sábado, 19 de septiembre de 2020

YO SOY EL PAN DE VIDA


 Yo soy el Pan de Vida



Y, ¿Quién no quiere vivir?

Yo sí, quiero vivir, VIVIR así, con mayúsculas,

vivir a tope. Quiero tener vida abundante

porque debo caminar muy lejos.

Quiero VIVIR, ver nacer y crecer ante mi mirada

los seres de la creación. Quiero VIVIR,

darme cuenta de que el sol calienta cada mañana.

Quiero VIVIR y darte gracias por la vida,

porque todo lo que tengo es DON.

VIVIR es regalo tuyo.


Pero a veces, Jesús, siento que mi vida se gasta;

se me acaban las fuerzas, tengo ganas

de sentarme en el borde del camino.

Es entonces cuando me doy cuenta

de lo mucho que te necesito.

Necesito comer de tu pan,

del pan que me ofreces cada día en el altar,

del pan que crea en nosotros deseos de unidad

cuando nos reunimos en la Eucaristía

para compartirlo como hermanos.


Nos ofreces un pan Jesús,

que no sólo nos alimenta en el presente,

sino que nos asegura el futuro.

Me cuesta entender ese misterio de tu cuerpo

transformado en pan de vida.

Tampoco te entendieron muchos

de los que te oyeron por primera vez.

Y es que tu pan, tu vida, es un DON.


¡Concédeme el don de tu pan!

Como Simón Pedro te digo hoy:

"Señor, ¿a dónde vamos a ir?

Tu tienes palabras de vida eterna".

Gracias por quedarte siempre con nosotros

de una manera real, en la Eucaristía.

LA LEY DEL TALIÓN, LA VENGANZA Y EL PERDÓN

 La ley del talión, la venganza y el perdón

Meditación. La ley del amor va más lejos que la ley del talión


Por: P: Enrique Cases | Fuente: Catholic.net



"Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo os digo: No repliquéis al malvado; por el contrario, si alguien te golpea en la mejilla derecha, preséntale también la otra. Al que quiera entrar en pleito contigo para quitarte la túnica, déjale también la capa. A quien te fuerce a andar una milla, ve con él dos. A quien te pida, dale; y no rehuyas al que quiera de ti algo prestado" (Mt)

La ley del talión era un avance ético en momentos de brutalidad, cuando la venganza era mayor que la ofensa recibida. La cadena de venganzas era creciente, y fuente de dolores casi imposible de curar. Jesús va de nuevo a la raíz: el perdón ante la ofensa real recibida. Ante la violencia responder con la caridad, no con más violencia.

Es frecuente ver que las guerras generan odios y repiten, al pasar el tiempo, nuevos horrores. El perdón permite comenzar de nuevo. Pero con un perdón que salga de dentro, que sea real.

Jesús utiliza imágenes de la vida cotidiana con abusos de menos categoría, para que si en estas cuestiones se cede, conscientes de la nueva justicia que se está viviendo, cuando lleguen los problemas graves se pueda acceder a un orden superior. La ley del amor va más lejos que la ley del talión.


PAPA FRANCISCO: MEDICINAS Y VACUNAS DEBEN ESTAR AL ALCANCE DE TODOS


 Papa Francisco: Medicinas y vacunas deben estar al alcance de todos

Redacción ACI Prensa

 Crédito: Daniel Ibáñez / ACI Prensa



El Papa Francisco afirmó que si existe una medicina para curar una enfermedad, esta debería estar al alcance de todos, durante la audiencia esta mañana con los miembros de la fundación “Banco Farmacéutico” en ocasión de su 20 aniversario.

“Desde el punto de vista ético, si existe la posibilidad de curar una enfermedad con una medicina, esta debería estar al alcance de todos, de lo contrario se comete una injusticia”, dijo el Papa en el Aula Pablo VI en el Vaticano.

Al denunciar la existencia de una “marginalidad farmacéutica” que olvida a los más pobres y crea “una brecha más entre las naciones y entre los pueblos”, el Santo Padre indicó que “quien vive en la pobreza, es pobre en todo, incluso en las medicinas, y por lo tanto su salud es más vulnerable. A veces se corre el riesgo de no poder recibir tratamiento por falta de dinero o porque algunas personas en el mundo no tienen acceso a ciertos medicamentos”.

“Demasiadas personas, demasiados niños siguen muriendo en el mundo porque no pueden tener ese medicamento, o esa vacuna, que está disponible en otras regiones”, lamentó.

Luego de alertar sobre el “peligro de la globalización de la indiferencia”, el Papa propuso “globalizar el tratamiento, es decir, la posibilidad de acceso a esos medicamentos que podrían salvar tantas vidas para todas las poblaciones. Y para ello necesitamos un esfuerzo común, una convergencia que involucre a todos. Ustedes son el ejemplo de este esfuerzo común”.

El Papa destacó luego el aporte de los investigadores científicos y destacó que “las empresas farmacéuticas, sosteniendo la investigación y orientando la producción, pueden contribuir generosamente a una distribución más equitativa de los medicamentos”.

En ese sentido, “los farmacéuticos están llamados a prestar un servicio de atención cercana a los más necesitados, y con ciencia y conciencia trabajan por el bien integral de quienes acuden a ellos”.

“También los gobernantes están llamados a construir, mediante decisiones legislativas y financieras, un mundo más justo en el que no se abandone a los pobres, o peor todavía en el que se descarten”, continuó.

El Papa Francisco comentó luego que “la reciente experiencia de la pandemia, además de una gran emergencia sanitaria en la que ya ha muerto casi un millón de personas, se está traduciendo en una grave crisis económica, que sigue generando personas y familias pobres que no saben cómo salir adelante”.

“Al mismo tiempo que se presta asistencia caritativa, se trata de combatir también esta pobreza farmacéutica, en particular con una amplia difusión en el mundo de las nuevas vacunas”.

Para concluir, el Papa aseguró que “sería triste si al proporcionar la vacuna se diera prioridad a los más ricos, o si esta vacuna se convirtiera en propiedad de esta o aquella nación, y ya no fuera de todos. Debe ser universal, para todos”.

IMÁGENES DEL NIÑO JESÚS



 

EL MILAGRO SE REPITE: LA SANGRE DE SAN GENARO SE LICÚA POR COMPLETO EN NÁPOLES

 


 El milagro se repite:

 La sangre de San Genaro se licúa por completo en Nápoles

Redacción ACI Prensa

 Foto: Captura de Youtube



Una vez más, este sábado 19 de septiembre, la sangre de San Genaro, patrón de Nápoles, volvió a licuarse de forma milagrosa en el día en que la Iglesia celebra la fiesta de este mártir italiano.

A las 10:02, hora de Italia, el Cardenal Crescenzio Sepe, Arzobispo de Nápoles, anunció la repetición del milagro y destacó que, en esta ocasión, la sangre se ha vuelto completamente líquida, sin grumos, como ha sucedido en ocasiones anteriores.

“¡Sea alabado Jesucristo! Queridos amigos, queridos fieles todos. Una vez más, con alegría, con emoción, os informo de que la sangre de nuestro santo mártir patrón Genaro, se ha licuado. Completamente licuado, sin ningún grumo, como sucedió en los años pasados, signo del amor, de la bondad, de la misericordia de Dios y de la cercanía, de la amistad, de la fraternidad de nuestro San Genaro. Se de gloria a Dios y veneración a nuestro santo. Amén”, fueron las palabras del Cardenal desde la Catedral de Nápoles.


La licuefacción de la sangre de San Genaro

La licuefacción de la sangre de este santo es un fenómeno inexplicable que se produce tres veces al año: el sábado anterior al primer domingo de mayo, con motivo de la traslación de los restos del santo a Nápoles; el día de su fiesta litúrgica, el 19 de septiembre; y el 16 de diciembre, aniversario de la intercesión de San Genaro para evitar los efectos de la erupción del volcán Vesubio en el año 1631.

En diciembre del año 2016 no se produjo el milagro, lo cual provocó cierta preocupación entre los fieles. Aunque el hecho de que no se licúe se suele interpretar como el anuncio de un desastre, esto no siempre es así.

De hecho, el proceso no siempre se produce del mismo modo: a veces tarda varias horas, o incluso días, en licuarse. En otras, como en 2018, el milagro se produce antes de la celebración litúrgica, y en otras ocasiones, por motivos desconocidos, la sangre no se licúa.

El mismo Papa Francisco fue testigo del inexplicable fenómeno en marzo de 2015. En aquella ocasión, la sangre se licuó delante de la mirada del mismo Santo Padre fuera de las tres fechas indicadas. Por lo tanto, se trató de un hecho extraordinario que también se produjo en 1848 delante del Papa Pío IX.

El milagro no sucedió durante las visitas de San Juan Pablo II en 1979, ni de Benedicto XVI en 2007.


El martirio de San Genaro

San Genaro, patrono de Nápoles, fue Obispo de Benevento. Durante la persecución contra los cristianos fue hecho prisionero junto a sus compañeros y sometido a terribles torturas. Un día, él y sus amigos fueron arrojados a los leones, pero las bestias sólo rugieron sin acercárseles.

Entonces fueron tildados de usar magia y condenados a morir decapitados cerca de Pozzuoli, donde también fueron enterrados. Esto sucedió aproximadamente en el año 305.

Las reliquias de San Genaro fueron trasladadas a diferentes lugares hasta que finalmente llegaron a Nápoles en 1497.

EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 19 DE SEPTIEMBRE DE 2020


 Lecturas de hoy Sábado de la 24ª semana del Tiempo Ordinario

Hoy, sábado, 19 de septiembre de 2020



Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (15,35-37.42-49):


Alguno preguntará: «¿Y cómo resucitan los muertos? ¿Qué clase de cuerpo traerán?» ¡Necio! Lo que tú siembras no recibe vida si antes no muere. Y, al sembrar, no siembras lo mismo que va a brotar después, sino un simple grano, de trigo, por ejemplo, o de otra planta. Igual pasa en la resurrección de los muertos: se siembra lo corruptible, resucita incorruptible; se siembra lo miserable, resucita glorioso; se siembra lo débil, resucita fuerte; se siembra un cuerpo animal, resucita cuerpo espiritual. Si hay cuerpo animal, lo hay también espiritual. En efecto, así es como dice la Escritura: «El primer hombre, Adán, fue un ser animado.» El último Adán, un espíritu que da vida. No es primero lo espiritual, sino lo animal. Lo espiritual viene después. El primer hombre, hecho de tierra, era terreno; el segundo hombre es del cielo. Pues igual que el terreno son los hombres terrenos; igual que el celestial son los hombres celestiales. Nosotros, que somos imagen del hombre terreno, seremos también imagen del hombre celestial.


Palabra de Dios



Salmo

Sal 55,10.11-12.13-14


R/. Caminaré en presencia de Dios a la luz de la vida


Que retrocedan mis enemigos

cuando te invoco,

y así sabré que eres mi Dios. R/.


En Dios, cuya promesa alabo,

en el Señor, cuya promesa alabo,

en Dios confío y no temo;

¿qué podrá hacerme un hombre? R/.


Te debo, Dios mío, los votos que hice,

los cumpliré con acción de gracias;

porque libraste mi alma de la muerte,

mis pies de la caída;

para que camine en presencia de Dios

a la luz de la vida. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (8,4-15):


En aquel tiempo, se le juntaba a Jesús mucha gente y, al pasar por los pueblos, otros se iban añadiendo.

Entonces les dijo esta parábola: «Salió el sembrador a sembrar su semilla. Al sembrarla, algo cayó al borde del camino, lo pisaron, y los pájaros se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso y, al crecer, se secó por falta de humedad. Otro poco cayó entre zarzas, y las zarzas, creciendo al mismo tiempo, lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y, al crecer, dio fruto al ciento por uno.»

Dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos para oír, que oiga.»

Entonces le preguntaron los discípulos: «¿Qué significa esa parábola?»

Él les respondió: «A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de Dios; a los demás, sólo en parábolas, para que viendo no vean y oyendo no entiendan. El sentido de la parábola es éste: La semilla es la palabra de Dios. Los del borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el diablo y se lleva la palabra de sus corazones, para que no crean y se salven. Los del terreno pedregoso son los que, al escucharla, reciben la palabra con alegría, pero no tienen raíz; son los que por algún tiempo creen, pero en el momento de la prueba fallan. Lo que cayó entre zarzas son los que escuchan, pero, con los afanes y riquezas y placeres de la vida, se van ahogando y no maduran. Los de la tierra buena son los que con un corazón noble y generoso escuchan la palabra, la guardan y dan fruto perseverando.»


Palabra del Señor


Comentario al Evangelio de hoy sábado, 

19 de septiembre de 2020

CR

Queridos amigos:


Parábola del sembrador, tan literariamente bella, tan profunda en su sentido, tan importante como para que sea el mismo Jesús quien la explique a los suyos. Un sentimiento agridulce nos envuelve. Hoy “revive” la Palabra: el sínodo reciente sobre el tema, la pasión frecuente en torno a la Lectio Divina, la presencia de la Biblia en muchos foros. Pero el sabor amargo nos acucia: qué mala prensa tienen nuestras homilías (“no me eches sermones”, igual a “no me aburras”), qué escaso fruto detrás de tantas catequesis o clases de religión. ¿Cuántos leen los documentos de los Obispos?

El mismo Jesús lo clarifica. Dios es el sembrador, la semilla es la palabra y la tierra es el corazón del hombre. Es la palabra que estuvo en el principio de la creación y de la historia, que se reveló en Jesucristo, Verbo de Dios y palabra en el tiempo, que se escucha y ora en la Iglesia, que se siembra a raudales en la tarea misionera. Una nota peculiar de la siembra es la abundancia; cae sobre todos los terrenos, los fecundos y los baldíos, sobre tierra mullida y sobre zarzas. Jesús habló para todos; para los que, fascinados, le escuchaban y para los que no le querían. Luego, ante tan buena siembra, la respuesta del hombre es muy diversa. Es el misterio de la libertad del hombre. Dios solo nos propone sin imponer nada. ¿Por qué unos se abren generosamente a la palabra, mientras otros se cierran en la indiferencia? ¿Por qué?

Pues hay que ser optimistas, según el texto de la parábola. Esta apunta que “la mayor parte” cayó en tierra buena, y dio el treinta, el sesenta y hasta el ciento por uno. Dicen que, aun en las buenas cosechas de entonces, no salía más del siete por ciento. Ojalá este optimismo nos empuje a promover mucho el estudio y la oración de la Palabra. Por otra parte, aun sabiendo que el fruto es don del cielo, sabemos que nosotros somos el cauce por donde discurre la semilla. Nos preguntamos: ¿Cómo vivimos nosotros la palabra, antes de comunicarla a los demás? No olvidamos que en nosotros también hay zarzas y pedregales; nuestras perezas, frivolidades, mundanidades, antivalores evangélicos, durezas de corazón, pueden sofocar la semilla.  Y, al revés, si nos acompaña la profundidad de vida espiritual, la cosecha estará más segura.  Siempre estamos preguntándonos, ¿Cómo está nuestro corazón sobre el que se derrama la palabra de Dios? Hagamos como María, la Madre de Jesús, que escuchaba, guardaba y ponía por obra lo que quería su Hijo. Solo así, lograremos que, como en los profetas y apóstoles, arda nuestro corazón de discípulos de Jesús y apóstoles del Evangelio.

SANTORAL DE HOY SÁBADO 19 DE SEPTIEMBRE DE 2020

 

Francisca Cualladó Baixauli, BeataFrancisca Cualladó Baixauli, Beata
Virgen y Mártir, 19 de septiembre
María de Jesús de la Iglesia y 2 compañeras, BeatasMaría de Jesús de la Iglesia y 2 compañeras, Beatas
Vírgenes y Mártires, 19 de septiembre
Jacinto Hoyuelos González, BeatoJacinto Hoyuelos González, Beato
Religios Mártir, 19 de septiembre
Carlos Hyong Song-mun, SantoCarlos Hyong Song-mun, Santo
Catequista Martir, 19 de septiembre
Pomposa, SantaPomposa, Santa
Virgen y Mártir, 19 de septiembre
Teodoro de Canterbury, SantoTeodoro de Canterbury, Santo
Monje y Obispo, 19 de septiembre
Secuano (Seine), SantoSecuano (Seine), Santo
Presbítero y Abad, 19 de septiembre
Alonso de Orozco, SantoAlonso de Orozco, Santo
Presbítero, 19 de septiembre
Mariano de Evaux, SantoMariano de Evaux, Santo
Eremita, 19 de Septiembre
María de Cervellón, BeataMaría de Cervellón, Beata
Religiosa, 19 de Septiembre
Antonio Faúndez López, BeatoAntonio Faúndez López, Beato
Sacerdote y Mártir, 19 de septiembre
Emilia de Rodat, SantaEmilia de Rodat, Santa
Fundadora, 19 de septiembre
Jenaro de Benevento, SantoJenaro de Benevento, Santo
Memoria Litúrgica, 19 de septiembre

FELIZ FIN DE SEMANA

 





 

viernes, 18 de septiembre de 2020

BALANCE ENTRE LUZ Y SOMBRA

 

 Balance Entre Luz y Sombra


El filosófo llevó a sus discípulos a un habitación oscura.

¿Qué ven? -les preguntó-

Nada, maestro -le respondierón-, la oscuridad es absoluta y no nos deja ver.

El folosófo dió una palmada, y se encendieron al mismo tiempo mil lámparas de intensa luz.

¿Qué ven ahora? -les preguntó otra vez-

-Nada, tampoco dijeron los discípulos- Esta luz cegadora nos impide abrir los ojos para ver.

-Aprendan, pues -les enseño el maestro- , que ni en la luminosidad absoluta ni en la completa oscuridad el hombre puede ver. 

Por eso estamos hechos de luces y de sombras, para podernos ver los unos a los otros. ¡Ay de aquél que no perdone la oscuridad que hay en el alma de su hermano, pues no lo podrá ver, y estará solo! Y ¿ay de aquél que no busque poner luces en su oscuridad, pues a sí mismo se perderá!

Así dijo aquel sabio. Y concluyó:

- Estamos hechos de sombras. ¿ Dónde mejor que en nosotros puede brillar la luz ?

CAMINA HACIA ADELANTE, TIENES UNA META QUE ALCANZAR

 Camina hacia adelante, tienes una meta que alcanzar

Sembrando Esperanza III.


Por: P. Dennis Doren LC | Fuente: Catholic.net 



Nuestra vida es un misterio, un breve laberinto en el que estamos buscando siempre la salida hacia la luz, luz que queremos que se convierta en paz, consuelo y seguridad.

El camino de la vida suele tener días alegres y tristes; sencillos y complicados; llenos de triunfos y fracasos. ¡Qué difícil es entenderle a la vida! Quisiéramos que fuese diferente, pero le tenemos que dar muchas vueltas, resolver muchos enigmas. No dejo de preguntarme, ¿qué sería de mí si no conociera la tristeza, el dolor?, no lo sé, paradójicamente he dado respuesta a esto con más preguntas.

Dentro del camino de la vida podrás tener la compañía o la presencia de algunas personas especiales que han marcado en ti una huella, pero también podrás sentir momentos de una terrible soledad; podrás observar las huellas que han quedado impregnadas dentro de tu camino y te darás cuenta de lo que en realidad necesitabas.

Dentro de este camino hay espinas que nunca saldrán de tu interior, las llevarás sin poderlas compartir, habrá estrellas que te señalarán el camino, pero quizás nunca llegues a palpar su calor; habrá momentos que rebasen tu felicidad y momentos de una gran agonía. La vida es un subir y bajar de emociones, es una vía peligrosa pero a la vez suele ser hermosa.

El ser no es más grande por su tamaño si no por la fuerza que se encuentra en su interior: 

¿Qué pasaría con las ilusiones y con los logros si entre ellos no existe un esfuerzo? ¿Qué pasaría con caer y no levantarse? No podríamos conocer el éxito, y nunca sentiríamos en nuestro interior la paz; hay personas que luchan y consiguen llegar a la meta sin limitarse en ella, su mirada siempre es hacia adelante.

De vez en cuando tendrás la necesidad de mirar hacia atrás, pero no es necesario retroceder, es necesario escuchar el silencio, tal vez del silencio escuches algo más profundo de lo que encuentres en la turbulencia, trata de observar a tu alrededor; cada uno tiene un universo diferente, tal vez inexplorado o sin descubrir, tal vez tú solo estés soñando y estás palabras no sean más que una luz fugaz en tu vida.

La vida es un proceso que debemos hacer germinar. Llevar dentro de nuestro corazón las semillas de la Esperanza, la Fe y El Amor. Nunca exterminemos esas semillas, por el simple hecho que no entendamos los momentos críticos de la vida. Qué bien dice el Salmo 34:12 ¿Quién es el hombre que desea vida, que desea muchos días para ver el bien?. El Señor protege la vida de los íntegros, y su herencia perdura por siempre (Salmo 37:19).

HOY ES LA FIESTA DE SAN JOSÉ DE CUPERTINO, 18 DE SEPTIEMBRE

 

 18 de Septiembre

San José Cupertino

Año 1663


José nació en 1603 en el pequeño pueblo italiano llamado Cupertino. Sus padres eran sumamente pobres. El niño vino al mundo en un pobre cobertizo pegado a la casa, porque el papá, un humilde carpintero, no había podido pagar las cuotas que debía de su casa y se la habían embargado.

Murió el papá, y entonces la mamá, ante la situación de extrema pobreza en que se hallaba, trataba muy ásperamente al pobre niño y este creció debilucho y distraído. Se le olvidaba hasta comer. A veces pasaba por las calles con la boca abierta mirando tristemente a la gente, y los vecinos le pusieron por sobrenombre el "boquiabierta". Las gentes lo despreciaban y lo creían un poca cosa. Pero lo que no sabían era que en sus deberes de piedad era extraordinariamente agradable a Dios, el cual le iba a responder luego de maneras maravillosas.

A los 17 años pidió ser admitido de franciscano pero no fue admitido. Pidió que lo recibieran en los capuchinos y fue aceptado como hermano lego, pero después de ocho meses fue expulsado porque era en extremo distraído. Dejaba caer los platos cuando los llevaba para el comedor. Se le olvidaban los oficios que le habían puesto. Parecía que estaba siempre pensando en otras cosas. Por inútil lo mandaron para afuera.

Al verse desechado, José buscó refugio en casa de un familiar suyo que era rico, pero él declaró que este joven "no era bueno para nada", y lo echó a la calle. Se vio entonces obligado a volver a la miseria y al desprecio de su casa. La mamá no sintió ni el menor placer al ver regresar a semejante "inútil", y para deshacerse de él le rogó insistentemente a un pariente que era franciscano, para que lo recibieran al muchacho como mandadero en el convento de los padres franciscanos.

Sucedió entonces que en José se obró un cambio que nadie había imaginado. Lo recibieron los padres como obrero y lo pusieron a trabajar en el establo y empezó a desempeñarse con notable destreza en todos los oficios que le encomendaban. Pronto con su humildad y su amabilidad, con su espíritu de penitencia y su amor por la oración, se fue ganando la estimación y el aprecio de los religiosos, y en 1625, por votación unánime de todos los frailes de esa comunidad, fue admitido como religioso franciscano.

Lo pusieron a estudiar para presentarse al sacerdocio, pero le sucedía que cuando iba a presentar exámenes se trababa todo y no era capaz de responder. Llegó uno de los exámenes finales y el pobre Fray José la única frase del evangelio que era capaz de explicar completamente bien era aquella que dice: "Bendito el fruto de tu vientre Jesús". Estaba asustadísimo pero al empezar el examen, el jefe de los examinadores dijo: "Voy a abrir el evangelio, y la primera frase que salga, será la que tiene que explicar". Y salió precisamente la única frase que el Cupertino se sabía perfectamente: "Bendito sea el fruto de tu vientre".

Llegó al fin el examen definitivo en el cual se decidía quiénes sí serían ordenados. Y los primeros diez que examinó el obispo respondieron tan maravillosamente bien todas las preguntas, que el obispo suspendió el examen diciendo: ¿Para qué seguir examinando a los demás si todos se encuentran tan formidablemente preparados?" y por ahí estaba haciendo turno para que lo examinaran, el José de Cupertino, temblando de miedo por si lo iban a descalificar. Y se libró de semejante catástrofe por casualidad.

Ordenado sacerdote en 1628, se dedicó a tratar de ganar almas por medio de la oración y de la penitencia. Sabía que no tenía cualidades especiales para predicar ni para enseñar, pero entonces suplía estas deficiencias ofreciendo grandes penitencias y muchas oraciones por los pecadores. Jamás comía carne ni bebía ninguna clase de licor. Ayunaba a pan y agua muchos días. Se dedicaba con gran esfuerzo y consagración a los trabajos manuales del convento (que era para lo único que se sentía capacitado).

Desde el día de su ordenación sacerdotal su vida fue una serie no interrumpida de éxtasis, curaciones milagrosas y sucesos sobrenaturales en un grado tal que no se conocen en cantidad semejante con ningún otro santo. Bastaba que le hablaran de Dios o del cielo para que se volviera insensible a lo que sucedía a su alrededor. Ahora se explicaban por que de niño andaba tan distraído y con la boca abierta. Un domingo, fiesta del Buen Pastor, se encontró un corderito, se lo echó al hombro y al pensar en Jesús, Buen Pastor, se fue elevando por los aires con cordero y todo.

Los animales sentían por él un especial cariño. Pasando por el campo, se ponía a rezar y las ovejas se iban reuniendo a su alrededor y escuchaban muy atentas sus oraciones. Las golondrinas en grandes bandadas volaban alrededor de su cabeza y lo acompañaban por cuadras y cuadras.

Sabemos que la Iglesia Católica llama éxtasis a un estado de elevación del alma hacia lo sobrenatural, durante lo cual la persona se libra momentáneamente del influjo de los sentidos, para contemplar lo que pertenece a la divinidad. San José de Cupertino quedaba en éxtasis con mucha frecuencia durante la Santa Misa, cuando estaba rezando los salmos de la S. Biblia. Durante los 17 años que estuvo en el convento de Grotella sus compañeros de comunidad presenciaron 70 éxtasis de este santo. El más famoso sucedió cuando 10 obreros deseaban llevar una pesada cruz a una montaña y no lo lograban. Entonces Fray José se elevó por los aires con cruz y todo y la llevó hasta la cima del monte.

Como estos sucesos tan raros podían producir movimientos de exagerado fervor entre el pueblo, los superiores le prohibieron celebrar misa en público, ir a rezar en comunidad con los demás religiosos, asistir al comedor cuando estaban los otros ahí, y concurrir a otras sesiones públicas de devoción.

Cuando estaba en éxtasis lo pinchaban con agujas, le daban golpes con palos y hasta le acercaban a sus dedos velas encendidas y no sentía nada. Lo único que lo hacía volver en sí era oír la voz de su superior que lo llamaba a que fuera a cumplir con sus deberes. Cuando regresaba de sus éxtasis pedía perdón a sus compañeros diciéndoles: "Excúsenme por estos ‘ataques de mareo’ que me dan".

En la Iglesia han sucedido levitaciones a más de 200 santos. Consisten en elevar el cuerpo humano desde el suelo, sin ninguna fuerza física que lo esté levantando. Se ha considerado como un regalo que Dios hace a ciertas almas muy espirituales. San José de Cupertino tuvo numerosísimas levitaciones.

Un día llegó el embajador de España con su esposa y mandaron llamar a Fray José para hacerle una consulta espiritual. Este llegó corriendo. Pero cuando ya iba a empezar a hablar con ellos, vio un cuadro de la Virgen que estaba en lo más alto del edificio, y dando su típico pequeño grito se fue elevando por el aire hasta quedar frente al rostro de la sagrada imagen. El embajador y su esposa contemplaban emocionados semejante suceso que jamás habían visto. El santo rezó unos momentos, y luego descendió suavemente al suelo, y como avergonzado, subió corriendo a su habitación y ya no bajó más ese día.

En Osimo, donde el santo pasó sus últimos seis años, un día los demás religiosos lo vieron elevarse hasta una estatua de la Virgen María que estaba a tres metros y medio de altura, y darle un beso al Niño Jesús, y ahí junto a la Madre y al Niño se quedó un rato rezando con intensa emoción, suspendido por los aires.

El día de la Asunción de la Virgen en el año 1663, un mes antes de su muerte, celebró su última misa. Y estando celebrando quedó suspendido por los aires como si estuviera con el mismo Dios en el cielo. Muchos testigos presenciaron este suceso.

Muchos enemigos empezaron a decir que todo eso eran meros inventos y lo acusaban de engañador. Fue enviado al Superior General de los Franciscanos en Roma y este al darse cuenta que era tan piadoso y tan humilde, reconoció que no estaba fingiendo nada. Lo llevaron luego donde el Sumo Pontífice Urbano VIII, el cual deseaba saber si era cierto o no lo que le contaban de los éxtasis y las levitaciones del frailecito. Y estando hablando con el Papa, quedó José en éxtasis y se fue elevando por el aire. El Duque de Hannover, que era protestante, al ver a José en éxtasis se convirtió al catolicismo.

El Papa Benedicto XIV que era rigurosísimo en no aceptar como milagro nada que no fuera en verdad milagro, estudió cuidadosamente la vida de José de Cupertino y declaró: "Todos estos hechos no se puede explicar sin una intervención muy especial de Dios".

Los últimos años de su vida, José fue enviado por sus superiores a conventos muy alejados donde nadie pudiera hablar con él. La gente descubría donde estaba y corrían hacia allá. Entonces lo enviaban a otro convento más apartado aún. El sufrió meses de aridez y sequedad espiritual (como Jesús en Getsemaní) pero después a base de mucha oración y de continua meditación, retornaba otra vez a la paz de su alma. A los que le consultaban problemas espirituales les daba siempre un remedio: "Rezar, no cansarse nunca de rezar. Que Dios no es sordo ni el cielo es de bronce. Todo el que pide, recibe".

Murió el 18 de septiembre de 1663 a la edad de 60 años.

Que Dios nos enseñe con estos hechos tan maravillosos, que Él siempre enaltece a los que son humildes y los llena de gracias y bendiciones.

HOY ES LA FIESTA DE SAN JUAN MACÍAS, LLAMADO EL LADRÓN DEL PURGATORIO, 18 DE SEPTIEMBRE

18 DE SEPTIEMBRE

SAN JUAN MACÍAS


Fue un religioso español que realizó su trabajo misionero en el Perú.

Juan era hijo de agricultores, pero él y su hermana quedaron al cuidado de su tío, quedar huérfanos de padre y madre cuando solo tenia 4 años. 

A los 16 años, el santo conoció a un religioso dominicano quien le hizo considerar la posibilidad de seguir la vida religiosa.

A los 25 años conoció a un rico mercader quien le ofreció la oportunidad de irse a Sudamerica. Llegó a Cartagena de Indias, atravesó Colombia y llegó hasta Ecuador y luego al Perú. El 23 de enero de 1622, Juan entró al Priorato Dominico de Santa Maria Magdalena en Lima como hermano lego y un año mas tarde hizo sus votos religiosos.

Se distinguió por su inmenso amor al rosario, el cual aprendió a rezar con fervor desde que era niño en España y por su trabajo a favor de los necesitados. Cuenta la historia que él alimentaba diriamente 200 personas con la ayuda de un burrito que el enviaba por las calles de Lima recogiendo lo que a bien la gente del pueblo le donara. El burrito acostumbraba detenerse en determinados sitios y hacia ruidos fuertes para atraer a la gente y sus donaciones. 

Asi transcurrió su vida entre la oración, la caridad y la penitencia hasta su muerte de causas naturales en 1645.

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 18 DE SEPTIEMBRE DE 2020

 



 Lecturas de hoy Viernes de la 24ª semana del Tiempo Ordinario

Hoy, viernes, 18 de septiembre de 2020



Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (15,12-20):


Si anunciamos que Cristo resucitó de entre los muertos, ¿cómo es que dice alguno de vosotros que lo muertos no resucitan? Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y, si Cristo no ha resucitado, nuestra predicación carece de sentido y vuestra fe lo mismo. Además, como testigos de Dios, resultamos unos embusteros, porque en nuestro testimonio le atribuimos falsamente haber resucitado a Cristo, cosa que no ha hecho, si es verdad que los muertos no resucitan. Porque, si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y, si Cristo no ha resucitado, vuestra fe no tiene sentido, seguís con vuestros pecados; y los que murieron con Cristo se han perdido. Si nuestra esperanza en Cristo acaba con esta vida, somos los hombres más desgraciados. ¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos.


Palabra de Dios



Salmo

Sal 16,1.6-7.8.15


R/. Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor


Señor, escucha mi apelación, 

atiende a mis clamores, 

presta oído a mi súplica, 

que en mis labios no hay engaño. R/.


Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío;

inclina el oído y escucha mis palabras. 

Muestra las maravillas de tu misericordia, 

tú que salvas de los adversarios 

a quien se refugia a tu derecha. R/.


Guárdame como a las niñas de tus ojos, 

a la sombra de tus alas escóndeme. 

Pero yo con mi apelación vengo a tu presencia, 

y al despertar me saciaré de tu semblante. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (8,1-3):


En aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes.


Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy viernes, 18 de septiembre de 2020
 CR


Queridos amigos:

Muchas mujeres.  Comienza el evangelista hablando de “algunas”, y, en seguida, nos advierte de que eran “muchas que le asistían con sus bienes”. Esta escena era, para aquel tiempo y aquella cultura, insólita y llamativa. No cabía en la cabeza de los jefes religiosos. Nosotros nos hemos acostumbrado a encontrarlas, en primera fila, en el Calvario, junto a la Cruz de Jesús, o en la mañana de la resurrección, como pregoneras. Pero, en aquel tiempo, solo podía ser cosa del Maestro de Galilea. Solo él podía romper tantos prejuicios y barreras.

El Evangelio lo dibuja con claridad meridiana. Nos habla del número, nos cita sus nombres -Susana, Juana, María Magdalena-, y nos ofrece informaciones interesantes. Alguna estaba casada (más insólito todavía), otras habían sido sanadas por Jesús, otras “muchas” compartían sus bienes generosamente y -¡lo más importante!- pertenecían a la comunidad de Jesús, junto con los apóstoles. Aquí podemos traer a la memoria y repasar a tantas mujeres que desfilan por las páginas de los Evangelios. Y todas son tratadas con afecto, también las que han sido pecadoras. Es que Jesús es un hombre tan lleno de libertad como vacío de prejuicios y convencionalismos. Acudamos a un solo acontecimiento, el encuentro de Jesús con la mujer samaritana, junto al pozo de Sicar. Sus mismos discípulos se sorprendieron de verlo hablando con una mujer. Y con razón: era mujer, a solas, estaba hablando de religión, la mujer era extranjera y pecadora. ¿Qué más quebrantos podían acontecer? Jesús estaba afirmando con su conducta lo que, más tarde, nos diría el discípulo Pablo. Todos somos iguales en Cristo; iguales judíos y gentiles, iguales hombre y mujer. 

Os invito a alegrarnos todos. Alegrarnos al mirar a estas mujeres acompañando al Maestro. Mujeres misioneras, mujeres en la comunidad de Jesús. Vamos a desnudarnos de prejuicios sexistas, y preocuparnos más  del sentido de la mujer en la sociedad y en la Iglesia. Seamos los primeros en horrorizarnos, y luchar contra la violencia de género, contra la disminución de los derechos humanos en ámbito femenino, contra las mutilaciones vergonzosas, contra la muerte violenta de tantas mujeres, aun en países llamados desarrollados, etc. No apliquemos a las mujeres sofismas que se caen; por supuesto que, en la Iglesia, no hay que buscar el poder sino el servicio, pero, ¿no debe aplicarse este criterio evangélico también a los hombres, y no solo cuando se habla de la presencia de la mujer en la Iglesia? Para acallar las voces, quejosas con la escasa presencia de la mujer, se nos llena la boca proclamando que una mujer, María,  es la más grande criatura; entonces, ¿por qué albergar reticencias, al situar a la mujer en la Iglesia? (Y, por supuesto, no nos metemos en berenjenales hablando de sacerdocio femenino y asuntos parecidos). Más bien, hacemos memoria de tantas mujeres que han dado a luz, han alumbrado tanta vida en la Iglesia. Las conocidas: mártires, como Cecilia; místicas, como Teresa de Jesús; madres y educadoras como Joaquina Vedruna; mujeres de la caridad, como Luisa de Marillac. Sin olvidar a todas las mujeres anónimas que, en el hogar, en la escuela, en el trabajo, en organizaciones diversas están haciendo brillar un magnífico y fecundo testimonio cristiano. Estas mujeres hacen caso al Papa Francisco que reclama el genio y carisma femenino.
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