viernes, 13 de julio de 2012

OLVIDA EL AYER...


Olvida el ayer
Autor:C. Torres Pastorino
Libro: "Pensamientos - Guía a la sabiduría"

"Recordar los malos ratos del pasado no aporta nada positivo al presente.

¿Por qué detenerse en el pasado si lo que importa es el futuro? El espejo retrovisor del automóvil te muestra el camino recorrido y sirve únicamente de aviso para ver los vehículos que te piden el paso y que podrían poner en peligro tu propio viaje.

El pasado sirve de base al presente como los muros del primer piso que hoy sostienen la azotea de mañana.

Quien está en el primer piso quiere sencillamente subir a la terraza y no detenerse escarbando en los cimientos de la casa porque encontraría sólo alacranes.

Sube y contempla las estrellas que te muestran los caminos del futuro y deja que la animalidad se pierda entre los terrenos del suelo húmedo y frío.

No vuelvas al pasado que se ha ido y no regresará jamás. Si regresara sería un gran impedimento para tu progreso.

Lo que pasó, pasó. La vida pasada te dejó experiencias y conocimientos que tendrías que aprovechar.

El estudiante experimenta en el laboratorio con instrumentos de química. Al salir del aula se lleva los conocimientos y deja las probetas y elementos porque ya no le sirven.

¿Qué ganamos con recordar errores, cuyas consecuencias nos hacen sufrir, si ya es imposible corregirlos y su recuerdo constante puede arruinar nuestro camino? Por eso, no vuelvas al pasado y mira hacia el porvenir.

No remuevas la tierra con la azada y planta frutales que mañana te abriguen y alimenten.

Olvida el ayer y orienta el corazón hacia mañana.

Cuando el hoy despuntó con la aurora del nuevo día, el ayer había concluido.

Táchalo en la hoja de tu vida.

Prepara tus lecciones para el examen de mañana porque en el examen de ayer fuiste aprobado con notas demasiados bajas.

Levántate y camina hacia lo alto y hacia adelante, dejando que los muertos en espíritu entierren a sus muertos (Mateo 8,22).

¿Me salvé o no me salvé?

Autor: P. Mariano de Blas | Fuente: Catholic.net
¿Me salvé o no me salvé?
Si yo no me preocupo de mi propia salvación, ¿quién se va a preocupar? Si yo no arreglo este asunto y no me preocupo por solucionarlo, ¿quién lo va a solucionar en mi lugar?
 
¿Me salvé o  no me salvé?


Se nos cuenta en la Biblia que, al final de los tiempos, una vez que hayamos resucitado, todos los hombres nos vamos a reunir. Es impresionante la cantidad de personas que vamos a ser: millones y millones de seres humanos.

En ese momento va a venir Dios de una manera solemne, rodeado de ángeles, para decir unas palabras decisivas a los hombres. Toda esa gran multitud estará dividida en dos bandos: unos, se nos dice, estarán a la derecha, otros estarán a la izquierda. Los que estén a la derecha sabrán que definitivamente se han salvado. Nada ni nadie les podrá quitar esa felicidad eterna que lograron con su buena vida. Los que estén a la izquierda sabrán que definitivamente se han perdido para siempre, y que nada ni nadie podrá cambiar ya su situación.

Tú y yo, todos los hombres estaremos ahí presentes. Estaremos a la derecha o estaremos a la izquierda. Si estamos a la derecha, escucharemos las palabras más hermosas que se puedan oír de labios de Dios: "Venid benditos de mi Padre, a tomar posesión del Reino de los cielos, preparado para vosotros desde el principio del mundo". Si estamos a la izquierda, escucharemos las palabras más tremendas que se puedan escuchar de labios de Dios: "Id malditos al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles".

Me salvé, no me salvé: este es el asunto más importante. Esto es lo único necesario de que hablaba el maestro de Nazaret, Jesús. A pesar de ser el asunto más importante, nadie lo podrá resolver en tu lugar. Cada uno tiene que resolver este problema por sí mismo, no habrá secretarios, no habrá embajadores, ni representantes. Es un asunto aparte, ineludible: aunque uno no se preocupe, aunque uno no tenga ganas de meditarlo, de pensarlo en serio, el asunto, el problema está ahí presente. Tanto los que se han preocupado como los que no se han preocupado de su salvación, al pasar el umbral de esta vida, se encontrarán de frente a un problema resuelto o no resuelto: me salvé, no me salvé.

En este momento me permito una reflexión sencilla: ¿Cuánto tiempo le dedico a este asunto de mi salvación eterna? ¿Cuantas veces pienso en él? ¿Lo tengo solucionado? ¿Lo tengo en regla? ¿O hace mucho tiempo, quizás muchos años, que ya no me preocupo, y me tiene sin cuidado?. Y, si yo no me preocupo de mi propia salvación, ¿quién se va a preocupar? Si yo no arreglo este asunto, que es mío, si no me preocupo por solucionarlo, ¿quién lo va a solucionar en mi lugar?


Un día me dirá Dios: "Ven, bendito de mi Padre", o "apártate de mí, maldito". Dios está escribiendo ya en el Libro de la Vida la frase que dirá al final de mi existencia...


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  • P. Mariano de Blas LC

    jueves, 12 de julio de 2012

    LA SOLEDAD....

    La Soledad
    Autor: Padre José Alcázar Godoy

    Cierto día, le dijo una joven a su soledad: "¿No podrías buscarme un compañero que aliente mi corazón y comparta mis afectos?".


    La soledad le contestó: "Ah, ¿un joven como tú que también esté solo y necesite alguien para compartir tus deseos? Me parece que no va a ser una tarea fácil, pero voy a intentarlo con el muchacho que vive en la otra ladera del valle.


    Habitaba allí un joven solitario que añoraba comunicar los secretos de su corazón. En sus monólogos decía: "Soledad, enemiga mía, ¿serías capaz de proporcionarme un corazón a mi lado a quien comunicar cuanto llena el mío?".
    La soledad contestó: "¿No te basta con mi compañía?".


    Pero el joven dijo: “Todo lo que te cuento lo sepulta tu silencio. Nunca hallo
    consuelo. Yo necesito un corazón vivo que me escuche, me sonría y me ame".
    Entonces la soledad añadió: "No es una tarea fácil; sin embargo, lo intentaré con la joven que habita en la otra vertiente de la montaña".


    Unos días después, la soledad los presentó. Se conocieron y acordaron reunirse cada atardecer para intercambiar las inquietudes que albergaban sus corazones.


    Al encontrarse, siempre hablan a la vez, sin parar y sin escucharse; ella le da a a él su eterna soledad; y él, a ella, la suya. Mientras tanto, la soledad susurra a cada uno: “¡Permaneceré a tu lado mientras no escuches el secreto del otro!”.


    Han pasado muchos años y los jóvenes son mayores. Cada atardecer se reúnen en la ladera del valle, trayendo cada uno de la mano a su soledad.

    LA VENTANA Y EL ESPEJO

    La ventana y el espejo
    Autor: Paulo Coelho


    Cuenta Paulo Coelho que un joven muy rico fue a ver a un rabino y le pidió consejo para orientar su vida. Este lo condujo hacia la ventana y le preguntó: - ¿Qué ves a través de los vidrios?
    - Veo hombres que van y vienen y un ciego que pide limosna en la calle.

    Entonces el rabino le mostró un gran espejo y nuevamente lo interrogó:
    - Mira este espejo y dime ahora qué ves.
    - Me veo a mí mismo.

    - ¡Y ya no ves a los otros! Repara en que la ventana y el espejo están hechos ambos de la misma materia prima, el vidrio. Pero en el espejo, porque tiene una fina lámina de plata pegada al vidrio, no ves más que tu persona. Debes compararte con estas dos especies de vidrio. Pobre, veías a los otros y sentías compasión por ellos. Cubierto de plata –rico-, apenas te ves a ti mismo. Sólo valdrás algo cuando tengas el coraje de arrancar el revestimiento de plata que te cubre los ojos y puedas nuevamente ver y amar a los demás.

    ORACIÓN A JESÚS EUCARISTÍA...

    Oración a Jesús Eucaristía

    Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias.

    A ti se somete mi corazón por completo, y se rinde totalmente al contemplarte.

    Al juzgar de ti se equivocan la vista, el tacto, el gusto, pero basta el oído para creer con firmeza; creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios; nada es más verdadero que esta Palabra de verdad.

    En la Cruz se escondía solo la Divinidad, pero aquí se esconde la humanidad;
    sin embargo, creo y confieso ambas cosas, y pido lo que pidió el ladrón arrepentido.

    No veo las llagas como las vio Tomás, pero confieso que eres mi Dios: haz que yo crea más y más en ti, que en ti espere y que te ame.

    ¡Memorial de la muerte del Señor!

    Pan vivo que da la vida al hombre: concede a mi alma que de ti viva, y que siempre saboree tu dulzura.

    Señor Jesús, Pelícano bueno: límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre, de la que una sola gota puede liberar de todos los crímenes al mundo entero.

    Jesús, a quien ahora veo oculto, te ruego que se cumpla lo que tanto ansío:
    que al mirar tu rostro cara a cara, sea yo feliz viendo tu gloria.

    Amén.

    JESÚS ESTÁ EN EL SAGRARIO


    Autor: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net
    ¿Saben que estás ahí Señor?... o quizá no lo saben
    Detén tu desorientado caminar y ve donde Él está, con su Cuerpo y su Divinidad y encontrarás la grandeza de que Dios te ama.



    ¿Saben que estás ahí Señor?... o quizá no lo saben


    Vengo del tráfico, del ruido, de toda la agitación que hay ahí afuera, Señor, trato de serenarme y dejar mi aceleramiento convertido en suaves pasos para estar frente a ti. Ya me va llegando la calma, la paz....

    Frente a esta Capilla siguen pasando las personas, que como yo, traen en su interior su propia historia....

    Y pienso en ellos... en esa joven que pasa sin mirar siquiera un instante hacia este lugar donde estás Tu... pasa ensimismada porque carga una cruz que pesa, que pesa mucho, le han dicho que su hijito tiene una enfermedad incurable... ¡y ese hombre que apura el paso porque lleva ya dentro la huella del vicio y va en su busca!... y ese anciano que apenas puede caminar porque tiene frío, porque todos sus huesos ya viejos le duelen pero le duele más el saber que en su casa, los hijos que tanto amó, le están diciendo que "estorba"....

    Esa jovencita, casi una niña, que va despacio y muy triste porque su novio le acaba de decir "que no la quiere... que todo terminó" y ella ya lleva un hijo en las entrañas y no sabe..... ¿qué va a hacer?
    Y el que no tiene trabajo... y la que se siente enferma y cansada..... y pasa también la que va feliz porque mañana se casa..... y la que le ha dado el doctor la noticia de que va a ser madre y le falta tiempo para llegar a su hogar y decírselo al hombre amado.... y el que va feliz porque le han ascendido de puesto.... y el estudiante que ha pasado de año y la niña que mañana cumple quince años..... y la que le acaban de dar su anillo de compromiso.... y el que viene de despedir para siempre al ser amado y recibir las condolencias...

    Todo un mundo de historias... y tu Señor las conoces todas, y tu te las sabes todas y esperas....

    ¿Por qué no vienen a ti? ¿Por qué no te vienen a dar gracias y a compartir contigo sus grandes logros, sus dichas, sus sueños realizados.... su inmensa felicidad?

    ¿Por qué los que cargan una cruz tan pesada no la quieren compartir contigo ... contigo que ya supiste lo que pesa y duele? Tu lo dijiste: "Venid a mi todos los que estéis fatigados y sobrecargados y yo les daré descanso..." (Mt 11,28)

    ¿Saben que estás ahí o quizá... no lo saben? ¿Y si nadie se lo ha dicho?

    Siento tu tristeza, Señor... y esa tristeza me obliga a darte a conocer entre todos los que me rodean... Que nadie quede sin saber que eres agua viva si tienen sed, que eres el amigo fiel si tienen angustia y pena, que eres el Amor hecho hombre para amar sin medida, que eres el Dios que muere en una cruz para perdonar.... que está ahí, tan cerca, tan humilde en la espera eterna....

    Para que tu detengas tu desorientado caminar y vengas aquí donde Él está con su Cuerpo y su Divinidad y... tal vez llores... pero seguro que al salir ya vas a sentir, lo que buscabas y necesitabas, la grandeza de que Dios te ama y con ella el precioso don de la PAZ.





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  • Ma. Esther de Ariño

    JESÚS TE SANARÁ


    miércoles, 11 de julio de 2012

    Tanta prisa y al final ¿qué?

    Autor: P. Dennis Doren L.C. | Fuente: Catholic.net
    Tanta prisa y al final ¿qué?
    Estamos tan preocupados viviendo nuestra monótona, pero ajetreada y estresada vida, que no nos damos cuenta de las cosas que son realmente importantes.
     
    Tanta prisa y al final  ¿qué?
    Conversando con un padre de familia, me hizo el siguiente comentario: Padre, parece que hoy vivimos en un estado de guerra, en estado de sitio continuo; presiones, preocupaciones, ¿la vida tiene que ser así, será lo que Dios había pensado para el hombre? Yo pensé para mis adentros, ¡qué sensato cuestionamiento!

    Nosotros los humanos, estamos tan preocupados viviendo nuestra monótona, pero ajetreada y estresada vida, que no nos damos cuenta de las cosas que son realmente importantes. Pasamos los días como máquinas de computadora, pasamos toda o parte de nuestra vida conviviendo con las mismas personas y ni siquiera sabemos quiénes son en realidad, no sabemos qué sienten, cómo piensan; simplemente nos limitamos a juzgarlos por lo que dice la gente y por la imagen que proyectan. Vamos tan a prisa que no nos damos cuenta siquiera lo que se está derrumbando a nuestro alrededor, quién necesita nuestra ayuda, nuestra mano amiga, nuestro hombro para apoyarse.

    Por la mañana nos levantamos corriendo, queremos hacer todo tan deprisa. El amor se esfuma como el humo, la sonrisa la ocultamos entre los dientes, las caricias las dejamos para nuestras mascotas, ¿a dónde se fue lo que da sentido a la vida? Vamos tan frenéticamente, que nos despertamos y olvidamos darle gracias a Dios por el nuevo sol; no nos damos tiempo para disfrutar lo mejor de la vida, preferimos perder el tiempo y nuestras vidas en cosas vanas, como tener dinero, poder, buena posición social; y cuando al fin lo tenemos, ¡vaya sorpresa! nos damos cuenta de que ahí no estaba la felicidad, ¡qué desengaño nos damos!

    Aprendamos a dedicar tiempo a lo esencial. Creo que no existe mejor sensación en el mundo que recibir el abrazo de un ser querido, acompañarle en el dolor y experimentar en la brisa o en el amanecer, la presencia amorosa y eterna de Dios.
    Bien lo decía el Papa Benedicto XVI en su última encíclica sobre la esperanza: "No es la ciencia la que redime al hombre. El hombre es redimido por el amor". "No es el progreso quien da la solución a los interrogantes del hombre, es Dios". "Es verdad que quien no conoce a Dios, aunque tenga múltiples esperanzas y proyectos, en el fondo está sin esperanza, sin la gran esperanza que sostiene toda la vida (Sir 33,14). La verdadera, la gran esperanza del hombre que resiste a pesar de todas las desilusiones, sólo puede ser Dios, el Dios que nos ha amado y que nos sigue amando «hasta el extremo», «hasta el total cumplimiento"» (cf. Jn 13,1; 19,30). (Spe Salvi Nº 27). ¡Qué fácil es caer en el vacío, qué fácil es no encontrarle sentido a la vida!
    Se cuenta que un niño se perdió de su caravana en pleno desierto y fue encontrado por unos mercaderes. Le preguntaron: ¿quién eres?, ¿de dónde vienes?, ¿a dónde te diriges? A cada pregunta respondía invariablemente el pobre niño: "Yo no sé". Él se había vuelto loco en aquella soledad.
    De tales locos, por desgracia, está lleno el mundo. Uno de ellos tuvo un momento de lucidez y dictó el siguiente epitafio para su tumba: "Aquí yace un loco que se fue de este mundo sin saber si quiera por qué había venido".

    Dediquemos el tiempo necesario para QUERER, AMAR, SONREIR, SER FELIZ. ¿Nos cuesta tanto trabajo dedicar unos minutos al día para mirar al cielo y decirle a Dios ¡GRACIAS! y mirar a nuestro ser querido a los ojos y decirle te quiero? Algo tan sencillo como eso es capaz de convertir un día gris en uno de los mejores. Tenemos que querer, pero no aferrarnos; disfrutar el momento, sonreír, abrazar, mirar hacia el futuro con confianza y esperanza, porque la vida es sólo eso, momentos, oportunidades que pasan y que no se vuelven a repetir, la certeza de un mundo futuro mejor. La vida es corta, el tiempo se acaba, y no estás sintiendo realmente lo que es estar vivo.





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  • P. Dennis Doren LC

    martes, 10 de julio de 2012

    LA VIRGEN DEL CARMEN MADRE DE TODOS


    La Virgen del carmen Madre de todos
    Autor:  Padre Eusebio Gómez Navarro OCD 
            


    Muchas son las advocaciones con las que invocamos a María. La Virgen del Carmen ha sido una de las devociones más populares durante setecientos años. Muchos cristianos se han sentido protegidos por María con el Escapulario. El escapulario es un signo especial de la protección de María, madre y hermana nuestra. El Escapulario del Carmen nos compromete a vivir como María, a ser personas orantes, a estar abiertos a Dios y a las necesidades de los hermanos.

    María fue la favorecida de Dios, la “llena de gracia”. Sabía que el Señor estaba con ella, sentía su presencia. Dios se había fijado en su humildad y cuidaba de ella. Estaba arropada por la fuerza de Dios. No podía temer a nada ni a nadie. María conocía el corazón de Dios, sabía de su infinita misericordia. Por eso, lo alababa y adoraba. Vivía de Dios, con Dios y para Dios.

    Concibió y dio a luz a su hijo, “el Hijo del Altísimo” a quien puso por nombre Jesús, Salvador de cada pueblo y de todos aquellos que creen en él. En su vientre había llevado a Jesús y facilitó que estuviera en su corazón durante toda su vida.

    María fue una mujer sencilla. Se ubicó entre los socialmente considerados inferiores, entre los que no tienen ni voz ni voto. Todos los necesitados tenían cabida en su corazón. Sin demora ni tardanza se puso en camino para atender a su pariente Isabel, para llevarle al Dios de la vida, para asistirla y ayudarla.

    María tiene muchos títulos. Entre todos ellos, todos hermosos y grandes, sobresale el de ser  Madre de Cristo y Madre nuestra. María es Madre de la Iglesia. Como dice Pablo, sufre por ella dolores de parto hasta ver a Cristo formado en cada uno de los creyentes. Ella cuida de sus hijos, como buena madre,  durante la vida y en la hora de la muerte. Ella ayuda a caminar con Jesús y a esperar hasta el final.

    María estuvo junto a su hijo en todos los momentos de su vida. En las alegrías y, sobre todo, en el momento de la cruz. Lo acompañó hasta la tragedia final del Calvario. Ella, la Dolorosa, también está cercana a nuestras penas y sufrimientos cotidianos. Los pobres, los enfermos, los que sufren, alcanzan de María la fuerza y ayuda para sobrellevar con fe una vida plagada de dificultades.

    La historia y la leyenda nos han mostrado a la Virgen del Escapulario siempre cercana a todos aquellos que, viviendo momentos difíciles y amargos, han acudido a ella pidiendo su protección.

                Llevar el Escapulario de la Virgen del Carmen es ponerse, como ella, un vestido nuevo, el ropaje de la fe, de la alegría...

    Sí, hemos sido revestidos de Cristo y, como María, debemos permanecer fieles a Dios hasta el final.

    PENSAMIENTO SOBRE LA PAZ

    PANCAKES...

     Pancakes

                El pequeño Luis de seis años decidió una mañana prepararles pancakes a sus papás para desayunar.
            Encontró un gran tazón y una cuchara, acercó una silla a la mesa, y trató de alzar el pesado paquete de harina para abrirlo. La mitad del paquete quedó desparramada entre la mesa, la silla y el suelo. Tomó toda la que pudo con sus manitas y la puso dentro del tazón, y después le puso un poco de leche y azúcar, haciendo una mezcla pegajosa que empezaba a chorrear por los bordes.
            Además habían ya pequeñas huellas de harina por toda la cocina, dejadas por él y su gatito.

            Luis estaba totalmente cubierto con harina, y estaba empezando a frustrarse.
            El quería darles una sorpresa a sus papás haciendo algo muy bueno, pero todo le estaba saliendo al revés. No sabía qué más había que agregar a su pasta, o si había que hornear los pancakes, pues ni siquiera sabía como usar el horno. Cuando miró otra vez la mesa, su gatito estaba lamiendo el tazón, por lo que corrió a apartarlo de la mesa, pero por accidente se volcó el cartón de leche y además se quebraron unos huevos que habían sobre la mesa al caer al suelo. Intentó agacharse a limpiarlo pero se resbaló y quedó con toda su pijama pegajosa, llena de harina y huevo.

            En ese momento vio a su papá de pie en la puerta.
            Dos grandes lágrimas se asomaron a sus ojos.
            El sólo quería hacer algo bueno, pero en realidad había causado un gran desastre.
            Estaba seguro de que su papá lo iba a regañar y muy posiblemente a castigarlo.
            Pero su papá sólo lo miraba en medio de aquel desorden. Entonces, caminando encima de todo aquello, tomó en sus brazos a su hijo que lloraba, y le dio un gran abrazo lleno de amor, sin importarle llenarse él mismo de harina y huevo.

            Así es como Dios nos trata. A veces tratamos de hacer las cosas bien, pero sin quererlo terminamos haciendo un desastre. Nuestra familia se pelea, insultamos a un amigo, o hacemos mal nuestras obligaciones, o desordenamos nuestra vida.

            Otras veces sólo podemos llorar, porque ya no sabemos qué más hacer.

            Entonces es cuando Dios nos toma en brazos, nos perdona y nos demuestra que nos ama, sin importarle que pueda ensuciarse con nuestra suciedad.

            Pero por el simple hecho de habernos equivocado, no debemos dejar de "preparar pancakes" para Dios o para alguien especial...
            Tarde o temprano lo lograremos, y Dios estará orgulloso de nosotros, porque no nos dimos por vencidos...

    PARA LEVANTAR EL ANIMO...

     
    Para levantar el ánimo
    Autor: Madre Teresa de Calcuta



    Si eres amable,
    las personas pueden acusarte de egoísta e interesado...
    Aun así se gentil.

    Si eres un triunfador,
    tendrás algunos falsos amigos y algunos enemigos verdaderos...
    Aun así triunfa.

    Si eres honesto y franco, las personas pueden engañarte...
    Aun así se honesto y franco.

    Lo que tardaste años para construir, alguien puede destruirlo en un minuto...
    Aun así... Construye

    Si tienes paz. Y eres feliz, las personas pueden sentir envidia...
    Aun así... Se feliz.

    El bien que hagas hoy, puede ser olvidado mañana...
    Aun así... Haz el bien.

    Da al mundo lo mejor de ti, aunque eso pueda ser nunca suficiente...
    Aun así... da lo mejor de ti mismo.

    y recuerda que, al fin de cuentas... Es entre Tu y DIOS.
    ¡Nunca fue entre tu y los demás!

    No soy totalmente feliz aquí, pero quiero serlo

    Autor: P. Juan Antonio Ruiz J., L.C. | Fuente: www.la-oracion.com
    No soy totalmente feliz aquí, pero quiero serlo
    Soy peregrino en este mundo, que va de paso, que está dirigiéndose a su patria: a la eternidad con Dios.
     
    No soy totalmente feliz aquí, pero quiero serlo
    Aquí tienes mi corazón ansioso, ensanchado por el inmenso deseo de las realidades futuras, que desde hace mucho tiempo está suspirando por ti, por el regreso a la patria: desea, antes que amanezca, contemplar ya aquí en la tierra los gozos de la felicidad futura. Desea saber qué gozos esperan a las almas de los difuntos después de la muerte del cuerpo, y qué glorificación se les añade después de recibir sus cuerpos. [...]
    Yo, queriendo volar al interior de aquella patria, de la que se dicen tantas cosas, te pido subir por Ti, que eres el camino; que no te ofenda a Ti, que eres la verdad; que llegue a Ti, que eres la vida. Que de ninguna manera me separe de Ti, que eres el camino de la felicidad plena; que de ningún modo desista por la dificultad de estas cosas, sino que subiendo por Ti, al morir no sufra [el ataque del] al ladrón, y, una vez muerto, no lleve al acusador [conmigo]
    (San Julián de Toledo, La oración que Julián dirige a Dios).


    ¿A quién no le gusta reírse a carcajada limpia? Estoy seguro que todos disfrutamos un buen chiste, una puntada cómica. Y si eso viene acompañado de imágenes, todavía más. Como las películas o series de televisión divertidas -para quienes las ven- que logran hacernos olvidar muchas veces las preocupaciones de todos los días.

    Me vino esto a la mente cuando veía una entrevista que Andreu Buenafuente, humorista español, le hizo a Mons. Xavier Novell, obispo de Solsona (España). Y lo admito: me dio mucha rabia. No porque Mons. Xavier no respondiese bien, pues estuvo bastante bien a decir verdad. Lo que me enojó fue ver que gente con mucho talento en el mundo del espectáculo, como el caso de Buenafuente, no sean creyentes y que, en numerosas ocasiones, critiquen y ridiculicen a la Iglesia y a Dios. Y entiéndanme, sé que ataques siempre habrán, pero es que creo que los cómicos y humoristas pueden tener un papel fundamental en mostrar lo que será el cielo en la eternidad: una risa sin fin, un eterno sentirse llenos por dentro, una compañía de Dios que nunca se acabará.

    ¿No les pasa a ustedes? A mí siempre me viene un deseo profundo de dejar de sufrir, de que los malos momentos no sucedan más, que ya no tenga tragos amargos en mi vida. Y luego, en contrapartida, desearía detener el segundero del reloj cuando le doy un abrazo a un ser querido, cuando paso un buen momento con los amigos, cuando tengo a Cristo en mis manos como sacerdote. Y aunque en ocasiones deseo callar mi corazón, es tal el anhelo de felicidad que no puedo hacerme ilusiones: mis ansias de eternidad son mayores.

    San Julián de Toledo era muy consciente de este sentimiento dentro del corazón del hombre y por ello dedicó gran parte de su vida a estudiar y meditar la eternidad. Prueba de ello es este extracto de la bellísima oración que le dirige a Dios: una oda a la búsqueda que todo ser humano tiene de felicidad. Es un sentirse peregrino en este mundo, que va de paso, que está dirigiéndose a su patria. Dialogar con Dios de estas realidades no es sólo recomendable, sino necesario. De hecho, algunos maestros de la vida espiritual recomiendan poner ante nuestros ojos estas realidades futuras por lo menos una vez por semana.

    Ésta es, creo yo, la gran enseñanza que San Julián nos deja y que debemos tatuarnos en el alma con el fuego de la oración: soy peregrino, esta vida es a fin de cuentas sólo pasajera. Y aunque debo trabajar y ayudar en la sociedad aquí, el apellido de mis actos sólo puede ser "eternidad". Si no, la felicidad seguirá rondando nuestro corazón, sin tocarlo del todo en este mundo.

    ¿Y los humoristas qué pintan en todo esto? Pues mucho. Porque cada vez que reímos, tocamos un poco la orla del manto de la eternidad y nos sentimos plenos. Y por eso un buen comediante, si es creyente, puede ser un buen predicador. Tal vez por eso que me he tomado muy en serio la petición que el mismo Andreu Buenafuente le hizo a Mons. Xavier Novell al final de la entrevista mencionada.

    Decía: "Si habla usted con Dios, hable bien de nosotros. Porque a lo mejor no vamos mucho a misa, pero nos gusta ser buenas personas". ¡Cuenta con ello, Andreu!

    lunes, 9 de julio de 2012

    No importa cómo me pintes...

    No importa cómo me pintes...

    Tienes la paleta en tus manos...
    Mezclas las tintas nerviosa...
    Tu lienzo al frente te espera...
    Sin saber cómo nos miramos.

    Tímidas pinceladas al principio.
    Poco a poco trazas líneas...
    vas configurando tu idea
    y plasmas despacio mi Rostro.

    ¡No quiero una cara bonita.!
    Me haces daño si asi me pintas.
    ¿Sabes?, sufrí mucho. Lloré,
    sudé sangre y eran rojas las perlas.


    Mi Rostro... mi Rostro era indefinido.
    Hinchado, moreteado, golpeado...
    ¿De dónde te viene pintor
    obtener en tu lienzo un rostro hermoso.?

    Insistes en colgarme de un madero pulido.
    ¿Qué no sabes que no había tiempo?
    Que mi Cruz, madero rústico
    era el esfuerzo de la humanidad,
    de los que sufren, desamparados,
    difamados, marginados,
    violados en sus derechos.

    No vine al mundo
    en medio de un lecho de rosas
    y no menos mi final humano,
    sería en algodones.
    Cuántos como tú...
    pasaron bajo mis pies sin mirarme siquiera
    sin regalarme una sonrisa,
    sin entender que por ellos
    dí mi Vida para salvarlos.

    Ahora tú, pintor conocido
    me presentas al mundo,
    de la forma más irreal que existe.
    No aceptas mi Credo, no lo vives
    y te atreves a criticar
    a los que luchan en su credo por Servirme.

    Sientes que me retribuyes
    con un lienzo maravilloso
    sin siquiera vivir los trazos que hoy,
    en tu afán de sobresalir en tu arte
    de tu vida, cómoda y burgues
    te puedes acordar de mi dolor.

    ¡No impòrta cómo me pintes.!
    Pero al menos sea tu acuarela
    un recuerdo de mi Rostro Vivo
    en cada hermano que ves.

    ¡Sí.! En el rostro del niño de la calle,
    en el hombre que está preso,
    en aquél que ha sido expuesto,
    en la mujer violada,
    en el marginado del mundo,
    en el perseguido que calla,
    ¡Sí.! Ese es mi rostro real.

    No olvides que como a Magdalena,
    por muy grandes que fueron sus pecados
    le perdoné y en su humildad,
    su corazón quedó sano.

    ¡No importa cómo me pintes!...
    Cada uno expresa su sentir
    y Yo,
    conozco el corazón humano

    El amor y los milagros

    El amor y los milagros
    Autor: Padre Eusebio Gómez Navarro OCD  


    La vida está llena de milagros. Más aún, la vida es para hacer milagros.

                El amor lo puede todo: hace ligeras las cargas pesadas, hace dulce lo sabroso, fácil lo difícil y posible lo que parece imposible. “El amor se arma de paz contra el poder, contra la razón, contra el honor, y dulcifica la amargura de todas las violencias, de todos los golpes, de todos los temores” (W. Shakespeare).

    Todo es según el color del cristal con que miramos. Cuando se mira con amor, todo cambia en la vida: el paisaje, las personas, la monotonía... Cambia la realidad más difícil, pues “el amor, según yo he oído decir, mira con unos anteojos que hacen parecer oro al cobre, a la pobreza riqueza, y a las legañas perlas” (Miguel de Cervantes). La medida de llevar las empresas más difíciles es el amor. El amor pone alas en la vida. “No es verdad que el amor hace todas las cosas fáciles, sino que el amor te hace capaz de superar las más difíciles” (J. Eliot). De manera parecida se expresa el Kempis cuando dice: “Gran cosa es el amor; él solo hace ligero todo lo pesado y lleva con igualdad todo lo desigual. Pues lleva la carga sin carga, y hace dulce y sabroso todo lo amargo”. Para Dios, que es Amor, todo es posible. Quien ama se asemeja a Dios y todo lo puede conseguir, pues “nada hay difícil para quien ama” (Cicerón).

    Las personas que aman tienen una virtud especial para ver todo lo bueno en el corazón de los otros y del mismo mundo. Dios, al terminar la creación, vio que todo era bueno. El amor llena el alma de libertad. “Ama y haz lo que quieras”, decía san Agustín. Porque si el amor es el que guía tu vida, realizarás grandes empresas. Si el amor guía a la humanidad, habrá paz, luz, alegría... “Los seres humanos que quieren tener una vida hermosa, no lo pueden lograr ni por nacimiento, ni por honores, ni por riqueza, ni por cualquier otra cosa, sino únicamente por amor” (Platón).

    El amor acerca, une, asemeja... Mientras reina el buen entendimiento, desaparecen las sospechas y las rencillas. Para amar es necesario creer en el amor. Quien ama, confía. Todos los que creen en el amor, aman, y su vida es un canto al amor.

    El amor da vida, libera, armoniza, ilumina, mientras que el odio engendra muerte, paraliza, confunde, oscurece. Todos deseamos recibir amor, pero no siempre estamos dispuestos a darlo. “El mejor medio para hacerse amar es amar; y ser amados es el medio para ver seguidos los propios ejemplos, escuchadas las propias palabras, eficaces los propios consejos, creídas las propias afirmaciones, adoptadas las propias creencias (C. de Foucauld).  A la larga o a la corta, el amor siempre resulta. Con el odio y la violencia no se consigue nada; por eso es bueno optar por el amor como fuente de vida. “Donde no hay amor, siembra amor y recogerás amor” (san Juan de la Cruz).

    Una de las grandes tareas de los seres humanos es enseñar a amar y volver al amor a quienes lo hubieran perdido. Dios ha creado a la persona para amar, y todos deberíamos ser conscientes de que “en el fondo de todas las almas hay tesoros escondidos que sólo el amor puede descubrir” (E. Rod). El que lo descubre tiene la varita mágica de hacer milagros. Algo que está al alcance de todos, niños y grandes, pobres y ricos, guapos y feos.

    ACEPTACIÓN...

    Aceptación
    Autor: Gonzalo Gallo González


    Una de las actitudes más necesarias en la vida es la capacidad de aceptación que nace del realismo.

    Gracias a ella dejamos de estrellarnos contra los hechos y buscamos lo mejor con lo que somos y lo que tenemos.

    Con aceptación cancelamos las exigencias del perfeccionismo y la pasividad del conformismo.

    Nada mejor para amarnos y amar que aceptarnos y aceptar a los otros con una conciencia clara de dos realidades:

    1. Nuestras limitaciones y las ajenas.
    2. Nuestros valores y los de los demás.

    Es un amor tolerante el que nos lleva a ser realistas sin dejar de luchar por mejorar día tras día.

    La aceptación nada tiene que ver con la resignación que paraliza y anestesia a los pusilánimes.

    Es más bien un paso de sabiduría hacia la superación: Es modelar el barro que se tiene hasta lograr una obra maestra.

    Crece en realismo y gozarás de paz en tu alma y en tus relaciones.

    FRASES PARA TENER EN CUENTA


            Frases para tener en cuenta
            Autor: Paulo Coelho


            "Sólo una cosa convierte en imposible un sueño: el miedo a fracasar."

            "El miedo a sufrir es peor que el propio sufrimiento. Y ningún corazón sufrió jamás cuando fue en busca de sus sueños."

            "La posibilidad de hacer realidad un sueño es justamente lo que vuelve la vida interesante."

            "Seas quien fueres o lo que hagas, si deseas algo con firmeza, es porque ese deseo nació antes en el alma del Universo. Y es tu misión en la tierra."

            "Cuando se ama, no es necesario entender todo lo que sucede allá afuera, porque todo sucede dentro de nosotros."

            "Siempre existe en el mundo una persona que espera a otra, ya sea en el medio del desierto o en medio de una gran ciudad. Y cuando estas personas se cruzan y sus ojos se encuentran, todo el pasado y todo el futuro pierden completamente su importancia y sólo existe aquel momento."

            "Es en el presente donde está el secreto; si prestas atención al presente podrás mejorarlo. Y si mejoras el presente, lo que sucederá después también será mejor.

            "Cada día trae en sí la Eternidad."

             ahogado!” Y el patito respondió: “No, madre, descubrí lo que es bueno para mí, y esto es que estoy en mi ambiente. Voy a continuar aquí, aunque tú no sepas lo que significa un lago.”

    SALUTACIONES A LA VIRGEN DEL CARMEN

      
    SALUTACIONES A LA VIRGEN DEL CARMEN

    1ª. Madre mía del Carmen, bendita seas; los serafines, los santos y los justos te llenen de alabanzas, porque me has dado Tu Escapulario. Dios te salve, María...

    2ª. Madre mía del Carmen, bendita seáis; los serafines, los santos y los justos os llenen de alabanzas, porque con vuestro Escapulario sois salud de mi alma. Dios te salve, María...

    3ª. Madre mía del Carmen, bendita seáis; los tronos, los santos y los justos os llenen de alabanzas, porque con vuestro Escapulario me protegéis contra todos los peligros. Dios te salve, María...

    4ª. Madre mía del Carmen, bendita seáis una y mil veces; las dominaciones, los santos y los justos os llenen de alabanzas, porque con vuestro Escapulario me defendéis de las tentaciones del enemigo. Dios te salve, Maria...

    5ª. Madre mía del Carmen y Reina de mi corazón, bendita seáis; los querubines, los santos y los justos os llenen de alabanzas, porque con vuestro Escapulario sois la paz y la alegría de mi alma. Dios te salve, María...

    6ª. Madre mía del Carmen, bendita seáis; los arcángeles, los justos y los santos os llenen de alabanzas, porque con vuestro Escapulario me habéis hecho especialísimo hijo vuestro. Dios te salve, María...

    7ª. Madre mía, madre de mi corazón y Reina de mi amor, os doy mi alma, mi vida, mi corazón, y quiero que os alaben las Virtudes y todas las criaturas, porque con vuestro Escapulario me habéis infundido la esperanza de que os veré en el cielo... No me dejéis, Madre mía. Dios te salve, María...

    CREER, ESPERAR Y AMAR...

    Autor: P. Mariano de Blas | Fuente: Catholic.net
    Creer, esperar y amar
    Esperar sobre todo en que tu tronco viejo produzca brotes nuevos; confiar a pesar de la niebla, del huracán y del hastío.
     
    Creer, esperar y amar

    Debes cultivar las virtudes teologales: muy teologales virtudes pero que, si no las haces tuyas, se quedan en eso, en teologales.

    Aprender a creer. Aceptar el reto de Jesús cuando decía: "Si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a ese monte: -arrójate al mar-, y os obedecerá".

    Esperar, esperar sobre todo en que tu tronco viejo produzca brotes nuevos; esperar, confiar a pesar de la niebla, del huracán y del hastío.

    Amar apasionadamente a Cristo y a las almas. ¿La hoguera encendida de tus días mejores se ha convertido en rescoldo casi apagado? El amor es capaz de despertar al genio dormido, de resucitar a los muertos. Amor que has hecho de adúlteras santas y de bandidos mártires, ¿no podrías encenderme a mí también?

    Perseverar en el amor. Comenzar a amar es obra de todos; todos han amado algo o a alguien algún día. Continuar amando ya cuesta más; menos lo practican. Pero amar hasta el final, a despecho del cansancio y las dificultades del camino, es obra de santos o de auténticos enamorados. El reto te llama, ¿verdad?
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