jueves, 5 de abril de 2018

PAPA FRANCISCO PIDE DAR TESTIMONIO DE DIOS AL SALIR DE MISA, Y NO MURMURAR UNOS DE OTROS


El Papa pide dar testimonio de Dios al salir de Misa, y no murmurar unos de otros
Redacción ACI Prensa
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa




El Papa Francisco pidió, durante la Audiencia General celebrada en la Plaza de San Pedro del Vaticano este miércoles 4 de abril, que al salir de Misa los fieles salgan como cristianos renovados cercanos a la Eucaristía que den testimonio de Dios en sus vidas cotidianas, y que no se dediquen a murmurar unos de otros nada más cruzar el umbral de la iglesia.

En esta última catequesis dedicada a la Misa, el Santo Padre reflexionó sobre la conclusión de la liturgia. “Finalizada la oración de después de la Comunión, la Misa concluye con la bendición impartida por el sacerdote y la aceptación del pueblo”.

Francisco destacó que la Misa, “igual que comenzó con el signo de la cruz en el nombre del Padre y del Hijo y el Espíritu Santo, también ahora la liturgia se sella en nombre de la Trinidad”.

Además, recordó que, aunque la Misa finaliza, “se abre el compromiso al testimonio cristiano. Salimos de la iglesia para ir en paz a llevar la bendición de Dios en nuestras actividades cotidianas, en nuestras casas, en nuestros trabajos, entre nuestras ocupaciones de la ciudad terrena, glorificando al Señor en nuestra vida”.

Por el contrario “si nosotros salimos de la iglesia murmurando unos de otros, la Misa no ha entrado en nosotros. Cada vez que salgo de la Misa debo salir mejor de lo que he entrado, con más ganas de dar testimonio cristiano”.

“Por medio de la Eucaristía, el Señor Jesús entra en nosotros, en nuestro corazón y en nuestra carne para que podamos experimentar en la vida el sacramento recibido en la fe”, explicó.

En su catequesis, Francisco afirmó que “la Misa encuentra su cumplimiento en las decisiones concretas de quien se involucra en primera persona en los misterios de Cristo. No debemos olvidarnos de que celebramos la Eucaristía para aprender a ser hombres y mujeres eucarísticos”.

“¿Qué significa esto?”, planteó el Papa. “Significa dejar actuar a Cristo en nuestras obras, que sus pensamientos sean nuestros pensamientos, que sus sentimientos sean nuestros, que sus decisiones sean también nuestras decisiones”.

El Obispo de Roma señaló que la “presencia real de Cristo en el Pan consagrado no termina con la Misa, la Eucaristía se custodia en el Sagrario para la Comunión de los enfermos y para la adoración silenciosa del Señor en el Santísimo Sacramento, el culto eucarístico fuera de la Misa, ya sea de forma privada o comunitaria, nos ayuda a permanecer en Cristo”.

Por lo tanto, los frutos de la Misa están destinados a madurar en la vida de cada día. En verdad, aumentando nuestra unión con Cristo, la Eucaristía actualiza la gracia que el Espíritu nos ha dado en el Bautismo y en la Confirmación, con el fin de que sea creíble nuestro testimonio cristiano”.

“Encendiendo en nuestros corazones la caridad divina, la Eucaristía nos separa del pecado”, aseguró. “Acercarse regularmente al convite eucarístico renueva, fortifica y profundiza el vínculo con la comunidad cristiana a la cual pertenecemos, según el principio de la Eucaristía hace la Iglesia”.

En fin, “participar en la Eucaristía nos compromete para con los pobres, educándonos a pasar de la carne de Cristo a la carne de los hermanos en los que espera ser reconocido por nosotros, servido, honrado y amado”.

“Portando el tesoro de la unión con Cristo en vasos de barro, tenemos una necesidad continua de regresar al santo altar, hasta que, en el paraíso, gocemos plenamente la santidad del banquete de bodas del Cordero”, concluyó el Papa Francisco.

IMÁGENES DE GIFS DE JESÚS RESUCITADO













TIEMPO PASCUAL


Tiempo Pascual
Los cincuenta días que van desde el domingo de resurrección hasta el domingo de Pentecostés


Por: Teresa Vallés | Fuente: Catholic.net 




El Domingo de Resurrección o de Pascua es la fiesta más importante para todos los católicos, ya que con la Resurrección de Jesús es cuando adquiere sentido toda nuestra religión.

Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos abrió las puertas del Cielo. En la Misa dominical recordamos de una manera especial esta gran alegría. Se enciende el Cirio Pascual que representa la luz de Cristo resucitado y que permanecerá prendido hasta el día de la Ascensión, cuando Jesús sube al Cielo.

La Resurrección de Jesús es un hecho histórico, cuyas pruebas entre otras, son el sepulcro vacío y las numerosas apariciones de Jesucristo a sus apóstoles.

Cuando celebramos la Resurrección de Cristo, estamos celebrando también nuestra propia liberación. Celebramos la derrota del pecado y de la muerte.

En la resurrección encontramos la clave de la esperanza cristiana: si Jesús está vivo y está junto a nosotros, ¿qué podemos temer?, ¿qué nos puede preocupar?

Cualquier sufrimiento adquiere sentido con la Resurrección, pues podemos estar seguros de que, después de una corta vida en la tierra, si hemos sido fieles, llegaremos a una vida nueva y eterna, en la que gozaremos de Dios para siempre.

San Pablo nos dice: “Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe” (I Corintios 15,14)

Si Jesús no hubiera resucitado, sus palabras hubieran quedado en el aire, sus promesas hubieran quedado sin cumplirse y dudaríamos que fuera realmente Dios.

Pero, como Jesús sí resucitó, entonces sabemos que venció a la muerte y al pecado; sabemos que Jesús es Dios, sabemos que nosotros resucitaremos también, sabemos que ganó para nosotros la vida eterna y de esta manera, toda nuestra vida adquiere sentido.

La Resurrección es fuente de profunda alegría. A partir de ella, los cristianos no podemos vivir más con caras tristes. Debemos tener cara de resucitados, demostrar al mundo nuestra alegría porque Jesús ha vencido a la muerte.

La Resurrección es una luz para los hombres y cada cristiano debe irradiar esa misma luz a todos los hombres haciéndolos partícipes de la alegría de la Resurrección por medio de sus palabras, su testimonio y su trabajo apostólico.

Debemos estar verdaderamente alegres por la Resurrección de Jesucristo, nuestro Señor. En este tiempo de Pascua que comienza, debemos aprovechar todas las gracias que Dios nos da para crecer en nuestra fe y ser mejores cristianos. Vivamos con profundidad este tiempo.

Con el Domingo de Resurrección comienza un Tiempo pascual, en el que recordamos el tiempo que Jesús permaneció con los apóstoles antes de subir a los cielos, durante la fiesta de la Ascensión.

La fiesta de la Pascua es tan importante, que un solo día no nos alcanza para festejarla. Por eso la Iglesia ha fijado una octava de Pascua (ocho días) para contemplar la Resurrección y un Tiempo Pascual (cincuenta días) para seguir festejando la Resurrección del Señor.


¿Cómo se celebra el Domingo de Pascua? 

Se celebra con una Misa solemne en la cual se enciende el cirio pascual, que simboliza a Cristo resucitado, luz de todas las gentes.
En algunos lugares, muy de mañana, se lleva a cabo una procesión que se llama “del encuentro”. En ésta, un grupo de personas llevan la imagen de la Virgen y se encuentran con otro grupo de personas que llevan la imagen de Jesús resucitado, como símbolo de la alegría de ver vivo al Señor.

En algunos países se acostumbra celebrar la alegría de la Resurrección escondiendo dulces en los jardines para que los niños pequeños los encuentren, con base en la leyenda del “conejo de pascua”.

La costumbre más extendida alrededor del mundo, para celebrar la Pascua, es la regalar huevos de dulce o chocolate a los niños y a los amigos.

A veces, ambas tradiciones se combinan y así, el buscar los huevitos escondidos simboliza la búsqueda de todo cristiano de Cristo resucitado.


La tradición de los “huevos de Pascua”

El origen de esta costumbre viene de los antiguos egipcios, quienes acostumbraban regalarse en ocasiones especiales, huevos decorados por ellos mismos. Los decoraban con pinturas que sacaban de las plantas y el mejor regalo era el huevo que estuviera mejor pintado. Ellos los ponían como adornos en sus casas.

Cuando Jesús se fue al cielo después de resucitar, los primeros cristianos fijaron una época del año, la Cuaresma, cuarenta días antes de la fiesta de Pascua, en la que todos los cristianos debían hacer sacrificios para limpiar su alma. Uno de estos sacrificios era no comer huevo durante la Cuaresma. Entonces, el día de Pascua, salían de sus casas con canastas de huevos para regalar a los demás cristianos. Todos se ponían muy contentos, pues con los huevos recordaban que estaban festejando la Pascua, la Resurrección de Jesús.

Uno de estos primeros cristianos se acordó un día de Pascua de lo que hacían los egipcios y se le ocurrió pintar los huevos que iba a regalar. A los demás cristianos les encantó la idea y la imitaron. Desde entonces, se regalan huevos de colores en Pascua para recordar que Jesús resucitó.
Poco a poco, otros cristianos tuvieron nuevas ideas, como hacer huevos de chocolate y de dulce para regalar en Pascua. Son esos los que regalamos hoy en día.


¿De dónde viene lo del “conejo de Pascua”?

Su origen se remonta a las fiestas anglosajonas pre-cristianas, cuando el conejo era el símbolo de la fertilidad asociado a la diosa Eastre, a quien se le dedicaba el mes de abril. Progresivamente, se fue incluyendo la imagen del conejo a la Semana Santa y, a partir del siglo XIX, se empezaron a fabricar en Alemania conejos y huevos de chocolate y azúcar para regalar en la Pascua.

Los alemanes, para justificar "cristianamente" la mezcla de símbolos paganos y cristianos, inventaron una muy curiosa leyenda, cuento o fábula, que se ha ido transmitiendo de generación en generación y que dice así:

Había una vez un conejo que vivía en el sepulcro que pertenecía a José de Arimatea donde depositaron el cuerpo de Jesús después de su muerte en la cruz.
El conejo estaba presente cuando lo sepultaron y vio cómo la gente lloraba y estaba triste porque Jesús había muerto.
Cuando pusieron la piedra que cerró la entrada, el conejo se quedó ahí mirando el cuerpo de Jesús y preguntándose quien sería ese Señor a quien querían tanto todas las personas. Pasó todo un día y toda una noche mirándolo, cuando de pronto Jesús se levantó y dobló las sábanas con las que lo habían envuelto. Un ángel quitó la piedra que tapaba la entrada y Jesús salió de la cueva ¡más vivo que nunca! El conejo entonces comprendió que Jesús era el Hijo de Dios y se sintió obligado a avisar al mundo y a todas las personas que lloraban que ya no tenían que estar tristes, pues Jesús no estaba muerto, sino que había resucitado. Como los conejos no pueden hablar, se le ocurrió que si les llevaba un huevo, símbolo de la vida, los hombres entenderían el mensaje de resurrección y alegría. Desde entonces el conejo sale cada Domingo de Pascua a dejar huevos de colores en todas las casas para recordarle al mundo que Jesús resucitó y hay que vivir alegres.


Algunas ideas para vivir el Tiempo Pascual en Familia:

¿Cómo celebramos en familia cualquier fiesta importante? El cumpleaños de nuestros hijos, nuestros aniversarios, un casamiento...

¿Por qué no invertimos el mismo tiempo, dedicación y recursos para celebrar la gran fiesta de la Pascua? ¿Por qué contentarnos solo con repartir huevitos de Pascua?

A ver abuelas y madres.... ¡A preparar la fiesta de la Pascua en familia !!! Para que realmente, todos los signos y gestos durante los 8 días de la Pascua, sean signos de fiesta, que ayuden a todos a comprender el misterio profundo que celebramos !!!

El cirio Pascual de la familia: Una vela grande, más grande que lo común. La decoramos con papelitos de colores, corazones que representen a cada uno de los miembros de la familia. Le ponemos una cruz en el centro. Y en cada uno de los lados de la cruz, el número que representa el año.
Arriba de la cruz la letra Alfa y por debajo de la cruz la letra Omega. Este cirio lo encendemos la noche de la Pascua, y puede acompañar nuestra mesa familiar a lo largo de toda la octava de Pascua.

Signos de fiesta: Globos, guirnaldas, carteles en la puerta de casa, letreros, etc.

La mesa familiar: Durante 8 días se viste de fiesta. Con las mejores cosas, las que ponemos para cuando vienen invitados importantes: manteles, flores, copas...

Huevitos de Pascua: No hace falta "indigestar" a nuestros niños el Domingo de Pascua. La Pascua dura 8 días, y sería muy lindo poder comer algo bien rico en cada una de las comidas de esos días: Huevos de chocolate, postres especiales, golosinas, etc.. Nuestros hijos saben que cuando hay fiesta hay cosas ricas en la mesa. Seamos creativos en preparar algo rico para cada día de esta fiesta!

Saludos y bendiciones: Para cada día, podemos preparar tarjetitas, con algún saludo o bendición especial para cada uno. Las ponemos en la canasta del cirio Pascual, o en el plato de cada uno. Pueden ser deseos, o textos cortos de los evangelios de la resurrección. También pueden ser intenciones, deseos o propósitos a cumplir en este tiempo Pascual.

Gesto solidario: aprovechemos este tiempo de Pascua para pensar en familia algún gesto solidario que podamos hacer en favor de los más necesitados, de Caritas Parroquial, o de algún vecino o miembro de la familia que está necesitando nuestra ayuda. La Pascua siempre nos pone en camino hacia el hermano, y es bueno que podamos concretar este festejo con un gesto de solidaridad.

Asamblea familiar: Sería buenísimo que dentro de la octava de Pascua, nos tomemos un tiempo para reunirnos en una Asamblea Familiar y reflexionar juntos sobre la vida que compartimos.


A modo de sugerencia les proponemos esta dinámica:

1 ¿Qué es lo que más me gusta de la vida? ¿Qué cosas dan sentido a mi vida?

2 ¿Qué es lo que más me está costando de mi vida de hoy? ¿Qué es lo que me hace sufrir o doler?

3 ¿Qué quiero decirle a Jesús resucitado en esta Pascua? ¿Qué es lo que necesito de la vida, para mi vida, para mi historia de hoy?

Seguramente, muchos tiene más ideas, relacionadas con la propia tradición familiar...

¡¡¡A CELEBRAR A CONTAGIARNOS LA ALEGRÍA DE LA VIDA QUE SE HACE PLENA POR EL MISTERIO DE LA PASCUA!!! Que no nos gane el apuro o la rutina... Detengamos el tiempo para celebrar el misterio que está más allá de todo tiempo...

Son fiestas Pascuales,
Son fiestas de la Vida,
Es el Misterio de la Eternidad presente en nuestras historias...
Es Jesús resucitado que sale a nuestro encuentro y quiere festejar su vida con nosotros!!!

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 5 ABRIL


LOS CINCO MINUTOS JESÚS
5 abril



María de Magdala recibe del Señor Jesús la misión de ir a comunicar a los apóstoles la resurrección de Jesús; por eso los Santos Padres la llaman "el apóstol de los apóstoles".

Es que Dios tiene determinado que los hombres se salven los unos a los otros. Piensa si Dios no te dará en algunas oportunidades la misión de ser apóstol para los mismos apóstoles del Señor.



P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 4 ABRIL



LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
4 abril



María de Magdala estuvo llorando junto al sepulcro  por la muerte de Jesús, por aquella separación de su Señor, que a ella se le ocurría debería ser definitiva.

Pero María estaba en un error y así primeramente los ángeles le llaman la atención sobre su llanto: Mujer, ¿por qué lloras?, no tienes motivo, pues el que había sido sepultado aquí, ya no está sino que ha resucitado; no hay, pues, motivo para el llanto, sino para la alegría.

Luego el mismo Jesús se le aparece y le pregunta lo mismo: ¿Por qué lloras?, no me has perdido, aquí estoy. No está mal que llores por tus pecados, porque con ellos perdiste a Jesús; pero si ya te has arrepentido sinceramente y los has confesado con dolor, ya has recuperado la gracia, la amistad de Jesús; ¿por qué entonces seguir con tus lágrimas?



P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 3 ABRIL


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
3 abril



No faltan casos en los que se vive y se presenta el Evangelio en un ambiente de abatimiento y tristeza; la resurrección del Señor Jesús nos debe mover a manifestar el gozo y la incontenible alegría con que el cristiano ha de vivir la seguridad de su salvación.

Los ángeles cantaron en el nacimiento de Jesús y lo acompañaron jubilosos en la victoria de su resurrección: el cristiano debe trasmitir un mensaje profético lleno de optimismo.


P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 2 ABRIL


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
2 abril




También a ti en un momento determinado se te apareció Jesucristo, tuviste con él una experiencia religiosa vivida en profundidad; Jesucristo se te mostró como es: Salvador del mundo, el Hermano mayor de los hombres a quienes ama entrañablemente, y con ello tu corazón se llenó de gozo inmenso.

Pero Jesús no se te mostró, para que tú sólo gozaras de su presencia, sino para que luego fueras y divulgaras y dieras a conocer aquella tu experiencia religiosa a los demás hombres con quienes vives, con quienes trabajas, con los que de una u otra forma te relacionas.




P. Alfonso Milagro

BUENOS DÍAS





martes, 3 de abril de 2018

BOLIVIA RENOVARÁ SU CONSAGRACIÓN A LOS SAGRADOS CORAZONES DE JESÚS Y MARÍA


Bolivia renovará su consagración a los sagrados corazones de Jesús y María
Redacción ACI Prensa


El 15 de abril en una solemne Eucaristía en la ciudad de Cochabamba, Bolivia renovará su consagración al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María.



Además será ocasión para celebrar el anuncio de la canonización de la Beata Nazaria Ignacia, la causa de beatificación de la laica y maestra de religión Virginia Blanco, y el V Congreso Americano Misionero que se realizará en Santa Cruz.

“Todo lo que puede surgir con nuestro país, lo bueno y lo malo, que esté en manos de ellos”, sostuvo el presidente del Consejo Nacional de Laicos de Bolivia, Richard Romero.

“No hay mejores manos y mejor instancia en la cual depositar nuestra confianza y nuestra vocación, nuestros miedos, temores y alegrías, sino a estos dos corazones que siempre están pendientes de nosotros y abiertos”, aseguró.

En entrevista con ACI Prensa, Romero explicó que la iniciativa parte hace tres años “en una asamblea de laicos donde se asume la decisión de ser claros frente a la situación social y política que se estaba viviendo”.

“En específico se discutía la posible reelección indefinida del Gobierno de Evo Morales”, recordó Romero, quien dijo que hasta ese entonces “los laicos no nos animabamos tanto a participar en política, pero los mensajes del Papa de cambiar la sociedad y de que es la hora de los laicos, provocó el sentimiento de que hay que tomar una posición clara y directa”.

Romero señaló que en estos tres años hubo distintas etapas en las que se debía hacer frente, entre ellas los ataques a la libertad en la educación religiosa o la amenaza del aborto en el nuevo sistema de Código Penal.

Uno de los hitos más importantes fue la defensa de la vida, en la que los laicos católicos emitieron comunicados y sacaron adelante exitosas movilizaciones. Según Romero, “ahí se empieza a visibilizar más nuestra identificación con la situación social que se vive”.

Todo este panorama hizo que los laicos convocaran a distintas instancias de oración por la unidad del país y el respeto a la democracia, como rosarios comunitarios en lugares públicos, Misas y jornadas de adoración.

Así es como “surge en nosotros la necesidad de renovar la consagración a los sagrados corazones de Jesús y María, para entregarle a ellos nuestra disponibilidad y afán de buscar el bien común”, explicó Romero.

Destacó que este deseo “surge extrañamente en diferentes jurisdicciones en simultáneo, entonces tuvimos una reunión todos los presidentes de los consejos de laicos y todos concordamos. Para mí la cosa estaba clara”.

De esta manera se hace la solicitud a los obispos y al poco tiempo recibieron la aprobación  con fecha 15 de abril a las 7:00 a.m. en la Catedral de Cochabamba, aprovechando el cierre de la sesión de la asamblea ordinaria.

El presidente del Consejo Nacional de Laicos destacó que en esta renovación “los corazones de Jesús y María estarán juntos por primera vez en Bolivia, ya que el 7 de agosto de 1925 el país se consagró al Sagrado Corazón de Jesús y 12 de octubre de 1948 al Inmaculado Corazón de María”.

Por lo tanto, “esta es la primera vez que se hace una renovación de ambos corazones y esperamos que se puedan mantener así juntos”.

Respecto a los preparativos, aseguró que en Cochabamba habrá jornadas de oración y otras actividades. Agregó que “es increíble cómo ha surgido gente que quiere a María y a Jesús y que esperaban con ansias algo así y quieren ayudar con flores, recuerdos y otras donaciones. Increíble todo el fervor y el amor que estamos descubriendo”.

Romero animó “a toda la Iglesia Católica en Bolivia a adherirse a esta fiesta mediante los distintos medios por los que se transmitirá, y también comprender lo que significa consagrarse al corazón de Jesús y María, buscar tal vez una consagración personal”.

Se trata, finalmente, de “colocarse en manos de ellos, darles nuestra vida y que vean ellos cómo la van a dirigir”, concluyó.

LA ALEGRÍA DE LA PASCUA DE RESURRECCIÓN


La alegría de Pascua
Dios ocupa en nuestras vidas el mismo lugar que la alegría.


Por: Padre Nicolás Schwizer | Fuente: Retiros y homilías del Padre Nicolás Schwizer 




1. Ser cristiano, es creer en la resurrección de Cristo. No somos cristianos por el hecho de creer en la cruz, en el sufrimiento y en la muerte. Somos cristianos porque creemos en la resurrección, en la liberación, en la vida y en la alegría.

En el fondo de nuestro corazón hemos de tener la seguridad de que toda prueba se transforma en gracia, toda tristeza en alegría, toda muerte en resurrección.

Si queremos, no habrá un solo instante de nuestra existencia que pueda librarse de la alegría esplendorosa de Pascua. El verdadero cristiano es incapaz de vivir al margen de la alegría. Por Cristo se ha visto introducido e instalado en la alegría, entregado a la alegría. En su vida no puede ya existir el fracaso; ni el pecado, ni el sufrimiento, ni la muerte son para él obstáculos insuperables. Todo es materia prima de redención, de resurrección, ya que en el centro mismo de su pecado, de sus sufrimientos y de su muerte le espera Jesucristo vencedor. Por eso los mayores sufrimientos y las mejores alegrías pueden coexistir, íntimamente unidos en el lecho de una misma vida.

2. Pero sentimos tantas tentaciones de resistir. Aceptar creer en la alegría es casi aceptar a renunciar a nosotros mismos, a nuestra experiencia, a nuestra desconfianza, a nuestras quejas. Y nuestra alegría es la medida de nuestro apego a Dios, a la confianza, a la esperanza, a la fe. Nuestra negativa a la dicha es nuestra negativa a Dios. Dios ocupa en nuestras vidas el mismo lugar que la alegría.

3. Los padres de la Iglesia decían que no hay más que un solo medio para curar la tristeza: dejar de amarla. Creer en Dios es creer que Él es capaz de hacernos felices, de darnos a conocer una vida que deseamos prolongar por toda la eternidad. Porque, para muchos de nosotros, la cuestión difícil no está en saber si tienen fe en la resurrección, sino en saber si sienten ganas de resucitar, no en esta pequeña vida nuestra, egoísta, dolorosa y ciega. Si esto hiciera, el prolongar indefinidamente esa vida, sería más un castigo que una recompensa.

4. Por eso, la fe en la resurrección no puede brotar más que de un amor verdadero. Cristo nos ha dado a conocer ese amor que no pasa: “La fe y la esperanza pasarán, pero la caridad vive para siempre”.
Nuestra fe, nuestra esperanza de resucitar para nosotros y para los demás, depende estrechamente de nuestra capacidad de resurrección, están a la medida de nuestra fuerza de amar.

5. Para que podamos experimentar una vida de amor y de fe, tenemos que morir a nuestras faltas, a nuestras tristezas y a nuestros resentimientos. No existe Pascua para nosotros, si no aceptamos morir en esa zona de nuestra propia alma en la que estamos demasiado vivos: en nuestras agitaciones, nuestros temores, nuestros interesases, nuestro egoísmo. Y si no aceptamos resucitar en esa zona en la que estamos demasiado muertos: resucitar a la paz, a la fe, a la esperanza, al amor y la alegría.

No existe Pascua sin una buena confesión: un morir a nosotros mismos, a nuestros caprichos que son nuestros pecados, para resucitar a la voluntad de Cristo, que es amor, esperanza, renovación, cariño.

No existe Pascua sin una comunión pascual: un salir de nuestras costumbres, de nuestro pan y nuestra vida, para saborear otro pan, otra vida, un pan de la sinceridad, de entrega a los demás, una vida de amor, de fe y de alegría.

Eso es la fiesta de Pascua: un cambio de vida, un pasar de esta vida nuestra a otra admirable, maravillosa, que será nuestra vida para siempre, en la casa del Padre celestial.

Preguntas para la reflexión

1. ¿En qué medida son un cristiano alegre?
2. Soy capaz de renunciar a mis caprichos por amor a Cristo?
3. ¿Cómo me imagino la resurrección?

LA LECCIÓN QUE SAN JUAN PABLO II DEJÓ A TODOS, SEGÚN SU EX SECRETARIO PERSONAL


La lección que San Juan Pablo II dejó a todos, según su ex secretario personal
Redacción ACI Prensa





El Arzobispo de Cracovia y exsecretario personal de San Juan Pablo II, Cardenal Dziwisz, compartió sus reflexiones sobre el legado del Papa polaco, que falleció un día como hoy, hace trece años.

En la Misa que presidió este 2 de abril en el Santuario de San Juan Pablo II en Cracovia, el Cardenal, que sirvió más de 40 años como secretario personal del Pontífice, resaltó que cada quien debe recorrer un camino de “amor y servicio”.

El Purpurado compartió luego una importante lección que dejó el recordado “Papa de la familia”. “Leyendo del libro de la vida de San Juan Pablo II, que todos nos sintamos inspirados por el deseo que él hizo realidad hasta el final: hacer un don de sí mismo para otros y al final de cuentas para Dios”, resaltó.

El Cardenal afirmó que Dios siempre fue el centro de la vida de Karol Wojtyla, y recordó que la actitud del santo “fue de respeto y disposición para el servicio. Juan Pablo II estaba convencido de que el camino de la Iglesia es el hombre y por eso siempre alentó a la Iglesia a servir a todos los hombres”.


“Él nos llamó a cuidar toda vida concebida e indefensa. Él motivó el cuidado pastoral sacrificial de los jóvenes y las familias, el cuidado por los enfermos, los discapacitados y los ancianos. Estos son solo algunos ejemplos que abarcó con su propio cuidado pastoral”.

El Arzobispo de Cracovia dijo además que al ver “el libro de la vida de Juan Pablo II” se puede conocer su gran amor por la Iglesia, “no solo por una Iglesia perfecta que no existe, sino por una Iglesia de gente débil y pecadora, gente que se está convirtiendo, volviendo a los caminos indicados en el Evangelio”.

El santo, continuó el Purpurado, “guió a la Iglesia hacia el tercer milenio de la fe cristiana. Nos alentó a mirar el rostro de Jesucristo, el único Salvador del mundo, y a avanzar en las profundidades de la fe, la esperanza y el amor, y así ser levadura del bien en un mundo turbulento”.

Sobre su importante acción en el ámbito internacional, el Cardenal dijo que San Juan Pablo II “se preocupó por el destino del mundo, viendo el bien y el mal en él. Vio egoísmo, tensiones y conflictos. Trató de llegar a todos, especialmente a los responsables por el destino de las naciones”.

Asimismo, destacó, “no hay duda de que contribuyó de modo decisivo a liberar a las naciones de Europa del Este y Central del yugo de un sistema totalitario”.


“Que el Señor resucitado nos fortalezca para proclamar la alegría de su Evangelio a todos quienes nos encontremos en la vida”, concluyó.

En el curso de extenso pontificado de más de 26 años, San Juan Pablo II hizo más de 102 viajes en todo el mundo y más de 140 en toda Italia.

Pronunció más de tres mil homilías y discursos, publicó 14 encíclicas, 14 exhortaciones apostólicas, 11 constituciones y 42 cartas apostólicas.

San Juan Pablo II murió el 2 de abril de 2005, exactamente a las 9:37 p.m.

QUÉ SIGNIFICAN LOS SÍMBOLOS GRABADOS EN EL CIRIO PASCUAL?


¿Qué significan los símbolos grabados en el Cirio Pascual?
Redacción ACI Prensa





Desde los primeros siglos del cristianismo el Cirio Pascual es uno de los elementos más expresivos de la Vigilia del Sábado Santo. Sin embargo, ¿conoce el significado de cada uno de los símbolos grabados en él?

Gracias a una infografía de Church Pop, podremos conocer los significados.


1. Luz

El Cirio Pascual representa a Cristo resucitado, “la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo” y que disipa la oscuridad (muerte).

2. Llama

Al principio, en la procesión de entrada de la Vigilia, la única luz es la del Cirio Pascual. Seguidamente con esa llama se enciende la pequeña vela que portan los feligreses, que significa la fe que todos recibimos y compartimos.

Mediante este acto, a los bautizados se les recuerda que deben ser portadores de la luz de Cristo, testigos de su amor, que como una llama enciende y calienta los corazones.

3. La Cruz

La cruz es siempre el símbolo central, es el camino que se debe tomar, al igual que Cristo, para llegar al Padre.

4. Clavos

Son cinco granos de incienso, frecuentemente de color rojo, que están incrustados en el cirio y simbolizan las cinco llagas de Jesús: los tres clavos que le atravesaron las manos y los pies, la lanza clavada al costado derecho del torso y las espinas sobre su cabeza.

5. Fuego

El fuego de la llama también representa una imagen viva de la Resurrección, del hombre que abandona el pecado y nace a una vida nueva. Mientras el cirio está encendido, el sacerdote puede decir palabras similares a: “La luz de Cristo, elevándose en Gloria, disipa las tinieblas de nuestros corazones y mentes”.


6. Alfa y Omega

Las letras Alfa y Omega, la primera y la última del alfabeto griego, indican que la Pascua de Cristo, principio y fin del tiempo y de la eternidad, nos alcanza con fuerza siempre nueva en el año concreto en que vivimos.

7. Año

El año actual representa a Dios en el presente y como Amo y Señor de toda la eternidad.

8. Cordero

Cristo es representado mediante la figura de un cordero.

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 3 ABRIL 2018


Lecturas de hoy Martes de la Octava de Pascua
Hoy, martes, 3 de abril de 2018



Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (2,36-41):

EL día de Pentecostés, decía Pedro a los judíos:
«Con toda seguridad conozca toda la casa de Israel que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías».
Al oír esto, se les traspasó el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles:
«¿Qué tenemos que hacer, hermanos?».
Pedro les contestó:
«Convertíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesús, el Mesías, para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos, y para los que están lejos, para cuantos llamare a sí el Señor Dios nuestro».
Con estas y otras muchas razones dio testimonio y los exhortaba diciendo:
«Salvaos de esta generación perversa».
Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día fueron agregadas unas tres mil personas.

Palabra de Dios

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Salmo
Sal 32,4-5.18-19.20.22

R/. La misericordia del Señor llena la tierra

La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R/.

Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme,
en los que esteran su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R/.

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti. R/.

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Secuencia
(Opcional)

Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.

«¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?»
«A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,

los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.»

Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia 
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.


**************
Lectura del santo evangelio según san Juan (20,11-18):

EN aquel tiempo, estaba María fuera, junto al sepulcro, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.
Ellos le preguntan:
«Mujer, ¿por qué lloras?».
Ella contesta:
«Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto».
Dicho esto, se vuelve y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.
Jesús le dice:
«Mujer, ¿por qué lloras?».
Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta:
«Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré».
Jesús le dice:
«¡María!».
Ella se vuelve y le dice.
«¡Rabbuní!», que significa: «¡Maestro!».
Jesús le dice:
«No me retengas, que todavía no he subido al Padre. Pero, ande, ve a mis hermanos y diles: “Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro”».
María la Magdalena fue y anunció a los discípulos:
«He visto al Señor y ha dicho esto».
Palabra del Señor

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Comentario al Evangelio de hoy martes, 3 de abril de 2018
 José Luis Latorre, misionero claretiano


Queridos amigo. ¡ALELUYA. CRISTO HA RESSUCITADO. ALELUYA!

El libro de los Hechos nos sigue contando cómo el testimonio de Pedro toca los corazones y se inicia una larga cadena de conversiones. La primera pesca del “pescador de hombres” fue verdaderamente milagrosa: tres mil personas recibieron sus palabras y entraron en sus redes.

El Evangelio nos presenta a María que, una vez ha reconocido al “Rabboni”, es invitada por Jesús a anunciar a los otros discípulos el acontecimiento de la Resurrección-

Pedro, confirmada su fe en Jesús Resucitado, es movido por el Espíritu a anunciar el Mensaje. El mismo Espíritu que obra en él, actúa también en el corazón de los oyentes convirtiéndolos a la fe. María, después de este encuentro con el Resucitado, se convierte en el símbolo de la fe plena haciéndose misionera y evangelizadora de la Palabra de Jesús: “fue corriendo a donde estaban los discípulos y les anunció: he visto al Señor” (v. 18)

Para hablar de Jesús, primero es necesario encontrarse con Él. Ya lo dice San Juan en su primera carta: “Lo que hemos visto, oído y experimentado, os lo anunciamos”. Y es el Espíritu el que nos lleva al encuentro con Jesús. El Espíritu el que nos hace testigos y evangelizadores. Sin Él no somos ni podemos hacer nada; Él siempre nos precede, acompaña y da el incremento a nuestro trabajo misionero. El Espíritu está siempre presente y actuante aunque el Evangelio tenga dificultades para ser recibido por los hombres y los pueblos. El Espíritu siembra siempre por medio de los evangelizadores y sólo Él recoge los frutos a su tiempo. Al evangelizador le corresponde ser consciente de que es un instrumento del Espíritu y que debe hacer su trabajo lo mejor posible. Si el evangelizador vive una vida profunda de unión con Jesús, será mejor instrumento. El Papa Francisco habla en “La alegría del Evangelio” de “evangelizadores con Espíritu”.

Hoy se habla de Nueva Evangelización: una evangelización que incluye a todos los bautizados sin excepción. Ya no podemos decir “eso es cosa de curas, religiosos y religiosas”. Todo bautizado es evangelizador y ha sido ungido en el Bautismo para ser como Jesús “sacerdote, profeta y rey”. El Espíritu da a cada bautizado dones y carismas para el bien común, no para que cada uno se los guarde para sí. No dejemos dormir los dones recibidos, sino pongámoslos a trabajar. Todos somos importantes y nos necesitamos, como los miembros del cuerpo.

BIENVENIDOS!!








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