Nuestra
Vida...
Por más agitada y ocupada que sea
nuestra vida, siempre debemos hacernos un tiempo para Dios, para las cosas de
nuestra alma, porque así como una máquina se rompe si se usa sin hacerla
descansar, así también nuestro cuerpo y nuestra alma se rompen si los usamos sin
darles el descanso y el reposo necesario. Pero en lo que respecta al alma es
mucho mayor la necesidad que tiene de descansar en Dios, de meditar en las
verdades eternas, de orar y comunicarse con su Creador, porque de Él recibe
todo, y fue creada para Dios, y todo lo que no es Dios la deja vacía y
triste.
El demonio, con el progreso moderno, nos trae muchas ocupaciones, a
veces muy inútiles. Pero lo que a él le interesa es que estemos ocupados y no
pensemos en Dios, ni en el Cielo, ni en la muerte, ni en el Infierno. Él quiere
que pensemos en hacer, hacer y hacer; en ganar dinero, cada vez más, y en vivir
bien y gozar de todos los placeres. Así llegamos al final de nuestra vida y
estamos muy lejos de Dios.
Hagamos un alto en el camino, detengámonos un poco
a pensar, y comprobaremos que en realidad no estamos tan ocupados como parece y
que siempre se puede encontrar un momento para rezar un Rosario, o por lo menos
un misterio del mismo; que podemos ir a visitar cinco minutos a Jesús en el
sagrario de la Iglesia más cercana, y así tantas cosas más, que hacen a la
salvación de nuestra alma y al adelantamiento en nuestra vida
espiritual.
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