DE LECHE


Dos hermanitos vestidos de forma harapienta, provenientes del arrabal, uno de cinco años y el otro de diez, iban pidiendo un poco de comida por las casas de la calle que rodea la colina.

Estaban hambrientos y cuando mendigaban po las casas, escuchaban frases detrás de la puerta como "vaya a trabajar y no molesten", o "aquí no hay nada, pordiosero..."

Las múltiples tentativas frustradas entristecían a los niños...

Por fin, una señora muy atenta les dijo: "Voy a ver si tengo algo para ustedes...¡Pobrecitos!". 
Y volvió con una latita de leche.

¡Qué fiesta! Ambos se sentaron en la acera. El más pequeño le dijo al de diez años: "tú eres el mayor, toma primero...y lo miraba con sus dientes blancos, con la boca medio abierta, relamiéndose".

Yo contemplaba la escena como tonto... ¡Si vieran al mayor mirando de reojo al pequeñito...!

Se lleva la lata a la boca y simulando que bebía, apretaba los labios fuertemente para que no le entrase ni una sola gota de leche.

Después, extendiéndole la lata, decia al hermano: "Ahora es tu turno. Sólo un poquito."

Y el hermanito, dando un trago exclamaba: "¡Está sabrosa!"

"Ahora yo", dice el mayor. Y llevándose a la boca la latita, ya medio vacía, no bebia nada.

"Ahora tú", "Ahora yo", "Ahora tú", "Ahora yo"...

Y, después de tres, cuatro, cinco o seis tragos, el menor, de cabello ondulado, barrigudito, con la camisa afuera, se acababa toda la leche... él solito.

Esos "ahora tú", "ahora yo" me llenaron los ojos de lágrimas...   Y entonces, sucedió algo que me pareció extraordinario.

El mayor comenzó a cantar, a danzar, a jugar fútbol con la lata vacía de leche. Estaba radiante, con el estómago vacío, pero con el corazón rebosante de alegría.

Brincaba con la naturalidad de quien no hace nada extraordinario, o aún mejor, con la naturalidad de quien está habituado a hacer cosas extraordinarias sin darles la mayor importancia.

De aquél muchacho podemos aprender una gran lección: "Quien da es más feliz que quien recibe."

Es así que debemos amar. Sacrificándonos con tanta naturalidad, con tal elegancia, con tal discreción, que los demás ni siquiera puedan agradecernos el servicio que les prestamos."

¿Cómo podrías hoy encontrar un poco de esta "felicidad" y hacer la vida de alguien mejor, con más "gusto de ser vivida"?

¡Adelante, levántate y haz lo que sea necesario!

Cerca de nosotros puede haber un amigo que necesita de nuestro hombro, de nuestro consuelo y, quizá aún más, de un poco de nuestra paz....

ORACIÓN A SAN JUDAS TADEO, APÓSTOL, 28 DE OCTUBRE


IMÁGENES DE SAN JUDAS TADEO










LA RENOVACIÓN DE LA IGLESIA - PAPA FRANCISCO


La renovación de la Iglesia
Ecclesia Semper renovanda
Los que creen que sólo hay que renovar la Curia, no entienden nada de lo que es renovar la Iglesia


Por: Papa Francisco | Fuente: es.radiovaticana.va



Renovación de la Iglesia. Uno piensa en la gran revolución, ¿no? Alguno por ahí dice “el Papa revolucionario”, todas esas historias, ¿no? Pero es la frase quizá de las más antiguas de la Eclesiología. Los latinos, los Padres latinos, decían Ecclesia Semper renovanda. La Iglesia tiene que renovarse continuamente. Esto es desde los primeros siglos de la Iglesia. Y luchaban por eso, para…, los santos hicieron lo mismo, o sea los que llevan adelante la Iglesia son los santos. Que son aquellos que fueron capaces de renovar su santidad, y renovar a través de su santidad, renovar a la Iglesia, ¿no? Ellos son los que llevan adelante la Iglesia.

No tener miedo a la vida de santidad

O sea que como primero, como el primer favor que les pido, como ayuda, es la santidad. Santidad. No tener miedo a la vida de santidad. Eso es renovar la Iglesia. Renovar la Iglesia no es principalmente hacer un cambio aquí, un cambio allá. Hay que hacerlo porque la vida siempre cambia, y hay que adaptarse. Pero esa no es la renovación, ¿no?

Renovar el corazón

Acá mismo, es público, por eso me atrevo a decirlo, hay que renovar la Curia, se está renovando la Curia, el Banco del Vaticano, hay que renovarlo. Todas son renovaciones de afuera. Esas que dicen los diarios. Es curioso. Ninguno habla de la renovación del corazón. No entienden nada de lo que es renovar la Iglesia. Esa es la santidad. Renovar el corazón de cada uno.

La oración

Otra cosa que me ayuda es la libertad de espíritu. En la medida en que uno reza más y deja que el Espíritu Santo actúe va adquiriendo esa santa libertad de espíritu, que lo lleva a hacer cosas que dan un fruto enorme, ¿no? Libertad de espíritu. Que no es lo mismo que relajo, no, no. No es vaga, pero da lo mismo. No, no. Libertad de espíritu supone fidelidad, , ¿no? y supone oración, ¿no?

Cuando uno no ora no tiene esa libertad. O sea el que reza tiene libertad de espíritu. Es capaz de hacer “barbaridades” en el buen sentido de la palabra. ¿Y cómo se te ocurrió hacer eso? ¡Qué bien que te salió! Y yo que sé, recé y se me ocurrió. Libertad de espíritu, ¿no?

No encapsularse

No encapsularse en, solamente - digo encapsularse, hay que entenderlo bien - en directivas, o cosas que nos aprisionan, ¿no? Volvemos otra vez a la caricatura de los Doctores de la Ley, ¿no?, que por ser tan exactos, tan exactos, en el cumplimiento de los diez mandamientos habían inventado otros 600. No eso no ayuda. No eso te lleva a encerrarte a encapsularte, ¿no cierto?

Cuando el apóstol planifica, y acá todo algo que quizá a algunos de ustedes no les guste, pero yo lo digo, ¿no cierto? Cuando el apóstol cree que haciendo una buena planificación las cosas van adelante, se equivoca. Es un funcionalista. Eso lo tiene que hacer un empresario, y todo.

Nosotros tenemos que usar esas cosas, sí. Pero no son la prioridad, sino al servicio de otro, de la libertad de espíritu, de la oración, de la vocación, del celo apostólico, del salir, ¿no? O sea, el funcionalismo, “ojo”, ¿no?

A veces yo veo en algunas Conferencias Episcopales o en algunos obispados que tienen encargados para cualquier cosa, ¿no? Para todo, ¿no? No se escapa nada, ¿no? Y todo funcional, todo bien arreglado. Pero faltan a veces cosas o hacen la mitad de lo que podrían hacer con menos funcionalismo y más celo apostólico, más libertad interior, más oración, o sea esa libertad interior, ¿no?, ese coraje de salir adelante, ¿no? Eso.

Esto del funcionalismo, para que no haya dudas, lo expliqué bien en Evangelii Gaudium. Pueden fijarse ahí lo que quise decir.

En el centro está el Señor

¿Cuándo un camino, una ayuda, no es verdadero? Cuando se descentra. El centro es uno solo: Jesucristo. Cuando yo pongo en el centro mis métodos pastorales, mi camino pastoral, mi modo de actuar y todo, descentro a Jesucristo. Toda espiritualidad, todo carisma, en la Iglesia desde el más variado a los más ricos, tiene que ser descentrado. En el centro está el Señor.

Por eso fíjense, cuando Pablo en la Primera Carta a los Corintios habla de los carismas, esas cosas tan lindas, del cuerpo de la Iglesia, cada cual con su carisma, ¿cómo termina? Pero les voy a explicar algo mejor. Y termina hablando del amor. Es decir, de aquello que viene bien de Dios, ¿no? Lo más propio de Dios y que nos enseña a imitarlo a él. Por eso no se olviden esto. Y háganse mucho la pregunta. ¿Yo soy un descentrado, en este sentido, o estoy en el centro, como persona o como movimiento, como carisma? O sea lo que en castellano, perdón que hablo mi lengua porteña, en mi castellano porteño llamamos “figuretti”, ¿no?, es decir, el centro, el centro, es sólo Jesús. Siempre el apóstol es un descentrado. Porque el servidor está al servicio del centro, ¿no? El carisma descentrado no dice nosotros. Nosotros, o yo. Dice Jesús. Y Yo. Jesús y yo. Jesús me pide. Tengo que hacer esto por Jesús. O sea siempre en el centro. Está orbitando en la persona de Jesús, ¿no? No se olviden. Un movimiento, un carisma, necesariamente tiene que ser descentrado.

Una cultura del encuentro

Después una cosa que hoy día se nos pide y se hizo referencia cuando hablamos de las guerras. Hoy día estamos sufriendo desencuentros cada vez más grandes, ¿no?

Desencuentros familiares, desencuentros testimoniales, desencuentros en el anuncio de la Palabra, y del mensaje, desencuentros de guerras, desencuentros de familias, o sea el desencuentro, la división, es el arma que el demonio tiene. Y entre paréntesis les digo que el demonio existe. Por si alguno tiene dudas, ¿no? Existe y se las trae. Existe y se las trae.

Y el camino es el desencuentro que lleva a la pelea, la enemistad. Babel, ¿no? Así como la Iglesia es ese templo de piedras vivas, que edifica el Espíritu Santo, el demonio edifica ese otro templo de la soberbia, del orgullo, que desencuentra, porque cada cual no se entiende, porque habla cosas distintas, que es Babel, ¿no?

De ahí que tenemos que trabajar por una cultura del encuentro. Una cultura que nos ayude a encontrarnos como familia, como movimiento, como Iglesia, como parroquia. Siempre buscar cómo encontrarse.

Yo les recomiendo, sería una cosa linda si la pudieran hacer, en estos días, eh, sino se les va de la cabeza, se olvidan: Que agarren en el libro del Génesis la historia de José, ¿no? de José y sus hermanos. Como toda esa historia dolorosa, de traición, de envidia, de desencuentro termina en una historia de encuentro que da lugar a que el pueblo por 400 años crezca y se fortalezca. Ese pueblo elegido por Dios, ¿no? Cultura del encuentro.

Léanse la historia de José, que son varios capítulos del Génesis. Les va a hacer bien para ver qué es lo que se quiere decir con esto, ¿no? Cultura del encuentro es cultura de la alianza. O sea Dios nos eligió, nos prometió, y en el medio hizo una alianza con su pueblo.

A Abraham le dice “camina que yo te voy a decir lo que te voy a dar”. Y poco a poco le va diciendo que la descendencia que va a tener va a ser como las estrellas del cielo. La promesa. Lo elige con una promesa. Llegado un momento le dice: “bueno ahora alianza”. Y las diversas alianzas que va haciendo con su pueblo son las que consolidan ese camino de promesa y con el encuentro.

Solidaridad

Cultura del encuentro es cultura de la alianza. Y eso crea solidaridad. Solidaridad eclesial. Ustedes saben que es una de las palabras que está en riesgo. Así como todos los años o cada tres años la Real Academia española se reúne para ver las nuevas palabras que se van creando porque somos una lengua viva, sucede con todas las lenguas vivas, así también algunas van desapareciendo, porque son lenguas muertas, es decir, mueren. Y ya no se usan. Y siendo una lengua viva tiene palabras muertas, ¿no? La que está a punto de morir, o porque la quieren matar, la quieren borrar del diccionario, es la palabra “solidaridad”, ¿no? Y alianza significa solidaridad. Significa creación de destrucción de vínculos. No destrucción de vínculos. Y hoy día estamos viviendo en esta cultura, en esta cultura del provisorio, que es una cultura de destrucción de vínculos.

Lo que hablamos de los problemas de la familia, por ejemplo. Se destruyen los vínculos, en vez de crear vínculos. ¿Por qué? Porque estamos viviendo la cultura del provisorio, del desencuentro, de la incapacidad de hacer alianza, ¿no?

Entonces cultura del encuentro, que eso hace una unidad que no es mentirosa y es la unidad de la santidad,, ¿no?, que lleva a la cultura del encuentro.

Y quizás quiero terminar con esto… En el pueblo elegido, en la Biblia, renovar la alianza, hacer la renovación de la alianza, se renovaba la alianza en tales fiestas, en tales años, o después de haber ganado una batalla, después de haber sido liberados y, venido Jesús, nos pide renovar la alianza, ¿no cierto? Y Él mismo participa de esa renovación en la Eucaristía.

La renovación de la alianza en los sacramentos

O sea, cuando celebramos la Eucaristía celebramos la renovación de la alianza. No sólo miméticamente, ¿no? Sino de una manera muy honda, muy real, muy profunda. Es la misma presencia de Dios que renueva la alianza con nosotros. Pero también no lo solemos decir porque se nos va de la cabeza o porque no está tan de moda, la renovación de la alianza en el sacramento de la Reconciliación.

Eso no lo olviden nunca. No lo olviden nunca. Cuando no me confieso porque no se me ocurre qué decirle al cura, algo anda mal. Porque no tenemos luz interior para descubrir la acción del mal espíritu que nos daña, ¿no? O sea esa renovación de la alianza en la Eucaristía y en el sacramento de la Penitencia, de la Reconciliación nos va llevando a la santidad siempre con esta cultura del encuentro, con esta solidaridad, con esta creación de vínculos.

Y esto es lo que les deseo a ustedes, ¿no cierto? Que en este mundo de desencuentros, de difamaciones, calumnias, destrucciones con la lengua, todo eso, lleven ustedes adelante esta cultura del encuentro renovando la alianza. Y claro nadie puede ser educado solo. Necesita que la Madre lo eduque. Así que los encomiendo a todos ustedes a la Madre para que los siga haciendo caminar adelante en esta renovación de la alianza. Gracias.


(Transcripción de María Fernanda Bernasconi)(CdM - RV)

Fuente: Respuestas del Papa en la audiencia al Movimiento Católico Internacional de Schoenstatt. 25 octubre 2014

PAPA FRANCISCO: EL AMOR POR DIOS Y POR EL PRÓJIMO, DOS CARAS DE UNA MISMA MEDALLA


EL amor por Dios y por el prójimo son dos caras de una misma medalla, dice el Papa Francisco




VATICANO, 26 Oct. 14 / 07:26 am (ACI/EWTN Noticias).- Al presidir hoy el rezo del Ángelus ante más de 80 mil fieles y peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco señaló que el amor por Dios y por el prójimo son “inseparables y complementarios, dos caras de una misma medalla.

Citado por Radio Vaticano, el Santo Padre dijo que “el Evangelio de hoy nos recuerda que toda la Ley divina se resume en el amor por Dios y por el prójimo”.

“El Evangelista Mateo cuenta que algunos fariseos se pusieron de acuerdo para probar a Jesús. Uno de ellos, un doctor de la ley, le dirige esta pregunta : ‘Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?’. Jesús, citando el Libro del Deuteronomio, responde: ‘Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y el primer mandamiento’”.

Jesús, indicó el Papa, “habría podido detenerse aquí. En cambio Jesús agrega algo que no había sido preguntado por el doctor de la ley. De hecho dice: ‘El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo’”.

“Este segundo mandamiento tampoco lo inventa Jesús, sino que lo retoma del Libro del Levítico. Su novedad consiste justamente en juntar estos dos mandamientos – el amor por Dios y el amor por el prójimo – revelando que son inseparables y complementarios, son las dos caras de una misma medalla”.

Francisco subrayó que “no se puede amar a Dios sin amar al prójimo y no se puede amar al prójimo sin amar a Dios”.

“El Papa Benedicto nos ha dejado un bellísimo comentario sobre este tema en su primera Encíclica Deus caritas est”.

El Papa indicó luego que “la señal visible que el cristiano puede mostrar para testimoniar el amor de Dios al mundo y a los demás, a su familia, es el amor por los hermanos”.

“El mandamiento del amor a Dios y al prójimo es el primero no porque está encima del elenco de los mandamientos. Jesús no lo coloca al vértice, sino al centro, porque es el corazón desde el cual debe partir todo y hacia donde todo debe regresar y servir de referencia”.

“A la luz de esta palabra de Jesús –continuó el Papa– el amor es la medida de la fe, y la fe es el alma del amor. No podemos separar más la vida religiosa, de piedad, del servicio a los hermanos, de aquellos hermanos concretos que encontramos”.

Francisco señaló que “no podemos dividir más la oración, el encuentro con Dios en los Sacramentos, de la escucha del otro, de la cercanía a su vida, especialmente a sus heridas”.

“Acuérdense de esto: el amor es la medida de la fe. Tú ¿cuánto amas? Cada uno se responda ¿Cómo es tu fe? Mi fe es como yo amo. Y la fe es el alma del amor”.

El Papa destacó que “en medio de la densa selva de preceptos y prescripciones – de los legalismos de ayer y de hoy – Jesús abre un claro que permite ver dos rostros: el rostro del Padre y aquel del hermano”.

Jesús, dijo el Santo Padre, “no nos entrega dos fórmulas o dos preceptos: no son preceptos y fórmulas; nos entrega dos rostros, es más un solo rostro, aquel de Dios que se refleja en tantos rostros, porque en el rostro de cada hermano, especialmente el más pequeño, frágil, indefenso y necesitado está presente la imagen misma de Dios”.

“Y deberíamos preguntarnos, cuando encontramos a uno de estos hermanos, si somos capaces de reconocer en él el rostro de Cristo: ¿somos capaces de esto?”.

Francisco indicó que “de esta forma Jesús ofrece a cada hombre el criterio fundamental sobre el cual edificar la propia vida”.

“Pero sobre todo Él nos dona el Espíritu Santo, que nos permite amar a Dios y al prójimo como Él, con corazón libre y generoso”.

“Por intercesión de María, nuestra Madre, abrámonos para acoger este don de amor, para caminar siempre en esta ley de los dos rostros, que son un solo rostro: la ley del amor”, concluyó.

EN TI CONFÍO, SEÑOR!!


domingo, 26 de octubre de 2014

EL EVANGELIO DE HOY: DOMINGO 26 DE OCTUBRE DEL 2014


Amarás a Dios con todo tu corazón
Mateo 22, 34-40. Tiempo Ordinario. Pero el amor hay que demostrarlo más con nuestros comportamientos que con buenos deseos.


Por: P. Sergio Cordova LC | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Mateo 22, 34-40

Mas los fariseos, al enterarse de que había tapado la boca a los saduceos, se reunieron en grupo, y uno de ellos le preguntó con ánimo de ponerle a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley?» Él le dijo: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas».

Oración introductoria

Jesús, lo más importante en mi vida debe ser el amor, a Ti y a los demás. Por ello, tener un diálogo de amor personal contigo es mi gran anhelo. Aumenta mi fe, mi esperanza y mi caridad para ser perseverante en la oración.

Petición

Cristo, Rey nuestro, quiero amarte con todo micorazón y todas mis fuerzas.

Meditación del Papa Francisco

Leyendo las Escrituras queda por demás claro que la propuesta del Evangelio no es sólo la de una relación personal con Dios. Nuestra respuesta de amor tampoco debería entenderse como una mera suma de pequeños gestos personales dirigidos a algunos individuos necesitados, lo cual podría constituir una "caridad a la carta", una serie de acciones tendentes sólo a tranquilizar la propia conciencia. La propuesta es el Reino de Dios; se trata de amar a Dios que reina en el mundo. En la medida en que Él logre reinar entre nosotros, la vida social será ámbito de fraternidad, de justicia, de paz, de dignidad para todos. Entonces, tanto el anuncio como la experiencia cristiana tienden a provocar consecuencias sociales. (S.S. Francisco, Exhortación apostólica Evangelii gaudium, n. 180) 

Reflexión
Recuerdo que hace unos años me encontré con un señor en el tren, mientras viajaba de Roma a Florencia. Comenzamos a conversar y, en un momento dado, me dice este buen hombre: –"Padre, yo soy muy católico, igual que toda mi familia. Desde pequeño he sido siempre muy creyente". Como me lo decía tan convencido, ponderándomelo tanto, yo me permití preguntarle si iba a misa los domingos y si rezaba todos los días al menos una breve oración. ¡Y cuál no fue mi sorpresa al escucharle decir: –" Padre –me respondió muy serio– soy católico, pero no fanático". Me sorprendí tanto que no supe si echarme a reír o a llorar... Me parecía casi increíble lo que oía.

Creo que hoy muchos cristianos –o que se dicen cristianos– cometen el grandísimo error de disociar su fe y su comportamiento: afirman creer y amar a Dios, pero luego no hacen nada para probar su fe y su amor a Él. Como el caso de la chica que te conté la semana pasada. ¿Te acuerdas?

En el evangelio de hoy vemos a uno de los fariseos que se acerca a nuestro Señor para preguntarle cuál es el primer mandamiento; y Jesucristo le responde sin vacilar: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas". Ésta era la fórmula más sagrada y solemne para un israelita y constituía como el "corazón" de toda la Ley. La llamaban el "shemá" y todo judío piadoso lo conocía de memoria. Al igual que nosotros, los cristianos, aprendimos de memoria desde niños el primer mandamiento de la ley de Dios.

Hemos oído miles de veces y tenemos archisabido que "el primer mandamiento es amar a Dios sobre todas las cosas”, y pensamos que de verdad lo amamos, aunque nuestras obras desdigan lo que afirman nuestras palabras. Pero el amor hay que demostrarlo más con nuestros comportamientos que con buenos deseos o sentimientos. "Obras son amores –reza el refrán popular–, que no buenas razones".

¿Qué pensaríamos nosotros de cualquier persona –podrías ser también tú mismo-- que dijera amar mucho a sus padres o a sus abuelos, pero que nunca fuera a visitarlos a su casa dizque porque "no tiene tiempo", porque viven muy lejos, o simplemente porque "no le nace"? ¿Verdad que eso nunca sucede en la vida real? Sería inconcebible, pues el amor nos lleva a estar cerca de los seres a quienes amamos. Y entonces, ¿por qué con Dios nos comportamos de esa manera? Decimos que lo amamos, pero no estamos dispuestos a visitarlo ni siquiera media horita cada semana. ¿Cada semana? ¡Ojalá fuera al menos cada semana! Y en ocasiones ni nos acordamos de Él a lo largo del día, al menos que "nos urja" pedirle algún favor. Es que somos a veces demasiado interesados...

A este primer mandamiento, nuestro Señor añade otro: "Amar al prójimo como a uno mismo". Es el mandamiento de la caridad, que es igual de importante que el primero. Es más, "quien dice amar a Dios a quien no ve, pero no ama a su hermano a quien ve, es un mentiroso", nos dice san Juan. Y el mismo Cristo afirma que "de estos dos mandamientos penden toda la Ley y los profetas". O sea que aquí se halla resumida toda la revelación bíblica. Éste fue el "mandamiento nuevo" que Él vino a traernos; éste es el núcleo del Evangelio y la esencia del cristianismo. Quien no vive el mandato de la caridad, simplemente no puede llamarse cristiano.

Pero, bueno, para hablar con calma de esto necesitaríamos de mucho más tiempo. Espero poder tratarlo en otra ocasión. Basta con que nos quedemos ahora con lo primero. Si vamos a visitar a nuestro Señor al menos cada semana en la Misa dominical y nos acordamos de conversar con Él algún ratito durante el día, creo que Él se sentirá feliz porque le mostramos nuestro amor filial con obras. Pero, además, nuestra vida cristiana mejorará de una manera muy notable. Entonces amaremos de verdad a Dios con nuestro comportamiento y no sólo con buenos sentimientos o palabras bonitas.

ORDENAR LOS AFECTOS


Ordenar los Afectos
Autor:  Padre Guillermo Ortiz SJ.


Desde la ventana se puede gozar la belleza del parque que Alfredo, el jardinero, trabaja con esmero. Es como un pequeño paraíso, pero es grande el trabajo constante de Alfredo, porque si lo descuida deja de ser un paraíso.

Dios es generoso en la abundancia de semillas, formas y colores, pero esta abundancia es una selva sin el trabajo del hombre contra los yuyos y la maleza, sin el trabajo para que las flores crezcan como deben crecer.

Este jardín de Alfredo es en pequeño lo que pasa en el mundo. Dios nos da las semillas, pero las semillas crecen indiscriminadamente, y muchas veces la maleza ahoga los frutos y las flores. Tenemos que poner mucho trabajo una y otra vez, todos los días de la vida, para tener un jardín en medio de la selva impenetrable y peligrosa.

Si los afectos son semillas del corazón, pasa lo mismo que con la tierra: tenemos que seleccionar las flores y los frutos que queremos, y cultivarlos con trabajo y cuidado, para que sean un jardín en nuestra vida y no una selva de afectos descontrolados y primitivos, que hacen de la vida un verdadero infierno en vez de un cielo sobre la tierra, como el jardín de Alfredo. Para tener en la vida un jardín como el de Alfredo, tenemos que ponerle un poco de inteligencia y trabajo al corazón

OLOR


Olor



Un hombre abrió un negocio de venta de pescado y puso un rótulo en la puerta que decía;

"Aquí SE VENDE PESCADO FRESCO".

Un amigo le hizo la indicación de que bien podía suprimir la palabra "aquí" pues estaba sobreentendido que si se vendía pescado era "aquí". El buen hombre siguió el consejo y eliminó el adverbio de lugar.

Otro llegó después que le hizo la observación de que sobraba el adjetivo " fresco", de otra manera no habría razón para venderlo. El hombre aceptó también esta sugerencia y lo quitó.

Mas tarde vino otro que le dijo que no había razón para indicar que "se vende", pues si es un establecimiento abierto al público y hay pescado, esta claro que es para venderlo. Y también lo eliminó. 

Por ultimo, llegó otro que le preguntó por qué anunciaba que allí había pescado. "!QUITALO! ¡No hace falta! ¡. 

Pues de lejos se siente el OLOR A PESCADO…

¿Huele la gente donde hay Cristianos?

¿Hueles tu a un Cristiano autentico?

2da Corintios 2,15-16 "Porque nosotros somos para Dios el buen olor de Cristo, tanto entre los que se salvan, como entre los que se pierden: para éstos, olor de muerte que lleva a la muerte, para aquellos, olor de vida que lleva a la vida..

Efesios 5,2 "Y hagan del amor la norma de su vida, a imitación de Cristo que nos amo y se entregó a si mismo por nosotros como ofrenda y sacrificio de suave olor a Dios"

1ra Pedro 2,12 "Portense dignamente entre los no creyentes, para que el buen comportamiento de ustedes desmienta a quienes los calumnian como si fueran malhechores, y así ellos mismos glorifiquen a Dios el día de su venida.
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