miércoles, 19 de noviembre de 2014

IMÁGENES DE LA SANTÍSIMA VIRGEN DE LA DIVINA PROVIDENCIA - PATRONA DE PUERTO RICO


















CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO, PARA EL DÍA DE HOY MIÉRCOLES 19 DE NOVIEMBRE DEL 2014


Cada paso hacia la santidad hace a las personas mejores,
 dijo el Papa en su catequesis




2014-11-19 Radio Vaticana

(RV).- El Papa Francisco celebró esta mañana, como cada miércoles, su tradicional audiencia general en la Plaza de San Pedro, ante la presencia de varios miles de fieles y peregrinos procedentes de numerosos países, deseosos de escuchar su catequesis y de recibir su bendición apostólica. 

En su catequesis el Papa Bergoglio se refirió al significado de la vocación universal a la santidad y al modo de realizarla.

Francisco aclaró ante todo que no obtenemos la santidad por nuestras capacidades o cualidades personales, puesto que se trata de un don de Dios. De ahí que la santidad sea un descubrirse en plena comunión con Él, en la plenitud de su vida y de su amor.

También recordó que nadie está excluido de la llamada a la santidad, que constituye el carácter distintivo de todo cristiano, y que debemos vivirla en el amor y en el testimonio diario.

Asimismo puso de manifiesto que esta llamada a la santidad no es una carga pesada, sino una invitación a vivir con alegría y amor cada momento de nuestra vida, transformándolo en un don para quienes nos rodean. Porque como dijo el Papa: “Cada paso hacia la santidad hace a las personas mejores, libres de egoísmo y abiertas a los hermanos y a sus necesidades”.

Al saludar a los peregrinos procedentes de América Latina y de España, el Obispo de Roma invitó a acoger con alegría la invitación a la santidad, sosteniéndose recíprocamente en este camino que no se recorre en solitario, sino en comunión con aquel único cuerpo que es la Iglesia.

martes, 18 de noviembre de 2014

EL EVANGELIO DE HOY: MARTES 18 DE NOVIEMBRE DEL 2014


Conversión de Zaqueo
Tiempo Ordinario

Lucas 19, 1-10. Tiempo Ordinario. Cuando encontramos a Jesús en nuestra vida no podemos permanecer iguales. 


Por: P Clemente González | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Lucas 19, 1-10
Habiendo entrado en Jericó, atravesaba la ciudad. Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa». Se apresuró a bajar y le recibió con alegría. Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador». Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo». Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido». 

Oración introductoria
Jesús, como Zaqueo quiero conocerte mejor, pero hay muchas cosas que me lo impiden y me distraen. Hoy vengo a esta oración dispuesto a encontrarme contigo. Mírame Señor, con ese amor con que miraste a Zaqueo, ven a mí, prometo no dejarte ir nunca más.

Petición
Señor, haz que venga hoy tu salvación a mi alma.

Meditación del Papa Francisco
Miremos a Zaqueo hoy en el árbol, ridículo, pero es un gesto de salvación, pero yo te digo a ti, si tú tienes un peso sobre tu consciencia, si tú tienes vergüenza de tantas cosas que has cometido, detente un poco, no te asustes, piensa que alguien te espera porque nunca ha dejado de acordarse de ti, de recordarte, y ese es tu padre Dios. Trépate, como ha hecho Zaqueo, sube sobre el árbol del deseo de ser transformado. Yo les aseguro que no serán desilusionados. Jesús, es misericordioso y nunca se cansa de perdonarnos. Así es Jesús.
Queridos hermanos y hermanas, dejemos nosotros también que Jesús nos llame por nuestro nombre. En lo profundo de nuestro corazón escuchemos su voz que nos dice: 'Hoy tengo que quedarme en tu casa', yo quiero detenerme en tu casa, en tu corazón, o sea en tu vida. Recibámoslo con alegría. Él puede cambiarnos, puede transformar nuestro corazón de piedra en corazón de carne. Puede liberarnos del egoísmo y hacer de nuestra vida un don de amor. Jesús puede hacerlo, déjate mirar por Jesús. (S.S. Francisco, 3 de noviembre de 2013).
Reflexión
Zaqueo que era un hombre pecador se encuentra con Jesús. Pero este encuentro no sucede de manera fortuita, sino que nace de la curiosidad de este hombre, que seguramente admiraba a Jesús en secreto. Al pasar Jesús por Jericó había mucha gente reunida con la esperanza de ver cómo era ese profeta del que tanto se oía. Uno de ellos era Zaqueo, hombre de mala reputación, ya que se dedicaba a cobrar impuestos y además era muy rico. Su baja estatura le impedía ver a Jesús. Entonces corrió adelantándose para subirse a un árbol y desde ahí poder contemplar a Jesús en el momento en que pasara. Y al pasar Jesús miró hacia arriba y le dijo "Zaqueo, baja enseguida, pues hoy tengo que quedarme en tu casa". Él bajó rápidamente y lo recibió con alegría. Y todo el pueblo murmuraba: "Se ha ido a casa de un rico pecador". Zaqueo dijo resueltamente a Jesús: "Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres y a quien le haya exigido algo injustamente le devolveré cuatro veces más". Jesús le contestó: "Hoy ha entrado la salvación a esta casa, pues también este hombre es un hijo de Abraham. El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido"

Cuán transformante habrá sido el encuentro de Zaqueo con Jesucristo para que este hombre decidiera corregir el rumbo de su vida. Probablemente desde el momento en que Zaqueo con tanto interés buscó a Jesús, sabía que su modo de actuar no era el correcto y sabía que conocer a ese profeta le cambiaría la vida, aunque esto tuviera muchas consecuencias. Zaqueo al subir al árbol, vence el respeto humano. Pone los medios necesarios para un encuentro cara a cara con el Señor. No imaginó que Jesucristo le pediría hospedarse en su casa. Y bajó del árbol rápidamente y lo recibió con alegría.

Qué actitud tan hermosa la de Zaqueo, que conociendo sus pecados, acepta al Señor y atiende rápidamente a su petición. Todos los cristianos podemos imitar esta actitud de prontitud ante los reclamos del Señor y una prontitud alegre, porque no hay mayor motivo de felicidad y alegría que Jesús nos llame y lo hace todos los días. Zaqueo no podía seguir siendo el mismo después de conocer personalmente a Cristo. Decide restituir a toda persona que haya engañado. Y Cristo, que conoce el corazón de cada hombre, le da la buena noticia: "Hoy la salvación ha entrado a su casa".

Propósito
Imitar esta actitud de prontitud alegre de Zaqueo a lo que Jesús nos pide, porque no hay mayor motivo de felicidad y alegría que Jesús nos llame y lo hace todos los días.

Diálogo con Cristo 
Señor Jesús, necesito este encuentro contigo en la oración. El ejemplo de Zaqueo me hace ver que quien te deja entrar en su vida, no pierde nada de lo que realmente hace la vida bella, buena y grande. Tu amistad abre las puertas de un horizonte inmenso. Ayúdame a hacer la misma experiencia y a no tener miedo de abrirte de par en par las puertas de mi corazón.

ANTE LAS TENTACIONES, LA VIRGEN MARÍA TE ACOMPAÑA



ANTE LAS TENTACIONES

Madre querida acógeme en tu regazo, cúbreme con tu manto protector y con ese dulce cariño que nos tienes a tus hijos aleja de mí las trampas del enemigo, e intercede intensamente para impedir que sus astucias me hagan caer. A Ti me confío y en tu intercesión espero. Amén.

PARTICIPA DE TODA MI VIDA


Participa de toda mi vida



El alma se incita a amarme cuando Yo le muestro las bellezas de las que ella hace objeto de búsqueda. Es necesario que para cada uno de ustedes construya Yo un retiro donde puedan encontrarme y reconocerme. Muchos siguen falsos ideales y siempre quedan ansiosos del bien que, en cambio, se les escapa a causa de los engaños con los cuales llenan el entendimiento y el corazón. Yo Me dejo encontrar, Me manifiesto a los que desembarazan el alma de los vicios y los defectos, del egoísmo y la soberbia. Nadie espere conocer la verdad si no abandona lo que es mentiroso.

Les hablo a través de las cosas creadas, los atraigo a Mí porque Yo Soy la Luz que da vista a los ciegos. Yo Soy el bien que sacia. No busquen en las distracciones la realidad, porque aquellas son humo que pasa y ésta dura para siempre. El que Me quiere, desbroce, prepare el terreno. Yo lo haré fructificar.

(sin tí, no podemos, Señor)

Ciertamente, nada pueden hacer sin Mí y su obra es el resultado de dos voluntades: la Mía y la suya. Sin embargo, a quien doy más, más le exijo y si doy menos, Me contento con menos.

No crean por ello, que Yo no doy a todos una abundancia de dones con los cuales pueden hacer cosas gratas a Mí. No miro a quien hago Mis regalos, es Mi amor el que Me impele y todos participan de estos dones, sin los cuales no sólo volverían a la nada, sino que jamás podrían recibir Misericordia y perdón, como los condenados. Ellos yacen en la más horrible de las prisiones: las de la rebelión y esto, ¿por qué? Porque en la vida fueron guiados y arrastrados por toda clase de vicios ¡Cuántas veces quise reducirlos a Mí! Huyeron, sirviéndose de su voluntad, Mi don supremo.

Recuerda que cada uno de ellos, es un ejemplo de lo que el hombre puede sin Mí. Ten la seguridad de que nadie se condena sin su voluntad y piensa que ni siquiera contra ellos la Justicia Divina Ha clamado con el rigor que bien han merecido. Soy justo, más aplaco la justicia con la Misericordia.

Mi amor se basta a Sí mismo sin tener necesidad de vivir sino de Su propia vida y de Su propio amor. Aquellos no Me aman, ni Me amarán nunca. Sí, tú Me amarás. He puesto en tí la mirada desde el comienzo de los siglos, más aún, antes cuando nadie había sido creado. Te participo Mis penas porque tú eres verdaderamente Mía y lo que es Mío, participa de toda Mi vida, de dolor ahora, de Gloria en el Cielo.

Jesús

PASO A PASO


Paso a paso


No puedes ser todo para toda la gente. 
No puedes hacer todo a la misma vez. 
No puedes hacer todo igual de bien. 
No puedes hacer todo mejor que los demás. 
Tu humanidad se muestra como los demás. 

Así que: 
Debes descubrir quien eres, y serlo. 
Debes decidir que hacer primero, y hacerlo. 
Debes encontrar tu fortaleza y usarla. 
Debes aprender a no competir con otros 
Porque no hay otra persona en la competencia de ser "tú". 

Después: 
Aprenderás a aceptar tus propias diferencias. 
Aprenderás a escoger prioridades y hacer decisiones. 
Aprenderás a vivir con tus limitaciones. 
Aprenderás a darte el valor que debes tener. 
Y serás un mortal vital. 

Atrévete a creer: 
Que eres una persona única y maravillosa. 
Que eres un evento en la historia. 
Que es mas que un derecho,
es tu deber ser quien tu eres. 
Que la vida no es un problema para resolver,
sino un don para querer. ....

¿IMPOSIBILIDAD?



¿Imposibilidad?
Autor:  Padre Juca


Frente a alguna actividad, trabajo o situación nueva, generalmente, sentimos un cierto miedo. ¿Será que lo voy a lograr? ¿Será que todo va a salir bien?

El hecho es que nadie nace conociendo todo, vamos viviendo y aprendiendo. No existen cosas imposibles, no existen incompetentes. Todos pueden lograr, sólo que unos con más y otros con menos facilidad. No podemos condicionar que, sólo por tener algún defecto físico o alguna otra limitación, se es inferiro a los demás o, pero aún, se juzga incapaz. ¡Nada de eso! Todos pueden llegar allá, si así se disponen, con fe, con perseverancia, con esfuerzo. Existe una enseñanza que puede explicarlo mejor:

"El genio es 10% de inspiración y 90% de esfuerzo".

Uno podría citar muchos ejemplos de personas que supieron vencer, perosólo voy a recordar éste:

En la antigua Grecia, en Europa, había un hombre que quería ser orador, pero era tartamudo y presentaba serias deficiencias en el habla. En aquel tiempo no había micrófonos ni amplificadores, tenía que ser al natural, es decir, el individuo tenía que poseer una voz fuera de serie. Entonces, ¿qué hizo él? Se dirigió hasta el sitio más desierto y se quedó allí durante varios días haciendo ejercicios de locución con piedritas en la boca. Y después de algún tiempo se volvió, si no el mayor, uno de los mejores oradores de su tiempo.

Y todavía existe gente que cree mucha cosa difícil o hasta imposible.

NUNCA ES TARDE PARA RECOMENZAR UNA VIDA

LAS IMÁGENES DE LOS DOCE APÓSTOLES


Las imágenes de los doce apóstoles
Ars sacra

Cómo se representa iconográficamente a los Apóstoles, a luz de la Escritura y de las tradiciones cristianas 


Por: Alejandro E. Pomar | Fuente: La Biblia on line



¿Nunca te preguntaste, al ver las imágenes de los Doce Apóstoles, por qué Simón empuña un serrucho? ¿O por qué Juan en ocasiones sostiene entre sus manos una copa? Para responder estas preguntas y otras similares, hemos querido confeccionar esta humilde «Guía Iconográfica» de los Apóstoles. Bajo un nombre tan pomposo, se esconde algo muy sencillo: una pequeña ayuda para poder interpretar las imágenes de los Apóstoles, a luz de la Escritura y de las tradiciones cristianas.

Hemos hablado de tradiciones cristianas. ¿A qué nos referimos, exactamente? La Sagrada Escritura nos proporciona bastante información acerca de algunos de los Apóstoles de Jesucristo (por ejemplo Pedro y Juan), pero escasa -o casi ninguna información- acerca de otros. Es lógico que ya desde los primeros siglos, la piedad cristiana quisiera llenar esa laguna mediante una abundante literatura apócrifa, formada sobre todo por las passiones o gesta martyrum.

Se trata de una especie de "ficciones novelescas", de un "valor relativo" desde el punto de vista estrictamente histórico, pero muy valiosas sobre todo por contribuir mucho a la piedad, a condición de que no se les puedan poner reparos de otra índole, por ejemplo, contra la ortodoxia", y por su belleza literaria, ars sacra recogida incluso en la Liturgia ("se toman textos particularmente bellos para las antífonas y responsorios"(*)). De esos textos proceden muchos de los datos que explican la representación iconográfica de algunos santos de los primeros siglos.


San Juan
San Pedro
San Bartolomé
San Felipe
San Mateo
Santiago el Menor
Santiago el Mayor
San Andrés
San Judas Tadeo
San Matías
San Simón
Santo Tomás

Imagen: Los apóstoles de Jesús. Óleo de Claudia Nuñez Fasce. Argentina

DEDICACIÓN DE LAS BASÍLICAS DE SAN PEDRO Y SAN PABLO, FIESTA, 18 DE NOVIEMBRE



Dedicación de las Basílicas de 
San Pedro y San Pablo
Dedicación de las Basílicas de S. Pedro y S. Pablo

Fiesta, 18 de noviembre 


Por: | Fuente: EWTN



Fiesta
Dedicación de las basílicas de los santos Pedro y Pablo, apóstoles. La primera de ellas fue edificada por el emperador Constantino sobre el sepulcro de san Pedro en la colina del Vaticano, y al deteriorarse por el paso de los años fue reconstruida con mayor amplitud y de nuevo consagrada en este mismo día de su aniversario. La otra, edificada por los emperadores Teodosio y Valentiniano en la vía Ostiense, después de quedar aniquilada por un lamentable incendio fue reedificada en su totalidad y dedicada el diez de diciembre. Con su común conmemoración se quiere significar, de algún modo, la fraternidad de los apóstoles y la unidad en Iglesia (1626; 1854).
La actual Basílica de San Pedro en Roma fue consagrada por el Papa Urbano Octavo el 18 de noviembre de 1626, aniversario de la consagración de la Basílica antigua.
La construcción de este grandioso templo duró 170 años, bajo la dirección de 20 Sumos Pontífices. Está construida en la colina llamada Vaticano, sobre la tumba de San Pedro.
Allí en el Vaticano fue martirizado San Pedro (crucificándolo cabeza abajo) y ahí mismo fue sepultado. Sobre su sepulcro hizo construir el emperador Constantino una Basílica, en el año 323, y esa magnífica iglesia permaneció sin cambios durante dos siglos. Junto a ella en la colina llamada Vaticano fueron construyéndose varios edificios que pertenecían a los Sumos Pontífices. Durante siglos fueron hermoseando cada vez más la Basílica.
Cuando los Sumos Pontífices volvieron del destierro de Avignon el Papa empezó a vivir en el Vaticano, junto a la Basílica de San Pedro (hasta entonces los Pontífices habían vivido en el Palacio, junto a la Basílica de Letrán) y desde entonces la Basílica de San Pedro ha sido siempre el templo más famoso del mundo.
La Basílica de San Pedro mide 212 metros de largo, 140 de ancho, y 133 metros de altura en su cúpula. Ocupa 15,000 metros cuadrados. No hay otro templo en el mundo que le iguale en extensión.
Su construcción la empezó el Papa Nicolás V en 1454, y la terminó y consagró el Papa Urbano VIII en 1626 (170 años construyéndola). Trabajaron en ella los más famosos artistas como Bramante, Rafael, Miguel Angel y Bernini. Su hermosura es impresionante.
Hoy recordamos también la consagración de la Basílica de San Pablo, que está al otro lado de Roma, a 11 kilómetros de San Pedro, en un sitio llamado "Las tres fontanas", porque la tradición cuenta que allí le fue cortada la cabeza a San Pablo y que al cortársela cayó al suelo y dio tres golpes y en cada golpe salió una fuente de agua (y allí están las tales tres fontantas).
La antigua Basílica de San Pablo la habían construido el Papa San León Magno y el emperador Teodosio, pero en 1823 fue destruida por un incendio, y entonces, con limosnas que los católicos enviaron desde todos los países del mundo se construyó la nueva, sobre el modelo de la antigua, pero más grande y más hermosa, la cual fue consagrada por el Papa Pío Nono en 1854. En los trabajos de reconstrucción se encontró un sepulcro sumamente antiguo (de antes del siglo IV) con esta inscripción: "A San Pablo, Apóstol y Mártir".
Estas Basílicas nos recuerdan lo generosos que han sido los católicos de todos los tiempos para que nuestros templos sean lo más hermoso posible, y cómo nosotros debemos contribuir generosamente para mantener bello y elegante el templo de nuestro barrio o de nuestra parroquia.



lunes, 17 de noviembre de 2014

CONFIRMADO: PAPA FRANCISCO IRÁ A ESTADOS UNIDOS EN 2015


Confirmado: Papa Francisco irá a Estados Unidos en 2015
Foto Daniel Ibáñez / ACI Prensa




ROMA, 17 Nov. 14 / 03:35 am (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Francisco ha anunciado esta mañana que viajará a Estados Unidos en septiembre de 2015 para participar del Encuentro Mundial de las Familias que tendrá lugar en la ciudad de Filadelfia.

La noticia la ha hecho pública el mismo Santo Padre durante la sesión inaugural del Congreso “La complementariedad del hombre y la mujer”, organizado por la Congregación para la Doctrina de la Fe y copatrocinado por el Consejo Pontificio para la Familia, el Consejo Pontificio para el Diálogo interreligioso y el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.

El Papa Francisco dijo "confirmo que Dios mediante en septiembre de 2015 iré a Filadelfia para el octavo Encuentro Mundial de las Familias".

El Encuentro Mundial de las Familias se realiza cada tres años y fue instituido por San Juan Pablo II en 1994, el Año de la Familia. El de Filadelfia se realizará del 22 al 27 de septiembre de 2015.

Hace unos días y en el marco de la asamblea plenaria de los obispos de Estados Unidos, el Arzobispo de Filadelfia, Mons. Charles Chaput, señaló que en este importante acontecimiento para la Iglesia se abordarán “distintos asuntos relacionados a las familias en los que nuestra fe se necesita y es probada. Estas son las cuestiones que afectan a las familias no solo en Estados Unidos sino a nivel global”.


Las inscripciones para este evento ya se han abierto. Puede registrarse a través del sitio web: 

http://www.worldmeeting2015.org/plan-your-visit/register/

EL EVANGELIO DE HOY: LUNES 17 DE NOVIEMBRE DEL 2014


El ciego de Jericó
Milagros


Lucas 18, 35-43. Tiempo Ordinario. Para rezar bien, es necesario acercarse a Dios, ponerse ante su presencia. 


Por: P Clemente González | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Lucas 18, 35-43
En aquel tiempo, cuando se acercaba Jesús a Jericó, estaba un ciego sentado junto al camino pidiendo limosna; al oír que pasaba gente, preguntó qué era aquello.Le informaron que pasaba Jesús el Nazareno y empezó a gritar, diciendo: ¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí! Los que iban delante le increpaban para que se callara, pero él gritaba mucho más: ¡Hijo de David, ten compasión de mí! Jesús se detuvo, y mandó que se lo trajeran y, cuando se hubo acercado, le preguntó: ¿Qué quieres que te haga? Él dijo: ¡Señor, que vea! Jesús le dijo: Ve. Tu fe te ha salvado. Y al instante recobró la vista, y le seguía glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al verlo, alabó a Dios.

Oración introductoria
Jesús, hoy, en esta oración, te acercas al Jericó de mi alma. Aquí me tienes, como un mendigo ciego y pobre. ¡Jesús, ten compasión de mí! Señor, ¡haz que vea el gran amor que me tienes! Dame el don de la fe. Gracias por respetar mi libertad de modo que pueda ofrecértela, todo lo que soy y lo que creo tener, te lo doy Señor.

Petición
Señor, aumenta mi fe para perseverar en la vida de oración y en mi fidelidad a Ti.

Meditación del Papa Francisco
Él lo ha prometido: eh aquí la piedra angular sobre la que se apoya la certeza de una oración. Con esta seguridad nosotros decimos al Señor nuestras necesidades, pero seguros de que Él pueda hacerlo. Rezar es sentir que Jesús nos dirige la pregunta del ciego: ¿tú crees que puedo hacer esto?
Él puede hacerlo. Cuando lo hará, como lo hará no lo sabemos. Esta es la seguridad de la oración. La necesidad de decir la verdad al Señor. 'Soy ciego, Señor. Tengo esta necesidad. Tengo esta enfermedad. Tengo este pecado. Tengo este dolor...', pero siempre la verdad, como es la cosa. Y Él siente la necesidad, pero siente que nosotros pedimos su intervención con seguridad. Pensamos si nuestra oración es de necesidad y es segura: de necesidad porque nos decimos la verdad a nosotros mismos, y segura, porque creemos que el Señor puede hacer aquello que le pedimos. (Cf. S.S. Francisco, 6 de diciembre de 2013, homilía en Santa Marta).
Reflexión
Era ciego pero tenía las ideas muy claras. Había oído hablar de Jesús de Nazaret, el descendiente del rey David, que hacía milagros en toda Galilea. Y él quería ver. Por eso, cuando le informaron que Jesús iba a pasar por allí, el corazón le dio un vuelco y comenzó a gritar con todas sus fuerzas. ¡Era la oportunidad de su vida! Cuando consiguió estar frente a frente con el Mesías no fue con rodeos; le pidió lo que necesitaba: "¡Señor, que vea!".

Muchos entendidos dicen que este es el modelo perfecto de oración. Primero, buscó el encuentro con Jesús; luego, presentó la petición con toda claridad. Y como tenía mucha fe...

Para rezar bien, es necesario acercarse a Dios, ponerse ante su presencia. Para eso puede ayudar ir a una iglesia y arrodillarse ante el sagrario. ¡Allí está Jesús! Luego, con humildad, suplicando su misericordia como hizo el ciego, le hablamos y le decimos exactamente lo que nos pasa. Sin discursos, sin palabrería. Hay que ir al grano: "Mira, Señor, lo que me pasa es esto...".

Dios ya lo sabe, pero quiere que se lo digamos. Nos pregunta: "¿Qué quieres que te haga?". Entonces, nos escucha y nos lo concede, según nuestra fe.

Pero no acaba aquí el relato. Luego fue a comunicar esa experiencia a todo el pueblo. Había nacido un apóstol. Y consiguió que aquella gente, al verlo, alabara a Dios.

Propósito
Seguir a Cristo llevando consuelo y aliento a un enfermo poco visitado.

Diálogo con Cristo 
Señor, dame la fe para saber que Tú siempre estás conmigo. Necesito la habilidad de ver todo desde tu punto de vista. Permíteme adorarte y glorificarte por tu constante compañía y por nunca dejarme solo en mis problemas y tristezas. Aumenta mi fe para ser capaz de experimentar tu amor en las dificultades y pruebas.

ORACIÓN PARA IRRADIAR A CRISTO


ORACIÓN PARA IRRADIAR A CRISTO


Amado Señor,

Ayúdame a esparcir tu fragancia donde quiera que vaya.

Inunda mi alma de espíritu y vida.

Penetra y posee todo mi ser hasta tal punto que toda mi vida solo sea una emanación de la tuya.

Brilla a través de mí, y mora en mi de tal manera que todas las almas que entren en contacto conmigo puedan sentir tu presencia en mi alma.

Haz que me miren y ya no me vean a mí sino solamente a ti, oh Señor.

Quédate conmigo y entonces comenzaré a brillar como brillas Tú; a brillar para servir de luz a los demás a través de mí.

La luz, oh Señor, irradiará toda de Ti; no de mí; serás Tu, quien ilumine a los demás a través de mí.

Permíteme pues alabarte de la manera que más te gusta, brillando para quienes me rodean.

Haz que predique sin predicar, no con palabras sino con mi ejemplo, por la fuerza contagiosa, por la influencia de lo que hago, por la evidente plenitud del amor que te tiene mi corazón. Amén.


FIEBRE



Fiebre
Autor:  Phil Bosmans



Por qué me pongo tan nervioso cuando pierdo el autobús o el metro, cuando el coche no está disponible y por una sola vez me veo obligado a ir a pie? No obstante, sé que en Oriente ciertos hombres caminan todo el día entre las barras del carricoche de un rico, por una propina de risa.

¿Por qué lamentarme por una ligera indisposición y preocuparme por una pequeña arruga o mancha roja? También sé que millares de personas llevan en sí un mal incurable, que millares de hombres son torturados por sus ideas, por el color de su piel, o por nada. No pienso nunca, pues, en los otros en los que no tienen piernas o que permanecen siempre tendidos: se volverían locos de alegría si pudieran hacer cola ante la taquilla, andar bajo la lluvia o esperar; y cuando no me sirven puntualmente mi comida, olvido que millones de seres no se sientan nunca a una mesa para comer.

Realmente somos hombres ridículos, estúpidos e insensatos; envenenamos nuestra vida y la de los demás con una serie de mezquindades, mientras tenemos todo lo necesario para ser felices. Tenemos fiebre, una fiebre que se llama: ¡egoísmo morboso!

LA POSIBILIDAD QUE TODOS SE SALVEN


La posibilidad de que todos se salven
¿Qué pensar de los de fuera?
La teología siempre ha admitido la posibilidad, para Dios, de salvar a algunas personas fuera de las vías ordinarias, que son la fe en Cristo, el bautismo y la pertenencia a la Iglesia


Por: P. Raniero Cantalamessa | Fuente: fluvium.org


Uno de los apóstoles, Juan, vio expulsar demonios en nombre de Jesús a uno que no era del círculo de los discípulos y se lo prohibió. Al contarle el incidente al Maestro, se oye que Él responde: «No se lo impidáis... El que no está contra nosotros, está por nosotros».

Se trata de un tema de gran actualidad. ¿Qué pensar de los de fuera, que hacen algo bueno y presentan las manifestaciones del Espíritu, sin creer aún en Cristo y adherirse a la Iglesia? ¿También ellos se pueden salvar?

La teología siempre ha admitido la posibilidad, para Dios, de salvar a algunas personas fuera de las vías ordinarias, que son la fe en Cristo, el bautismo y la pertenencia a la Iglesia. Esta certeza se ha afirmado sin embargo en época moderna, después de que los descubrimientos geográficos y las aumentadas posibilidades de comunicación entre los pueblos obligaron a tomar nota de que había incontables personas que, sin culpa suya alguna, jamás habían oído el anuncio del Evangelio, o lo habían oído de manera impropia, de conquistadores o colonizadores sin escrúpulos que hacían bastante difícil aceptarlo. El Concilio Vaticano II dijo que «el Espíritu Santo ofrece a todos la posibilidad de que, en la forma de sólo Dios conocida, se asocien a este misterio pascual» de Cristo, y por lo tanto se salven [Constitución Pastoral Gaudium et spes sobre la Iglesia y el mundo actual, n. 22. Ndt].

¿Ha cambiado entonces nuestra fe cristiana? No, con tal de que sigamos creyendo dos cosas: primero, que Jesús es, objetivamente y de hecho, el Mediador y el Salvador único de todo el género humano, y que también quien no le conoce, si se salva, se salva gracias a Él y a su muerte redentora. Segundo: que también los que, aún no perteneciendo a la Iglesia visible, están objetivamente «orientados» hacia ella, forman parte de esa Iglesia más amplia, conocida sólo por Dios.

Dos cosas, en nuestro pasaje del Evangelio, parece exigir Jesús de estas personas «de fuera»: que no estén «contra» Él, o sea, que no combatan positivamente la fe y sus valores, esto es, que no se pongan voluntariamente contra Dios. Segundo: que, si no son capaces de servir y amar a Dios, sirvan y amen al menos a su imagen, que es el hombre, especialmente el necesitado. Dice de hecho, a continuación de nuestro pasaje, hablando aún de aquellos de fuera: «Todo aquel que os dé de beber un vaso de agua por el hecho de que sois de Cristo, os aseguro que no perderá su recompensa».

Pero aclarada la doctrina, creo que es necesario rectificar también algo más, y es la actitud interior, la psicología de nosotros, los creyentes. Se puede entender, pero no compartir, la mal escondida contrariedad de ciertos creyentes al ver caer todo privilegio exclusivo ligado a la propia fe en Cristo y a la pertenencia a la Iglesia: «Entonces, ¿de qué sirve ser buenos cristianos...?». Deberíamos, al contrario, alegrarnos inmensamente frente a estas nuevas aperturas de la teología católica. Saber que nuestros hermanos de fuera también tienen la posibilidad de salvarse: ¿qué existe que sea más liberador y qué confirma mejor la infinita generosidad de Dios y su voluntad de «que todos los hombres se salven» (1 Tm 2,4)? Deberíamos hacer nuestro el deseo de Moisés recogido en la primera lectura de este domingo: «¡Quisiera de Dios que le diera a todos su Espíritu!».

¿Debemos, con esto, dejar a cada uno tranquilo en su convicción y dejar de promover la fe en Cristo, dado que uno se puede salvar también de otras maneras? Ciertamente no. Sólo deberíamos poner más énfasis en el motivo positivo que en el negativo. El negativo es: «Creed en Jesús, porque quien no cree en Él estará condenado eternamente»; el motivo positivo es: «Creed en Jesús, porque es maravilloso creer en Él, conocerle, tenerle al lado como Salvador, en la vida y en la muerte».

TENSIONES


Tensiones
En esos momentos, hace falta una mirada atenta y serena para ver qué se puede hacer para afrontar cada crisis.
Por: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net



¿Por qué surgen las tensiones? Porque dentro de uno hay tendencias que no pueden armonizarse entre sí. Porque fuera hay peticiones e intereses que nos dividen, nos inquietan, nos agobian.

Evitar las tensiones es un deseo difícil de alcanzar, pues la vida está llena de encrucijadas: no podemos ir la misma tarde y a la misma hora a una conferencia o a una fiesta de cumpleaños.

Pero eliminar algunas tensiones es posible si acallamos deseos equivocados, si centramos el corazón en lo esencial, y si ignoramos presiones que nos ahogan al pedirnos esfuerzos agotadores.

Eliminadas esas tensiones que podemos dejar a un lado, ¿qué hacer con otras que mantienen su aguijón en nuestras almas? Porque no se puede pedir a un padre o a una madre que olviden las tensiones que provocan los comportamientos de ese hijo que vive en plena adolescencia, o los problemas creados en la oficina por culpa de un compañero que critica continuamente a los demás...

En esos momentos, hace falta una mirada atenta y serena para ver qué se puede hacer, cómo afrontar el problema, cuáles serían aquellos medios concretos que uno puede escoger para afrontar cada situación de crisis.

A pesar de tantos esfuerzos, las tensiones pueden durar mucho tiempo. El hijo que una y otra vez llega borracho a casa genera una pena profunda en sus padres, como es dolorosa la tensión que surge en un matrimonio cuando uno de los dos sucumbe a las adicciones electrónicas.

Ante ese tipo tensiones, siempre podemos mirar al cielo y buscar la paz y la ayuda que vienen de Dios, y que permiten encarar la situación con una energía insospechada: la que nace de la esperanza y del amor sincero.

Entonces, ¿es posible vivir entre tensiones y con una dosis sanadora de energía? Sí, cuando aprendemos esa gran lección del Evangelio: no preocuparnos por el mañana, sino mirar a los lirios del campo y a las aves del cielo para dejar que cada día tenga su afán. A nosotros sólo se nos pide una cosa: a pesar de tantos problemas, dedicarnos a buscar con alegría el Reino de Dios y su justicia... (cf. Mt 6,25-34).

PENSAMIENTO DEL PAPA FRANCISCO


ORACIÓN A SANTA ISABEL DE HUNGRÍA PARA NECESIDADES URGENTES


Oración a Santa Isabel de Hungría 
para necesidades urgentes.

Oh milagrosa santa Isabel, modelo de virtud,
Hija de reyes, y destinada a reinar,
Que desde niña quisiste seguir
Los caminos del verdadero y el amor,
De la penitencia, de ayuno, la oración
Y el completo servicio al prójimo,
Protégenos en nuestra difícil peregrinación.

Casada a muy pronto edad,
Tú fuiste ejemplo de fidelidad y cariño,
A tu esposo e hijos amaste,
Sin por ello abandonar tu pasión y amor por Cristo,
Ni tú abnegada dedicación a todo al que lo precisara.

Amada santa Isabel, hoy acudo a ti con inmensa incertidumbre
Para solicitar me concedas alivio en esta angustiosa situación,
En mis agobios económicos,,
Pues no puedo hacer frente a altas necesidades, deudas y pagos
Que ahora tanta intranquilidad me producen,
Por la inmensa caridad que en tu vida tuviste,
Por la inmensa caridad que en tu vida tuviste,
Por la fe y esperanza que prodigaste,
Santa Isabel te suplico dame tu auxilio para salir de esta ruina,.
Intercede por mí ante Dios Misericordioso
Y pídele me socorra en esta acuciante necesidad.

(Pedir lo que tanto necesita)

Dulce Isabel, gloriosa santa de los desamparados,
Tu que te desviviste por los más débiles e indefensos,
No desoigas mis urgentes demandas,
Y haz, te ruego, que sean atendidas favorablemente.

Santa Isabel de Hungría, santa, santa,
Ruega por todos los que necesitamos,
Enséñanos a buscar los bienes que pasan
Y condúcenos por la humildad a la Gloria.

Por Jesucristo nuestro Señor.
Amen

Rezar tres Credos, tres Padrenuestro y tres Glorias.
Repetir la oración y los rezos durante tres días continuos

SANTA ISABEL DE HUNGRÍA, VIUDA, 17 DE NOVIEMBRE


Isabel de Hungría, Santa
Viuda, 17 de noviembre de 1231 


Por: | Fuente: Archidi?is de Madrid




Viuda
17 de noviembre

A los cuatro años había sido prometida en matrimonio, se casó a los catorce, fue madre a los quince y enviudó a los veinte. Isabel, princesa de Hungría y duquesa de Turingia, concluyó su vida terrena a los 24 años de edad, el I de noviembre de 1231. Cuatro años después el Papa Gregorio IX la elevaba a los altares. Vistas así, a vuelo de pájaro, las etapas de su vida parecen una fábula, pero si miramos más allá, descubrimos en esta santa las auténticas maravillas de la gracia y de las virtudes.

Su padre, el rey Andrés II de Hungría, primo del emperador de Alemania, la había prometido por esposa a Luis, hijo de los duques de Turingia, cuando sólo tenia 11 años. A pesar de que el matrimonio fue arreglado por los padres, fue un matrimonio vivido en el amor y una feliz conjunción entre la ascética cristiana y la felicidad humana, entre la diadema real y la aureola de santidad. La joven duquesa, con su austeridad característica, despertando el enojo de la suegra y de la cuñada al no querer acudir a la Iglesia adornada con los preciosos collares de su rango: “¿Cómo podría—dijo cándidamente—llevar una corona tan preciosa ante un Rey coronado de espinas?”. Sólo su esposo, tiernamente enamorado de ella, quiso demostrarse digno de una criatura tan bella en el rostro y en el alma y tomó por lema en su escudo, tres palabras que expresaron de modo concreto el programa de su vida pública: “Piedad, Pureza, Justicia”.

Juntos crecieron en la recíproca donación, animados y apoyados por la convicción de que su amor y la felicidad que resultaba de él eran un don sacramental: “Si yo amo tanto a una criatura mortal—le confiaba la joven duquesa a una de sus sirvientes y amiga—, ¿cómo debería amar al Señor inmortal, dueño de mi alma?”.

A los quince años Isabel tuvo a su primogénito, a los 17 una niña y a los 20 otra niña, cuando apenas hacía tres semanas había perdido a su esposo, muerto en una cruzada a la que se había unido con entusiasmo juvenil. Cuando quedó viuda, estallaron las animosidades reprimidas de sus cuñados que no soportaban su generosidad para con los pobres. Privada también de sus hijos, fue expulsada del castillo de Wartemburg. A partir de entonces pudo vivir totalmente el ideal franciscano de pobreza en la Tercera Orden, para dedicarse, en total obediencia a las directrices de un rígido e intransigente confesor, a las actividades asistenciales hasta su muerte, en 1231.
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