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martes, 23 de abril de 2013
EVANGELIZACIÓN DIGITAL
lunes, 22 de abril de 2013
EL CORAZÓN HUMANO DE MARÍA
El Corazón humano de María
María no solamente ha sido el más grande ejemplo de Fe, sino el modelo más perfecto del amor humano.
San Lucas hace dos referencias al corazón de la Santísima Virgen que llaman poderosamente la atención. La primera nos describe a los pastores quienes, convocados por un ángel del Señor encontraron a la Sagrada Familia. "...reconocieron las cosas que les habían sido anunciadas sobre este niño. Y todo los que lo oyeron se maravillaron de cuanto los pastores les habían dicho. María guardaba todas estas cosas ponderándolas en su corazón." (Lc 2, 19) En el mismo capítulo dos del evangelista, tras el episodio del niño perdido y hayado en el Templo, encontramos una segunda y muy similar referencia: "...Y su madre guardaba estas cosas en su corazón." (Lc 2, 51)
María no solamente ha sido el más grande ejemplo de Fe, sino el modelo más perfecto del amor humano.
San Lucas hace dos referencias al corazón de la Santísima Virgen que llaman poderosamente la atención. La primera nos describe a los pastores quienes, convocados por un ángel del Señor encontraron a la Sagrada Familia. "...reconocieron las cosas que les habían sido anunciadas sobre este niño. Y todo los que lo oyeron se maravillaron de cuanto los pastores les habían dicho. María guardaba todas estas cosas ponderándolas en su corazón." (Lc 2, 19) En el mismo capítulo dos del evangelista, tras el episodio del niño perdido y hayado en el Templo, encontramos una segunda y muy similar referencia: "...Y su madre guardaba estas cosas en su corazón." (Lc 2, 51)
La madre del salvador guardaba estas cosas en su corazón. A la luz del Evangelio, valdría la pena preguntarnos si esas cosas de Dios que aprendemos en la Sagrada Escritura, en algún retiro espiritual o en la Eucaristía misma las estamos guardando en nuestro corazón. Pero además la dulcísima Madre de Cristo no solo las guardaba, sino que además las ponderaba. ¿Solo María era capaz, en su pureza y plenitud de Gracia ponderar y guardar las cosas de Dios en Su corazón?
Pensemos que la Virgen no solamente ha sido el más grande ejemplo de Fe al decir al Angel Gabriel "Hágase en mí según tu palabra", sino que la vemos como un modelo de amor humano. No es difícil imaginar a la Virgen Santa con el niño Dios en los brazos derramando amor y ternura, entregando su corazón plenamente a esa frágil criatura que es Dios mismo hecho hombre. Esa Madre amorosa que abrazaba al pequeño Niño es la misma que acogió en su regazo el cuerpo inerte del crucificado.
El mismo corazón que se llenaba de gozo y pronunciaba "Mi alma glorifica al Señor..." es el que con el cuerpo exánime de Jesús en los brazos parecía escuchar "¿A dónde se fue tu Amado, oh la más hermosa de las mujeres? ¿A dónde se marchó el que tú quieres, y le buscaremos contigo?" (Cant V, 17) Ese corazón entregado enteramente a Dios, aún antes de la anunciación, es el mismo que gime y solloza al pie de la cruz.
Ese mismo corazón en el que se guardaban las maravillas que ocurrían en torno al salvador es el que se remueve con fuerza de terremoto ante el sacrificio del Rey de Reyes. Y era un corazón humano el que daba tanto amor y sentía el más profundo de los dolores. Y ese corazón, el de María, era humano. Como el tuyo o como el mío.
Santa María no tuvo más corazón ni más vida que la de Jesús. Una vida y un corazón humanos pero de Jesús. ¿Podemos, acaso, tu y yo amar y entregarnos de igual manera? El corazón humano de María pudo hacerlo. Tú y yo tenemos su propio corazón como un escalón a la Puerta Santa que es Jesús. Con el ejemplo de la Santa Madre de Dios, no solo sabemos que podemos amar a Cristo, debemos amarle así porque la tenemos a Ella misma como intercesora.
Corazón generoso y tierno corazón como por naturaleza es el de toda mujer que es madre, el de María nos inspira profundamente. Y podríamos admirar a la Virgen por amar al Niño Dios, de igual manera que admiramos a cualquier madre que sostiene a su pequeño en los brazos. Pero el corazón de María ya era de Dios aún antes de la Anunciación. Había decidido reservar su corazón a Dios sin necesitar algún prodigio. En la Anunciación se consuma la previa entrega que ya se había realizado. ¿Cómo nos extraña entonces que haya podido pronunciar esas palabras que la han subido a la cúspide de la Fe "Hágase en mí según tu palabra"? Pensándolo con mayor hondura el corazón de María, sí es corazón humano, no solo era capaz de eso, sino de mucho más.
El corazón amoroso y entregado es, en su generosidad, un corazón fiel: Un corazón humano al pie de la cruz. Si con facilidad podíamos imaginar la ternura de la escena en el pesebre, con gran dificultad podemos apenas hacer un esbozo en la imaginación de la Santísima Virgen recibiendo de José de Arimatea el cuerpo ensangrentado de su hijo. ¿Cómo imaginar el dolor de una Madre que limpia, con mano trémula, la sangre de su hijo? Remueve en lo más profundo aún a nuestro propio y durísimo corazón el pensar en la mirada de María ante el rostro desfigurado y atrozmente golpeado de Jesucristo. Y su corazón dolido estaba ahí, fiel, al pie de la cruz. ¿Dónde está nuestra corazón? ¿Al pie de la cruz como el de la Santísima Virgen o escondido y alejado como el de los discípulos que abandonaron al Señor?
El corazón de María nos muestra todas las encontradas emociones que un corazón es capaz de sentir. Es el corazón de la Virgen uno tan grande y tan generoso, que es además nuestro propio refugio. Su corazón es, además de ejemplo y con dignidad sobresaliente para ser admirado, el consuelo para la aflicción. ¿Cuánto no comprenderás nuestros humanos dolores ella que enfrentó el dolor más profundo que se pueda experimentar?
Pero el corazón humano de nuestra Madre en Cristo no solo es un ejemplo de ternura amorosa o de abyecto dolor. María en su corazón es la Madre del buen consejo, y quien mejor nos puede enseñar a vivir el amor al prójimo. Poderoso corazón el de María, que puede convertir nuestro egoísmo y amor propio en caridad y amor a Dios. El corazón entregado de María debería enseñarlos a pedirle confiados a Dios: "Padre, mi corazón puede poco ¡Haz que te ame mas!"
Es a la Madre de Dios a quien hemos de acudir para pedirle que nos enseñe a amar más, a entregar más, a ser más justos, a rogarle que con su corazón dulcísimo nos proteja, nos enseñe, nos guíe.
El corazón humano de María. Humano. Como el tuyo y como el mío.
Fuente: Encuentra.com
Santa María no tuvo más corazón ni más vida que la de Jesús. Una vida y un corazón humanos pero de Jesús. ¿Podemos, acaso, tu y yo amar y entregarnos de igual manera? El corazón humano de María pudo hacerlo. Tú y yo tenemos su propio corazón como un escalón a la Puerta Santa que es Jesús. Con el ejemplo de la Santa Madre de Dios, no solo sabemos que podemos amar a Cristo, debemos amarle así porque la tenemos a Ella misma como intercesora.
Corazón generoso y tierno corazón como por naturaleza es el de toda mujer que es madre, el de María nos inspira profundamente. Y podríamos admirar a la Virgen por amar al Niño Dios, de igual manera que admiramos a cualquier madre que sostiene a su pequeño en los brazos. Pero el corazón de María ya era de Dios aún antes de la Anunciación. Había decidido reservar su corazón a Dios sin necesitar algún prodigio. En la Anunciación se consuma la previa entrega que ya se había realizado. ¿Cómo nos extraña entonces que haya podido pronunciar esas palabras que la han subido a la cúspide de la Fe "Hágase en mí según tu palabra"? Pensándolo con mayor hondura el corazón de María, sí es corazón humano, no solo era capaz de eso, sino de mucho más.
El corazón amoroso y entregado es, en su generosidad, un corazón fiel: Un corazón humano al pie de la cruz. Si con facilidad podíamos imaginar la ternura de la escena en el pesebre, con gran dificultad podemos apenas hacer un esbozo en la imaginación de la Santísima Virgen recibiendo de José de Arimatea el cuerpo ensangrentado de su hijo. ¿Cómo imaginar el dolor de una Madre que limpia, con mano trémula, la sangre de su hijo? Remueve en lo más profundo aún a nuestro propio y durísimo corazón el pensar en la mirada de María ante el rostro desfigurado y atrozmente golpeado de Jesucristo. Y su corazón dolido estaba ahí, fiel, al pie de la cruz. ¿Dónde está nuestra corazón? ¿Al pie de la cruz como el de la Santísima Virgen o escondido y alejado como el de los discípulos que abandonaron al Señor?
El corazón de María nos muestra todas las encontradas emociones que un corazón es capaz de sentir. Es el corazón de la Virgen uno tan grande y tan generoso, que es además nuestro propio refugio. Su corazón es, además de ejemplo y con dignidad sobresaliente para ser admirado, el consuelo para la aflicción. ¿Cuánto no comprenderás nuestros humanos dolores ella que enfrentó el dolor más profundo que se pueda experimentar?
Pero el corazón humano de nuestra Madre en Cristo no solo es un ejemplo de ternura amorosa o de abyecto dolor. María en su corazón es la Madre del buen consejo, y quien mejor nos puede enseñar a vivir el amor al prójimo. Poderoso corazón el de María, que puede convertir nuestro egoísmo y amor propio en caridad y amor a Dios. El corazón entregado de María debería enseñarlos a pedirle confiados a Dios: "Padre, mi corazón puede poco ¡Haz que te ame mas!"
Es a la Madre de Dios a quien hemos de acudir para pedirle que nos enseñe a amar más, a entregar más, a ser más justos, a rogarle que con su corazón dulcísimo nos proteja, nos enseñe, nos guíe.
El corazón humano de María. Humano. Como el tuyo y como el mío.
Fuente: Encuentra.com
EL EVANGELIO DE HOY - 22 ABRIL
Autor: P. Miguel Ángel Gómez | Fuente: Catholic.net Yo soy la puerta de las ovejas | |
Juan 10, 1-10. Pascua. Entrar por la puerta de Cristo es encontrar la paz, la alegría, la serenidad, el gozo. | |
En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un salteador; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas las llama una por una y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Pero no seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños». Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les hablaba. Entonces Jesús les dijo de nuevo: «En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores; pero las ovejas no les escucharon. Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto. El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia. Oración preparatoria Dios mío, ayúdame a escucharte en este rato de oración, porque Tú me das vida, y en abundancia. Concédeme amarte más a Ti que a mí mismo, dame la gracia de saber entrar por la puerta que me señalas y que en definitiva seas Tú realmente el Señor de mi vida entera. Petición Jesús, que sepa reconocer tu voz. Y reconocerte en mis hermanos. Meditación del Papa El Evangelio de san Juan, en el capítulo décimo, nos describe los rasgos peculiares de la relación entre Cristo pastor y su rebaño, una relación tan íntima que nadie podrá jamás arrebatar las ovejas de su mano. De hecho, están unidas a él por un vínculo de amor y de conocimiento recíproco, que les garantiza el don inconmensurable de la vida eterna. Al mismo tiempo, el Evangelista presenta la actitud del rebaño hacia el buen Pastor, Cristo, con dos verbos específicos: escuchar y seguir. Estos términos designan las características fundamentales de quienes viven el seguimiento del Señor. Ante todo la escucha de su Palabra, de la que nace y se alimenta la fe. Sólo quien está atento a la voz del Señor es capaz de evaluar en su propia conciencia las decisiones correctas para obrar según Dios. De la escucha deriva, luego, el seguir a Jesús: se actúa como discípulos después de haber escuchado y acogido interiormente las enseñanzas del Maestro, para vivirlas cada día. (Benedicto XVI, 15 de mayo de 2011). Reflexión Pronunciar el nombre de Cristo, escucharle y reconocerle en nuestro interior, sólo nace de las almas que verdaderamente han hecho esa experiencia amorosa con Él. Una experiencia que no se reduce a un simple recitar de oraciones, o a un compromiso obligatorio dominical, sino que más bien se eleva a un contacto frecuente e íntimo con el Señor en la oración de todos los días, en el trabajo cotidiano, e incluso, en los sufrimientos que podamos padecer y ofrecer por amor a Él. Las almas que buscan la verdadera fuente de la felicidad en Cristo, saben que solamente en su interior, donde Dios se hace paz, alegría, serenidad, gozo, se encuentra la verdadera e íntima amistad con Él. Son esas ovejas que entran por la puerta de la renuncia y del sacrificio, que escuchan el llamado personal del Buen Pastor, y que le siguen por los caminos por donde Él las lleva, siempre con la única finalidad y deseo de estar con Él delectándose con su dulce compañía. Propósito Renovar mi compromiso de meditar diariamente, para vivir de acuerdo a la Palabra de Dios. Diálogo con Cristo La parábola del Buen Pastor me permite recordar que Tú eres quien debe guiar mi vida. Buscas mi bien y por eso me invitas a entrar por la puerta de la fe, para que pueda realmente tener un encuentro personal contigo en la oración y mi vida sacramental. Ayúdame a nunca temer, que me atreva a abrir, entrar y recorrer el camino que me señalas, porque es el camino a la felicidad. |
LOS CINCO MINUTOS DE DIOS - 22 ABRIL 2013
LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
22 de abril de 2011
Es ilusión planear mucho y no hacer nada; es reprobable no planear nada y no hacer nada; tampoco se puede aceptar el hacer algo sin antes haberlo planeado.
Es ilusión planear mucho y no hacer nada; es reprobable no planear nada y no hacer nada; tampoco se puede aceptar el hacer algo sin antes haberlo planeado.
Quizá sea más prudente planear algo y luego realizar ese algo que se ha planeado; si planeas más de lo que puedes llegar a hacer, te sentirás decepcionado; si haces más de lo que planeas, podrás equivocarte y por ello sentirte humillado.
Vivir sin hacer nada, es no ser hombres; vivir haciendo las cosas sin planearlas, sin pensarlas, no es obrar conforme corresponde a un hombre; solamente el hombre que está lanzado a la acción, pero a una acción pensada y planeada, es el que obra racionalmente, como corresponde a todo hombre.
Vivir pensando solamente en esta vida, es tener muy cortas aspiraciones y visión muy limitada; vivir pensando también en el más allá, en el futuro, en la eternidad, es ser prudente y ser cristiano. No te contentes con ser hombre; trata de vivir como cristiano.
Os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús, a que viváis como conviene que viváis, para agradar a Dios, según aprendisteis de nosotros y a que progreséis más"(Tes, 4, l). Dios nos dio a conocer su voluntad en cierto momento más decisivo de nuestra vida, que ciertamente recordaremos siempre; aprendimos a conocer a Dios; ahora debemos vivir en conformidad con aquel conocimiento y en un continuo progreso.
Extraído del Libro: "Los cinco Minutos de Dios" de Alfonso Milagros
Meditaciones para cada día del año
EL BUEN PASTOR
EL BUEN PASTOR...
La parábola del Buen Pastor me permite recordar que Tú eres quien debe
guiar mi vida. Buscas mi bien y por eso me invitas a entrar por la
puerta de la fe, para que pueda realmente tener un encuentro personal
contigo en la oración y mi vida sacramental. Ayúdame a nunca temer, que
me atreva a abrir, entrar y recorrer el camino que me señalas, porque es
el camino a la felicidad.
EL CULTO A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
El culto a la Santísima Virgen María
"María, elevada por la gracia de Dios por encima de todos los ángeles y de todos los hombres, como Madre de Dios Santísima, es honrada por la Iglesia con un culto especial, que difiere esencialmente del culto de adoración que se rinde al Verbo Encarnado, así como al Padre y al Espíritu Santo...Ese culto enteramente singular la Iglesia lo aprueba y favorece (Concilio Vaticano II).
EL CULTO EN GENERAL
Se llama culto a la reverencia que damos a Dios y a los Santos por el honor que merecen. El culto (debido a nuestra condición humana corporal), lleva al hombre a exteriorizar esa reverencia, que se manifiesta no sólo en actos interiores sino también en prácticas externas. La Iglesia señala oficialmente muchas prácticas de culto debido a Dios y a los Santos, aunque cada cristiano movido por su piedad, puede realizar algunos otros libre y espontáneamente.
-Clases de culto
Hay tres clases de culto, por razón de la distinta dignidad de aquellos a quienes se ordena nuestra reverencia:
a) De latría o de adoración, que es debido sólo a Dios, como soberano Señor y por su infinita excelencia.
b) De dulía o de veneración, que es debido a los ángeles y a los santos por la excelencia de sus virtudes. Al honrar a los Santos estamos honrando a Dios, puesto que Él se manifiesta en ellos y por ellos somos atraídos hacia Él.
c) Por último, el culto de hiperdulía o de veneración suprema, que es el culto debido a la Santísima Vírgen en razón de su eminente dignidad de ser la Madre de Dios.
EL CULTO A SANTA MARIA
Si la Vírgen María es la Madre de Dios y Madre nuestra, si es nuestra Intercesora y Mediadora ante la Trinidad Beatísima, es muy justo y propio de hijos, agradecidos que le correspondamos con un entrañable amor, que se manifestará en un culto de especial veneración como merece la Reina del cielo.
-Elementos integrantes del culto mariano
Se consideran elementos integrantes del culto a María los siguientes:
a) Veneración. Es el reconocimiento de la excelencia de la Madre de Dios, fundamento del culto mariano, que lleva a la piedad filial como Madre nuestra que es.
b) Amor. Que se desprende del conocimiento íntimo de lo que es María y de lo que Ella supone en la vida cristiana de cada hombre. Ella es la Madre amable, la Madre del Amor Hermoso. No se puede amar a Cristo sin amar, en Él y por Él, a quien lo hizo nuestro hermano.
c) Invocación. Como es Ella la Madre de misericordia, el pueblo cristiano ha tenido siempre la firme y fundada persuasión del valimiento universal como celestial intercesora.
d) Imitación. Imitar a María lleva consigo, por su influjo maternal, una configuración con su Hijo Jesucristo.
BREVE EXPOSICION HISTORICA DEL CULTO A MARIA
Una breve exposición histórica del culto a María dará una mayor visión de la gran incidencia que la veneración a María ha tenido en el Pueblo cristiano.
-En la Sagrada Escritura
a) El primer momento de veneración a María lo registra San Lucas. Es del Arcángel Gabriel cuando la saluda con reverencia diciéndole: "Dios te salve, María, llena eres de gracia" (Lucas 1,28).
b) Más adelante, Santa Isabel alaba a María cuando exclama: "Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. ¿De dónde a mí que la Madre de mi Señor venga a visitarme?" (Lucas 1,42 ss).
c) La misma Vírgen María profetiza, llena de humildad y de gozo: "He aquí que me llamarán bienaventurada todas las generaciones, porque el Todopoderoso ha hecho maravillas en mí" (Lucas 1,47).
d) Luego, años más tarde, cuando Jesús hablaba, inesperadamente una mujer del pueblo grita con toda su alma: "¡Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron!" (Lucas 11,27).
e) Después de la Ascensión del Señor a los cielos, los Apóstoles perseveraban en unión con María, la Madre de Jesús (Hechos 1,4).
EN EL CULTO DE LA IGLESIA
a) Durante los tres primeros siglos, ante la imposibilidad de un culto externo y público (debido a las persecuciones), los cristianos veneran a María en las pinturas que se plasman en los murales de las catacumbas. Con la paz constantiniana (en el siglo IV), que permite el culto público, y con el Concilio de Éfeso (en el siglo V), que define la divina Maternidad, el culto mariano se extiende y propaga por todas partes.
b) Desde el siglo IV y hasta nuestros días se construyen Iglesias dedicadas a la Santísima Vírgen, Basílicas, Santuarios y ermitas esparcidos por toda la tierra, como lugares de especial encuentro con María, la Señora del dulce Nombre.
c) Hace muchos siglos en la Iglesia se reza o se canta el Oficio divino en honor a María y, en todo el mundo, se celebran Misas para honrarla.
d) De las oraciones litúrgicas que existen para alabarla e invocar su protección y auxilio maternales son tan abundantes que, sería interminable su enumeración.
e) En el Calendario litúrgico, tanto universal como particular de países o regiones, existen muchas celebraciones de fiestas marianas, tales como la de la Maternidad, la Anunciación, la Asunción, la Natividad, la Inmaculada Concepción, Nuestra Señora de Fátima, de Lourdes, del Carmen y la Solemnidad de Santa María de Guadalupe, etc.
-Las Plegarias marianas-
a) La más antigua de las oraciones marianas es la siguiente: "Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios; no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todos los peligros, oh Vírgen gloriosa y bendita".
b) La plegaria más universal y conocida en todo el mundo es, sin lugar a dudas, el Avemaría, iniciada en la liturgia oriental hacia el siglo V y definitivamente fijada, como la conocemos hoy, en el siglo XVI. El Acordaos, cuya inspiración se atribuye a San Bernardo. La Salve, que proviene del siglo XI. El Angelus, que surge hacia el siglo XIII y en el XVI adquiere su forma definitiva, etc.
c) Los Himnos en honor de María, como el "Stabat Mater", "Ave María Stella", "Alma Redemptoris Mater", etc.
d) La oración más difundida y más recomendada por los Sumos Pontífices es el Santo Rosario. Su origen y estructura se remonta a las 150 Avemarías que los fieles decían a imitación de los 150 Salmos que los monjes y clérigos recitaban en el Oficio divino. Más tarde Santo Domingo de Guzmán, por especial revelación (en el siglo XIII), le dio un notable impulso y difusión. Desde entonces la Iglesia no ha dejado de recomendarlo encarecidamente a todos sus hijos.
En el rezo del Rosario se incluyen las Letanías Lauretanas, cuya composición fue progresiva. Se iniciaron desde los primeros siglos, y se cantaban en el Santuario de Nuestra Señora de Loreto: de ahí su nombre. El Papa Clemente VIII (año de 1601) decretó que se incluyeran en el rezo del Santo Rosario.
e) Las prácticas de piedad
Finalmente, las prácticas de piedad surgidas en la Iglesia (de todo el Pueblo de Dios) como manifestación espontánea del culto a la Santísima Vírgen, son innumerables.
Fuente: Legión de María, Hermosillo
"María, elevada por la gracia de Dios por encima de todos los ángeles y de todos los hombres, como Madre de Dios Santísima, es honrada por la Iglesia con un culto especial, que difiere esencialmente del culto de adoración que se rinde al Verbo Encarnado, así como al Padre y al Espíritu Santo...Ese culto enteramente singular la Iglesia lo aprueba y favorece (Concilio Vaticano II).
EL CULTO EN GENERAL
Se llama culto a la reverencia que damos a Dios y a los Santos por el honor que merecen. El culto (debido a nuestra condición humana corporal), lleva al hombre a exteriorizar esa reverencia, que se manifiesta no sólo en actos interiores sino también en prácticas externas. La Iglesia señala oficialmente muchas prácticas de culto debido a Dios y a los Santos, aunque cada cristiano movido por su piedad, puede realizar algunos otros libre y espontáneamente.
-Clases de culto
Hay tres clases de culto, por razón de la distinta dignidad de aquellos a quienes se ordena nuestra reverencia:
a) De latría o de adoración, que es debido sólo a Dios, como soberano Señor y por su infinita excelencia.
b) De dulía o de veneración, que es debido a los ángeles y a los santos por la excelencia de sus virtudes. Al honrar a los Santos estamos honrando a Dios, puesto que Él se manifiesta en ellos y por ellos somos atraídos hacia Él.
c) Por último, el culto de hiperdulía o de veneración suprema, que es el culto debido a la Santísima Vírgen en razón de su eminente dignidad de ser la Madre de Dios.
EL CULTO A SANTA MARIA
Si la Vírgen María es la Madre de Dios y Madre nuestra, si es nuestra Intercesora y Mediadora ante la Trinidad Beatísima, es muy justo y propio de hijos, agradecidos que le correspondamos con un entrañable amor, que se manifestará en un culto de especial veneración como merece la Reina del cielo.
-Elementos integrantes del culto mariano
Se consideran elementos integrantes del culto a María los siguientes:
a) Veneración. Es el reconocimiento de la excelencia de la Madre de Dios, fundamento del culto mariano, que lleva a la piedad filial como Madre nuestra que es.
b) Amor. Que se desprende del conocimiento íntimo de lo que es María y de lo que Ella supone en la vida cristiana de cada hombre. Ella es la Madre amable, la Madre del Amor Hermoso. No se puede amar a Cristo sin amar, en Él y por Él, a quien lo hizo nuestro hermano.
c) Invocación. Como es Ella la Madre de misericordia, el pueblo cristiano ha tenido siempre la firme y fundada persuasión del valimiento universal como celestial intercesora.
d) Imitación. Imitar a María lleva consigo, por su influjo maternal, una configuración con su Hijo Jesucristo.
BREVE EXPOSICION HISTORICA DEL CULTO A MARIA
Una breve exposición histórica del culto a María dará una mayor visión de la gran incidencia que la veneración a María ha tenido en el Pueblo cristiano.
-En la Sagrada Escritura
a) El primer momento de veneración a María lo registra San Lucas. Es del Arcángel Gabriel cuando la saluda con reverencia diciéndole: "Dios te salve, María, llena eres de gracia" (Lucas 1,28).
b) Más adelante, Santa Isabel alaba a María cuando exclama: "Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. ¿De dónde a mí que la Madre de mi Señor venga a visitarme?" (Lucas 1,42 ss).
c) La misma Vírgen María profetiza, llena de humildad y de gozo: "He aquí que me llamarán bienaventurada todas las generaciones, porque el Todopoderoso ha hecho maravillas en mí" (Lucas 1,47).
d) Luego, años más tarde, cuando Jesús hablaba, inesperadamente una mujer del pueblo grita con toda su alma: "¡Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron!" (Lucas 11,27).
e) Después de la Ascensión del Señor a los cielos, los Apóstoles perseveraban en unión con María, la Madre de Jesús (Hechos 1,4).
EN EL CULTO DE LA IGLESIA
a) Durante los tres primeros siglos, ante la imposibilidad de un culto externo y público (debido a las persecuciones), los cristianos veneran a María en las pinturas que se plasman en los murales de las catacumbas. Con la paz constantiniana (en el siglo IV), que permite el culto público, y con el Concilio de Éfeso (en el siglo V), que define la divina Maternidad, el culto mariano se extiende y propaga por todas partes.
b) Desde el siglo IV y hasta nuestros días se construyen Iglesias dedicadas a la Santísima Vírgen, Basílicas, Santuarios y ermitas esparcidos por toda la tierra, como lugares de especial encuentro con María, la Señora del dulce Nombre.
c) Hace muchos siglos en la Iglesia se reza o se canta el Oficio divino en honor a María y, en todo el mundo, se celebran Misas para honrarla.
d) De las oraciones litúrgicas que existen para alabarla e invocar su protección y auxilio maternales son tan abundantes que, sería interminable su enumeración.
e) En el Calendario litúrgico, tanto universal como particular de países o regiones, existen muchas celebraciones de fiestas marianas, tales como la de la Maternidad, la Anunciación, la Asunción, la Natividad, la Inmaculada Concepción, Nuestra Señora de Fátima, de Lourdes, del Carmen y la Solemnidad de Santa María de Guadalupe, etc.
-Las Plegarias marianas-
a) La más antigua de las oraciones marianas es la siguiente: "Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios; no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todos los peligros, oh Vírgen gloriosa y bendita".
b) La plegaria más universal y conocida en todo el mundo es, sin lugar a dudas, el Avemaría, iniciada en la liturgia oriental hacia el siglo V y definitivamente fijada, como la conocemos hoy, en el siglo XVI. El Acordaos, cuya inspiración se atribuye a San Bernardo. La Salve, que proviene del siglo XI. El Angelus, que surge hacia el siglo XIII y en el XVI adquiere su forma definitiva, etc.
c) Los Himnos en honor de María, como el "Stabat Mater", "Ave María Stella", "Alma Redemptoris Mater", etc.
d) La oración más difundida y más recomendada por los Sumos Pontífices es el Santo Rosario. Su origen y estructura se remonta a las 150 Avemarías que los fieles decían a imitación de los 150 Salmos que los monjes y clérigos recitaban en el Oficio divino. Más tarde Santo Domingo de Guzmán, por especial revelación (en el siglo XIII), le dio un notable impulso y difusión. Desde entonces la Iglesia no ha dejado de recomendarlo encarecidamente a todos sus hijos.
En el rezo del Rosario se incluyen las Letanías Lauretanas, cuya composición fue progresiva. Se iniciaron desde los primeros siglos, y se cantaban en el Santuario de Nuestra Señora de Loreto: de ahí su nombre. El Papa Clemente VIII (año de 1601) decretó que se incluyeran en el rezo del Santo Rosario.
e) Las prácticas de piedad
Finalmente, las prácticas de piedad surgidas en la Iglesia (de todo el Pueblo de Dios) como manifestación espontánea del culto a la Santísima Vírgen, son innumerables.
Fuente: Legión de María, Hermosillo
¿SOY CIUDADANO DEL REINO DE DIOS?
Autor: Pedro García, Misionero Claretiano | Fuente: Catholic.net ¿Soy ciudadano del Reino de Dios? | |
En la Iglesia Católica nacimos por el Bautismo para el Reino. En la Iglesia vivimos y en la Iglesia queremos morir. | |
Jesús empezó la proclamación del Evangelio, apenas salido del Jordán, clamando por todos los poblados de Galilea: - ¡El Reino de Dios ha llegado! ¡El Reino de Dios está ya presente!... Está presente, decía Jesús ya en su tiempo. Cuánto más lo diría ahora. Pero falta mucho todavía para el fin. Así lo entendió aquel príncipe ruso. Era diplomático al servicio del zar, y al morir éste fusilado con toda su familia cuando llegó el comunismo, el fiel servidor del rey fue detenido y sometido a juicio. - ¿Da usted el voto al comunismo, renunciando a su difunto rey? Fiel servidor del rey y más fiel servidor de Dios, el digno diplomático contestó ante el tribunal revolucionario: - No; mi voto es solamente para el reinado de Dios en la Tierra. Condenado y desterrado, murió como sacerdote de la Iglesia Católica. Aún antes de abrazar el catolicismo, cuando oía pronunciar el nombre del Papa se ponía en pie y hacía una reverencia. Para este mártir de su pueblo ruso, el Reino de Dios estaba confiado a la Iglesia Católica, puesta por Jesucristo en manos de Pedro como Vicario suyo, como lo presenta, progresivamente, el mismo Evangelio. Cuando nota Jesús que el ambiente está maduro entre los apóstoles, le hace a Simón Pedro una promesa solemne: - Tú eres Pedro, tú eres roca, y sobre esta Roca edificaré yo mi Iglesia. Antes de morir, sabiendo que todos se van a dispersar y que iba a fallar hasta el mismo Pedro, le encarga Jesús: - Cuando regreses después de tu caída, confirma tú en la fe a tus hermanos. Y una vez resucitado, Jesús cumple la promesa a Pedro, y le encarga: - Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas. Al final, dice Jesús que volverá glorioso como Rey para juzgar al mundo, y a la Iglesia la meterá en el Reino definitivo de Dios: - ¡Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del Reino que os está preparado desde el principio del mundo! Pablo comentará como colofón de todo: - Cristo entregará el Reino al Padre, para ser Dios todo en todas las cosas. Y la Iglesia confiesa, conforme a la palabra del Señor, que su Reino no tendrá fin. Como podemos entender, esta visión del Reino y de la Iglesia es imponente. Estamos ya en este Reino, aunque todavía no se ha consumado, pues la victoria final no llegará hasta que el mundo termine. Ahora la Iglesia, anunciadora y portadora del Reino, tiene que sufrir las consecuencias de un mundo convulsionado por el pecado, y ha de aguantar persecución, porque el Reino de los cielos padece violencia, y solamente los esforzados se hacen con él. Al llegar el Reino, esperado por los judíos de modo espectacular, Jesús aparece humilde, se ve rechazado hasta parar en la cruz, y les dice a los que querían un Reino glorioso: - El Reino de Dios no viene espectacularmente, sino que está dentro de vosotros. La Iglesia, sabiendo que encarna el Reino, sigue los mismos pasos del Señor. Cuando se ve perseguida, cuando anuncia la Buena Noticia a los pobres, cuando se derrama en mil obras de caridad, cuando camina en humildad y sencillez, cuando hace los prodigios de amor que Jesús..., entonces está cumpliendo su misión de establecer, consolidar y llevar adelante el Reino. Pero nosotros no miramos el Reino solamente de un modo global --a nivel de toda la Iglesia--, sino de manera personal, individual, dentro de mí, de mi propia persona. Cada uno de nosotros se dice con plena convicción: - Yo tengo la ciudadanía del Reino, vivo conforme acredita esta mi cédula de identidad, y crezco, crezco siempre en la gracia y la santidad del Reino, hasta que me llegue el momento de recibir el premio que el Rey me tiene prometido. Porque Jesucristo cumple su palabra, tiene riquezas y las da. No hace como aquel rey persa de la antigüedad, que, en guerra contra su hermano, promete a sus soldados: - Después de la victoria os repartiré riquezas sin cuento. Mi preocupación no es que no voy a tener que dar, sino que no voy a contar suficientes amigos para repartir tanto como voy a tener. Además, a cada uno de los griegos que lucháis por mí, os daré una corona de oro. ¡Qué bonitas palabras! Aquel rey fue derrotado, murió en la batalla, las riquezas prometidas no aparecieron por ninguna parte, y la corona de oro no se vio jamás... Jesucristo, sí; Jesucristo promete y da. Lo que le faltan al Rey Jesús son más seguidores incondicionales a quienes dar después el Cielo, que será el Reino en su consumación final. En la Iglesia Católica nacimos por el Bautismo para el Reino. En la Iglesia vivimos y en la Iglesia queremos morir. En la tierra estamos dentro del Reino que lucha, y nosotros no rehuimos formar parte en la batalla. Después estaremos en el Reino triunfante.... |
domingo, 21 de abril de 2013
EL EVANGELIO DE HOY - EL BUEN PASTOR
Autor: P . Sergio Córdova LC | Fuente: Catholic.net La historia del Pastor y las ovejas | |
Juan 10, 27-30. Pascua. Jesús es nuestro Pastor, pero nosotros tenemos que esforzarnos por ser ovejas buenas. | |
En aquel tiempo dijo Jesús: Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas mi siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno. Oración introductoria Señor, esta meditación es una oportunidad para continuar celebrando tu Pascua de Resurrección. Saber que me amas, que me pides mi ayuda en la nueva evangelización y que esperas tanto de mí me anima a ofrecerte mi fe y devoción. Te agradezco y te bendigo por todo tu amor. Petición Señor, mi buen pastor, concédeme tener siempre mi conciencia clara: ¡Soy conocido y amado infinitamente! Meditación del Papa Benedicto XVI Volvamos al Evangelio, y a la palabra del pastor. "El buen pastor da su vida por la ovejas". Jesús insiste en esta característica esencial del verdadero pastor que es él mismo: "dar la propia vida". Lo repite tres veces, y al final concluye diciendo: "Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre". Este es claramente el rasgo cualificador del pastor tal como Jesús lo interpreta en primera persona, según la voluntad del Padre que lo envió. La figura bíblica del rey-pastor, que comprende principalmente la tarea de regir el pueblo de Dios, de mantenerlo unido y guiarlo, toda esta función real se realiza plenamente en Jesucristo en la dimensión sacrificial, en el ofrecimiento de la vida. En una palabra, se realiza en el misterio de la cruz, esto es, en el acto supremo de humildad y de amor oblativo. Dice el abad Teodoro Studita: “Por medio de la cruz nosotros, ovejas de Cristo, hemos sido reunidos en un único redil y destinados a las eternas moradas." (Benedicto XVI, 29 de abril de 2012). Reflexión Seguramente todos habremos visto, en más de una ocasión, un rebaño de ovejas pastando. Una enorme masa de algodón sobre una alfombra verde, natural, y un pastor que las apacienta. Es una escena muy hermosa y pintoresca, y no deja de suscitarnos un sentimiento de simpatía, sobre todo cuando vemos a las ovejillas casi recién nacidas brincando entre las demás ovejas del rebaño. Es una imagen lírica y bucólica que ha inspirado a muchos poetas, músicos y artistas como tema de sus composiciones. Baste recordar, por ejemplo, las famosas Églogas del gran poeta latino Virgilio, la novela pastoril “La Galatea”, de Cervantes; o tantas otras obras literarias que describen bellamente la vida del campo: Boscán, Garcilaso de la Vega, Góngora, Tirso de Molina, Lope de Vega. En la música, tenemos la magistral Sexta Sinfonía de Beethoven, también llamada “Pastoral”. Y en el campo de la pintura, tantísimos cuadros de todas las épocas: Fra Angélico, Giotto, Botticelli, Monet, Degas y miles más. Pero mucho antes que todos estos personajes del arte y de las letras, alguien más habló de pastores y de ovejas, y de una manera muchísimo más profunda y sublime: nuestro Señor Jesucristo. Y también los profetas. En su lenguaje teológico-espiritual, el Pastor es Dios, y las ovejas, el pueblo elegido. Y en la predicación del Señor, el Pastor es Él mismo y las ovejas, nosotros, su Iglesia. El profeta Ezequiel, por ejemplo, tiene todo un capítulo de su libro en donde habla de los malos pastores que se apacientan a sí mismos –o sea, los falsos guías del pueblo, que vinieron antes de nuestro Señor-; y, en contraposición, nos presenta al pastor fiel, que es el mismo Dios. De éste se expresa con tonos muy delicados: "Yo mismo –dice el Señor- iré a buscar a mis ovejas y las reuniré. Como recuenta el pastor a sus ovejas el día en que la tormenta dispersa a la grey, así recontaré yo a mis ovejas, y las pondré a salvo en todos los lugares en que fueron dispersadas el día del vendaval... Yo mismo apacentaré a mis ovejas y yo mismo las llevaré a la majada –dice el Señor Yahvé-. Buscaré a la oveja perdida, traeré a la extraviada, vendaré a la herida, curaré a la enferma y guardaré a las fuertes y robustas" (Ez 34, 11-12. 15-16). Y continúa así todo el capítulo. Imagen perfecta de este pastor es nuestro Señor Jesucristo. El evangelio de Juan nos presenta, por su parte, el hermoso discurso de Jesús en donde Él mismo se define como el buen Pastor, el verdadero. Éste apacienta a sus ovejas con amor, fidelidad, justicia y misericordia. A éste lo conocen las ovejas, oyen su voz y las ovejas lo siguen; no hacen caso a los extraños porque no conocen su voz (Jn 10, 1-6). Y "conocer", en lenguaje bíblico, es mucho más profundo que en nuestra lengua vernácula. Es el conocimiento del amor, de la intimidad, de la familiaridad, de la entrega total por el amado. Así lo expresa a continuación Jesús: "Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia.Yo soy el buen Pastor; el buen pastor da la vida por sus ovejas… Yo soy el buen Pastor, y conozco a las mías, y las mías me conocen a mí… y pongo mi vida por las ovejas" (Jn 10, 10-15). Estas palabras nos evocan la bellísima oración del Salmo 23: "El Señor es mi Pastor, nada me falta. Me hace recostar en verdes pastos y me lleva a frescas aguas. Recrea mi alma, me guía por senderos seguros por el amor de su nombre. Aunque camine por cañadas tenebrosas, no temo mal alguno, porque Tú estás conmigo. Tu vara y tu cayado son mis consuelos". ¡Qué delicia y qué seguridad ser apacentados por un Pastor así! La imagen del buen Pastor ha sido representada miles de veces en el arte cristiano de todos los tiempos: en pinturas, esculturas, iconos… y también en la literatura de los Santos Padres, de los teólogos y de los poetas. San Agustín, por ejemplo, tiene un estupendo sermón en el que comenta el capítulo 34 de Ezequiel, que acabamos de citar, en donde dice: "Para vosotros, como obispo, soy vuestro pastor; pero con vosotros, como cristiano, soy también oveja del rebaño de Cristo". Hace poco me escribió un amigo y me envió un soneto compuesto por él mismo. Me gustó mucho, y creo que hoy nos viene como anillo al dedo. Dice así: "Tú me dices, Señor: Pace confiado,/ sólo sigue mi voz y su latido,/ siega el tacto voraz y el fino oído,/ ven a mi fuente y quedarás saciado,/ que aquí tengo tu sitio reservado./ Reposa en mí tu corazón dolido,/ en mi pecho adormece tu gemido/ y deja, calmo, el sueño a mi cuidado./ Yo soy el Pastor que guarda Su ganado/ y busca el corderillo lacerado,/ con música de flautas atraído/ y entre zarzas y espinos atrapado./ Tu mano firme hunde en mi costado./ No dudes más, aún tengo el pecho herido". Este poema me hizo recordar aquel otro soneto, de Lope de Vega, de una inspiración religiosa de altos vuelos, que comienza así: "Pastor, que con tus silbos amorosos/ me despertaste del profundo sueño:/ tú que hiciste cayado de este leño/ en que tiendes los brazos poderosos"... Sí, Jesucristo es nuestro buen Pastor. Él ha dado su vida y su sangre por nosotros, para redimirnos de nuestros pecados, para darnos vida eterna. Hemos sido comprados al precio de la sangre de Cristo –como nos dice san Pedro en su primera epístola (I Pe 1, 18-19). Por eso, sus ovejas "no perecerán para siempre y nadie las arrebatará de su mano". Pero, para ello, también nosotros tenemos que esforzarnos por ser ovejas buenas de este buen Pastor. Dejémonos, pues, apacentar y conquistar por Él siendo dóciles en el cumplimiento amoroso de su santísima voluntad sobre nosotros. Seamos buenas ovejas por nuestra fe y amor a Él, por la obediencia, la vida de gracia y la fidelidad sincera a sus mandamientos. |
ORACIÓN DE CONFIANZA A LA DIVINA MISERICORDIA
Oración de confianza a la Divina Misericordia
Señor:
Tu, que no te repites una sola vez en el numero infinito de los seres
humanos que creaste en el mundo, y que, por lo tanto, me hiciste también a mi diverso de los demás, para que me gestara distintamente:
Te pido hoy la capacidad de conocer ese proyecto novedoso de vida, que es mi vida, para que lo vaya realizando con la libre opción de cada momento.
Haz que sea consciente de este altísimo deber que me impusiste al crearme.
Aleja de mi la tentación de refugiarme en la masa, quedarme en el molde de muchos y anularme por rutina.
Concédeme la iniciativa e imaginación para aspirar cada día a objetivos originales, a empresas inéditas.
Pero sobre todo, Señor, ayúdame a crearme a mi mismo, a forjar el estilo de mi personalidad, conforme al proyecto único e irrepetible que has concebido para mi, y en mi, desde toda la eternidad.
Señor: que conozca mi vocación en tu plan de salvación, y me anime a seguirla cueste lo que costare.
Amen.
QUÍTAME LO QUE QUIERAS PERO NO LA ALEGRÍA
Quítame lo que quieras pero no la alegría
Son innumerables los beneficios que acarrea una simple sonrisa: ahuyenta la tristeza, la melancolía, la depresión...
Cuenta una anécdota que yendo santa Teresa a hacer las escrituras de una de las fundaciones, preguntó al escribano, después de hechas, cuánto eran sus honorarios. Éste le contestó con desparpajo:
– Solamente un beso.
Y la santa se lo dio, natural y sonriente, al tiempo que exclamaba:
– Nunca una escritura me salió tan barata.
El pueblo ha visto en Santa Teresa de Jesús la santa del buen humor, de la gracia y del donaire. Estaba dotada verdaderamente de gracias naturales como la jovialidad, espontaneidad, cordialidad, afabilidad y sencillez. María de la Encarnación nos dice que "era muy discreta, y alegre con gran santidad, y enemiga de santidades tristes y encapotadas, sino que fuesen los espíritus alegres en el Señor, y por esta causa corregía a sus monjas si andaban tristes, y les decía que mientras les durase la alegría les duraría el espíritu".
La vida de sacrificio y penitencia no la consideraba reñida con la alegría. Tanta importancia daba a la hora de la recreación como a la de la oración. Así ponía gran empeño en que las monjas participaran del momento de la recreación y pudieran compartir libremente. En cierta ocasión, estando en Medina del Campo, reprimió severamente a la hermana Alberta, que se quejaba: "¿Ahora nos llaman a cantar? Mejor fuera para contemplar".
Gozaba de gran libertad para hablar de sí misma, de sus dolores y achaques. Bromeaba con la Inquisición, ponía apodos con gracia. Al pintor Fray Juan de la Miseria, que la retrató, le dijo: "Dios te perdone, Fray Juan, que ya que me pintaste podías haberme sacado menos fea y legañosa".
Santa Teresa fue una mujer madura, capaz de maravillarse y asombrarse de las cosas de cada día. Ella nos dejó esta frase célebre: "También entre los pucheros anda Dios", gozó con todo lo creado. De su fe en este Dios cercano, vivo en cada cosa y acontecimiento, le brotó esa alegría natural y contagiosa. A brazo partido luchó para que sus monasterios gozaran de este ambiente de libertad donde se respirase a un Dios alegre, capaz de llenar de felicidad cualquier corazón humano.
Un grupo de matrimonios americanos que regresaban a su patria acudió a visitar a la Madre Teresa. Al despedirse le pidieron un consejo para su vida de familia. "Sonrían a sus mujeres", dijo a los hombres. "Sonrían a sus maridos", dijo después a las mujeres. Extrañado alguno de ellos, preguntó a la religiosa: "¿Usted está casada?". Y la Madre Teresa, sin perder la sonrisa, sorprendió a los presentes con esta respuesta: "Naturalmente que estoy casada. Y créame que no siempre me es fácil sonreír a mi marido. Porque Jesús es un esposo muy exigente".
¿Si podemos enamorarnos de personas y de cosas, si nuestro corazón queda prendado de una puesta de sol o de un paisaje tropical, por qué no nos vamos a poder enamorar de Dios? Dichosos aquellos que se enamoran radicalmente de Dios, porque su vida será una fuente inagotable de paz, de alegría y de felicidad.
El amor a Dios es un mandato para todos los creyentes. No es especialidad o exclusividad de una cultura, época, edad o estado. Lo que importa es el amor, no la manera de expresar ese amor.
Se puede amar en el silencio de una noche y en medio del bullicio del día. No dejamos de amar a los nuestros cuando trabajamos o cuando estamos de brazos cruzados, cuando sonreímos o cuando lloramos. Lo que importa es amar.
Siempre que amamos a Dios lo debemos demostrar con la vida amando al hermano. Y al hermano también se le puede demostrar el amor de mil maneras. La mamá ama a su hijo cuando lo mece, cuando lo corrige, cuando le da de comer, cuando lo lleva al médico...
El cristianismo se puede vivir de varias formas. Lo importante no es el modo que se elige, la vocación o profesión. Lo importante es ser y vivir lo que se cree, pues cualquier trabajo se pude hacer a la perfección o rayando la mediocridad. Y si uno es mediocre, no es por la profesión o vocación que se ejerce, sino por la talla de la propia persona.
Podemos sonreír a todo y en todo. Un poco de alegría vale más que todo el oro del mundo. Son innumerables los beneficios que acarrea una simple sonrisa: ahuyenta la tristeza, la melancolía, la depresión... La sonrisa rejuvenece, sana las heridas del pasado, abre horizontes al futuro y pone alas en el alma. La sonrisa es la mejor medicina para el cuerpo y para el alma. La alegría más auténtica nace del corazón.
Consciente san Pablo de la importancia de la alegría, repetía machaconamente a los cristianos que siempre estuvieran alegres. No nos debe extrañar, pues, el consejo de la Madre Teresa a los matrimonios: "Sonrían". Quizá debamos repetir con Neruda: "Quítame el pan, si quieres, quítame el aire, pero no me quites tu sonrisa porque moriría".
Preguntas o comentarios al autor
P. Eusebio Gómez Navarro OCD
sábado, 20 de abril de 2013
EL EVANGELIO DE HOY
Autor: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net ¿También ustedes se quieren marchar? | |
Juan 6, 60-69. Pascua. Solo en Cristo encontraremos el lugar que esperamos. Él tiene palabras de vida eterna. | |
En aquel tiempo muchos discípulos de Jesús al oírle, dijeron: Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo? Pero sabiendo Jesús en su interior que sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: ¿Esto os escandaliza? ¿Y cuando veáis al Hijo del hombre subir adonde estaba antes?... El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida. Pero hay entre vosotros algunos que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar. Y decía: Por esto os he dicho que nadie puede venir a mí si no se lo concede el Padre. Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con él. Jesús dijo entonces a los Doce: ¿También vosotros queréis marcharos? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios. Oración introductoria Dios mío, no quiero ser de los que traicionan, porque ¿a quién iría? Sólo Tú me puedes dar la luz y fuerza que necesito para dejar mi autosuficiencia y mi egoísmo. Creo, espero y te amo, permite que pueda tener un encuentro contigo en esta oración. Petición Dios mío, no permitas que las preocupaciones del mundo me distraigan en mi oración. Meditación del Papa "¿También vosotros queréis marcharos?" Esta pregunta provocadora no se dirige sólo a los que entonces escuchaban sino que alcanza a los creyentes y a los hombres de todas las épocas. También hoy muchos se escandalizan ante la paradoja de la fe cristiana. La enseñanza de Jesús parece "dura", demasiado difícil de acoger y de practicar. Entonces hay quien rechaza y abandona a Cristo; hay quien trata de adaptar su palabra a las modas desvirtuando su sentido y valor. "¿También vosotros queréis marcharos?". Esta inquietante provocación resuena en el corazón y espera de cada uno una respuesta personal. Jesús, de hecho, no se contenta con una pertenencia superficial y formal, no le basta una primera adhesión entusiasta; es necesario, por el contrario, participar durante toda la vida en su pensar y querer. Seguirle llena el corazón de alegría y dan sentido pleno a nuestra existencia, pero comporta dificultades y renuncias, pues con mucha frecuencia hay que ir contra la corriente. (Benedicto XVI, 23 de agosto de 2009). Reflexión Varias personas piensan que la doctrina de la Iglesia es inaceptable. ¿Por qué el Papa no permite el aborto, ni la eutanasia, ni el uso de los anticonceptivos? ¿Por qué los curas no pueden casarse? Y por eso muchos deciden dar la espalda a la Iglesia. La historia se repite. Los discípulos de Jesús no podían con toda la doctrina. Sobre todo, aquello de comer el Cuerpo de Cristo. Por eso, muchos de ellos se echaron atrás y no volvieron a ir con Él. Jesús se quedaba solo. Cada uno prefería buscar la felicidad por su cuenta, al margen de la voluntad de Dios. Apenas le quedaba una docena de seguidores, sus apóstoles. ¿Y vosotros, también queréis marcharos? Terrible pregunta. Pero estupenda respuesta: ¿A quien vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna. Es triste ver cómo miles de personas caen diariamente en manos de las sectas, buscando otras palabras diferentes a las de Cristo, que son las que defiende la Iglesia. Sin embargo, no debemos perder la esperanza de que un día se darán cuenta del engaño de esos grupos y decidirán regresar al seno de la familia católica, porque es allí donde se encuentran las verdaderas palabras de Jesús. Propósito Delicadeza y alegría para darle todo a Dios, y dárselo en el amor. Diálogo con Cristo Jesús mío, quiero seguirte día a día y servirte en los demás. No quiero marcharme ni quedarme atrás, quiero caminar al paso que necesita la Iglesia. Cumplir con mis deberes de estado y con mi apostolado de extender tu Reino por medio de la caridad. Por eso te doy gracias por este momento de oración que puede transformar mis deseos en una hermosa realidad. |
20 PROMESAS A QUIENES LLEVEN EL ROSARIO
20 PROMESAS A QUIENES LLEVEN EL ROSARIO (FISICO).
Las 20 Promesas de la Virgen a quienes lleven consigo el santo Rosario :
1- Todos los que lleven piadosamente el Rosario, los llevaré hasta Mi Hijo.
2- Todos los que lleven piadosamente el Rosario, los ayudaré en sus empresas.
3-Todos los que lleven piadosamente el Rosario, aprenderán a amar la Palabra y la Palabra los hará libres. Ya no serán esclavos.
4- Todos los que lleven piadosamente el Rosario, amarán a Mi Hijo más y más.
5- Todos los que lleven piadosamente el Rosario, tendrán un conocimiento más profundo de Mi Hijo en sus vidas diarias.
6-
Todos los que lleven piadosamente el Rosario, tendrán un deseo profundo
de vestir con decencia para no perder la Virtud de la modestia
7-Todos los que lleven piadosamente el Rosario, crecerán en la virtud de la castidad.
8-Todos
los que lleven piadosamente el Rosario, tendrán una conciencia más
profunda de sus pecados y tratarán sinceramente de enmendar sus vidas.
9-Todos los que lleven piadosamente el Rosario, tendrán un profundo deseo de difundir el mensaje de Fátima.
10- Sobre todos que lleven piadosamente el Rosario, derramaré las gracias de las que soy medianera.
11-Todos que lleven piadosamente el Rosario, serán llenados de un profundo deseo de rezarlo y meditar sobre los misterios.
12- Todos los que lleven piadosamente el Rosario, tendrán paz en sus vidas diarias.
13-Todos los que lleven piadosamente el Rosario, serán reconfortados en momentos de tristeza.
14-
Todos los que lleven piadosamente el Rosario, se les concederá el poder
de tomar decisiones sabias a través del Espíritu Santo.
15-
Todos los que lleven piadosamente el Rosario, los llenaré de un
profundo deseo de llevar el Escapulario café del Monte Carmelo.
16- Todos los que lleven piadosamente el Rosario, venerarán Mi Inmaculado Corazón y el sagrado Corazón de Mi Hijo Jesús.
17-Todos los que lleven piadosamente el Rosario, no tomarán el nombre de Dios en vano.
18-Todos
los que lleven piadosamente el Rosario, tendrán una profunda compasión
por Cristo crucificado y crecerán en su amor por El.
19-
Muchos de los que lleven piadosamente el Rosario, serán sanados de
enfermedades físicas, mentales y emocionales; así que llevadlo a los
enfermos y moribundos.
20- Las familias que lleven piadosamente el Rosario, tendrán paz en sus hogares.
NO ES PESO SI HAY AMOR ....
NO ES PESO SI HAY AMOR
Un
arqueólogo fue al Himalaya de peregrinación. Por aquél entonces, los templos antiguos
situados a gran altura eran muy complicados de alcanzar y mucha gente simplemente ya no
volvía. Se llegaba a través de pequeños senderos al borde de precipicios
extraordinariamente profundos, con nieves perpetuas. Tan sólo un pequeño resbalón y
todo habría acabado. Ahora los caminos están en mejores condiciones, pero en el tiempo
del que hablamos eran muy difíciles. El arqueólogo iba cansado, aún llevando muy poco equipaje (porque llevar mucho equipaje a esas alturas se hace imposible). Además, según se asciende, se hace más difícil respirar.
Delante de él, vio a una niña que no tendría más de diez años, cargando a un niño, muy gordito, sobre sus hombros. Ella iba sudando, respirando pesadamente, y cuando el hombre pasó a su lado le dijo: Niña, debes debes estar muy cansada. Llevas mucho peso sobre ti.
La niña le respondió: Usted es quien lleva peso, esto no es un peso, esto es mi hermanito.
Moraleja: Muchas veces pensamos que no podemos presentarnos ante Dios por miedo a que seamos una carga para Él, pues pensamos que al igual que el nuestro, el amor de Dios es limitado y condicionado. El amor de Dios es tan grande que no lo podemos entender, solamente aceptar. Siempre que el enemigo te haga pensar que Dios no tiene tiempo para ti y que eres una carga para Dios, debes recordar que Dios no lleva "cargas", te lleva a ti que eres su creación, y en cuanto al tiempo es solamente una limitación de nosotros los humanos.
Afortunadamente el amor de Dios es permanente..
(WEB CATOLICO DE JAVIER)
MARÍA Y UNA PREGUNTA DE JESÚS....
Autor: Marír Susana Ratero | Fuente: Catholic.net María y una pregunta de Jesús… | |
¿Quién es mi Madre? Pues, la que hizo la Voluntad de mi Padre y si queréis ser realmente mi hermano, mi hermana y mi madre, debes hacerte, hijo de esta Madre. | |
Madre, en la Misa de hoy se ha leído una parte del Evangelio que mucho me cuesta comprender… y me quedo mirando tu imagen, buscando en ti las palabras que no hallo. Más, Tu siempre eres respuesta a tus hijos cuando la búsqueda es sincera, llena de amor y confianza.. - Ven, hija- y te sigo… ya se hace costumbre al alma el seguirte, porque siempre tu compañía me deja mejor trazado el camino hacia Tu Hijo… Llegamos a Cafarnaúm. Jesús está en casa. Se ha juntado tanta gente que ni siquiera puede comer. Nos acercamos sin entrar. Nos quedamos junto a la puerta. Allí también se hallan los primos de Jesús (la palabra "hermano", en hebreo, abarca a los primos y parientes) La gente reparó en ti. Es que tu presencia jamás pasa inadvertida para tus hijos. La Llena de Gracia, la que ganó por humildad los más grandes regalos de amor del Padre. La Llena de gracia y en la puerta… esperando, sin hacer ostentación de tus privilegios de Madre. Y Jesús te ve… y saca de tu presencia una profunda enseñanza… Le dice la gente "Tu Madre y tus hermanos te buscan, ahí afuera" La escena es clara, la distancia prudente… Y Jesús nos habla entonces acerca de ti… - ¿Quién es mi Madre?- Y sus ojos brillan de manera especial… como haciendo eco a esta pregunta, como diciendo: - ¿Sabéis vosotros quién es, realmente, esa simple mujer que todos conocen? ¿Sabéis acaso que Ella está en el Corazón del Padre desde antes de la Creación del mundo? ¿Sabéis que sólo en Ella hallé mi complacencia para venir del Padre hasta vosotros? ¿Conocéis que los días que habité en su purísimo vientre fueron los más serenos, los más parecidos a la Mansión del Padre de donde venía? - ¿Quién es mi Madre?-repite tu Hijo, María, y veo tu mirada baja, humilde, sencilla… Y mirando a los que estaban sentados a su alrededor, sentados esperando una palabra, un camino… si, Tu Hijo, Madre, les habla a los que se acercan a El y allí se quedan, en espera, Tu Hijo les muestra el camino. El camino que Tú has recorrido… - Pues, la que hizo la Voluntad de mi Padre (y Jesús volvió a escuchar en su Corazón tus palabras de la Anunciación "Hágase en mi Su Voluntad") y si queréis ser realmente mi hermano, mi hermana y mi madre, debéis haceros, en vuestro corazón, hijos de esta Madre… Extiendes tu Mano, Madrecita, buscando la mía, como siempre, como cada día aún cuando no lo noto, más aún cuando te creo ausente… Miro a Jesús a los ojos y mi corazón susurra un "gracias" tembloroso y emocionado, un silencioso "gracias"" que Jesús escucha en las profundidades de mi alma… Y me dejo llevar por Ti, María, para aprender, en Tu Corazón, el camino de la Voluntad del Padre… Amiga mía, amigo mío que lees estas líneas. María tiende hacia ti su Mano. Tómala confiado, que Ella te llevará por un camino corto, perfecto, fácil y seguro, donde Jesús te espera para decirte "hermana mía, hermano mío" |
DIOS ES UNA PERSONA
Dios es una persona
Hablar
con Dios es como hablar con las personas: el Padre, el Hijo, el
Espíritu Santo. Por que este es nuestro Dios, uno y trino, no un dios
indefinido y difuso, como un espray esparcido un poco por todas partes.
Este es el significado de la reflexión propuesta por el papa Francisco en la homilía de la misa celebrada en la mañana del jueves 18 de abril en la Domus Sanctae Marthae, a la que asistieron los directores y funcionarios de la Inspección de Seguridad Pública del Vaticano.
Concelebraron con el papa, entre otros, el arzobispo Angelo Becciu, sustituto de la Secretaría de Estado; los obispos Charles Scicluna, obispo auxiliar de Malta, y Flavio Roberto Carraro, obispo emérito de Verona. Asimismo, los prelados José Bettencourt, jefe de protocolo de la Secretaría de Estado, Antonio Scotti, jefe de la oficina de la primera sección de la Secretaría de Estado, y Giuseppe Saia, coordinador nacional de los capellanes de la Policía del Estado italiano.
La ceremonia estuvo dirigida por monseñor Guillermo Javier Karcher, maestro de ceremonias papales. Entre las personalidades presentes, estuvieron los prefectos Alessandro Marangoni, director adjunto de la Policía, y Salvatore Festa, director de la oficina de enlace entre el Vaticano y el Ministerio del Interior de Italia, así como Enrico Avola, director de la Inspección de Seguridad Pública
en el Vaticano.
Es el Señor quien "nos habla de la fe", comenzó así la homilía del papa. Él nos dice «creer en él. Pero primero nos dice algo más: "Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me envió”. Ir a Jesús, encontrar a Jesús, conocer a Jesús es un don del Padre. Es un regalo. La fe es un don. Un regalo que recibimos en el bautismo, pero que luego debe desarrollarse en la vida, crecer en nuestro corazón, extenderse en las obras que hacemos. La fe es un don, y los que tienen esta fe, tienen vida eterna. Podemos preguntarnos: "¿Tenemos fe?". "Sí, sí, yo creo en Dios." "¿Pero en cuál Dios tú crees?". "¡Bueno, en Dios!" ¿Cuántas veces escuchamos esto "en Dios"? Un dios difuso, un dios-espray, que está un poco en todas partes, pero no se sabe lo que es. Creemos en Dios que es Padre, que es Hijo, que es Espíritu Santo. Creemos en las personas, y cuando hablamos con Dios hablamos con personas: o hablo con el Padre, o hablo con el Hijo, o hablo con el Espíritu Santo. Y esta es la fe».
Refiriéndose a la primera lectura de los Hechos de los Apóstoles (8, 26-40), el papa se centró en la figura del eunuco etíope, tesorero de la reina Candace, quien tenía una fe poco madura y sólida, "una fe que se iniciaba”. Sin embargo, "tenía buena voluntad. Había venido a Jerusalén para orar, para adorar a Dios, y leía al profeta Isaías. Tenía una cierta inquietud en el alma. Se la había metido el Padre para atraerlo a Jesús. Y este hombre, cuando Felipe se acercó a él y le preguntó: "¿Entiendes lo que estás leyendo?", le responde que no. Y cuando Felipe le anuncia a Jesús, este hombre siente que esta es una buena noticia. Siente el gozo. Empieza a sentir una alegría especial. Y tan grande fue la alegría que al ver el agua, dice,
"¡Bautízame ahora! ¡Quiero seguir a Jesús!"
Esto, señaló el papa Francisco, es algo que debería hacernos reflexionar: «Pensemos: no era un hombre de la calle, un hombre común. Era un ministro de economía, ¡eh! Podemos pensar que estaba un poco apegado al dinero. También podemos pensar que era un 'arribista', porque había renunciado a la paternidad por su carrera, ¿no? Pero todo esto se viene abajo ante la invitación del Padre a encontrar a Jesús. Esta es la fe. Y después Jesús nos dice cómo es su camino, nos enseña las actitudes de los que le siguen: en las bienaventuranzas, después en nuestra actitud. "Para seguirme, estas son las cosas que hacer: las Bienaventuranzas». A lo que se añaden las actitudes descritas en el «capítulo 25 de Mateo, sobre el juicio final: "Tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me ofrecieron agua, estuve enfermo y me visitaste" (Mateo 25, 31-46). Son las actitudes de los discípulos de Jesús. Quien tiene fe, tiene la vida eterna, tiene la vida. Pero la fe es un don, es el Padre quien la da. Nosotros debemos seguir por este camino».
Nos puede pasar también a nosotros, observaba el papa, el ir por ese camino, mientras estamos absortos en nuestros pensamientos. Además, "todos somos pecadores y siempre tenemos algunas cosas que no van", aunque el Señor nos perdona "si pedimos perdón siempre: ¡y hacia adelante, sin desanimarnos!".
Es posible, por lo tanto, que sobre dicho camino nos suceda lo mismo que pasó con el tesorero etíope. Una vez vuelto a salir del agua después del bautismo --dijo el papa Francisco--, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe y él "no le vio más. Y lleno de alegría siguió su camino".
Era la alegría de la fe, "la alegría de haber encontrado a Jesús, la alegría que solo nos la da Jesús, la alegría que da paz: no la que da el mundo, la que da Jesús. Esta es nuestra fe", aquella que nos "hace fuerte, nos hace alegres", y que se alimenta siempre en la vida "con pequeños encuentros diarios con Jesús".
Al final de la Misa, después de la oración a san Miguel Arcángel, patrono de la Policía del Estado, el papa agradeció a todos los presentes "por el servicio que realizan en la sociedad. Un servicio difícil; un servicio para el bien común, para la paz común. Un servicio que es peligroso, también, para la vida. Un servicio que --como le hemos pedido a san Miguel Arcángel--, requiere rectitud de la mente, fuerza de voluntad, honestidad con los afectos, serenidad. Muchas gracias por este servicio. Que el Señor les
bendiga mucho".
Tomado de L'Osservatore Romano del 18 de abril de 2013
Traducido del italiano por José Antonio Varela V.
Este es el significado de la reflexión propuesta por el papa Francisco en la homilía de la misa celebrada en la mañana del jueves 18 de abril en la Domus Sanctae Marthae, a la que asistieron los directores y funcionarios de la Inspección de Seguridad Pública del Vaticano.
Concelebraron con el papa, entre otros, el arzobispo Angelo Becciu, sustituto de la Secretaría de Estado; los obispos Charles Scicluna, obispo auxiliar de Malta, y Flavio Roberto Carraro, obispo emérito de Verona. Asimismo, los prelados José Bettencourt, jefe de protocolo de la Secretaría de Estado, Antonio Scotti, jefe de la oficina de la primera sección de la Secretaría de Estado, y Giuseppe Saia, coordinador nacional de los capellanes de la Policía del Estado italiano.
La ceremonia estuvo dirigida por monseñor Guillermo Javier Karcher, maestro de ceremonias papales. Entre las personalidades presentes, estuvieron los prefectos Alessandro Marangoni, director adjunto de la Policía, y Salvatore Festa, director de la oficina de enlace entre el Vaticano y el Ministerio del Interior de Italia, así como Enrico Avola, director de la Inspección de Seguridad Pública
en el Vaticano.
Es el Señor quien "nos habla de la fe", comenzó así la homilía del papa. Él nos dice «creer en él. Pero primero nos dice algo más: "Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me envió”. Ir a Jesús, encontrar a Jesús, conocer a Jesús es un don del Padre. Es un regalo. La fe es un don. Un regalo que recibimos en el bautismo, pero que luego debe desarrollarse en la vida, crecer en nuestro corazón, extenderse en las obras que hacemos. La fe es un don, y los que tienen esta fe, tienen vida eterna. Podemos preguntarnos: "¿Tenemos fe?". "Sí, sí, yo creo en Dios." "¿Pero en cuál Dios tú crees?". "¡Bueno, en Dios!" ¿Cuántas veces escuchamos esto "en Dios"? Un dios difuso, un dios-espray, que está un poco en todas partes, pero no se sabe lo que es. Creemos en Dios que es Padre, que es Hijo, que es Espíritu Santo. Creemos en las personas, y cuando hablamos con Dios hablamos con personas: o hablo con el Padre, o hablo con el Hijo, o hablo con el Espíritu Santo. Y esta es la fe».
Refiriéndose a la primera lectura de los Hechos de los Apóstoles (8, 26-40), el papa se centró en la figura del eunuco etíope, tesorero de la reina Candace, quien tenía una fe poco madura y sólida, "una fe que se iniciaba”. Sin embargo, "tenía buena voluntad. Había venido a Jerusalén para orar, para adorar a Dios, y leía al profeta Isaías. Tenía una cierta inquietud en el alma. Se la había metido el Padre para atraerlo a Jesús. Y este hombre, cuando Felipe se acercó a él y le preguntó: "¿Entiendes lo que estás leyendo?", le responde que no. Y cuando Felipe le anuncia a Jesús, este hombre siente que esta es una buena noticia. Siente el gozo. Empieza a sentir una alegría especial. Y tan grande fue la alegría que al ver el agua, dice,
"¡Bautízame ahora! ¡Quiero seguir a Jesús!"
Esto, señaló el papa Francisco, es algo que debería hacernos reflexionar: «Pensemos: no era un hombre de la calle, un hombre común. Era un ministro de economía, ¡eh! Podemos pensar que estaba un poco apegado al dinero. También podemos pensar que era un 'arribista', porque había renunciado a la paternidad por su carrera, ¿no? Pero todo esto se viene abajo ante la invitación del Padre a encontrar a Jesús. Esta es la fe. Y después Jesús nos dice cómo es su camino, nos enseña las actitudes de los que le siguen: en las bienaventuranzas, después en nuestra actitud. "Para seguirme, estas son las cosas que hacer: las Bienaventuranzas». A lo que se añaden las actitudes descritas en el «capítulo 25 de Mateo, sobre el juicio final: "Tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me ofrecieron agua, estuve enfermo y me visitaste" (Mateo 25, 31-46). Son las actitudes de los discípulos de Jesús. Quien tiene fe, tiene la vida eterna, tiene la vida. Pero la fe es un don, es el Padre quien la da. Nosotros debemos seguir por este camino».
Nos puede pasar también a nosotros, observaba el papa, el ir por ese camino, mientras estamos absortos en nuestros pensamientos. Además, "todos somos pecadores y siempre tenemos algunas cosas que no van", aunque el Señor nos perdona "si pedimos perdón siempre: ¡y hacia adelante, sin desanimarnos!".
Es posible, por lo tanto, que sobre dicho camino nos suceda lo mismo que pasó con el tesorero etíope. Una vez vuelto a salir del agua después del bautismo --dijo el papa Francisco--, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe y él "no le vio más. Y lleno de alegría siguió su camino".
Era la alegría de la fe, "la alegría de haber encontrado a Jesús, la alegría que solo nos la da Jesús, la alegría que da paz: no la que da el mundo, la que da Jesús. Esta es nuestra fe", aquella que nos "hace fuerte, nos hace alegres", y que se alimenta siempre en la vida "con pequeños encuentros diarios con Jesús".
Al final de la Misa, después de la oración a san Miguel Arcángel, patrono de la Policía del Estado, el papa agradeció a todos los presentes "por el servicio que realizan en la sociedad. Un servicio difícil; un servicio para el bien común, para la paz común. Un servicio que es peligroso, también, para la vida. Un servicio que --como le hemos pedido a san Miguel Arcángel--, requiere rectitud de la mente, fuerza de voluntad, honestidad con los afectos, serenidad. Muchas gracias por este servicio. Que el Señor les
bendiga mucho".
Tomado de L'Osservatore Romano del 18 de abril de 2013
Traducido del italiano por José Antonio Varela V.
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