sábado, 8 de abril de 2017

EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 8 DE ABRIL DEL 2017


Marcados por el amor de Dios
San Juan 11, 45-56. V Sábado de Cuaresma


Por: H. Balam Loza, LC. | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
"Aclama a Dios, tierra entera, cantad a su nombre glorioso, dadle honor con alabanzas, decid a Dios: ¡Qué admirables tus obras!" (Salmo66). Jesús, amigo mío, ¡cuánto amor me has tenido! Has dado tu vida por mí, me has redimido, has perdonado mi pecado y me das tu gracia para que pueda llegar al cielo. Quiero agradecerte por todo y cantar como el salmista todas las obras que has hecho en mí.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Juan 11, 45-56
En aquel tiempo, muchos de los judíos que habían ido a casa de Marta y María, al ver que Jesús había resucitado a Lázaro, creyeron en él. Pero algunos de entre ellos fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.
Entonces los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron al sanedrín y decían: "¿Qué será bueno hacer? Ese hombre está haciendo muchos prodigios. Si lo dejamos seguir así, todos van a creer en él, van a venir los romanos y destruirán nuestro templo y nuestra nación".
Pero uno de ellos, llamado Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: "Ustedes no saben nada. No comprenden que conviene que un solo hombre muera por el pueblo y no que toda la nación perezca". Sin embargo, esto no lo dijo por sí mismo, sino que, siendo sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús iba a morir por la nación, y no sólo por la nación, sino también para congregar en la unidad a los hijos de Dios, que estaban dispersos. Por lo tanto, desde aquel día tomaron la decisión de matarlo.
Por esta razón, Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se retiró a la ciudad de Efraín, en la región contigua al desierto y allí se quedó con sus discípulos.
Se acercaba la Pascua de los judíos y muchos de las regiones circunvecinas llegaron a Jerusalén antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús en el templo y se decían unos a otros: "¿Qué pasará? ¿No irá a venir para la fiesta?".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Hoy nos preparamos para subir a Jerusalén con el Señor. Mañana lo veremos que entra en medio de aclamaciones a Jerusalén. Y, ¿cómo podemos ver los acontecimientos que estamos por vivir? ¿Qué actitud debemos de tener? El Evangelio de hoy nos puede dar mucha luz y podemos comenzar de atrás para adelante. Lo primero que vemos es que el pueblo se preparaba para la fiesta y muchos esperaban a Jesús, se preguntaban si iba a venir. En estos días vivimos una verdadera fiesta y todos esperamos a Jesús, pues Él es centro y el motivo. Es gracias a Él que quedaremos purificados y recibiremos la vida nueva. La Semana Santa y la Pascua son momentos de fiesta.
¿Y en que consiste esta fiesta? Lo principal es el sacrificio del Señor para que nosotros podamos tener vida. Jesús se ofrece como víctima por todo el pueblo, por cada persona que quiere recibir su gran amor. Y así como antes se rociaban las puertas de las casas judías con la sangre de los corderos para recordar el día de la liberación, hoy deben marcarse en las puertas de nuestros corazones para demostrar que es Cristo quien reina en nuestras vidas y que ya no somos esclavos del pecado; que el bien ha vencido el mal; que la gracia ha vencido el pecado.
Finalmente viene el prodigio. Jesús nos da vida con su sangre y, así como resucitó a Lázaro, viene a resucitarnos a nosotros. Después de esta Semana Santa que estamos por comenzar debemos cambiar nuestros rostros por los de la alegría, porque son días para contemplar en el silencio el gran amor de Dios, su gran misericordia. Y que el mundo, la gente con la convivimos, al vernos, pueda ver el gran milagro de Dios en nuestra vida y creer que, así como el amor nos ha cambiado a nosotros, también lo puede hacer con ellos. Eso es el apostolado, transmitir esta experiencia.
Él habla claro a los que decidían todo: pensemos en Anás y Caifás, que han juzgado a Jesús, o a esa palabra de Caifás: es más ventajoso para nosotros que muera un hombre por el pueblo y que no se estropee la nación entera. Ellos eran los sacerdotes, los jefes. Estas personas habían llegado a este estado de prepotencia, incluso de tiranía hacia el pueblo, instrumentalizando la ley; pero una ley que ellos rehicieron muchas veces hasta llegar incluso a quinientos mandamientos: todo estaba regulado, ¡todo! Era una ley científicamente construida, porque esta gente estaba capacitada, conocía bien, le daban muchos matices. Pero, era una ley sin memoria: habían olvidado el primer mandamiento que Dios dio a nuestro padre Abraham: camina en mi presencia y sé irreprensible. Ellos no caminaban, siempre estuvieron firmes en sus propias convicciones y no eran irreprensibles.
(Homilía de S.S. Francisco, 16 de diciembre de 2016, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Esta semana, Señor, voy a ir a misa todos los días y la viviré con gran amor y devoción.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

FONDOS DE PANTALLA DE SEMANA SANTA








QUÉ ES LA SEMANA SANTA?


¿Qué es la Semana Santa?


Explicación de la celebración

La Semana Santa es el momento litúrgico más intenso de todo el año. Sin embargo, para muchos católicos se ha convertido sólo en una ocasión de descanso y diversión. Se olvidan de lo esencial: esta semana la debemos dedicar a la oración y la reflexión en los misterios de la Pasión y Muerte de Jesús para aprovechar todas las gracias que esto nos trae.

Para vivir la Semana Santa, debemos darle a Dios el primer lugar y participar en toda la riqueza de las celebraciones propias de este tiempo litúrgico.

A la Semana Santa se le llamaba en un principio “La Gran Semana”. Ahora se le llama Semana Santa o Semana Mayor y a sus días se les dice días santos. Esta semana comienza con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Pascua.

Vivir la Semana Santa es acompañar a Jesús con nuestra oración, sacrificios y el arrepentimiento de nuestros pecados. Asistir al Sacramento de la Penitencia en estos días para morir al pecado y resucitar con Cristo el día de Pascua.

Lo importante de este tiempo no es el recordar con tristeza lo que Cristo padeció, sino entender por qué murió y resucitó. Es celebrar y revivir su entrega a la muerte por amor a nosotros y el poder de su Resurrección, que es primicia de la nuestra.

La Semana Santa fue la última semana de Cristo en la tierra. Su Resurrección nos recuerda que los hombres fuimos creados para vivir eternamente junto a Dios.

Domingo de Ramos

Celebramos la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén en la que todo el pueblo lo alaba como rey con cantos y palmas. Por esto, nosotros llevamos nuestras palmas a la Iglesia para que las bendigan ese día y participamos en la misa.

Jueves Santo

Este día recordamos la Última Cena de Jesús con sus apóstoles en la que les lavó los pies dándonos un ejemplo de servicialidad. En la Última Cena, Jesús se quedó con nosotros en el pan y en el vino, nos dejó su cuerpo y su sangre. Es el jueves santo cuando instituyó la Eucaristía y el Sacerdocio. Al terminar la última cena, Jesús se fue a orar, al Huerto de los Olivos. Ahí pasó toda la noche y después de mucho tiempo de oración, llegaron a aprehenderlo.

Viernes Santo

Ese día recordamos la Pasión de Nuestro Señor: Su prisión, los interrogatorios de Herodes y Pilato; la flagelación, la coronación de espinas y la crucifixión. Lo conmemoramos con un Via Crucis solemne y con la ceremonia de la Adoración de la Cruz.

Sábado Santo o Sábado de Gloria

Se recuerda el día que pasó entre la muerte y la Resurrección de Jesús. Es un día de luto y tristeza pues no tenemos a Jesús entre nosotros. Las imágenes se cubren y los sagrarios están abiertos. Por la noche se lleva a cabo una vigilia pascual para celebrar la Resurrección de Jesús. Vigilia quiere decir “ la tarde y noche anteriores a una fiesta.”. En esta celebración se acostumbra bendecir el agua y encender las velas en señal de la Resurrección de Cristo, la gran fiesta de los católicos.

Domingo de Resurrección o Domingo de Pascua

Es el día más importante y más alegre para todos nosotros, los católicos, ya que Jesús venció a la muerte y nos dio la vida. Esto quiere decir que Cristo nos da la oportunidad de salvarnos, de entrar al Cielo y vivir siempre felices en compañía de Dios. Pascua es el paso de la muerte a la vida.

¿Por qué la Semana Santa cambia de fecha cada año?

El pueblo judío celebraba la fiesta de pascua en recuerdo de la liberación de la esclavitud de Egipto, el día de la primera luna llena de primavera. Esta fecha la fijaban en base al año lunar y no al año solar de nuestro calendario moderno. Es por esta razón que cada año la Semana Santa cambia de día, pues se le hace coincidir con la luna llena.

En la fiesta de la Pascua, los judíos se reunían a comer cordero asado y ensaladas de hierbas amargas, recitar bendiciones y cantar salmos. Brindaban por la liberación de la esclavitud.

Jesús es el nuevo cordero pascual que nos trae la nueva liberación, del pecado y de la muerte.

Sugerencias para vivir la Semana Santa

Asistir en familia o a los oficios y ceremonias propios de la Semana Santa porque la vivencia cristiana de estos misterios debe ser comunitaria.

Se puede organizar una pequeña representación acerca de la Semana Santa.

Poner algún propósito concreto a seguir para cada uno de los días de la Semana Santa.

Elaborar unos cartelones en los que se escriba acerca de los días de la Semana Santa y algunas ideas importantes acerca de cada uno de los días.


Fuente: Catholic.net

9 COSAS QUE DEBES SABER SOBRE EL DOMINGO DE RAMOS


9 cosas que debes saber sobre el Domingo de Ramos
 Crédito: Lauren Cater (ACI Prensa)




 (ACI).- El Domingo de Ramos  marcará el inicio de Semana Santa conmemorando no uno sino dos acontecimientos muy significativos en la vida de Cristo.

Aquí las 9 cosas que necesita saber sobre esta fecha.


1. Este día se llama “Domingo de Ramos” o “Domingo de Pasión”

El primer nombre proviene del hecho que se conmemora la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, cuando la multitud lo recibió con hojas de palma (Juan 12:13).

El segundo nombre proviene del relato de la Pasión que se lee en este domingo. Porque de no ser así no se leería en un domingo, ya que en el próximo la lectura tratará sobre la Resurrección.

Según el documento del Vaticano “Carta circular sobre la preparación y la celebración de las fiestas pascuales” (Carta de fiestas pascuales) de 1988, el Domingo de Ramos “comprende a la vez el presagio del triunfo real de Cristo y el anuncio de la Pasión”. “La relación entre los dos aspectos del misterio pascual se han de evidenciar en la celebración en la catequesis del día”.  

2. Se realiza una procesión antes de la Misa

La procesión puede tener lugar solo una vez, antes de la Misa. Puede realizarse el sábado o domingo.

“La entrada del Señor en Jerusalén, ya desde antiguo, se conmemora con una procesión, en la cual los cristianos celebran el acontecimiento, imitando las aclamaciones y gestos, que hicieron los niños hebreos cuando salieron al encuentro del Señor, cantando el fervoroso ‘Hossana’”, detalla la Carta de fiestas pascuales.

3. Se pueden portar palmas u otros tipos de plantas en la procesión


No es necesario utilizar hojas de palma en la procesión, porque se pueden utilizar otros tipos de plantas locales como el olivo, sauce, abeto o de otros árboles.

Según el Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia: “A los fieles les gusta conservar en sus hogares, y a veces en el lugar de trabajo, los ramos de olivo o de otros árboles, que han sido bendecidos y llevados en la procesión”.

4. Los fieles deben ser instruidos sobre la celebración

Según el Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia “los fieles deben ser instruidos sobre el significado de esta celebración para que puedan captar su significado”.

“Debe recordarse oportunamente que lo importante es la participación en la procesión y no solo en la obtención de hojas de palma o de olivo”, que tampoco deben mantenerse “como amuletos, ni por razones terapéuticas o mágicas para disipar los malos espíritus o para evitar el daño que causan en los campos o en los hogares”.

5. Jesús reclama el derecho de los reyes en la entrada triunfal a Jerusalén

El Papa Emérito Benedicto XVI explica en su libro “Jesús de Nazaret: desde la entrada en Jerusalén a la resurrección” que Jesucristo reclamó el derecho de los reyes, conocido a lo largo de la antigüedad, de demandar modos de transporte particulares.

El uso de un animal (el burro) en el que nadie se había sentado aún es un indicador más del derecho de la realeza. Jesús quería que su camino y su accionar sean entendidos en términos de las promesas del Antiguo Testamento cumplidas en su persona.

“Al mismo tiempo, a través de este anclaje del texto en Zacarías 9:9, una exégesis ‘fanática’ del reino está excluida: Jesús no está construyendo sobre la violencia; no está instigando una revuelta militar contra Roma. Su poder es de otro tipo: es en la pobreza y la paz de Dios, que identifica el único poder que puede redimir”, detalla en su libro

6. Los peregrinos reconocieron a Jesús como su rey mesiánico

Benedicto XVI también señala que el hecho de que los peregrinos coloquen sus mantos en el suelo para Jesús camine por encima también “pertenece a la tradición de la realeza israelita (2 Reyes 9:13)”.

“Lo que hacen los discípulos es un gesto de entronización en la tradición de la monarquía davídica (del Rey David) y apunta a la esperanza mesiánica que surgió a partir de ésta”, indica el texto.

Los peregrinos, prosigue, “sacan ramas de los árboles y gritan versos del Salmo 118, palabras de bendición de la liturgia de los peregrinos de Israel que en sus labios se convierten en una proclamación mesiánica: “¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito sea el reino de nuestro padre David que viene! ¡Hosanna en lo más alto!” (Mc 11: 9-10, ver Sal 118: 26)”.

7. “Hossana” es un grito de júbilo y una oración profética

En el tiempo de Jesús esta palabra tenía matices mesiánicos. En la aclamación de Hosanna se expresan las emociones de los peregrinos que acompañan a Jesús y a sus discípulos: la alabanza alegre a Dios en el momento de la entrada procesional, la esperanza de que la hora del Mesías había llegado.


Al mismo tiempo era una oración que indicaba que el reinado davídico, y por lo tanto el reinado de Dios sobre Israel, sería restablecido.

8. La multitud que aplaudió la llegada de Jesús no es la misma que exigió su crucifixión

En su libro, Benedicto XVI argumenta que en los tres evangelios sinópticos, así como en San Juan, se deja claro que quienes lo aplaudieron a Jesús en su entrada a Jerusalén no fueron sus habitantes, sino las multitudes que lo acompañaban e ingresaron a la Ciudad Santa con él.

Este punto se hace más claramente en el relato de Mateo a través del pasaje que sigue al Hosanna dirigido a Jesús: “Cuando entró en Jerusalén, toda la ciudad se agitó diciendo: ¿Quién es este? Y las multitudes decían: Este es el profeta Jesús de Nazaret de Galilea” (Mt 21, 10-11).

La gente había oído hablar del profeta de Nazaret, pero no parecía tener ninguna importancia para Jerusalén, y la gente allí no lo conocía.

9. El relato de la Pasión goza de una especial solemnidad en la liturgia

Así lo afirma la Carta de fiestas pascuales en el numeral 33:   

“Es aconsejable que se mantenga la tradición en el modo de cantarla o leerla, es decir, que sean tres personas que hagan las veces de Cristo, del narrador y del pueblo. La Pasión ha de ser proclamada ya por diáconos o presbíteros, ya, en su defecto, por lectores, en cuyo caso, la parte correspondiente a Cristo se reserva al sacerdote.

Para la proclamación de la Pasión no se llevan ni luces ni incienso, ni se hace al principio el saludo al pueblo como de ordinario para el Evangelio, ni se signa el libro. Tan solo los diáconos piden la bendición al sacerdote.

Para el bien espiritual de los fieles conviene que se lea por entero la narración de la Pasión, y que no se omitan las lecturas que la preceden”.

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Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en National Catholic Register.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 7 DE ABRIL


Los cinco minutos de María 
7 de abril 



María Virgen es modelo de perenne juventud; María Inmaculada es ideal de la juventud; María llena de gracias es estímulo y fuerzas para los jóvenes. No importan las canas, las arrugas del rostro, ni los años que se acumulan, siempre que se conserve el ánimo, el optimismo, el entusiasmo, la vitalidad del alma, el deseo de hacer algo por Dios y por los demás; siempre que se comience cada nuevo día con el deseo y la resolución de ser un poco mejores, de amar un poco más, de servir a los demás, de extender algo más el Reino de Dios.

María, acepta nuestra prontitud para servir sin reserva la causa de tu Hijo, la causa del Evangelio y la causa de la Paz.



*Alfonso Milagro

EL QUE ES FIEL A MIS PALABRAS NO MORIRÁ PARA SIEMPRE


"El que es fiel a mis palabras no morirá para siempre"
 Dios promete, pero Dios también pide. Y pide que por nuestra parte le seamos fieles en todo momento.


Por: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net 




La cercanía a la Semana Santa va haciendo que la Iglesia nos vaya presentando a Jesucristo en contraposición con sus enemigos. En el Evangelio de hoy se nos presenta la auténtica razón, la razón profunda que lleva a los enemigos de Cristo a buscar su muerte. Esta razón es que Cristo se presenta ante los judíos como el Enviado, el Hijo de Dios. Este conflicto permanente entre los dirigentes judíos y nuestro Señor, se convierte también para nosotros en una interrogación, para ver si somos o no capaces de corresponder a la llamada que Cristo hace a nuestra vida.

Cristo llega a nosotros, y llega exigiendo su verdad; queriendo mostrarnos la verdad y exigiéndonos que nos comportemos con Él como corresponde a la verdad. La verdad de Cristo es su dignidad, y nosotros tenemos que reflexionar si estamos aceptando o no esta dignidad de nuestro Señor. Tenemos que llegar a reflexionar si en nuestra vida estamos realizando, acogiendo, teniendo o no, esta verdad de nuestro Señor.

Cristo es el que nos muestra, por encima de todo, el camino de la verdad. Cristo es el que, por encima de todo, exige de los cristianos, de los que queremos seguirle, de los que hemos sido redimidos por su sangre, el camino de la verdad.

Nuestro comportamiento hacia Cristo tiene que respetar esa exigencia del Señor; no podemos tergiversar a Cristo. No podemos modificar a Cristo según nuestros criterios, según nuestros juicios. Tenemos necesariamente que aceptar a Cristo.

Pero, a la alternativa de aceptar a Cristo, se presenta otra alternativa -la que tomaron los judíos-: recoger piedras para arrojárselas. O aceptamos a Cristo, o ejecutamos a Cristo. O aceptamos a Cristo en nuestra vida tal y como Él es en la verdad, o estamos ejecutando a Cristo.

Esto podría ser para nosotros una especie de reticencia, de miedo de no abrirnos totalmente a nuestro Señor Jesucristo, porque sabemos que Él nos va a reclamar la verdad completa. Jesucristo no va a reclamar verdades a medias, ni entregas a medias, ni donaciones a medias, porque Jesucristo no nos va a reclamar amores a medias. Jesucristo nos va a reclamar el amor completo, que no es otra cosa sino el aceptar el camino concreto que el Señor ha trazado en nuestra vida. Cada uno tiene el suyo, pero cada uno no puede ser infiel al suyo.

Solamente el que es fiel a Cristo tiene en su posesión, tiene en su alma la garantía de la vida verdadera, porque tiene la garantía de la Verdad."El que es fiel a mis palabras no morirá para siempre".

Nosotros constantemente deberíamos entrar en nuestro interior para revisar qué aspectos de mentira, o qué aspectos de muerte estamos dejando entrar en nuestro corazón a través de nuestro egoísmo, de nuestras reticencias, de nuestro cálculo; a través de nuestra entrega a medias a la vocación a la cual el Señor nos ha llamado.
Porque solamente cuando somos capaces de reconocer esto, estamos en la Verdad.

Debemos comenzar a caminar en un camino que nos saque de la mentira y de la falsedad en la que podemos estar viviendo. Una falsedad que puede ser incluso, a veces, el ropaje que nos reviste constantemente y, por lo tanto, nos hemos convencido de que esa falsedad es la verdad. Porque sólo cuando permitimos que Cristo toque el corazón, que Cristo llegue a nuestra alma y nos diga por dónde tenemos que ir, es cuando todas nuestras reticencias de tipo psicológico, todos nuestros miedos de tipo sentimental, todas nuestras debilidades y cálculos desaparecen.

Cuando dejamos que la Verdad, que es Cristo, toque el corazón, todas las debilidades exteriores —debilidades en las personas, debilidades en las situaciones, debilidades en las instituciones—, y que nosotros tomamos como excusas para no entregar nuestro corazón a Dios, caen por tierra.

Nos podemos acomodar muchas cosas, muchas situaciones, muchas personas; pero a Cristo no nos lo podemos acomodar. Cristo se nos da auténtico, o simplemente no se nos da. "Se ocultó y salió de entre ellos". En el momento que los judíos se dieron cuenta de que no podían acomodarse a Cristo, que tenían que ser ellos los que tenían que acomodarse al Señor, toman la decisión de matarlo.

A veces en el alma puede suceder algo semejante: tomamos la decisión de eliminar a Cristo, porque no nos convence el modo con el que Él nos está guiando. Y la pregunta que nace en nuestra alma es la misma que le hacen los judíos: "¿Quién pretendes ser?". Y Cristo siempre responde: "Yo soy el Hijo de Dios".

Sin embargo, Cristo podría regresarnos esa pregunta: ¿Y tú quién pretendes ser? ¿Quién pretendes ser, que no aceptas plenamente mi amor en tu corazón? ¿Quién pretendes ser, que calculas una y otra vez la entrega de tu corazón a tu vocación cristiana en tu familia, en la sociedad? ¿Por qué no terminar de entregarnos? ¿Por qué estar siempre con la piedra en la mano para que cuando el Señor no me convenza pueda tirársela?

Cristo, ante nuestro reclamo, siempre nos va a responder igual: con su entrega total, con su promesa total, con su fidelidad total.

Las ceremonias que la Iglesia nos va a ofrecer esta Semana Santa no pueden ser simplemente momentos de ir a Misa, momentos de rezar un poco más o momentos de dedicar un tiempo más grande a la oración. La Semana Santa es un encuentro con el misterio de un Cristo que se ofrece por nosotros para decirnos quien es. El encuentro, la presencia de Cristo que se me da totalmente en la cruz y que se muestra victorioso en la resurrección, tenemos que realizarla en nuestro interior. Tenemos que enfrentarnos cara a cara con Él.

Es muy serio y muy exigente el camino del Señor, pero no podemos ser reticentes ante este camino, no podemos ir con mediocridad en este camino. Siempre podremos escondernos, pero en nuestro corazón, si somos sinceros, si somos auténticos, siempre quedará la certeza de que ante Cristo, nos escondimos. Que no fuiste fiel ante la verdad de Cristo, que no fuiste fiel a tu compromiso de oración, que no fuiste fiel en tu compromiso de entrega en el apostolado, que no fuiste fiel, sobre todo, en ese corazón que se abre plenamente al Señor y que no deja nada sin darle a Él.

Cristo en la Eucaristía se nos vuelve a dar totalmente. Cada Eucaristía es el signo de la fidelidad de la promesa de Dios: "Yo estaré contigo todos los días hasta el fin del mundo". Dios no se olvida de sus promesas. Y cuando vemos a un Dios que se entrega de esta manera, no nos queda otro camino sino que buscarlo sin descanso.

Buscarlo sin descanso a través de la oración y, sobre todo, a través de la voluntad, que una vez que ha optado por Dios nuestro Señor, así se le mueva la tierra, no se altera, no varía; así no entienda qué es lo que está pasando ni sepa por dónde le está llevando el Señor, no cambia.

Dios promete, pero Dios también pide. Y pide que por nuestra parte le seamos fieles en todo momento, nos mantengamos fieles a la palabra dada pase lo que pase. Romper esto es romper la verdad y la fidelidad de nuestra entrega a Cristo.

Que la Eucaristía abra en nuestro corazón una opción decidida por nuestro Señor. Una opción decidida por vivir el camino que Él nos pone delante, con una gran fidelidad, con un gran amor, con una gran gratitud ante un Dios que por mí se hace hombre; ante un Dios que tolera el que yo muchas veces haya podido tener una piedra en la mano y me haya permitido, incluso, intentar arrojársela. Y sobre todo, una gratitud profunda porque permitió que mi vida, una vez más, lo vuelva a encontrar, lo vuelva a amar, consciente de que el Señor nunca olvida sus promesas.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 6 DE ABRIL


Los cinco minutos de María
6 de abril



María vio a su Hijo aclamado por las multitudes, y creyó en Él. Lo vio realizar los grandes milagros y señales de su vida pública, y creyó en Él. Conoció a Lázaro, resucitado por Jesús y creyó en Jesús; supo de la resurrección del hijo de la viuda de Naim, los apóstoles le contaron la curación de los leprosos, la multiplicación de los panes, la calma de la tempestad y cien otras cosas, y María creyó en Jesús.

Pero María supo que su Hijo era perseguido y creyó en Él; supo que había sido llevado preso y flagelado y condenado a muerte, y creyó en Él; y lo vio luego crucificado y muerto, y también creyó en Él.

Cree en Dios, en el amor de Dios, y cree cuando las cosas te salgan bien y cuando te salgan mal, en las buenas y en las malas; nada te haga dudar del amor de Dios.

Madre, que sepamos servir a la Iglesia en la verdad y en la justicia.


*Alfonso Milagro

FELIZ FIN DE SEMANA!!


viernes, 7 de abril de 2017

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 7 DE ABRIL DEL 2017


El encuentro de la gratitud
San Juan 10, 31-42. V Viernes de Cuaresma


Por: H. Iván Yoed González Aréchiga LC | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Gracias, Señor Jesús, por permitirme estar delante de Ti y acompañarte este momento. Gracias por tu presencia y tu acción en mi vida. Sé bien que aunque a veces te sienta lejano o no te sienta, Tú siempre estás conmigo. Te pido me des la gracia de conocerte y amarte cada día un poco más. Aumenta mi fe, mi esperanza y mi caridad. Llena mi corazón de celo por la salvación de las almas.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Juan 10, 31-42
En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, los judíos cogieron piedras para apedrearlo. Jesús les dijo: "He realizado ante ustedes muchas obras buenas de parte del Padre, ¿por cuál de ellas me quieren apedrear?".
Le contestaron los judíos: "No te queremos apedrear por ninguna obra buena, sino por blasfemo, porque tú, no siendo más que un hombre, pretendes ser Dios". Jesús les replicó: "¿No está escrito en su ley: Yo les he dicho: Ustedes son dioses? Ahora bien, si ahí se llama dioses a quienes fue dirigida la palabra de Dios (y la Escritura no puede equivocarse), ¿cómo es que a mí, a quien el Padre consagró y envió al mundo, me llaman blasfemo porque he dicho: "Soy Hijo de Dios"? Si no hago las obras de mi Padre, no me crean. Pero si las hago, aunque no me crean a mí, crean a las obras, para que puedan comprender que el Padre está en mí y yo en el Padre". Trataron entonces de apoderarse de él, pero se les escapó de las manos.
Luego regresó Jesús al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había bautizado en un principio y se quedó allí. Muchos acudieron a él y decían: "Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan decía de éste, era verdad". Y muchos creyeron en él allí.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Hoy me puedes dejar dos enseñanzas con este pasaje, la gratitud y el testimonio. Siempre por donde ibas, pasabas haciendo el bien: milagros, curaciones, enseñanzas. De verdad que el pueblo estaba sorprendido y se maravillaba de todo lo que hacías. También es cierto que no entendían muchas veces tu forma de actuar y de hablar, sin embargo, habías cautivado su atención. Ellos sólo recibían de Ti, bienes y, a pesar de ello, la gratitud en pocas ocasiones surge.
Son contadas las veces en las que en el Evangelio se diga que alguno se haya acercado a agradecerte algún beneficio. Por el contrario, hoy toman piedras para lanzártelas. Y escucho que diriges a mi vida, ese lamento: "¿Por cuál de todas las cosas buenas que he hecho por Ti, quieres apedrearme?"
Tal vez me falta gratitud ante tus dones; no sé descubrir los bienes que vas sembrando en el campo de mi vida y de mi historia. No soy consciente del don de la vida, de mi cuerpo, de mi salud, de poder respirar, de estar acompañado por personas que amo y que me aman, de ser libre, de poder entrar en contacto directo contigo. Permíteme, Señor, descubrir tu acción en mi vida, y más que tu acción, tu presencia.
Quizá no tome piedras físicas para lanzártelas, pero a veces sí te arrojo las piedras de mi indiferencia, de mi ingratitud, de mi desilusión por no darme lo que te pido, o no ser o actuar como a mí me parece. Es sobre todo en los momentos de dificultad, Jesús, cuando más puedo tener las rocas en la mano, dispuesto a lapidarte por estar en ese problema, por no encontrar una solución. Y entonces olvido los bienes que has ido dejando en mi vida y que los momentos de oscuridad me impiden ver. Dame la gracia, Señor, de ser un seguidor tuyo lleno de gratitud por todos los regalos que día a día me das. La gratitud es señal de fidelidad y de amor, de correspondencia y de humildad, de sencillez y de sinceridad.
Es útil repetir a menudo esta práctica y acordarse: En ese momento Dios me dio esta gracia y yo he respondí así..., decirse: Hice esto, eso y aquello y darse cuenta de cómo Dios nos ha acompañado siempre. De esta manerallegamos a un nuevo encuentro, que podría llamarse el encuentro de la gratitud, en el que se podría rezar así: ¡Gracias Señor por esta compañía que Tú me has dado, por este camino que has hecho conmigo!, y también pedir perdón por los pecados y los errores de los que podemos darnos cuenta, conscientes de que Dios camina con nosotros y no se asusta de nuestras maldades, está ¡siempre ahí!.
(Homilía de S.S. Francisco, 21 de abril de 2016, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy antes de acostarme daré gracias a Dios por las cosas buenas y no tan buenas que me han pasado en este día.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

ESTAMPAS DE LA RESURRECCIÓN DE JESÚS 2017





jueves, 6 de abril de 2017

TRAS ATAQUE QUÍMICO NUNCIO DE SIRIA COMPARA DOLOR DE NIÑOS CON LA PASIÓN DE CRISTO


Tras ataque químico Nuncio en Siria compara dolor de niños con la Pasión de Cristo
Por María Ximena Rondón





ROMA, 06 Abr. 17 / 10:14 pm (ACI).- El Nuncio Apostólico en Siria, Cardenal Mario Zenari, comparó los sufrimientos de Jesús durante su Pasión con el sufrimiento de los niños, tras el ataque perpetrado del pasado 4 de abril con armas químicas en la localidad de Jan Sheijun, en la provincia de Idlib.

Según informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, el ataque contra la provincia siria de  Idlib ha dejado un saldo de 131 muertos, de los cuales 41 son niños. Además se estima que hay más de 400 heridos.

En declaraciones a Radio Vaticana, el Purpurado indicó que las imágenes del sufrimiento y la lucha de los sirios por respirar en medio de los gases, le recordó el momento en el que Jesús exhala su último aliento en la Cruz.

“En su último respiro Jesús tenía presentes todas estas terribles exhalaciones, especialmente las de los inocentes. Él era inocente. Como cristiano, pienso que todos estos niños son los que comparten más la Pasión del Señor”, expresó.

El Cardenal Zenari recordó que en pocos días se celebrarán los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Indicó que en Siria la gente “está viviendo desde hace seis años la semana de la Pasión, está viviendo el Viernes Santo ¡especialmente los civiles!”.

También expresó que “uno de los principales fundamentos del Derecho Internacional Humanitario durante una guerra es la protección de los civiles. Sin embargo, se ve que tal protección no se aplica”.  

El Nuncio Apostólico recordó luego que “el Santo Padre Francisco ha hecho innumerables llamados a la comunidad internacional, para pedir que mantenga a salvo a la población civil del conflicto”.

“Hay una tarea grave para la comunidad internacional: no se pueden aceptar las repetidas muertes de personas inocentes, entre las cuales hay muchos, muchos niños”, manifestó.

Respecto a la reunión celebrada por el Consejo de Seguridad de la ONU el pasado 5 de abril donde condenaron el ataque contra Idlib, presuntamente perpetrado por el ejército sirio, el Cardenal Zenari destacó que el pueblo sirio “está cansado, y a veces está fatigado de creer en la comunidad internacional. Ya está cansado de las palabras, también de las resoluciones que no se aplican”.

“Diría que hay una cierta desilusión y también un cierto escepticismo. Hay que pasar de las palabras a los hechos, y también en este caso, a garantizar que los civiles, la población civil, los más indefensos, los niños, sean protegidos”, manifestó el Purpurado.

ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN DE LA FAMILIA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


Consagración de la Familia al Sagrado Corazón de Jesús


Santísimo Amor de Jesús, te consagramos nuestros corazones, nuestras vidas, y nuestras familias.

Conocemos que el ejemplo bello de Tu hogar en Nazaret, fue un modelo para cada una de nuestras familias.

Esperamos obtener con Tu ayuda, la unión y el amor fuerte y perdurable que recibiste. 

- Que nuestro hogar se llene de gozo. 

- Que el afecto sincero, la paciencia, la tolerancia y el respeto mutuo, estén siempre presentes. 

- Que nuestras oraciones incluyan las necesidades de los otros, no sólo las nuestras.

- Que siempre estemos cerca de los Sacramentos.

- Que la paz esté con nosotros, y cuando vengan las dificultades danos consuelo y esperanza.

Bendice a todos los que aquí habitamos y también a los difuntos
Mantén nuestras familias cerca de tu Amor y que Tu protección esté siempre con nosotros.

Amén.


QUÉ SIGNIFICA EL CIRIO PASCUAL?


¿Qué significa el Cirio Pascual?
El cirio más importante es el que se enciende en la Vigilia Pascual como símbolo de Cristo – Luz...


Por: Redacción | Fuente: www.mercaba.org 




La palabra “cirio” viene del latín “cereus”, de cera, el producto de la abejas. Al hablar de las “candelas”, aludíamos al uso humano y al sentido simbólico de la luz que produce los cirios, también en la liturgia cristiana.

El cirio más importante es el que se enciende en la Vigilia Pascual como símbolo de Cristo – Luz, y que sitúa sobre una elegante columna o candelabro adornado.

El Cristo Pascual es ya desde los primeros siglos uno de los símbolos más expresivos de la Vigilia. En medio de la oscuridad (toda la celebración se hace de noche y empieza con las luces apagadas), de una hoguera previamente preparada se enciende el Cirio, que tiene una inscripción en forma de cruz, acompañada de la fecha del año y de las letras Alfa y Omega, la primera y la última del alfabeto griego, para indicar que la gracia de Cristo, principio y fin del tiempo y de la eternidad, nos alcanza con fuerza siempre nueva en el año concreto en que vivimos.

Menor importancia tiene los granos de incienso que también se puede incrustar en la cera, simbolizando las cinco llagas de Cristo en la Cruz. Este Cirio “para la veracidad del signo, ha de ser de cera, nuevo cada año, único, relativamente grande, nunca ficticio, para que pueda evocar realmente que Cristo es la luz del mundo”.

En la procesión de entrada de Vigilia se canta por tres veces la aclamación al Cirio: “Luz de Cristo. Demos gracias a Dios”, mientras progresivamente se van encendiendo los cirios de los presentes y las luces de la iglesia. Luego se coloca el Cirio en la columna o candelero que va a ser su soporte, y se proclama en torno a él, después de insertarlo, el solemne Pregón Pascual.

Además del simbolismo de la luz, tiene también el de la ofrenda, como cera que se gasta en honor a Dios, espaciando su luz: “acepta, Padre santo, el sacrificio vespertino de esta llama, que la santa Iglesia te ofrece en la solemne ofrenda del cirio, obra de las abejas. Sabemos ya lo que anuncia esta columna de fuego, ardiendo en llama viva para gloria de Dios...Te rogamos que este cirio, consagrado a tu nombre, arda sin apagarse para destruir la oscuridad de esta noche”.

Lo mismo que van anunciando las lecturas, oraciones, cantos, el Cirio lo dice con el lenguaje diáfano de su llama viva. La iglesia, la esposa, sale al encuentro de Cristo, el Esposo, con la lámpara encendida en la mano, gozándose con Él en la noche victoriosa en la que se anuncia – en el momento culminante del evangelio – la gran noticia de su Resurrección.

El Cirio estará encendido en todas las celebraciones durante las siete semanas de la cincuentena, al lado del ambón de la Palabra, hasta la tarde del domingo de Pentecostés. Una vez concluido el Tiempo Pascual, conviene que el Cirio se conserve dignamente en el baptisterio, y no en el presbiterio.

Durante la celebración del Bautismo debe estar encendido, para encender de él el cirio de los nuevos bautizados. También se enciende el Cirio Pascual, junto al féretro, en las exequias cristianas, para indicar que la muerte del cristiano es su propia Pascua. Así se utiliza el simbolismo de este Cirio en el bautizo y en las exequias, el principio y la conclusión de la vida: un cristiano participa de la luz de Cristo a lo largo de todo su camino terreno, como garantía de su definitiva incorporación a la luz de la vida eterna.
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