|
Páginas
- Página principal
- VIRGEN DEL CARMEN
- ORACIONES A JESÚS EUCARISTÍA
- LA DIVINA MISERICORDIA
- SANTA FAUSTINA Y LA DIVINA MISERICORDIA
- ORACIONES POR LAS VOCACIONES SACERDOTALES Y RELIGIOSAS
- MEDITACIONES
- REFLEXIONES
- BLOG CATÓLICO NAVIDEÑO
- MÁRTIRES DE LA DIÓCESIS DE CHIMBOTE
- UN TEÓLOGO RESPONDE
- EUCARISTÍA, MILAGRO DE AMOR
- BLOG CATÓLICO DEL PAPA FRANCISCO
- TIBERIADES EN GABITO GRUPOS
- CANONIZACIÓN DE JUAN PABLO II Y JUAN XXIII
- SANTOS Y SANTAS PARA COLOREAR
- SAN JOSÉ MARELLO
- SAN JOSÉ: NOVENA, ORACIONES Y IMÁGENES
- GIFS DE LA VIRGEN MARÍA
- IMÁGENES DE LA EUCARISTÍA
- INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
- SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS - ORACIONES Y NOVENA 2024
- SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: JUNIO - MEDITACIONES
- NARDOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS - MEDITACIONES PARA JUNIO
- SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS - MIS PRIMEROS VIERNES DE MES
- CRISTO REY
- CUARESMA 2024
- SEMANA SANTA - IMÁGENES
- EL VÍA CRUCIS EN IMÁGENES
- GIFS DE JESÚS DE NAZARETH
- ESPÍRITU SANTO: IMÁGENES, NOVENA, ORACIONES Y MEDITACIONES
- BLOG CATÓLICO DE EDUCACIÓN RELIGIOSA
- SAN PÍO DE PIETRELCINA
- ¿QUÉ ES EL ADVIENTO?
- ADVIENTO 2024
- LA CORONA DE ADVIENTO
- ADVIENTO - MEDITACIONES
- TARJETAS DE FELIZ NAVIDAD
- TARJETAS DE FELIZ NAVIDAD - MERRY CHRISTMAS
- NAVIDAD - PESEBRES NAVIDEÑOS
- FELIZ AÑO NUEVO - HAPPY NEW YEAR
lunes, 8 de agosto de 2011
VIVIR COMO SI FUERA EL ÚLTIMO DÍA ...
domingo, 7 de agosto de 2011
LA FUERZA DE LA FE...
LA FUERZA DE LA FE...
Jesús acababa de realizar el milagro de la multiplicación de panes y peces. Hoy nos dice el evangelio que “obligó a sus discípulos a marcharse en la barca mientras El despedía a la gente”. Este es un gesto severo por parte de Jesús, que realiza cuando tiene alguna tentación. La tentación, según nos cuenta el evangelista san Juan, era que la gente, después del milagro, quería proclamar a Jesús como rey. No habían entendido el sentido mesiánico de la vida de Jesús sufriente y servidor. Pensaban en un Mesías triunfante, que, como entonces, les pudiera dar siempre de comer. Jesús sabía que los apóstoles no estaban lejos de esas ideas y que se unirían a la idea de proclamarlo rey material. Por eso les obliga a marcharse y con paciencia procura tratar de convencer a la gente para que se vayan en paz. Jesús entonces se retira al interior de aquel monte a orar. Pediría fuerzas a su Padre para continuar en su misión.
Se nos habla después de la tormenta que se suscita en torno a la barca donde iban los apóstoles. Según el modo oriental de escribir, aquí de manera simbólica quiere hablar de varias tormentas. En primer lugar la tormenta que había en el alma de los apóstoles. Luchaban con la idea que habían aprendido siempre sobre el sentido de grandeza humana que se daba al Mesías y lo que veían hacer y decir a Jesús. En su alma se mezclaba la fe con la duda. También en nosotros hay fe y hay tempestades. El poder de Jesús no consiste en que no se levanten tempestades, sino en que se haga sentir en medio de ellas. Por eso Jesús se hace presente en medio de la tempestad.
Dice el evangelio que Jesús se acercó caminando sobre el agua. El agua, según el lenguaje simbólico de la Biblia, representa muchas veces las fuerzas del mal. Jesús siempre está por encima del mal para darnos la paz en el bien. Dios siempre nos da la paz. Todo lo que produce intranquilidad no es de Dios, sino del diablo. Los apóstoles creen que es un fantasma y gritan; pero Pedro, que es el más voluntarioso, cuando ha escuchado la voz de su Maestro, que les quiere dar confianza, le pide su permiso para caminar hacia El y Jesús le dice: “Ven”.
En nuestra vida también hay momentos donde se nos hace difícil tomar una decisión, porque nos parece que todo está en contra. Si escuchamos la voz de Dios que nos dice: “ven”, vayamos con valentía. La fe serena en el Señor nos da las fuerzas para no hundirnos en nuestros temores e inseguridades.
Y san Pedro comenzó a hundirse. Su fe se tambaleó ante las dificultades: Dejó de mirar a Jesús y se fijó más en las dificultades que lo rodeaban. Pero gritó: “Señor, sálvame”. Este es el gran ejemplo para nuestra vida. Habrá momentos en que todo parece que se hunde y aun las cosas que creemos haber hecho para la gloria de Dios. En esos momentos tengamos al menos la suficiente fe como para clamar a Dios: “Sálvame”. Y en verdad que sentiremos la mano amorosa de Jesús que como a Pedro nos levanta. Quizá oigamos, como lo oyó Pedro, la voz cariñosa que nos advierte: “¿Por qué has dudado?”. Nosotros le digamos con amor: “Jesús, en ti confío”.
Y subiendo Jesús a la barca, se calmó el viento. A través de los comentaristas más antiguos este pasaje es símbolo de lo que pasa en la Iglesia. Quizá san Mateo lo escribía pensando ya en lo que pasaba en su comunidad cristiana. A través de la historia ha tenido y tiene la Iglesia muchas dificultades que provienen desde el interior y del exterior de ella. Ha habido muchos escritores que han creído que esa barca eclesial estaba ya a pique. Pero desconocían la fuerza de la presencia de Jesús en ella. No es sólo una presencia simbólica y externa, como puede ser representada en la jerarquía, que puede fallar o la pueden hacer desaparecer por cierto tiempo, sino es una presencia real, positiva, que a veces se deja sentir en medio de una gran tormenta o que a veces se presenta en ella y en cada uno de nosotros de una manera suave como la brisa. Así se manifiesta la presencia de Dios al profeta Elías en la primera lectura de hoy, cuando está perseguido y cree que todo está hundido
Enviado por el P. Silverio Velasco (España)
Se nos habla después de la tormenta que se suscita en torno a la barca donde iban los apóstoles. Según el modo oriental de escribir, aquí de manera simbólica quiere hablar de varias tormentas. En primer lugar la tormenta que había en el alma de los apóstoles. Luchaban con la idea que habían aprendido siempre sobre el sentido de grandeza humana que se daba al Mesías y lo que veían hacer y decir a Jesús. En su alma se mezclaba la fe con la duda. También en nosotros hay fe y hay tempestades. El poder de Jesús no consiste en que no se levanten tempestades, sino en que se haga sentir en medio de ellas. Por eso Jesús se hace presente en medio de la tempestad.
Dice el evangelio que Jesús se acercó caminando sobre el agua. El agua, según el lenguaje simbólico de la Biblia, representa muchas veces las fuerzas del mal. Jesús siempre está por encima del mal para darnos la paz en el bien. Dios siempre nos da la paz. Todo lo que produce intranquilidad no es de Dios, sino del diablo. Los apóstoles creen que es un fantasma y gritan; pero Pedro, que es el más voluntarioso, cuando ha escuchado la voz de su Maestro, que les quiere dar confianza, le pide su permiso para caminar hacia El y Jesús le dice: “Ven”.
En nuestra vida también hay momentos donde se nos hace difícil tomar una decisión, porque nos parece que todo está en contra. Si escuchamos la voz de Dios que nos dice: “ven”, vayamos con valentía. La fe serena en el Señor nos da las fuerzas para no hundirnos en nuestros temores e inseguridades.
Y san Pedro comenzó a hundirse. Su fe se tambaleó ante las dificultades: Dejó de mirar a Jesús y se fijó más en las dificultades que lo rodeaban. Pero gritó: “Señor, sálvame”. Este es el gran ejemplo para nuestra vida. Habrá momentos en que todo parece que se hunde y aun las cosas que creemos haber hecho para la gloria de Dios. En esos momentos tengamos al menos la suficiente fe como para clamar a Dios: “Sálvame”. Y en verdad que sentiremos la mano amorosa de Jesús que como a Pedro nos levanta. Quizá oigamos, como lo oyó Pedro, la voz cariñosa que nos advierte: “¿Por qué has dudado?”. Nosotros le digamos con amor: “Jesús, en ti confío”.
Y subiendo Jesús a la barca, se calmó el viento. A través de los comentaristas más antiguos este pasaje es símbolo de lo que pasa en la Iglesia. Quizá san Mateo lo escribía pensando ya en lo que pasaba en su comunidad cristiana. A través de la historia ha tenido y tiene la Iglesia muchas dificultades que provienen desde el interior y del exterior de ella. Ha habido muchos escritores que han creído que esa barca eclesial estaba ya a pique. Pero desconocían la fuerza de la presencia de Jesús en ella. No es sólo una presencia simbólica y externa, como puede ser representada en la jerarquía, que puede fallar o la pueden hacer desaparecer por cierto tiempo, sino es una presencia real, positiva, que a veces se deja sentir en medio de una gran tormenta o que a veces se presenta en ella y en cada uno de nosotros de una manera suave como la brisa. Así se manifiesta la presencia de Dios al profeta Elías en la primera lectura de hoy, cuando está perseguido y cree que todo está hundido
Enviado por el P. Silverio Velasco (España)
PENSAMIENTO DE MADRE TERESA DE CALCUTA
Nuestros sufrimientos...
Nuestros sufrimientos
son caricias bondadosas de Dios, llamándonos para que nos volvamos a
Él, y para hacernos reconocer que no somos nosotros los que controlamos
nuestras vidas, sino que es Dios quien tiene el control, y podemos
confiar plenamente en Él.
Madre Teresa de Calcuta.
ORACIÓN A SAN CAYETANO
Glorioso San Cayetano,
aclamado por todos los pueblos
padre de providencia porque socorres con grandes milagros
a cuantos te invocan en sus necesidades:
acudo a tu altar, suplicando que presentes al Señor
los deseos que confiadamente deposito en tus manos.
(Aquí se expresan las gracias que se desea obtener)
Haz que estas gracias,
que ahora te pido, me ayuden a buscar siempre el Reino de Dios y su Justicia, sabiendo que Dios
(que viste de hermosura las flores del campo
y alimenta con largueza las aves del cielo)
me dará las demás cosas por añadidura.
Amén.
sábado, 6 de agosto de 2011
LA TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS
LA TRANSFIGURACIÓN
Hoy, el Evangelio nos habla de la Transfiguración de Jesucristo en el monte Tabor. Jesús, después de la confesión de Pedro, empezó a mostrar la necesidad de que el Hijo del hombre fuera condenado a muerte, y anunció también su resurrección al tercer día. En este contexto debemos situar el episodio de la Transfiguración de Jesús. Atanasio el Sinaíta escribe que «Él se había revestido con nuestra miserable túnica de piel, hoy se ha puesto el vestido divino, y la luz le ha envuelto como un manto».
El mensaje que Jesús transfigurado nos trae son las palabras del Padre: «Éste es mi Hijo amado; escuchadle» (Mc 9,7). Escuchar significa hacer su voluntad, contemplar su persona, imitarlo, poner en práctica sus consejos, tomar nuestra cruz y seguirlo.
Con el fin de evitar equívocos y malas interpretaciones, Jesús «les ordenó que no contaran a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre hubiera resucitado de entre los muertos» (Mc 9,9). Los tres apóstoles contemplan a Jesús transfigurado, signo de su divinidad, pero el Salvador no quiere que lo difundan hasta después de su resurrección, entonces se podrá comprender el alcance de este episodio. Cristo nos habla en el Evangelio y en nuestra oración; podemos repetir entonces las palabras de Pedro: «Maestro, ¡qué bien estamos aquí!» (Mc 9,5), sobre todo después de ir a comulgar.
El prefacio de la misa de hoy nos ofrece un bello resumen de la Transfiguración de Jesús. Dice así: «Porque Cristo, Señor, habiendo anunciado su muerte a los discípulos, reveló su gloria en la montaña sagrada y, teniendo también la Ley y los profetas como testigos, les hizo comprender que la pasión es necesaria para llegar a la gloria de la resurrección». Una lección que los cristianos no debemos olvidar nunca.
Rev. D. +Joan SERRA i Fontanet (Barcelona, España)
ORACIÓN DE SAN FRANCISCO DE ASÍS
|
LA TRANSFIGURACIÓN CAMBIA LA VIDA
Autor: Pedro García, Misionero Claretiano | Fuente: Catholic.net La Transfiguración cambia la vida | |
Los padecimientos del tiempo presente no pueden compararse con la gloria que un día se nos revelará. | |
El hecho de la Transfiguración de Jesús en el monte Tabor tiene en los Evangelios una importancia muy grande. Como la tiene después para la vida de la Iglesia, que le consagra hoy una fiesta especial, la cual reafirma nuestra esperanza en el Señor Resucitado, pues sabemos que, cuando se nos manifieste, transformará nuestros cuerpos mortales, eliminando de ellos todas las miserias, y configurándolos con su cuerpo glorioso e inmortal... Lo que pasó en el Tabor lo sabemos muy de memoria. Jesús, al atardecer de aquel día, deja a los apóstoles en la explanada galilea y, tomando a los tres más íntimos --Pedro, Santiago y Juan--, se sube a la cima de la hermosa montaña. Pasa el Señor la noche en oración altísima, dialogando efusivamente con Dios su Padre, mientras que los tres discípulos se la pasan felices rendidos al profundo sueño... Al amanecer y espabilar sus ojos los discípulos, quedan pasmados ante el Maestro, que aparece mucho más resplandeciente que el sol... Se le han presentado Moisés y Elías, que le hablan de su próxima pasión y muerte... Se oyen los disparates simpáticos de Pedro, que quiere construir tres tiendas de campaña y quedarse allí para siempre... El Padre deja oír su voz, que resuena por la montaña y se esparce por todos los cielos: -¡Éste es mi Hijo queridísimo!... Y la palabra tranquilizante de Jesús, cuando ha desaparecido todo: -¡Animo! ¡No tengáis miedo! Y no digáis nada de esto hasta que yo haya resucitado de entre los muertos... Pedro recordará muchos años después en su segunda carta a las Iglesias: - Si os hemos dado a conocer la venida poderosa de nuestro Señor Jesucristo, no ha sido siguiendo cuentos fantasiosos, sino porque fuimos testigos de vista de su majestad. Cuando recibió de Dios Padre honor y gloria, y de aquella magnifica gloria salió la poderosa voz: ¡Éste es mi Hijo amadísimo en quien tengo todas mis delicias! Y fuimos nosotros quienes oímos esta voz cuando estábamos con él en la montaña santa. Este hecho del Tabor tuvo muchas repercusiones en la vida de Jesús y de los apóstoles. Sí, en la de Jesús ante todo. Porque Jesús no era insensible al dolor que se le echaba encima con la pasión y la cruz. La vista de la gloria que le reservaba el Padre por su obediencia filial fue para Jesús un estímulo muy grande al tener que enfrentarse con la tragedia del Calvario. Para los apóstoles, ya lo sabemos también. Acabamos de escuchar a Pedro. Y sabemos cómo la visión del Resucitado ante las puertas de Damasco fue para Pablo una experiencia extraordinaria, que supo transmitir después en sus cartas a las Iglesias: -¡Nuestro cuerpo, ahora sujeto a tantas miserias, será transformado conforme al cuerpo glorioso del Señor!... Así lo es también para nosotros. Porque la vida no se nos ofrece siempre risueña, sino que muchas veces nos presenta unas uñas bien aceradas. En esos momentos de angustia, recordamos con la visión del Tabor la palabra del apóstol San Pablo: - Comprendo que los padecimientos del tiempo presente no pueden compararse con la gloria que un día se nos revelará. Cuando todo nos va bien en la vida, solemos decir con Pedro --del que dice el Evangelio que no sabía lo que se decía--: ¡Qué bien se está aquí!... Pero es cuestión de dejar el Tabor para después. Ahora hay que subir a Jerusalén con Jesús. Es decir, hay que cargar con la cruz de cada día, porque en el Calvario nos hemos de encontrar con el Señor, para encontrarnos seguidamente con Él en el sepulcro vacío... La Transfiguración fue un paréntesis muy breve, aunque muy intenso, en la vida de Jesús. Detrás quedaban casi tres años de apostolado muy activo, en los que había predicado y hecho muchos milagros. Ahora había que enfrentarse con Getsemaní, la prisión, los tribunales, los azotes y el Gólgota. Pero la experiencia del Tabor le anima a seguir adelante sin decaer un momento. Para nosotros, es cuestión de mirar a nuestro Jefe y Capitán, Cristo Jesús. Hay que tener fe en Dios, cuando nos brinda la misma gloria que a Jesucristo. Porque si Dios nos ofrece el mismo cáliz que a su Hijo, es decir, la misma suerte en sus sufrimientos, es porque nos tiene destinados también a la misma gloria y felicidad que las de Jesucristo. Jesús se manifiesta en el Tabor, más que en ninguna otra ocasión, como el esplendor de la gloria del Padre. Nadie ha visto la gloria interna de Dios. Pero mirando a Jesús envuelto en una luz que opaca y anula del todo la luz del sol, nosotros llegamos a barruntar lo que es ese Dios que un día veremos cara a cara y que nos envolverá con sus esplendores. Esplendores que son ya ahora una realidad que llevamos dentro, aunque no los vemos. La Gracia del Bautismo nos ha transformado en esa luz que nos hace gratos, ¡y tan gratos!, a los ojos divinos... ¡Señor Jesucristo! ¡Qué grande, qué amoroso, y qué humilde, te muestras en el Tabor! ¿Cuándo, pero cuándo nos será dado gozar de aquel espectáculo que enloqueció a los discípulos?... Ya vemos que nos preparas cosa buena de verdad. El caso es que sepamos merecerla.... |
viernes, 5 de agosto de 2011
PROMESA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS : AGOSTO
PROMESA QUE SE CUMPLE PARA EL PRIMER VIERNES DEL MES DE AGOSTO:
Las Almas fervorosas se elevarán rápidamente a una gran perfección.
Una palabra de Santa Margarita María de Alacoque a sus hermanos asociados: "Pedid, sin intermisión, al cielo que os conceda el don inefable de amar con santos ardores, con pasión sin límites, por encima de vosotros mismos y de las criaturas, al Sagrado Corazón de Jesús... Y pedid, que con ese amor, o mayor todavía, le amen cuantos han recibido la gracia de conocerle".
Un padrenuestro y Avemaría por los agonizantes y pecadores.
PRIMER VIERNES DEL MES DE AGOSTO
PRIMER VIERNES DEL MES DE AGOSTO
BREVE CONSIDERACIÓN: Jesús a su víctima Margarita María de Alacoque: "Aquí tienes la herida de mi costado, quiero que en ella hagas tu morada, ahora y para siempre, la entrada es estrecha: esto te significa que debes ser pequeña y despojada de todo para entrar en mi Sagrado Corazón... He de aniquilarte tanto a tus propios ojos, mostrándote u vileza y tu nada, que sobre ese fundamento de humildad y de abyección levantaré en tu alma el reinado de mi amor".
Revelación del Sagrado Corazón de Jesús a Sta. Margarita María de Alacoque
ES PRECISO...
Es Preciso..
Es preciso tener fuerza para ser firme, pero es preciso tener coraje para ser gentil.
Es preciso tener fuerza para defenderse, pero es preciso tener coraje para bajar la guardia.
Es preciso tener fuerza para ganar una guerra, pero es preciso tener coraje para rendirse.
Es preciso tener fuerza para estar en lo cierto, pero es preciso coraje para tener duda.
Es preciso fuerza para mantenerse en forma, pero es preciso coraje para mantenerse en pie.
Es preciso tener fuerza para sentir el dolor de un amigo, pero es preciso coraje para sentir los propios dolores.
Es preciso tener fuerza para soportar el abuso, pero es preciso coraje para hacerlo parar.
Es preciso tener fuerza para quedarse solo, pero es preciso tener coraje para pedir apoyo.
Es preciso tener fuerza para amar, pero es preciso tener coraje para ser amado.
Es preciso tener fuerza para sobrevivir, pero es preciso coraje para vivir.
(Jorge Bucay)
"El camino del encuentro" - Fragmento
HOMILIA DE JUAN PABLO II
SANTUARIO DE KALVARIA
Autor: Juan Pablo II
Vengo
hoy a este Santuario como peregrino, como venía cuando era niño y en
edad juvenil. Me presento ante la Virgen de Kalwaria al igual que cuando
venía como obispo de Cracovia para encomendarle los problemas de la
archidiócesis y de quienes Dios había confiado a mi cuidado pastoral.
Vengo aquí y, como entonces, repito: Dios te salve, Reina y Madre de Misericordia.
(........)
"Ea, pues, Señora, Abogada nuestra, vuelve a nosotros esos
tus ojos misericordiosos y, después de este destierro, muéstranos a
Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima! ¡Oh piadosa! ¡Oh
dulce Virgen María!
Dirige tu mirada, oh Señora de las Gracias, a este pueblo que desde hace siglos permanece fiel a Ti y a tu Hijo.
Dirige la mirada a nosotros, esos tus ojos misericordiosos, y obtennos lo que tus hijos más necesitan.
Abre el corazón de los ricos a las necesidades de los pobres y de los que sufren.
Haz que los desempleados encuentren trabajo.
Ayuda a los que se han quedado en la calle a encontrar una vivienda.
Dona a las familias el amor que permite superar todas las dificultades.
Envuelve a los niños con el manto de tu protección, para que no sufran escándalo.
Anima a las comunidades religiosas con la gracia de la fe, de la esperanza y de la caridad.
Haz que los sacerdotes sigan las huellas de tu Hijo dando cada día la vida por las ovejas.
Obtén
para los Obispos la luz del Espíritu Santo, para que guíen la Iglesia
hacia el Reino de tu Hijo por un camino único y recto.
Madre
Santísima, nuestra Señora de Kalwaria, obtén también para mí las fuerzas
del cuerpo y del espíritu, para que pueda cumplir hasta el fin la
misión que me ha encomendado el Resucitado.
En Ti
pongo todos los frutos de mi vida y de mi ministerio; a Ti encomiendo el
destino de la Iglesia; a Ti entrego mi nación; en Ti confío y te
declaro una vez más:
¡Totus tuus, Maria! Totus tuus. Amén.
NUESTRA SEÑORA DE LAS NIEVES - 5 DE AGOSTO
Autor: . | Fuente: Corazones.org Nuestra Señora de las Nieves | |
Advocación Mariana, 5 de agosto | |
Nuestra Señora, Protectora de Roma o Auxilio del Pueblo RomanoNuestra Señora les agradeció sobremanera y la noche del 4 de agosto, se le apareció a Juan Patricio y a su esposa, diciéndoles que deseaba que construyeran una basílica en el Monte Esquilino (una de las siete colinas de Roma), en el punto preciso que ella señalaría con una nevada. También se le apareció al Papa Liberio con el mismo mensaje. En la mañana siguiente, el 5 de agosto, mientras brillaba el sol en pleno verano, la ciudad quedó sorprendida al ver un terreno nevado en el Monte Esquilino. La pareja, feliz, se apresuró al lugar y el Papa Liberio marchó hacia el mismo en solemne procesión. La nieve cubrió exactamente el espacio que debía ser utilizado para la basílica y desapareció una vez señalado el lugar. Pronto se construyó la Basílica de Santa María la Mayor. Grandes devotos de la Santísima Virgen El Papa Liberio buscaba una imagen de la Santísima Virgen que fuera digna de esta espléndida Basílica de Sta. María la Mayor. El mismo donó la famosísima Madonna, Nuestra Señora y el Niño, la cual, según una tradición había sido pintada por San Lucas sobre una gruesa tabla de cedro de casi cinco pies de alta y tres y un cuarto de ancha, y llevada a Roma por Santa Helena. Esta obra es venerada en el oratorio pontificio. A lo largo de los años, el pueblo de Roma ha sido muy devoto de la Madonna. Cada vez que Roma se encontraba en peligro de calamidades o de pestilencia, corría en bandadas al santuario de Nuestra Señora para pedirle auxilio. La imagen era llevada en procesión solemne, con gran devoción. La Virgen Santísima les demostró ser una poderosa protectora con grandes milagros. Durante el pontificado de San Gregorio el Grande, una peste terrible arrasó con la ciudad de Roma. El Pontífice ordenó que se hiciera una procesión penitencial desde Santa María la Magiore, en la cual el mismo llevaba una estatua de la Virgen. Durante la procesión 80 personas murieron, pero el pontífice continuaba sus oraciones. Cuando llegaron al puente que cruza el río Tiber, oyeron cantos de ángeles en el cielo. De pronto sobre el castillo (que hoy se llama "de San Angelo"), se apareció el arcángel San Miguel. En su mano derecha llevaba una espada que metió en su vaina. En ese mismo momento ceso la peste. En la actualidad, esta advocación se le llama Nuestra Señora, Protectora de Roma o Auxilio del Pueblo Romano. El Señor también ha obrado milagros --por medio de la Stma. Virgen-- a través de numerosas réplicas, particularmente sobre una que pertenecía a los Padres Jesuitas. Los Papas siempre han sentido una tierna devoción por esta imagen de la Virgen María. Algunos han pasado incluso noches enteras en oración ante él. Benedicto XIV hizo el compromiso de hacerse presente para el canto de las letanías de Sta. María la Mayor todos los sábados. El Papa Pablo V, la noche en que iba a morir, manifestó el deseo de que lo llevaran a la capilla de Nuestra Señora para así poder morir a sus pies. Instauración de la fiesta de María, Reina El 1º de noviembre, de 1954, al final del Año Mariano, el Santo Padre Pío XII colocó una corona enjoyada sobre la pintura de Nuestra Señora, Protectora de Roma. En ese momento, se levantó un fuerte llanto de entre la gran multitud congregada en Sta. María la Mayor: "¡Viva la Reina!". El Papa nombró a la Virgen Reina de cielos y tierra y decretó que se celebrara una fiesta especial para honrarla bajo ese título. No era éste un nuevo privilegio para la Madre de Dios. Ella siempre ha sido considerada nuestra Reina, como lo testifica el arte Mariano desde los primeros siglos y las oraciones, especialmente la Letanía de Loreto. Sin embargo, no había hasta entonces fiesta en particular que lo conmemorara. En la actualidad esta fiesta se celebra el 22 de agosto. La fiesta de Nuestra Señora de las Nieves, 5 de agosto, se celebraba, en principio, solamente en la basílica, se extendió en el siglo XIV a toda Roma y, finalmente, San Pío V la declaró fiesta de la Iglesia universal en el siglo XVII. |
HOY DECIDÍ SER FELIZ
Hoy decidí ser feliz...
Si mis pensamientos me hacen feliz o desdichado,
te agradezco Señor, la señal que me has dado...
¡Hoy, decidí ser feliz!
Y empezaré por sonreír, no hay nada como dar
y recibir una sonrisa, la vida no corre tan aprisa
y el corazón se regocija...
Gozaré cada momento del resto de mi vida,
comprendí que la felicidad es un trayecto,
no una meta...
Disfrutaré combinando mi pasado,
mi presente y mi futuro,
me conoceré mejor y limpiaré mi alma con amor...
No tengo límites ni sueños imposibles,
el éxito es sólo recompensa, pero,
¿de qué valdría, si no pongo mi amor y mi conciencia?
Entenderé más a los que amo,
sin intentar cambiarlos;
el afecto verdadero,
no conoce de condiciones ni requisitos.. .
Sacaré rencores del corazón,
arrepentido y perdonando todo error.
Dios tan grande y poderoso, perdonó...
Avivaré mi fe y mi esperanza,
tendré optimismo,
¡hasta para reírme de mí mismo!
Serviré sin esperar nada y desinteresadamente,
para seguir la felicidad, eternamente. ..
¡Hoy, decidí ser feliz!
Si mis pensamientos me hacen feliz o desdichado,
te agradezco Señor, la señal que me has dado...
¡Hoy, decidí ser feliz!
Y empezaré por sonreír, no hay nada como dar
y recibir una sonrisa, la vida no corre tan aprisa
y el corazón se regocija...
Gozaré cada momento del resto de mi vida,
comprendí que la felicidad es un trayecto,
no una meta...
Disfrutaré combinando mi pasado,
mi presente y mi futuro,
me conoceré mejor y limpiaré mi alma con amor...
No tengo límites ni sueños imposibles,
el éxito es sólo recompensa, pero,
¿de qué valdría, si no pongo mi amor y mi conciencia?
Entenderé más a los que amo,
sin intentar cambiarlos;
el afecto verdadero,
no conoce de condiciones ni requisitos.. .
Sacaré rencores del corazón,
arrepentido y perdonando todo error.
Dios tan grande y poderoso, perdonó...
Avivaré mi fe y mi esperanza,
tendré optimismo,
¡hasta para reírme de mí mismo!
Serviré sin esperar nada y desinteresadamente,
para seguir la felicidad, eternamente. ..
¡Hoy, decidí ser feliz!
-Raúl Felipe-
jueves, 4 de agosto de 2011
SAN JUAN MARÍA VIANNEY, SANTO - CURA DE ARS - 4 DE AGOSTO
Autor: . | Fuente: www.ewtn.com
Juan María Vianney, Santo
Cura de Ars, 4 de agosto
Juan María Vianney, Santo
El Cura de Ars
Martirologio Romano: Memoria de san Juan María Vianney, presbítero, que durante más de cuarenta años se entregó de una manera admirable al servicio de la parroquia que le fue encomendada en la aldea de Ars, cerca de Belley, en Francia, con una intensa predicación, oración y ejemplos de penitencia. Diariamente catequizaba a niños y adultos, reconciliaba a los arrepentidos y con su ardiente caridad, alimentada en la fuente de la Eucaristía, brilló de tal modo, que difundió sus consejos a lo largo y a lo ancho de toda Europa y con su sabiduría llevó a Dios a muchísimas almas (1859).
Uno de los santos más populares en los últimos tiempos ha sido San Juan Vianey, llamado el santo Cura de Ars. En él se ha cumplido lo que dijo San Pablo: "Dios ha escogido lo que no vale a los ojos del mundo, para confundir a los grandes".
Era un campesino de mente rústica, nacido en Dardilly, Francia, el 8 de mayo de 1786. Durante su infancia estalló la Revolución Francesa que persiguió ferozmente a la religión católica. Así que él y su familia, para poder asistir a misa tenían que hacerlo en celebraciones hechas a escondidas, donde los agentes del gobierno no se dieran cuenta, porque había pena de muerte para los que se atrevieran a practicar en público sulreligión. La primera comunión la hizo Juan María a los 13 años, en una celebración nocturna, a escondidas, en un pajar, a donde los campesinos llegaban con bultos de pasto, simulando que iban a alimentar sus ganados, pero el objeto de su viaje era asistir a la Santa Misa que celebraba un sacerdote, con grave peligro de muerte, si los sorprendían las autoridades.
Juan María deseaba ser sacerdote, pero a su padre no le interesaba perder este buen obrero que le cuidaba sus ovejas y le trabajaba en el campo. Además no era fácil conseguir seminarios en esos tiempos tan difíciles. Y como estaban en guerra, Napoléon mandó reclutar todos los muchachos mayores de 17 años y llevarlos al ejército. Y uno de los reclutados fue nuestro biografiado. Se lo llevaron para el cuartel, pero por el camino, por entrar a una iglesia a rezar, se perdió del gurpo. Volvió a presentarse, pero en el viaje se enfermó y lo llevaron una noche al hospital y cuando al día siguiente se repuso ya los demás se habían ido. Las autoridades le ordenaron que se fuera por su cuenta a alcanzar a los otros, pero se encontró con un hombre que le dijo. "Sígame, que yo lo llevaré a donde debe ir". Lo siguió y después de mucho caminar se dio cuenta de que el otro era un desertor que huía del ejército, y que se encontraban totalmente lejos del batallón.
Y al llegar a un pueblo, Juan María se fue a donde el alcalde a contarle su caso. La ley ordenaba pena de muerte a quien desertara del ejército. Pero el alcalde que era muy bondadoso escondió al joven en su casa, y lo puso a dormir en un pajar, y así estuvo trabajando escondido por bastante tiempo, cambiándose de nombre, y escondiéndose muy hondo entre el pasto seco, cada vez que pasaban por allí grupos del ejército. Al fin en 1810, cuando Juan llevaba 14 meses de desertor el emperador Napoleón dio un decreto perdonando la culpa a todos los que se habían fugado del ejército, y Vianey pudo volver otra vez a su hogar.
Trató de ir a estudiar al seminario pero su intelecto era romo y duro, y no lograba aprender nada. Los profesores exclamaban: "Es muy buena persona, pero no sirve para estudiante No se le queda nada". Y lo echaron.
Se fue en peregrinación de muchos días hasta la tumba de San Francisco Regis, viajando de limosna, para pedirle a ese santo su ayuda para poder estudiar. Con la peregrinación no logró volverse más inteligente, pero adquirió valor para no dejarse desanimar por las dificultades.
El Padre Balley había fundado por su cuenta un pequeño seminario y allí recibió a Vianey. Al principio el sacerdote se desanimaba al ver que a este pobre muchacho no se le quedaba nada de lo que él le enseñaba Pero su conducta era tan excelente, y su criterio y su buena voluntad tan admirables que el buen Padre Balley dispuso hacer lo posible y lo imposible por hacerlo llegar al sacerdocio.
Después de prepararlo por tres años, dándole clases todos los días, el Padre Balley lo presentó a exámenes en el seminario. Fracaso total. No fue capaz de responder a las preguntas que esos profesores tan sabios le iban haciendo. Resultado: negativa total a que fuera ordenado de sacerdote.
Su gran benefactor, el Padre Balley, lo siguió instruyendo y lo llevó a donde sacerdotes santos y les pidió que examinaran si este joven estaba preparado para ser un buen sacerdote. Ellos se dieron cuenta de que tenía buen criterio, que sabía resolver problemas de conciencia, y que era seguro en sus apreciaciones en lo moral, y varios de ellos se fueron a recomendarlo al Sr. Obispo. El prelado al oír todas estas cosas les preguntó: ¿El joven Vianey es de buena conducta? - Ellos le repondieron: "Es excelente persona. Es un modelo de comportamiento. Es el seminarista menos sabio, pero el más santo" "Pues si así es - añadió el prelado - que sea ordenado de sacerdote, pues aunque le falte ciencia, con tal de que tenga santidad, Dios suplirá lo demás".
Y así el 12 de agosto de 1815, fue ordenado sacerdote, este joven que parecía tener menos inteligencia de la necesaria para este oficio, y que luego llegó a ser el más famoso párroco de su siglo (4 días después de su ordenación, nació San Juan Bosco). Los primeros tres años los pasó como vicepárroco del Padre Balley, su gran amigo y admirador.
Unos curitas muy sabios habían dicho por burla: "El Sr. Obispo lo ordenó de sacerdote, pero ahora se va a encartar con él, porque ¿a dónde lo va a enviar, que haga un buen papel?".
Y el 9 de febrero de 1818 fue envaido a la parroquia más pobre e infeliz. Se llamaba Ars. Tenía 370 habitantes. A misa los domingos no asistían sino un hombre y algunas mujeres. Su antecesor dejó escrito: "Las gentes de esta parroquia en lo único en que se diferecian de los ancianos, es en que ... están bautizadas". El pueblucho estaba lleno de cantinas y de bailaderos. Allí estará Juan Vianey de párroco durante 41 años, hasta su muerte, y lo transformará todo.
El nuevo Cura Párroco de Ars se propuso un método triple para cambiar a las gentes de su desarrapada parroquia. Rezar mucho. Sacrificarse lo más posible, y hablar fuerte y duro. ¿Qué en Ars casi nadie iba a la Misa? Pues él reemplazaba esa falta de asistencia, dedicando horas y más horas a la oración ante el Santísimo Sacramento en el altar. ¿Qué el pueblo estaba lleno de cantinas y bailaderos? Pues el párroco se dedicó a las más impresionantes penitencias para convertirlos. Durante años solamente se alimentará cada día con unas pocas papas cocinadas. Los lunes cocina una docena y media de papas, que le duran hasta el jueves. Y en ese día hará otro cocinado igual con lo cual se alimentará hasta el domingo. Es verdad que por las noches las cantinas y los bailaderos están repletos de gentes de su parroquia, pero también es verdad que él pasa muchas horas de cada noche rezando por ellos. ¿Y sus sermones? Ah, ahí si que enfoca toda la artillería de sus palabras contra los vicios de sus feligreses, y va demoliendo sin compasión todas las trampas con las que el diablo quiere perderlos.
Cuando el Padre Vianey empieza a volverse famoso muchas gentes se dedican a criticarlo. El Sr. Obispo envía un visitador a que oiga sus sermones, y le diga que cualidades y defectos tiene este predicador. El enviado vuelve trayendo noticias malas y buenas.
El prelado le pregunta: "¿Tienen algún defecto los sermones del Padre Vianey? - Sí, Monseñor: Tiene tres defectos. Primero, son muy largos. Segundo, son muy duros y fuertes. Tercero, siempre habla de los mismos temas: los pecados, los vicios, la muerte, el juicio, el infierno y el cielo". - ¿Y tienen también alguna cualidad estos sermones? - pregunta Monseñor-. "Si, tienen una cualidad, y es que los oyentes se conmueven, se convierten y empiezan una vida más santa de la que llevaban antes".
El Obispo satisfecho y sonriente exclamó: "Por esa última cualidad se le pueden perdonar al Párroco de Ars los otros tres defectos".
Los primeros años de su sacerdocio, duraba tres o más horas leyendo y estudiando, para preparar su sermón del domingo. Luego escribía. Durante otras tres o más horas paseaba por el campo recitándole su sermón a los árboles y al ganado, para tratar de aprenderlo. Después se arrodillaba por horas y horas ante el Santísimo Sacramento en el altar, encomendándo al Señor lo que iba decir al pueblo. Y sucedió muchas veces que al empezar a predicar se le olvidaba todo lo que había preparado, pero lo que le decía al pueblo causaba impresionantes conversiones. Es que se había preparado bien antes de predicar.
Pocos santos han tenido que entablar luchas tan tremendas contra el demonio como San Juan Vianey. El diablo no podía ocultar su canalla rabia al ver cuantas almas le quitaba este curita tan sencillo. Y lo atacaba sin compasión. Lo derribaba de la cama. Y hasta trató de prenderle fuego a su habitación . Lo despertaba con ruidos espantosos. Una vez le gritó: "Faldinegro odiado. Agradézcale a esa que llaman Virgen María, y si no ya me lo habría llevado al abismo".
Un día en una misión en un pueblo, varios sacerdotes jovenes dijeron que eso de las apariciones del demonio eran puros cuentos del Padre Vianey. El párroco los invitó a que fueran a dormir en el dormitorio donde iba a pasar la noche el famoso padrecito. Y cuando empezaron los tremendos ruidos y los espantos diabólicos, salieron todos huyendo en pijama hacia el patio y no se atrevieron a volver a entrar al dormitorio ni a volver a burlarse del santo cura. Pero él lo tomaba con toda calma y con humor y decía: "Con el patas hemos tenido ya tantos encuentros que ahora parecemos dos compinches". Pero no dejaba de quitarle almas y más almas al maldito Satanás.
Cuando concedieron el permiso para que lo ordenaran sacerdote, escribieron: "Que sea sacerdote, pero que no lo pongan a confesar, porque no tiene ciencia para ese oficio". Pues bien: ese fue su oficio durante toda la vida, y lo hizo mejor que los que sí tenían mucha ciencia e inteligencia. Porque en esto lo que vale son las iluminaciones del Espíritu Santo, y no nuestra vana ciencia que nos infla y nos llena de tonto orgullo.
Tenía que pasar 12 horas diarias en el confesionario durante el invierno y 16 durante el verano. Para confesarse con él había que apartar turno con tres días de anticipación. Y en el confesionario conseguía conversiones impresionantes.
Desde 1830 hasta 1845 llegaron 300 personas cada día a Ars, de distintas regiones de Francia a confesarse con el humilde sacerdote Vianey. El último año de su vida los peregrinos que llegaron a Ars fueron 100 mil. Junto a la casa cural había varios hoteles donde se hospedaban los que iban a confesarse.
A las 12 de la noche se levantaba el santo sacerdote. Luego hacía sonar la campana de la torre, abría la iglesia y empezaba a confesar. A esa hora ya la fila de penitentes era de más de una cuadra de larga. Confesaba hombres hasta las seis de la mañana. Poco después de las seis empezaba a rezar los salmos de su devocionario y a prepararse a la Santa Misa. A las siete celebraba el santo oficio. En los últimos años el Obispo logró que a las ocho de la mañana se tomara una taza de leche.
De ocho a once confesaba mujeres. A las 11 daba una clase de catecismo para todas las personas que estuvieran ahí en el templo. Eran palabras muy sencillas que le hacían inmenso bien a los oyentes.
A las doce iba a tomarse un ligerísimo almuerzo. Se bañaba, se afeitaba, y se iba a visitar un instituto para jóvenes pobres que él costeaba con las limosnas que la gente había traido. Por la calle la gente lo rodeaba con gran veneración y le hacían consultas.
De una y media hasta las seis seguía confesando. Sus consejos en la confesión eran muy breves. Pero a muchos les leía los pecados en su pensamiento y les decía los pecados que se les habían quedado sin decir. Era fuerte en combatir la borrachera y otros vicios.
En el confesionario sufría mareos y a ratos le parecía que se iba a congelar de frío en el invierno y en verano sudaba copiosamente. Pero seguía confesando como si nada estuviera sufriendo. Decía: "El confesionario es el ataúd donde me han sepultado estando todavía vivo". Pero ahí era donde conseguía sus grandes triunfos en favor de las almas.
Por la noche leía un rato, y a las ocho se acostaba, para de nuevo levantarse a las doce de la noche y seguir confesando.
Cuando llegó a Ars solamente iba un hombre a misa. Cuando murió solamente había un hombre en Ars que no iba a misa. Se cerraron muchas cantinas y bailaderos.
En Ars todos se sentían santamente orgullosos de tener un párroco tan santo. Cuando él llegó a esa parroquia la gente trabajaba en domingo y cosechaba poco. Logró poco a poco que nadie trabajara en los campos los domingos y las cosechas se volvieron mucho mejores.
Siempre se creía un miserable pecador. Jamás hablaba de sus obras o éxitos obtenidos. A un hombre que lo insultó en la calle le escribió una carta humildísima pidiendole perdón por todo, como si el hubiera sido quién hubiera ofendido al otro. El obispo le envió un distintivo elegante de canónigo y nunca se lo quiso poner. El gobierno nacional le concedió una condecoración y él no se la quiso colocar. Decía con humor: "Es el colmo: el gobierno condecorando a un cobarde que desertó del ejército". Y Dios premió su humildad con admirables milagros.
El 4 de agosto de 1859 pasó a recibir su premio en la eternidad.
Fue beatificado el 8 de enero de 1905 por el Papa San Pío X, y canonizado por S.S. Pío XI el 31 de mayo de 1925.
ORACION A JESUS EUCARISTIA
ORACION A JESUS EUCARISTIA
Cada vez que vengo aqui estas tan solo,
cada vez que vento aqui te siento tan solo,
eres la divina Eucaristía.
cada vez que vento aqui te siento tan solo,
eres la divina Eucaristía.
Eres que quien volvio al camino mi vida perdida
Aqui estoy mira mi alma te quiere amar,
te doy mi ser mi voluntad del mundo
no quiero nada pues tuyo soy..
Eres esa gran espera dia con dia
para que venga a contarte mis penas y alegrias
hoy vengo a decirte JESÚS:
para que venga a contarte mis penas y alegrias
hoy vengo a decirte JESÚS:
no puedo mas mira ya no tengo fuerzas
se empiezan a agotar.
se empiezan a agotar.
Aqui estoy, aqui estoy
no quiero retornar dame tu gracia
para luchar, el mundo quiere
arrancar lo que te he dado mi voluntad
JESÚS estoy aqui.
no quiero retornar dame tu gracia
para luchar, el mundo quiere
arrancar lo que te he dado mi voluntad
JESÚS estoy aqui.
Amén.
¡FELIZ DÍA DEL PÁRROCO! - 4 DE AGOSTO
Autor: Mons. José María Arancedo | Fuente: Aica.org
¡Feliz Día del Párroco! |
|||
Texto del micro radial de monseñor José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, emitido por LT 9 (Sábado 28 de julio de 2007) | |||
|
ORACIÓN PARA PEDIR A DIOS GENEROSIDAD...
Oración para pedir a Dios generosidad
Señor, enséñame a ser generoso,
a dar sin calcular,
a devolver bien por mal,
a servir sin esperar recompensa,
a acercarme al que menos me agrada,
a hacer el bien al que nada puede retribuirme
a amar siempre gratuitamente,
a trabajar sin preocuparme del reposo.
a dar sin calcular,
a devolver bien por mal,
a servir sin esperar recompensa,
a acercarme al que menos me agrada,
a hacer el bien al que nada puede retribuirme
a amar siempre gratuitamente,
a trabajar sin preocuparme del reposo.
Y, al no tener otra cosa que dar
a donarme en todo y cada vez más
a aquel que necesita de mí,
esperando solo de tí la recompensa.
O mejor: esperando que Tú mismo
seas mi recompensa.
a donarme en todo y cada vez más
a aquel que necesita de mí,
esperando solo de tí la recompensa.
O mejor: esperando que Tú mismo
seas mi recompensa.
Amén
Suscribirse a:
Entradas (Atom)