viernes, 31 de diciembre de 2021

ADIÓS A LA NOCHE VIEJA 2021



 Adiós a la Noche Vieja

¿Qué me traerá el año que comienza? ¡Lo que Tú quieras, Señor!

Por: Catholic.net | Fuente: Catholic.net



Balance de fin de año

En fin de año se reúnen las familias cristianas, para despedir juntos el año que termina y recibir el que empieza.

Es una oportunidad para hacer un balance de nuestra vida y reflexionar en lo que hemos hecho y lo que dejamos de hacer.

Debemos ir a la Iglesia a dar gracias a Dios por el año que termina y pedir ayuda para el año que comienza.

En familia, se puede platicar acerca de cómo ha sido el año para cada uno y los propósitos que se tienen para el próximo.


Algunas pautas para reflexionar :

-¿Qué cosas buenas he hecho este año para mí?

-¿Qué obras buenas he hecho por los demás?

-¿Con qué no cumplí de la mejor manera?

-¿ En qué puedo mejorar mi vida?

-¿Cuánto aumentó mi amor a Dios y a la Iglesia?

-¿Cómo he cumplido con mi vocación (como hijo de familia, como padre defamilia, como esposo, como cristiano?

-¿Qué propósitos tengo para el siguiente año?

 

Sugerencias para despedir la Noche Vieja:

Cada miembro de la familia escribe en un papel la actitud que va a tratar de mejorar el próximo año, después queman todos los papeles juntos, en una fogata.

También, pueden decir en voz alta a lo que se comprometen, como miembro de la Iglesia, para hacer que Cristo esté cada día más presente en la comunidad.


Para leer en familia

a) Al despedir el Año Viejo.

Hoy terminas de escribir un capítulo más de la historia de tu vida.

Cuando naciste, este libro era todo tuyo. Te lo puso Dios en tus manos. Podías escribir en él lo que quisieras: un poema, una pesadilla, una aventura, una blasfemia, o una oración. Podías… ahora ya no puedes, ya no es tuyo, ya lo has escrito, ahora es de Dios.

Te lo va a leer Dios, en el día mismo en que te mueras, con todos sus detalles. Ya no puedes corregirlo, ha pasado al dominio de la eternidad.

Piensa unos momentos en esta Noche Vieja. Toma tu libro y hojéalo despacio. Deja pasar sus páginas entre tus manos y entre tu conciencia. ¡Ten el gusto de leerlo a ti mismo!

Lee todo. Repite aquellas páginas de tu vida en las que pusiste tu mejor estilo, no te olvides de que uno de tus mejores maestros, si tienes la conciencia bien formada, eres tú mismo.

Lee también aquellas páginas que nunca quisieras haberlas escrito. ¡No!... ¡no intentes arrancarlas!, es inútil. Ten valor para leerlas. Son Tuyas.

No puedes arrancarlas… pero puedes anularlas cuando escribas las páginas siguientes. Si lo haces así, seguramente Dios las pasará de corrido cuando lea tu libro en tu último día.

Lee tu libro esta Noche Vieja. Hay en él trozos enteros de ti mismo.

Es un drama apasionante en el cual, el primer personaje eres tú: Tú en escena con Dios, con los hombres, con la vida. Tú lo has escrito con el instrumento asombroso de tu libertad sobre la superficie inmensa y movediza del mundo.

Es un libro misterioso que en su mayor parte, la más interesante, no puede leerlo nadie más que tú y Dios.

Esta noche, cuando hayas terminado de leerlo… si te dan ganas de besarlo, bésalo. Si te dan ganas de llorar, llora fuerte sobre tu libro viejo, pero sobre todo… reza sobre tu libro viejo. Tómalo entre tus manos, levántalo hacia el cielo y dile a Dios sólo dos palabras: “gracias” y “perdón”.

Después, dáselo a Cristo, no importa… así como esté, aunque tenga páginas negras… nunca olvides que Cristo sabe perdonar.

Esta noche, Dios te entregará un libro nuevo. Es todo tuyo. Puedes escribir en él lo que quieras. Escribe el nombre de Jesús en la primera página. Después pídele que no te deje escribir a ti solo. Pídele que te lleve siempre de la mano y del corazón.


b) Oración de agradecimiento

¡Gracias, Señor, por todo lo que en este año me diste!

¡Gracias por los días de sol y los nublados tristes!

¡Gracias por las noches tranquilas y por las inquietas horas obscuras!

¡Gracias por la salud y la enfermedad, por las penas y las alegrías!

¡Gracias por todo lo que me prestaste y después me pediste!

¡Gracias por la sonrisa amable y la mano amiga, por el amor y todo lo hermoso y dulce!

¡Por las flores y las estrellas y la existencia de los niños y de las almas buenas!

¡Gracias por la soledad, por el trabajo, por las dificultades y las lágrimas,

por todo lo que me acercó a Ti más íntimamente!

¡Gracias por tu presencia en el Sagrario y la gracia de tus Sacramentos!

¡Por haberme dejado vivir, gracias Señor!

¿Qué me traerá el año que comienza?

¡Lo que Tú quieras, Señor!

Te pido fe para mirarte en todo; esperanza para no desfallecer;

caridad perfecta en todo lo que haga, piense y quiera.

Dame paciencia y humildad.

Dame desprendimiento y un olvido total de mí mismo.

Dame, Señor, lo que Tú sabes me conviene y yo no sé pedir: suficientes pruebas que me mantengan fuerte, suficientes tristezas que me mantengan humano, suficientes fracasos que me mantengan humilde, suficiente determinación para hacer cada día mucho mejor que ayer.

¡Que pueda yo amarte cada vez más y hacerte amar por los que me rodean!

¡Derrama, Señor, tus gracias sobre mí y todos los que quiero, para que en este año que empieza, tengamos siempre el corazón alerta, el oído atento, las manos y la mente activas y el pie dispuesto para extender tu Reino!

EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 1 DE ENERO DE 2022 - SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS



 Navidad: 1 de Enero Santa María, Madre de Dios

Sábado 1 de enero de 2021




1ª Lectura (Núm 6,22-27): En aquel tiempo, el Señor habló a Moisés y le dijo: «Di a Aarón y a sus hijos: ‘De esta manera bendeciréis a los israelitas: El Señor te bendiga y te proteja, haga resplandecer su rostro sobre ti y te conceda su favor. Que el Señor te mire con benevolencia y te conceda la paz’. Así invocarán mi nombre sobre los israelitas y yo los bendeciré».





Salmo responsorial: 66

R/. Ten piedad de nosotros, Señor, y bendícenos.

Ten piedad de nosotros, y bendícenos; vuelve, Señor , tus ojos a nosotros. Que conozca la tierra tu bondad y los pueblos tu obra salvadora.

Las naciones con júbilo te canten, porque juzgas al mundo con justicia; con equidad tú juzgas a los pueblos y riges en la tierra a las naciones.

Que te alaben, Señor, todos los pueblos, que los pueblos te aclamen todos juntos. Que nos bendiga Dios y que le rinda honor el mundo entero.


2ª Lectura (Gál 4,4-7): Hermanos: Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estábamos bajo la ley, a fin de hacernos hijos suyos. Puesto que ya son ustedes hijos, Dios envió a sus corazones el Espíritu de su Hijo, que clama “¡Abbá!”, es decir, ¡Padre! Así que ya no eres siervo, sino hijo; y siendo hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.


Versículo antes del Evangelio (Heb 1,1-2): Aleluya. En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros padres, por boca de los profetas. Ahora, en estos tiempos, nos ha hablado por medio de su Hijo. Aleluya.

Texto del Evangelio (Lc 2,16-21): En aquel tiempo, los pastores fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al Niño acostado en el pesebre. Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel Niño; y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho. Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, se le dio el nombre de Jesús, el que le dio el ángel antes de ser concebido en el seno.




«Los pastores fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al Niño acostado en el pesebre»

Rev. D. Manel VALLS i Serra

(Barcelona, España)



Hoy, la Iglesia contempla agradecida la maternidad de la Madre de Dios, modelo de su propia maternidad para con todos nosotros. Lucas nos presenta el “encuentro” de los pastores “con el Niño”, el cual está acompañado de María, su Madre, y de José. La discreta presencia de José sugiere la importante misión de ser custodio del gran misterio del Hijo de Dios. Todos juntos, pastores, María y José, «con el Niño acostado en el pesebre» (Lc 2,16) son como una imagen preciosa de la Iglesia en adoración.

“El pesebre”: Jesús ya está ahí puesto, en una velada alusión a la Eucaristía. ¡Es María quien lo ha puesto! Lucas habla de un “encuentro”, de un encuentro de los pastores con Jesús. En efecto, sin la experiencia de un “encuentro” personal con el Señor no se da la fe. Sólo este “encuentro”, el cual ha comportado un “ver con los propios ojos”, y en cierta manera un “tocar”, hace capaces a los pastores de llegar a ser testigos de la Buena Nueva, verdaderos evangelizadores que pueden dar «a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel Niño» (Lc 2,17).

Se nos señala aquí un primer fruto del “encuentro” con Cristo: «Todos los que lo oyeron se maravillaban» (Lc 2,18). Hemos de pedir la gracia de saber suscitar este “maravillamiento”, esta admiración en aquellos a quienes anunciamos el Evangelio.

Hay todavía un segundo fruto de este encuentro: «Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto» (Lc 2,20). La adoración del Niño les llena el corazón de entusiasmo por comunicar lo que han visto y oído, y la comunicación de lo que han visto y oído los conduce hasta la plegaria de alabanza y de acción de gracias, a la glorificación del Señor.

María, maestra de contemplación —«guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón» (Lc 2,19)— nos da Jesús, cuyo nombre significa “Dios salva”. Su nombre es también nuestra Paz. ¡Acojamos en el corazón este sagrado y dulcísimo Nombre y tengámoslo frecuentemente en nuestros labios!

LA ÚLTIMA HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO DEL AÑO 2021



 La última homilía del Papa Francisco del año 2021

POR WALTER SÁNCHEZ SILVA | ACI Prensa



El Papa Francisco pronunció este viernes 31 de diciembre, en el Vaticano, su última homilía del año 2021, durante el rezo de las Vísperas por la Solemnidad de María Madre de Dios que se celebra el 1 de enero.


A continuación el texto completo de la homilía del Santo Padre:


En estos días la Liturgia nos invita a despertar en nosotros el estupor por el misterio de la Encarnación.

La fiesta de la Navidad es tal vez aquella que mayormente suscita esta actitud interior: el estupor, la maravilla, el contemplar, como los pastores de Belén, que primera reciben el luminoso anuncio angélico y luego corren y encuentran efectivamente el signo que se les había indicado: el Niño envuelto en pañales dentro de un pesebre.

Con lágrimas en los ojos se arrodillan ante el Salvador recién nacido. Pero no solo ellos, también María y José están llenos de santa maravilla por aquello que los pastores cuentan haber oído del ángel sobre el Niño.

Es así: no se puede celebrar la Navidad sin estupor, pero un estupor que no se limite a una emoción superficial –esto no es estupor–, una emoción ligada a la exterioridad de la fiesta, o peor aún, al frenesí consumista. Si la Navidad se reduce a esto, nada cambia: mañana será igual que ayer, el próximo año será como el pasado, y así.

Sería como calentarse por unos instantes ante el fuego de una sartén y no exponernos con todo nuestro ser ante la fuerza del Acontecimiento, no captar el centro del misterio del nacimiento de Cristo. Esto es el centro: ‘El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros’ (Jn 1, 14).

Lo escuchamos repetir en esta liturgia vespertina con la que se abre la Solemnidad de María Madre de Dios. Ella es la primera testigo, la primera y la más grande, y al mismo tiempo la más humilde. La más grande porque es la más humilde. Su corazón está lleno de estupor, pero sin sombra de romanticismos, ni edulcorantes ni espiritualismos. No.

La Madre nos devuelve a la realidad, a la verdad de la Navidad, que está contenida en estas tres palabras de San Pablo: ‘nacido de mujer’ (Gal 4,4).

El estupor cristiano no se origina en los efectos especiales ni en mundos fantásticos sino en el misterio dela realidad: ¡no hay nada más maravilloso y asombroso que la realidad! Una flor, un poco de tierra, una historia de vida, un encuentro, el rostro arrugada de un viejo y el rostro recién florecido de un niño. Una mamá que tiene en brazos a su niño y lo amamante.

El misterio brilla allí. Hermanos, hermanas, el estupor de María, el estupor de la Iglesia, está lleno de gratitud. La gratitud de la Madre que, contemplando al Hijo, siente la cercanía de Dios, siente que Dios no ha abandonado a su pueblo, ha venido, está cerca, es Dios-con-nosotros.

Los problemas no han desaparecido, las dificultades y las preocupaciones no faltan, pero no estamos solos: el Padre ‘ha enviado a su Hijo’ (Gal 4,4) para rescatarnos de la esclavitud del pecado y restituirnos la dignidad de hijos.

Él, el Unigénito, se ha hecho primogénito entre muchos hermanos, para reconducirnos a todos nosotros, perdidos y dispersos, a la Casa del Padre. Este tiempo de pandemia ha incrementado en todo el mundo el sentido de pérdida.

Luego de una primera fase de reacción, en la que nos hemos sentido solidarios en la misma marca, se ha difundido la tentación del ‘sálvese quien pueda’, pero gracias a Dios hemos reaccionado de nuevo con el sentido de responsabilidad.

Verdaderamente podemos y debemos decir ‘gracias a Dios’ porque la elección de la responsabilidad solidaria no viene del mundo: viene de Dios, de hecho viene de Jesucristo, que ha impreso una vez y para siempre en nuestra historia la ‘ruta’ de su vocación originaria: ser todos hermanas y hermanos, hijos del único Padre.

Roma, esta vocación, la lleva escrita en el corazón. En Roma todos se sienten hermanos, en un cierto sentido, todos se sienten en casa, porque esta ciudad custodia en sí una apertura universal. Me atrevo a decir: Es la Ciudad Universal.

Le viene de su historia, de su cultura, le viene principalmente del Evangelio de Cristo, que aquí ha echado raíces profundas fecundadas por la sangre de los mártires.

Pero también en este caso, estamos atentos: una ciudad acogedora y fraterna no se reconoce por la “fachada”, por los bellos discursos, los eventos altisonantes. No. Se reconoce por la atención cotidiana, “ferial” a quienes tienen fatiga, a las familias que sienten más el peso de la crisis, a las personas con discapacidad grave y a sus familiares, a cuantos tienen necesidad cada día de transporte público para ir al trabajo, a cuantos viven en las periferias, a quienes están complicados por cualquier falla en su vida y necesitan servicios sociales, y así.

Roma es una ciudad maravillosa que no termina de encantar, pero para quien vive aquí es también una ciudad fatigosa, tal vez no siempre digna para los ciudadanos y los huéspedes, una ciudad que a veces descarta.

Espero ahora que todos los que viven y están aquí por trabajo, peregrinación o turismo, todos puedan apreciarla siempre más por la acogida, el cuidado de la dignidad de la vida, la casa común, los más frágiles y vulnerables.

Que cada uno puede asombrarse descubriendo en esta ciudad una belleza que diría “coherente” y que suscita gratitud. Este es mi deseo para este año.

Hermanas y hermanos, hoy la Madre, la Madre María y la Madre Iglesia, nos muestra al Niño. Nos sonríe y nos dice: ‘Él es el camino. Síganlo, tengan confianza’. Sigámoslo en el camino cotidiano.

Él da plenitud al tiempo, da sentido a las obras y a los días. Tengamos confianza, en los momentos alegres y en los dolorosos, la esperanza que Él nos da es la esperanza que no defrauda.

SIETE DATOS PARA ENTENDER LA SOLEMNIDAD DE MARÍA, MADRE DE DIOS, LA THEOTOKOS



7 datos para entender la Solemnidad de María, Madre de Dios, la “Theotokos”

Redacción ACI Prensa




“Desde los tiempos más antiguos, la Bienaventurada Virgen es honrada con el título de Madre de Dios”, dice la Constitución Dogmática Lumen Gentium (Num. 66) de la Iglesia.


Aquí 7 datos sobre la "Solemnidad de Santa María, Madre de Dios" que se celebra cada primero de enero.


1. Con esta solemnidad concluye la Octava de Navidad

Con esta Solemnidad se concluye la Octava de Navidad, un conjunto de ocho días, desde el 25 de diciembre, en los que la Iglesia actualmente celebra el Nacimiento de Jesús.

En el Antiguo Testamento (Gen. 17,9-14) se puede leer que hace muchos siglos Dios hizo una alianza con Abraham y su descendencia cuyo signo era la circuncisión al octavo día después del nacimiento.

El Hijo de Dios así también lo vivió y recibió en ese momento el nombre anunciado a la Virgen María.

“Ocho días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y se le puso el nombre de Jesús, nombre que le había sido dado por el Ángel antes de su concepción” (Lc. 2,21).


2. María era llamada "Theotokos" por los primeros cristianos

Los primeros cristianos solían llamar a la Virgen María como la “Theotokos”, que en griego significa “Madre de Dios”.

Este título aparece en las catacumbas debajo de la ciudad de Roma y en antiguos monumentos de oriente (Grecia, Turquía, Egipto).

Los Obispos reunidos en el Concilio de Éfeso (431), ciudad donde según la tradición la Virgen pasó sus últimos años antes de ser asunta al cielo, declararon: “La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios".


3. El título de Madre de Dios proviene de las primeras oraciones cristianas

“Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios” dice una de las antiguas oraciones marianas de los cristianos de Egipto del siglo III.

Cabe resaltar que ese título de “Madre de Dios” (“Theotokos”) no existía y que fue creado por los cristianos para expresar su fe.


4. Es una de las más antiguas fiestas marianas

La “Maternidad de María” es una de las primeras fiestas marianas que se dio en la cristiandad. Se dice que por el siglo V, en Bizancio, había una “memoria de la Madre de Dios” que se celebraba el 26 de diciembre, al día siguiente de la Navidad.

Poco a poco se fue introduciendo en la liturgia romana en un día de la Octava de Navidad y ya por el siglo VIII  se encuentran para esta conmemoración antifonales con el título de “Natale Sanctae Mariae”, así como oraciones y responsorios con los que se honraba la divina “Maternidad de María”.


5. En el mismo día también se celebra la Jornada de la Paz

Con el tiempo, esta memoria de la Virgen fue desplazada para conmemorar la “Circuncisión del Señor”, pero se mantendría el acento mariano. En 1931 el Papa Pío XI la reestableció para el 11 de octubre con ocasión del XV centenario del Concilio de Éfeso y le dio una categoría equivalente a la Solemnidad actual.

Años después, en esta fecha, San Juan XXIII inauguró el Concilio Vaticano II (1962).

Con la reforma litúrgica de 1969, la “Maternidad de María” pasó a celebrarse al 1 de enero, día en que se inicia el “calendario civil”. Un año antes, en 1968, el Beato Pablo VI instituyó para este día la Jornada Mundial de la Paz. Es así que el primer día del año se celebra a María y se ora por la paz.


6. Es el dogma mariano más importante

El título “Madre de Dios” es el principal y el más importante dogma sobre la Virgen María y todos los demás dogmas marianos encuentran su sentido en esta verdad de fe.

Los otros dogmas marianos son que María tuvo una Inmaculada Concepción, Perpetua Virginidad y que fue llevada en cuerpo y alma al cielo (Asunción).

Asimismo, Nuestra Señora tiene los siguientes títulos: Madre de los hombres, Madre de la Iglesia, Abogada nuestra, Corredentora, Medianera de todas las gracias, Reina y Señora de todo lo creado y todas las alabanzas contenidas en las letanías del Santo Rosario.


7. María dio su consentimiento para ser la Madre de Dios

En noviembre de 1996 San Juan Pablo II explicó que “la expresión ‘Madre de Dios’ nos dirige al Verbo de Dios, que en la Encarnación asumió la humildad de la condición humana para elevar al hombre a la filiación divina”.

“Pero ese título, a la luz de la sublime dignidad concedida a la Virgen de Nazaret, proclama también la nobleza de la mujer y su altísima vocación. En efecto, Dios trata a María como persona libre y responsable y no realiza la encarnación de su Hijo sino después de haber obtenido su consentimiento”, afirmó. 

PAPA FRANCISCO: MARÍA SONRÍE Y NOS PIDE SEGUIR A SU HIJO QUE NO DEFRAUDA JAMAS



Papa Francisco: María sonríe y nos pide seguir a su Hijo que no defrauda jamás

POR WALTER SÁNCHEZ SILVA | ACI Prensa




En su última homilía de este año 2021, antes del inicio del Año Nuevo 2022, el Papa Francisco afirmó que la Virgen María sonríe a todos, muestra al Niño Jesús que ha nacido en Navidad, y alienta a seguirlo en la vida cotidiana con confianza y esperanza.

Así lo indicó el Santo Padre en la homilía de las Vísperas de la Solemnidad de María Madre de Dios, oración presidida por el Cardenal Giovanni Battista Re, este viernes 31 de diciembre en la Basílica de San Pedro.

“Hermanas y hermanos, hoy la Madre, la Madre María y la Madre Iglesia, nos muestra al Niño. Nos sonríe y nos dice: ‘Él es el camino. Síganlo, tengan confianza’. Sigámoslo en el camino cotidiano”, dijo el Papa Francisco en su homilía.

“Él da plenitud al tiempo, da sentido a las obras y a los días. Tengamos confianza, en los momentos alegres y en los dolorosos, la esperanza que Él nos da es la esperanza que no defrauda jamás”, resaltó.

El Papa precisó que “los problemas no han desaparecido, las dificultades y las preocupaciones no faltan, pero no estamos solos: el Padre ‘ha enviado a su Hijo’ (Gal 4,4) para rescatarnos de la esclavitud del pecado y restituirnos la dignidad de hijos”.

“Él, el Unigénito, se ha hecho primogénito entre muchos hermanos, para reconducirnos a todos nosotros, perdidos y dispersos, a la Casa del Padre. Este tiempo de pandemia ha incrementado en todo el mundo el sentido de pérdida”.

Francisco destacó que “luego de una primera fase de reacción, en la que nos hemos sentido solidarios en la misma marca, se ha difundido la tentación del ‘sálvese quien pueda’, pero gracias a Dios hemos reaccionado de nuevo con el sentido de responsabilidad”.

“Verdaderamente podemos y debemos decir ‘gracias a Dios’ porque la elección de la responsabilidad solidaria no viene del mundo: viene de Dios, de hecho viene de Jesucristo, que ha impreso una vez y para siempre en nuestra historia la ‘ruta’ de su vocación originaria: ser todos hermanas y hermanos, hijos del único Padre”.

El Papa también dedicó parte de su homilía a alentar a Roma a ser acogedora y solidaria, especialmente para con quienes están en las periferias de la llamada “Ciudad Universal”, como la llamó hoy el Santo Padre.


La Navidad

El Papa recordó que “en estos días la Liturgia nos invita a despertar en nosotros el estupor por el misterio de la Encarnación. La fiesta de la Navidad es tal vez aquella que mayormente suscita esta actitud interior: el estupor, la maravilla, el contemplar, como los pastores de Belén, que primera reciben el luminoso anuncio angélico y luego corren y encuentran efectivamente el signo que se les había indicado: el Niño envuelto en pañales dentro de un pesebre”.

En la Iglesia Católica, la Navidad se celebrar durante ocho días en lo que se conoce como Octava de Navidad, desde la tarde del 24 de diciembre hasta el 1 de enero, Solemnidad de María Madre de Dios.

Además, el tiempo de Navidad se extiende hasta la fiesta del Bautismo del Señor, en el domingo siguiente a la Epifanía que suele celebrarse el 6 de enero.

En su homilía, el Papa dijo que los pastores de Belén “con lágrimas en los ojos se arrodillan ante el Salvador recién nacido. Pero no solo ellos, también María y José están llenos de santa maravilla por aquello que los pastores cuentan haber oído del ángel sobre el Niño”.

“Es así: no se puede celebrar la Navidad sin estupor, pero un estupor que no se limite a una emoción superficial, ligada a la exterioridad de la fiesta, o peor aún, al frenesí consumista. Si la Navidad se reduce a esto, nada cambia: mañana será igual que ayer, el próximo año será como el pasado, y así”, advirtió el Santo Padre.

Hacer esto, dijo, “sería como calentarse por unos instantes ante el fuego de una sartén y no exponernos con todo nuestro ser ante la fuerza del Acontecimiento, no captar el centro del misterio del nacimiento de Cristo. Esto es el centro: ‘El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros’ (Jn 1, 14)”.

“Lo escuchamos repetir en esta liturgia vespertina con la que se abre la Solemnidad de María Madre de Dios. Ella es la primera testigo, la primera y la más grande, y al mismo tiempo la más humilde. La más grande porque es la más humilde. Su corazón está lleno de estupor, pero sin sombra de romanticismos, ni edulcorantes ni espiritualismos. No”.

El Papa resaltó luego que “la Madre nos devuelve a la realidad, a la verdad de la Navidad, que está contenida en estas tres palabras de San Pablo: ‘nacido de mujer’ (Gal 4,4)”.

“El estupor cristiano no se origina en los efectos especiales ni en mundos fantásticos sino en el misterio dela realidad: ¡no hay nada más maravilloso y asombroso que la realidad! Una flor, un poco de tierra, una historia de vida, un encuentro, el rostro arrugada de un viejo y el rostro recién florecido de un niño. Una mamá que tiene en brazos a su niño y lo amamanta”.

Francisco destacó que “el misterio brilla allí. Hermanos, hermanas, el estupor de María, el estupor de la Iglesia, está lleno de gratitud. La gratitud de la Madre que, contemplando al Hijo, siente la cercanía de Dios, siente que Dios no ha abandonado a su pueblo, ha venido, está cerca, es Dios-con-nosotros”.

Luego del rezo de las Vísperas, se realizó la adoración del Santísimo, la bendición y se entonó el tradicional Te Deum en acción de gracias por el fin del año 2021. La celebración concluyó con el villancico “Cristianos vayamos” en latín.

 

¡FELIZ AÑO NUEVO 2022! ORACIÓN PARA LA FAMILIA EN AÑO NUEVO 2022





 

jueves, 30 de diciembre de 2021

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 30 DE DICIEMBRE DE 2021 - OCTAVA DE NAVIDAD



Navidad: 30 de Diciembre

Jueves 30 de diciembre de 2021



1ª Lectura (1Jn 2,12-17): Os escribo, hijos míos, que se os han perdonado vuestros pecados por su nombre. Os escribo, padres, que ya conocéis al que existía desde el principio. Os escribo, jóvenes, que ya habéis vencido al Maligno. Os repito, hijos, que ya conocéis al Padre. Os repito, padres, que ya conocéis al que existía desde el principio. Os repito, jóvenes, que sois fuertes y que la palabra de Dios permanece en vosotros, y que ya habéis vencido al Maligno. No améis al mundo ni lo que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, no está en él el amor del Padre. Porque lo que hay en el mundo –las pasiones de la carne, y la codicia de los ojos, y la arrogancia del dinero–, eso no procede del Padre, sino que procede del mundo. Y el mundo pasa, con sus pasiones. Pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.



Salmo responsorial: 95

R/. Alégrese el cielo, goce la tierra

Familias de los pueblos, aclamad al Señor, aclamad la gloria y el poder del Señor, aclamad la gloria del nombre del Señor.


Entrad en sus atrios trayéndole ofrendas, postraos ante el Señor en el atrio sagrado, tiemble en su presencia la tierra toda.


Decid a los pueblos: «El Señor es rey, él afianzó el orbe, y no se moverá; él gobierna a los pueblos rectamente».


Versículo antes del Evangelio (---): Aleluya, aleluya. Un día sagrado ha brillado para nosotros. Vengan, naciones, y adoren al Señor, porque hoy ha descendido una gran luz sobre la tierra. Aleluya.


Texto del Evangelio (Lc 2,36-40): Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había vivido siete años con su marido, y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones. Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del Niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.

Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El Niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre Él.




«Alababa a Dios y hablaba del Niño a todos»

Rev. D. Joaquim FLURIACH i Domínguez

(St. Esteve de P., Barcelona, España)


Hoy, José y María acaban de celebrar el rito de la presentación del primogénito, Jesús, en el Templo de Jerusalén. María y José no se ahorran nada para cumplir con detalle todo lo que la Ley prescribe, porque cumplir aquello que Dios quiere es signo de fidelidad, de amor a Dios.

Desde que su hijo —e Hijo de Dios— ha nacido, José y María experimentan maravilla tras maravilla: los pastores, los magos de Oriente, ángeles... No solamente acontecimientos extraordinarios exteriores, sino también interiores, en el corazón de las personas que tienen algún contacto con este Niño.

Hoy aparece Ana, una señora mayor, viuda, que en un momento determinado tomó la decisión de dedicar toda su vida al Señor, con ayunos y oración. No nos equivocamos si decimos que esta mujer era una de las “vírgenes prudentes” de la parábola del Señor (cf. Mt 25,1-13): siempre velando fielmente en todo aquello que le parece que es la voluntad de Dios. Y está claro: cuando llega el momento, el Señor la encuentra a punto. Todo el tiempo que ha dedicado al Señor, aquel Niño se lo recompensa con creces. —¡Preguntadle, preguntadle a Ana si ha valido la pena tanta oración y tanto ayuno, tanta generosidad!

Dice el texto que «alababa a Dios y hablaba del Niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén» (Lc 2,38). La alegría se transforma en apostolado decidido: ella es el motivo y la raíz. El Señor es inmensamente generoso con los que son generosos con Él.

Jesús, Dios Encarnado, vive la vida de familia en Nazaret, como todas las familias: crecer, trabajar, aprender, rezar, jugar... ¡“Santa cotidianeidad”, bendita rutina donde crecen y se fortalecen casi sin darse cuenta la almas de los hombres de Dios! ¡Cuán importantes son las cosas pequeñas de cada día!

 

UN AÑO NUEVO ESTÁ POR COMENZAR.... 2022



 Un año nuevo está por comenzar...

¿Qué pasó con aquellos deseos que brotaron en nuestro corazón al terminar de oír las doce campanadas y nos hicieron decir:

Por: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net




Sonarán las campanas en el reloj...

Las 12. Las 12 de la noche.

Parece que los meses del año que termina, con sus días y sus horas se columpian en cada una de ellas... Doce meses, doce campanadas. El año se va. El año se acaba. Se esfuman los doce meses como en un conjuro de tiempo y eternidad. Los tuvimos en nuestras manos paro ya no volverán.

Fueron instantes nuestros, únicos e irrepetibles, vividos dentro de nuestro libre albedrío, hora tras hora y ahora se van, perdiéndose en la noche última del año. La noche vieja.


El poeta dice:

El indivisible tiempo

lo hemos dividido en años

y así decimos que pasa

cuando nosotros pasamos.

Así es, decimos que el tiempo se va cuando somos nosotros los que nos vamos. Decimos que el tiempo corre, que el tiempo vuela, pero los que corremos, los que volamos sobre el tiempo somos nosotros. El tiempo siempre está, el tiempo ni tiene tiempo, ni es joven ni viejo, nosotros si.


Las 12. Noche Vieja. Un año nuevo está por comenzar.

Las 12 horas del 31 de diciembre... ¿Qué hicimos con estos trescientos sesenta y cinco días? ¿Qué dijimos, qué pensamos una noche como esta pero del año pasado? ¡Cuántos planes, cuántas promesas, cuántos propósitos! ¿Somos los mismos de aquella noche de otras muchas noches o sentimos que fuimos limando las aristas de nuestro carácter, rellenando "baches" en los que caíamos una y otra vez, quitando obstáculos, que quizá amábamos pero que nos hacían tropezar en nuestro plan de ser mejores como seres humanos en nuestra plenitud y dignidad? ¿Qué pasó con aquellos deseos vehementes que brotaron en nuestro corazón al terminar de oír las doce campanadas y nos hicieron decir: "¡Ahora sí, este año nuevo sí!

Poco a poco se nos fueron aminorando las fuerzas, el entusiasmo, y llegó esa desgana o indiferencia por las cosas. La bruma de la rutina nos envolvió en sus días grises y nos heló el corazón y el coraje.

O no fue así... y sentimos que sí ha habido un cambio positivo. Que el sol del amor nos arropa y podemos repartir el calor que hay en nuestra alma a los demás. Que estamos en pie de lucha, que las 12 campanadas resuenan en nuestro corazón como el tañer de las campanas de la ermita invitándonos a orar.


Que cada campanada se un:

Perdón y gracias, Dios mío, me estás regalando otro año para crecer en la fe y en el amor a Ti y a los demás. El tiempo pasado está en Tus manos , el que comienza en las mías, pero quiero que Tu me acompañes a vivirlo!.

Y con el año que se va y el nuevo que comienza, en esta Noche Vieja, la más vieja del año, recordamos al poeta que nos dice:

Un año más, no mires con desvelo

la carrera veloz del tiempo alado

que un año más en la virtud pasado

un paso es más que te aproxima al cielo.


Y siguiendo con los versos terminaremos esta pequeña reflexión con uno que una noche como esta me inspiro:

Esta noche es "noche-vieja"

y yo hago un alto en mi camino,

sentada bajo la luna

abro mi alforja y la miro.

¿Qué es lo que tengo en ella?

Oro y plata:-Te lo cambio

por la sonrisa de un niño.


Quiero caminar descalza

por lo prados con rocío

quiero soltar mis amarras

y extender libre mis alas

y sentir mi poderío.


Poderío y libertad

olvidando el claro-oscuro

de ambiciones que esclavizan

tan pesadas como un yugo.


Esta noche es "noche vieja"

tengo el alma transparente,

cuando llegue el año nuevo

que me encuentre en la vereda

como quién vuelve a nacer,

sin sandalias ,sin alforja,

con la piel limpia de luna

las estrellas en mi pelo

y cantando el "aleluya".


Esta noche es noche vieja,

y yo tengo el alma nueva...

¡quién lo pudiera creer!

PROPÓSITOS PARA EL AÑO NUEVO 2022



Propósitos para el Año Nuevo

Ofrecemos una lista de 12 propuestas que pueden ayudarte a definir tus propósitos para el año que comienza.

Por: Mauricio I. Pérez | Fuente: www.semillasparalavida.com



Es costumbre al fenecer el año, revisar nuestra vida y plantearnos metas y propósitos para el Año Nuevo. Muchos se esfuerzan por realmente cumplir y vivir según los propósitos trazados. Otros tantos -los más- suelen quedarse en el camino. Sus buenos propósitos se quedaron tan solo en buenas intenciones. Pero alguien dice por ahí -y quizás diga bien- que de buenas intenciones, está empedrado el camino del infierno.

Los hijos de Dios debemos ser hombres y mujeres de palabra. Jesús nos enseñó a decir “Sí” cuando sea sí, y a decir “No” cuando sea no. En esta línea, es preciso al definir nuestros propósitos para el año que comienza, tomárnoslos en serio. Y hacer de ellos un verdadero compromiso.

Hay quienes optan por plantearse propósitos materiales: nuevo auto, el viaje jamás realizado, una casa más grande, un mayor sueldo. Esto está bien si es que estos objetivos no se definen como una mera meta -lo cual sería simplemente materialista- sino más bien como medios para algo más importante, como dar un mayor bienestar a la familia.

Unos más, prefieren definir propósitos que les ayuden a ser mejores personas. En esta línea, lectora, lector querido, quisiera compartir contigo una lista de 12 propósitos que pueden ayudarnos a ser sobre todo, mejores cristianos. Se trata de hacer ciertas cosas y dejar de hacer otras. También de asumir ciertas actitudes y dejar de lado otras tantas.


1. Acercarnos más a Dios. Es innegable que de esto se desprende todo lo demás. Incluso el éxito al lograr cumplir con el resto de nuestros objetivos depende en gran medida de la cercanía a Dios. Pues sin Cristo, nada podemos hacer. Es importante aumentar nuestro tiempo de oración y participar de manera más consciente en los sacramentos. También bendecir siempre nuestros alimentos sea quien sea nuestro comensal.


2. Confiar más en Dios. Muchos se frustran porque Dios no les habla. ¿Quieres escuchar a Dios? Abre tu empolvada Biblia y léela. Te garantizo que si lo haces con la frecuencia debida -es decir, diario- escucharas de Dios las palabras que necesitas. No le exijas ni demandes favores, pídele todo pidiendo siempre que se haga su voluntad, pues Él sabe cuándo, cómo y en qué medida. Y al tener frente a ti las oportunidades que necesitas, acéptalas. Deja de cuestionar cada oportunidad, quedarte inmóvil y dejar de actuar. Dios te ayuda, pero necesita de tu parte. Dios te inspira, pero necesita de tu inteligencia. Dios te cuida, pero necesita tu confianza. Este año confía más en Dios, acepta lo que te envía y actúa en consecuencia.


3. Dejar de Murmurar y de ver la Paja en Ojo Ajeno. Es increíble lo rápida que es nuestra lengua para desatarse y correr cual caballo desbocado en contra de alguien más. Y lo peor es que muchas veces murmuramos en contra de alguien según nosotros en aras de la justicia divina: porque éste peca mucho, porque ésta gasta mucho dinero, porque este otro es muy sucio y descuidado, porque esta otra es una chismosa, porque este va a misa pero se pelea con todos al salir y entrar en su automóvil, porque esta otra también va a misa pero se queda dormida… La lista es inacabable. ¿Qué tal como propósito de este año dejar de murmurar y mejor mirar a nuestro interior cada vez que algo nos parece mal? Porque es un hecho irrefutable que casi siempre que nos disgusta algo que vemos que otro hace, ¡es porque en el fondo nos disgusta que nosotros hacemos lo mismo! Por eso advertía Jesús que es fácil ver paja en el ojo ajeno y no la viga que se lleva en el propio. Hagámonos el propósito de que al sentir la tentación de murmurar, cerrar la boca, ver a nuestro interior y en justicia decidir qué actitud debemos nosotros mismos cambiar, qué debemos dejar de hacer o que debemos comenzar a hacer.


4. Ser Portadores de Ayuda y Generadores de Cambio. Es fácil criticar lo que no nos gusta. Pero eso rara vez sirve de algo. A lo largo de este año, hagámonos el firme propósito de que cada vez que algo nos parezca malo, pensemos cómo ayudar para corregirlo o cambiarlo y actuemos en consecuencia. Si nada podemos hacer, mejor no estorbemos. Igualmente, seamos solícitos para ayudar a todo aquél que lo necesita.


5. Dejar de Ofendernos por Todo y de Pelear contra Todos. Jesús declaró bienaventurados a los mansos, porque heredarán la tierra. La mansedumbre es una virtud que nos ayuda a dejar de lado la violencia. Cuántas personas se ofenden por la forma en que los saluda el empleado de una tienda. Cuántos más se indignan porque el mesero no los vio al pasar frente a ellos. Cuántos estallan porque el conductor de adelante no va más de prisa. Cuántos se encolerizan porque su hija no guardó el cepillo y el espejo. Y en consecuencia agreden, gritan, insultan, ofenden, se vengan, toman represalias y lo peor, ¡se amargan la vida y se la amargan a los demás! “¡¿Y cómo no me voy a enojar?!” es su típica justificación. Pero esa actitud no es digna de un hijo de Dios. Este año hagámonos el propósito de evitar pleitos y riñas. Desarrollemos mejor la virtud de la mansedumbre. Además de vivir en paz con los demás, seremos bienaventurados y heredaremos la tierra que el Señor nos tiene prometida.


6. Desarrollar la Pulcritud. Esto a muchos les cuesta trabajo. Pero es necesario reconocer que no podemos comprender el concepto de un “alma limpia” si no somos capaces de vestir una camisa limpia. El desaliño no es virtud, es por el contrario, un vicio terrible. No hay que confundir no ser vanidosos con ser sucios y desaliñados. Ir despeinados, con la ropa sucia y arrugada no es propio de un hijo de Dios. Porque nuestro cuerpo es un templo vivo del Espíritu Santo. Y ese templo debe siempre ser digno, tanto en su interior como en su exterior.


7. Ser más Laboriosos. Sobre todo a los laicos, Dios nos ha confiado el orden de la creación. Debemos trabajar para hacer del mundo que Dios nos ha regalado, uno mejor. Debemos también trabajar para crecer como personas, en talento y dignidad. Para el hijo de Dios, es inaceptable el trabajo a medias, entregado tarde o mal hecho. El hijo de Dios debe poner su sello en todas sus obras. Este año propongámonos hacer nuestro trabajo con pasión y calidad, recordando siempre cuando Dios puso en manos de Adán el Paraíso que había creado.


8. Ser Limpios de Corazón. Jesús prometió que los limpios de corazón verán a Dios. Sin embargo, los programas de TV cada vez más vulgares, las conversaciones con amigos y compañeros de trabajo cargados de palabras soeces, los chistes en doble sentido son fuertes barreras para mantener limpio el corazón. Este año que comienza, comprometámonos a mantener una diversión sana, conversaciones en la línea del respeto y un humor blanco que siempre divierte sin ofender ni contrariar a nadie más.


9. Dar Más Tiempo a Nuestra Familia. Bien que lo sabemos. Pero bien que fingimos excusas para no cumplirlo. Necesitamos trabajar mil horas extras para pagar más horas de guardería y más maestros privados y más cursos de qué se yo para que nuestros hijos estén en un lugar seguro para poder trabajar más para tener más dinero para pagar más guarderías, maestros privados y cursos mientras trabajamos más… El ridículo torbellino que termina por destruir las familias mientras alguien escala peldaños y amasa fortunas. Basta ya. Este año fijemos bien nuestras prioridades: Dios, familia y trabajo. En ese orden. El resto, Dios nos lo dará por añadidura.


10. Disfrutar más la Vida que Dios nos Da. Ya basta de quejarnos de todo. Es suficiente de encontrarle peros a todo. Es hora de dejar de encontrarle a todo su lado malo. Acepta por el contrario con gozo todo lo que Dios te da, agradécelo y alaba al Señor por su bondad.

Encuentra la mano de Dios en todo lo que tienes. Mira a cuántos más les hace falta. Alaba a Dios por cada mañana, por la frescura del agua que corre en la ducha, por el desayuno que te da energía, por el sol que te calienta. Alábalo por la taza de café que te devuelve el buen ánimo, por la galleta dulce que lo acompaña, por quien te hace compañía mientras la bebes. Disfruta al “perder el tiempo” con tus hijos, pues son una de las mayores bendiciones que Dios te ha dado. Disfruta tus ratos de enfermedad, pues te dan tiempo para leer aquél libro pendiente y hasta para acercarte más a Dios. Que este sea uno de nuestros propósitos más firmes para este año. Pues así viviremos en paz, llenos de gozo y siendo infinitamente agradecidos a nuestro Dios.


11. Bajar de Peso. ¿Y por qué no? Este casi siempre es un propósito de Año Nuevo de casi todas las personas adultas. Y curiosamente, es el propósito menos cumplido. Sin embargo, para los hijos de Dios resulta importante porque bajar de peso va más allá que una cuestión de vanidad corporal. El exceso de peso en gran parte se debe al pecado capital de la gula. Y bajo esa óptica es que los cristianos debemos afrontar esta situación. Los pecados capitales se llaman así porque de ellos se desprenden muchos más hasta poner fuertemente en riesgo la integridad de la persona. Quien come demás, desarrolla usualmente otro pecado: la pereza, manifestada en la falta de ejercicio. El exceso al comer suele acompañarse en excesos al beber. Y tras las comidas, al fumar. La cadena puede no tener fin y los riesgos para la salud corporal e innegablemente para la salud del espíritu son muchos. Hagámonos pues el propósito para este año, de declara la guerra a la gula que nos ha esclavizado. Dejar atrás este pecado y mejorar la salud del cuerpo que Dios nos ha dado.


12. Ser Portadores de la Bendición de Dios. Las personas que necesitan de la bendición de Dios no precisan de un momento de éxtasis en que Jesús o la Virgen se les manifiesten y con su mano en la frente los bendigan. Necesitan más bien de cariño, de alguien que los escuche, de alguien que los ayude, de alguien que les dé trabajo, de alguien que les dé pan. Siendo hijos de Dios, hagámonos el propósito este año de ser portadores de las bendiciones de Dios para los demás: con nuestro tiempo, con nuestra ayuda, con nuestras manos, con nuestros labios y con nuestros bienes materiales.


Deseo que esta lista te ayude a definir tus propósitos para el año que comienza. Que Dios te bendiga y sostenga con su mano providente, bendiga todos tus sueños y te ayude a alcanzar cada una de tus metas.


¡Apasiónate por Nuestra Fe! 





CONOCE A LOS PERSONAJES CATÓLICOS QUE MARCARON EL 2021



Conoce a los personajes católicos que marcaron el 2021

POR DIEGO LÓPEZ MARINA | ACI Prensa




A pocos días del inicio del 2022, ACI Prensa hace un repaso del año que termina y presenta una lista con los personajes católicos que más resaltaron durante el 2021.


1. Sandra Sabattini

La joven laica italiana Sandra Sabattini se convirtió el 24 de octubre en la primera novia  en ser beatificada por la Iglesia Católica.

Sandra nació en el seno de una familia profundamente católica el 19 de agosto de 1961, en Riccione (Italia). Al terminar la escuela ingresó a la universidad para estudiar medicina y en sus tiempos libres se dedicaba a atender a los enfermos.

Tuvo una intensa vida de oración con el Rosario diario, la meditación cotidiana de la Biblia y tenía la costumbre de visitar al Santísimo Sacramento en la primera hora de cada nuevo año.

A los 20 años conoció a Guido Rossi, con quien se comprometió en matrimonio. Ambos compartían muchos ideales, como el sueño de ir a África para servir a los “últimos de los últimos”. Sin embargo, Sandra falleció el 2 de mayo de 1984 a los 22 años de edad.


2. Sor Gloria Cecilia Narvaez

La religiosa colombiana Gloria Cecilia Narvaez Argori, de 58 años, es uno de los personajes católicos más recordados del 2021. Esto se debe a que el pasado 9 de octubre fue liberada luego de haber estado secuestrada cerca de cuatro años por parte de un grupo de terroristas musulmanes.

La religiosa de las Hermanas Franciscanas de María Inmaculada fue secuestrada el 7 de febrero de 2017 en Karangasso, en el círculo de Koutiala, en la frontera entre Malí y Burkina Faso, a manos del Frente de Apoyo para el Islam y los Musulmanes (SGIM), una rama de Al Qaeda con sede en Malí.

La monja colombiana había servido en Malí durante 12 años antes de su secuestro. Su comunidad administra un gran centro de salud en el país, así como un hogar para unos 30 huérfanos.


3. Beato José Gregorio Hernández

Una gran alegría para la Iglesia Católica, especialmente en Venezuela, trajo la beatificación de su compatriota José Gregorio Hernández Cisneros, conocido como el “médico de los pobres”. La ceremonia se celebró el 30 de abril de 2021.

El médico venezolano nació el 26 de octubre de 1864. Estudió medicina en Caracas y tuvo tanto éxito que el presidente lo envió a estudiar microscopía, histología normal, patología y fisiología experimental en París.

Gregorio Hernández fue un médico católico ejemplar y dedicaba dos horas diarias a servir a los enfermos pobres de su país.

Un día, mientras cruzaba la calle para comprar medicinas para una anciana muy pobre, fue atropellado y llevado a un hospital donde un sacerdote pudo impartirle la Unción de los enfermos antes de morir el 29 de junio de 1919.


4. Teresita Castillo

Teresita Castillo de Diego tenía solo 10 años cuando falleció el 7 de marzo de 2021. La llamaban “la niña misionera” porque ofreció todos sus sufrimientos físicos “para que muchos niños conozcan a Jesús y vayan al Cielo felices para siempre, siempre”. 

El documental “Teresita, la niña misionera" relata las diversas operaciones a las que fue  sometida para eliminar el tumor cerebral que le causaba grandes dolores, y cómo ella los ofrecía para la evangelización.

Poco antes de fallecer, el P. Ángel Camino Lamela, Vicario Episcopal de la Vicaría VIII de la Archidiócesis de Madrid, la visitó en el hospital y la constituyó misionera de la Iglesia Católica. Luego le llevó el documento que lo acreditaba y la cruz misionera.


5. Sor “Aguchita”

La religiosa peruana María Agustina Rivas López o “Aguchita”, como se le llamaba de cariño, dio mucho que hablar este 2021 después de que el 22 de mayo el Papa Francisco aprobó el decreto que reconoce su martirio —y permite su futura beatificación—, a manos del grupo terrorista Sendero Luminoso en 1990.

La hermana Aguchita, religiosa de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, nació el 13 de junio de 1920 en Coracora, en la región de Ayacucho, en la sierra sur del Perú.

El 27 de septiembre de 1990, cuando tenía 70 años, Aguchita fue asesinada por difundir un mensaje de paz y justicia, y socorrer a los pobres, a manos del Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso, una de las más sanguinarias organizaciones terroristas del siglo XX.  


6. Sor Ann Un Thawng

Sor Ann Un Thawng es una religiosa que vive en Myanmar y que el domingo 28 de febrero  de 2021 se arrodilló ante las fuerzas del orden, rogó que no actuaran violentamente y evitó así la masacre de un centenar de personas que finalmente se refugiaron en su convento.

De rodillas y con lágrimas en el rostro, la religiosa de las Misioneras de San Francisco Javier rogó a las fuerzas del orden, que habían rodeado a un grupo de jóvenes que se manifestaba en contra del golpe de Estado del 1 de febrero, y les dijo: “En el nombre de Dios, no tomen estas jóvenes vidas, tomen la mía”. Esto ocurrió en la localidad de Myitkyina, en el norte de Myanmar.


7. P. Livinus Esomchi

El P. Livinus Esomchi fue ordenado sacerdote el 2 de abril, en Jueves Santo, gracias al deseo del Papa Francisco de que le fuera conferido el sacramento del Orden Sacerdotal en el hospital romano donde recibía el tratamiento para la leucemia que lo aquejaba.

El P. Livinus había ingresado diez años antes en la comunidad religiosa de la Mater Dei, en la ciudad de Owerri (Nigeria). Los médicos le diagnosticaron leucemia luego de su primera profesión, sin embargo, esto no lo detuvo y en 2019 viajó a Roma donde siguió batallando con la enfermedad.

A pesar de los esfuerzos, el presbítero nigeriano falleció a los 31 años el viernes 23 de abril, solo 21 días después de su ordenación.


8. Daniel Neves

La historia de este pequeño de 13 años se hizo viral en el 2021 por la fuerza, ternura y fe que demostró frente a una serie de enfermedades que lo aquejaban. Él padecía poliquistosis renal, fibrosis hepática y problemas de bazo, males que le hicieron pasar casi toda su vida en el hospital.

El niño conmovió a miles porque se conoció que pintaba cuadros de los santos y de la Virgen para pagar su tratamiento médico. Falleció el 18 de mayo, luego de permanecer hospitalizado por casi dos semanas por COVID-19.


9. Papa Francisco

Este 2021 fue muy especial para el Papa Francisco, ya que del 5 al 8 de marzo realizó un histórico viaje apostólico a Irak, uno de cuyos objetivos fue profundizar en el diálogo entre cristianos y musulmanes, en un país donde las minorías religiosas han sufrido durante años violencia y persecución.

Durante su estancia, el Santo Padre visitó iglesias que fueron destruidas por el Estado Islámico (ISIS); participó en un encuentro interreligioso en la llanura de Ur, la tierra de Abraham; fue el primer Papa en celebrar una Misa en rito caldeo; y rezó y llevó consuelo, esperanza y alegría a comunidades cristianas afectadas por el terrorismo. 

INTENCIONES DE ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO PARA LOS 12 MESES DE 2022



 Todas las intenciones de oración del Papa Francisco para los 12 meses de 2022

POR WALTER SÁNCHEZ SILVA | ACI Prensa

 Crédito: Daniel Ibáñez / ACI Prensa




La Red Mundial de Oración de Papa dio a conocer todas las intenciones de oración del Papa Francisco para cada uno de los meses de 2022, y que presentamos en esta nota.


“El Papa Francisco confía cada mes a su Red Mundial de Oración, intenciones de oración que expresan sus grandes preocupaciones por la humanidad y por la misión de la Iglesia”, afirma el sitio web de la iniciativa.

“Su intención de oración mensual es una convocatoria mundial para transformar nuestra plegaria en «gestos concretos», es una brújula para una misión de compasión por el mundo”, agrega.

A continuación, las intenciones de oración del Papa Francisco para todo el año 2022:




Enero Educar para la fraternidad

Recemos para que todas las personas que sufren discriminación y persecución religiosa encuentren en las sociedades en las que viven el reconocimiento de sus derechos y la dignidad que proviene de ser hermanos y hermanas.


Febrero Por mujeres religiosas y consagradas

Recemos por las mujeres religiosas y consagradas, agradeciéndoles su misión y valentía, para que sigan encontrando nuevas respuestas frente a los desafíos de nuestro tiempo.


Marzo Por una respuesta cristiana a los retos de la bioética

Recemos para que los cristianos, ante los nuevos desafíos de la bioética, promuevan siempre la defensa de la vida a través de la oración y de la acción social.


Abril Por el personal sanitario

Recemos para que el compromiso del personal sanitario de atender a los enfermos y a los ancianos, especialmente en los países más pobres, sea apoyado por los gobiernos y las comunidades locales.


Mayo Por la fe de los jóvenes

Recemos para que los jóvenes, llamados a una vida plena, descubran en María el estilo de la escucha, la profundidad del discernimiento, la valentía de la fe y la dedicación al servicio.


Junio Por las familias

Recemos por las familias cristianas de todo el mundo, para que, con gestos concretos, vivan la gratuidad del amor y la santidad en la vida cotidiana.


Julio Por los ancianos

Recemos por los ancianos que representan las raíces y la memoria de un pueblo, para que su experiencia y sabiduría ayude a los más jóvenes a mirar hacia el futuro con esperanza y responsabilidad.


Agosto Por los pequeños y medianos empresarios

Recemos para que los pequeños y medianos empresarios, duramente afectados por la crisis económica y social, encuentren los medios necesarios para continuar su actividad al servicio de las comunidades en las que viven.


Septiembre Por la abolición de la pena de muerte

Recemos para que la pena de muerte, que atenta contra la inviolabilidad y dignidad de la persona, sea abolida en las leyes de todos los países del mundo.


Octubre Por una Iglesia abierta a todos

Recemos para que la Iglesia, fiel al Evangelio y valiente en su anuncio, viva cada vez más la sinodalidad y sea un lugar de solidaridad, fraternidad y acogida


Noviembre Por los niños y niñas que sufren

Recemos para que los niños y niñas que sufren, los que viven en las calles, las víctimas de las guerras y los huérfanos, puedan acceder a la educación y redescubrir el afecto de una familia.


Diciembre Por organizaciones de voluntariado

Recemos para que las organizaciones de voluntariado y de promoción humana encuentren personas que estén deseosas de comprometerse con el bien común y buscar nuevas vías de colaboración a nivel internacional. 

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