lunes, 18 de diciembre de 2017

ALLANEN LOS CAMINOS


“Allanen los caminos”




El tercer domingo de Adviento, tiene nombre propio. Se llama “Gaudete” de una palabra latín que significa alégrense. Se puede encontrar el tema de alegría en la oración colecta al principio de la misa y la segunda lectura. Se dice que deberíamos alegrarnos porque la espera para la Navidad ya es medio terminada. Pero, más profundamente, la alegría  es un planteamiento básico del cristiano. Pues el Señor Jesús, que conquistó el pecado y la muerte, nos prometió que vendría para premiarnos por los actos de caridad. Ya lo esperamos con confianza alegre.

Durante Adviento podemos apuntar a tres figuras que caracterizan el tiempo. Primero el profeta Isaías, cuyo libro domina las lecturas del Antiguo Testamento por estas cuatro semanas. Entonces la Virgen María hace un gran papel. No sólo celebramos dos fiestas de ella durante Adviento sino también la encontramos en una manera particular en las misas los días antes de la Navidad. Finalmente, Juan el Bautista ronda como un pregonero anunciando el tema del tiempo.

Siempre en la primera parte de Adviento celebramos las fiestas de la Inmaculada Concepción de María y de Nuestra Señora de Guadalupe. La primera celebración nos sugiere la necesidad del Mesías que esperamos. Pues la concepción inmaculada de María fue un evento singular en la historia. Todos los demás seres humanos hemos vivido bajo del peso de pecado, excepto a Jesús por supuesto. La Virgen de Guadalupe simboliza el socorro particular de Dios a los marginados. Su presencia en el cerro Tepeyac indica que nadie va a quedarse fuera del Reino simplemente porque es pobre o indígena o lastimado.  Como María espera dar a luz a Jesús, ella comparte con nosotros toda la alegría de una joven encinta con su primer hijo.

Juan sirve un papal doble. En primer lugar es el gran profeta del desierto llamando a la gente al arrepentimiento. Hay testimonio de él no sólo en los evangelios cristianos sino también en otros documentos del tiempo. Sin embargo, cuando examinamos sus palabras, se presenta a sí mismo como humilde, al menos en comparación con el Mesías a quien anuncia como cerca. Dice en el evangelio hoy: “…viene detrás de mí, (uno) a quien yo no soy digno de desatarle las correas de sus sandalias”. Por su servicio y por su humildad Juan nos enseña el modo propio para esperar a Jesús.

Este año el tiempo de Adviento es el más corto posible. Tenemos sólo tres semanas y un día para prepararnos a recibir a Jesús. Sin embargo, no es la cantidad de tiempo que valga tanto como la calidad de nuestra espera. Si miramos la venida de Jesús con la esperanza que va a aliviarnos del pecado y la muerte, si mantenemos la alegría de ser hijas e hijos de Dios venga lo que venga, y si servimos a los necesitados en la solidaridad, entonces estaremos bien. Podremos acogernos a Jesús con brazos abiertos.  Y él nos llenará con la vida eterna.




© Padre Carmelo Mele O.P.

DIOS ES SIEMPRE BONDADOSO


Dios siempre es bondadoso




Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo único. Este versículo de la Biblia expresa la verdad-clave de nuestra fe cristiana. Si a veces suceden cosas que te cuestionan seriamente y te preguntas angustiado, ¿cómo Dios permite esto? Ten la seguridad que Dios va a sacar de todo mal, sufrimiento, desgracia, un bien mucho más grande. Como lo sacó de la muerte ignominiosa de Jesús, su Hijo, Cordero de Dios que quita los pecados del mundo.

Había una vez una pobre niña esquimal. No tenía lo suficiente para comer, ni ropa suficiente para calentarse y protegerse del frío ártico. Un día un periodista llegó al pueblito donde vivía la niña. Vio su pobreza y decidió hacerle algunas preguntas:
—¿Crees en Dios?
—Sí, creo —dijo la pequeña.
—¿Crees que Dios ama? —preguntó el cronista.
—Sí, lo creo —dijo nuevamente la niña.
—Si crees en Dios y crees que él te ama, entonces, ¿por qué te parece que no tienes suficientes alimento ni ropa que te abrigue?
—Yo creo que Dios pidió a alguien que me trajera esas cosas. Pero esa persona dijo que no.

Dios espera la colaboración de los hombres para su plan de amor. El mal ha entrado en el mundo por la puerta del egoísmo humano, que es negación del amor. “Este es mi mandamiento, —dijo Jesús— que se amen los unos a los otros como yo los he amado”. Que el Padre misericordioso derrame hoy sobre ti el Espíritu del amor, que es el Espíritu de Jesús.



* Enviado por el P. Natalio

LOS CAMINOS A CRISTO


Los caminos a Cristo
Elige un santo que te represente, con el que te sientas especialmente identificado, y ámalo. Conócelo, aprende sobre su vida, pídele su intercesión ante Dios.


Por: Oscar Schmidt | Fuente: Catholic.net 




Todos tenemos dentro una fuerza que nos lleva a Dios. Pero esa fuerza, misteriosa y poderosa, toca nuestras almas en los lugares donde más provecho se puede obtener para beneficio de nuestra propia salvación, creando el camino que nos abre a la gracia y a la luz. ¿Existe entonces un sólo camino para llegar a Jesús?. Si, y no. Si, porque el camino del amor es el único sendero que nos lleva al Reino. Angosto y empinado, ondulante y lleno de dificultades, pero luminoso y claro para quienes buscan hacer la Voluntad del Creador. Y también no, porque cada uno de nosotros tiene una esencia que le indica distintos modos de manifestar su espiritualidad.

De este modo vemos claramente que existen distintos tipos de espiritualidad, distintos modos de manifestar nuestro deseo de hacer la Voluntad de Dios. ¿Dónde podemos ver claramente manifestadas estas distintas espiritualidades, en su plena diversidad?. ¡En la vida de los santos!.

La espiritualidad de los que se aproximaron a la perfección que Dios nos pide, nuestros amados santos, se muestra variada e iridiscente. Como una joya que brilla en sus diversas tonalidades, pero siempre hermoso a los ojos de Dios. Rubíes, diamantes, amatistas, esmeraldas, zafiros. Todas estas distintas formas de manifestar la gloria de Dios nos muestran los caminos que se nos ofrecen como ejemplo a imitar. ¿Quién puede decir que el Padre Pío (¡San Pío!), o que Santa Rita, o Santa Teresita, o San Francisco, o el Santo Cura de Ars, o San Pablo son idénticos?. No lo son, y sin embargo todos ellos son hermosos y fascinantes a los ojos de los que los admiran en su santidad. Algunos impetuosos y llenos de fuerza evangelizadora, otros humildes y pequeños en su entrega a Dios, unos buenos y caritativos hasta el infinito, otros abnegados y entregados en su sufrimiento a los dolores que Dios les dio como misión de vida. Todos tienen puntos de comparación con algún aspecto de la vida de Cristo, pero ninguno es tan perfecto como el propio Hijo de Dios lo fue en Su vida de Hombre-Dios.

De este modo, podemos ver que las distintas espiritualidades que los santos nos han enseñado y nos enseñan (porque santos han habido siempre y los hay en nuestro tiempo), son espejos en los que cada uno de nosotros se puede buscar. Es muy importante encontrar cual es la espiritualidad que mejor se adapta a los dones que Dios nos ha dado, a la esencia de nuestra alma. Y si podemos amar al santo que representa esa espiritualidad, tendremos un punto de apoyo y un mapa que facilitará nuestro crecimiento en la fe y el amor. Ese santo representará la meta que debemos buscar, como camino de llegada a Cristo. Pero también es importante comprender y respetar la existencia de otras espiritualidades, otras formas de santidad que conviven en armonía en la gracia de Dios.

El Señor se adapta a nosotros, porque Su Amor es infinito. El es el amor, y en su inmensa caridad se amolda a nuestras necesidades y debilidades. Porque nuestras fortalezas (nuestras virtudes naturales) también acarrean nuestras debilidades. Si tuviéramos un balance perfecto entre todas las virtudes Divinas, seríamos como Cristo. Pero sólo El puede lograrlo.

Elige un santo que te represente, con el que te sientas especialmente identificado, y ámalo. Conócelo, aprende sobre su vida, pídele su intercesión ante Dios, no te apartes de el. Dios lo ha enviado para ayudarte y socorrerte cuando la tempestad del mundo te sacuda como una hoja en el viento. El es tu ancla, tu brújula y tu vela. Deja que su viento te lleve a tierras de paz espiritual y amor fraterno. Si lo haces bien, te encontrarás en el Reino con todas las demás espiritualidades, con todos los santos que han llegado a merecer contemplar la Luz del Rostro de Dios.

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 18 DICIEMBRE 2017


Lecturas de hoy 18 de Diciembre. Feria de Adviento
Hoy, lunes, 18 de diciembre de 2017




Primera lectura
Lectura del libro de Jeremías (23,5-8):

MIRAD que llegan días —oráculo del Señor—
en que daré a David un vástago legítimo:
reinará como monarca prudente,
con justicia y derecho en la tierra.
En sus días se salvará Judá,
Israel habitará seguro.
Y le pondrán este nombre:
«El-Señor-nuestra-justicia».
Así que llegan días —oráculo del Señor— en que ya no se dirá: «Lo juro por el Señor, que sacó a los hijos de Israel de Egipto», sino: «Lo juro por el Señor, que sacó a la casa de Israel del país del norte y de los países por donde los dispersó, y los trajo para que habitaran en su propia tierra».

Palabra de Dios


Salmo
Sal 71,1-2.12-13.18-19

R/. En sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente. 

V/. Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R/.

V/. Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres. R/.

V/. Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
el único que hace maravillas;
bendito por siempre su nombre glorioso;
que su gloria llene la tierra.
¡Amén, amén! R/.



Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (1,18-24):

LA generación de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que habla dicho el Señor por medio del profeta:
«Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo
y le pondrán por nombre Emmanuel,
que significa “Dios-con-nosotros”».
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy lunes, 18 de diciembre de 2017
 Juan Lozano, cmf



Querido amigo/a:

Se acerca la Navidad. Esta última semana de Adviento es la recta final en la que debemos preparar el corazón y no dejar que las distracciones superfluas nos impidan ver la Luz que viene a nacer en nuestro corazón. No las luces de colores, sino el “Sol que nace de lo alto”. Dios va a nacer un año más en ti y en mí, en medio de esta humanidad a la que tanto ama. No todos creen, no todos ven la Estrella, no todos lo esperan. Pero este “sol” sigue brillando y viniendo un año más; es una oportunidad para amarle más, para conocer más a este Jesucristo, Hijo de Dios, y así servirle mejor.  ¿Está preparada tu mente y tu corazón para vivir este acontecimiento? ¿Estás reconciliado? ¿Están tus ojos limpios para ver? ¿Está tu esperanza restaurada? Si no es así, date prisa, queda poco tiempo, que no te agarre por sorpresa el día veinticinco. Prepárate para celebrarlo y vivirlo como esta “visita” se merece. Ámalo con toda la ternura de la que seas capaz. Haz sitio dentro de ti para que Él quepa, haz limpieza de todo aquello que te estorbe. Deja que Dios llene tu corazón de aquello que Él sabe que más estés necesitando. ¿Es posible?

El profeta Jeremías nos lo recuerda hoy: mirad que llegan días —oráculo del Señor—, en que daré a David un vástago legítimo: reinará como monarca prudente, con justicia y derecho en la tierra. También San José, en el evangelio de hoy, tuvo que hacer sus días de preparación para no repudiar a su prometida y comprender, todo un proceso, que era el Espíritu Santo el que estaba actuando. Confiar, ser dócil a la voluntad de Dios, no anteponer nuestras perspectivas, no siempre amplias y nunca más lúcidas que las del Señor.

Desde el día 17, la antífona de la oración del Magníficat que se reza en las Vísperas (La Liturgia de las Horas), va encabezada de un “Oh” exclamativo y una palabra. Cada día, desde el 17 hasta el 23, una palabra diferente. Pues bien, una curiosidad que a mí me gusta y que comparto contigo por si no la conoces, es que utilizando la primera letra de cada una de estas palabras en forma de acróstico (de abajo a arriba), en la lengua latina, aparece un mensaje que descifraremos el día 23. El día 17 la antífona comenzaba con “Oh Sabiduría” (Sapientia) en latín y hoy, día día 18, “Oh Adonai” (Señor).

Dame Señor la confianza y la capacidad de acogida que San José tuvo para aceptar tu plan y acoger al Hijo de Dios que su prometida gestaba en su interior. Que yo también prepare tu acogida en esta última semana de Adviento.


Vuestro hermano en la fe:
Juan Lozano, cmf

PAPA FRANCISCO: SAN JOSÉ FUE UNA FIGURA CLAVE PARA LA SALVACIÓN


San José fue una figura clave para la Salvación, asegura el Papa Francisco
Foto: L'Osservatore Romano



VATICANO, 18 Dic. 17 / 05:55 am (ACI).- En su homilía de la Misa celebrada en la Casa Santa Marta este lunes 18 de diciembre, el Papa Francisco se centró en la figura de San José y en sus emociones durante el embarazo de María y los días previos al nacimiento de Jesús.

El Santo Padre explicó la importancia de la figura de San José, y de la educación que proporcionó a Jesús durante su infancia, para la historia de la Salvación.

“Si Jesús llamaba ‘papá’ a Dios Padre, fue porque lo aprendió de San José”, señaló Francisco.

Cuando María vuelve de visitar a su prima Santa Isabel, José descubrió que estaba embarazada, y se desata una lucha en su interior. “José luchaba en su interior. En aquella lucha sentía la voz de Dios que le decía: ‘Levántate’, ese ‘levántate’ que tantas veces, al comienzo de una misión, podemos leer en la Biblia. ‘Levántate, toma a María y llévala a tu casa. Hazte cargo de la situación, haz frente a esta situación y ve adelante’”.

La reacción de José fue ejemplar: “José no fue junto a sus amigos a confortarse, no fue al psiquiatra para que interpretase su sueño. No: él creyó. Y fue adelante. Afrontó la situación. ¿Pero en qué consistía esa situación? ¿De qué se hizo cargo? De dos cosas: de la paternidad y del misterio”.

José, indicó el Pontífice, “se hizo cargo de una paternidad que no era suya, que venía del Padre. Y llevó adelante la paternidad con todo lo que ello implicaba: no sólo sostener a María y al niño, sino también hacer crecer al niño, enseñarle el misterio, llevarlo a la madurez del hombre. ‘Hazte cargo de la paternidad que no es tuya, sino de Dios’. Y esto sin decir una palabra. En el Evangelio no hay ninguna palabra dicha por San José. El hombre del silencio, la obediencia silenciosa”.

En este sentido, el silencio de José también proporciona una importante enseñanza. “José toma de la mano este misterio y ofrece su ayuda: con su silencio, con su trabajo hasta el momento en que Dios lo llama a sí”.

“De este hombre que se hizo cargo de la paternidad y del misterio se dice que era la sombra del Padre: la sombra de Dios Padre. Y si Jesús hombre aprendió a decir ‘papá’, ‘padre’, a su Padre que conocía como Dios, fue gracias a que lo aprendió de la vida, del testimonio de José: el hombre que custodia, el hombre que hace crecer, el hombre que lleva adelante la paternidad y el misterio, que no toma nada para sí mismo”, concluyó el Papa.

IMÁGENES DEL CUMPLEAÑOS 81 DEL PAPA FRANCISCO








¿Cómo festejó el Papa Francisco su cumpleaños? ¡Te mostramos su emotiva fiesta! 
Por Álvaro de Juana
 Foto: L'Osservatore Romano





VATICANO, 17 Dic. 17 / 06:49 am (ACI).- El Papa Francisco cumple este domingo ni más ni menos que 81 años, el quinto desde que fuera elegido Pontífice de la Iglesia Católica. Pero, ¿cómo festejó su cumpleaños?

Francisco no podía faltar a su cita dominical de los domingos: el rezo del Ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico junto a miles de fieles en la Plaza de San Pedro. Sin embargo, antes realizó una emotiva visita al Dispensario Santa Marta para saludar a los niños a los que ayudan, y celebrar con ellos su cumpleaños.

Por tanto, los niños fueron los organizadores de una fiesta muy especial. A las 10,30 a.m. hora local, el Santo Padre se trasladó hasta el Aula Pablo VI y allí pasó una hora con los pequeños y sus familias. Cantaron, aplaudieron y comieron una gran tarta… que en esta ocasión no fue dulce, sino una pizza margarita de unos 4 metros preparada para la ocasión por un pizzaiolo napolitano. Junto a la “tarta” llegó también una casita que representaba el dispensario.

El “autor” de la pizza fue Vincenzo Staiano, quien puso además sobre ella una única vela que después Francisco sopló ante la alegría de los niños.

También hubo 81 globos de colores, así como juegos y bailes que el Papa pudo admirar. También tras la marcha del Pontífice para rezar el Ángelus, hicieron las delicias de los niños. Incluso estuvon presente cuando algunos artistas del Circo Rony Rolle realizaron sus espectáculos.

Los niños del Dispensario Pediátrico Santa Marta proceden de todo el mundo y hacen uso de este centro que pertenece al Vaticano. La verdadera organizadora del cumpleaños ha sido la hermana Antonietta Colacchi, de las Hijas de la Caridad y responsable de la fundación. Junto a ella, algunos voluntarios ayudaron a preparar todo. En total son unos 50, muchos de ellos médicos, que cada día se turnan para ayudar a los niños y sus familias en este centro que se encuentra en el interior de los muros vaticanos.

El Dispensario ayuda a las familias en dificultad, que poseen niños –sin distinción de raza o religión– y que no cuentan con la tarjeta sanitaria italiana que les concede acceso público a la sanidad del país.

Le religiosa, Antonietta Colacchi, ofreció un caluroso saludo al Papa: “Nosotros vemos a los otros con el amor que nos ha enseñado Jesús y abrazamos a nuestros hermanos, más allá de las diferencias culturales o religiosas. En un mundo obsesionado por las apariencias, nosotros ofrecemos nuestra sencillez, que cada día se hace más productiva entre las muchas urgencias, entre las muchas peticiones de cuántos vienen a llamar a nuestra puerta”.

Sor Antonietta también resumió al Santo Padre la labor que realizan: “Solo en este año hemos asistido a 380 niños con unas 3.200 visitas, junto a sus familias, con servicios de pediatría, ginecología, ecografía, oculista, alergología, dermatología, psicología, cardiología, ortopedia, logopedia, cirugía, y otras especialidades".

"Hace más de 2.000 años, el Hijo de Dios nacía entre la indiferencia de los demás. Y todavía hoy, el que se encuentra en la necesidad se ve a menudo tratado con indiferencia e incluso como una molestia. Nosotros buscamos mirar a los ojos de quien viene a pedir ayuda, tocamos sin miedo las heridas de nuestros hermanos, dirigimos la debida ternura hacia la dignidad de cada ser humano”.

Después, el Papa saludó a todos ellos: “La alegría de los niños es un tesoro. Debemos hacer lo que sea para que ellos se sientan siempre alegres, porque la alegría es como una tierra buena que hace crecer bien la vida, con buenos frutos. Y por eso se hace esta fiesta: se busca siempre la cercanía de la Navidad para encontrarnos, para hacer esta fiesta para ellos”.

Dirigiéndose a los voluntarios del Dispensario y las familias de los niños, dijo Francisco: “Escuchad bien. Primero: custodiad la alegría de los niños. No entristezcáis nunca a los niños. Cuando los niños ven que hay problemas en casa, que los padres discuten, sufren”. “Deben crecer siempre con alegría”, añadió.

El Papa también dijo que para que crezcan felices los niños “deben hablar con los abuelos”. “Los dos extremos de la vida, porque los abuelos tienen memoria, tienen raíces, y serán los abuelos quienes den las raíces a los niños”.

“Por favor, que no sean niños desenraizados, sin memoria de un pueblo, sin memoria de la fe, sin memoria de tantas cosas preciosas que han hecho la historia, sin memoria de los valores”, pidió”.

Francisco dijo a los niños que algunos abuelos ya no están porque se han ido, pero “hay otros muchos ancianos que hacen de abuelos” y pueden hablar con ellos.

El tercer consejo que ofreció fue “enseñarlos a hablar con Dios”. “Que aprendan a rezar, a decir lo que sienten en el corazón”.

“Os deseo un buen día, con mucha fiesta. Y comed los 4 metros de pizza: comedla bien, que os hará bien, os hará crecer. ¡Y adelante! ¡Muchas gracias!”, se despidió.

El Papa tuvo que irse a rezar el Ángelus junto a miles de personas congregadas en la Plaza de San Pedro. Pero en el Aula Pablo VI la fiesta continuó, tal y como deseó el propio Francisco.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 18 DICIEMBRE


Los cinco minutos de María
Diciembre 18





La vida de la Virgen María fue también una vida muy dolorosa y con circunstancias muy amargas: vio a su Hijo nacer en una cueva de animales, lo vio perseguido a muerte ya en su niñez, tuvo que huir a Egipto para salvarlo y lo vio después en su vida pública desconocido, rechazado, perseguido, calumniado, tomado preso, condenado a muerte, clavado en la cruz, muerto y escarnecido...
La vida del cristiano también se desarrolla a veces en circunstancias muy dolorosas, pero sabiendo que la misma Madre de Dios conoció las lágrimas y sufrió tanto en su vida, le otorga fuerzas para llevar el dolor en paz y aun con alegría.
María, ven y danos la alegría que nace de la fe y del amor; el gozo de las almas que confían en medio del esfuerzo y del dolor.




* P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 17 DICIEMBRE


Los cinco minutos de María
Diciembre 17




La vida de la Virgen María fue una vida dura y sacrificada por lo pobre y humilde, carente de muchas comodidades. Su casa era de las más sencillas de la pobre ciudad de Nazaret. Los elementos de que disponía eran los más rudos y primitivos; ésa fue la vida que llevó María y ése el ambiente que la rodeó.
Nuestra vida, por ser cristiana, debe señalarse por la sencillez y la humildad, rehuyendo todo lo que sea lujo y ostentación y exceso de comodidad.
Nuestra Señora de la pobreza y humildad, concédeme un corazón simple y sencillo y ayúdame a rehuir el lujo, la ostentación y la comodidad.


* P. Alfonso Milagro

FELIZ SEMANA!!!





sábado, 16 de diciembre de 2017

EL EVANGELIO DEL DOMINGO 17 DICIEMBRE 2017 - III DOMINGO DE ADVIENTO


Lecturas del Domingo 3º de Adviento - Ciclo B
 Domingo, 17 de diciembre de 2017



Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (61,1-2a.10-11):

El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren, para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos, y a los prisioneros la libertad, para proclamar el año de gracia del Señor. Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novio que se pone la corona, o novia que se adorna con sus joyas. Como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos ante todos los pueblos.

Palabra de Dios


Salmo
Lc 1,46-48.49-50.53-54

R/. Me alegro con mi Dios

Proclama mi alma la grandeza del Señor, 
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; 
porque ha mirado la humillación de su esclava. 
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones. R/.

Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: 
su nombre es santo, 
y su misericordia llega a sus fieles 
de generación en generación. R/.

A los hambrientos los colma de bienes 
y a los ricos los despide vacíos. 
Auxilia a Israel, su siervo, 
acordándose de la misericordia. R/.


Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (5,16-24):

Estad siempre alegres. Sed constantes en orar. Dad gracias en toda ocasión: ésta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros. No apaguéis el espíritu, no despreciéis el don de profecía; sino examinadlo todo, quedándoos con lo bueno. Guardaos de toda forma de maldad. Que el mismo Dios de la paz os consagre totalmente, y que todo vuestro espíritu, alma y cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo. El que os ha llamado es fiel y cumplirá sus promesas.

Palabra de Dios



Lectura del santo evangelio según san Juan (1,6-8.19-28):

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. 
Y éste fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan, a que le preguntaran: «¿Tú quién eres?» 
Él confesó sin reservas: «Yo no soy el Mesías.» 
Le preguntaron: «¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?» 
El dijo: «No lo soy.» 
«¿Eres tú el Profeta?» 
Respondió: «No.» 
Y le dijeron: «¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado, ¿qué dices de ti mismo?» 
Él contestó: «Yo soy la voz que grita en el desierto: "Allanad el camino del Señor", como dijo el profeta Isaías.»
Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: «Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?» 
Juan les respondió: «Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia.»
Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando.

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio del domingo, 17 de diciembre de 2017
 Fernando Torres cmf


Atentos y alegres

      Adviento es camino de preparación para la Navidad. Pero, ¿en qué consiste esa preparación en concreto? ¿Cómo preparar los caminos al Señor que viene a este mundo en que nos ha tocado vivir? Las lecturas de este tercer domingo nos puede servir de ayuda para comprender como hacer esa preparación.

      La primera indicación nos la da el Evangelio. En él vemos como a Juan el Bautista también le hicieron una pregunta muy parecida. Cuándo en el desierto hablaba de la conversión, los que le fueron a oír le preguntaron sencillamente: ¿Tú quién eres? En aquel momento Juan se podía haber colocado en el centro de la historia. Podía haber respondido diciendo que él era el líder que tenían que seguir si querían encontrar la salvación. Pero Juan sabía perfectamente cuál era su misión: apuntar y señalar al que tenía que venir. Lo suyo no era colocarse en el centro sino anunciar y abrir el camino para que todos se pudiesen encontrar con el que tenía que venir. Juan invitaba a todos a levantar la vista, a limpiarse la mirada para poder distinguir en el horizonte el que venía trayendo la salvación. Si hay que convertirse, cambiar de vida, es precisamente para limpiar la mirada, para preparar el corazón ante el que tiene que venir. Una vida en justicia, en fraternidad, en compasión, nos ayudará a distinguir mejor al que viene, a acogerle en nuestras vidas. 

      La segunda indicación la encontramos en las dos primeras lecturas. Hay un tema que en ellas se repite: la alegría. Se nos pide que nos alegremos, que vivamos alegres y en paz. La alegría, pues, debe ser otra característica de nuestra espera, de nuestra preparación para la venida del Señor.

      Justicia, fraternidad, compasión, alegría deben caracterizar la comunidad cristiana y de la misma Iglesia. Nuestro mensaje para todos los hombres y mujeres es un mensaje de esperanza. Lo que viene es la salvación de Dios para todos. Y eso es lo que tenemos que anunciar. Lo nuestro no es colocarnos en el centro de la historia sino facilitar el encuentro de todos con el que viene. Lo que Dios nos promete es salvación no condenación. Es vida, no muerte. Por eso, ya desde ahora nos esforzamos por hacer desaparecer cualquier signo de injusticia y odio entre las personas. Nos comprometemos con la vida y por la vida, en contra de la muerte injusta (soledad, pobreza, desprecio...) a que son sometidos tantos y tantas en nuestro mundo. Pero siempre con el gozo de los que saben que están preparando los caminos del Señor de la Vida.



Para la reflexión

¿Qué significa ser justo en nuestra vida diaria? ¿Qué podemos compartir con los demás? ¿Vive nuestra comunidad en la alegría de la espera? ¿Sé comunicar alegría y esperanza a los que viven conmigo? 

DENTRO DE TI


Dentro de ti




Cuando tu vida se encrespa con alguna tormenta, no pierdas el ánimo, porque hay dentro de ti fuerzas insospechadas. Entre todas sobresale una que debes valorar, cuidar, entrenar y servirte de ella: la voluntad. El éxito comienza siempre con una voluntad decidida a permanecer firme en la lucha, ése es el gran regalo de Dios. Utilízalo con humildad.

No hacen falta ojos para ver más allá. Basta con que cierres los párpados, para que aparezcan tus ilusiones, tus esperanzas, tus motivos para luchar. Lo importante está en ti, dentro tuyo, esperando que te animes a mostrarlo. No te fijes en los demás ni en el qué dirán, deja actuar tu intuición, libera tus capacidades. Tu voluntad puede transformar: tus lágrimas en sudor, tu desgano en sacrificio, tu duda en convicción. Te permite pararte después de cada tropiezo, y hace que tus problemas dejen de serlo. No te enceguezcas  ante la adversidad, mira y descubre la fuerza que hay dentro de ti, no hay nada imposible, si realmente te lo propones.

No olvides que una voluntad firme y valiente “puede transformar tus lágrimas en sudor, tu desgano en sacrificio, tu duda en convicción”. Que también tú, como esos soldados que hallan un gozo especial en los más duros combates, sepas entrenar y desarrollar una voluntad recia para salir, de la mano de Dios, victorioso de las adversidades.



* Enviado por el P. Natalio

PARA DIOS NO HAY NADA IMPOSIBLE


Para Dios no hay nada imposible




María escuchó al ángel hablando en su silencio: Para Dios no hay nada imposible. Todo es posible para Él. No para mí que soy limitado y torpe. Quiero creer en su poder actuando en mi vida. Imagino lo que puede hacer si yo creo en Él.

Si creo que puede actuar. Que puede vencer en mi debilidad. María creyó en ese poder imposible. Yo quiero creer que Dios puede cambiarme el corazón. Y puede cambiar la vida de tantos a través de mi propia vida, de mis manos.

Veo las dificultades del mundo. La oscuridad y el odio. Y me repito a mi oído esta misma frase. Sé que todo es posible para Dios. Aunque yo crea que no es posible. Porque me cuesta ver que cambie algo. No veo que lo haga, que actúe.

¿Por qué no lo hace? Siento que su impotencia me quita la esperanza. ¿Y si realmente no actúa y no vence? ¿Y si al final me encuentro solo ante la muerte? ¿Y si no sana la enfermedad y no me devuelve la vida perdida?

Me dicen que para Dios todo es posible. Pero yo no veo que sea real ante tanta muerte. El Adviento me habla de renovar la esperanza dentro de mi alma. Nada es imposible para Dios. Pero quizás no se adapta a mis deseos como a veces pretendo.

Y juzgo a Dios porque no hace lo que le pido. Porque no es fiel a su promesa en mi vida tal como yo lo quiero. No creo en su poder. Por eso calculo mis fuerzas. Porque he dejado de tener fe.

Pero hoy me dicen que para Dios todo es posible. Y vuelvo a creer. Y sé que Él no quiere actuar sin mí. Me necesita, cuenta conmigo, para hacer lo imposible. Quiere que lo busque en cada momento. Todo es posible para Dios, cuando abro la puerta y dejo que entre.

Madeleine Delbrêl, asistente social en Ivry, Francia, que descubrió a Dios en las calles de la gran ciudad y en los anhelos insatisfechos de los hombres, decía: Más allá de lo que hagamos, más allá de que empuñemos una escoba o una estilográfica, que hablemos o permanezcamos mudos, que zurzamos una prenda o demos una conferencia, cuidemos un enfermo o estemos escribiendo con la máquina de escribir. Todo eso es sólo la cáscara de una realidad maravillosa, del encuentro del alma con Dios minuto a minuto. ¿Llaman? ¡Abramos rápidamente!: Es Dios que viene a amarnos. ¿Vino alguien?: ¡Adelante! Es Dios que viene a amarnos. ¿Hora de sentarse a la mesa?: ¡Vayamos! Es Dios que viene a amarnos. Dejémoslo hacer.

Es Dios que viene a hacer posible lo imposible. Viene a hacer realidad los sueños de mi alma. Viene a cambiar mi corazón que no se resigna a la vida que lleva y quiere algo más, sueña con algo más. Viene a amarme para que yo le ame.

Quiero lo imposible. Pero es verdad que mis planes no siempre resultan. No logro eludir la cruz, o que sea esta más pequeña. No consigo caminar más rápido. Ni tener más de lo que tengo.

Pero sigo sabiendo que para Él no hay nada imposible. Aunque no me toque ver a mí los frutos, ni el cielo en la tierra. Pero sé que puede forzar la puerta de mi alma. Puede sanar mis heridas más profundas. Puede hacer que me sienta en paz y no me queje tanto de la vida.

En realidad lo que me sana es no querer lo imposible. No desear lo que no poseo. No pretender una vida sin cruces. Me sana no atarme a lo que tengo, a mis deseos, por miedo a perderlo todo. Lo que de verdad me hace libre es necesitar poco, y exigirle a la vida sólo lo que me da.

¡Cuántas veces mi oración es egoísta! Pido lo que a mí me viene bien. Pido lo que deseo y pienso sólo en mí. Giro en torno a mis necesidades. Y me enfado con ese Dios impotente que no me salva.

Tal vez si cambio mi forma de mirar resulta que veo su poder actuando. Cuando dejo de pedir tanto y comienzo a esperarlo todo. Descubro entonces en mis propias carencias un camino de vida, una misión tan grande.

Como le ocurrió al P. Kentenich: “Al ver cuántas personas han perdido su hogar, se suscita en mí una fuerza que me impulsa a poner todo mi amor a disposición de la gente. Permítanme confesarles que esta fue una de las fuerzas motrices que me llevaron a ordenarme sacerdote, poner a disposición de los hombres todas mis energías. No tengo a nadie, así ocurrió en mi caso, por eso el firme principio: lo que te ha pasado a ti, que en lo posible no le pase a nadie más. De ahí brota la fuerza para renunciar a uno mismo. Brindemos hogar a otros cuando nuestro propio corazón clame por hogar”.

El P. Kentenich sufrió tanto la soledad en su vida. Y creyó que la misión que Dios le confiaba en su herida era hacer posible que muchos no sufrieran lo que Él había sufrido. Dar hogar sin haberlo tenido.

Y Dios hizo posible lo imposible a través de su corazón de padre, de buen pastor. Utilizó su vida rota, su tiempo tan finito, sus gestos torpes, sus palabras pobres. E hizo milagros haciendo que fuera posible lo imposible.

Hoy Jesús me invita a mirar mi corazón. Y quiere que busque en el alma mi misión imposible. Desde mi herida. Esa misión que me parece inalcanzable. Sé que Dios lo puede hacer conmigo, porque para Él todo es posible.

Mi misión tiene que ver con los hombres, con sus carencias, con sus heridas, con sus dolores. Hay tanta soledad y abandono. Hay tanta pobreza en el alma. Hay tanta angustia y amargura. Y mi vida puede hacer posible lo que parece imposible. Desde mi carencia, desde mi dolor. Mi misión concreta es la que me da luz y esperanza.

Me gusta mirar así mi vida y creer en su poder infinito. En medio de la más negra noche aparece una luz. Cuando en la vida todo se torna oscuro, surge un destello de esperanza entre mis dedos. Parece todo perdido y brota la esperanza. Esta promesa de vida hoy llena mi alma.

El Adviento me dice que para Dios todo es posible. Si creo. Es posible acabar con la negrura del alma. Es posible creer contra toda esperanza. Es posible sembrar amor cuando no he sido amado. Es posible perdonar lo imperdonable, aun no habiendo sido perdonado.

Y creer que en medio del dolor más hondo es posible encontrar una esperanza a la que agarrarse. Aunque me siga doliendo. Y ver algo de luz con mis ojos ciegos. Es posible lo imposible cuando creo en ese Dios que me ama y me recuerda que tengo una misión que realizar. Que hago falta en este mundo tan roto. Que mi vida tiene un sentido que no alcanzo a distinguir al perder a un ser querido, al sufrir el abandono o la soledad, al caer enfermo.

Cuando me encierro en mis miedos y angustias. Cuando no soy capaz de construir nada porque me vuelvo destructivo en mi pecado. Y no perdono mis actos, ni mi pasado, ni mis errores. Y entonces resulta que sí que es posible cambiar. Cuando menos lo espero Dios me dice que sí, que no dude. Que si creo en lo imposible Él lo puede hacer realidad. En mi vida, con mis gestos y mis manos.



© Carlos Padilla Esteban - Aleteia
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