Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net Conflictos y rivalidades en la Iglesia | |
Cristo dejó bien claro cuál es el antídoto ante este peligro: el que quiere ser grande ha de convertirse en servidor de los otros. | |
Tensiones, conflictos, envidias, zancadillas, se dan con frecuencia en casi todos los ámbitos de la vida humana: en la familia, en la escuela, en el trabajo, en el grupo de amigos, en el partido político, en el cuartel, en los hospitales. Por desgracia, también se dan en la Iglesia. En el mismo Evangelio podemos leer cómo Cristo tuvo que intervenir varias veces cuando se producían fricciones o envidias entre los primeros discípulos. Una vez, porque discutieron sobre quién era el mayor (cf. Lc 9,46-48). Otra vez, porque diez de ellos se irritaron contra la pretensión de Santiago y Juan de ocupar los primeros lugares en el Reino (cf. Mt 20,24-28). Incluso en la Última Cena volvió a encenderse entre los apóstoles el debate sobre quién sería el primero (cf. Lc 22,24-27), como si todavía no hubieran aprendido el modo de actuar de su Maestro. Tras la muerte de Cristo no faltaron momentos de tensión y de conflicto. A veces por motivos que parecían justos, como cuando hubo quejas entre los creyentes helenistas contra los hebreos, porque veían que sus viudas no eran tratadas de modo correcto (cf. Hch 6,1). Entre Pablo y Bernabé estalló un fuerte debate que les llevó a separarse, porque no estaban de acuerdo sobre si llevar o no a Juan Marcos a una nueva misión (cf. Hch 15,36-40). San Pablo se lamentaba de las divisiones que se produjeron en algunas comunidades, en las que unos decían “yo soy de Pablo” mientras otros repetían “yo soy de Apolo” (cf. 1Co 3,3-6). La historia podría mostrarnos miles de ejemplos y situaciones parecidas, o incluso más graves, algunas de las cuales desembocaron, dramáticamente, en actos de violencia entre los que eran de un grupo contra los del otro grupo. Puesto que siguen en pie las consecuencias del pecado original, y dado que las pasiones desordenadas nos llevan al individualismo, a la envidia, a la soberbia, al rencor, también hoy existen y se producen conflictos entre católicos que dañan enormemente la vida de la Iglesia. En la parroquia o en un oratorio, dentro de una orden monástica o entre los sacerdotes de una diócesis, entre los miembros de un grupo de laicos comprometidos, entre los nacidos en un lugar y los nacidos en otro, en ocasiones, ojalá fueran pocas, se producen esos momentos de fricción que desgastan, que encienden los ánimos, que dividen, que llevan a sucumbir a pecados con la mente, con la lengua, con las acciones. Cristo dejó bien claro cuál es el antídoto ante este peligro en los textos que citamos antes: el que quiere ser grande ha de convertirse en servidor de los otros. O, como decía san Pablo, basta con recordar que somos edificación de Dios, construidos sobre la única piedra angular que permite que todo encaje perfectamente: Cristo (cf. Ef 2,19-22). Existirán, ciertamente, momentos de tensión, pequeños conflictos, malentendidos, errores humanos, incluso acciones claramente culpables. Ello no quita que podamos perdonar, que podamos tolerar con paciencia un defecto, que busquemos maneras concretas para restablecer la unidad y reparar los daños que se hayan podido producir. Lo importante es tener siempre ante nuestros ojos lo que es esencial, y saber soportarnos los unos a los otros con espíritu auténtico de caridad fraterna. En ese sentido, ayuda mucho recordar estas palabras de san Pablo: “Os exhorto, pues, yo, preso por el Señor, a que viváis de una manera digna de la vocación con que habéis sido llamados, con toda humildad, mansedumbre y paciencia, soportándoos unos a otros por amor, poniendo empeño en conservar la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo Cuerpo y un solo Espíritu, como una es la esperanza a que habéis sido llamados. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos” (Ef 4,1-6). Ello no quita que exista una legítima pluralidad, un dinamismo que permite a cada bautizado ofrecer sus propios dones a sus hermanos. Pero esa legítima pluralidad no debe convertirse en fuente de conflictos o divisiones, sino que vale en tanto en cuanto preserva y promueve la unidad y el amor entre los hermanos. Dios está presente allí donde reina el amor fraterno (cf. 1Jn 4,7-21). Ese amor crea unidad y paz entre las comunidades, y permite vivir en la Tierra con esa dicha profunda y esa armonía íntima que esperamos alcanzar, para siempre, en el cielo. |
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lunes, 20 de febrero de 2012
CONFLICTOS Y RIVALIDADES EN LA IGLESIA
sábado, 18 de febrero de 2012
A MIS AMIGOS...
A mis amigos
Autor: Alberto Cortez
A mis amigos les adeudo la ternura y las palabra de aliento y el abrazo, el compartir con ellos la factura, que nos presenta la vida paso a paso.
A mis amigos les adeudo la paciencia de tolerar mis espinas más agudas, los arrebatos del amor, la negligencia, las vanidades, los temores y las dudas.
Un barco frágil de papel, parece a veces la amistad pero jamás puede con él, la más violenta tempestad porque ese barco de papel tiene aferrado a su timón por capitán y timonel: un corazón...
A mis amigos les adeudo los enfados que perturbaron sin querer nuestra armonía, sabemos todos que no puede ser pecado el discutir alguna vez por tonterías.
A mis amigos dejaré cuando me muera mi devodión en un acorde de guitarra, y entre los versos olvidados de un poema, mi pobre alma incorregible de cigarra.
Amigo mío si esta copla como el viento, adonde quiera muchas veces te reclama, serás plural porque lo exige el sentimiento cuando se llevan los amigos en el alma.
Autor: Alberto Cortez
A mis amigos les adeudo la ternura y las palabra de aliento y el abrazo, el compartir con ellos la factura, que nos presenta la vida paso a paso.
A mis amigos les adeudo la paciencia de tolerar mis espinas más agudas, los arrebatos del amor, la negligencia, las vanidades, los temores y las dudas.
Un barco frágil de papel, parece a veces la amistad pero jamás puede con él, la más violenta tempestad porque ese barco de papel tiene aferrado a su timón por capitán y timonel: un corazón...
A mis amigos les adeudo los enfados que perturbaron sin querer nuestra armonía, sabemos todos que no puede ser pecado el discutir alguna vez por tonterías.
A mis amigos dejaré cuando me muera mi devodión en un acorde de guitarra, y entre los versos olvidados de un poema, mi pobre alma incorregible de cigarra.
Amigo mío si esta copla como el viento, adonde quiera muchas veces te reclama, serás plural porque lo exige el sentimiento cuando se llevan los amigos en el alma.
A LA PERSONA QUE AMAS...
A la persona que amas...
Las cosas que deberías intentar con la persona que amas son:
Toma sus manos siempre que te sea posible.
Abrázala por la cintura y susúrrale algo en sus oído
Bésala en cada oportunidad que tengas.
Abrázala fuertemente cuando tenga frio
Cuando estén solos, abrázala y bésala.
Dale un beso en la punta de la nariz y así se dará cuenta de ¿que quieres besarle.
En el cine, abrásele automáticamente pondrá su cabeza en tu hombro y se arrimará hacia ti, entonces inclina su cara y besa su mejilla suavemente.
Cuando diga que le duele su espalda - hombros - cuello, dale un masaje.
Cuando alguien se acerque a saludarle levántate por ella.
Mírala a los ojos profundamente y dile que la amas.
Las cosas que deberías intentar con la persona que amas son:
Toma sus manos siempre que te sea posible.
Abrázala por la cintura y susúrrale algo en sus oído
Bésala en cada oportunidad que tengas.
Abrázala fuertemente cuando tenga frio
Cuando estén solos, abrázala y bésala.
Dale un beso en la punta de la nariz y así se dará cuenta de ¿que quieres besarle.
En el cine, abrásele automáticamente pondrá su cabeza en tu hombro y se arrimará hacia ti, entonces inclina su cara y besa su mejilla suavemente.
Cuando diga que le duele su espalda - hombros - cuello, dale un masaje.
Cuando alguien se acerque a saludarle levántate por ella.
Mírala a los ojos profundamente y dile que la amas.
LA ALEGRÍA LLEGARÁ DESPUES
La alegría llegará despues
Autor: Padre Michel Quoist
Llegará un día en que el cristiano se dará de bruces violentamente con el mal del mundo. Será cuestión de segundos, pero éste se le manifestará con toda su amplitud y profundidad.
Incapaz de compartir con otros este secreto, cargará a solas, anonadado, el mal que creía conocer y del que otras veces sólo había percibido el primer pliegue. Primera etapa de una noche indispensable para la purificación del cristiano y el pleno conocimiento de su misión de REDENTOR.
""Comenzó a sentir temor y angustia y les decía: Triste está mi alma hasta la muerte, permaneced aquí y velad. Adelantándose un poco, cayó en tierra y oraba que si era posible, pasase de El aquella hora. Decía: Padre, todo te es posible, aleja de mí este cáliz, más no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras Tú.""
Hijo mío, hace falta aceptar el mal que hay en el mundo,
hace falta, incluso cargárselo a la espalda.
No te detengas, pero tómalo al paso;
para esto te envié por los caminos.
Te aplasta, no puedes seguir avanzando con él, te desplomas
de asco en la noche y en la soledad.
Conozco todo eso, hijo mío también yo lo he pasado antes que tú:
fue mi agonía.
Porque hay que pasar por ahí, ésa es la Ley de mi Redención.
Autor: Padre Michel Quoist
Llegará un día en que el cristiano se dará de bruces violentamente con el mal del mundo. Será cuestión de segundos, pero éste se le manifestará con toda su amplitud y profundidad.
Incapaz de compartir con otros este secreto, cargará a solas, anonadado, el mal que creía conocer y del que otras veces sólo había percibido el primer pliegue. Primera etapa de una noche indispensable para la purificación del cristiano y el pleno conocimiento de su misión de REDENTOR.
""Comenzó a sentir temor y angustia y les decía: Triste está mi alma hasta la muerte, permaneced aquí y velad. Adelantándose un poco, cayó en tierra y oraba que si era posible, pasase de El aquella hora. Decía: Padre, todo te es posible, aleja de mí este cáliz, más no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras Tú.""
Hijo mío, hace falta aceptar el mal que hay en el mundo,
hace falta, incluso cargárselo a la espalda.
No te detengas, pero tómalo al paso;
para esto te envié por los caminos.
Te aplasta, no puedes seguir avanzando con él, te desplomas
de asco en la noche y en la soledad.
Conozco todo eso, hijo mío también yo lo he pasado antes que tú:
fue mi agonía.
Porque hay que pasar por ahí, ésa es la Ley de mi Redención.
PUES ANTES DE RESUCITAR HAY QUE MORIR,
ANTES DE MORIR HAY QUE AGONIZAR,
ANTES DE AGONIZAR HAY QUE SUFRIR.
NO HUYAS DEL MAL. AL CONTRARIO: ESTATE ALLÍ. TÓMALO.
CUANTO MAS FEO SEA, CUANTO MAS PESADO MAS HAY QUE EMPUÑARLO.
Sufre
muere
LA ALEGRÍA VENDRÁ DESPUÉS.
REPETIR EL CAMINO DE MARÍA EN NUESTRA VIDA..
Autor: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net
Repetir el camino de María en nuestra vida
Porque repetirlo es seguir el camino de la paz, es seguir el camino de Dios, por donde Él nos vaya llevando.
La Santísima Virgen no es la única que ha sido elegida por Dios; cada uno de nosotros también lo ha sido. La razón por la cual María es bendecida de esta forma extraordinaria por el Señor, es por la misión que a Ella se le iba a entregar: la de ser la Madre del Redentor. La razón por la cual cada uno de nosotros es bendecido por Dios es porque también tenemos una misión muy especial de cara a nuestro mundo, de cara a la propia familia y de cara a la sociedad en la que vivimos.
Ciertamente que, en nuestro caso, el camino es distinto. En María se produce la preservación por parte de Dios. María no es tocada por el pecado; nosotros tenemos que caminar y luchar para corregir esa marca del pecado. Sin embargo, de la misma manera en que María tiene una gracia muy especial por parte del Señor, no olvidemos que también nosotros la tenemos, porque tenemos la gracia de Dios para poder llevar a cabo nuestra misión.
Yo creo que la actitud de la Santísima Virgen ante la misión que se le propone, también la podríamos aplicar a nosotros. María, cuando oye las palabras del ángel, se preocupa mucho y se pregunta qué querría decir semejante saludo. María le pregunta al ángel cómo se va a realizar el plan de Dios, siendo ella virgen. Sin embargo, la Santísima Virgen ofrece su persona a Dios como la esclava del Señor para que se cumpla en Ella lo que se le ha dicho.
Esas tres actitudes de la Santísima Virgen, podrían también ser tres comportamientos nuestros. Cada uno de nosotros, cuando Dios manifiesta su plan en nuestra vida, también puede sentir preocupación, inquietud, incluso miedo. “No temas María”, le dirá el ángel. También en nuestro corazón, cuando vemos lo que Dios nos pide, cuando vemos con claridad el designio de Dios para nuestra vida, puede surgir miedo, porque muchas veces lo que Dios nos pide va en contra de lo que habíamos planeado.
Si reflexionáramos sobre el plan que tenía o el plan que tiene para su existencia, ¿podría decir que es el mismo que Dios le está pidiendo? ¿Acaso lo que me ha sucedido estaba dentro de mis planes? ¿Estaba dentro de mis planes el que mi matrimonio sufriese dificultades? ¿Estaba dentro de mis planes el que mis hijos se comportasen mal? ¿Estaba dentro de mis planes el que Dios me pidiese pasar por la situación por la que estoy pasando?
Nos vamos a dar cuenta de que muchas cosas no estaban dentro de nuestros planes. Y cuando de pronto te encuentras con algo que no está dentro de tus planes, te puede preocupar, te puede incluso molestar. Sin embargo, hay una cosa muy clara: muchas veces perdemos el dominio de nuestra vida y se lo tenemos que dejar a Dios.
¿Qué pasa cuando se lo tienes que dejar a Él? ¿Qué pasa cuando Dios te dice “el control lo quiero yo”? Y quiero que me entregues esto de tu vida...; esto de tus hijos...; esto de tu matrimonio...; esto en el ámbito material...; esto en el ámbito social... A lo mejor, surge en nosotros preocupación, que puede ser una reacción lógica, pero que no sigue el camino de la Santísima Virgen María.
Cuántas veces podemos perder de vista que, ante Dios, la respuesta auténtica es “sí”. Y es un “sí” que le pone a Dios delante todo lo que uno es. María había prometido a Dios vivir en virginidad. Pero incluso esa promesa tan acariciada en el corazón de la Santísima Virgen, Ella la pone ante el Señor y acepta la respuesta de Dios.
El punto importante es si le ponemos a Dios el sí por delante. “¿Cómo va a ser...?” Tú me lo vas a decir, Tú me vas a guiar, Tú vas a estar a mi lado. Sin embargo, cuántas veces pensamos que nuestros planes personales son mejores que los de Dios; que nuestros criterios personales, son mejores que los del Señor. Nos olvidamos de que el camino de María es un camino en el que Ella siempre está dispuesta a decirle a Dios “sí”.
La tercera actitud de la Santísima Virgen María es una actitud de una ofrenda total: “He aquí la esclava del Señor, que se haga en mí según tu palabra”. Ante los conflictos internos de más generosidad, más sacrificio, más entrega, más oración, más perdón a los demás, tenemos que repetir las palabras de María Santísima: “Aquí está la esclava del Señor, que se haga en mí según tu palabra”.
Dice San Pablo: “Hemos sido elegidos, en Cristo, para ser santos e irreprochables”. ¿Cuál es el camino para lograrlo? Cada uno de nuestros caminos es distinto, cada uno de nuestros modos de caminar es diferente, pero si seguimos el camino de María “aquí está la esclava del Señor, que se haga en mí según tú me dices”, será siempre un camino de gozo y de esperanza, no un camino de miedo.
¡Qué importante es descubrir este camino de María en nuestra vida, porque es un camino -no lo olvidemos-, que lo tenemos que ir repitiendo constantemente! Lo tenemos que repetir cuando nuestra vida es joven, cuando es madura, cuando es anciana; lo tenemos que repetir cuando las cosas económicas van bien o cuando van mal; lo tenemos que repetir cuando hay contrariedades o cuando no las hay. Tenemos que repetir el camino de María, porque repetirlo es seguir el camino de la paz, es seguir el camino de Dios.
Permitamos, entonces, que toda nuestra vida vaya caminando, como en la vida de María, con estas tres actitudes: La actitud de querer encontrar la voluntad de Dios, sea ésta cual sea. La actitud de no poner restricciones a la voluntad de Dios, sea ésta cual sea. Pero sobre todo, la actitud de entregarse con plena y madura libertad al camino de Dios, por donde Él nos vaya llevando.
jueves, 16 de febrero de 2012
MARÍA...
María...
María mira emocionada a Jesús niño. Con ella contemplamos al que es la Vida.
María envuelve a Jesús en pañales. Con ella cuidamos toda vida.
María acoge en su corazón, junto a Jesús, a muchos nombres. Con ella aprendemos a levantar las vidas caídas.
María pone en un pesebre al Salvador. Con ella colocamos en cada corazón la bendición y la ternura de Dios.
María, puesta en manos del Espíritu, permanece siempre abierta a la acción creadora de Dios.
¡Bendita tú, María, mujer, lugar de maternidad, campo en el que la vida emerge y todo lo embellece!
Palabra de la Iglesia:
"Y ahora es a vosotras a las que nos dirigimos, mujeres de todas las condiciones... En este momento en que la humanidad conoce una mutación tan profunda, las mujeres llenas del espíritu del Evangelio podéis ayudar tanto a que la humanidad no decaiga... Estáis presentes en el misterio de la vida que comienza... Nuestra técnica corre peligro de convertirse en inhumana. Reconciliad a los hombres con la vida" (Mensaje del Concilio Vat II a las mujeres).
Fuente: cipecar.org
María mira emocionada a Jesús niño. Con ella contemplamos al que es la Vida.
María envuelve a Jesús en pañales. Con ella cuidamos toda vida.
María acoge en su corazón, junto a Jesús, a muchos nombres. Con ella aprendemos a levantar las vidas caídas.
María pone en un pesebre al Salvador. Con ella colocamos en cada corazón la bendición y la ternura de Dios.
María, puesta en manos del Espíritu, permanece siempre abierta a la acción creadora de Dios.
¡Bendita tú, María, mujer, lugar de maternidad, campo en el que la vida emerge y todo lo embellece!
Palabra de la Iglesia:
"Y ahora es a vosotras a las que nos dirigimos, mujeres de todas las condiciones... En este momento en que la humanidad conoce una mutación tan profunda, las mujeres llenas del espíritu del Evangelio podéis ayudar tanto a que la humanidad no decaiga... Estáis presentes en el misterio de la vida que comienza... Nuestra técnica corre peligro de convertirse en inhumana. Reconciliad a los hombres con la vida" (Mensaje del Concilio Vat II a las mujeres).
Fuente: cipecar.org
INVOCACIÓN A LA CONFIANZA...
Invocación a la confianza
Autor: A. Pangrazzi
Ayúdame Señor, a creer que detrás de las nubes está el Sol; que los desnudos árboles de otoño volverán a vestirse de hojas, si tengo la paciencia de esperar.
Ayúdame Señor, a comprender que para alcanzar la cima de la montaña hay que atravesar el largo valle. Que la vela difunde su luz a base de consumirse poco a poco.
Ayúdame Amado Señor, a desprenderme de las pretendidas seguridades que no puedo tener y que me hacen tan inseguro; ayúdame a comprender que mis temores aumentan mi inquietud y mi impaciencia.
Ayúdame Señor, a aceptar mis limitaciones.
Confío en tí como un niño que se siente seguro en brazos de su madre.
Ayúdame a caminar por donde no puedo ver sabiendo que tú estás ahí conmigo.
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, EN VOS CONFIO.
Autor: A. Pangrazzi
Ayúdame Señor, a creer que detrás de las nubes está el Sol; que los desnudos árboles de otoño volverán a vestirse de hojas, si tengo la paciencia de esperar.
Ayúdame Señor, a comprender que para alcanzar la cima de la montaña hay que atravesar el largo valle. Que la vela difunde su luz a base de consumirse poco a poco.
Ayúdame Amado Señor, a desprenderme de las pretendidas seguridades que no puedo tener y que me hacen tan inseguro; ayúdame a comprender que mis temores aumentan mi inquietud y mi impaciencia.
Ayúdame Señor, a aceptar mis limitaciones.
Confío en tí como un niño que se siente seguro en brazos de su madre.
Ayúdame a caminar por donde no puedo ver sabiendo que tú estás ahí conmigo.
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, EN VOS CONFIO.
EL AMOR..
El amor
A veces duele amar a alguien y no ser correspondidos. Pero lo que es más doloroso es amar a alguien y no tener el valor para decirle a esa persona TE AMO...
Tal vez la vida quiere que nosotros conozcamos a unas cuantas personas equivocadas antes de conocer a la persona correcta, para que al fin, cuando la conozcamos, sepamos ser agradecidos por ese maravilloso regalo...
Una de las cosas más tristes del destino es cuando conoces a alguien que significa todo y sólo para darte cuenta finalmente, que no era para ti, que le debes dejar ir...
Cuando la puerta de la felicidad se cierra, otra se abre, pero algunas veces miramos tanto tiempo aquella puerta que se cerró, que no somos capaces de ver la que se ha abierto frente a nosotros.
Darle a esa persona una nueva oportunidad, quizás seria lo mejor que te pudiera pasar... Todos cometemos errores, todos nos equivocamos... a veces esos errores nos cuentan caro, pero de ellos se aprende y mucho... Es cierto que no sabemos lo que tenemos a nuestro lado hasta que lo perdemos, pero también es cierto que no sabemos lo que nos hemos estado perdiendo hasta que lo encontramos...
Darle a alguien todo tu amor nunca es un seguro de que te amará, pero no esperes que te amen; sólo espera que el amor crezca en el corazón de la otra persona.
Dalo todo sin esperar nada a cambio... Da lo mejor de ti sin esperar una recompensa... El amor de eso se trata: es un sacrificio perpetuo y constante...
Pero si aun así el amor no crece en el corazón de la otra persona, no sufras: sé realmente feliz porque creció en el tuyo...
Hay cosas que te encantaría oír y que nunca escucharás de la persona que te gustaría que las dijera. Hay cosas que seguro tú has hecho por ella y crees que no le han importado. No importa: sigue dando, continúa amando... pero no sufras: siéntete orgulloso de lo que has sabido dar, de tu capacidad de amar... y no seas tan sordo para no oír las palabras dulces de quien las dice desde su corazón y quizás no escuchas...
Nunca digas adiós si todavía quieres intentar; nunca digas que ya no amas si así no lo sientes... Agota el último recurso, busca una solución a todo, ya que siempre la hay... Nunca te des por vencido ni aun vencido, y mucho menos aún si sientes que puedes (y debes) seguir luchando. Lucha por quien amas, lucha por lo que sientes... Intenta que la otra persona te ame y sepa lo que con ese amor puede ganarse... Nunca le digas a una persona que no la amas si no puedes dejarla ir... si no puedes dejar de pensar en ella, si la miras a los ojos y aún sientas cosas bellas...
El amor llega a quien espera, aunque le hayan decepcionado, aunque sienta que ya nada tiene sentido. El amor siempre llega a quien lucha y es constante, a quien aún cree aunque haya sido traicionado, a quien todavía necesite amar aunque antes haya sido lastimado y a quien tiene el coraje y la fe para construir la confianza de nuevo, pese a todo lo que le haya pasado...
El principio del amor es "dejar que aquellos que conocemos sean ellos mismos", y no tratar de adaptarlos a nuestra propia imagen, porque entonces sólo amaremos el reflejo de lo que nosotros mismos somos en ellos. ¿Qué sentido tiene amar a tu propia imagen, cuando no hay nada más hermoso que darlo todo por el otro?
No vayas por lo externo: esto te podría engañar. Dicen que las apariencias engañan, pero el corazón las revela... Lo único que perdura a través del tiempo son los sentimientos, el ser maravilloso que por dentro tenemos... por eso ve y busca a quien valora tu sonrisa, a quien se deslumbra con tu mirada, a quien muere por tus caricias...
Ve por alguien que te haga sonreír, por alguien que te lo dé todo sin pedir nada a cambio, por ese alguien que sane tu corazón herido, por alguien que jamás te haya traicionado, que nunca te haya decepcionado... Tan sólo esa persona se merece tu amor, tus lágrimas y tu cariño... Toma su sonrisa para que tu día oscuro se llene de luz y bebe de sus labios para no tener nunca más sed...
Espero que encuentres a aquella persona que te haga sonreír y que sane todas tus heridas...
Hay momentos en que extrañas tanto a esa persona, que quisieras sacarla de tus sueños y abrazarla con todas tus fuerzas. Entonces, espero que sueñes con ese alguien tan especial y logres arrancarle de tus sueños y hacerle realidad...
Sueña lo que quieras soñar, ve a donde quieras ir, sé lo que quieras ser, haz lo que quieras hacer, pero lucha por todo lo que quieres tener, porque tienes tan sólo una vida y una oportunidad para hacerlo y si no lo consigues, al menos podrás decir que lo has intentado... No hay nada más triste que ver lo que podrías haber logrado y ni siquiera nunca lo hayas intentado...
Espero que tengas suficiente felicidad para hacerte dulce, suficientes obstáculos para hacerte fuerte, suficiente dolor para mantenerte humano y suficiente esperanza para seguir ilusionado...
La felicidad espera por aquellos que lloran, que han sido lastimados, aquellos que buscan, aquellos que tratan... Porque sólo ellos pueden apreciar la verdadera importancia de las personas que han llegado y partido de sus vidas...
El amor comienza con una sonrisa, crece con un beso y muere con una lágrima. Es hora de secar esa lágrima e intentarlo de nuevo...
A veces duele amar a alguien y no ser correspondidos. Pero lo que es más doloroso es amar a alguien y no tener el valor para decirle a esa persona TE AMO...
Tal vez la vida quiere que nosotros conozcamos a unas cuantas personas equivocadas antes de conocer a la persona correcta, para que al fin, cuando la conozcamos, sepamos ser agradecidos por ese maravilloso regalo...
Una de las cosas más tristes del destino es cuando conoces a alguien que significa todo y sólo para darte cuenta finalmente, que no era para ti, que le debes dejar ir...
Cuando la puerta de la felicidad se cierra, otra se abre, pero algunas veces miramos tanto tiempo aquella puerta que se cerró, que no somos capaces de ver la que se ha abierto frente a nosotros.
Darle a esa persona una nueva oportunidad, quizás seria lo mejor que te pudiera pasar... Todos cometemos errores, todos nos equivocamos... a veces esos errores nos cuentan caro, pero de ellos se aprende y mucho... Es cierto que no sabemos lo que tenemos a nuestro lado hasta que lo perdemos, pero también es cierto que no sabemos lo que nos hemos estado perdiendo hasta que lo encontramos...
Darle a alguien todo tu amor nunca es un seguro de que te amará, pero no esperes que te amen; sólo espera que el amor crezca en el corazón de la otra persona.
Dalo todo sin esperar nada a cambio... Da lo mejor de ti sin esperar una recompensa... El amor de eso se trata: es un sacrificio perpetuo y constante...
Pero si aun así el amor no crece en el corazón de la otra persona, no sufras: sé realmente feliz porque creció en el tuyo...
Hay cosas que te encantaría oír y que nunca escucharás de la persona que te gustaría que las dijera. Hay cosas que seguro tú has hecho por ella y crees que no le han importado. No importa: sigue dando, continúa amando... pero no sufras: siéntete orgulloso de lo que has sabido dar, de tu capacidad de amar... y no seas tan sordo para no oír las palabras dulces de quien las dice desde su corazón y quizás no escuchas...
Nunca digas adiós si todavía quieres intentar; nunca digas que ya no amas si así no lo sientes... Agota el último recurso, busca una solución a todo, ya que siempre la hay... Nunca te des por vencido ni aun vencido, y mucho menos aún si sientes que puedes (y debes) seguir luchando. Lucha por quien amas, lucha por lo que sientes... Intenta que la otra persona te ame y sepa lo que con ese amor puede ganarse... Nunca le digas a una persona que no la amas si no puedes dejarla ir... si no puedes dejar de pensar en ella, si la miras a los ojos y aún sientas cosas bellas...
El amor llega a quien espera, aunque le hayan decepcionado, aunque sienta que ya nada tiene sentido. El amor siempre llega a quien lucha y es constante, a quien aún cree aunque haya sido traicionado, a quien todavía necesite amar aunque antes haya sido lastimado y a quien tiene el coraje y la fe para construir la confianza de nuevo, pese a todo lo que le haya pasado...
El principio del amor es "dejar que aquellos que conocemos sean ellos mismos", y no tratar de adaptarlos a nuestra propia imagen, porque entonces sólo amaremos el reflejo de lo que nosotros mismos somos en ellos. ¿Qué sentido tiene amar a tu propia imagen, cuando no hay nada más hermoso que darlo todo por el otro?
No vayas por lo externo: esto te podría engañar. Dicen que las apariencias engañan, pero el corazón las revela... Lo único que perdura a través del tiempo son los sentimientos, el ser maravilloso que por dentro tenemos... por eso ve y busca a quien valora tu sonrisa, a quien se deslumbra con tu mirada, a quien muere por tus caricias...
Ve por alguien que te haga sonreír, por alguien que te lo dé todo sin pedir nada a cambio, por ese alguien que sane tu corazón herido, por alguien que jamás te haya traicionado, que nunca te haya decepcionado... Tan sólo esa persona se merece tu amor, tus lágrimas y tu cariño... Toma su sonrisa para que tu día oscuro se llene de luz y bebe de sus labios para no tener nunca más sed...
Espero que encuentres a aquella persona que te haga sonreír y que sane todas tus heridas...
Hay momentos en que extrañas tanto a esa persona, que quisieras sacarla de tus sueños y abrazarla con todas tus fuerzas. Entonces, espero que sueñes con ese alguien tan especial y logres arrancarle de tus sueños y hacerle realidad...
Sueña lo que quieras soñar, ve a donde quieras ir, sé lo que quieras ser, haz lo que quieras hacer, pero lucha por todo lo que quieres tener, porque tienes tan sólo una vida y una oportunidad para hacerlo y si no lo consigues, al menos podrás decir que lo has intentado... No hay nada más triste que ver lo que podrías haber logrado y ni siquiera nunca lo hayas intentado...
Espero que tengas suficiente felicidad para hacerte dulce, suficientes obstáculos para hacerte fuerte, suficiente dolor para mantenerte humano y suficiente esperanza para seguir ilusionado...
La felicidad espera por aquellos que lloran, que han sido lastimados, aquellos que buscan, aquellos que tratan... Porque sólo ellos pueden apreciar la verdadera importancia de las personas que han llegado y partido de sus vidas...
El amor comienza con una sonrisa, crece con un beso y muere con una lágrima. Es hora de secar esa lágrima e intentarlo de nuevo...
QUINCE MINUTOS EN COMPAÑÍA DE JESÚS SACRAMENTADO...
QUINCE MINUTOS EN COMPAÑÍA DE JESÚS SACRAMENTADO
Jesucristo: No es preciso, hijo mío, saber mucho para agradarme mucho; basta que me ames con fervor. Háblame, pues, aquí sencillamente, como hablarías a tu madre, a tu hermano. ¿Necesitas hacerme en favor de alguien una súplica cualquiera? Dime su nombre, bien sea el de tus padres, bien el de tus hermanos y amigos; dime en seguida qué quisieras que hiciese actualmente por ellos. Pide mucho, mucho, no vaciles en pedir; me gustan los corazones generosos que llegan a olvidarse en cierto modo de sí mismos, para atender a las necesidades ajenas. Háblame así, con sencillez, con llaneza, de los pobres a quienes quisieras consolar, de los enfermos a quienes ves padecer, de los extraviados que anhelas volver al buen camino, de los amigos ausentes que quisieras ver otra vez a tu lado.
Dime por todos una palabra de amigo, palabra entrañable y fervorosa. Recuérdame que he prometido escuchar toda súplica que salga del corazón ; y ¿no ha de salir del corazón el ruego que me dirijas por aquellos que tu corazón especialmente ama?
Y para ti, ¿no necesitas alguna gracia? Hazme, si quieres, una lista de tus necesidades, y ven, léela en mi presencia. Dime francamente que sientes -soberbia, amor a la sensualidad y al regalo; que eres tal vez egoísta, inconstante, negligente... ; y pídeme luego que venga en ayuda de los esfuerzos, pocos o muchos, que haces para quitar de ti tales miserias.
No te avergüences, ¡pobre alma! ¡Hay en el cielo tantos justos, tantos Santos de primer orden, que tuvieron esos mismos defectos! Pero rogaron con humildad... ; y poco a poco se vieron libres de ellos.
Ni menos vaciles en pedirme bienes espirituales y corporales: salud, memoria, éxito feliz en tus trabajos, negocios o estudios; todo eso puedo darte, y lo doy, y deseo que me lo pidas en cuanto no se oponga, antes favorezca y ayude a tu santificación. Hoy por hoy, ¿qué necesitas? ¿qué puedo hacer por tu bien? ¡Si supieras los deseos que tengo de favorecerte !
¿Traes ahora mismo entre manos algún Proyecto? Cuéntamelo todo minuciosamente. ¿Qué te preocupa? ¿qué piensas? ¿qué deseas? ¿qué quieres que haga por tu hermano, por tu amigo, por tu superior? ¿qué desearías hacer por ellos?
¿Y por Mí? ¿No sientes deseos de mi gloria? ¿No quisieras poder hacer algún bien a tus prójimos, a tus amigos, a quienes amas mucho, y que viven quizás olvidados de Mí?
Dime qué cosa llama hoy particularmente tu atención, qué anhelas más vivamente, y con qué medios cuentas para conseguirlo. Dime si te sale mal tu empresa, y yo te diré las causas del mal éxito. ¿No quisieras que me interesase algo en tu favor? Hijo mío, soy dueño de los corazones, y dulcemente los llevo, sin perjuicio de su libertad, adonde me place.
¿Sientes acaso tristeza o mal humor? Cuéntame, cuéntame, alma desconsolada, tus tristezas con todos sus pormenores. ¿Quién te hirió? ¿quién lastimó tu amor propio ? ¿quién te ha despreciado? Acércate a mi Corazón, que tiene bálsamo eficaz para curar todas esas heridas del tuyo. Dame cuenta de todo, y acabarás en breve por decirme que, a semejanza de Mí todo lo perdonas, todo lo olvidas, y en pago recibirás mi consoladora bendición.
¿Temes por ventura? ¿Sientes en tu alma aquellas vagas melancolías, que no por ser infundadas dejan de ser desgarradoras? Échate en brazos de mi providencia. Contigo estoy; aquí, a tu lado me tienes; todo lo veo, todo lo oigo, ni un momento te desamparo.
¿Sientes desvío de parte de personas que antes te quisieron bien, y ahora olvidadas se alejan de ti, sin que les hayas dado el menor motivo? Ruega por ellas, y yo las volveré a tu lado, si no han de ser obstáculo a tu santificación.
¿Y no tienes tal vez alegría alguna que comunicarme? ¿Por qué no me haces partícipe de ella a fuer de buen amigo ?
Cuéntame lo que desde ayer, desde la última visita que me hiciste, ha consolado y hecho como sonreir tu corazón. Quizá has tenido agradables sorpresas, quizá has visto disipados negros recelos, quizá has recibido faustas noticias, alguna carta o muestra de cariño; has vencido alguna dificultad, o salido de algún lance apurado. Obra mía es todo esto, y yo te lo he proporcionado: ¿por qué no has de manifestarme por ello tu gratitud, y decirme sencillamente, como un hijo a su padre: « ¡Gracias, Padre mío, gracias!»? El agradecimiento trae consigo nuevos beneficios, porque al bienhechor le gusta verse correspondido.
¿Tampoco tienes Promesa alguna para hacerme? Leo, ya lo sabes, en el fondo de tu corazón. A los hombres se les engaña fácilmente; a Dios, no. Háblame, pues, con toda sinceridad. ¿Tienes firme resolución de no exponerte ya más a aquella ocasión de pecado? ¿de privarte de aquel objeto que te dañó? ¿de no leer más aquel libro que exaltó tu imaginación? ¿de no tratar más aquella persona que turbó la paz de tu alma ?
¿Volverás a ser dulce, amable y condescendiente con aquella otra a quien, por haberte faltado, has mirado hasta hoy como enemiga?
Ahora bien, hijo mío; vuelve a tus ocupaciones habituales, al taller, a la familia, al estudio... ; pero no olvides los quince minutos de grata conversación que hemos tenido aquí los dos, en la soledad del santuario. Guarda, en cuanto puedas, silencio, modestia, recogimiento, resignación, caridad con el prójimo. Ama a mi Madre, que lo es también tuya, la Virgen Santísima, y vuelve otra vez mañana con el corazón más amoroso, más entregado a mi servicio. En mi Corazón encontrarás cada día nuevo amor, nuevos beneficios, nuevos consuelos.
Recomendación: Lea todos los días los 15 minutos en compañía de Jesús Sacramentado
Jesucristo: No es preciso, hijo mío, saber mucho para agradarme mucho; basta que me ames con fervor. Háblame, pues, aquí sencillamente, como hablarías a tu madre, a tu hermano. ¿Necesitas hacerme en favor de alguien una súplica cualquiera? Dime su nombre, bien sea el de tus padres, bien el de tus hermanos y amigos; dime en seguida qué quisieras que hiciese actualmente por ellos. Pide mucho, mucho, no vaciles en pedir; me gustan los corazones generosos que llegan a olvidarse en cierto modo de sí mismos, para atender a las necesidades ajenas. Háblame así, con sencillez, con llaneza, de los pobres a quienes quisieras consolar, de los enfermos a quienes ves padecer, de los extraviados que anhelas volver al buen camino, de los amigos ausentes que quisieras ver otra vez a tu lado.
Dime por todos una palabra de amigo, palabra entrañable y fervorosa. Recuérdame que he prometido escuchar toda súplica que salga del corazón ; y ¿no ha de salir del corazón el ruego que me dirijas por aquellos que tu corazón especialmente ama?
Y para ti, ¿no necesitas alguna gracia? Hazme, si quieres, una lista de tus necesidades, y ven, léela en mi presencia. Dime francamente que sientes -soberbia, amor a la sensualidad y al regalo; que eres tal vez egoísta, inconstante, negligente... ; y pídeme luego que venga en ayuda de los esfuerzos, pocos o muchos, que haces para quitar de ti tales miserias.
No te avergüences, ¡pobre alma! ¡Hay en el cielo tantos justos, tantos Santos de primer orden, que tuvieron esos mismos defectos! Pero rogaron con humildad... ; y poco a poco se vieron libres de ellos.
Ni menos vaciles en pedirme bienes espirituales y corporales: salud, memoria, éxito feliz en tus trabajos, negocios o estudios; todo eso puedo darte, y lo doy, y deseo que me lo pidas en cuanto no se oponga, antes favorezca y ayude a tu santificación. Hoy por hoy, ¿qué necesitas? ¿qué puedo hacer por tu bien? ¡Si supieras los deseos que tengo de favorecerte !
¿Traes ahora mismo entre manos algún Proyecto? Cuéntamelo todo minuciosamente. ¿Qué te preocupa? ¿qué piensas? ¿qué deseas? ¿qué quieres que haga por tu hermano, por tu amigo, por tu superior? ¿qué desearías hacer por ellos?
¿Y por Mí? ¿No sientes deseos de mi gloria? ¿No quisieras poder hacer algún bien a tus prójimos, a tus amigos, a quienes amas mucho, y que viven quizás olvidados de Mí?
Dime qué cosa llama hoy particularmente tu atención, qué anhelas más vivamente, y con qué medios cuentas para conseguirlo. Dime si te sale mal tu empresa, y yo te diré las causas del mal éxito. ¿No quisieras que me interesase algo en tu favor? Hijo mío, soy dueño de los corazones, y dulcemente los llevo, sin perjuicio de su libertad, adonde me place.
¿Sientes acaso tristeza o mal humor? Cuéntame, cuéntame, alma desconsolada, tus tristezas con todos sus pormenores. ¿Quién te hirió? ¿quién lastimó tu amor propio ? ¿quién te ha despreciado? Acércate a mi Corazón, que tiene bálsamo eficaz para curar todas esas heridas del tuyo. Dame cuenta de todo, y acabarás en breve por decirme que, a semejanza de Mí todo lo perdonas, todo lo olvidas, y en pago recibirás mi consoladora bendición.
¿Temes por ventura? ¿Sientes en tu alma aquellas vagas melancolías, que no por ser infundadas dejan de ser desgarradoras? Échate en brazos de mi providencia. Contigo estoy; aquí, a tu lado me tienes; todo lo veo, todo lo oigo, ni un momento te desamparo.
¿Sientes desvío de parte de personas que antes te quisieron bien, y ahora olvidadas se alejan de ti, sin que les hayas dado el menor motivo? Ruega por ellas, y yo las volveré a tu lado, si no han de ser obstáculo a tu santificación.
¿Y no tienes tal vez alegría alguna que comunicarme? ¿Por qué no me haces partícipe de ella a fuer de buen amigo ?
Cuéntame lo que desde ayer, desde la última visita que me hiciste, ha consolado y hecho como sonreir tu corazón. Quizá has tenido agradables sorpresas, quizá has visto disipados negros recelos, quizá has recibido faustas noticias, alguna carta o muestra de cariño; has vencido alguna dificultad, o salido de algún lance apurado. Obra mía es todo esto, y yo te lo he proporcionado: ¿por qué no has de manifestarme por ello tu gratitud, y decirme sencillamente, como un hijo a su padre: « ¡Gracias, Padre mío, gracias!»? El agradecimiento trae consigo nuevos beneficios, porque al bienhechor le gusta verse correspondido.
¿Tampoco tienes Promesa alguna para hacerme? Leo, ya lo sabes, en el fondo de tu corazón. A los hombres se les engaña fácilmente; a Dios, no. Háblame, pues, con toda sinceridad. ¿Tienes firme resolución de no exponerte ya más a aquella ocasión de pecado? ¿de privarte de aquel objeto que te dañó? ¿de no leer más aquel libro que exaltó tu imaginación? ¿de no tratar más aquella persona que turbó la paz de tu alma ?
¿Volverás a ser dulce, amable y condescendiente con aquella otra a quien, por haberte faltado, has mirado hasta hoy como enemiga?
Ahora bien, hijo mío; vuelve a tus ocupaciones habituales, al taller, a la familia, al estudio... ; pero no olvides los quince minutos de grata conversación que hemos tenido aquí los dos, en la soledad del santuario. Guarda, en cuanto puedas, silencio, modestia, recogimiento, resignación, caridad con el prójimo. Ama a mi Madre, que lo es también tuya, la Virgen Santísima, y vuelve otra vez mañana con el corazón más amoroso, más entregado a mi servicio. En mi Corazón encontrarás cada día nuevo amor, nuevos beneficios, nuevos consuelos.
Recomendación: Lea todos los días los 15 minutos en compañía de Jesús Sacramentado
CINCO LLAVES PARA ENTRAR EN LA EUCARISTÍA
Autor: J.Leoz | Fuente: Pan y Vida Cinco llaves para entrar en la Eucaristía | |
Sentarse, relajarse, olvidarse de lo que nos rodea, lleva a vivir la presencia escondida de Dios. | |
El silencio es un poder. Sin él es muy difícil escuchar. Nuestras eucaristías son deficitarias en silencio. Parece como si nos violentásemos por el simple hecho de estar unos segundos sin decir nada. El silencio es el ruido de la oración. El silencio, después de la homilía, es interpelación. El silencio, después de la comunión, es gratitud al Dios por tanto que nos ha dado. En el silencio se llena todo de nuestras intenciones personales, peticiones o deseos. La música o el canto, los símbolos y otras cosas secundarias, nunca pueden ser una especie de tapagujeros que hagan más “digerible” la eucaristía. El silencio no es ausencia de…., es cultivar un lugar para que Dios nazca. Comtemplación La Eucaristía se hace más sabrosa cuando se la contempla. En el horizonte inmenso todo parece igual, pero cuando los ojos quedan fijos en él, surgen detalles que a simple vista parecían no existir. Con la Eucaristía ocurre lo mismo. Es un paisaje que puede parecer todos los días igual. Sentarse, relajarse, olvidarse de lo que rodea lleva al alma contemplativa, a la persona contemplativa a vivir una serie de sensaciones que es la presencia escondida de Dios. Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose dijo: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile que me ayude”. Le respondió el Señor: “Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada”. (Lucas 10, 38-42). Oración La oración y la eucaristía van de la mano como la cerradura se acciona con la llave. La eucaristía. El diálogo con Jesús se hace más fecundo después de haber escuchado la Palabra de Dios. Para que la Eucaristía resulte vibrante, no es cuestión de recurrir a la ayuda puntual del ritmo maraquero o guitarrero. En el diálogo de las personas está el crecimiento personal y comunitario. En la oración reside uno de los potenciales más grandes para entender, comprender y vivir intensamente la Eucaristía. "Cuando oréis, no seáis como los hipócritas que son amigos de rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas, para exhibirse ante la gente. Ya han cobrado su paga, os lo aseguro. Tú, en cambio, cuando quieras rezar, echa la llave y rézale a tu Padre que está ahí en lo escondido; Tu Padre que ve lo escondido te recompensará" (Mt. 6, 5-6). Caridad La fuente de la caridad perfecta es la Eucaristía. La fuente de la caridad que nunca se agota ni se cansa es la Eucaristía. En ella contrastamos nuestros personales egoísmos con las grandes carencias que existen en el mundo que nos rodea. Cada día que pasa es una oportunidad que Dios nos da para ofrecer algo o parte de la riqueza material o personal que podemos tener cada uno de nosotros. Hay dos dimensiones que nunca podemos olvidar al celebrar la eucaristía: la caridad hacia Dios y la caridad hacia los hermanos. Amar a Dios con todo el corazón y con toda nuestra alma es subirse al trampolín, para saltar y amar, aunque se nos haga duro y a veces imposible, a los más próximos a nosotros. Y, esos próximos, ¡qué lejos los tenemos muchas veces del corazón y qué cerca físicamente! Hoy, de todas maneras, está más de moda mirar horizontalmente al hombre que verticalmente acordarnos de que Dios existe. «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, cercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: "Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva." ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?» El dijo: «El que practicó la misericordia con él». Díjole Jesús: «Vete y haz tú lo mismo». Escucha Cuando Dios habla no nos da simple información: se nos revela. Su Palabra es un escáner por el que vamos conociendo el corazón de Dios, sus sentimientos, sus pensamientos y, también, lo qué tiene pensado para cada uno de nosotros. Lo qué quiere de cada uno de nosotros. El Antiguo Testamento nos prepara a la venida de Cristo. Las epístolas y otras lecturas nos ofrecen las reflexiones de San Pablo y de otros contemporáneos sobre Jesucristo, su vida y su mensaje. El Evangelio nos da la clave de cada encuentro eucarístico. Es el punto culminante de toda la Liturgia de la Palabra. Es en este momento, cuando puestos de pie rendimos homenaje presente en la Palabra. Le reclamaba una vez por la noche al Señor: - "¿Por qué Señor no me escuchas?, si cada noche te hablo..." - "¿Por qué Señor no me atiendes?, cuando en cada momento te pido..." - "¿Por qué Señor no te veo?, si oro constantemente..." - "En esta noche Señor hablo y hablo contigo, mas no siento tu presencia, ¿por qué Señor no me tomas en cuenta? A lo que Dios contestó: - "Cada noche escucho tu clamor, cada noche trato de atender, cada noche trato de hacerme ver delante de ti, y quisiera cumplir tus deseos. Pero me hablas y pides muchas cosas, las cuales escucho con atención, sin embargo, en cuanto terminas de agradecer y de pedir lo que necesitas, terminas tu oración, sin darme oportunidad de hablar" Una conversación es un diálogo entre dos, muchas veces hablamos con Dios pero no nos damos un tiempo para escuchar su voz. ¿Alguna vez has tratado de hablar con alguien que no te deja decir ni una sola palabra? Pues bien, Dios quiere hacernos escuchar su voz y para eso necesita que le des la oportunidad de hacerlo, y solo entonces, al escuchar su voz y guardar silencio por un momento, tu oración será completa, y Dios cumplirá su promesa de darte todo aquello que pidas con fe. Vosotros, pues, escuchad la parábola del sembrador. Sucede a todo el que oye la Palabra del Reino y no la comprende, que viene el Maligno y arrebata lo sembrado en su corazón: éste es el que fue sembrado a lo largo del camino. El que fue sembrado en pedregal, es el que oye la Palabra, y al punto la recibe con alegría; pero no tiene raíz en sí mismo, sino que es inconstante y, cuando se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumba enseguida. El que fue sembrado entre los abrojos, es el que oye la Palabra, pero los preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas ahogan la Palabra, y queda sin fruto. Pero el que fue sembrado en tierra buena, es el que oye la Palabra y la comprende: éste sí que da fruto y produce, uno ciento, otro sesenta, otro treinta. |
miércoles, 15 de febrero de 2012
ADORA Y CONFIA
Adora y Confía
No te inquietes por las dificultades de la vida, por sus altibajos, por sus decepciones, por su porvenir más o menos sombrío.
Quiere tú, lo que Dios quiere. Ofrécele en medio de inquietudes y dificultades el sacrificio de tu alma sencilla que, pese a todo, acepta los designios de Su providencia.
Poco importa que te consideres un fracasado si Dios te considera plenamente realizado a su gusto.
Piérdete confiado ciegamente en ese Dios que te quiere para Sí y que llegará a ti, aunque no lo veas. Cuánto más decaído y triste te sientas, tanto más piensa que estás en sus manos, fuertemente cogido.
Vive feliz, vive en paz que nada te altere; que nada -ni la fatiga ni tus fallos-, sea capaz de quitarte la paz.
Haz que brote y conserva siempre sobre tu rostro una dulce sonrisa, reflejo de la que el Señor, continuamente, te dirige. Y en el fondo de tu alma coloca, antes que nada, todo aquello que te llene de la paz de Dios.
Adora y confía en Dios, porque Él te tomará en sus brazos y te hará volar..., volar como un águila.
No te inquietes por las dificultades de la vida, por sus altibajos, por sus decepciones, por su porvenir más o menos sombrío.
Quiere tú, lo que Dios quiere. Ofrécele en medio de inquietudes y dificultades el sacrificio de tu alma sencilla que, pese a todo, acepta los designios de Su providencia.
Poco importa que te consideres un fracasado si Dios te considera plenamente realizado a su gusto.
Piérdete confiado ciegamente en ese Dios que te quiere para Sí y que llegará a ti, aunque no lo veas. Cuánto más decaído y triste te sientas, tanto más piensa que estás en sus manos, fuertemente cogido.
Vive feliz, vive en paz que nada te altere; que nada -ni la fatiga ni tus fallos-, sea capaz de quitarte la paz.
Haz que brote y conserva siempre sobre tu rostro una dulce sonrisa, reflejo de la que el Señor, continuamente, te dirige. Y en el fondo de tu alma coloca, antes que nada, todo aquello que te llene de la paz de Dios.
Adora y confía en Dios, porque Él te tomará en sus brazos y te hará volar..., volar como un águila.
EL BURRO Y SU HISTORIA
Autor: P. Dennis Doren L.C. | Fuente: Catholic.net
El burro y su historia
Lo importante para nosotros cristianos, es que tengamos muy bien puestas nuestras ideas en la cabeza y en el corazón.
El ambiente en que vivimos los hombres cada día es más hostil y complicado, nos confunden, y a la hora de la hora hasta nos hacen dudar; ¿lo que estamos haciendo está bien o está mal? nos preguntamos. ¿Cómo satisfacer el querer y el parecer de todos? labor difícil, más aún en un mundo con tanta información, tan cambiante y con tantas apreciaciones personales.
Lo importante para nosotros cristianos, es que tengamos muy bien puestas nuestras ideas en la cabeza y en el corazón, para que no pensemos, hablemos y actuemos como la mayoría lo hace, de lo contrario, seremos como veletas que se mueven de acuerdo al viento, y eso sí que sería catastrófico.
Vivamos nuestros valores, actuemos según nuestra conciencia formada y madura con los principios correctos y con la certeza de que lo que importa no es lo que dirán, sino lo que ve Dios y el bien objetivo que tengo que hacer. Él sabe perfectamente mi intención y las convicciones que me mueven a actuar... ¿Cuántos de nosotros tal vez vivimos lo que esta familia vivió? no sé si decir, pobre burro o pobre familia. Al final, tú puedes sacar tu propia conclusión, esperamos coincidir…
Había una vez un matrimonio con un hijo de doce años y un burro. Decidieron viajar, trabajar y conocer el mundo. Así, se fueron los tres con su burro.
Al pasar por el primer pueblo, la gente comentaba: “¡Mira ese chico mal educado; él arriba del burro y los pobres padres, ya grandes, llevándolo de las riendas!”. Entonces, la mujer le dijo a su esposo: No permitamos que la gente hable mal del niño. El esposo lo bajó y se subió él.
Al llegar al segundo pueblo, la gente murmuraba: “¡Mira qué sinvergüenza ese tipo; deja que la criatura y la pobre mujer tiren del burro, mientras él va muy cómodo encima!”. Entonces, tomaron la decisión de subirla a ella al burro, mientras padre e hijo tiraban de las riendas.
Al pasar por el tercer pueblo, la gente comentaba: “¡Pobre hombre! Después de trabajar todo el día, debe llevar a la mujer sobre el burro y pobre hijo ¡qué le espera con esa madre!”. Se pusieron de acuerdo y decidieron subir los tres al burro para comenzar nuevamente su peregrinaje.
Al llegar al pueblo siguiente, escucharon que los pobladores decían: “¡Son unas bestias, más burros que el burro que los lleva, van a partirle la columna!”
Por último, decidieron bajarse los tres y caminar junto al burro.
Pero al pasar por el pueblo siguiente no podían creer lo que las voces decían sonrientes: “¡Mira a esos tres mensos: caminan, cuando tienen un burro que podría llevarlos!”
¿Cómo complacer a todos?, realmente un misterio y una proeza, ¡vaya aventurita que se dieron estos pobres! Siempre habrá alguien que te critique, que hable mal de tí y será difícil que encuentres alguien a quien le conformen tus actitudes.
Entonces:
¡Vive como creas y según tus principios! ¡Haz lo que te dictamine tu conciencia y el corazón! Una vida es una obra de teatro que no permite ensayos.
Por eso:
¡Vive tu vida, no solo existas, cada día canta, ríe, ama, crece y lucha por tus convicciones! ¡Vive intensamente cada momento de tu vida antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos!
martes, 14 de febrero de 2012
NADIE PUEDE VIVIR SIN AMOR
Nadie puede vivir sin amor
Autor: Padre Guillermo Ortiz SJ.
Es tan importante el amor en la vida de las personas que de tan importante es verdaderamente sagrado. Pero no es sagrado porque es importante. Es sagrado porque es un don de Dios, algo que viene de lo alto, algo que no logramos los humanos haciendo de tripas corazón.
El amor es un don que se alcanza por la comunión con las Personas divinas, por la comunión con el Padre Dios y su Hijo Jesús que viven en este Espíritu de Amor, y nos bendicen con este don a los humanos. Y esta comunión con las personas divinas es el Amor de Dios y a Dios.
Por eso Dios desde el principio nos da los mandamientos, y estos mandamientos se resumen en el amor a Dios y al prójimo, pero no como algo que podamos lograr haciendo de tripas corazón. Este amor que Dios nos exige es un don que viene de lo alto, y hay que pedirlo con insistencia en la oración y buscarlo en los sacramentos de la reconciliación y la Eucaristía.
Concédeme Señor tu Espíritu de Amor.
Ven Espíritu Santo.
Autor: Padre Guillermo Ortiz SJ.
Es tan importante el amor en la vida de las personas que de tan importante es verdaderamente sagrado. Pero no es sagrado porque es importante. Es sagrado porque es un don de Dios, algo que viene de lo alto, algo que no logramos los humanos haciendo de tripas corazón.
El amor es un don que se alcanza por la comunión con las Personas divinas, por la comunión con el Padre Dios y su Hijo Jesús que viven en este Espíritu de Amor, y nos bendicen con este don a los humanos. Y esta comunión con las personas divinas es el Amor de Dios y a Dios.
Por eso Dios desde el principio nos da los mandamientos, y estos mandamientos se resumen en el amor a Dios y al prójimo, pero no como algo que podamos lograr haciendo de tripas corazón. Este amor que Dios nos exige es un don que viene de lo alto, y hay que pedirlo con insistencia en la oración y buscarlo en los sacramentos de la reconciliación y la Eucaristía.
Concédeme Señor tu Espíritu de Amor.
Ven Espíritu Santo.
AMIGOS
Amigos
Quizás Dios quiere que conozcamos unas pocas personas equivocadas antes de conocer a la correcta, sepamos cómo estar agradecidos por ese regalo.
Cuando la puerta de la felicidad se cierra, otra se abre, pero muchas veces miramos tanto la puerta cerrada que no vemos la que ha sido abierta para nosotros.
El mejor tipo de amigo es aquel con quien te puedes sentar en el patio y columpiarte con él, sin decir una palabra, y después irte sintiendo como si hubiera sido la mejor conversación que jamás tuviste.
Es cierto que no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos, pero también es cierto que no sabemos qué nos está faltando hasta que llega.
¡Darle a alguien todo tu amor es garantía de que te amará de vuelta! No esperes amor a cambio, sólo espera a que crezca en su corazón, pero si no lo hace, alégrate de que creció en el tuyo.
Toma sólo un minuto hacer el amor con alguien, una hora para que te guste, y un día para enamorarse. Pero toma toda una vida olvidar a alguien.
No te fijes en la pinta, te puede decepcionar. No te fijes en la riqueza, incluso eso se desvanece. Fíjate en alguien que te haga sonreír porque se necesita sólo una sonrisa para hacer que un día oscuro parezca claro. Encuentra al que hace sonreír a tu corazón.
Hay momentos en la vida en que extrañas tanto a alguien que tan sólo quieres tomarlo de sus sueños y ¡abrazarlo de verdad! Sueña lo que tú quieres soñar; anda donde tú quieras ir; sé lo que tú quieres ser, porque sólo tienes una vida y una oportunidad para hacer todas las cosas que quieres hacer.
Que tengas suficiente felicidad que te haga dulce, suficientes pruebas que te hagan fuerte, suficiente esperanza que te haga feliz. Ponte siempre en los zapatos del otro. Si sientes que te duele probablemente también le duele a la otra persona.
La gente más feliz no necesariamente tiene lo mejor de todo; ellos tan sólo saben sacar lo mejor de todo lo que se les presenta en el camino. La felicidad está con aquellos que lloran, aquellos que están dolidos, aquellos que han buscado, y aquellos que han intentado, porque sólo ellos pueden apreciar la importancia de aquella gente que ha tocado sus vidas.
El amor comienza con una sonrisa, crece con un beso y termina con una lágrima.
No puedes ir bien en la vida hasta que dejas ir tus fracasos y tus penas pasadas del corazón.
Cuando naciste estabas llorando y todos alrededor tuyo sonreían. Vive tu vida para que cuando mueras, tú seas el que esté sonriendo y todos alrededor tuyo estén llorando.
Quizás Dios quiere que conozcamos unas pocas personas equivocadas antes de conocer a la correcta, sepamos cómo estar agradecidos por ese regalo.
Cuando la puerta de la felicidad se cierra, otra se abre, pero muchas veces miramos tanto la puerta cerrada que no vemos la que ha sido abierta para nosotros.
El mejor tipo de amigo es aquel con quien te puedes sentar en el patio y columpiarte con él, sin decir una palabra, y después irte sintiendo como si hubiera sido la mejor conversación que jamás tuviste.
Es cierto que no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos, pero también es cierto que no sabemos qué nos está faltando hasta que llega.
¡Darle a alguien todo tu amor es garantía de que te amará de vuelta! No esperes amor a cambio, sólo espera a que crezca en su corazón, pero si no lo hace, alégrate de que creció en el tuyo.
Toma sólo un minuto hacer el amor con alguien, una hora para que te guste, y un día para enamorarse. Pero toma toda una vida olvidar a alguien.
No te fijes en la pinta, te puede decepcionar. No te fijes en la riqueza, incluso eso se desvanece. Fíjate en alguien que te haga sonreír porque se necesita sólo una sonrisa para hacer que un día oscuro parezca claro. Encuentra al que hace sonreír a tu corazón.
Hay momentos en la vida en que extrañas tanto a alguien que tan sólo quieres tomarlo de sus sueños y ¡abrazarlo de verdad! Sueña lo que tú quieres soñar; anda donde tú quieras ir; sé lo que tú quieres ser, porque sólo tienes una vida y una oportunidad para hacer todas las cosas que quieres hacer.
Que tengas suficiente felicidad que te haga dulce, suficientes pruebas que te hagan fuerte, suficiente esperanza que te haga feliz. Ponte siempre en los zapatos del otro. Si sientes que te duele probablemente también le duele a la otra persona.
La gente más feliz no necesariamente tiene lo mejor de todo; ellos tan sólo saben sacar lo mejor de todo lo que se les presenta en el camino. La felicidad está con aquellos que lloran, aquellos que están dolidos, aquellos que han buscado, y aquellos que han intentado, porque sólo ellos pueden apreciar la importancia de aquella gente que ha tocado sus vidas.
El amor comienza con una sonrisa, crece con un beso y termina con una lágrima.
No puedes ir bien en la vida hasta que dejas ir tus fracasos y tus penas pasadas del corazón.
Cuando naciste estabas llorando y todos alrededor tuyo sonreían. Vive tu vida para que cuando mueras, tú seas el que esté sonriendo y todos alrededor tuyo estén llorando.
HISTORIA DE SAN VALENTÍN
Historia de San Valentín
Los enamorados tienen un día en nuestro calendario para demostrar o reafirmar su amor mediante regalos, dedicatorias o poemas pero ¿por qué el 14 de febrero? ¿Quieres conocer la leyenda de San Valentín y de dónde procede esta celebración?
Existen diversas teorías que otorgan a esta fecha el origen del Día de los Enamorados. En los países nórdicos es durante estas fechas cuando se emparejan y aparean los pájaros, de ahí que este periodo se vea como un símbolo de amor y de creación.
Algunos creen que es una fiesta cristianizada del paganismo, ya que en la antigua Roma se realizaba la adoración al dios del amor, cuyo nombre griego era Eros y a quien los romanos llamaban Cupido. En esta celebración se pedían los favores del dios a través de regalos u ofrendas para conseguir así encontrar al enamorado ideal.
Cárcel de San Valentín
También, y hace muchos siglos, fue tradicional en Inglaterra la "fiesta de los valentinus", donde se elegían a hombres y a mujeres para que formaran pareja. Muchas de estas parejas se convertían en marido y mujer y conseguían la felicidad de pareja que se espera encontrar y consolidar el Día de San Valentín.
Otras fuentes centran el origen de la historia de San Valentín en la Roma del siglo III, época en la que el cristianismo era perseguido. En este periodo también se prohibía el matrimonio entre los soldados ya que se creía que los hombres solteros rendían más en el campo de batalla que los hombres casados porque no estaban emocionalmente ligados a sus familias.
Es en estas circunstancias cuando surge la figura de San Valentín, un sacerdote cristiano que ante tal injusticia decide casar a las parejas bajo el ritual cristiano a escondidas de los ojos romanos.
Valentín adquiere por proteger a los enamorados y auspiciar bodas secretas gran prestigio en toda la ciudad y es llamado por el emperador Claudio II para conocerle. El sacerdote aprovecha aquella visita para hacer propaganda de la religión cristiana y convencer al emperador para que siga los pasos de Jesús. Aunque en un principio Claudio II se sintió atraído por aquella religión que los mismos romanos perseguían, los soldados y el propio Gobernador de Roma le obligaron a desistir y organizaron una campaña en contra de Valentín. El emperador romano cambió de opinión y ordenó al gobernador de Roma que procesara al sacerdote.
La misión de condenar al sacerdote la tuvo que llevar acabo el lugarteniente, Asterius. Éste, cuando estuvo delante del sacerdote, se burló de la religión cristiana y quiso poner a prueba a Valentín. Le preguntó si sería capaz de devolver la vista a una de sus hijas que era ciega de nacimiento. El sacerdote aceptó y en nombre del Señor obró el milagro. El lugarteniente y toda su familia se convirtieron al cristianismo pero no pudieron librar a Valentín de su martirio. San Valentín fue ejecutado un 14 de febrero.
Mientras estuvo encerrado, su carcelero le pidió que diera clases a su hija Julia, a base de lecciones y horas juntos, Valentín se enamoró de la muchacha. La víspera de su ejecución, envió una nota de despedida a la chica en la que firmó con las palabras "de tu Valentín", de ahí el origen de las cartas de amor y poemas que se envían los enamorados en la actualidad y de la expresión de despedida "From Your Valentine"; conocida en todo el mundo adjunta en miles de postales de San Valentín.
Cuerpo de San Valentín
La historia de San Valentín hubiera quedado ahí si no fuera porque dos siglos más tarde la Iglesia católica la recuperó. Por aquel entonces era tradición entre los adolescentes practicar una curiosa fiesta pagana derivada de los ritos en honor del dios Lupercus, dios de la fertilidad que se celebraba el día 15 de febrero. Era un sorteo mediante el cual cada chico escogía el nombre de una joven que se convertiría en su compañera de diversión durante un año. La Santa Sede quiso acabar con esta celebración pagana y canonizó a San Valentín como patrón de los enamorados.
El cuerpo de San Valentín se conserva actualmente en la Basílica de su mismo nombre que está situada en la ciudad italiana de Terni. Cada 14 de febrero se celebra en este templo un acto de compromiso por parte de diferentes parejas que quieren unirse en matrimonio al año siguiente.
Sea como fuese, San Valentín se ha convertido en el patrón de todos los enamorados y de todas aquellas personas que quieren tener una pareja. Los comerciantes se han hecho eco de esta festividad y la han convertido en un día perfecto para aumentar las ventas. Flores, postales, poemas de amor, dedicatorias, bombones y regalos de todo tipo se realizan este día al ser querido para demostrar su amor y amistad.
Los enamorados tienen un día en nuestro calendario para demostrar o reafirmar su amor mediante regalos, dedicatorias o poemas pero ¿por qué el 14 de febrero? ¿Quieres conocer la leyenda de San Valentín y de dónde procede esta celebración?
Existen diversas teorías que otorgan a esta fecha el origen del Día de los Enamorados. En los países nórdicos es durante estas fechas cuando se emparejan y aparean los pájaros, de ahí que este periodo se vea como un símbolo de amor y de creación.
Algunos creen que es una fiesta cristianizada del paganismo, ya que en la antigua Roma se realizaba la adoración al dios del amor, cuyo nombre griego era Eros y a quien los romanos llamaban Cupido. En esta celebración se pedían los favores del dios a través de regalos u ofrendas para conseguir así encontrar al enamorado ideal.
Cárcel de San Valentín
También, y hace muchos siglos, fue tradicional en Inglaterra la "fiesta de los valentinus", donde se elegían a hombres y a mujeres para que formaran pareja. Muchas de estas parejas se convertían en marido y mujer y conseguían la felicidad de pareja que se espera encontrar y consolidar el Día de San Valentín.
Otras fuentes centran el origen de la historia de San Valentín en la Roma del siglo III, época en la que el cristianismo era perseguido. En este periodo también se prohibía el matrimonio entre los soldados ya que se creía que los hombres solteros rendían más en el campo de batalla que los hombres casados porque no estaban emocionalmente ligados a sus familias.
Es en estas circunstancias cuando surge la figura de San Valentín, un sacerdote cristiano que ante tal injusticia decide casar a las parejas bajo el ritual cristiano a escondidas de los ojos romanos.
Valentín adquiere por proteger a los enamorados y auspiciar bodas secretas gran prestigio en toda la ciudad y es llamado por el emperador Claudio II para conocerle. El sacerdote aprovecha aquella visita para hacer propaganda de la religión cristiana y convencer al emperador para que siga los pasos de Jesús. Aunque en un principio Claudio II se sintió atraído por aquella religión que los mismos romanos perseguían, los soldados y el propio Gobernador de Roma le obligaron a desistir y organizaron una campaña en contra de Valentín. El emperador romano cambió de opinión y ordenó al gobernador de Roma que procesara al sacerdote.
La misión de condenar al sacerdote la tuvo que llevar acabo el lugarteniente, Asterius. Éste, cuando estuvo delante del sacerdote, se burló de la religión cristiana y quiso poner a prueba a Valentín. Le preguntó si sería capaz de devolver la vista a una de sus hijas que era ciega de nacimiento. El sacerdote aceptó y en nombre del Señor obró el milagro. El lugarteniente y toda su familia se convirtieron al cristianismo pero no pudieron librar a Valentín de su martirio. San Valentín fue ejecutado un 14 de febrero.
Mientras estuvo encerrado, su carcelero le pidió que diera clases a su hija Julia, a base de lecciones y horas juntos, Valentín se enamoró de la muchacha. La víspera de su ejecución, envió una nota de despedida a la chica en la que firmó con las palabras "de tu Valentín", de ahí el origen de las cartas de amor y poemas que se envían los enamorados en la actualidad y de la expresión de despedida "From Your Valentine"; conocida en todo el mundo adjunta en miles de postales de San Valentín.
Cuerpo de San Valentín
La historia de San Valentín hubiera quedado ahí si no fuera porque dos siglos más tarde la Iglesia católica la recuperó. Por aquel entonces era tradición entre los adolescentes practicar una curiosa fiesta pagana derivada de los ritos en honor del dios Lupercus, dios de la fertilidad que se celebraba el día 15 de febrero. Era un sorteo mediante el cual cada chico escogía el nombre de una joven que se convertiría en su compañera de diversión durante un año. La Santa Sede quiso acabar con esta celebración pagana y canonizó a San Valentín como patrón de los enamorados.
El cuerpo de San Valentín se conserva actualmente en la Basílica de su mismo nombre que está situada en la ciudad italiana de Terni. Cada 14 de febrero se celebra en este templo un acto de compromiso por parte de diferentes parejas que quieren unirse en matrimonio al año siguiente.
Sea como fuese, San Valentín se ha convertido en el patrón de todos los enamorados y de todas aquellas personas que quieren tener una pareja. Los comerciantes se han hecho eco de esta festividad y la han convertido en un día perfecto para aumentar las ventas. Flores, postales, poemas de amor, dedicatorias, bombones y regalos de todo tipo se realizan este día al ser querido para demostrar su amor y amistad.
SE AMANTE DEL SILENCIO...
Sé amante del silencio
Autor: Padre Eusebio Gómez Navarro OCD
La palabra que no va precedida de una preparación, de una reflexión en silencio, corre el riesgo de ser vana.
El silencio no está de moda, dicen algunos. Nunca lo ha estado, afirman otros.
La verdad es que vivimos en un mundo de ruidos; estamos tan acostumbrados a ellos que no sabemos vivir sin ruidos. El silencio nos aterra, nos espanta y lo consideramos propio de monjes y ermitaños. Sin embargo, aunque vivimos inmersos en una cultura del ruido, el silencio es importante. El ser humano contemporáneo, aún inconscientemente, está gritando con Verlaine: “Dadme silencio y el amor del misterio”.
El silencio no es contrario a la palabra. Ésta tiene que reposar en aquél, porque “el resonar de la palabra auténtica puede brotar sólo desde el silencio” (Heidegger).
¿Qué es el silencio?
“Existe la ausencia de ruido, escribe Le Chevalier, y existe el silencio. El silencio es la paz; la ausencia de ruido, a veces, es la nada angustiosa”.
“El silencio, ha escrito Picard, pertenece a la estructura fundamental del hombre”. En él, afirma Guardini, se realiza el conocimiento auténtico”. Para Gandhi, “el silencio dilata el espacio de tiempo de nuestra vida”; para Psichari, es “un gran maestro de verdad”; para Lavelle, “es la forma más perfecta del pudor”; para san Pablo de la Cruz, “la llave de oro que conserva el tesoro de las virtudes”; para Bossuet, “el guardián del alma”. El silencio es algo más que callar la palabra, es el fruto de un convencimiento de concentración, meditación, reflexión y oración.
El silencio puede asumir múltiples significados. Hay silencios positivos de aceptación, de promesa, creativos... Pero no todo en el silencio es positivo. Así como existe la palabra vana e hiriente, se da el silencio negativo y destructivo. Existe el silencio falso, como existe la palabra falsa. Existe el silencio de amenaza, de cólera, de odio, rencor... “Algunos, ha escrito Canetti, consiguen la cima de su maldad en el silencio”. Otros, con el silencio, callan la injusticia, el robo, la mentira...
Para progresar en el silencio hay que dominar la lengua, los impulsos, los deseos... ya que el lenguaje que escucha es el del amor.
El silencio prepara el camino para el encuentro con Dios, para escuchar a los otros y para escucharse uno mismo. Quien desee progresar en los caminos del Espíritu deberá hablar poco a las criaturas y mucho a Dios. Tendrá que guardar silencio al trabajar, al andar; silencio de los ojos, de los oídos, de la voz; silencio de la imaginación, de la memoria... Es necesario guardar el silencio de la mente, callar los pensamientos inútiles...
“Por el silencio se reconoce a los que llevan a Dios en el corazón” (G. Tersteegen).
Autor: Padre Eusebio Gómez Navarro OCD
La palabra que no va precedida de una preparación, de una reflexión en silencio, corre el riesgo de ser vana.
El silencio no está de moda, dicen algunos. Nunca lo ha estado, afirman otros.
La verdad es que vivimos en un mundo de ruidos; estamos tan acostumbrados a ellos que no sabemos vivir sin ruidos. El silencio nos aterra, nos espanta y lo consideramos propio de monjes y ermitaños. Sin embargo, aunque vivimos inmersos en una cultura del ruido, el silencio es importante. El ser humano contemporáneo, aún inconscientemente, está gritando con Verlaine: “Dadme silencio y el amor del misterio”.
El silencio no es contrario a la palabra. Ésta tiene que reposar en aquél, porque “el resonar de la palabra auténtica puede brotar sólo desde el silencio” (Heidegger).
¿Qué es el silencio?
“Existe la ausencia de ruido, escribe Le Chevalier, y existe el silencio. El silencio es la paz; la ausencia de ruido, a veces, es la nada angustiosa”.
“El silencio, ha escrito Picard, pertenece a la estructura fundamental del hombre”. En él, afirma Guardini, se realiza el conocimiento auténtico”. Para Gandhi, “el silencio dilata el espacio de tiempo de nuestra vida”; para Psichari, es “un gran maestro de verdad”; para Lavelle, “es la forma más perfecta del pudor”; para san Pablo de la Cruz, “la llave de oro que conserva el tesoro de las virtudes”; para Bossuet, “el guardián del alma”. El silencio es algo más que callar la palabra, es el fruto de un convencimiento de concentración, meditación, reflexión y oración.
El silencio puede asumir múltiples significados. Hay silencios positivos de aceptación, de promesa, creativos... Pero no todo en el silencio es positivo. Así como existe la palabra vana e hiriente, se da el silencio negativo y destructivo. Existe el silencio falso, como existe la palabra falsa. Existe el silencio de amenaza, de cólera, de odio, rencor... “Algunos, ha escrito Canetti, consiguen la cima de su maldad en el silencio”. Otros, con el silencio, callan la injusticia, el robo, la mentira...
Para progresar en el silencio hay que dominar la lengua, los impulsos, los deseos... ya que el lenguaje que escucha es el del amor.
El silencio prepara el camino para el encuentro con Dios, para escuchar a los otros y para escucharse uno mismo. Quien desee progresar en los caminos del Espíritu deberá hablar poco a las criaturas y mucho a Dios. Tendrá que guardar silencio al trabajar, al andar; silencio de los ojos, de los oídos, de la voz; silencio de la imaginación, de la memoria... Es necesario guardar el silencio de la mente, callar los pensamientos inútiles...
“Por el silencio se reconoce a los que llevan a Dios en el corazón” (G. Tersteegen).
CÓMO MEJORAR TU ORACIÓN CON UN CAMBIO DE VOCABULARIO
Autor: P Evaristo Sada LC | Fuente: www.la-oracion.com Cómo mejorar tu oración con un cambio de vocabulario | |
Revisa tu vocabulario y está atento para usar el "quiero" en vez del "tengo que" en tu vida de oración y en todo; verás la diferencia. | |
A mí se me acaban las fuerzas por la noche. Hacia las 9.30 de la noche tengo mucho sueño y no puedo más. Desde que entré a la vida religiosa asumí el compromiso de hacer una hora de adoración a Cristo Eucaristía los jueves por la noche, además de la media hora de adoración eucarística que tenemos todas las noches en mi comunidad. Debo confesar que siempre me ha resultado un compromiso pesado. Me entra mucho sueño y a veces siento que la hora se vuelve eterna. Tal vez algún día hayas sentido lo mismo con la misa dominical, o con tu meditación diaria, o con el rezo del rosario. Llega el domingo y: "¡Qué flojera ir a misa! Preferiría quedarme en la casa viendo un partido o una película y luego hacer un poco de deporte" Y vas a misa, porque todo cabe si te organizas, pero tu actitud no fue la mejor. Y seguramente tampoco la aprovechaste ni la disfrutaste igual de bien. Cuando Jesucristo convocó a sus apóstoles en la última cena les dijo: "Cuánto he deseado celebrar esta pascua con vosotros" (Lc 22, 15) Su pascua era el sacrificio de su propia vida, la hora de su muerte. Y dijo: ¡cuánto he deseado este momento! Y sabemos que la oración en Getsemaní, en que pasó miedo y angustia y sudó gotas de sangre por el sufrimiento moral que llevaba dentro, fue algo terriblemente doloroso para Jesús. Lo que él deseaba era dar amor, salvarnos, hacer la Voluntad de su Padre, y eso lo quería con toda determinación. Una cosa es no tener ganas o no tener fuerza, otra cosa es no quererlo. En el fondo te gusta porque lo quieres. Entonces interviene el cambio de actitud y la fuerza de voluntad: poner amor, como lo hizo Jesucristo en la cruz. "La oración no se reduce al brote espontáneo de un impulso interior: para orar es necesario querer orar." (Catecismo de la Iglesia Católica n. 2650) No se trata de un lavado de cerebro personal, sino de poner delante de sí mismo las motivaciones por las cuales se hacen las cosas y adoptar una actitud positiva ante las responsabilidades. Un cambio de vocabulario puede mejorar notablemente tu actitud. Lo he experimentado en carne propia a partir del momento en que los jueves por la tarde, al recordar que era jueves y tenía hora eucarística, comencé a decirme a mí mismo: "Qué bueno, hoy es jueves, esta noche quiero estar una hora adorando a Cristo Eucaristía". Ya no "tengo que" sino "quiero". Mi actitud fue muy diferente y comencé a disfrutarla y aprovecharla mucho más. Ahora se me hace corta y realmente espero que lleguen los jueves. Esto vale para la oración como vale para las clases en la universidad, ir a recoger a los niños a la escuela, el trabajo, visitar a los abuelos... todo. La actitud positiva es como la base del iceberg. Si haces las cosas de buenas las harás mejor. Revisa tu vocabulario y está atento para usar el "quiero" en vez del "tengo que" en tu vida de oración y en todo; verás la diferencia Para escribir tus comentarios entra a Cómo mejorar tu oración con un cambio de vocabulario Esperamos tus comentarios, participa. Comparte tu sed y tu experiencia de Dios con apertura y humildad, para ayudarnos entre todos en un clima de amistad. Este artículo se puede reproducir sin fines comerciales y citando siempre la fuente www.la-oracion |
lunes, 13 de febrero de 2012
LAS FLORECILLAS DEL CAMPO...
Las florecillas del campo
Paseando por el prado me distraje mirando las pequeñas florecillas del campo, sencillas, humildes, tímidas, pero bellas... alegres mirando el sol de frente, sin titubeos.
Mirando las flores del campo entendí que en ellas está el secreto de la vida y sus misterios, y comprendí cuántas cosas no vemos por no saber mirarlas y descubrir su sabiduría...
Esas minúsculas florecillas están siempre allí, luciendo sus colores y su belleza, vi alguna un poco caída, marchita, pero sin dejar de ser hermosas, ni esconderse a llorar.
Mirando esas pequeñas florecillas del campo pude entender que la felicidad llega en cualquier instante y se queda o se va, según nosotros la tratemos; que todo termina en esta vida, aún las flores más bellas y la sonrisa más franca, que de nada sirve el orgullo, la soberbia, si no aprendes a “vivir con...”
Mirando esas pequeñas florecillas del campo me acordé del amor y descubrí que en ellas están los sueños, los besos, y todo el tiempo que perdí llorando.
Comprendí que el amor tiene sus maneras y sus verdades aunque no las veamos, aunque duelan sus tropiezos, aunque sea larga la espera, aunque esté enredada en suspiros...
Mirando esas florecillas del campo encontré muchas respuestas a mis por qués: que vale la pena vivir, porque vale la pena amar, aunque sea un imposible, que en el aprender a vivir como ellas, simple y humildemente entre otras florecillas está el secreto de la vida, de sus vidas y de nuestras vidas, aprender a vivir-con, es CONVIVIR, y esto requiere mucho AMOR.
¡Este es el secreto que debemos develar!
Ninfa Duarte
Paseando por el prado me distraje mirando las pequeñas florecillas del campo, sencillas, humildes, tímidas, pero bellas... alegres mirando el sol de frente, sin titubeos.
Mirando las flores del campo entendí que en ellas está el secreto de la vida y sus misterios, y comprendí cuántas cosas no vemos por no saber mirarlas y descubrir su sabiduría...
Esas minúsculas florecillas están siempre allí, luciendo sus colores y su belleza, vi alguna un poco caída, marchita, pero sin dejar de ser hermosas, ni esconderse a llorar.
Mirando esas pequeñas florecillas del campo pude entender que la felicidad llega en cualquier instante y se queda o se va, según nosotros la tratemos; que todo termina en esta vida, aún las flores más bellas y la sonrisa más franca, que de nada sirve el orgullo, la soberbia, si no aprendes a “vivir con...”
Mirando esas pequeñas florecillas del campo me acordé del amor y descubrí que en ellas están los sueños, los besos, y todo el tiempo que perdí llorando.
Comprendí que el amor tiene sus maneras y sus verdades aunque no las veamos, aunque duelan sus tropiezos, aunque sea larga la espera, aunque esté enredada en suspiros...
Mirando esas florecillas del campo encontré muchas respuestas a mis por qués: que vale la pena vivir, porque vale la pena amar, aunque sea un imposible, que en el aprender a vivir como ellas, simple y humildemente entre otras florecillas está el secreto de la vida, de sus vidas y de nuestras vidas, aprender a vivir-con, es CONVIVIR, y esto requiere mucho AMOR.
¡Este es el secreto que debemos develar!
Ninfa Duarte
AMAR Y SER AMADO...
Amar y ser amado...
Es un grito y un don que las personas llevamos dentro. Lo que nos alegra es el amor hecho detalle, hecho realidad cotidiana. Lo que más duele es el desamor, la falta de amor.
Es un grito y un don que las personas llevamos dentro. Lo que nos alegra es el amor hecho detalle, hecho realidad cotidiana. Lo que más duele es el desamor, la falta de amor.
Jesús añade un “pequeño” matiz: “como yo os he amado”. Tenemos un modelo y una forma de amar: amar como Jesús ama.
Hay que estar continuamente referidos a Jesús para captar su modo de amar, para entender la profundidad de su amor.
Amar como Jesús es novedad, es algo que nos tenía que revelar Jesús. No brota sin más. Lo vamos aprendiendo mirándole a Él.
CONSEJOS...
Consejos
Primero: No pierdas el barco.
Segundo: Recuerda todos estamos en el mismo barco.
Tercero: Anticípate... no llovía cuando Noé comenzó a construir el arca.
Cuarto: Mantente en forma, cuando tengas 60 años alguien puede pedirte que hagas algo grande.
Quinto: No oigas las críticas, sólo dedícate al trabajo que se tiene que realizar.
Sexto: Construye tu futuro en tierras altas.
Séptimo: Por seguridad, viaja en pareja.
Octavo: La velocidad no es siempre una ventaja, los caracoles estaban a bordo junto con las gacelas.
Noveno: Cuando estés estresado, flota un momento.
Décimo: Recuerda que el arca fue construida por amateurs, el Titanic por profesionales.
Onceavo: No importa la tormenta, siempre hay un Arco Iris esperando....
Que tengas un día maravillosa... ¡sabiendo que depende de nosotros que así sea!
No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas...
LA CONFESIÓN Y LA FE
Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net La confesión y la fe | |
La
confesión, es un auténtico milagro de fe. Dios nos ilumina, nos
acompaña, nos da fuerzas, nos permite reconocer lo que está mal, nos
abre a la esperanza. | |
¿Existen relaciones entre el sacramento de la penitencia y la fe? Podemos encontrar ayuda para la respuesta si vemos un momento qué pasa cuando alguien se confiesa. Lo primero que ocurre en cada confesión es que una persona reconoce que ha pecado. La idea de pecado sólo se entiende, en su sentido auténtico, si descubrimos que tenemos una relación profunda con Dios. Nuestra vida y nuestros actos le interesan, también cuando se trata de algo tan sencillo e íntimo como el pensar o el desear algo. Sólo en relación con Dios existe la noción de pecado, que podemos definir como un acto que ofende a nuestro Creador, que hiere el corazón del Padre de los cielos, y que también, de modos no siempre visibles, daña las relaciones con nuestros hermanos y con la Iglesia. Una segunda dimensión que se da en las confesiones consiste en recordar que Dios tiene un deseo muy grande de perdonarnos, de limpiar todo pecado. La fe nos enseña que Dios no desea la muerte del pecador, sino que se convierta y que viva (cf. Ez 18,23; 33,11). Busca a la oveja perdida, hace todo lo posible por rescatar al hijo descarriado, tiende la mano a quien está caído, como leemos en el Evangelio. Luego, llega el momento del siguiente paso en la fe: no me limito a pensar que Dios puede y quiere perdonar mis pecados, sino que descubro cómo ilumina mi conciencia para denunciarlos, mueve mi corazón para rechazarlos, y refuerza mi voluntad para acudir al sacramento del perdón. La fe nos lleva, además, a buscar el perdón en la Iglesia, que ha recibido del Señor el poder de atar y de desatar (cf. Mt 16,19; Jn 20,23). Cada vez que acudimos a un sacerdote, a un elegido y consagrado para servir el altar y para hacer presente la misericordia en nuestro tiempo, reconocemos y confesamos nuestra fe en la acción salvadora de Cristo, vivo y cercano en quienes han sido elegidos como ministros del perdón. La confesión, por lo mismo, es un auténtico milagro de fe. Dios nos ilumina, nos acompaña, nos da fuerzas, nos permite reconocer lo que está mal, nos abre a la esperanza. Luego, desde la fe recibida, acudimos a acoger, celebrar y vivir profundamente el milagro de la misericordia. Desde ella cualquier pecador, tocado por la gracia, puede empezar el camino maravilloso de la conversión, puede incluso llegar a ser santo. Entonces, en los cielos, inicia una fiesta inmensa. Un hijo ha regresado a casa. El Padre lo acoge y lo abraza gracias a la obediencia llena de Amor de su Hijo muy amado. |
LA BELLEZA
La belleza del rostro es frágil, es una flor pasajera, pero la belleza del alma es firme y segura.
Jean-Baptiste Poquelin Molière
domingo, 12 de febrero de 2012
JESÚS SE CONMOVIÓ...
JESÚS SE CONMOVIÓ...
Sin duda alguna, en la época de Jesús lso leprosos serían un grupo de enfermos especialmente sufrientes. No sólo por las molestias naturales de una enfermedad incómoda como lo es la lepra, sino sobre todo por la soledad que esas personas debían vivir, como nos expresa el libro del Levítico, hoy.
Jesús, que tiene una gran capacidad de compasión pues es el Hijo del Padre compasivo y misericordioso, realiza un hermoso milagro con un leproso, el mismo que nos lo relata el evangelio de hoy. Un leproso, quebrando la ley del aislamiento acercándose a Jesús, solicita al Maestro con humildad y confianza: "Si quieres puedes limpiarme". Cautiva ese modo humilde de pedirle el milagro al Señor. El leproso no impone ni exige, simplemente suplica. Y suplica dejando claro que él cree que Jesús tiene la potestad de hacer el milagro y está convencido de que puede hacerlo. Pero se somete a la voluntad del Señor, sabiendo que no merece nada; si Jesús decide obrar, eso es gracia, don inmerecido.
!Qué bien viene aprender esta actitud doble del leproso! Por una parte confianza cierta en el poder del Señor. Pero por otra parte, se sabe ubicar. Sabe que él no puede presionar al Señor sino suplicar con humildad.
Con cierta frecuencia los cristianos podemos encontrarnos ante la situación de confiar en el poder del Señor y por eso pretender exigir sus favores. !Nada más errado! Ante el Señor nadie ha de exigir, hay que dejar a Dios la libertad de obrar como Él sabe actuar. Esto en la certeza de que todo cuánto Él hace es lo mejor. Cuando nos situamos con confianza y a la vez humildad ante Dios, realizamos nuestro ser de auténticos seres creados por Él.
Pbro. Pedro Hidalgo Díaz
EL AMOR DE DIOS ES...
EL AMOR DE DIOS ES...
El amor de Dios es incondicional, no se espanta de nuestras miserias, errores, pecados, ni limitaciones. Para Él nosotros somos realmente importantes y valiosos. Él está dispuesto siempre a tocarnos y sanarnos. Sea el corazón, el alma, el cuerpo o la mente. Y no tiene vergüenza de nosotros..
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