lunes, 1 de agosto de 2011

PENSAMIENTO DE SAN ALFONSO MARÍA LIGORIO


ALFONSO MARÍA DE LIGORIO, SANTO - 1 DE AGOSTO

Autor: Domingo Vásquez, C.Ss.R.
Alfonso María de Ligorio, Santo
Fundador, Obispo y Doctor de la Iglesia, 1 de agosto
Alfonso María de Ligorio, Santo

Obispo
Fundador de los Misioneros Redentoristas
Doctor de la Iglesia

Martirologio Romano: Memoria de san Alfonso María de Ligorio, obispo y doctor de la Iglesia, que insigne por el celo de las almas, por sus escritos, por su palabra y ejemplo, trabajó infatigablemente predicando y escribiendo libros, en especial sobre teología moral, en la que es considerado maestro, para fomentar la vida cristiana en el pueblo. Entre grandes dificultades fundó la Congregación del Santísimo Redentor, para evangelizar a la gente iletrada. Elegido obispo de santa Águeda de los Godos, se entregó de modo excepcional a esta misión, que dejaría quince años después, aquejado de graves enfermedades, y pasó el resto de su vida en Nocera de’Pagani, en la Campania, aceptando grandes trabajos y dificultades (1787).

Etimología. Alfonso = guerrero. Viene de la lengua alemana.

Nos encontramos en el año 1696, de nuestra era, el 27 de septiembre, día dedicado a los gloriosos mártires Cosme y Damían, nace Alfonso de Ligori, en Nápoles (Italia). Sus padres fueron José De Ligorio (un noble oficial de la marina) y de la noble Ana De Cavalieri. El hombre tuvo un destino fuera de serie. Nacido en la nobleza napolitana e hijo de militar, alumno superdotado, atraído por la música, la pintura el dibujo, la arquitectura. Su nombre viene de dos raíces germánicas: addal, hombre de noble origen, y funs, pronto al combate. Alfonso era noble por nacimiento, sí: pero mucho mejor, caballero de Cristo, siempre pronto y en la brecha para los combates de Dios...

Alfonso fue un hombre de una personalidad extraordinaria: noble y abogado; pintor y músico; poeta y escritor; obispo y amigo de los pobres; fundador y superior general de su congregación; misionero popular y confesor lleno de unción; santo y doctor de la Iglesia.

Hay que mi admirar los múltiples talentos que tenía Alfonso y la fuerza creadora que poseía. A los 12 años era estudiante universitario y a los 16 era doctor en derecho, es decir, abogado. Como misionero popular y superior general de su Congregación y obispo, llevó a cabo una gran labor, a pesar de su delicada salud. Desde los 47 a los 83 años de su vida, publicó más o menos 3 libros por año.

En su vida particular Alfonso vivió actitudes que podemos interpretar como protesta frente a la corrupción de su medio ambiente. Con su estilo de vida ejerció una fuerte crítica de su tiempo y de su sociedad.

En un sistema de profundas diferencias de clase renunció a los privilegios de la nobleza y a sus derechos de ser primer hijo, es decir, primogénito.

A finales de julio de 1723, en un día de calor intenso y pegajoso, Alfonso se dirige al Palacio de Justicia de Nápoles. Se celebrará el juicio más sonado del reino entre dos familias: los Médici y los Orsini. Las dos familias quieren para sí la propiedad del feudo de Amatrice. Estaba en juego una gran cantidad de dinero.

Alfonso es un joven abogado de 26 años de edad. Los Orsini lo han elegido para su defensa por una sola razón: es competente y ha ganado todas las causas.

Se ha preparado muy bien, ante el tribunal defiende la causa con maestría. Está seguro que defiende la justicia. A pesar de eso, Alfonso es derrotado, pero se da cuenta de que el origen de esta sentencia está en las maquinaciones políticas e intrigas políticas (cosas desconocidas para nosotros hoy).

Como herido por rayo, el abogado de manos limpias queda por un momento estupefacto. Después rojo de cólera, lleno de vergüenza por la toga que lleva, se retira de la sala de justicia, profundamente desilusionado, sus palabras de despedidas quedaron para la historia: “¡Mundo, te conozco!... ¡Adiós, tribunales!”. No vive este acontecimiento, decisivo en su vida, desde la agresividad y la frustración, al contrario, los asume como fecundidad, siembra y profundización interior, se retira, eso sí lo tiene muy claro. Y al hacerlo toma una opción personal radical: se niega a la corrupción, rechaza que el hombre se realice manipulando o dejándose manipular y elige una forma nueva de libertad y liberación, el seguimiento de Jesús.

Profundamente conmovido Alfonso se va a visitar a sus amigos, los enfermos del “Hospital de los incurables”. Mientras atendía a los enfermos se ve a sí mismo en medio de una grata luz... Parece escuchar una sacudida del gran edificio y cree oír en su interior una voz que le llama personalmente desde el pobre: “Alfonso, deja todas las cosas ven y sígueme”.

Tras la renuncia de los tribunales, Alfonso estudia unos años de teología y recibe el sacerdocio el 21 de diciembre de 1726, en la Catedral de Nápoles, tenía 30 años de edad. Se hace sacerdote en contra de un padre autoritario, como don José, con asombro lo descubre muy pronto en los barrios marginados evangelizando a los analfabetos con sorprendentes predicaciones

En una de sus muchas misiones Alfonso cae enfermo. Ante la gravedad de la situación, los médicos intervienen y le exigen un largo descanso en la sierra. Elige la zona de Amalfi, costera y montañosa a la vez. Fue con un grupo de amigos. Quiere aprovechar el descanso para vivir intensamente la amistad y la oración en común.

Cerca de Amalfi está Scala, un lugar precioso a medio camino entre la playa y la altura de la sierra. Más arriba de Scala, está Santa María de los Montes, una pequeña ermita. A Alfonso le gustó. Era bueno compartir la amistad y la oración en casa de María de Nazaret.

Alfonso y sus amigos se ven sorprendidos por los pastores y cabreros que vienen a pedirles la palabra de Dios. Es el momento clave en la vida de Alfonso. Ahora más que nunca descubre, de verdad que el Evangelio pertenece a los pobres y que ellos lo reclaman como suyo. Y decide quedarse con ellos para dárselo a tiempo completo.

Nos encontramos en el año 1730. Alfonso decide por vez primera, reunir una comunidad consagrada a la misión de los más pobres. En los primeros días de noviembre de 1732 Alfonso deja definitivamente la ciudad de Nápoles y en burro parte para Scala para reunirse con su primer grupo de compañeros, quienes habrán de ser los Redentoristas. Son unos días de intensa oración y contemplación. Sabe que la redención abundante y generosa es un don gratuito y se abre a él en disponibilidad plena.

El día 9 de noviembre de 1732 nace la congregación misionera del Santísimo Redentor, mejor conocido como los Misioneros Redentoristas. No es fácil fundar una congregación religiosa en el reino de Nápoles en el siglo XVIII. Hay demasiados diocesanos y religiosos y muchos conventos en este país pobre y mal administrado

Desde el 9 de noviembre de 1732 hasta la Pascua de 1762, cuando es nombrado obispo, pasan 30 años felices en la vida de Alfonso dedicado a la misión, la dirección de su grupo y a la publicación de sus obras.

Alfonso muere en Pagani, el día 1 de agosto de 1787, a la hora del ángelus. Tenía más de 90 años. Fue beatificado en 1816, canonizado en 1831 y proclamado doctor de la Iglesia en 1871.

Alfonso solía decir que la vida de los sanos es Evangelio vivido. Esto se lo podemos aplicar a él mismo. Sus ejemplos inquietan y arrastran. ¡A veces nos asusta enfrentarnos a un hombre como éste, que era capaz de vivir tan radicalmente el Evangelio!

Hoy, los Misioneros Redentoristas, continuamos anunciando el misterio gozoso de la redención abundante y generosa en toda la Iglesia. Los redentoristas, como Alfonso, no somos propagandistas de una doctrina, somos testigos de Cristo que viene al encuentro de la humanidad.

Sus seguidores

Alfonso murió. Su sueño, sin embargo, continúa vivo en la vida de sus seguidores. Especialmente debido a la labor de Clemente María Hofbauer, los redentoristas se esparcen por el mundo entero. En ellos, el Redentor continúa derramando vida en el corazón de los que no cuentan para el mundo y en el de los abandonados. La Congregación del Santísimo Redentor es lugar y presencia donde el Redentor prosigue su misión: “He sido enviado a evangelizar a los pobres”.

¡Alfonso!, ¡Gracias por tu vida, por tu sueño, por tu horizonte de tan amplias miras! En nombre de los pobres abandonados, ¡Gracias de corazón!

¡Felicidades a quienes lleven este nombre y a los Padres Redentoristas!

Para profundizar más en la vida de San Alfonso María Ligorio consulta Corazones.org

UN DÍA DE MILAGROS...

UN DIA DE MILAGROS...

Como... Una tacita de café que alguien haya preparado para ti...
O la llamada inesperada de un viejo amigo.
Semáforos en verde cuando vayas camino al trabajo o a las tiendas.
Deseo que puedas disfrutar las pequeñas cosas...
La cola más corta en el supermercado...
Tu canción favorita en la radio....
Encontrar tus llaves donde las buscas....
Te deseo un día perfecto y feliz, detallitos de perfección que te harán sentir esa dulce sensación de que Dios te está sonriendo, mientras sostiene tu mano suavemente porque tú eres único y especial.

Te deseo un día de Paz, Felicidad y Alegría.
Dicen que toma un minuto encontrar a una persona especial, una hora para apreciarla, un día para amarla y toda una vida para olvidar...

DATE TIEMPO...

domingo, 31 de julio de 2011

INTIMIDAD...

 Intimidad...

Todo lo que existe en nuestras vidas, todo lo que hemos creado a nuestro alrededor, es simplemente un reflejo de lo que llevamos dentro. La intimidad forma parte de nuestras necesidades esenciales, sin ese privado y sagrado espacio de creencias, pensamientos, sueños, proyectos que nos constituyen como seres únicos nos sentimos como amputados de nosotros mismos.

La claridad con la que seamos capaces de percibir nuestra vida y lo que ocurre en ella, es factor fundamental para nuestro bienestar interior. Para estar bien con otra persona, necesitamos estar bien con nosotros mismos. De eso se trata la intimidad, de conocernos íntimamente, internamente, honestamente. Se trata de poder mirarnos al espejo y reconocernos y aceptarnos tal como somos. No se escuda ni en el pasado ni en el futuro, puede percibirse como algo que nos gusta o que nos disgusta, nos revela realmente quienes somos; deja al descubierto nuestras heridas emocionales, temores y resistencias.

Para poseer una intimidad, se debe estar dotado de un “si mismo”. Necesitamos ser reconocidos como persona. No es en la superficialidad donde el ser humano se distingue de sus semejantes, sino en la intimidad: el ser humano vale lo que vale su intimidad. Descubrirnos en la dimensión personal requiere conocer cada vez mejor la propia intimidad. Descubrirse a los demás en esta misma dimensión implica ser capaz de comunicar la intimidad a otros. Ambas cosas resultan más fáciles en el clima natural de la intimidad que es la familia, como centro de intimidad. Ello se debe a que lo biológico se hace biográfico.

Aunque nuestros corazones anhelan la intimidad, aunque nuestras mentes entienden nuestra profunda necesidad de intimidad, la revelación de nosotros mismos que esta exige es a menudo algo que nos intimida demasiado. Compartir el propio ser completamente, sin límites, deja al desnudo el profundísimo temor a ser rechazado por ser quienes somos. Significa compartir los secretos de nuestros corazones, mentes y almas con otro ser humano imperfecto y frágil.

Exige que le permitamos a otra persona descubrir qué nos moviliza, qué nos inspira, qué nos impulsa, qué nos obsesiona, hacia dónde corremos y de qué huimos, qué enemigos autodestructivos yacen dentro de nosotros y qué sueños locos y maravillosos albergamos en nuestros corazones. Esta pertenece al individuo y a su interioridad, y también a los territorios que construye a lo largo de los años, pareja, familia, ya que la intimidad, es la que entreteje el vinculo que lo une a su entorno, a sus “íntimos”, pareja, hijos, parientes, amigos. Para la intimidad, las relaciones son procesos, no productos acabados y perfectos.

La intimidad necesita tiempo y espacio para crecer, implica estar ahí con la otra persona, estando presente tanto física como mental y emocionalmente, ambos durante la conversación y el silencio. Somos afortunados si experimentamos solo tres horas de auténtica intimidad en toda nuestra vida.

Podemos desarrollar intimidad con nosotros mismos de la misma manera que lo hacemos con otras personas, al ser honestos, comunicarnos claramente y permitirnos tiempo y espacio para estar a solas con nosotros mismos. Una vez que logramos intimar con nosotros mismos, aprendemos a aceptarnos por lo que somos, y nos sentimos lo suficientemente cómodos como para relajarnos y permitirnos fluir libremente con lo que sentimos, para expresarlo armónicamente, y establecer una conexión con la otra persona que nos permita conectarnos íntimamente.

Cuando nos compenetramos lo suficiente con otra persona para permitirnos decirle exactamente como nos sentimos, le ofrecemos un puente que puede permitirle conocernos mejor. Los puentes se cruzan en ambos sentidos, y eso nos permitiría conocer mejor a la otra persona también. Es importante recordar que no podemos intimar con otra persona más de lo que somos capaces de intimar con nosotros mismos. ¿Cómo podemos esperar que alguien sepa cómo nos sentimos si nosotros mismos no lo sabemos?

Es importante mantener siempre presente que nadie nos puede dar lo que no tenemos, ese es un trabajo que nos toca realizar a nosotros mismos. Si sentimos que hay algo que nos falta, e intentamos encontrarlo en otra persona, lo único que encontraremos será la decepción. Y no podía ser de otra manera pues simplemente estaremos viendo el reflejo de lo que llevamos dentro.

El amor comienza cuando la necesidad termina.

(Enviado por María Inés)

QUE NO SE APAGUE TU SONRISA...


Que no se apague tu sonrisa...
Cuando al despertar las fuerzas te flaqueen.
Cuando el día te parezca gris.
Cuando la claridad del sol oscurezca tu mirada.
Cuando esa mano amiga, haya dejado de estar.
Cuando te creas encontrar sin salida.
Cuando nada tenga sentido para ti.
Cuando los valores carezcan de la escala tuya.

Sonríe...

Siempre encontrarás esa luz, que encenderá tu mirada.
Otros brazos que te atenderán sin necesidad de reclamarlos.
Una luz que alumbrará sin que tú la enciendas.
Una puerta que se abrirá sola.
Alguien que te hará cambiar de idea.

Por ello...

Con tu sonrisa ayudarás a quien la necesite.
Te sentirás mejor, viendo que gracias a ella, alguien lo hace.
Secarás las lágrimas de un niño o anciano.
Una sonrisa vale más que una palabra.
Sonríe, pero abiertamente.
Con ella, ayudarás, sin duda alguna, a sonreír.
Sólo de esta manera, serás feliz.

Sonríe ... pese a todo

 

SALTAR AL VACÍO...


Saltar al vacío
Autor: P. Miguel Segura | Fuente: Catholic.net




Hay quienes pasan la vida buscando métodos de oración novedosos y de todo tipo pero, en el momento, no hablan con Dios.




Cada vez que veía fotos de hombres lanzándose desde un avión, el joven sentía la necesidad interior de estar entre ellos. Quería ser paracaidista.

-¿Por qué ellos sí y yo no? -se decía.

Lo primero que hizo fue conseguir un instructivo sobre diversos tipos de paracaídas. Después inició y concluyó un estudio comparativo de aviones modernos. Como se dio cuenta de que ignoraba muchas cosas, decidió estudiar también un master en caída de cuerpos, atracción de masas y fricción. Concluyó su preparación con un año de estudios meteorológicos y movimientos de corrientes de aire.

Por fin, cuando se sintió preparado, eligió cuidadosamente el avión. Era un bimotor que aún seguía en uso y tenía buen aspecto.

Al despegar le dijo al piloto que se dirigiera al punto que, ya antes, le había señalado en el mapa con una regla y un compás. El momento se acercaba y al elevarse el avión, el joven sentía más y más el vértigo entusiasmante de volar.

Por fin, cuando se encontraban a la altura perfecta se levantó del asiento, abrió la escotilla y sintió el viento helado en la cara. Permaneció allí unos instantes llenando los pulmones con el puro azul del cielo...

Pero no saltó.

Cerró la escotilla y mandó aterrizar. Había olvidado que para saltar hace falta una cosa más. Ser un valiente.

Conozco a quienes pasan la vida preparándose para orar; buscan métodos de oración novedosos y consejeros de todo tipo pero, llegado el momento, no hablan con Dios. Y es que para hablar con Dios hay que ejercitar la fe y olvidan que para vivir de fe hace falta... ser un valiente; o sea, pedirla.

ORACIÓN DE ENTREGA - SAN IGNACIO DE LOYOLA

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ORACIÓN DE ABANDONO - SAN IGNACIO DE LOYOLA



IGNACIO DE LOYOLA, SANTO - 31 DE JULIO

Autor: Cristina Fernández | Fuente: Catholic.net
Ignacio de Loyola, Santo
Fundador de la Compañía de Jesús, 31 de julio
Ignacio de Loyola, Santo

Fundador de la Compañía de Jesús (Jesuitas)

Martirologio Romano: Memoria de san Ignacio de Loyola, presbítero, quien, nacido en el País Vasco, en España, pasó la primera parte de su vida en la corte como paje del contador mayor hasta que, herido gravemente, se convirtió. Completó los estudios teológicos en París y conquistó sus primeros compañeros, con los que más tarde fundaría en Roma la Compañía de Jesús, ciudad en la que ejerció un fructuoso ministerio escribiendo varias obras y formando a sus discípulos, todo para mayor gloria de Dios (1556).

San Ignacio de Loyola supo transmitir a los demás su entusiasmo y amor por defender la causa de Cristo.

Un poco de historia

Nació y fue bautizado como Iñigo en 1491, en el Castillo de Loyola, España. De padres nobles, era el más chico de ocho hijos. Quedó huérfano y fue educado en la Corte de la nobleza española, donde le instruyeron en los buenos modales y en la fortaleza de espíritu.

Quiso ser militar. Sin embargo, a los 31 años en una batalla, cayó herido de ambas piernas por una bala de cañón. Fue trasladado a Loyola para su curación y soportó valientemente las operaciones y el dolor. Estuvo a punto de morir y terminó perdiendo una pierna, por lo que quedó cojo para el resto de su vida.
Durante su recuperación, quiso leer novelas de caballería, que le gustaban mucho. Pero en el castillo, los únicos dos libros que habían eran: Vida de Cristo y Vidas de los Santos. Sin mucho interés, comenzó a leer y le gustaron tanto que pasaba días enteros leyéndolos sin parar. Se encendió en deseos de imitar las hazañas de los Santos y de estar al servicio de Cristo. Pensaba: “Si esos hombres estaban hechos del mismo barro que yo, también yo puedo hacer lo que ellos hicieron”.

Una noche, Ignacio tuvo una visión que lo consoló mucho: la Madre de Dios, rodeada de luz, llevando en los brazos a su Hijo, Jesús.
Iñigo pasó por una etapa de dudas acerca de su vocación. Con el tiempo se dio cuenta que los pensamientos que procedían de Dios lo dejaban lleno de consuelo, paz y tranquilidad. En cambio, los pensamientos del mundo le daban cierto deleite, pero lo dejaban vacío. Decidió seguir el ejemplo de los santos y empezó a hacer penitencia por sus pecados para entregarse a Dios.
A los 32 años, salió de Loyola con el propósito de ir peregrinando hasta Jerusalén. Se detuvo en el Santuario de Montserrat, en España. Ahí decidió llevar vida de oración y de penitencia después de hacer una confesión general. Vivió durante casi un año retirado en una cueva de los alrededores, orando.

Tuvo un período de aridez y empezó a escribir sus primeras experiencias espirituales. Éstas le sirvieron para su famoso libro sobre “Ejercicios Espirituales”. Finalmente, salió de esta sequedad espiritual y pasó al profundo goce espiritual, siendo un gran místico.
Logró llegar a Tierra Santa a los 33 años y a su regreso a España, comenzó a estudiar. Se dio cuenta que, para ayudar a las almas, eran necesarios los estudios.

Convirtió a muchos pecadores. Fue encarcelado dos veces por predicar, pero en ambas ocasiones recuperó su libertad. Él consideraba la prisión y el sufrimiento como pruebas que Dios le mandaba para purificarse y santificarse.

A los 38 años se trasladó a Francia, donde siguió estudiando siete años más. Pedía limosna a los comerciantes españoles para poder mantener sus estudios, así como a sus amigos. Ahí animó a muchos de sus compañeros universitarios a practicar con mayor fervor la vida cristiana. En esta época, 1534, se unieron a Ignacio 6 estudiantes de teología. Motivados por lo que decía San Ignacio, hicieron con él voto de castidad, pobreza y vida apostólica, en una sencilla ceremonia.
San Ignacio mantuvo la fe de sus seguidores a través de conversaciones personales y con el cumplimiento de unas sencillas reglas de vida. Poco después, tuvo que interrumpir sus estudios por motivos de salud y regresó a España, pero sin hospedarse en el Castillo de Loyola.

Dos años más tarde, se reunió con sus compañeros que se encontraban en Venecia y se trasladaron a Roma para ofrecer sus servicios al Papa. Decidieron llamar a su asociación la Compañía de Jesús, porque estaban decididos a luchar contra el vicio y el error bajo el estandarte de Cristo. Paulo II convirtió a dos de ellos profesores de la Universidad. A Ignacio, le pidió predicar los Ejercicios Espirituales y catequizar al pueblo. Los demás compañeros trabajaban con ellos.

Ignacio de Loyola, de acuerdo con sus compañeros, resolvió formar una congregación religiosa que fue aprobada por el Papa en 1540. Añadieron a los votos de castidad y pobreza, el de la obediencia, con el que se comprometían a obedecer a un superior general, quien a su vez, estaría sujeto al Papa.

La Compañía de Jesús tuvo un papel muy importante en contrarrestar los efectos de la Reforma religiosa encabezada por el protestante Martín Lutero y con su esfuerzo y predicación, volvió a ganar muchas almas para la única y verdadera Iglesia de Cristo.
Ignacio pasó el resto de su vida en Roma, dirigiendo la congregación y dedicado a la educación de la juventud y del clero, fundando colegios y universidades de muy alta calidad académica.

Para San Ignacio, toda su felicidad consistía en trabajar por Dios y sufrir por su causa. El espíritu “militar” de Ignacio y de la Compañía de Jesús se refleja en su voto de obediencia al Papa, máximo jefe de los jesuítas.

Su libro de “Ejercicios Espirituales” se sigue utilizando en la actualidad por diferentes agrupaciones religiosas.
San Ignacio murió repentinamente, el 31 de julio de 1556. Fue beatificado el 27 de julio de 1609 por Pablo V, y canonizado en 1622 por Gregorio XV.

¿Qué nos enseña su vida?

  • A ser fuertes ante los problemas de la vida.


  • A saber desprendernos de las riquezas.


  • A amar a Dios sobre todas las cosas.


  • A saber transmitir a los demás el entusiasmo por seguir a Cristo.


  • A vivir la virtud de la caridad ya que él siempre se preocupaba por los demás.


  • A perseverar en nuestro amor a Dios.


  • A ser siempre fieles y obedientes al Papa, representante de Cristo en la Tierra.


  • Oración

    Virgen María, ayúdanos a demostrar en nuestra vida de católicos convencidos, una profunda obediencia a la Iglesia y al Papa, tal como San Ignacio nos lo enseñó con su vida de servicio a los demás.
    Amén.

    Para profundizar más en la vida de San Ignacio de Loyola consulta: Corazones.org

    sábado, 30 de julio de 2011

    MARÍA EN EL CORAZÓN DE LA TRINIDAD

     
    María en el corazón de la Trinidad
    (Autor: Jean Vanier)

    María, llena de gracia
    y colmada por el Espíritu Santo,
    has amado a Jesús,
    como ninguna otra madre puede amar;
    no con un amor que nace del vacío
    y se apega al niño, controlando
    y acaparando su libertad de hijo
    para calmar su propio sufrimiento
    y su angustia de madre.
    Tú lo has amado con un amor
    que nace de la plenitud,
    dando tu vida en el amor.
    Entre los santos de todas las épocas,
    tú tienes un lugar muy especial
    en el corazón de la Trinidad
    y en el de la Iglesia.
    "¡Todas las generaciones
    te llamarán bienaventurada!"
    El amor de Jesús por tí y tu amor
    por el tienen su origen en el corazón
    de la Trinidad.
    La unidad de tu a amor y el de Jesús
    nace de la unidad de la Santísima Trinidad, en el Espíritu Santo, han sido una sola cosa, como Jesús y el Padre son una sola cosa, oh María, introdúcenos también a nosotros en el misterio de la relación entre el Padre el Hijo y el Espíritu Santo.
    Intercede por nosotros, para que también nos sea dada aquella comunión de amor, que tú viviste en la humildad y en la sencillez de la fe.
    Amén

    LAS SIETE PRENDAS DE LA VIRGEN


    LAS SIETE PRENDAS DE LA VIRGEN

    La vestimenta de la Santísima Virgen, en su aparición en Sabana Grande, es todo un meditar sobre el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo de forma sencilla y elocuente. Su corona tiene siete estrellas que simbolizan el tesoro de nuestra Iglesia Católica, que son los siete Sacramentos y las siete virtudes (Humildad, Generosidad, Castidad, Paciencia, Templanza, Caridad y Diligencia), que nos invita a vivir y que se contraponen a los siete pecados capitales.
    Su manto azul representa la protección maternal de la Virgen a todos sus hijos. Su túnica blanca simboliza nuestro apostolado y la pureza y limpieza que debemos mantener en el alma para alcanzar el Reino de Dios. Su rosario simboliza la oración y el sacrificio al que estamos llamados todos, para conseguir nuestra conversión interna en una búsqueda genuina de Dios y la transformación de la humanidad, que cada vez se aleja más de Él. Su broche, simboliza el pequeño reinado de María sobre hombres y mujeres que, saliendo de la indiferencia, deciden ayudar a nuestra Madre Santísima para que las almas regresen a Dios.

    Su cinturón, simboliza la obediencia que debemos a la Iglesia Verdadera. Su sandalia, simboliza la diligencia con la que debemos obrar, para que el propósito de su aparición se cumpla.

    1 CORONA DE SIETE ESTRELLAS

    Su corona de siete estrellas, una grande al frente, tres a la derecha y tres a la izquierda simboliza los siete Sacramentos de nuestra Iglesia. La primera estrella simboliza el sacramento del Bautismo; la segunda la Confirmación; la tercera la Penitencia; la cuarta y más grande la Eucaristía; la quinta la Unción de Enfermos; la sexta el Orden Sacerdotal; la séptima el Matrimonio. La Santísima Virgen, como formadora perfecta, nos recalca la importancia del sacramento de la Eucaristía, el Cuerpo y la Sangre de su Amadísimo Hijo en la más reluciente y hermosa de todas, la cuarta estrella.

    En cada una de las estrellas de su corona también se encuentran simbolizadas las virtudes de la Santísima Virgen: humildad, generosidad, castidad, paciencia, templanza, caridad y diligencia. Diferente a otras apariciones, en la aparición de Sabana Grande la Santísima Virgen se presenta con su hermosa corona de forma horizontal la forma en que se coronan los reyes de la tierra porque Ella viene en este tiempo como Reina de todos los hombres, Reina de toda la humanidad. Es necesario participar de su reinado, convirtiéndonos en sus súbditos y esclavos, en perfectos apóstoles de estos tiempos.
    La Santísima Virgen, como Madre perfecta, quiere mostrarnos el Verdadero Camino y nos deja su corona de siete estrellas visibles que continuamente nos recuerdan que debemos frecuentar los Sacramentos, fuente de gracia que nos mantendrá cerca de su Hijo Jesús. Por la recepción frecuente de los Sacramentos e imitando a Nuestra Madre en sus virtudes se logrará alcanzar el crecimiento espiritual que Ella pide a sus hijos nuevos, la nueva estirpe que con su ejemplo y santidad transformará la humanidad.

    2 MANTO AZUL

    El manto de la Santísima Virgen siempre significa confianza, protección. Es esa protección especial que Ella nos promete y nos recuerda en cada unos de sus tres primeros mensajes. María nos promete en su primer mensaje, “Las gracias necesarias para la salvación”; en su segundo mensaje nos dice “protéjanse debajo de mi manto y vivan en mis virtudes”; en su tercer mensaje, “prometo mi protección maternal cubriendo con mi manto…” y nos repite “protéjanse debajo de mi manto….” Ella nos conseguirá todas las gracias necesarias…todo cuanto le pidamos y sea para beneficio de nosotros. De su manto recibiremos toda la protección y guía necesaria para alcanzar la plenitud pedida por su Amadísimo Hijo Jesús.

    Cierto es, que aunque en nuestro caminar habrá muchos tropiezos, estos fortalecerán nuestro espíritu. Aún en momentos en que nos sintamos perdidos y en la oscuridad, Ella estará muy cerca de nosotros, su protección no nos ha de faltar. Lo importante es confiar, entregarnos y caminar sabiendo que Ella camina a nuestro lado y nos cubre con su manto guiándonos de su mano.

    Cuando una Madre está enseñando a su bebe a caminar, se mantiene cerca del bebe. Al principio le toma de las manitas y le ayuda, le enseña como se dan los primeros pasos; luego le suelta una mano y ya el bebe dará sus primeros pasitos solo, pero cuando tropieza y cae, inmediatamente puede sentir las manos de su madre que le levanta y conforta. El niño sabe que si se cae, mamá le levantará. Aún cuando cae y no ve a mamá, sabe que ella está cerca, que llamándola acudirá en su ayuda, Así es la Virgen María con nosotros, una Madre llena de amor, que siempre se mantiene a nuestro lado; que con sólo llamarla acudirá a nuestro auxilio. La Santísima Virgen María, con su manto azul, nos promete la protección que brindará a todo aquel que promulgue su nombre como Madre del Verdadero Camino hacia el Padre.

    3 TÚNICA BLANCA

    Su túnica blanca simboliza el apostolado. Ese apostolado constante que es un deber de todo cristiano no importa sexo, condición social, si se está casado o soltero con o sin hijos.
    Los laicos estamos llamados a ponernos a disposición de nuestros sacerdotes, ayudarlos y asumir la responsabilidad del apostolado en nuestra comunidad. La Santísima Virgen, en su segundo mensaje, nos invita a ser cristianos dinámicos, como lo fue su Amadísimo Hijo. Jesús caminó y cumplió con su misión, con la voluntad del Padre, aún a costa de su propia Sangre. Nuestra Iglesia nos pide un apostolado activo y constante. En el concilio Vaticano II se nos exhorta a ello.
    Como hijos fieles de la Madre Iglesia tenemos que vestirnos con la túnica blanca y convertirnos en los apóstoles de estos tiempos.

    BROCHE, ROSARIO, CORREA Y SANDALIA

    Estas cuatro prendas de vestir color café o tierra son símbolo de la participación activa del hombre. Según el pedido que le hizo su Hijo, la Santísima Virgen por medio de estas cuatro prendas nos invita a actuar para alcanzar la plenitud.

    4 BROCHE

    El broche simboliza el pequeño reinado de María, una nueva generación de cristianos que proclamen sin miedo a María como Madre del Verdadero Camino hacia el Padre.
    Este reinado de María es el resultado de la misión a la que fue predestinada: La misión de Madre del Creador y de todas las criaturas y mediadora e intercesora ante su Hijo Jesús.
    Por esto, entre otras cosas, llamamos a la Santísima Virgen:

    -Reina de la belleza, por su singular hermosura.
    -Reina de la Santidad, por la plenitud de su Gracia, principio de virtudes y de méritos Incalculables.
    -Reina de todos los Santos, porque a todos superó en santidad.
    -Reina de los Ángeles, porque supera a todos en la agudeza del entendimiento.
    -Reina de los Patriarcas, porque a todos supera en el Don de la Profecía.
    -Reina de los apóstoles, porque los supera en el cielo.
    -Reina de los Mártires, porque supera a todos en fortaleza.
    -Reina de los confesores, porque supera a todos en la confesión de fe.

    María Santísima empezó a ser Reina en el momento mismo en que concibió, por obra del Espíritu Santo, a Jesucristo Rey.

    Reafirmó su realeza por derecho, al pie de la cruz de Jesús; ejerció su reinado sobre la Iglesia primitiva, sobre los Apóstoles y primeros discípulos del Señor y sigue y seguirá, ejerciéndolo eternamente en el Cielo sobre todos los seres creados.

    Este reinado de María no es uno temporal y terreno, sino más bien un reinado eterno y universal: Reina de la Verdad, de Vida, de Santidad. De Gracia. De Justicia. De Amor y de Paz.
    Este reinado lo componen cristianos que se dediquen a la oración, al sacrificio y al apostolado. Está al alcance de nuestras manos. Este reino es uno sobrenatural, el fin último del mismo es la salvación eterna. Por lo tanto, la ley en este reino espiritual es la gracia para la salvación eterna. La gracia es la mueve a los súbditos de este reino a aceptar la Voluntad del Padre.

    Ella es la dispensadora de todas las gracias y nos promete, en su primer mensaje dejado en Sabana Grande, unas gracias especiales para la salvación, gracias que nos ayudarán a formar parte de este reinado de María simbolizado con su broche.

    Como Madre perfecta, nos muestra las herramientas, los medios para lograr el pedido de formar esta nueva generación que son: sus virtudes, los Sacramentos de la Verdadera Iglesia, el rosario como arma infalible, y la oración, el sacrificio y la penitencia.

    5 EL ROSARIO


    La Santísima Virgen traía entre sus manos un rosario color café. Color que como ya hemos dicho, nos recuerda la participación activa del hombre en este mensaje.
    En todas sus visitas al mundo del hombre, la Madre de Dios ha pedido sin cesar, el rezo del Santo Rosario. Sabana Grande no es una excepción. En su visita a tierra puertorriqueña la Santísima Virgen nos trae el rosario como prenda segura de salvación. Muchos Santos le han llamado, y con razón…”la oración más perfecta después de la Santa Misa”.
    El Santo Padre continuamente nos exhorta al rezo del Santo Rosario y nos recuerda su importancia.
    Con el rezo del Santo Rosario meditamos continuamente sobre los hechos más importantes de la obra salvífica de Nuestro Señor Jesucristo y de la participación corredentora de nuestra Santísima Madre, desde la Anunciación hasta la Resurrección.

    El Santo Rosario no es solo oración sino también sacrificio, especialmente si lo rezamos de rodillas. No podemos olvidar que la Santísima Virgen nos dice en su segundo mensaje que….”la oración y el sacrificio serán mandatorios”. Y en su tercer mensaje nuestra Santísima Madre promete una protección muy especial a todo aquel que rece diariamente cinco misterios del Santo Rosario. Confiados en nuestra Madre Celestial cumplamos con este importante pedido.

    6 CINTURÓN O CORREA

    ¿Cómo vamos a caminar hacia un mayor crecimiento espiritual? La Santísima Virgen nos lo indica por medio del cinturón que simboliza la obediencia. Caminaremos en obediencia a Pedro y a sus sucesores, es decir, al Santo Padre. Tenemos que ser obedientes a los dogmas y doctrinas de la verdadera Iglesia. Tosa la vida de nuestra Señora es un ejemplo vivo de obediencia.
    Todos sabemos que por la desobediencia de Eva entró el pecado en el mundo y con el pecado las tinieblas y la muerte. Todos heredamos de nuestros primeros padres, Adán y Eva, esta tendencia al mal, a la desobediencia. Y es por la obediencia de una mujer, la Santísima Virgen María, que llega el Salvador.

    Los apóstoles pertenecientes al reinado de la Virgen María viven sumisos y obedientes a Ella, a ejemplo de Jesucristo, quien, de sus 33 años de vida empleó 30 años en entera sumisión a su Madre. “El que honra a su madre se parece a un hombre que atesora.” 1 Como la Santísima Virgen es Madre de la Iglesia, todos tenemos que ser obedientes a Nuestra Señora y a la Iglesia. Siendo obedientes, esto es ciñéndonos el cinturón, perteneceremos a su reinado.
    La obediencia de la Santísima Virgen fue continua, pronta y total. Continua es sin interrupción; pronta es sin titubeos; total es sin restricciones de ningún tipo, Así debe ser nuestra obediencia. Veamos un ejemplo de obediencia que nos relata Santa Gema Galgani:

    Dados los muchos regalos espirituales que esta Santa obtenía durante su vida, inclusive el que el mismo Jesús le prestara su corona de espinas, recibió órdenes de su director espiritual de acostarse a dormir a cierta hora de la noche. Una noche se le aparece su Ángel de la guarda para comunicarle que la Santísima Virgen vendría a visitarla. Y la santa, que conoce lo importante de la obediencia, le pide al Ángel que le diga a la Santísima Virgen María que vuelva al día siguiente más temprano, porque a esa hora ya no podría recibir más visitas por obediencia. El Ángel sonrió complacido y se marchó.

    Jesús le repetía a Santa Gema: “obedece, hija mía, obedece prontamente y alegremente y, para mejor lograrlo y salir victoriosamente es esta hermosa virtud, pídeselo a mi Madre, que tanto te quiere.”
    Aprendamos de María, siempre obediente a los deseos del Padre. Es la obediencia lo que distingue y caracteriza el Espíritu de Cristo, por ende, a los cristianos.

    7 SANDALIA


    La sandalia que calzaba la Santísima Virgen en el pie derecho es símbolo de nuestro peregrinar hacia la Patria Celestial. Es ese primer paso de nuestra entrega a Cristo. Por eso se reconoce en su primer mensaje como Madre del Verdadero Camino hacia el Padre.

    Al calzar esta sandalia la Santísima Virgen nos invita a ser diligentes, a actuar con prontitud y alegría. Toda su vida Ella nos demuestra diligencia. La vemos en su visita a su prima Santa Isabel….en su huida a Egipto…Y en las bodas de Cana.

    Nuestra Santísima Madre es caminante. Aún hoy sigue su camino por diversas partes del mundo. Sigue estimulando a sus hijos a caminar hacia el Padre. Sin miedo y con diligencia debemos comenzar a peregrinar por este mundo sabiendo siempre que “De la mano de María el camino hemos de recorrer, que por la enseñanzas de Jesucristo su Hijo, al Padre hemos de ver”.

    viernes, 29 de julio de 2011

    SIEMBRA, SIEMBRA Y SIGUE SEMBRANDO


     
    Siembra, siembra y sigue sembrando…

    Sin importar el resultado de la cosecha, por favor no te detengas
    a ver si las semillas germinaron o no, solo sigue adelante, sigue sembrado, que si siembras con bondad y alegría, algún día sus frutos dulces comerás.

    Recuerda, que al sembrar,
    no lo haces para tí, sino para los demás, si todos sembramos buena fe y bondad, a la larga y al final del camino tendremos
    un terreno muy grande frondoso y floreado donde verdaderamente, provoque estar y vivir.

    Nuestro entorno es producto de nuestro trabajo, no esperes por favor que venga otro a sembrar por tí, hazlo tú mismo,
    empieza ahora mismo,
    nunca es tarde para hacerlo,
    y siempre es muy temprano para terminar.

    Nelson Cisneros 

    RETRATO DE UN AMIGO...

    Retrato de un amigo

    No puedo darte soluciones para todos los problemas de la vida, ni tengo respuestas para tus dudas o temores, pero puedo escucharte y buscarlas junto a ti.
     
    No puedo cambiar tu pasado ni tu futuro. Pero cuando me necesites, estaré allí.
    No puedo evitar que tropieces. Solamente puedo ofrecerte mi mano para que te sujetes y no caigas.

            Tus alegrías, tu triunfo y tus éxitos no son míos. Pero disfruto sinceramente cuando te veo feliz.No juzgo las decisiones que tomas en la vida. Me limito a apoyarte, a estimularte y a ayudarte si me lo pides.
     
    No puedo impedir que te alejes de mí.Pero si puedo desearte lo mejor y esperar a que vuelvas.No puedo trazarte límites dentro de los cuales debas actuar, pero sí te ofrezco el espacio necesario para crecer.
     
    No puedo evitar tus sufrimientos cuando alguna pena te parte el corazón, pero puedo llorar contigo y recoger los pedazos para armarlo de nuevo.

    No puedo decirte quién eres ni quién deberías ser. Solamente puedo quererte como eres y ser tu amigo/a.



    NUESTRA VIDA ....

    Nuestra Vida... 

    Por más agitada y ocupada que sea nuestra vida, siempre debemos hacernos un tiempo para Dios, para las cosas de nuestra alma, porque así como una máquina se rompe si se usa sin hacerla descansar, así también nuestro cuerpo y nuestra alma se rompen si los usamos sin darles el descanso y el reposo necesario. Pero en lo que respecta al alma es mucho mayor la necesidad que tiene de descansar en Dios, de meditar en las verdades eternas, de orar y comunicarse con su Creador, porque de Él recibe todo, y fue creada para Dios, y todo lo que no es Dios la deja vacía y triste.

    El demonio, con el progreso moderno, nos trae muchas ocupaciones, a veces muy inútiles. Pero lo que a él le interesa es que estemos ocupados y no pensemos en Dios, ni en el Cielo, ni en la muerte, ni en el Infierno. Él quiere que pensemos en hacer, hacer y hacer; en ganar dinero, cada vez más, y en vivir bien y gozar de todos los placeres. Así llegamos al final de nuestra vida y estamos muy lejos de Dios.

    Hagamos un alto en el camino, detengámonos un poco a pensar, y comprobaremos que en realidad no estamos tan ocupados como parece y que siempre se puede encontrar un momento para rezar un Rosario, o por lo menos un misterio del mismo; que podemos ir a visitar cinco minutos a Jesús en el sagrario de la Iglesia más cercana, y así tantas cosas más, que hacen a la salvación de nuestra alma y al adelantamiento en nuestra vida espiritual.


     

    EL PARABRISAS DEL AUTO

    ¿Sabes por qué el parabrisas del auto es tan grande y el espejo retrovisor tan pequeño?
    Porque nuestro pasado no es tan importante como nuestro futuro.
    Mira hacia adelante y sigue en movimiento...
    Desconocido
    D.Livier.
    "Mira hacia adelante"   DIOS TE BENDIGA !!
                       TWIST_9-1-1.gif picture by alma_virtrual

    jueves, 28 de julio de 2011

    FELICES FIESTAS PATRIAS: PERÚ !!!!

    FELIZ 28 DE JULIO: PERÚ !!!
     Con profunda alegría saludo a todos mis compatriotas peruanos que son asiduos lectores del blog, deseándoles felices fiestas patrias. Elevemos nuestras oraciones por nuestro querido Perú, para que el Señor bendiga y ilumine a nuestro nuevo presidente y a todo el pueblo del Perú.

    VIVA LA PATRIA.. VIVA EL PERÚ!!!

    El 28 de Julio de 1821 se reúne el Cabildo Abierto en Lima, declarando junto con el pueblo la Independencia del Perú de la dominación española y de cualquier otra dominación extranjera. Don José de San Martín proclama y jura la Independencia del Perú en la Plaza Mayor de Lima con las siguientes palabras:

    EL PERU DESDE ESTE MOMENTO ES LIBRE E INDEPENDIENTE  POR LA VOLUNTAD GENERAL DE LOS PUEBLOS Y POR LA JUSTICIA DE SU CAUSA QUE DIOS DEFIENDE


    ¡VIVA LA PATRIA!
    ¡VIVA LA LIBERTAD!
    ¡VIVA LA INDEPENDENCIA!"

    http://lavozdehuallanca.blogspot.es/img/labanderadelperu.gif

    DAME TIEMPO SEÑOR...

    Dame tiempo Señor...

              Dame tiempo Señor para que el mundo, la enfermedad y los agobios de la vida no me aparten de Ti. Dame tiempo Señor para gozar y recrear mi alma en tanta belleza gratuita como me has regalado.

            Dame tiempo Señor para contemplar los campos, saborear el agua, oler las flores y mirar las aves del cielo. Dame tiempo Señor para seguir tus huellas y ojalá mi torpeza no las haga borrar.

            Dame tiempo Señor para adorarte, alabarte y gozar de Ti.
            Dame Señor tu tiempo para crecer en santidad, muriendo cada día un poco más. Dame Señor tu tiempo y enséñame Maestro a caminar por donde Tú caminas.

            Dame Señor de tu agua viva para colmar mi sed de Dios.

    MIRAR A JESÚS

    Mirar a Jesús
    Autor: Padre Eusebio Gómez Navarro OCD




    Cierto día, el Cardenal Weisman discutía con un inglés utilitarista sobre la existencia de Dios. A los argumentos del religioso, respondía el inglés con mucha flema: “No lo veo, no lo veo”.

                  Entonces, el Cardenal tuvo un rasgo ingenioso. Escribió en un papel la palabra “Dios” y colocó sobre ella una moneda. Le preguntó:

                  – ¿Qué ves?

                  – Una moneda.

                  – ¿Nada más?

                  Muy tranquilo, el Cardenal quitó la moneda, y le preguntó de nuevo:

                  – Y ahora, ¿qué ves?

                  – Veo a Dios.

                  – Entonces, ¿qué es lo que te impide ver a Dios?

                  El inglés se calló como un muerto. El dinero, a veces, nos impide ver a  Dios y a Jesús.

                  ¿Quién era Jesús? ¿Cómo era Jesús?

                  Para enseñar a la gente, Jesús utilizaba símbolos y parábolas. Para decirnos quién es usó símbolos. Por ejemplo: “Yo soy la puerta” (Jn 10,9), “yo soy la luz del mundo” (Jn 8,12), “yo soy el buen pastor” (Jn 10,11).

                  Pero a las personas no las conocemos por lo que dicen, sino por lo que hacen. Jesús estaba unido al Padre y ungido por el Espíritu. El Padre lo envió a anunciar la Buena Nueva, a proclamar la liberación, a dar vista a los ciegos, a proclamar el año de gracia del Señor (Lc 4,18-19).

                  Él vino, sobre todo, para los casos difíciles, para “salvar lo que estaba perdido” (Lc 19,10). Se pasó toda la vida haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él (Hch 10,38).

                  A Jesús le seguía mucha gente por distintos motivos: por curiosidad, porque les daba de comer, porque curaba, por los milagros que hacía... Las masas lo quisieron hacer rey, pero también pidieron su cabeza.

                Hubo un grupo de amigos incondicionales, decían ellos, que comieron y vivieron con él; pero a pesar de su buena voluntad, lo abandonaron en el momento de la persecución. Recibieron del Maestro la misión de hacer lo mismo: ir por todo el mundo anunciando la Buena Nueva (Mt 28,20).

                  A unos y a otros les indicó que lo más importante era buscar a Dios, su Reino (Lc 12, 26). Les repitió muchas veces que no tuvieran miedo, que no dudaran, que creyeran de verdad (Jn 8,46). Dio ejemplo de amor, amó hasta el final y fue lo único que dejó como consigna: “Amaos como yo os he amado (Jn 13,34-35).

                Es importante mirar a Jesús, pero es mucho más importante dejarse mirar por él, encontrarnos con su mirada. Al encontrarnos con su mirada, ésta nos hará contemplar nuestra vida y quitar todo aquello que no nos deja ver a Dios.
               “Mantengamos fijos los ojos en Jesús” (Hb 12,2) para tener los mismos pensamientos y sentimientos que el Maestro.

    ¿QUÉ ES SERVIR A OTROS?

      ¿Qué es servir a otros?

               Servir es sembrar...sembrar semillas buenas.
            Servir es atender a cualquiera que nos
            llame, no a quienes, a su vez,
            puedan alguna vez servirnos a nosotros.

            Servir es sembrar siempre... siempre... sin
            descanso, aunque solo sean otros los que recojan y
            saboreen las cosechas.

            Servir es mucho más que dar con las manos algo que
            tienes... es dar con el alma lo que tal vez... nunca
            nos fue concedido.

            Servir es distribuir afecto, bondad, cordialidad,
            apoyo moral, amor por sí mismo y a veces, ayuda material.

            Servir es repartir alegría, es infundir fe, estima,
            admiración, respeto, gratitud, sinceridad,
            honestidad, libertad, optimismo, confianza y esperanza.

            Servir es... en verdad, dar más de lo que recibimos en la vida y de la vida...

    MEDITACIÓN ANTE EL SANTÍSIMO SACRAMENTO


    Autor: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net
    Meditación ante el Santísimo Sacramento
    Jesús Sacramentado ¿por qué tu Corazón nunca me ha juzgado tan severamente como yo acostumbro a juzgar a mis semejantes?



    Meditación ante el Santísimo Sacramento

    No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis seréis juzgados, y con la medida con que midáis se os medirá a vosotros. ¿Cómo es que miras la brizna en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu ojo?. ¿O cómo vas a decir a tu hermano: Deja que te saque esa brizna del ojo, teniendo la viga en el tuyo?. Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna del ojo de tu hermano. (Mateo 7, 1-5)

    Señor, acabamos de leer tus palabras según el evangelista San Mateo. Con qué claridad nos está hablando el Maestro, con qué claridad nos llega tu mandato, Señor: ¡NO JUZGUÉIS!...

    ¿Y qué hago yo de la mañana a la noche? Juzgar, criticar, murmurar... voy de chisme en chisme sin detenerme a pensar que lo que traigo y llevo entre mis manos, mejor dicho en mi lengua, es la fama, la honestidad, el buen nombre de las personas que cruzan por mi camino, por mi vida. Y no solo eso, me erijo en juez de ellos y ellas sin compasión, sin caridad y como Tu bien dices, sin mirar un poco dentro de mí.

    Señor, en este momento tengo la dicha inmensa e inmerecida de estar frente a Ti, Jesús, ¡qué pena tengo de ver esa viga que no está precisamente en mi ojo, sino en mi corazón...! ¿Por qué en este momento me siento tan pequeña, tan sin valor, con todas esas "cosas" que generalmente critico de los demás y que veo en mí son mayores y más graves?

    Jesús Sacramentado ¿por qué tu Corazón nunca me ha juzgado tan severamente como yo acostumbro a juzgar a mis semejantes?
    Solo hay una respuesta: ¡porque me amas!

    Ahora mismo me estás mirando desde esa Sagrada Hostia con esos ojos de Dios y Hombre, con los mismos que todos los días miras a todos los hombres y mujeres, como miraste a María Magdalena, como miraste al ladrón que moría junto a ti y por esa mirada te robó el corazón para siempre... y así me estás mirando a mí esta mañana, en esta Capilla me estás hablando de corazón a corazón: "Ámame a mi y ama a los que te rodean, no juzgues a los que cruzan por tu camino, por tu vida... ámalos como me amas a mi, porque todos, sean como sean, son mis hijos, son mis criaturas y por ellos y por ti estuve un día muriendo en una Cruz... Te quiero a ti, los quiero a ellos, a TODOS...¡NO LOS JUZGUES!"

    Señor, ¡ayúdame!

    Arranca de mi corazón ese orgullo, esa soberbia, ese amor propio que no sabe pedir perdón y aún peor, ese sentimiento que me roe el alma y que no me deja perdonar... No perdones mis ofensas, mis desvíos, mi frialdad, mi alejamiento como yo perdono a los que me ofenden - así decimos en la oración que tu nos enseñaste, el Padrenuestro - a los que me dañan, a los que me lastiman, porque mi perdón suele ser un "perdón limitado", lleno de condiciones.... ¡Enséñame Señor, a dar ese perdón como es el tuyo: amplio, cálido, total, INFINITAMENTE TOTAL!

    Hoy llegué a esta Capilla siendo la de siempre, con mi pereza, con mis rencillas muy mías y mis necedades, mi orgullo, mi intransigencia para los demás, sin paz, con mis labios apretados, sin sonrisa, como si el mundo estuviera contra mi...

    Pero Tu me has mirado, Señor, desde ahí, desde esa humildad sin límites, desde esa espera eterna a los corazones que llegan arrepentidos de lo que somos... y he sabido y he sentido que me amas como nadie me puede amar y mi alma ha recobrado la paz.

    Ya no soy la misma persona y de rodillas me voy a atrever a prometerte que quiero ser como esa custodia donde estás guardado y que donde quiera que vaya, en mi hogar, en mi trabajo, en la calle, donde esté, llevar esa Luz que he visto en tus ojos, en los míos, y mirar a todos y al mundo entero con ese amor con que miras Tu y perdonar como perdonas Tu....

    ¡Ayúdame, Señor, para que así sea!






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  • Ma. Esther de Ariño
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