jueves, 29 de enero de 2015

EL SACERDOTE ES PARA LA EUCARISTÍA


El sacerdote es para la Eucaristía

El sacerdote es para la Eucaristía

Hoy por hoy en la Iglesia contamos con una referencia absolutamente extraordinaria: el Papa. ¡Cómo celebra la Eucaristía!



Por: Alejandro Cases Ramon | Fuente: Catholic.net




La palabras que ahora os dirijo, son pobres y parciales a la hora de expresar lo que significa la Eucaristía. Cuando un sacerdote celebra la Eucaristía con respeto, asombro, con mimo y delicadeza, evangeliza más que cualquier otra cosa que aunque en apariencia resultara más conmovedor, dinámico y entretenido en nada se compararía al misterio de la Eucaristía.

Los mejores testimonios y ejemplos los encontramos en los santos. El padre Pío celebraba la Eucaristía con una unción tan extraordinaria, que llegaba al alma de los fieles tan solo con que le vieran celebrar, sus Eucaristías se prolongaban hasta horas y sin embargo, largas colas se quedaban a la puerta porque no podían acceder al templo, porque estaba lleno.

Lo mismo con el santo cura de Ars, que cuidaba al detalle la celebración eucarística, porque comprendió que ahí estaba el tesoro de la Iglesia, que es Cristo presente en la Eucaristía, preparaba los sermones con suma exquisitez.

El nuevo doctor de la Iglesia, San Juan de Ávila se refiere a ella con estas palabras:

"La presencia de Cristo en la Eucaristía es real, con su cuerpo, alma y divinidad (cfr. Ser 37, 1031 ss). «El pan y el vino se convierten en cuerpo y sangre de Jesucristo» (Ser 36, 161ss). «Cosa nunca oída ni vista, que hallase Dios manera cómo, subiéndose al cielo, se quedase acá su misma persona por presencia real, encerrada y abreviada debajo de unos accidentes de pan y de vino; y con inefable amor dio a los sacerdotes ordenados... que, diciendo las palabras que el Señor dijo sobre el pan y el vino, hagan cada vez que quisieren lo mismo que el Señor hizo el Jueves Santo» (Ser 35, 217ss).

Por la fuerza de las palabras de la consagración, está el cuerpo o la sangre; pero consecuentemente está siempre cuerpo, sangre, alma y divinidad (Ser 46, 709ss). Aceptar este misterio es cuestión de fe y no de razonamiento: «O te has de quedar sin Él o tomarlo así escondido... Sí, en la menor partícula está tan entero como está allá en su reino» (Ser 46, 499ss). «Y mira que mientras menos entiendes este misterio, mayor es la merced que te hace» (Ser 38, 532s).

El enemigo quiere distraernos con otras cosas, que incluso en apariencia parecen lícitas, buenas, correctas..., nuevas fórmulas, dinámicas, inventos...nada, patrañas de comedias que no conducen a nada. Si nuestra labor pastoral, si la nueva evangelización no tiene como motor, centro, fuente..., la Eucaristía, no hay nada, Cristo no llegará al corazón de las personas, y nosotros los sacerdotes simplemente nos convertiremos en personajes de entretenimiento, se nos agotará la paciencia viendo que "invento" tras "invento" ninguno llega a calar...la pregunta es: ¿por qué?.

Os doy la respuesta con San Francisco de Asís que en una ocasión salió con un hermano a "evangelizar" y cuando llegaron del paseo el otro hermano le preguntó: ¿cuándo vamos a evangelizar?, a lo que el santo le respondió: ya lo hemos hecho, al caminar recogidos en oración,con nuestro hábito y nuestro pensamiento en Cristo, ya lo hemos hecho.

Cuando un cura cuida la Eucaristía, le tiemblan todavía las manos al tocar a Cristo, aun se le entrecorta casi la voz al pronunciar las palabras de la Consagración, cuida al detalle todo: la preparación próxima, los vasos sagrados, las vestiduras, la homilía... evangeliza mucho, mucho, mucho...

La evangelización es sencilla cuando uno es fiel, si somos fieles, somos fecundos, de eso no hay duda. Un cura que trata la Eucaristía como cualquier cosa, con ligereza, con rutina, sin ponerse las vestiduras sagradas con excusas vanas, cuando no se prepara...el enemigo hace estragos, ya que sin la Eucaristía una comunidad jamás puede crecer en el Amor a Dios y menos, servirle.

Es tan tan importante que nos lo tomemos en serio!, yo cada día estoy más convencido. ¿Queremos evangelizar?, pues más oración, más adoración del Santísimo, más vivencia auténtica de la Eucaristía. Lo demás será buscarnos a nosotros mismos, lo demás, será perder el precioso tiempo y el extraordinario don que Dios nos ha dado.

Aquel del anuncio decía: "el algodón no engaña", por analogía, cuando una parroquia celebra la Eucaristía con amor, la evangelización es extraordinaria, el amor en ella "no engaña".

Estamos a punto de comenzar el año de la fe que el Santo Padre abrirá oficialmente el próximo jueves. Parece que hay que organizar agenda, situar en el calendario muchos eventos, muchos buenos ¡si!, pero no es lo que nos pide el Papa, él apunta como siempre con acierto, a la búsqueda de lo esencial: a buscar más en serio la santidad de vida, a determinarnos con más firmeza a seguir a Jesucristo, a identificarnos plenamente con Él. Y para eso hay que tomarse mucho más en serio la vida cristiana, los sacerdotes, ser más SACERDOTES, ser más signos de contradicción y no diluirnos en un mundo que quiere apagar la llama de Cristo, la llama de la fe.

Al dirigiros estas palabras en voz alta, a través de este medio, no pretendo en absoluto ponerme como maestro de nadie, más al contrario, como aprendiz de los que realmente han llegado a comprender y vivir lo que significa la vida escondida con Cristo, en Dios. Hoy por hoy en la Iglesia contamos con una referencia absolutamente extraordinaria: el Papa. ¡Cómo celebra la Eucaristía!, ¡con qué celo dispone todo!... aprendamos de él, hagámosle caso, los sacerdotes especialmente, y la Iglesia crecerá hasta donde no nos imaginamos, este año de la fe será un año de gracia absoluto.

No tendremos que hacer nada más, tan sólo ser espectadores de la gracia, espectadores de la actuación de Dios que sabe llegar a las almas, y de la manera menos imaginable para nosotros, de la manera más insospechada.

Favorezcamos el encuentro con ÉL y ÉL se encargará de todo. "¡Tú llevas la Iglesia Señor y no yo!, por eso me voy a dormir tranquilo" - decía el Beato Juan XXIII-.

Pues nosotros tranquilos, a echar las redes en su nombre y de lo demás se encargará ÉL, nos vamos a quedar boquiabiertos!!!. LAUS DEO.

PAPA FRANCISCO RECIBIRÁ EL BASTÓN DE SANTA TERESA DE ÁVILA EL 11 DE MARZO DEL 2015


El Papa recibirá el bastón de santa Teresa de Ávila
 Fecha: 28 de Enero de 2015


El papa Francisco recibirá el bastón de santa Teresa el 11 de marzo. La Orden del Carmelo Descalzo (OCD) ha programado una peregrinación mundial "para acompañar al Papa" cuando reciba el bastón. Será durante el besamanos de ese día en la audiencia general de los miércoles, cuando salude a la peregrinación “Camino de luz” que desde el 15 de octubre está viajando por veintinueve países de todo el mundo con el bastón de la santa española de la que este año se celebra el quinto centenario.  
Asimismo, el Santo Padre dará inicio en Roma, el día 28 de ese mes --día que se cumplen los quinientos años del nacimiento-- una oración mundial por la paz que se va a extender por todo el mundo.


Los anuncios fueron hechos por el vicario general de la Orden del Carmelo Descalzo, Emilio José Martínez, durante la presentación este martes de los actos conmemorativos que se celebran en la comunidad autónoma de  Castilla y León en el 2015.
Aunque el año teresiano no vaya a contar con la presencia física del Santo Padre, como ya se anunció oficialmente la semana pasada, Emilio José Martínez explicó que “el V Centenario no era la visita del papa, sigue adelante" y, añadió que "ha estado, está y estará" como se puede ver por las iniciativas presentadas durante la rueda de prensa.




miércoles, 28 de enero de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: MIÉRCOLES 28 DE ENERO DEL 2015


La parábola del sembrador
Parábolas

Marcos 4, 1-20. Tiempo Ordinario. Nos ha tocado el camino de la tierra buena, donde Dios ha dejado crecer poco a poco la semilla de la fe. 


Por: Roberto Méndez | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Marcos 4, 1-20 
En aquel tiempo Jesús se puso a enseñar a orillas del mar. Y se reunió tanta gente junto a él que hubo de subir a una barca y, ya en el mar, se sentó; toda la gente estaba en tierra a la orilla del mar. Les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas. Les decía en su instrucción: Escuchad. Una vez salió un sembrador a sembrar. Y sucedió que, al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino; vinieron las aves y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó en seguida por no tener hondura de tierra; pero cuando salió el sol se agostó y, por no tener raíz, se secó. Otra parte cayó entre abrojos; crecieron los abrojos y la ahogaron, y no dio fruto. Otras partes cayeron en tierra buena y, creciendo y desarrollándose, dieron fruto; unas produjeron treinta, otras sesenta, otras ciento. decía: Quien tenga oídos para oír, que oiga. Cuando quedó a solas, los que le seguían a una con los Doce le preguntaban sobre las parábolas. Él les dijo: A vosotros se os ha dado el misterio del Reino de Dios, pero a los que están fuera todo se les presenta en parábolas, para que por mucho que miren no vean, por mucho que oigan no entiendan, no sea que se conviertan y se les perdone. Y les dice: ¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, entonces, comprenderéis todas las parábolas? El sembrador siembra la Palabra. Los que están a lo largo del camino donde se siembra la Palabra son aquellos que, en cuanto la oyen, viene Satanás y se lleva la Palabra sembrada en ellos. De igual modo, los sembrados en terreno pedregoso son los que, al oír la Palabra, al punto la reciben con alegría, pero no tienen raíz en sí mismos, sino que son inconstantes; y en cuanto se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumben enseguida. Y otros son los sembrados entre los abrojos; son los que han oído la Palabra, pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y las demás concupiscencias les invaden y ahogan la Palabra, y queda sin fruto. Y los sembrados en tierra buena son aquellos que oyen la Palabra, la acogen y dan fruto, unos treinta, otros sesenta, otros ciento. 

Oración introductoria
Señor, hoy vienes a la tierra de mi alma dispuesto a sembrar tu mensaje en ella. Ayúdame a escucharte, a aceptar tu Palabra, a configurar mi vida con ella. Concédeme ser una tierra buena que produzca fruto abundante por saber acoger y trasmitir tu gracia.

Petición
Jesucristo, concédeme corresponderte y ser fiel a todas las gracias que derramas en mi alma.

Meditación del Papa Francisco
Esta parábola habla hoy a cada uno de nosotros, como hablaba a quienes escuchaban a Jesús hace dos mil años. Nos recuerda que nosotros somos el terreno donde el Señor arroja incansablemente la semilla de su Palabra y de su amor. ¿Con qué disposición la acogemos? Y podemos plantearnos la pregunta: ¿cómo es nuestro corazón? ¿A qué terreno se parece: a un camino, a un pedregal, a una zarza? Depende de nosotros convertirnos en terreno bueno sin espinas ni piedras, pero trabajado y cultivado con cuidado, a fin de que pueda dar buenos frutos para nosotros y para nuestros hermanos.
Y nos hará bien no olvidar que también nosotros somos sembradores. Dios siembra semilla buena, y también aquí podemos plantearnos la pregunta: ¿qué tipo de semilla sale de nuestro corazón y de nuestra boca? Nuestras palabras pueden hacer mucho bien y también mucho mal; pueden curar y pueden herir; pueden alentar y pueden deprimir. Recordadlo: lo que cuenta no es lo que entra, sino lo que sale de la boca y del corazón. Que la Virgen nos enseñe, con su ejemplo, a acoger la Palabra, custodiarla y hacerla fructificar en nosotros y en los demás.»(S.S. Francisco, 13 de julio de 2014).
Reflexión
La semilla que Dios ha plantado en nosotros, es más difícil que florezca en estos tiempos que estamos viviendo sin un cuidado personal.

En este pasaje vemos cuatro diversos caminos. De estos cuatro, Dios nuestro Señor ha preparado uno para cada uno de nosotros. Por fortuna nosotros no estamos en el camino pedregoso. Sabemos que nos ha tocado el camino de la tierra buena, donde Dios ha dejado crecer poco a poco la semilla de la fe.

Esto a su vez tiene un gran compromiso. Nacer en tierra buena significa un gran esfuerzo de nuestra parte. Si nosotros somos los agricultores de la semilla de nuestra fe, no esperemos que la semilla crezca y se desarrolle por sí sola. Es una cosa tan natural el cuidado y manutención de una semilla, y más si se trata nuestra propia fe.

Tal vez nosotros tenemos una semilla para ser un gran árbol frondoso, de raíces que necesiten espacio para crecer. Sin embargo no nos damos cuenta y la tenemos en una maceta de adorno y encerrada. ¿No será ese nuestro caso? Si en ocasiones experimentamos las ganas de irradiar nuestro amor a los demás, es porque Dios nos ha dado un gran corazón.

Al menos podríamos decir que si Dios no plantó en nosotros una semilla de un árbol, sí la de una flor. Como la de una violeta. Es pequeñita y muy hermosa. Pero necesita de un ambiente, muchos cuidados, momentos de sombra y sol. Incluso necesita amor, de lo contrario moriría. Este cuidado lo necesita tanto el gran árbol como la flor más pequeña. Comparémosla con nuestra fe que su cuidado también debe ser día a día. Y esa aquí entra la dificultad, porque si la cultivamos constante y amorosamente puede producir maravillas nuestra fe. En cambio, el olvido es el peor de los males. Al final de la vida nos pedirán cuentas de nuestra propia semilla.

Propósito
Ser tierra buena que da frutos por nutrirse por la Palabra de Dios, leer el salmo 95.

Diálogo con Cristo 
Señor, no permitas que en mi vida se vaya ahogando la semilla de la fe, concédeme descubrir cuáles son esas piedras, esos espinos que la impiden crecer, haz que me deshaga de todo lo que seca la tierra de mi alma y me impide dar frutos de oración, de apostolado, de caridad.

LA FE ES...




FE ES ....

Creer en lo que no se puede ver.


Es guardar la calma cuando todo es turbulento.


La fe no es pasiva, ¡es poner las creencias en práctica!
Tener fe es pedir lo que se necesita.


La fe es oír lo imperceptible, creer lo increíble y recibir lo imposible.


La fe va en contra de las expectativas y condiciones naturales.


Tener fe es crear un vacío en el corazón para que lo llene Dios.


Tener fe no es simplemente que Dios pueda hacer algo, sino que lo hará.


Con fe la respuesta no sorprende, ya se sabía que sucedería.


Tener fe es permanecer en tu puesto cuando todos los demás desertan.


Es quemar las naves para no volver atrás.


Es estar dispuesto a pagar cualquier precio.


Es hacer lo que Dios pide hoy y creer que Él hará mañana lo que ha prometido.


La fe es lo contrario del temor.


Tener fe es elegir a Dios a pesar de las demás posibilidades.


Es confiar en la palabra de Dios  no en lo que te dicen tus sentidos.


Es estar dispuesto a morir confiando.


¡Ésa es la clase de fe con la que se puede obrar curaciones y milagros.


La fe es como un músculo que se vuelve fuerte y flexible al ejercitarlo.


La fe se edifica con el estudio fiel de la palabra de Dios

CREER EN MILAGROS


Creer en milagros



— ¿No es un poco infantil creer en los milagros? Mucha gente sostiene que todos tienen una explicación natural...

Efectivamente -te respondo glosando ideas de André Frossard-, muchos han buscado dar una explicación natural a los milagros del Evangelio.

Los progresos de la medicina -aseguran esas personas- sugieren hoy día posibles explicaciones naturales a los milagros de curaciones de paralíticos, sordomudos, endemoniados, etc. Por ejemplo, todas las enfermedades pasan por fases de remisión, sobre todo contando con la sugestión que podía darse en estos casos, y con que no se sabe si luego recayeron en su mal. También explican fácilmente la resurrección de muertos. 

Dicen que en aquella época los certificados de defunción se extendían por simples apariencias, y no es de extrañar que algunos luego se reanimaran (según estos hombres, el número de personas enterradas vivas en la antigüedad debió ser enorme). Otros milagros, como caminar sobre las aguas, o la multiplicación de los panes, los explican como efecto de espejismos, ilusiones ópticas o cosas semejantes. Y los fenómenos sobrenaturales, como modos ingenuos de explicar a los espíritus sencillos las realidades habituales difíciles de entender. Para todos los milagros, incluso para los más espectaculares, encuentran una sencilla explicación. 

El del paso del Mar Rojo, por ejemplo, aseguran que pudo perfectamente producirse por efecto de un movimiento sísmico o atmosférico que habría separado el mar en dos y, al cesar bruscamente el golpe de viento con el paso del último hebreo, las líquidas murallas del mar se volvieron a juntar engullendo a los soldados del faraón. Desde luego, hay explicaciones naturales de los milagros más milagrosas aún que los propios milagros.

Parece como si esas personas, que se afanan tanto por enseñarnos a leer "de una forma madura" el Evangelio, tuvieran miedo de ser tildadas de espíritus simplistas, y por eso hacen gala de un ingenio muy notable para racionalizar la fe y eliminar de ella todo fenómeno sobrenatural, sugiriendo a cambio asombrosas interpretaciones figuradas, simbólicas o alegóricas. Al final, acaban queriendo que creamos que lo único verdadero de todos los Evangelios son las notas a pie de página que ellos ponen.

Sin embargo, se les podría objetar que, desde los orígenes, todos los grandes espíritus nacidos de la fe cristiana han dado crédito a los relatos -evidentemente milagrosos- de la Anunciación, de la Ascensión o de Pentecostés, sin prestarse jamás a ese tipo de interpretaciones. Por otra parte, no se tiene noticia de que ninguno de esos expertos en enseñarnos a interpretar la Sagrada Escritura haya tenido jamás siquiera alguna de las alucinaciones o espejismos a las que tanto recurren para explicar los milagros que han sucedido a los demás. Tendrían que explicarnos cómo pudieron ser tan corrientes en aquella época, y además de modo colectivo y ante personas enormemente escépticas ante ellos. Quizá sea porque como ellos nunca han visto a un ángel, ni se han encontrado con un cuerpo glorioso -yo tampoco-, no admiten que nadie haya podido tener tan buena suerte. Acaban por parecerse a esas personas que se resisten a creer que Armstrong haya pisado la Luna por el simple hecho de no haber podido estar allí con él.

— Pero quizá cuando avance más la ciencia se encuentre explicación a esos milagros...

La creencia o increencia en los milagros -escribió Lewis- está al margen de la ciencia experimental. No importa lo que esta progrese: los milagros son reales o imposibles con independencia de ella. El incrédulo pensará siempre que se trata de espejismos o hechos naturales de causas desconocidas. Pero no por imperativos de la ciencia, sino porque de antemano ha descartado la posibilidad de lo sobrenatural.

— ¿Y te parece muy importante para la fe admitir los milagros?

El Evangelio sin milagros queda reducido a una colección de amables moralejas filantrópicas. La predicación de los apóstoles y el testimonio de los mártires perdería casi todo su sentido. Por otra parte, si los milagros son imposibles, no se puede creer que Dios se hizo hombre, ni su resurrección, que son milagros centrales de la fe cristiana. "Desechados los milagros -asegura Lewis-, solo queda, aparte de la postura atea, el panteísmo o el deísmo. En cualquier caso, un Dios impersonal que no interviene en la Naturaleza, ni en la historia, ni interpela, ni manda, ni prohíbe. Este es el motivo capital por el que una divinidad imprecisa y pasiva resulta para algunos tan tentadora."


© Alfonso Aguiló

¿QUIÉN ES UN VERDADERO AMIGO?


¿Quién es un verdadero amigo?


¿Quién es un verdadero amigo?:

En un frente de batalla, en la guerra, un soldado le dice a su Teniente:

-Mi amigo no ha regresado del campo de batalla Señor. Solicito permiso para ir a buscarlo.

-Permiso denegado -replicó el oficial- No quiero que arriesgue usted su vida por un hombre que probablemente ha muerto.
El soldado haciendo caso omiso de la prohibición, salió, y una hora más tarde regreso mortalmente herido, transportando el cadáver de su amigo.

El oficial estaba furioso: ¡Ya le dije yo que había muerto!!! ¿ Dígame, merecía la pena ir allá para traer un cadáver? Y el soldado moribundo, respondió:

-Claro que sí Señor. Cuando lo encontré, todavía estaba vivo y pudo decirme:- ¡"Estaba seguro que vendrías".
"Un Amigo es aquel que llega, cuando todo el mundo se ha ido"

SOBRE LA SOBERBIA Y LA MENTIRA


Sobre la soberbia y la mentira
No os dejéis engañar por las mentiras y la soberbia con que Satanás, del Príncipe de este mundo y Padre de la Mentira, nos pretende seducir.
Por: Pedro Luis Llera Vázquez | Fuente: Catholic.net



«No, no moriréis. Dios sabe muy bien que cuando vosotros comáis de ese árbol, se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal».

Queridos hijos:

Quisiera con estas líneas advertiros sobre los peligros de la soberbia y la mentira. Porque si hoy vivimos en esta situación calamitosa, acosados por tantos casos de corrupción, amenazados por populismos y por ideologías mentirosas, atemorizados por el terrorismo criminal, es por nuestra desobediencia a Dios y por un mundo que acepta y justifica la mentira, que es obra de Satanás.

Ciertamente que los males que derivan de la soberbia y de la mentira no suponen novedad alguna: la soberbia y la mentira son pecados tan antiguos como la humanidad misma y origen de la mayoría de las calamidades que padecemos. El pecado de nuestros Primeros Padres no consistió en comer ninguna manzana, sino en desobedecer a Dios, en pretender ser dioses para determinar el bien y el mal. Así, el bien y el mal ya no estarían definidos por la Ley de Dios, sino por el criterio propio y particular de cada uno. Eso es lo que hoy en día llamamos “relativismo moral”. No hay nada que sea bueno o malo. No existe la verdad. La única verdad es lo que yo opino en cada momento, lo que a mí me viene bien. Y será bueno o malo aquello que a mí me conviene que sea bueno o malo según las circunstancias de cada momento de mi vida. De modo que algo puede ser bueno y verdadero hoy (porque me conviene) y ser malo y falso mañana (cuando me viene bien que así sea). Y el relativismo moral provoca indigencia moral, hasta el punto de invertir la realidad de las cosas, considerando bueno lo que es perverso y persiguiendo lo bueno y santo como si fuera pernicioso.

Por eso, el mayor enemigo de este mundo es la Iglesia, porque hoy es la única institución que defiende una moral basada en la Verdad. Y eso en este mundo no se puede consentir. Por eso, desde la derecha liberal pagana hasta la extrema izquierda estalinista, el enemigo a batir somos los católicos. Nos esperan tiempos de persecución y de martirio. No tengo la más mínima duda. Ocurrió no hace tantos años cuando nazis y comunistas mataron a nuestros hermanos con saña. Ahora vemos cómo los yihadistas obligan a los cristianos a huir de sus casas o cómo los secuestran o los decapitan. Pero no debemos tener miedo, porque el poder del infierno no prevalecerá. Y si permanecemos fieles a la Verdad, que es Cristo, y nos mantenemos firmes en la fe, nada ni nadie podrá con nosotros. Podrán tal vez quitarnos la vida, pero el martirio no es nuestra derrota, sino nuestra victoria. Nada ni nadie nos podrá separar del amor de Dios: ni los problemas, ni la angustia, ni la persecución, ni la pobreza, ni el peligro, ni la violencia.

 “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, en Cristo Jesús Señor nuestro”. (Romanos 8, 38-39).



Las ideologías materialistas ateas nos quieren convencer de que no hay Dios. Nos venden que será la ciencia la que acabará venciendo a la muerte: “no, no moriréis”, nos sigue diciendo el Demonio. La genética, los avances de la ciencia, acabarán por derrotar a la muerte. “Viviréis más de ciento cincuenta años”, prometen. La ciencia y la técnica nos ofrecen una redención de pacotilla y al final, esos científicos y esos políticos que prometen el paraíso en la tierra acaban creyéndose Dios y pretendiendo determinar qué vidas merecen la pena y cuáles no. Al final, quienes prometen derrotar a la muerte, lo que realmente están haciendo es ejercer de verdugos: aborto, eutanasia, eugenesia. Los hombres, llenos de soberbia, se atreven a sentenciar que una persona anciana o con una enfermedad o con alguna tara genética no merece vivir: que es mejor matarla para que no sufra. Y hombres miserables se arrogan la capacidad de decidir quién vive y quién muere; qué vida es digna y cuál no. Y hombres soberbios y mentirosos que se creen que están por encima del bien y del mal manipulan la vida y acabarán por generar monstruos. Esos hombres soberbios y mentirosos acaban convirtiéndose ellos mismos en verdaderos monstruos capaces de cometer crímenes tan abominables como el aborto.

Cada vez que el hombre inventa una ideología que promete la salvación y el paraíso, no falla: acaba generando dictaduras, campos de concentración, matanzas, verdaderos infiernos… Lo hicieron los nazis, los comunistas, los liberales que durante la revolución francesa prometieron la fraternidad y la confundieron con la guillotina. Nos prometen bienestar, prosperidad. Y lo que realmente provocan es paro, exclusión, pobreza, totalitarismo, represión, violencia. Los que niegan a Dios acaban pisoteando siempre la dignidad del hombre.

Nosotros solos no podemos acabar con el mal del mundo. Ni siquiera podemos acabar con el mal que habita en nosotros mismos. Sólo Dios, sólo Cristo, es quien puede acabar con el pecado del mundo. Y nosotros podremos construir un mundo mejor en la medida en que cada uno de nosotros seamos santos y nos dejemos transformar por la gracia de Dios. Lo que necesita el mundo son santos, no revolucionarios ni demagogos.

Pero la soberbia y la mentira no se circunscriben ni mucho menos a la política. También es mentira que exista un dios que ordene matar a nadie. Los terroristas islamistas son pura y simplemente criminales que tendrán que rendir cuentas ante el Altísimo por la sangre que derraman y por el sufrimiento que provocan.

La verdad no es aquello que opina la mayoría de la gente. La verdad no se determina por votación. La verdad es cosa de sabios y santos; y los sabios y los santos siempre han estado en minoría (y casi siempre han sido rechazados por las mayorías). Nosotros tenemos que ofrecer al mundo la Verdad, que es Cristo. Tenemos que anunciar a tiempo y a destiempo la única Verdad que nos puede hacer verdaderamente libres y que puede dar sentido y plenitud a nuestra vida. Pero esa Verdad que anunciamos es la verdad del Amor y el amor no se impone con la fuerza ni con coacciones. “El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso.  No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad.  Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1 Corintios, 13). El único Dios verdadero es Jesucristo, que siendo Hijo de Dios, se abajó hasta la condición de hombre y obedeció hasta la muerte la Voluntad de Dios para nuestra salvación. No caben fundamentalismos ni violencias. Jesús no llamó a las legiones de los ángeles para que fulminaran a quienes lo torturaban, a quienes lo humillaban o a quienes lo crucificaron. Cristo nos enseñó a perdonar incluso a nuestros enemigos. Y a obedecer a Dios hasta el final.

Pero también en la propia Iglesia se cuela el humo de Satanás cuando algunos teólogos y algunas comunidades se apartan de la sana doctrina de la Iglesia y se arrogan la condición de profetas para apartarse del magisterio y alejarse de la autoridad del Papa y de los obispos para reclamar cuestiones como la ordenación sacerdotal de las mujeres, el celibato opcional de los sacerdotes o el reconocimiento eclesial del matrimonio entre homosexuales. ¿No es soberbia creerse más sabios que los propios santos y con más autoridad que toda la tradición apostólica de una Iglesia con más de dos mil años de historia? ¿Desde cuando la Iglesia se debe adaptar a los gustos de este mundo? La Iglesia está llamada a predicar la conversión para ordenar todas las cosas a Cristo. Esa es su misión: no la de resultar moderna o progresista para halagar los oídos de quienes defienden públicamente el divorcio, el aborto, el homosexualismo político o la eutanasia.

¿Y los que ahora se atreven a cuestionar al mismísimo Santo Padre Francisco? También hay católicos, aparentemente “conservadores”, ortodoxos y tradicionalistas, que se atreven a cuestionar al Papa y que llegan a calificarlo poco menos que de hereje y a tildarlo de “antipapa” o de Anticristo. ¿Quién soy yo para juzgar o para cuestionar al Papa? Quien dirige la Iglesia es, en realidad, Cristo y el Señor nos prometió que el poder del Infierno no podría jamás prevalecer sobre la Iglesia. ¿Estoy yo más iluminado por el Espíritu Santo que los cardenales o los obispos de todo el mundo para atreverme a cuestionar la legitimidad del Santo Padre? ¿Cómo se puede caer en tamaña irresponsabilidad? ¿No es esto soberbia?

¡Qué difícil es no caer en la soberbia! Como profesor, ¡cuántas veces caigo en la soberbia de querer solucionar yo todos los problemas: los de los alumnos, los de sus familias, los de los compañeros de trabajo…! ¡Cuántas veces nos quemamos y nos sentimos impotentes! Quisiéramos ser como Dios. Y sólo Dios es Dios. Sólo Él es Omnipotente. Pero nos falta fe y no acabamos de creer en el poder de la oración ni en el de la gracia de Dios. Y muchas veces – la mayoría de las veces – lo único que nosotros podemos hacer es rezar y poner todos esos problemas a los pies de la Cruz del Señor.

Hijos: no caigáis en la soberbia ni en la mentira nunca. No os dejéis engañar por las mentiras y la soberbia con que Satanás, del Príncipe de este mundo y Padre de la Mentira, nos pretende seducir. No sigáis a quien os prometa la felicidad fácil. Una vida plena no se compra con dinero. No son el lujo, la comodidad, los grandes sueldos, los viajes de placer, el sexo “sin compromisos” o las mansiones, las que os van a proporcionar una vida plena. No sigáis a quienes ofrecen recetas simples y prometen paraísos sin Dios en este mundo. El pecado nos seduce, nos atrae, nos promete una vida fácil y cómoda. Pero el pecado nos esclaviza, nos destruye y nos condena a muerte.

En nuestra familia sabemos muy bien que Dios existe y que se ha hecho presente en el camino que hemos venido recorriendo juntos todos estos años. Podemos decir que nosotros somos testigos del Señor y que hablamos de lo que hemos visto y oído. Porque el Señor siempre ha estado presente en nuestra casa. Nos ha traído y llevado de un lado a otro. Nos hemos visto más de una vez al borde del abismo. Pero el Señor siempre ha sido grande con nosotros. Nunca nos abandona y siempre permanece fiel a sus promesas. Es verdad que sus caminos no son los nuestros y que nosotros no siempre comprendemos bien por qué el Señor actúa en nuestra vida como lo hace. Pero bendito sea nuestro Dios. Abandonémonos confiados en las manos del Señor. Él es un Maestro bueno que nos va enseñando con su Palabra y con su Divina Providencia que nos va sorprendiendo a cada paso para que confiemos cada día más en Él y para que así seamos cada vez más santos por su gracia, que no por nuestros méritos. Permaneced siempre fieles al Señor. Él no falla nunca. Es verdad que ser discípulo del Señor supone cargar con la cruz. Pero la cruz es el único camino que conduce a la vida eterna, a una vida plena y feliz. No son las seducciones de este mundo las que nos puedan dar la felicidad. El mundo nos ofrece una libertad – un “haz lo que te dé la gana, haz siempre lo que te apetezca” – que esclaviza y conduce a la perdición, al pecado y a la muerte. En cambio, obedecer a Dios, libera; haciéndonos esclavos de Dios, nos liberamos; buscar su Voluntad y no la nuestra es lo que proporciona la verdadera libertad y la auténtica felicidad: aquella que te permite vivir con la dignidad de los hijos de Dios.

Queridos hijos: sed siempre humildes y buscad siempre la Verdad. No os creáis nunca mejores que nadie ni superiores a nadie. El que ejerce un cargo importante no es mejor ni superior a sus subordinados. El que tiene estudios no tiene más dignidad que el iletrado o el ignorante. No miréis a nadie por encima del hombro. No despreciéis nunca a nadie. Tratad de obedecer siempre la voluntad de Dios y sus mandamientos. Permanecer fiel a Dios es mantenerse siempre fiel a la Iglesia, al Papa y a nuestros obispos; ser fiel a Jesucristo es seguir el magisterio de la Santa Madre Iglesia, como lo hicieron siempre los santos. No os dejéis engañar por los falsos profetas que ofrecen doctrinas engañosas.

Sigamos el ejemplo de nuestra Madre, la Santísima Virgen María, la Santina de Covadonga, y aprendamos a decir con ella: “Hágase en mí según tu palabra”. Ella tampoco entendía bien lo que Dios le pedía. Pero se fió y se dejó complicar la vida por Dios. Y así mereció que todas las generaciones la consideremos bienaventurada. Se dejó hacer por la gracia de Dios y así mereció ser Madre de Dios y Madre nuestra y ser coronada Reina del Cielo. A su protección amorosa os encomiendo. Doy gracias por el regalo que el Señor nos hizo a mamá y a mí con cada uno de vosotros y le pido que os bendiga todos los días de vuestras vidas.

Vuestro padre que os quiere mucho más que a su propia vida,

Pedro L. Llera

INTENCIONES DE ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO PARA EL MES DE FEBRERO 2015


INTENCIONES DE ORACIÓN DEL SANTO PADRE
PAPA FRANCISCO, PARA EL MES DE FEBRERO 2015



Universal: Para que los encarcelados, en especial los jóvenes, tengan la posibilidad de reconstruir una vida digna.


Para la evangelización: Para que los cónyuges que se han separado encuentren acogida y apoyo en la comunidad cristiana. 

SANTO TOMÁS DE AQUINO, DOCTOR DE LA IGLESIA, 28 DE ENERO


Tomás de Aquino, Santo
Memoria litúrgica, 28 de enero
Por: P. Ángel Amo | Fuente: Catholic.net



Presbítero y Doctor de la Iglesia

Martirologio Romano: Memoria de santo Tomás de Aquino, presbítero de la Orden de Predicadores y doctor de la Iglesia, que, dotado de gran inteligencia, con sus discursos y escritos comunicó a los demás una extraordinaria sabiduría. Llamado a participar en el Concilio Ecuménico II de Lyon por el papa beato Gregorio X, falleció durante el viaje en el monasterio de Fossanova, en el Lacio, el día siete de marzo, y muchos años después, en este día, sus restos fueron trasladados a Toulouse, en Francia (1274).

Fecha de canonización: 18 de julio de 1323 por el Papa Juan XXII



Breve Biografía

Nació hacia el año 1225, de la familia de los condes de Aquino. Estudió primero en el monasterio de Montecassino, luego en Nápoles.

A los 18 años, contra la voluntad del padre y hasta perseguido por los hermanos que querían secuestrarlo, ingresó en la Orden de Predicadores, y completó su formación en Colonia donde tuvo por Maestro a San Alberto Magno, y después en París. Mientras estudiaba en esta ciudad se convirtió de estudiante en profesor de filosofía y teología. Después enseñó en Orvieto, Roma y Nápoles.

Suave y silencioso (en París lo apodaron "el buey mudo"), gordo, contemplativo y devoto, respetuoso de todos y por todos amado, Tomás era ante todo un intelectual. Continuamente dedicado a los estudios hasta el punto de perder fácilmente la noción del tiempo y del lugar: durante una travesía por el mar, ni siquiera se dio cuenta de la terrible borrasca y el fuerte movimiento de la nave por el choque de las olas, tan embebido estaba en la lectura. Pero no eran lecturas estériles ni fin en sí mismas. Su lema, "contemplata aliis tradere", o sea, hacer partícipes a los demás de lo que él reflexionaba, se convirtió en una mole de libros que es algo prodigioso, más si se tiene en cuenta que murió a los 48 años.

En efecto, murió en la madrugada del 7 de marzo de 1274, en el monasterio cisterciense de Fossanova, mientras se dirigía al concilio de Lyon, convocado por el B. Gregorio X. Su obra más famosa es la Summa theologiae, de estilo sencillo y preciso, de una claridad cristiana, con una capacidad extraordinaria de síntesis. Cuando Juan XXII lo canonizó, en 1323, y algunos objetaban que Tomás no había realizado grandes prodigios ni en vida ni después de muerto, el Papa contestó con una famosa frase: "Cuantas proposiciones teológicas escribió, tantos milagros realizó".

El primado de la inteligencia, la clave de toda la obra teológica y filosófica del Doctor Angélico (como se lo llamó después del siglo XV), no era un intelectualismo abstracto, fin en sí mismo. La inteligencia estaba condicionada por el amor y condicionaba al amor. "Luz intelectual llena de amor - amor de lo verdadero pleno de alegría" -cantó Dante, que tradujo en poesía el concepto tomístico de inteligencia - bienaventuranza.

El pensamiento de Santo Tomás ha sido durante siglos la base de los estudios filosóficos y teológicos de los seminaristas, y gracias a León XIII y a Jacques Maritain ha vuelto a florecer en nuestros tiempos. Y tal vez particularmente actuales, más que las grandes Summae, son precisamente los Opúsculos teológico -pastorales y los Opúsculos espirituales.

ORACIÓN A SANTO TOMÁS DE AQUINO


Oración de San Tomás de Aquino



Aquí me llego, todopoderoso y eterno Dios, al sacramento de vuestro unigénito Hijo mi Señor Jesucristo, como enfermo al médico de la vida, como manchado a la fuente de misericordias, como ciego a la luz de la claridad eterna, como pobre y desvalido al Señor de los cielos y tierra.

Ruego, pues, a vuestra infinita bondad y misericordia, tengáis por bien sanar mi enfermedad, limpiar mi suciedad, alumbrar mi ceguedad, enriquecer mi pobreza y vestir mi desnudez, para que así pueda yo recibir el Pan de los Angeles, al Rey de los Reyes, al Señor de los señores, con tanta reverencia y humildad, con tanta contrición y devoción, con tal fe y tal pureza, y con tal propósito e intención, cual conviene para la salud de mi alma.

Dame, Señor, que reciba yo, no sólo el sacramento del Sacratísimo Cuerpo y Sangre, sino también la virtud y gracia del sacramento ¡Oh benignísimo Dios!, concededme que albergue yo en mi corazón de tal modo el Cuerpo de vuestro unigénito Hijo, nuestro Señor Jesucristo, Cuerpo adorable que tomó de la Virgen María, que merezca incorporarme a su Cuerpo místico, y contarme como a uno de sus miembros.

¡Oh piadosísimo Padre!, otorgadme que este unigénito Hijo vuestro, al cual deseo ahora recibir encubierto y debajo del velo en esta vida, merezca yo verle para siempre, descubierto y sin velo, en la otra. El cual con Vos vive y reina en unidad del Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

martes, 27 de enero de 2015

HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO, PARA HOY MARTES 27 DE ENERO DEL 2015, HACER LA VOLUNTAD DE DIOS


HOMILÍA DEL MARTES: PIDAMOS AL SEÑOR LAS "GANAS" DE HACER SU VOLUNTAD



Es necesario orar a Dios y pedirle cada día la gracia de comprender su voluntad, la gracia de seguirla y la gracia de realizarla totalmente. Lo afirmó el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.

Las lecturas y el Salmo del día orientaron la reflexión del Papa sobre uno de los ejes de la fe: la “obediencia a la voluntad de Dios”.

Existía en un tiempo la ley hecha de prescripciones y prohibiciones, de sangre de toros y chivos, “sacrificios antiguos” que no tenían ni la “fuerza” de “perdonar los pecados”, ni de hacer “justicia”, explicó el Papa. 

Después vino al mundo Cristo, que nos ha mostrado cuál es el “sacrificio” más agradable a Dios: el ofrecimiento de la propia voluntad para hacer la voluntad del Padre, como hizo Jesús muriendo en la cruz.

Voluntad de Dios, camino de santidad

Éste – afirmó Francisco –, “es el camino de la santidad del cristiano”: que “el plan de Dios sea realizado”, que “la salvación de Dios se cumpla”.

Lo contrario comenzó en el Paraíso, con la desobediencia de Adán, que trajo el mal a toda la humanidad. Los pecados son actos de desobediencia a Dios, de no hacer la voluntad de Dios. 

En cambio, el Señor nos enseña que la obediencia al Padre es el camino, y que no hay ningún otro. "Y comienza con Jesús, sí, en el Cielo, en la voluntad de obedecer al Padre; pero en la tierra comienza con la Virgen: con Ella. ¿Qué le dijo al Ángel? “Que se haga lo que tú dices”, es decir que se haga la voluntad de Dios. Y con aquel “sí” al Señor, el Señor ha comenzado su recorrido entre nosotros".

Tantas opciones sobre la bandeja

“No es fácil”. El Papa repitió varias veces esta expresión refiriéndose al hecho de realizar la voluntad de Dios. No ha sido fácil para Jesús que – recordó – sobre esto fue tentado en el desierto, y también en el Huerto de los Olivos, con el corazón atormentado, aceptó el suplicio que le esperaba. 

No fue fácil para algunos discípulos, que lo dejaron porque no entendieron lo que quería decir “hacer la voluntad del Padre”. 

No lo es para nosotros, desde el momento que – notó Francisco – “cada día nos presentan tantas opciones sobre una bandeja”. De ahí que se haya preguntado: ¿Cómo hago para hacer la voluntad de Dios?”. Pidiendo “la gracia” de querer hacerla:

“¿Yo rezo para que el Señor me de ganas de hacer su voluntad, o busco compromisos porque tengo miedo de la voluntad de Dios? Y otra cosa: rezar para conocer la voluntad de Dios sobre mi vida, sobre la decisión que debo tomar ahora… tantas cosas. Sobre el modo de administrar las cosas… La oración para hacer la voluntad de Dios, y la oración para conocer la voluntad de Dios. Y cuando conozco la voluntad de Dios, también la oración, por tercera vez: para hacerla. Para cumplir aquella voluntad, que no es la mía, es la de Él. Y no es fácil”.

“Querer” la voluntad de Dios

El Papa Francisco resumió estos conceptos afirmando que “hay que rezar para tener ganas de seguir la voluntad de Dios, rezar para conocer la voluntad de Dios y rezar – una vez conocida esta voluntad – para ir adelante con la voluntad de Dios”:

“Que el Señor nos dé la gracia, a todos nosotros, que un día pueda decir de nosotros lo que dijo a aquel grupo, aquella muchedumbre que lo seguía, aquellos que estaban sentados en torno a Él, como hemos escuchado en el Evangelio: 'He aquí mi madre y mis hermanos. El que hace la voluntad de Dios, éste para mí es hermano, hermana y madre'. Hacer la voluntad de Dios nos hace ser parte de la familia de Jesús, nos hace madre, padre, hermana, hermano”.

EL EVANGELIO DE HOY: MARTES 27 DE ENERO DEL 2015


La verdadera familia de Jesús

Tiempo Ordinario


Marcos 3, 31-35. Tiempo Ordinario. Si Cristo dice que quien cumple la voluntad de Dios es su hermano, su hermana y su madre, ¡Yo quiero ser hermano de Jesús! 



Por: Carlos Llaca | Fuente: Catholic.net




Del santo Evangelio según san Marcos 3, 31-35
En aquel tiempo llegaron la madre de Jesús y sus hermanos, y desde fuera lo mandaron llamar. La gente que tenía sentada a su alrededor le dijo: ¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan. El les responde: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: Estos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.

Oración introductoria
Señor, vengo ante Ti en este momento de oración buscando tener un momento a solas contigo, en silencio. Te consagro todos mis pensamientos, palabras y obras. Concédeme vivir con la ilusión de cumplir hoy, en todo, tu voluntad.

Petición
Padre mío, aumenta mi fe, mi esperanza y mi caridad para que renueve minuto a minuto mi opción por Ti.

Meditación del Papa Francisco
Jesús continuaba hablando a la gente y amaba a la gente y amaba a la multitud, hasta el punto que dice 'estos que me siguen, esta gran multitud, son mi madre y mis hermanos'. Y explica: 'aquellos que escuchan la Palabra de Dios, la ponen en práctica'. Estas son las dos condiciones para seguir a Jesús: escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica. Esta es la vida cristiana, nada más. Sencillo, sencillo. Quizá nosotros la hemos hecho un poco difícil, con muchas explicaciones que nadie entiende, pero la vida es así: escuchar la Palabra de Dios y practicarla.
Escuchar la Palabra de Dios es leer eso y decir: '¿pero a mí esto qué me dice, a mi corazón? ¿Qué me está diciendo a mí, con esta palabra?" Y así, nuestra vida cambia.»(Cf. S.S. Francisco, 23 de septiembre de 2014, homilía en Santa Marta).

Reflexión
Ahí tenemos a Cristo que está predicando a sus "ovejuelas". Pero he aquí que de pronto alguien viene con la noticia de que su Madre y su parentela quieren verlo. ¿Por qué Cristo no se ha levantado presuroso a recibir a la que más amó en la tierra, su mamá? ¿Por qué en cambio ha respondido de una manera casi indiferente? Pero nada de eso estaba en el Corazón del mejor de los hijos. Si su Madre lo buscaba iría a recibirlo. Y si respondió así la ensalzó sobre todos y como que nos remontó a aquel suceso de años, cuando a la niña María la presentaron en el Templo. "¿Quién es mi Madre y mis hermanos?... Quien cumpla la voluntad de Dios" enseñaba el Maestro.

¿Y quién cumplió mejor en esta tierra esa Voluntad de Dios sino María? Su Madre, Ella, la Siempre Fiel. Por eso la puso de modelo. Todo aquel que llegue a cumplir los deseos de su Padre podrá asemejarse a aquella Dulce Madre, Fidelísima a quien se le confiaron tesoros tan grandes. Y así como una vez fue presentada en el Templo para consagrarla totalmente al Señor ahora Ella, de labios de su Hijo, fue confirmada en su ofrenda total ante el Padre celestial, porque sólo Ella ha logrado vivir consagrada plenamente a los deseos del Señor.

Benditos aquellos que son llamados Hijos de Dios. Pero lo mejor de todo es que cada uno de nosotros, católicos bautizados, también somos hijos predilectos de Dios. Basta con cumplir su voluntad en todo momento.

¿Y cómo saber cuál es la voluntad de Dios? Es muy fácil, a todos nosotros se nos pide ir a Misa todos los domingos y fiestas de guardar. Se nos pide perdonar las ofensas que recibimos, confesarnos y comulgar, hacer bien nuestro deber, evitar los vicios.

Ahora, siempre hay que tomar las palabras de Jesús como verdaderas, de otra forma, nuestra fe no valdría de nada. Y si Cristo dice que quien cumple la voluntad de Dios es su hermano, su hermana y su madre, ¡Yo quiero ser hermano de Jesús! Es cuestión de pensar un momento: ¡Tener a Dios como hermano!...

Propósito
Pedir luz y fuerza al Espíritu Santo para conocer y cumplir la voluntad de Dios en mi vida.

Diálogo con Cristo
Gracias, Jesús, por considerarme como tu hermano, como tu madre, pidiendo simplemente que te ame por encima de todo. Que ponga tu voluntad en primer lugar, porque ésta debe ser siempre mi norma suprema, por encima del ambiente, de las costumbres del mundo, de mis caprichos… Abrazar todo lo que me ayude a cumplir tu voluntad y rechazar lo que me estorbe para seguirla, ése es el camino de la santidad. Señor, dame la gracia de convencerme de que no hay vida más fecunda y hermosa que la que se gasta cumpliendo con tu voluntad santísima.

10 SECRETOS DE LA FELICIDAD


10 SECRETOS DE LA FELICIDAD


1.- La Actitud

La Felicidad es una elección que puedo hacer en cualquier momento y en cualquier lugar. Mis pensamientos son los que me hacen sentir feliz o desgraciado, no mis circunstancias. Sé capaz de cambiarte a ti mismo, y el mundo cambiará  contigo.
Recuerda que lo único que puedes controlar en el mundo son tus pensamientos...

2.- El Cuerpo

Mis sentimientos son influenciados por mi postura. Una postura adecuada genera una disposición feliz.
Es importante también que hagas ejercicio, éste nos libera del estrés y genera la secreción de endorfinas, que hacen que nos sintamos bien.  Mira siempre hacia arriba y solo podrás reír, pues no conozco a nadie que haya podido llorar en esa postura.

3.- El Momento

La felicidad no esta en los años, meses, en las semanas, ni siquiera en los días. Solo se la puede encontrar en los momentos. "Hoy es el mañana de ayer"... además la vida siempre tiene derecho a sorprendernos, así que aprende a vivir el presente sin ninguno de los traumas del pasado ni las expectativas del futuro.  Recuerda que la Felicidad no es una meta, sino un trayecto. Disfruta de cada momento como si en él se combinaran tu pasado,
tu presente y tu futuro.

4.- Nuestra Propia Imagen

Debo aprender a amarme a mi mismo como soy.  Creer en ti mismo da resultados.  Cuanto más te conozcas, mayor será tu ventaja con respecto a los demás.
Hammarshold decía: "El camino más difícil es el camino al interior"... pero, al menos una vez en la vida, debemos  recorrerlo.

5.- Las Metas

¿Sabes cuál es la diferencia entre un sueño y una  meta?
Una meta es un sueño con una fecha concreta para convertirse en realidad.  Un sueño es solo un sueño, algo que esta fuera de la realidad... así que atrévete a soñar,
pero atrévete también a lograr que esos sueños se hagan realidad!.   "Apunta hacia la Luna, pues aunque te equivoques, llegarás a las estrellas..."   Y cuando te pongas una meta difícil o creas que tienes un sueño imposible, recuerda que el éxito es solo la recompensa, pues lo que vale es el esfuerzo.

6.- El Humor

La sonrisa es muy importante para mejorar la autoestima. Cuando sonreímos, aunque no sintamos nada, nuestro cerebro lo entiende como una señal que  todo va bien y manda un mensaje al sistema nervioso central para que libere una sustancia llamada  beta-endorfina, que da a la mente una respuesta positiva.   Dicen que una sonrisa cuesta menos que la electricidad, pero que da más luz. Además, con cada sonrisa siembras una esperanza.

7.- El Perdón

Mientras tengas resentimientos y odios, será  imposible ser feliz.   Lo maravilloso del perdón no es que libera al otro de su eventual culpa, sino que te  libera a ti de un sufrimiento.

8.- Dar

Uno de los verdaderos secretos para ser feliz es aprender a dar, sin esperar nada a cambio. Las leyes de la energía te devolverán con creces lo que des.   Si das odio, recibirás odio, pero si das amor, recibirás invariablemente amor.
Solo el que aprende a dar está en camino descubrir la verdadera  felicidad.

9.- Las Relaciones

La sinergia es unir fuerzas y caminar juntos para conseguir cosas.   Siempre que dos o más personas se unen en un espíritu de colaboración y respeto, la sinergia se manifiesta en forma natural. Entiende a las personas que te rodean, quiere a tus amigos como  son,
sin intentar cambiarlos, porque cuando te  sientas mal, el verdadero amigo estará allí para  apoyarte y brindarte todo su amor.   Así que cultiva tus amistades, ellas nos son gratis!. La amistad, al  igual que la mayoría de los sentimientos, debe fluir de manera natural.

10.- La Fe

La fe crea confianza, nos da paz mental y libera al alma de sus dudas, las preocupaciones, la ansiedad y  el miedo.
Pero no te asustes cuando dudes, pues bien  decía Miguel de Unamuno: Fe que no duda es fe muerta".   Dicen que el hombre llega a ser sabio cuando aprende a reír de si
mismo. Ríe, ríe alegremente... y el mundo reirá contigo.

PARADOJA DE LA VIDA


Paradoja de la vida


Dios creó al burro y le dijo:

"Trabajarás incansablemente de sol a sol, cargarás bolsas en el lomo, no tendrás inteligencia y vivirás 40 años". El burro respondió: "Haré todo eso. Pero vivir 40 años es demasiado. Dame solo 20 años". Y así lo hizo Dios.

Dios creó al perro y le dijo: "Serás perro. Cuidarás la casa de los hombres y serás el mejor amigo. Comerás la comida que te den y vivirás 20 años". El perro respondió: "Haré todo eso, pero vivir 20 años es demasiado. Dame solo 10 años". Y así lo hizo Dios.

Dios creó al mono y le dijo: "Serás mono, saltarás de copa en copa de los árboles haciendo payasadas, serás divertido y vivirás 20 años". El mono respondió: "Haré todo eso, pero vivir 20 años es demasiado. Dame solo 10 años". Y así lo hizo Dios.

Finalmente, Dios creó al hombre y le dijo: "Serás hombre, el único ser racional sobre la faz de la Tierra, usarás tu inteligencia para sobreponerte a los demás animales, dominarás el mundo y vivirás 30 años". El hombre respondió: "Seré el más inteligente de todos los animales, dominaré el mundo, pero vivir 30 años es poco, Señor. Dame los 20 años que rechazó el burro, los 10 del perro y los 10 del mono". Y así lo hizo Dios.

Por eso el hombre vive 30 años como hombre. Se casa y pasa a vivir 20 años como burro, trabajando de sol a sol. Después se jubila y vive 10 años más como perro, cuidando la casa. Luego se hace viejo y vive 10 años más como mono, saltando de la casa de un hijo a la de otro y haciendo payasadas para  divertir a sus nietos.

CONSAGRACIÓN AL ESPÍRITU SANTO


CONSAGRACIÓN AL ESPÍRITU SANTO



Recibe, ¡oh Espíritu Santo!, la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, que te hago en este día para que te dignes ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones: mi Director, mi Luz, mi Guía, mi Fuerza y todo el Amor de mi corazón.

Yo me abandono sin reservas a tus divinas operaciones y quiero ser siempre dócil a tus santas inspiraciones.

¡Oh Espíritu Santo!, dígnate formarme con María y en María según el modelo de vuestro amado JESÚS.

Gloria al Padre Creador; Gloria al Hijo Redentor; Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén.

(Rezar un Padrenuestro por las intenciones del Sumo Pontífice)

EL PAPA FRANCISCO NOS DICE QUE LA FE ES UN DON DEL ESPÍRITU SANTO



Papa Francisco en Sta. Marta: 
la fe es un don del Espí­ritu Santo
 Fecha: 26 de Enero de 2015


Las mujeres son principalmente las que transmiten la fe. Así lo ha afirmado el santo padre Francisco durante la homilía de la misa celebrada este lunes en Santa Marta.


Haciendo referencia a la Carta de san Pablo a Timoteo, Francisco ha explicado que el apóstol le recuerda de dónde viene su “fe sincera”: la ha recibido del Espíritu Santo, “a través de la madre y la abuela”. Por eso, el Papa ha indicado que “son las madres, las abuelas, las que transmiten la fe”. Y ha añadido: “Una cosa es transmitir la fe y otra cosa es enseñar las cosas de la fe. La fe es un don. La fe no se puede estudiar. Se estudian las cosas de la fe, sí, para entenderla mejor, pero con el estudio nunca llegas a la fe. La fe es un don del Espíritu Santo, es un regalo, que va más allá de cualquier preparación”.

De este modo, ha especificado que es un regalo que pasa a través del “buen trabajo de las madres y de las abuelas, el buen trabajo de esas mujeres” en una familia, “puede ser también una empleada del hogar, puede ser una tía”, que transmiten la fe.

A este punto, el Santo Padre se ha preguntado, ¿por qué son principalmente las mujeres las que transmiten la fe? Y ha respondido: “Sencillamente porque quien nos ha traído a Jesús es una mujer. Es el camino elegido por Jesús. Él ha querido tener una madre: también el don de la fe pasa por las mujeres, como Jesús por María”.

Por otro lado, ha subrayado que “todos nosotros hemos recibido el don de la fe. Debemos cuidarlo, para que al menos no se debilite, para que continúe siendo fuerte con el poder del Espíritu Santo que nos la ha regalado”.  De este modo, el Santo Padre ha señalado que “si no tenemos este cuidado, cada día, de reavivar este regalo de Dios que es la fe, la fe se debilita, se agua, termina por ser cultura”.  

En contraste con esta “fe vida” san Pablo advierte sobre dos cosas: “el espíritu de timidez y vergüenza”. A propósito, el Pontífice ha asegurado que “Dios no nos ha dado un espíritu de timidez. El espíritu de timidez va contra el don de la fe, no deja que crezca, que vaya adelante, que sea grande”. Y la vergüenza --ha añadido-- es ese pecado: “Sí, tengo la fe, pero la cubro, que no se vea mucho…”

Asimismo, el papa Francisco ha explicado que el espíritu de prudencia es “saber que nosotros no podemos hacer todo lo que queremos”, significa buscar “los caminos, el camino, las maneras” para llevar adelante la fe, pero con prudencia.

Finalmente, el Santo Padre ha invitado en su homilía a “pedir al Señor la gracia de tener una fe sincera, una fe que no se negocia según las oportunidades que vienen. Una fe que cada día trato de reavivarla o al menos pido al Espíritu Santo que la reavive y así dé un fruto grande”.

Texto de Radio Vaticano, traducido y adaptado por ZENIT

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