Autor: Misael Cisneros | Fuente: Catholic.net El grano de mostaza y la levadura | |
Lucas 13, 18-21. Tiempo Ordinario. Sembremos semillas de perdón, alegría, unión y fortaleza entre nuestros familiares y amigos. | |
En aquel tiempo dijo Jesús: «¿A qué es semejante el Reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Es semejante a un grano de mostaza, que tomó un hombre y lo puso en su jardín, y creció hasta hacerse árbol, y las aves del cielo anidaron en sus ramas». Dijo también: «¿A qué compararé el Reino de Dios? Es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo». Oración introductoria Señor, quiero iniciar esta oración haciendo un acto profundo de humildad. Tú eres grande, yo soy muy pequeño, pero Tú puedes hacer que mi amor crezca de modo que pueda llegar a ser parte de tu Reino. Petición Jesús, ayúdame a nunca apoyarme en mi propio sentir para que todo sea para la gloria de tu Reino. Meditación del Papa Francisco La hermosa visión de san Juan: un cielo nuevo y una tierra nueva y después la Ciudad Santa que desciende de Dios. Todo es nuevo, transformado en bien, en belleza, en verdad; no hay ya lamento, luto… Ésta es la acción del Espíritu Santo: nos trae la novedad de Dios; viene a nosotros y hace nuevas todas las cosas, nos cambia. ¡El Espíritu nos cambia! Y la visión de san Juan nos recuerda que estamos todos en camino hacia la Jerusalén del cielo, la novedad definitiva para nosotros, y para toda la realidad, el día feliz en el que podremos ver el rostro del Señor, ese rostro maravilloso, tan bello del Señor Jesús. Podremos estar con Él para siempre, en su amor. Veis, la novedad de Dios no se asemeja a las novedades mundanas, que son todas provisionales, pasan y siempre se busca algo más. La novedad que Dios ofrece a nuestra vida es definitiva, y no sólo en el futuro, cuando estaremos con Él, sino también ahora: Dios está haciendo todo nuevo, el Espíritu Santo nos transforma verdaderamente y quiere transformar, contando con nosotros, el mundo en que vivimos. (S.S. Francisco, 28 de abril de 2013). Reflexión Hay que apostar por ideales nobles en esta vida. Decidirnos a cambiar la venganza por el perdón, el egoísmo por la generosidad, el odio por el amor, la debilidad ante las dificultades por la fortaleza ante ellas. Los muchos avatares en esta vida nos impiden ver el bien que Dios tiene preparado en nuestro futuro. Cristo nos lo enseña comparando el Reino de los cielos con un grano de mostaza. Una semilla tan insignificante por su pequeñez que seguramente un no entendido de semillas la hubiese tirado a la basura. Sin embargo, en su pequeñez se encierra su grandeza. Podríamos pensar que una minucia de ese tamaño no sirve para nada. Pero si conociésemos lo que viene después, pagaríamos lo que fuese por conseguirla. De la misma forma son los ideales por los que hay que apostar y pagar lo que sea. Al inicio no vemos el provecho personal que hay en perdonar a quien nos ofendió o prestar ayuda a quien lo necesita porque no vemos más que “una insignificante semilla de mostaza”, y lo es. Pero pensemos también que el fruto que viene después será inmensamente superior al que nosotros esperábamos. Propósito Sembremos estas semillas del perdón, de la alegría, de la unión, de la fortaleza entre nuestros familiares y amigos pero sobre todo en nuestro propio corazón. Son semillas que en su pequeñez se encierra su grandeza y provecho para nuestra vida. Diálogo con Cristo No deja de ser asombroso cómo una porción de harina duplica o triplica su tamaño por el hecho de poner una mínima porción de levadura… Señor, gracias por ser la levadura que hace mi vida bella, abundante y emocionante, porque me das la posibilidad de colaborar en la extensión de tu Reino. Pido la intercesión de María, para ser como la levadura: discreto, sencillo, pero capaz de llenarlo todo de tu presencia y de tu amor. |
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lunes, 28 de octubre de 2013
EL EVANGELIO DE HOY: 29.10.2012
PALABRAS DE UN RELOJ
Palabras de un reloj
Trabajo más que cualquier mortal, pero más fácilmente porque lo hago segundo a segundo.
Tengo que hacer miles de tic-tacs para formar un día, pero dispongo de un segundo para hacer cada uno de ellos. No los quiero hacer todos a la vez.
Nunca me preocupo de lo que hice ayer, ni de lo que tendré que hacer mañana. Mi ocupación es de hoy... ¡aquí y ahora!
Sé que si hago lo de hoy bien, no tendré que molestarme por el pasado ni preocuparme por el futuro.
Tú, que eres persona, si quieres vivir tranquilo y tan feliz como yo, no trates de vivir toda tu vida, ni echarte todo el peso de tu trabajo en un solo día. ¡Vive ahora!
Haz el trabajo de cada día en su día. Te convencerás de que si se toma tiempo, siempre hay tiempo para todo.
Hay un modo difícil de hacer el trabajo que tiene que hacerse.
Si quieres encontrar el modo fácil... ¡mírame a mí! Nunca me preocupo, nunca me apresuro... ¡pero nunca me retraso! Lo que tengo que hacer... ¡lo hago!... ¡Ese es el secreto!
PACIENCIA Y ESPERANZA
Paciencia y esperanza
Un pastor tenía dos ovejas y estaba contento porque las dos habían parido y tenían unos hermosos y juguetones corderitos.
Durante la noche el pastor encerraba sus dos ovejas en un corral que tenía muy cerca de la casa. Así se aseguraba que lobos y zorros no las mataran.
En las horas del día las soltaba para que fueran a pastar por los cerros. Y aquel día las soltó, como siempre y dejó a los corderitos en el corral. Es muy riesgoso soltarlos tan pequeños.
Las dos ovejas cruzaron el río caminando sobre su firme lecho de piedras. Las aguas del río serrano eran poco profundas y ellas lo cruzaban a diario. Pero al poco tiempo se desató un temporal muy fuerte y la lluvia fue repentina y torrencial. Las aguas descendieron de los cerros, se volcaron torrentosas en los pequeños arroyos y llegar turbias al cauce del río y el río se desbordó.
El pastor salió hasta la orilla, porque sabía que se acercaba la hora en que sus ovejas regresarían, para amamantar a sus críos y pasar la noche en el corral y vio que sería imposible cualquier intento por cruzar aquel torrente de aguas, sin exponerse a ser arrollado y golpeado contra las piedras.
Una oveja se puso a pastar paciente en la orilla, esperando que las aguas
bajaran, la otra se impacientó y comenzó a lamentarse: "Esta agua no descenderá y mis hijitos se morirán de hambre, aquí nos sorprenderá el lobo y nos moriremos". La compañera trató de calmarla: "No te impacientes, recuerda que ya vimos muchas crecientes en el río y siempre vimos las aguas descender, no nos pasará nada grave y mañana amamantaremos a nuestros hijos".
De nada valieron sus reflexiones, la oveja se arrojó al agua. El pastor la
miraba impotente desde la orilla opuesta. La pobre oveja avanzó un par de metros, pero las aguas la vencieron y la arrastraron río abajo, el pastor y la compañera vieron cómo el cuerpo de la desdichada era llevado por la corriente, que lo golpeaba contra todas las rocas salientes.
Al anochecer las aguas ya habían descendido bastante, pastor y oveja se miraban desde las dos orillas, el pastor que conocía bien los pasos menos riesgosos, entró al agua y lenta y cuidadosamente, llegó hasta la otra orilla, ató una cuerda al cuello de su oveja y ambos volvieron a cruzar el río.
Los corderitos balaban en el corral, el pastor hizo que los dos huerfanitos mamaran de la oveja sobreviviente, que se constituyó en su madre adoptiva.
"Sin esperanza es imposible tener paciencia, porque nadie espera lo imposible y la esperanza más hermosa es la que nace en situaciones más desesperantes. La impaciencia, con la que quieren alcanzarlo todo hoy, es la que te hace perder la oportunidad de alcanzarlo mañana."
JUNTOS HACEMOS IGLESIA
JUNTOS HACEMOS IGLESIA
Nunca digas, no sé, no valgo, no puedo,
no tengo fuerzas, no entiendo,
esas cosas son para los que saben.
Para hacer Iglesia y Pueblo
todos valemos, sabemos y podemos.
Si tienes cinco... pon cinco;
si tienes dos... pon dos;
si tienes uno... pon uno.
Si eres ciego... sostén al que es cojo;
si eres cojo... guía al que es ciego;
si eres cojo y ciego... aún puedes cantar
que no es poco en tiempos de desencanto.
Sé valiente y humilde
para descubrir y reconocer tu don;
acéptalo y acéptate a ti mismo con él.
Si Dios te dio corazón,
que tu boca no falte en la hora de la fraternidad.
Si te dio alegría,
que tu alegría no falte en la fiesta de los pobres.
Si Dios te hizo reflexivo,
que tu reflexión no falte a la hora
de medir los pasos para conseguir un mañana mejor.
Si Dios te hizo entendido,
Aporta tu entendimiento para que el pueblo crezca.
Si Dios te hizo capaz de crear unidad,
pon esa habilidad al servicio de la unidad que nos libera.
¡Anímate!
Juntos hacemos Pueblo.
Juntos hacemos Iglesia.
domingo, 27 de octubre de 2013
EL EVANGELIO DE HOY: 28.10.2013
Autor: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net Salía de Él una fuerza que sanaba | |
Lucas 6, 12-19. Fiesta Simón y Judas, apóstoles. Nuestras grandes decisiones deben surgir tras un encuentro con Dios en la oración. | |
Por aquellos días subió Jesús al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles. A Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago y Juan, a Felipe y Bartolomé, a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes; a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor. Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos. Oración introductoria Señor, yo también me acerco a Ti para ser curado de todo lo que me puede apartar del cumplimiento de tu voluntad. A mí también me llamas por mi nombre y me escoges para llevar tu Amor a todos los que me rodean. Petición Jesús, ayudame a entender mi presente a partir del futuro del cielo que me espera e iluminarlo con espíritu de esperanza. Meditación del Papa Francisco También nosotros hemos de saber que entrar en la gloria de Dios exige la fidelidad cotidiana a su voluntad, aun a costa de sacrificios y del cambio de nuestros programas. El íntimo coloquio de Jesús con el Padre antes de la Pasión nos enseña, además, cómo la oración nos da fuerza de ser fieles al proyecto de Dios. Después, Jesús asciende a los cielos bendiciendo, un gesto sacerdotal para mostrar que, desde el seno del Padre, intercede siempre por nosotros. Él nos ha abierto el paso para llegar a Dios, y nos atrae hacia él, nos protege, nos guía e intercede por nosotros. Mirar a Jesucristo, que asciende a los cielos, es una invitación a testimoniar su Evangelio en la vida cotidiana, con la vista puesta en su venida gloriosa definitiva. Contemplemos a Cristo, sentado a la derecha de Dios Padre, para que nuestra fe se fortalezca y recorramos alegres y confiados los caminos de la santidad. (S.S. Francisco, 17 de abril de 2013). Reflexión La oración fue una compañera inseparable de Jesús. En todo el Evangelio le vemos orando, sobre todo en los momentos más decisivos de su vida: antes del Bautismo, al realizar varios milagros, en la Última Cena, en el Huerto de los Olivos, en la Cruz, etc. Aquí se nos narra la elección de los Doce apóstoles. Eran los hombres con los que iba a comenzar la Iglesia y debían ser aptos para llevarla a buen término con paso firme. Por tanto, era una decisión importante, que no podía hacerse con prisas y a la ligera. Necesitaba dedicar una noche entera para consultarla con su Padre. De la misma manera, todas nuestras grandes decisiones deberían surgir tras un encuentro con Dios en la oración. Por ejemplo, al elegir una carrera, al optar por la vida matrimonial o seguir una vocación religiosa, etc. También debemos rezar cuando llegan situaciones difíciles en el trabajo o en la familia, ya que Dios nos puede ayudar a encontrar la solución más adecuada. ¿Y cómo sabemos si la respuesta viene realmente de Dios? Cuando Dios “ilumina” un alma por la acción del Espíritu Santo le envía algunas señales, por ejemplo, una profunda paz interior, alegría, amor, etc. Es lo que llamamos “frutos del Espíritu”. Y por si hubiera dudas, nos damos cuenta de que esa solución está completamente de acuerdo con lo revelado en las Sagradas Escrituras. También es provechoso contar con la ayuda de un buen sacerdote que nos pueda orientar a encontrar la voluntad de Dios para nosotros, ya que ellos reciben unas gracias especiales para ejercer su ministerio. Propósito Que todas nuestras grandes decisiones surjan tras un encuentro con Dios en la oración. |
BIOGRAFÍA DE SAN MARTÍN DE PORRES - 03 DE NOVIEMBRE
BIOGRAFÍA DE SAN MARTÍN DE PORRES
Nació: 9 de diciembre de 1579 en Lima, Perú
Falleció: 3 de noviembre de 1639 en Lima, Perú
Canonizado el 1962 por Juan XXIII
Celebración :3 de noviembre
Religioso de la Orden de Predicadores
Nació Martín el 8 de diciembre de 1579, hijo de un importante hidalgo y de una mulata, en Lima (Perú). Martín comenzó a familiarizarse con el bien retribuido oficio de barbero, que en aquella época era bastante más que sacar dientes, extraer muelas o hacer sangrías. Martín supo hacerse un experto por pasar como ayudante de un excelente médico español. De ello comenzó a vivir y su trabajo le permitió ayudar de modo eficaz a los pobres que no podían pagarle. Por su barbería pasarán igual labriegos que soldados, irán a buscar alivio tanto caballeros como corregidores. Pero lo que hace ejemplar a su vida no es sólo la repercusión social de un trabajo humanitario bien hecho. Más es el ejercicio heroico y continuado de la caridad que dimana del amor a Jesucristo, a Santa María. Por el ejercicio de su trabajo y por su sensibilidad hacia la religión tuvo contacto con los monjes del convento dominico del Rosario donde pidió la admisión como donado para pasar luego a hermano. De todas la virtudes que poseía Martín de Porres sobresalía la humildad, siempre puso a los demás por delante de sus propias necesidades. En una ocasión el convento tuvo serios apuros económicos y el Prior se vio en la necesidad de vender algunos objetos, ante esto, Martín de Porres se ofreció a ser vendido como esclavo para remediar la crisis. Murió tal día como hoy en 1639.
Santo peruano dominico. Fue el primer Santo mulato de América y es el Patrón Universal de la Paz. San Martín de Porres, religioso de la Orden de Predicadores, hijo de un español y de una mujer de color, que, ya desde niño, a pesar de las limitaciones provenientes de su condición de hijo ilegítimo y mulato, aprendió la medicina, que después, ya religioso, ejerció generosamente en Lima, ciudad del Perú, a favor de los pobres, y entregado al ayuno, a la penitencia y a la oración, vivió una existencia áspera y humilde, pero irradiante de caridad.
Vida de San Martín de Porres:
Fue hijo bastardo del ilustre hidalgo -hábito de Alcántara- don Juan de Porres, que estuvo breve tiempo en la ciudad de Lima. Bien se aprecia que los españoles allá no hicieron muchos feos a la población autóctona y confiemos que el Buen Dios haga rebaja al juzgar algunos aspectos morales cuando llegue el día del juicio, aunque en este caso sólo sea por haber sacado del mal mucho bien. Tuvo don Juan dos hijos, Martín y Juana, con la mulata Ana Vázquez. Martín nació mulato y con cuerpo de atleta el 9 de diciembre de 1579 y lo bautizaron, en la parroquia de San Sebastián, en la misma pila que Rosa de Lima.
La madre lo educó como pudo, más bien con estrecheces, porque los importantes trabajos de su padre le impedían atenderlo como debía. De hecho, reconoció a sus hijos sólo tardíamente; los llevó a Guayaquil, dejando a su madre acomodada en Lima, con buena familia, y les puso maestro particular.
Martín regresó a Lima, cuando a su padre lo nombraron gobernador de Panamá. Comenzó a familiarizarse con el bien retribuido oficio de barbero, que en aquella época era bastante más que sacar dientes, extraer muelas o hacer sangrías; también comprendía el oficio disponer de yerbas para hacer emplastos y poder curar dolores y neuralgias; además, era preciso un determinado uso del bisturí para abrir hinchazones y tumores. Martín supo hacerse un experto por pasar como ayudante de un excelente médico español. De ello comenzó a vivir y su trabajo le permitió ayudar de modo eficaz a los pobres que no podían pagarle. Por su barbería pasarán igual labriegos que soldados, irán a buscar alivio tanto caballeros como corregidores.
Pero lo que hace ejemplar a su vida no es sólo la repercusión social de un trabajo humanitario bien hecho. Más es el ejercicio heroico y continuado de la caridad que dimana del amor a Jesucristo, a Santa María. Como su persona y nombre imponía respeto, tuvo que intervenir en arreglos de matrimonios irregulares, en dirimir contiendas, fallar en pleitos y reconciliar familias. Con clarísimo criterio aconsejó en más de una ocasión al Virrey y al arzobispo en cuestiones delicadas.
Alguna vez, quienes espiaban sus costumbres por considerarlas extrañas, lo pudieron ver en éxtasis, elevado sobre el suelo, durante sus largas oraciones nocturnas ante el santo Cristo, despreciando la natural necesidad del sueño. Llamaba profundamente la atención su devoción permanente por la Eucaristía, donde está el verdadero Cristo, sin perdonarse la asistencia diaria a la Misa al rayar el alba.
Por el ejercicio de su trabajo y por su sensibilidad hacia la religión tuvo contacto con los monjes del convento dominico del Rosario donde pidió la admisión como donado, ocupando la ínfima escala entre los frailes. Allí vivían en extrema pobreza hasta el punto de tener que vender cuadros de algún valor artístico para sobrevivir. Pero a él no le asusta la pobreza, la ama. A pesar de tener en su celda un armario bien dotado de yerbas, vendas y el instrumental de su trabajo, sólo dispone de tablas y jergón como cama.
Llenó de pobres el convento, la casa de su hermana y el hospital. Todos le buscan porque les cura aplicando los remedios conocidos por su trabajo profesional; en otras ocasiones, se corren las voces de que la oración logró lo improbable y hay enfermos que consiguieron recuperar la salud sólo con el toque de su mano y de un modo instantáneo.
Revolvió la tranquila y ordenada vida de los buenos frailes, porque en alguna ocasión resolvió la necesidad de un pobre enfermo entrándolo en su misma celda y, al corregirlo alguno de los conventuales por motivos de clausura, se le ocurrió exponer en voz alta su pensamiento anteponiendo a la disciplina los motivos dimanantes de la caridad, porque "la caridad tiene siempre las puertas abiertas, y los enfermos no tienen clausura".
Pero entendió que no era prudente dejar las cosas a la improvisación de momento. La vista de golfos y desatendidos le come el alma por ver la figura del Maestro en cada uno de ellos. ¡Hay que hacer algo! Con la ayuda del arzobispo y del Virrey funda un Asilo donde poder atenderles, curarles y enseñarles la doctrina cristiana, como hizo con los indios dedicados a cultivar la tierra en Limatombo. También los dineros de don Mateo Pastor y Francisca Vélez sirvieron para abrir las Escuelas de Huérfanos de Santa Cruz, donde los niños recibían atención y conocían a Jesucristo.
No se sabe cómo, pero varias veces estuvo curando en distintos sitios y a diversos enfermos al mismo tiempo, con una bilocación sobrenatural.
El contemplativo Porres recibía disciplinas hasta derramar sangre haciéndose azotar por el indio inca por sus muchos pecados. Como otro pobre de Asís, se mostró también amigo de perros cojos abandonados que curaba, de mulos dispuestos para el matadero y hasta lo vieron reñir a los ratones que se comían los lienzos de la sacristía. Se ve que no puso límite en la creación al ejercicio de la caridad y la transportó al orden cósmico.
Murió el día previsto para su muerte que había conocido con anticipación. Fue el 3 de noviembre de 1639 y causada por una simple fiebre; pidiendo perdón a los religiosos reunidos por sus malos ejemplos, se marchó. El Virrey, Conde de Chinchón, Feliciano de la Vega -arzobispo- y más personajes limeños se mezclaron con los incontables mulatos y con los indios pobres que recortaban tantos trozos de su hábito que hubo de cambiarse varias veces.
El santo de la escoba fue canonizado por el Papa Juan XXIII el 6 de Mayo de 1962 con las siguientes palabras del Santo Padre:
"Martín excusaba las faltas de otro. Perdonó las más amargas injurias, convencido de que el merecía mayores castigos por sus pecados. Procuró de todo corazón animar a los acomplejados por las propias culpas, confortó a los enfermos, proveía de ropas, alimentos y medicinas a los pobres, ayudo a campesinos, a negros y mulatos tenidos entonces como esclavos. La gente le llama ‘Martín, el bueno’."
Sus restos descansan en la Capilla de Santa Rosa de Lima, en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Lima.
EL EVANGELIO DE HOY: 27.10.2013
Autor: P. Sergio A. Córdova LC | Fuente: Catholic.net ¿Fariseo o publicano? | |
Lucas 18, 9-14. Tiempo Ordinario. Sólo si oramos con el corazón humillado, obtendremos la misericordia del Señor porque la humildad conquista el corazón de Dios. | |
Dijo también a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, esta parábola: "Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano. El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: "¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias." En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!" Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado." Oración introductoria Te pido perdón por ser como ese fariseo engreído que tiende a pensar sólo en sí mismo, juzgando con dureza a los demás. Ilumina mi oración para que sepa darte el lugar que te corresponde en mi vida. Petición Cristo, dame tu luz para saber reconocer, y buscar cómo superar, mis debilidades. Meditación del Papa Francisco Qué quiere decir caminar en la oscuridad? Porque todos tenemos oscuridad en nuestras vidas, incluso momentos en los que todo, incluso en la propia conciencia, es oscuro, ¿no? Caminar en la oscuridad significa estar satisfecho consigo mismo. Estar convencidos de no necesitar salvación. ¡Esas son las tinieblas! Cuando uno avanza en este camino de la oscuridad, no es fácil volver atrás. Si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Miren sus pecados, nuestros pecados: todos somos pecadores, todos. Este es el punto de partida. Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel, es justo tanto para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Y se presenta a nosotros, ¿no es así?, este Señor tan bueno, tan fiel, tan justo que nos perdona. Cuando el Señor nos perdona hace justicia. Sí, hace justicia primero a sí mismo, porque Él ha venido a salvar, y cuando nos perdona hace justicia a sí mismo. "Soy tu salvador" y nos acoge. (S.S. Francisco, 29 de abril de 2013). Reflexión Continuamos con el tema de la oración. Pero esta vez nuestro Señor nos enseña otra actitud que debemos tener cuando oramos. En el evangelio del domingo pasado nos exhortaba a orar con perseverancia y sin desfallecer. Hoy nos dice que nuestra oración debe estar permeada de una profunda humildad y sencillez de corazón. Y, para ello, nos presenta la parábola del fariseo y el publicano. También en esta ocasión, como en otras anteriores, san Lucas nos explica el porqué de esta historia: Jesús quiere hacer escarmentar a "algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás". Ésta es la postura típica del hombre altanero y orgulloso, autosuficiente y pagado de sí mismo, que se considera superior a los demás y con derechos adquiridos. En los tiempos de Jesús éste era, por desgracia, el comportamiento de muchos de los fariseos. Fijémonos ahora en uno de los personajes centrales de la parábola de hoy: el fariseo subió al templo a orar y, “erguido, oraba para sí en su interior”. Es un monumento al orgullo. Ni siquiera se digna ponerse de rodillas para orar. No. Se queda en pie, “erguido”, encopetado en su soberbia, mirando por encima de los hombros a los demás con una autocomplacencia que indigna. Es un tipo antipático y chocante no sólo por el hecho de alabarse a sí mismo con tanta desfachatez, sino, sobre todo, por compararse con sus semejantes y despreciarlos en el fondo de su corazón. Al igual que otros fariseos, se sentía santo y “perfecto” porque observaba escrupulosamente las prescripciones externas de la Ley. Sin embargo, aparece como un ser egoísta, soberbio e injusto con sus semejantes. Este hombre no habla con Dios, sino que se habla a sí mismo, se alaba y se autojustifica de un modo ridículo y pedante, presentando ante Dios sus “condecoraciones”, sus muchos “méritos” y títulos de gloria: “¡Oh Dios! –le dice— te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo”. Ésta era su “oración”: una autoexaltación y un total desprecio de los demás. Y lo más triste del caso es que este pobre hombre creía que así agradaba al Señor. Como contrapunto, nos presenta Jesús al publicano: “se quedó atrás –en la última banca del templo— y ni siquiera se atrevía a levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo: ¡oh Dios!, ten compasión de este pecador”. ¡Qué tremendo contraste! Este hombre sabía delante de quién estaba y reconocía todas sus limitaciones personales. Experimentaba ese religioso y santo temor de presentarse ante Dios porque sentía todo el peso de sus muchos pecados; era profundamente consciente de su indignidad y sólo se humillaba, pidiendo perdón por sus maldades. Y en su humildad, ni siquiera se atrevía a levantar los ojos al cielo y se golpeaba el pecho pidiendo perdón y compasión al Señor que todo lo puede. ¡Qué diferencia de actitudes! Si nosotros tuviéramos que juzgar en el lugar de Dios, seguro que escogeríamos a este segundo hombre. Su humildad tan sincera nos conmueve y nos conquista el corazón. Enseguida sentimos simpatía por este último personaje. Los publicanos no gozaban precisamente de buena fama en Israel. Eran considerados pecadores públicos, enemigos del pueblo escogido, amigos del dinero y de la buena mesa. Y, a pesar de todo, creo que con mucho gusto perdonaríamos al publicano sus muchos errores y pecados. Nos sentimos movidos a piedad ante un comportamiento tan sincero y tan hermoso. ¿Y acaso Dios iba a obrar de un modo diferente? “Yo os digo –concluye nuestro Señor— que el publicano bajó a su casa justificado –o sea, perdonado y salvado— y aquél no. Porque todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado”. La postura del fariseo nos produce rechazo y una cierta repugnancia interior. Nos molesta su petulancia y orgullo; y, con tristeza, condenamos en el fondo su actitud. Con estas comparaciones nuestro Señor nos exhorta vivamente a adoptar siempre una postura de humildad profunda en nuestras relaciones con Dios y con los demás. Así comprendemos más fácilmente, por experiencia personal, las hermosas palabras de la Santísima Virgen María en su Magníficat: “Dios derribó a los soberbios de sus tronos y enalteció a los humildes” (Lc 1, 52). Propósito Cuando oremos, pues, hagámoslo con una grandísima humildad, sabiendo que no tenemos ningún motivo de gloria, ningún mérito personal, ninguna razón para “exhibirnos” y presumir ante Él, como hizo el fariseo. Al contrario. Estamos llenos de miserias, y sin Él nada somos ni nada podemos en el orden de la gracia. Al margen de Dios o prescindiendo de Él, somos unos pobres desgraciados, condenados a la ruina temporal y eterna. Acordémonos de las palabras del Eclesiástico: “los gritos del pobre atraviesan las nubes y sus penas consiguen su favor”. Sólo si oramos con el corazón contrito y humillado, obtendremos la misericordia del Señor porque la humildad conquista el corazón de Dios. María Santísima, la creatura más amada y predilecta a los ojos de Dios, vivió siempre como la “humilde esclava del Señor”. Pidámosle que nos enseñe a ser como ella para que también nosotros seamos objeto de las complacencias de Dios nuestro Señor. |
sábado, 26 de octubre de 2013
AVE MARÍA DE LAS MUJERES
Ave María de las mujeres
Autor: Silvana Duboc
MADRE,
Aquí, ahora y a solas
Quiero pedirle por todas nosotros
Por aquellas que fueron escogidas
Para dar la vida
Mujeres de todas las especies
De todos los credos, razas y nacionalidades ;
Todas aquellas en las cuáles la vida
Está envuelta en sonrisas, lágrimas,
tristezas y felicidades
Aquellas que sufren por hijos
que generaron y perdieron
Las que trabajan el día entero
En casa o en cualquier empleo;
Quiero pedir por las madres
Que sufren por sus hijos enfermos
Quiero pedir por las niñas carentes
Y por las qué aún están dentro de un vientre;
Por las adolescentes inexpertas
Por las viejitas olvidadas en asilos
Sin refugio, sin familia, cariño y amigos
Pido también por las mujeres enfermas
Que en algún hospital
aguardan por su hora fatal;
Quiero pedir por las mujeres ricas
Aquellas que a pesar de la fortuna
Viven afligidas y en la amargura
Pido por almas femeninas mezquinas,
pequeñas y solas
Por mujeres guerreras de la vida entera
Por las qué no tienen como dar a sus hijos
el pan y la educación;
Pido por las mujeres deficientes
Por las inconsecuentes
Ruego por las condenadas,
aquellas que viven recluidas
Por todas las que fueron obligadas
a crecer antes del tiempo
Que fueron juzgadas,
O en alguna cama devastadas;
Ruego por las qué mendigando en las calles
Sobreviven a pesar de esa tortura
Por las , las excluidas
y las sexualmente reprimidas;
Pido por la mujer dominadora y por la traidora
Pido por aquella que sucumbió sueños dentro de s¦í
Por todas las que yo ya conocí
Pido por mujeres solitarias y por las ordinarias
Las mujeres de vida difícil
y que hacen de eso un oficio
Y por las qué se tornaron voluntarias
por ser solidarias;
Ruego por aquellas que viven acompañadas
Aunque tristes y amargadas
Y por todas que fueron abandonadas
Las que tuvieron que continuar solas
Sin un amigo, un hombro querido;
Pido por las amigas
Por las compañeras
Por las enemigas
Por las hermanas y por las parientas,
Suplico por aquellas que perdieron la fe,
Que se distanciaron de la esperanza,
Quiero pedir por todas que claman por venganza
Y con eso se pierden en su inútil andanza;
Ruego por las que corren atrás de justicia
Que la buena gana de los hombres las asista
Pido por las que luchan por causas perdidas
Por las escritoras y las doctoras
Por las artistas y profesoras
Por las gobernantes y por las menos importantes
Suplico por las hembras
que son obligadas a esconder sus rostros
Y amputadas del placer viven en el disgusto;
Quiero pedir también por las ignorantes
Y por todas que en el momento est¦án gestantes
Por aquella mujer triste dentro del corazón
Que vive con el alma buceada en la soledad
Por aquella que busca un amor verdadero
Para entregarse de cuerpo entero
Y pido por la que perdió la emoción
Aquella que no tiene más paz dentro del corazón
Y ruego, imploro, por aquella que ama
Y que no correspondida, vive una vida sufrida
Aquella que perdió su amor
Y por eso, su alma se cerró
Por todas que la droga destruyó
Por tantas que el vicio denigró
Suplico por aquella que fue traicionada
Por varias que son humilladas
Y por las qué fueron contaminadas;
Madre,
quiero pedir por todas nosotros
Que somos la sonrisa y la voz
Que tenemos el sentimiento más profundo
Porque fuimos escogidas
Para generar y, a pesar de cualquier cosa,
Amar...
Independiente de quién sean nuestros hijos
Feos o bonitos
Amables o rebeldes
Perfectos o deficientes
Tristes o contentos
Madre,
ayudanos a continuar en esa batalla
En esa guerra diaria
En esa lucha sin fin
Ayudanos a ser felices como la gente siempre quiere
Danos coraje para continuar,
Danos salud para al menos intentar,
Resignación para todo aceptar,
Danos fuerza para soportar nuestras amarguras
Y a pesar de todo
continuemos a ser sinónimo de ternura;
Perdonanos por nuestros errores
Y por nuestros insistentes llamamientos,
Perdonanos también por nuestras revueltas,
Nuestras lágrimas y nuestras derrotas,
Y no nos dejes nunca madre, que perdamos la fé
Y siempre que pueda
Pide por nosotros al Padre
Y acuérdale que cuando él creó a EVA
No dejó con ella ningún mapa de orientación
Ningún manual con indicación
Ninguna seta indicando el camino correcto
Ninguna instrucción de cómo vivir
De como, de todo vencer
Y aún así.....conseguimos aprender.
Amén!
AL SERVICIO DE DIOS
AL SERVICIO DE DIOS
Un sirviente del Emperador Carlos V se moría, después de muchos años de servir fielmente a su amo.
–– “Querido amigo –dijo el Emperador, junto a la cama del moribundo–: me has servido con tanta devoción que sólo deseo poder darte algo en cambio. ¿Quieres alguna cosa? Dime lo que deseas y yo veré que se te conceda”.
–– “Sí –respondió el moribundo–. Quisiera recibir un favor de vuestras manos”.
–– “¿Qué deseas?” –preguntó ansiosamente el Emperador.
–– “Dadme un día más de vida, tan sólo un día más”.
–– “¡Ay! –exclamó. Se me considera uno de los monarcas más poderosos sobre la tierra, pero lo que me pides es más de lo que mi poder puede darte. Sólo Dios puede conceder y prolongar el don de la vida”.
Suspirando profundamente, dijo el moribundo:
–– “Entonces ahora veo claramente que fui un tonto al no dedicar al servicio de Dios más tiempo que al servicio de un rey terreno”.
ALEGRÍA EN TU CORAZÓN
Alegría en tu corazón
Autor: Eileen Caddy, Libro: Dios me hablo
Enviado por: Mayda Sanchez
Comienza el día con alegría en tu corazón y palabras de agradecimiento en tus labios.
Hay tanto por lo cual estar agradecido.
Eleva tu conciencia de inmediato.
Comenzar el día embotado y confuso no es provechoso para ti, ni para tu familia, ni para nadie.
Si te sientes con espíritu crítico hacia alguien, encuentra algo en esa persona que sea positivo y bueno.
Concéntrate en esto hasta que sientas que el amor fluye a través de ti hacia esa persona.
Sé paciente y afectuoso y nunca, en ningún momento, te desesperes por el alma de nadie.
En algún lugar, de algún modo, podrás estar en contacto con eso que traerá nueva vida, alegría y esperanza.
La clave está allí, oculta quizás. Deja que esto sea como la búsqueda del tesoro, una pista que conduce a la próxima, hasta que llega al alma.
La perseverancia es fundamental.
Llegar a algunas almas es más difícil que llegar a otras, pero aquellas son frecuentemente las que necesitan ser alcanzadas.
Elige las más difíciles; haz esto con Mi ayuda y Mi guía constante y no podrás fallar.
Bendice todo, da gracias continuamente, llena tu corazón con amor e irradia esto a todos los que están en contacto contigo.
NO TE DEJES VENCER
No te dejes vencer
No te dejes vencer por ninguna circunstancia.
La derrota depende de nosotros, al par que el triunfo.
Sin embargo, la peor derrota es la de quien se desanima.
Perder, no siempre es derrota.
Pero el desaliento arruina completamente la vida.
No te desanimes nunca.
Sigue adelante con valentía, porque el triunfo les sonríe únicamente a los que no se paran a mitad del camino.
EL EVANGELIO DE HOY: 26.10.2013
Autor: Misael Cisneros Garnica | Fuente: Catholic.net La higuera estéril | |
Lucas 13, 1-9. Tiempo Ordinario. Dirijamos hacia Dios nuestra vida y preocupémonos por nuestra propia conversión. | |
En aquel tiempo llegaron algunos que le contaron lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios. Les respondió Jesús: ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo. O aquellos dieciocho sobre los que se desplomó la torre de Siloé matándolos, ¿pensáis que eran más culpables que los demás hombres que habitaban en Jerusalén? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo. Les dijo esta parábola: «Un hombre tenía plantada una higuera en su viña, y fue a buscar fruto en ella y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro; córtala; ¿para qué va a cansar la tierra?" Pero él le respondió: "Señor, déjala por este año todavía y mientras tanto cavaré a su alrededor y echaré abono, por si da fruto en adelante; y si no da, las cortas." Oración introductoria Padre, nuestra esperanza es siempre y esencialmente también esperanza para los otros; sólo así es realmente esperanza también para nosotros. Petición Jesús, gracias por darme la oportunidad de mejorar, de servirte, de amarte. Dame tu gracia para luchar cada día por dar fruto. Meditación del Papa Francisco Precisamente sintiendo mi pecado, mirando mi pecado, yo puedo ver y encontrar la misericordia de Dios, su amor, e ir hacia Él para recibir su perdón. En mi vida personal, he visto muchas veces el rostro misericordioso de Dios, su paciencia; he visto también en muchas personas la determinación de entrar en las llagas de Jesús, diciéndole: Señor estoy aquí, acepta mi pobreza, esconde en tus llagas mi pecado, lávalo con tu sangre. Y he visto siempre que Dios lo ha hecho, ha acogido, consolado, lavado, amado. Queridos hermanos y hermanas, dejémonos envolver por la misericordia de Dios; confiemos en su paciencia que siempre nos concede tiempo; tengamos el valor de volver a su casa, de habitar en las heridas de su amor dejando que Él nos ame, de encontrar su misericordia en los sacramentos. Sentiremos su ternura, tan hermosa, sentiremos su abrazo y seremos también nosotros más capaces de misericordia, de paciencia, de perdón y de amor. (S.S. Francisco, 7 de abril de 2013). Reflexión Hoy Cristo desenmascara una preocupación presente en muchos hombres de nuestro tiempo. Y es la preocupación de pensar que los sufrimientos de la vida tienen que ver con la amistad o enemistad con Dios. Cuando todo va bien y no hay grandes angustias o desconsuelos creemos que estamos en paz y amistad con Dios. Y puede ser que realmente no suframos grandes ahogos y a la vez estemos con Dios pero Cristo nos muestra que no es así la forma de verlo. ¿Acaso los miles de personas que mueren en los atentados padecieron de esa forma porque eran más pecadores que nosotros? Por supuesto que no, pues Dios no es un legislador injusto que castiga a quienes pecan. Mejor es preocuparnos por nuestra propia conversión y dejar de juzgar a los demás por lo que les pasa en la vida. Que si este vecino se fue a la banca rota su negocio porque no daba limosna o el otro se le dividió la familia porque no iba a misa o el de más allá se le murió un hijo porque decía blasfemias. Dejemos de calcular cómo están los demás ante Dios e interesémonos más por nuestra propia conversión. Los acontecimientos dolorosos de la vida no son la clave para ver la relación de Dios con nuestro prójimo. Dios puede permitir una gran cantidad de sufrimientos en una familia para hacerles crecer en la fe y confianza con Él, pero no por eso quiere decir que Dios está contra ellos. Propósito Dirijamos hacia Dios nuestra vida y preocupémonos más por nuestra propia conversión. Diálogo con Cristo No hay excusas, la lección de la parábola es clara. Cuando el Creador viene a buscar frutos, es porque es tiempo de que haya frutos. No se trata de aparentar o verse bien, sino haber producido los frutos de acuerdo al plan de Dios. Gracias, Jesús, por interceder por mí y darme otra oportunidad para que, con la gracia de la Eucaristía, pueda rectificar lo que deba cambiar en mi vida y aspirar a la eficacia apostólica, donde es necesario morir a mi propia comodidad para dar fruto. |
viernes, 25 de octubre de 2013
ACTO DE CONFIANZA EN EL CORAZÓN DE JESÚS
ACTO DE CONFIANZA EN EL CORAZÓN DE JESÚS
Oh, Corazón de Jesús, Dios y Hombre verdadero, delicia de los Santos, refugio de los pecadores y esperanza de los que en Ti confían; Tú nos dices amablemente: Vengan a Mí; y nos repites las palabras que dijiste al paralítico: Confía, hijo mío, tus pecados te son perdonados, y a la mujer enferma: Confía, hija, tu fe te ha salvado, y a los Apóstoles: Confíen, Yo Soy, no teman.
Animado con estas palabras acudo a Ti con el corazón lleno de confianza, para decirte sinceramente y desde lo más íntimo de mi alma: Corazón de Jesús en Ti confío.
Sí, Corazón de mi amable Jesús, confío y confiaré siempre en tu bondad; y, por el Corazón de tu Madre, te pido que no desfallezca nunca esta confianza en Ti, a pesar de todas las contrariedades y de todas las pruebas que Tú quisieras enviarme, para que habiendo sido mi consuelo en vida, seas mi refugio en la hora de la muerte y mi gloria por toda la eternidad. Amén.
VENCIDO POR EL MIEDO
Vencido por el miedo
En una tierra en guerra, había un rey que causaba espanto. Siempre que hacía prisioneros, no los mataba, los llevaba a una sala donde había un grupo de arqueros de un lado y una inmensa puerta de hierro del otro, sobre la cual se veían grabadas figuras de calaveras cubiertas de sangre. En esta sala el rey les hacía formar un círculo y les decía entonces... "Ustedes pueden elegir entre morir atravesados por las flechas de mis arqueros o pasar por esa puerta misteriosa".
Todos elegían ser muertos por los arqueros. Al terminar la guerra, un soldado que por mucho tiempo sirvió al rey se dirigió al soberano y le dijo:
—"Señor, ¿puedo hacerle una pregunta?"
Y le responde el rey:
—"Dime soldado".
—"¿Qué había detrás de la horrorosa puerta?".
—"Ve y mira tú mismo", respondió el rey.
El soldado entonces, abrió temerosamente la puerta y, a medida que lo hacía, rayos de sol entraron y aclararon el ambiente... y, finalmente, descubrió sorprendido que la puerta se abrió sobre un camino que conducía a la libertad.
El soldado admirado sólo miro a su rey que le decía:
—"Yo daba a ellos la elección, pero preferían morir que ariesgasrse a abrir esta puerta".
¿Cuántas puertas dejamos de abrir por el miedo de arriesgarnos?.
¿Cuántas veces perdemos la libertad y morimos por dentro, solamente por sentir miedo de abrir la puerta de nuestros sueños?
AMAR LA VIDA
AMAR LA VIDA
Un profesor fue invitado a dar una conferencia en una base militar, y en el aeropuerto lo recibió un soldado llamado Ralph.
Mientras se encaminaban a recoger el equipaje, Ralph se separó del visitante en tres ocasiones: primero para ayudar a una anciana con su maleta; luego para cargar a dos pequeños a fin de que pudieran ver a Santa Claus, y después para orientar a una persona. Cada vez regresaba con una sonrisa en el rostro.
"¿Dónde aprendió a comportarse así?", le preguntó el profesor. "En la guerra", contestó Ralph.
Entonces le contó su experiencia en Vietnam. Allá su misión había sido limpiar campos minados. Durante ese tiempo había visto cómo varios amigos suyos, uno tras otro, encontraban una muerte prematura.
"Me acostumbré a vivir paso a paso" -explicó. "Nunca sabía si el siguiente iba a ser el último; por eso tenía que sacar el mayor provecho posible del momento que transcurría entre alzar un pie y volver a apoyarlo en el suelo.
Me parecía que cada paso era toda una vida".
Nadie puede saber lo que habrá de suceder mañana. Qué triste sería el mundo si lo supiéramos. Toda la emoción de vivir se perdería, nuestra vida sería como una película que ya vimos.
Ninguna sorpresa, ninguna emoción. Pienso que lo que se requiere es ver la vida como lo que es: una gran aventura.
Al final, no importará quién ha acumulado más riqueza ni quién ha llegado más lejos. Lo único que importará es quién lo disfrutó más.
Ama más quien más ha servido, porque aprecia su vida y la de los demás.
ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
Sopla sobre mí, Espíritu Santo,
para que todos mis pensamientos sean santos.
Actúa en mi, Espíritu Santo,
para que también mi trabajo sea santo.
Induce mi corazón, Espíritu Santo,
para que ame solamente a aquello que es santo.
Fortaléceme, Espíritu Santo,
para defender todo lo que es santo.
Guárdame, Espíritu Santo,
para que yo siempre sea santo.
Amén
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