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miércoles, 13 de noviembre de 2013
LA INTEGRIDAD
LA INTEGRIDAD
Se dice que cierto día salieron a pasear juntas la Ciencia, la Fortuna, la Resignación y la Integridad. Mientras caminaban dijo la Ciencia:
Amigas mías, pudiera darse el caso de que nos separáramos unas de otras y sería bueno determinar un lugar donde pudiéramos encontrarnos de nuevo. A mí, podréis encontrarme en la biblioteca de aquel sabio a quien, como sabéis, siempre acompaño.
En cuanto a mí -expresó la Fortuna- me hallaréis en casa de ese millonario cuyo palacio está en el centro de la ciudad.
La Resignación dijo por su parte:
A mí podréis encontrarme en la pobre y triste choza de aquel buen viejecillo a quien con tanta frecuencia veo y que tanto ha sufrido en la vida.
Como la Integridad permanecía callada, sus compañeras le preguntaron:
Y a ti, ¿dónde te encontraremos?
La Integridad, bajando tristemente la cabeza, respondió:
A mí, quien una vez me pierde jamás vuelve a encontrarme.
"Quien pierde su integridad y su honradez lo ha perdido todo".
PENSAMIENTO MARIANO 20
PENSAMIENTO MARIANO
María es Madre de Dios y Madre nuestra, Madre poderosa y piadosa, que desea ardientemente llenarnos de favores celestiales.
San Juan Bosco
LA PACIENCIA
LA PACIENCIA
La paciencia es la virtud por la cual se sabe sufrir y tolerar los infortunios y adversidades con fortaleza, sin lamentarse. También significa ser capaz de esperar con serenidad lo que tarda en llegar.
Vivimos en un mundo frenético. La marabunta de la tecnología y el progreso de las comunicaciones nos han traído enormes beneficios y comodidades. Sin embargo, nos han hecho olvidar la paciencia y la serenidad. Hoy todo es urgente. Te mandé un mail y no lo viste. Te llamé cinco veces y no me contestaste. Te envié un mensajito por el teléfono móvil y no me respondiste. Te estuve esperando quince minutos y no llegaste. ¿Dónde te has metido? ¿Por qué no me avisaste inmediatamente? ¡Date prisa! ¡Al grano! ¿Qué estás esperando?
Por estas circunstancias, es importante que se aprenda a formar la virtud de la paciencia desde el seno familiar. Las dificultades cotidianas vividas con amor y paciencia nos ayudan a prepararnos para la venida del Reino de Dios. Cuando el niño pequeño llora, cuando el adolescente es rebelde, cuando la hija es respondona, cuando la esposa grita, cuando el marido se enoja, cuando el abuelo chochea, cuando otra vez han dejado entrar al perro en la casa y ha llenado todo de pelos… nos llevamos las manos a la cara y exclamamos: ¡Señor, dame paciencia… pero ahora!
Es cierto, la paciencia es un fruto del Espíritu Santo y debemos pedirlo constantemente. Esta virtud es la primera perfección de la caridad, como dice san Pablo: “La caridad es paciente, es servicial; no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe; es decorosa, no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra en la injusticia; se alegra en la verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta” (1 Co 13,4-7)
La vida familiar aquí en la Tierra es un gimnasio para entrenarnos en esta virtud. Las adversidades diarias nos invitan a sufrir con paciencia la ignorancia, el error, los defectos e imperfecciones de los miembros de la familia. Sufrir con paciencia, se convierte en una hermosa obra de misericordia espiritual. ¡Cuánto más paciente ha sido Cristo con nosotros!
Paciencia es espera y sosiego en las cosas que se desean.
Paciencia es aprender a esperar cuando realmente no quieres.
Es descubrir algo que te gusta hacer mientras estás aguardando, y disfrutar tanto de lo que estás haciendo que te olvidas que estás haciendo tiempo.
Paciencia es dedicar tiempo a diario a soñar tus propios sueños y desarrollar la confianza en ti mismo para convertir tus deseos en realidad.
Paciencia es ser complaciente contigo mismo y tener la fe necesaria para aferrarte a tus anhelos, aún cuando pasan los días sin poder ver de qué manera se harán realidad.
Paciencia es amar a los demás aún cuando te decepcionen y no los comprendas.
Es renunciar y aceptarlos tal y como son y perdonarlos por lo que hayan hecho.
Paciencia es amarte a ti mismo y darte tiempo para crecer; es hacer cosas que te mantengan sano y feliz y es saber que mereces lo mejor de la vida y que estás dispuesto a conseguirlo, sin importar cuánto tiempo sea necesario.
Paciencia es estar dispuesto a enfrentarte a los desafíos que te ofrezca la vida, sabiendo que la vida también te ha dado la fuerza y el valor para resistir y encarar cada reto.
Paciencia es la capacidad de continuar amando y riendo sin importar las circunstancias, porque reconoces que, con el tiempo, esas situaciones cambiarán y que el amor y la risa dan un profundo significado a la vida y te brindan la determinación de continuar teniendo paciencia.
Paciencia, tú la tienes, úsala.
Señor, enséñanos a orar en familia como santa Teresa para tener paciencia: “Nada te turbe. Nada te espante. Todo se pasa. Dios no se muda. La paciencia, todo lo alcanza. Quien a Dios tiene, nada le falta: sólo Dios basta”.
EL EVANGELIO DE HOY: 13.11.2013
Autor: P. Juan Gralla | Fuente: Catholic.net Curación de diez leprosos | |
Lucas 17, 11-19. Tiempo Ordinario. Agradece a Dios todo lo que te da cada día. Pero sobre todo darle gracias por la fe. | |
En aquel tiempo, yendo Jesús de camino a Jerusalén, pasaba por los confines entre Samaría y Galilea, y, al entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a distancia y, levantando la voz, dijeron: ¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros! Al verlos, les dijo: Id y presentaos a los sacerdotes. Y sucedió que, mientras iban, quedaron limpios. Uno de ellos, viéndose curado, se volvió glorificando a Dios en alta voz; y postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias; y éste era un samaritano. Tomó la palabra Jesús y dijo: ¿No quedaron limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino este extranjero? Y le dijo: Levántate y vete; tu fe te ha salvado. Oración introductoria Señor, aumenta mi fe para que pueda alcanzar la salvación. Ten compasión y permite que esta oración me ayude a vivir este día con humildad, con esperanza y alegría, sirviendo a todos, especialmente a los que tengo más cerca. Petición Señor, dame la gracia de saber agradecerte todos los dones que me das. Meditación del Papa Francisco Jesús nos dice que, o se sigue el Reino de Dios o a las riquezas y a las preocupaciones mundanas. En el Bautismo somos elegidos en el amor, por Él, tenemos un Padre que nos puso en camino. Y así, el futuro también es alegre, porque caminamos hacia una promesa. El Señor es fiel, Él no defrauda, y por lo tanto estamos llamados a hacer lo que podemos, sin decepción, sin olvidar que tenemos un Padre en el pasado que nos ha elegido. Las riquezas y las preocupaciones, advirtió, son las dos cosas que nos hacen olvidar nuestro pasado, que nos hacen vivir como si no tuviéramos un Padre. Olvidar el pasado, no aceptar el presente, desfigurar el futuro: esto es lo que hacen las riquezas y las preocupaciones. El Señor nos dice: ´¡Pero, no te preocupes! Busquen el Reino de Dios y su justicia, todo lo demás vendrá´. Pidamos al Señor la gracia de no equivocarnos con las preocupaciones, con la idolatría de la riqueza y siempre tener memoria de que tenemos un Padre que nos ha elegido, recordar que este Padre nos promete algo bueno, que es caminar hacia aquella promesa y tener el valor de tomar el presente como viene. ¡Pidamos esta gracia al Señor! (cf S.S. Francisco, 22 de junio de 2013). Reflexión ¡Cuánto se agradece cuando una persona se detiene en la carretera para ayudarnos cuando nuestro coche se ha averiado! "Jamás me había visto antes, sabía que muy probablemente no nos volveríamos a encontrar para que yo le agradeciera este favor... y sin embargo, tuvo el detalle de detenerse para hacerlo." Parece obligado que ante este hecho, brote del corazón la gratitud. Pero suele suceder que las personas que saben agradecer las cosas grandes, son las que también lo hacen ante pequeños detalles, que podrían pasar inadvertidos. A quien le cede el paso en medio del tráfico, al que sabe sonreír en el trabajo los lunes por la mañana, a la persona que atiende en la farmacia o en el banco... Son felices porque les sobran motivos para decir esa palabra que para otros es extraña y humillante. Quien la pronuncia con sinceridad, al mismo tiempo llena de alegría a los demás, y crea "el círculo virtuoso" de la gratitud, en el que cada uno cumple su deber con mayor gusto y perfección. Y si estas personas agradecen a los hombres los pequeños favores y detalles, ¡cuánto más a Dios que es quien a través de canales tan variados nos hace llegar todo lo bueno que hay en nuestra vida! ¡Gracias! Es frecuente que nos olvidemos de dar gracias a Dios por los beneficios recibidos. Somos prontos para pedir y tardos para agradecer. A veces las cosas nos parecen tan naturales que no se nos ocurre ageradecerlas a Dios: Darle gracias por las maravillas de la naturaleza: del aire que es gratis para todo el mundo. Del agua: ese tesoro de la naturaleza. Dar gracias a Dios por las maravillas del cuerpo humano. De tener ojos: esas maravillosas máquinas fotográficas. De tener oídos: esa maravilla de la técnica. Supongamos que fuéramos ciegos o mudos. Dar gracias Dios por la familia en la que hemos nacido. Quizás tengamos problemas, pero si miramos para atrás veremos tragedias espantosas. Dar gracias Dios por nuestra Patria. Las hay mejores, pero también las hay mucho peores. Supongamos que hubiéramos nacido en Etiopía o en Somalia: donde tantos mueren de hambre. Pero sobre todo darle gracias por la fe. Es el mayor tesoro que podemos tener en la Tierra. Y la principal petición es en ella morir. Tener la suerte inmensa de una santa muerte. Propósito Iniciar mis actividades, especialmente la oración, pidiendo a Dios que aumente mi fe. Diálogo con Cristo Señor, permite que sepa reconocer los muchos dones que me has dado, utilizarlos bien y darte gracias por ellos. Tú no necesitas mi agradecimiento, soy yo quien necesita reconocer que, sin tu gracia, nada puedo y de nada me sirven los dones terrenales que pueda tener. |
martes, 12 de noviembre de 2013
NO TE DETENGAS ANTE LAS PRUEBAS
No te detengas ante las pruebas.
Por el contrario, debes permanecer firme y valiente para enfrentarlas.
La valentía no es símbolo de quien es más fuerte, sino de quien es más sabio; no es símbolo de pelear; sino de luchar, no te enfrenta ante el mundo; sino que te enaltece.
Cada prueba que debemos pasar se convierte en una nueva experiencia de vida, la cual nos enseña para que no volvamos a caer en los mismos errores que una vez cometimos.
Nos va madurando y nos hace ver las cosas desde otras perspectivas muy diferentes a las que posiblemente poseíamos tiempo atrás.
Cada prueba es un paso hacia la verdadera vida, hacia la felicidad, hacia nuevas metas.
Es por eso que no debes detenerte ante ellas, sino mostrarles que no tienes miedo, y que puedes lograr todo lo que deseas; porque estás despierto a superarlas.
NIÑO
Niño
Si quieres descubrir la inocencia. Asómate a la sonrisa de un niño.
Si quieres saber el porque del sufrimiento.Ve en la profundidad de los ojos de un niño.
Si quieres conocer el porque de las cosas. Pregúntale a un niño.
Si quieres saber por que construimos nuestros caminos. Fíjate en las manos de un niño.
Si quieres acabar con los problemas. Juega con un niño.
Si quieres la compañía de alguien en tu soledad. Hazte amigo de un niño.
Si quieres crecer como un niño. Ten alma y sueños de niño.
Y si quieres que tu vida sea feliz. Nunca dejes de ser niño.
ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA ROSA MÍSTICA
ORACIÓN A MARÍA ROSA MÍSTICA
María, unimos nuestro sí con el tuyo, reina en nuestros corazones Madre de Dios y Madre nuestra. Permítenos reparar con nuestra vida por tantas ofensas cometidas contra tu Inmaculado Corazón.
Virgen Inmaculada, Rosa Mística, en honor de tu Divino Hijo nos postramos delante de ti, implorando la misericordia de Dios. No por nuestros méritos, sino por la bondad de tu corazón maternal concédenos ayuda y gracia con la seguridad de escucharnos.
Dios te salve...
Rosa Mística, Madre de Jesús, Reina del Santo Rosario y Madre de la Iglesia - del Cuerpo Místico de Cristo - Te pedimos concedas al mundo, rasgado por la discordia, la unidad y la paz y todas aquellas gracias que puedan cambiar los corazones de todos tus hijos.
Dios te salve...
Rosa Mística, Reina de los Apóstoles, haz que, alrededor de los altares eucarísticos, surjan muchas vocaciones sacerdotales y religiosas para difundir con la santidad de su vida y con el celo apostólico el Reino de tu Hijo Jesús por todo el mundo. Derrama sobre nosotros tus gracias celestiales.
Dios te salve...
Dios te salve, Reina... Rosa Mística, Madre de la Iglesia, ruega por nosotros!
NATURALEZA HUMANA
Naturaleza Humana
Un niño negro contemplaba extasiado al vendedor de globos en la feria, el cual era, evidentemente, un excelente vendedor. En un determinado momento soltó un globo rojo, que se elevó por los aires. Atrayendo a una multitud de posibles jóvenes clientes.
Luego soltó un globo azul, después uno amarillo, a continuación un globo blanco... Todos ellos remontaron el vuelo hacia el cielo hasta que desaparecieron. El niño negro, sin embargo, no dejaba de mirar un globo negro que el vendedor no soltaba en ningún momento. Finalmente, le preguntó: "Señor, si soltara usted el globo negro, subiría tan alto como los demás?
El vendedor sonrió comprensivamente al niño, soltó el cordel con que tenía sujeto el globo negro, y mientras éste se elevaba hacia lo alto, dijo: "No es el color lo que hace subir, hijo. Es lo que hay dentro."
EL EVANGELIO DE HOY: 12.11.2013
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17, 7-10
En aquel tiempo Jesús dijo a sus apóstoles:
"¿Quién de ustedes, si tiene un siervo que labra la tierra o pastorea los rebaños le dice cuando éste regresa del campo: Entra enseguida y ponte a comer?
¿No le dirá más bien: Prepáreme de comer, y disponte a servirme para que yo coma y beba; después comerás y beberás tú?. ¿Tendrá acaso que mostrarse agradecido con el siervo, porque éste cumplió con su obligación?
Así también ustedes, cuando hayan cumplido todo lo que se les manda, digan: No somos más que siervos, sólo hemos hecho lo que teníamos qué hacer".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
MEDITACIÓN DEL EVANGELIO
32ª semana. Martes
SIERVOS INÚTILES
— Sin la gracia santificante para nada serviríamos.
— El Señor nunca niega su ayuda.
— Colaboradores de Dios.
I. En el Evangelio de la Misa nos sitúa hoy el Señor en la realidad de nuestra vida. Si uno de vosotros –dice Jesús– tuviera un siervo que anda guardando el ganado o en la labranza, no le dirá cuando llegue a casa: entra enseguida y siéntate a la mesa. Por el contrario, primero el siervo servirá a su señor, y él cenará más tarde. Tampoco el siervo, en las condiciones de aquella época, esperaba agradecimiento por su trabajo: ha hecho lo que debía. De la misma manera –prosigue el Señor–, vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid: somos unos siervos inútiles; no hemos hecho más que lo que teníamos que hacer.
Jesús no aprueba la conducta del señor, quizá abusiva y arbitraria, sino que se sirve de una realidad de su tiempo conocida por todos para ilustrar cuál debe ser la actitud de la criatura en relación al Creador. Desde nuestra llegada a este mundo hasta la vida eterna a la que hemos sido destinados, todo procede del Señor como un inmenso regalo. Por tanto, comenta San Ambrosio, “no te creas más de lo que eres porque eres llamado hijo de Dios –debes reconocer, sí, la gracia, pero no debes echar en olvido tu naturaleza–, ni te envanezcas de haber servido con fidelidad, ya que ese era tu deber. El sol realiza su labor, obedece la luna, los ángeles también le sirven”2. ¿No le vamos a servir igualmente nosotros con la inteligencia y la voluntad, con todo nuestro ser?
No debemos olvidar que hemos sido elevados, gratuitamente, sin mérito alguno por nuestra parte, a la dignidad de hijos de Dios, pero por nosotros mismos no solo somos siervos, sino siervos inútiles, incapaces de llevar a cabo lo que nuestro Padre nos ha encargado, si Él no nos da su ayuda. La gracia divina es lo único que puede potenciar nuestros talentos humanos para trabajar por Cristo, para ser sus colaboradores, y para hacer obras meritorias. Nuestra capacidad no guarda relación con los frutos sobrenaturales que buscamos. Sin la gracia santificante para nada serviríamos. Somos lo que “el pincel en manos del artista”3. Las obras grandes que Dios quiere realizar con nuestra vida han de atribuirse al Artista, no al pincel. La gloria del cuadro pertenece al pintor; el pincel, si tuviera vida propia, tendría la dicha inmensa de haber colaborado con un maestro tan grande, pero no tendría sentido que se apropiara el mérito.
Si somos humildes –”andar en verdad” es ser conscientes de que somos siervos inútiles– nos sentiremos impulsados a pedir la gracia necesaria para cada obra que realicemos. Otra consecuencia práctica que podemos sacar de esta enseñanza que nos da Jesús es la de rechazar siempre cualquier alabanza que nos hagan –al menos en nuestro corazón– y dirigirla al Señor, pues cualquier cosa buena que haya salido de nuestras manos hemos de atribuirla en primer lugar a Dios, que “puede servirse de una vara para hacer brotar el agua de una roca, o de un poco de barro para devolver la vista a los ciegos”4. Somos el barro que da la vista a los ciegos, la vara que hace brotar una fuente en medio del desierto..., pero es Cristo el verdadero autor de estas maravillas. ¿Qué haría el barro por sí mismo...? Solo manchar.
II. El Señor pone de relieve en la parábola de la vid y los sarmientos5 esta necesidad del influjo divino para producir frutos. Puesto que Cristo “es el origen y la fuente de todo apostolado de la Iglesia, es evidente que la fecundidad del apostolado de los laicos depende de la unión vital que tengan con Cristo”6. El que permanece en Mí y Yo en él, ese da mucho fruto, porque sin Mí no podéis hacer nada7, afirmó rotundamente el Señor.
San Pablo enseñó que Dios es quien obra en nosotros el querer y el obrar según su beneplácito8. Esta acción divina es necesaria para querer y realizar obras buenas; pero ese “querer” y ese “obrar” son del hombre: la gracia no sustituye la tarea de la criatura, sino que la hace posible en el orden sobrenatural. San Agustín compara la necesidad del socorro divino a la de la luz para ver9. Es el ojo el que ve, pero no podría hacerlo si no hubiese luz: la gracia no suprime la libertad, pues somos nosotros quienes queremos y actuamos. Esta incapacidad humana para realizar, por sí misma, obras meritorias no nos debe llevar al desaliento; por el contrario, es una razón más para estar en una continua acción de gracias al Señor, pues Él siempre está pendiente de enviarnos el auxilio necesario.
La liturgia de la Iglesia nos hace pedir constantemente esta ayuda divina, de la que andamos tan radicalmente necesitados. El Señor no la niega nunca, cuando la pedimos con humildad y confianza. San Francisco de Sales ilustra esta maravilla divina con un ejemplo: “Cuando la tierna madre enseña a andar a su hijito, le ayuda y sostiene cuanto es necesario, dejándole dar algunos pasos por los sitios menos peligrosos y más llanos, asiéndole de la mano y sujetándole o tomándole en brazos y llevándole en ellos. De la misma manera Nuestro Señor tiene cuidado continuo de los pasos de sus hijos”10.
Esta solicitud divina, lejos de conducirnos a una actitud pasiva, nos llevará a poner empeño en la lucha ascética, en el apostolado, en lo que tenemos entre manos, como si todo dependiera exclusivamente de nosotros. A la vez, recurriremos al Señor como si todo dependiera de Él. Así hicieron los santos. Nunca quedaron defraudados.
III. San Pablo se vale de la imagen de las tareas agrícolas para ilustrar nuestra condición de instrumentos en la labor apostólica. Yo planté, Apolo regó, pero es Dios quien dio el incremento; de tal modo que ni el que planta es nada, ni el que riega, sino el que da el incremento, Dios... Porque nosotros somos colaboradores de Dios11. ¡Qué maravilla sentirnos cooperadores de Dios en esta gran obra de la redención! El Señor, en cierto modo, necesita de nosotros. Aunque hemos de tener en cuenta que es Dios, mediante su gracia, el único que puede conseguir que la semilla de la fe arraigue y dé fruto en las almas: el instrumento “podrá ir echando las semillas entre lágrimas, podrá cuidar el campo sin rehuir la fatiga: pero que la semilla germine y llegue a dar los frutos deseados depende solo de Dios y de su auxilio todopoderoso. Hay que insistir en que los hombres no son más que instrumentos, de los que Dios se sirve para la salvación de las almas, y hay que procurar que estos instrumentos se encuentren en buen estado para que Dios pueda utilizarlos”12. El hombre se capacita para grandes obras cuando es humilde; entonces cuida también su unión con Cristo mediante la oración.
Para que el pincel sea un instrumento útil en manos del pintor ha de recoger bien los colores y permitir trazar rasgos gruesos o finos, tonos enérgicos y menos fuertes. Ha de subordinar su propia cualidad al uso que de él quiera hacer el artista, que es quien compone el cuadro, marca las sombras y las luces, los tonos vivos con los más tenues, el que da profundidad y armonía al lienzo hasta formar un conjunto coherente, con fuerza. Además, el pincel ha de tener buena empuñadura y estar unido a la mano del maestro: si no hay unión, si no secunda fielmente el impulso que recibe, no hay arte. Esa es la condición de todo buen instrumento. Nosotros, que queremos serlo en manos del Señor, pero que nos damos cuenta de tantas cosas que no van, le decimos a Jesús en la intimidad de nuestra oración: ““Considero mis miserias, que parecen aumentar, a pesar de tus gracias, sin duda por mi falta de correspondencia. Conozco la ausencia en mí de toda preparación, para la empresa que pides. Y, cuando leo en los periódicos que tantos y tantos hombres de prestigio, de talento y de dinero hablan y escriben y organizan para defender tu reinado..., me miro a mí mismo y me encuentro tan nadie, tan ignorante y tan pobre, en una palabra, tan pequeño..., que me llenaría de confusión y de vergüenza si no supiera que Tú me quieres así. ¡Oh, Jesús! Por otra parte, sabes bien cómo he puesto, de buenísima gana, a tus pies, mi ambición... Fe y Amor: Amar, Creer, Sufrir. En esto sí que quiero ser rico y sabio, pero no más sabio ni más rico que lo que Tú, en tu Misericordia sin límites, hayas dispuesto: porque todo mi prestigio y honor he de ponerlo en cumplir fielmente tu justísima y amabilísima Voluntad”“13.
Nuestra Madre Santa María, fidelísima colaboradora del Espíritu Santo en la tarea de la redención, nos enseñará a ser eficaces instrumentos del Señor. Nuestro Ángel Custodio enderezará nuestra intención y nos recordará que somos siervos inútiles en manos del Señor.
lunes, 11 de noviembre de 2013
EL TREN DE LA VIDA
EL TREN DE LA VIDA
Habrás viajado en tren muchas veces, ¿verdad? Fíjate en una cosa. Unos bajan en las primeras estaciones; otros bajan del tren un poco más tarde. Cuando el tren llega a la última estación todos se bajan, y el tren se queda vacío. La vida es como un viaje, que empezamos al nacer y que acabamos al morir.
Unos mueren en los primeros años; otros en la juventud; otros en la vejez.
Pero al fin todos mueren y morirás también tú, aunque seas joven y tengas salud. Un día se acabará también para ti el tiempo de esta vida. Procura hacer buenas obras. ¿No te preparas ahora para tener después un oficio o carrera? Prepárate para ir al Cielo.
DESPUÉS DE APAGAR LAS LUCES
DESPUÉS DE APAGAR LAS LUCES
Cuando una noticia nos llega de Estados Unidos, en seguida pensamos en vuelos espaciales, en computadores electrónicos, en conflictos militares, avances tecnológicos, índices de la bolsa neoyorquina, estrenos de películas, etc. Pero hay mucho más. Hasta hay la devoción a la Virgen y el rezo de su rosario.
Desde Saint Paul, Minnesota, Estados Unidos, una señora cuenta así sus experiencias:
«Cuando era niña, nuestra familia vivía en una pequeña casa, donde la abuelita venía a visitarnos; solía estar dos o tres semanas, y nosotras nos disputábamos el privilegio de estar en su compañía. Por ser yo la mayor, conseguí dormir en una cama cerca de la suya.
Cada noche, después de apagar las luces y quedar todo en silencio, la oía cuchichear suavemente: estaba rezando. Parecía que no iba a acabar nunca y pronto me esforcé por entender lo que decía. Supe que rezaba el rosario, y de esta manera aprendí el Padrenuestro, el Avemaría y otras oraciones de su uso particular.
La abuelita era irlandesa, católica. Nuestra madre abandonó la religión al casarse con nuestro padre. Siempre hemos ido a escuelas no católicas; en casa no había religión, excepto la de nuestra abuelita, cuando nos visitaba.
Me casé y no me acerqué más a la iglesia. Pero nueve años más tarde sentí la necesidad de una base espiritual. Acudí a la biblioteca, estudié varias religiones Y siempre por la noche recordaba los rezos de la abuelita. Leí libros sobre el Catolicismo, que daban respuestas a todas mis dudas. Encontré un sacerdote, me instruyó en lo necesario y recibí el Bautismo.
Yo rezaba por mi marido y por mis padres. Un año después de ser cristiana, mi esposo anunció que iba a prepararse para el Bautismo. Nuestra madre se reconcilió con la iglesia. Tuvimos un hijo y lo bautizamos según el rito católico. Mi cuñada y su esposo, al ver cuán felices éramos con nuestra nueva religión, se hicieron católicos, y mi marido y yo somos padrinos de sus tres hijos.
¡Todo debido al Rosario rezado en voz baja por una buena mujer!
JUVENTUD ARROGANTE
JUVENTUD ARROGANTE
Durante una conferencia sobre las grandes diferencias entre generaciones, un presumido estudiante se tomó la molestia de explicarle a un señor mayor sentado junto a él, el por qué le es imposible a la Vieja Generación comprender a su generación:
"Usted creció en un mundo diferente, realmente casi primitivo", dijo en voz lo suficientemente alta para que lo escucharan alrededor.
"Los jóvenes de hoy crecimos con televisión, Internet, teléfonos moviles, aviones a reacción y viajes al espacio. Nuestras sondas espaciales han visitado Marte. Tenemos naves con energía nuclear y automóviles eléctricos, de hidrógeno o que funcionan mediante energía solar. Hemos crecido con computadores con capacidad de procesamiento a la velocidad de la luz… y muchas cosas más".
Después de un breve silencio el Señor Mayor respondió diciendo:
"Tienes razón, joven; nosotros no tuvimos esas cosas cuando éramos jóvenes... ¡por eso tuvimos que inventarlas!
Ahora dime, arrogante joven, ¿qué estás haciendo TÚ en beneficio de la próxima generación?” ¡El aplauso fue atronador!
ORACIÓN AL NIÑO JESÚS ANTE LA ADVERSIDAD
ORACIÓN AL NIÑO JESÚS ANTE LA ADVERSIDAD
Niño Jesús: Tú eres el Rey de la Paz, ayúdame a aceptar sin amarguras las cosas que no puedo cambiar.
Tú eres la fortaleza del cristiano; dame valor para transformar aquello que en mí debe mejorar.
Tú eres la sabiduría eterna; enséñame en cada instante como debo obrar para agradar más a Dios y hacer mayor bien a las demás personas. Te lo suplico, por los méritos de tu infancia a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
EL EVANGELIO DE HOY: 11.11.2013
Autor: P. Juan Gralla | Fuente: Catholic.net Fe como un grano de mostaza | |
Lucas 17, 1-6. Tiempo Ordinario. Podemos hacer muchas cosas si tenemos fe y confianza en Dios. | |
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Es imposible que no vengan escándalos; pero, ¡ay de aquel por quien vienen! Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y sea arrojado al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños. Cuidaos de vosotros mismos. Si tu hermano peca, repréndele; y si se arrepiente, perdónale. Y si peca contra ti siete veces al día, y siete veces se vuelve a ti, diciendo: "Me arrepiento", le perdonarás. Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe. El Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro: "Arráncate y plántate en el mar", y os habría obedecido. Oración introductoria Señor, antes de iniciar mi meditación te pido me perdones por todas las veces en que he sido ocasión de pecado y dame la bondad y el amor necesario para que yo también perdone de corazón todas aquellas ofensas que me han herido o molestado. Petición Jesús, no permitas que el resentimiento, el enojo o la ira dominen mi interior y dame un corazón misericordioso, como el tuyo. Meditación del Papa Francisco Jesús, después de habernos enseñado el Padrenuestro, subraya que si no perdonamos a los demás, tampoco el Padre perdonará nuestros pecados. Es muy difícil perdonar a los demás, verdaderamente es muy difícil, porque siempre tenemos aquel pesar dentro. Pensamos: "Me lo hiciste, espera un poco..., para devolverle el favor que me has hecho". Oh no, no se puede orar con enemigos en el corazón, con hermanos y enemigos en el corazón. Esto es difícil, sí, es difícil, no es fácil. “Padre, no puedo decir Padre, no me viene”. Es cierto, yo lo entiendo. “No puedo decir nuestro, porque este me hizo esto, eso y...” ¡No se puede! “Estos deben de ir al infierno, ¿no? ¡No son de los míos!”. Es cierto, no es fácil. Pero Jesús nos ha prometido el Espíritu Santo: Él es quien nos enseña, desde dentro, desde el corazón, como decir “Padre” y cómo decir “nuestro”. Pidamos hoy al Espíritu Santo que nos enseñe a decir “Padre” y a poder decir “nuestro”, haciendo la paz con todos nuestros enemigos. (cf S.S. Francisco, 20 de junio de 2013). Reflexión Estamos rodeados de testimonios edificantes, de personas ejemplares, coherentes, generosas... Pero tenemos la costumbre de fijarnos y hablar sólo de los “escándalos” que por ahí nos encontramos. Aquel joven, la vecina, un político... todos pasan por nuestro tribunal. Es una realidad innegable que, como hombres que somos, tenemos debilidades y flaquezas (Si alguien no las tiene, puede inscribirse en el registro de los ángeles sobre la tierra), que, por lo demás, son evidentes a los ojos de los demás, sobre todo en algunas ocasiones. Algunas veces hasta pueden provocar escándalos. Sin embargo, la inspiración divina bien colocó este pasaje seguido inmediatamente de otro que versa sobre el perdón. Nuestra tarea no es entonces juzgar ni mucho menos buscar como detectives los “talones de Aquiles” de nuestro prójimo. Será mejor si, por nuestra parte, nos esforzamos para dar el mejor testimonio, y si fijamos nuestra atención en las virtudes de los demás. Propósito Cuando alguien nos escandalice con su conducta, no juzguemos y sepamos perdonarle de corazón, sabiendo que quien confía en el poder de Dios, puede trasplantar un árbol al mar. Diálogo con Cristo Señor, te pido perdón por las veces que me he olvidado de Ti. Perdón por todo lo que te haya podido lastimar. Perdón, porque he sido capaz de herirte en mis hermanos. Gracias por tu perdón, Señor, confío en tu misericordia infinita. |
domingo, 10 de noviembre de 2013
ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
ORACION AL ESPIRITU SANTO
(La rezaba el Papa Juan Pablo II todos los días)
Ven Creador Espíritu de los tuyos la mente a visitar,
a encender en tu amor los corazones, que de la nada te gustó crear.
Tú que eres gran Consolador, y Don Altísimo de Dios.
Fuente viva, y amor, y fuego ardiente, y Espíritu de unción.
Tan generoso en dádivas, Tú, poder de la diestra paternal;
Tú, promesa magnífica del Padre que el torpe labio vienes a soltar.
Con tu luz iluminas los sentidos,
los afectos inflama con tu amor,
con tu fuerza invencible fortifica la corpórea flaqueza y corrupción.
Lejos expulsa al pérfido enemigo,
danos pronto tu paz,
siendo Tú nuestro guía, toda culpa logremos evitar.
Dénos tu influjo conocer al Padre,
dénos, también al Hijo conocer,
y en Ti, del Uno y Otro.
Santo Espíritu, para siempre creer.
A Dios Padre, alabanzas, honor y gloria,
con el Hijo, que un día resucito,
y a Ti, abogado y consuelo del cristiano,
por los siglos se rinda admiración.
Amén
EL EVANGELIO DE HOY: 10-11-2013
Autor: Pa´que te Salves | Fuente: Catholic.net ¡Dios de vivos! | |
Lucas 20, 27-38. Tiempo Ordinario. No veamos la vida desde la perspectiva humana sin Dios. A todo le queremos dar una explicación, dejando a un lado lo espiritual. | |
Acercándose algunos de los saduceos, esos que sostienen que no hay resurrección, le preguntaron: «Maestro, Moisés nos dejó escrito que si muere el hermano de alguno, que estaba casado y no tenía hijos, que su hermano tome a la mujer para dar descendencia a su hermano. Eran siete hermanos; habiendo tomado mujer el primero, murió sin hijos; y la tomó el segundo, luego el tercero; del mismo modo los siete murieron también sin dejar hijos. Finalmente, también murió la mujer. Esta, pues, ¿de cuál de ellos será mujer en la resurrección? Porque los siete la tuvieron por mujer.» Jesús les dijo: «Los hijos de este mundo toman mujer o marido; pero los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquel mundo y en la resurrección de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, ni pueden ya morir, porque son como ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección. Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos viven.» Oración introductoria Señor, el Evangelio nos dice que en aquel tiempo los saduceos se acercaron a Ti para preguntarte sobre la resurrección. Hoy también me acerco yo a Ti para pedirte que renueves mi fe, mi esperanza y mi amor en la vida eterna que me prometes. Petición Dios mío, hazme poner todas mis esperanzas en las alegrías del cielo. Meditación del Papa Francisco Dios es la fuente de la vida; y gracias a su aliento el hombre tiene vida y su aliento es lo que sostiene el camino de su existencia terrena. Pienso igualmente en la vocación de Moisés, cuando el Señor se presenta como el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, como el Dios de los vivos; y, enviando a Moisés al faraón para liberar a su pueblo, revela su nombre: “Yo soy el que soy”, el Dios que se hace presente en la historia, que libera de la esclavitud, de la muerte, y que saca al pueblo porque es el Viviente. Pienso también en el don de los Diez Mandamientos: una vía que Dios nos indica para una vida verdaderamente libre, para una vida plena; no son un himno al “no”, no debes hacer esto, no debes hacer esto, no debes hacer esto… No. Es un himno al “sí” a Dios, al Amor, a la Vida. Queridos amigos, nuestra vida es plena solo en Dios, porque solo Él es el Viviente. (S.S. Francisco, 16 de junio de 2013). Reflexión Hoy conoceremos que la Resurrección de Jesús nos abre el paso a nuestra nueva vida resucitada. Podemos hacer vida la Palabra de Dios, a través de un compromiso de amor y alegría con los demás. Estamos acostumbrados a ver la vida desde la perspectiva humana sin Dios. A todo le queremos dar una explicación humana, científica, técnica, y hemos dejado a un lado lo espiritual, lo sobrenatural de nuestra vida, pero hay cosas, como el sentido de muerte, que sólo se pueden explicar a nivel sobrenatural. En todos los tiempos han existido personas que no quieren creer. Gente que no acepta la palabra de Dios con sencillez y confianza. Viene de Dios y así es, aunque yo no entienda. Se trata de personas que quieren entenderlo todo con su inteligencia. El mundo es muy complejo y nuestra cabeza sola no es capaz de alcanzar todo lo que implica. Mucho menos vamos a comprender cómo y por qué Dios ha hecho las cosas. La fe, que nos ayuda a creer que es cierto lo que Dios nos dice, es un gran regalo que recibimos de Dios; pero nosotros tenemos la responsabilidad de cuidarlo y hacerlo dar frutos, porque también podemos rechazarlo y perderlo. La Virgen María es un gran ejemplo de sencillez, de confianza en Dios, de amor a Dios, de una gran fe entre otras cosas. Muchas de las personas que no han sabido vivir en la fe, tratan de justificarse haciendo reflexiones rebuscadas y tratando de ponerle "trampas" a Dios. Esperan que la gente reconozca que ellos y no Dios, tienen la razón. Tal es el caso de estos saduceos que querían confundir a Jesús. Hay que tener cuidado cuando escuchemos a esas personas, porque hay muchos que nos pueden enredar con sus palabras y alejar de la fe, del camino que Dios ha elegido amorosamente para nosotros. Jesús no se enoja con los saduceos. Jesús los ama y les da una respuesta que les abre los ojos a la verdad y a la vida en Dios. La Resurrección nos libra de la muerte. Los cristianos somos hijos de Dios, con un destino eterno, hijos de la Vida, hijos del Amor. Nuestra religión es de vida, es de amor. Se trata de comunicar esta vida, y así amar y prepararnos para la vida eterna. "Hay un doble aspecto en el misterio pascual: por su muerte(Cristo ) nos libera del pecado, por su Resurrección nos abre el acceso a una nueva vida. Esta es, en primer lugar, la justificación que nos devuelve la gracia de Dios a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos...así también nosotros vivamos una nueva vida. Consiste en la victoria sobre la muerte y el pecado y en la nueva participación en la gracia. Realiza la adopción filial, porque los hombres se convierten en hermanos de Cristo." (CEC 654) Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para Él todos viven. Dios es vida, no sólo es el Creador de todo cuanto existe. Si nosotros somos sus hijos, participamos de su misma vida, de su amor. Nuestra Iglesia es, por tanto la Iglesia viva. Nuestra vivencia no debe limitarse sólo al cumplimiento frío de una serie de reglas y normas morales, sino que debe ser la misma vida y amor de Dios fluyendo por nuestras venas. Alguien que no ama, no se parece a Dios, no cumple con su misión, no vive realmente; porque Dios es Amor (1 Jn 4,8). Acudir a la Eucaristía, a Dios vivo, nos hace partícipes del amor de Cristo a nosotros. ¡Cuida tu fe! Hoy en día se habla mucho acerca de lo que nos espera después de la muerte y se escuchan diferentes cosas: que vamos a reencarnar, que nos vamos a convertir en plantas, que nos vamos a encontrar perdidos en el universo, etc. Y se habla muy poco acerca de la gran felicidad y maravilla encontrarnos con Dios, nuestro Creador. Recuerden que los hombres morimos una sola vez y somos juzgados. Al final de los tiempos resucitarán los muertos (CEC 1022 y 1038). No hay reencarnación después de la muerte, no hay fusión con el universo. Sólo hay resurreción a la vida o muerte eterna. Pidamos a Dios que todos podamos alcanzar el cielo. Propósito Antes o después de la celebración de la Eucaristía, hacer una visita al Sagrario, preferentemente en familia, para dar gracias a Dios por el don de la vida. |
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