Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net Victorias y derrotas |
¿Me preocupa la victoria decisiva? ¿Trabajo en serio por llegar a la casa donde me espera un Padre bueno? |
¿Basta mucho o basta poco para alcanzar una meta muy soñada, una
victoria que deseamos con todo el corazón? La respuesta depende de
muchos factores: de la grandeza de la meta perseguida, de los medios que
tenemos a nuestro alcance, del empuje y fuerza de la propia voluntad,
de las dificultades que surgen aquí o allá mientras luchamos por llegar
al objetivo.
La vida está llena de retos, de sueños, de esperanzas, de esfuerzos,
de luchas. A veces, logramos la victoria: conseguimos un trabajo,
conquistamos una virtud, solucionamos un problema en la familia, tapamos
una gotera (molesta y peligrosa) que cae desde nuestro techo.
Otras veces, el esfuerzo no fue suficiente para conquistar la meta
deseada. La derrota ha llegado a nuestras puertas. Es entonces cuando
lloramos porque la medicina no logró el efecto deseado, porque la carta
que iba a mejorar la situación familiar no llegó nunca a su
destinatario, porque un coche se cruzó en nuestro camino y cambió
completamente los planes que teníamos entre las manos.
Cada victoria, cada derrota, afecta en mayor o menor medida a las
personas. Normalmente la victoria genera una sensación de alegría, de
triunfo, de optimismo. La derrota, en cambio, puede desencadenar
sentimientos de amargura, frustración, desengaño, apatía.
Mientras avanzamos, entre victorias y derrotas, brilla un horizonte
que interpela a los seres humanos de distintas formas: lo que se
consigue tras la muerte. Porque si nuestra alma es inmortal, si nuestros
actos quedan escritos en el corazón de Dios, si tenemos un enemigo que
busca apartarnos del bien y encadenarnos al mal, entonces la victoria
verdadera o la derrota más amarga quedan a la vista cuando cruzamos la
frontera de la muerte.
¿Me preocupa esa victoria decisiva? ¿Trabajo en serio por llegar a
la casa donde me espera un Padre bueno? ¿Quiero que también mis
familiares, mis amigos, mis conocidos, incluso mis enemigos y tantas
personas que me resultan más o menos extrañas, consigan llegar al cielo?
La vida sigue con sus alegrías, sus prisas, sus lágrimas, sus
momentos de amarga monotonía (esa de los hospitales, de las cárceles,
del paro, de las derrotas y heridas que hunden a miles de personas en la
angustia) o sus días de victoria y de dicha (una boda, un nacimiento,
el reencuentro de un amigo).
Mientras seguimos en camino, Cristo nos ofrece su Sangre y su
Cuerpo, su Amor sin límites, su ayuda, su Espíritu. Cuando acogemos su
presencia, cuando le abrimos las puertas del alma, es posible que hasta
un condenado a muerte (un fracasado, un derrotado, un criminal) puede
lograr la victoria más hermosa de la vida humana, desde esa su fe
humilde que sabe decir, simplemente: “Jesús, acuérdate de mí cuando
vengas con tu Reino” (Lc 23,42).
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martes, 24 de mayo de 2011
VICTORIAS Y DERROTAS
¿SABES LO QUE ES VIVIR?
¿Sabes lo que es vivir?
AMAR:
Es el privilegio que DIOS nos ha dado.
LEER:
Es la fuente de la sabiduría.
PENSAR:
Es la fuente del poder.
DAR:
Es la forma de recibir.
REIR:
Es la música del alma.
TRABAJAR:
Es el camino del éxito.
AHORRAR:
Es el secreto de la seguridad.
DIVERTIRSE:
Es el secreto de la juventud.
ORAR:
Es el poder más grande sobre la tierra.
¿SABES LO QUE ES VIVIR?
Vivir es entregarte a todo lo que te interesa, te atrae, es meterte en el torbellino, en el remolino, en el tornado del existir y es estar dispuesto a amanecer abrazado de un árbol al igual de una rosa con espinas.
¿SABES LO QUE ES VIVIR?
Vivir es amar, si amar sinceramente, pero no te confundas al amar a una persona o al quererla.
¿SABES LO QUE ES AMAR?
Es entregarte, es dejarte ir, ser generoso, tierno a la vez ser aire, perfume y fragancia. Amar es ser tu, pero a la vez es estar dentro de quien tu amas, es ser una sola persona...eso es amar!
Ofrecimiento a María Auxiliadora
OFRECIMIENTO A MARÍA AUXILIADORA
Enséñame, oh
María Auxiliadora, a ser dulce y bueno en todos los acontecimientos
de mi vida; en los desengaños, en el descuido de otros,
en la falta de sinceridad de aquellos en quienes creí,
en la deslealtad de aquellos en quienes confié.Ayúdame a olvidarme de mí mismo para pensar en la felicidad de otros; a ocultar mis pequeños sufrimientos de tal modo que sea yo el único que los padezca.
Enséñame a sacar provecho de ellos, a usarlos de tal modo que me suavicen, no me endurezcan ni me amarguen; que me hagan paciente y no irritable; que me hagan amplio en mi clemencia y no estrecho y despótico. Que nadie sea menos bueno, menos sincero, menos amable, menos noble, menos santo por haber sido mi compañero de viaje en el camino hacia la vida eterna. Amén.
Advocación Mariana, Mayo 24
Autor: . | Fuente: EWTN.com María Auxiliadora | |
Advocación Mariana, Mayo 24 | |
Advocación de la Santísima VirgenLos cristianos de la Iglesia de la antigüedad en Grecia, Egipto, Antioquía, Efeso, Alejandría y Atenas acostumbraban llamar a la Santísima Virgen con el nombre de Auxiliadora, que en su idioma, el griego, se dice con la palabra "Boetéia", que significa "La que trae auxilios venidos del cielo". Ya San Juan Crisóstomo, arzobispo de Constantinopla nacido en 345, la llama "Auxilio potentísimo" de los seguidores de Cristo. Los dos títulos que más se leen en los antiguos monumentos de Oriente (Grecia, Turquía, Egipto) son: Madre de Dios y Auxiliadora. (Teotocos y Boetéia). En el año 476 el gran orador Proclo decía: "La Madre de Dios es nuestra Auxiliadora porque nos trae auxilios de lo alto". San Sabas de Cesarea en el año 532 llama a la Virgen "Auxiliadora de los que sufren" y narra el hecho de un enfermo gravísimo que llevado junto a una imagen de Nuestra Señora recuperó la salud y que aquella imagen de la "Auxiliadora de los enfermos" se volvió sumamente popular entre la gente de su siglo. El gran poeta griego Romano Melone, año 518, llama a María "Auxiliadora de los que rezan, exterminio de los malos espíritus y ayuda de los que somos débiles" e insiste en que recemos para que Ella sea también "Auxiliadora de los que gobiernan" y así cumplamos lo que dijo Cristo: "Dad al gobernante lo que es del gobernante" y lo que dijo Jeremías: "Orad por la nación donde estáis viviendo, porque su bien será vuestro bien". En las iglesias de las naciones de Asia Menor la fiesta de María Auxiliadora se celebra el 1º de octubre, desde antes del año mil (En Europa y América se celebre el 24 de mayo). San Sofronio, Arzobispo de Jerusalén dijo en el año 560: "María es Auxiliadora de los que están en la tierra y la alegría de los que ya están en el cielo". San Juan Damasceno, famoso predicador, año 749, es el primero en propagar esta jaculatoria: "María Auxiliadora rogad por nosotros". Y repite: "La Virgen es auxiliadora para conseguir la salvación. Auxiliadora para evitar los peligros, Auxiliadora en la hora de la muerte". San Germán, Arzobispo de Constantinopla, año 733, dijo en un sermón: "Oh María Tú eres Poderosa Auxiliadora de los pobres, valiente Auxiliadora contra los enemigos de la fe. Auxiliadora de los ejércitos para que defiendan la patria. Auxiliadora de los gobernantes para que nos consigan el bienestar, Auxiliadora del pueblo humilde que necesita de tu ayuda". La batalla de Lepanto. En el siglo XVI, los mahometanos estaban invadiendo a Europa. En ese tiempo no había la tolerancia de unas religiones para con las otras. Y ellos a donde llegaban imponían a la fuerza su religión y destruían todo lo que fuera cristiano. Cada año invadían nuevos territorios de los católicos, llenando de muerte y de destrucción todo lo que ocupaban y ya estaban amenazando con invadir a la misma Roma. Fue entonces cuando el Sumo Pontífice Pío V, gran devoto de la Virgen María convocó a los Príncipes Católicos para que salieran a defender a sus colegas de religión. Pronto se formó un buen ejército y se fueron en busca del enemigo. El 7 de octubre de 1572, se encontraron los dos ejércitos en un sitio llamado el Golfo de Lepanto. Los mahometanos tenían 282 barcos y 88,000 soldados. Los cristianos eran inferiores en número. Antes de empezar la batalla, los soldados cristianos se confesaron, oyeron la Santa Misa, comulgaron, rezaron el Rosario y entonaron un canto a la Madre de Dios. Terminados estos actos se lanzaron como un huracán en busca del ejército contrario. Al principio la batalla era desfavorable para los cristianos, pues el viento corría en dirección opuesta a la que ellos llevaban, y detenían sus barcos que eran todos barcos de vela o sea movidos por el viento. Pero luego - de manera admirable - el viento cambió de rumbo, batió fuertemente las velas de los barcos del ejército cristiano, y los empujó con fuerza contra las naves enemigas. Entonces nuestros soldados dieron una carga tremenda y en poco rato derrotaron por completo a sus adversarios. Es de notar, que mientras la batalla se llevaba a cabo, el Papa Pío V, con una gran multitud de fieles recorría las calles de Roma rezando el Santo Rosario. En agradecimiento de tan espléndida victoria San Pío V mandó que en adelante cada año se celebrara el siete de octubre, la fiesta del Santo Rosario, y que en las letanías se rezara siempre esta oración: MARÍA AUXILIO DE LOS CRISTIANOS, RUEGA POR NOSOTROS. El Papa y Napoleón. El siglo pasado sucedió un hecho bien lastimoso: El emperador Napoleón llevado por la ambición y el orgullo se atrevió a poner prisionero al Sumo Pontífice, el Papa Pío VII. Varios años llevaba en prisión el Vicario de Cristo y no se veían esperanzas de obtener la libertad, pues el emperador era el más poderoso gobernante de ese entonces. Hasta los reyes temblaban en su presencia, y su ejército era siempre el vencedor en las batallas. El Sumo Pontífice hizo entonces una promesa: "Oh Madre de Dios, si me libras de esta indigna prisión, te honraré decretándote una nueva fiesta en la Iglesia Católica". Y muy pronto vino lo inesperado. Napoleón que había dicho: "Las excomuniones del Papa no son capaces de quitar el fusil de la mano de mis soldados", vio con desilusión que, en los friísimos campos de Rusia, a donde había ido a batallar, el frío helaba las manos de sus soldados, y el fusil se les iba cayendo, y él que había ido deslumbrante, con su famoso ejército, volvió humillado con unos pocos y maltrechos hombres. Y al volver se encontró con que sus adversarios le habían preparado un fuerte ejército, el cual lo atacó y le proporcionó total derrota. Fue luego expulsado de su país y el que antes se atrevió a aprisionar al Papa, se vio obligado a pagar en triste prisión el resto de su vida. El Papa pudo entonces volver a su sede pontificia y el 24 de mayo de 1814 regresó triunfante a la ciudad de Roma. En memoria de este noble favor de la Virgen María, Pío VII decretó que en adelante cada 24 de mayo se celebrara en Roma la fiesta de María Auxiliadora en acción de gracias a la madre de Dios. San Juan Bosco y María Auxiliadora. El 9 de junio de 1868, se consagró en Turín, Italia, la Basílica de María Auxiliadora. La historia de esta Basílica es una cadena de favores de la Madre de Dios. su constructor fue San Juan Bosco, humilde campesino nacido el 16 de agosto de 1815, de padres muy pobres. A los tres años quedó huérfano de padre. Para poder ir al colegio tuvo que andar de casa en casa pidiendo limosna. La Sma. Virgen se le había aparecido en sueños mandándole que adquiriera "ciencia y paciencia", porque Dios lo destinaba para educar a muchos niños pobres. Nuevamente se le apareció la Virgen y le pidió que le construyera un templo y que la invocara con el título de Auxiliadora. Empezó la obra del templo con tres monedas de veinte centavos. Pero fueron tantos los milagros que María Auxiliadora empezó a hacer en favor de sus devotos, que en sólo cuatro años estuvo terminada la gran Basílica. El santo solía repetir: "Cada ladrillo de este templo corresponde a un milagro de la Santísima Virgen". Desde aquel santuario empezó a extenderse por el mundo la devoción a la Madre de Dios bajo el título de Auxiliadora, y son tantos los favores que Nuestra Señora concede a quienes la invocan con ese título, que ésta devoción ha llegado a ser una de las más populares. San Juan Bosco decía: "Propagad la devoción a María Auxiliadora y veréis lo que son milagros" y recomendaba repetir muchas veces esta pequeña oración: "María Auxiliadora, rogad por nosotros". El decía que los que dicen muchas veces esta jaculatoria consiguen grandes favores del cielo. | |
lunes, 23 de mayo de 2011
El Imán de las virtudes de María
El Imán de las virtudes de María
Padre Tomás Rodríguez Carbajo
1.-El conocimiento de María tiene una gran capacidad de atraer hacia sí a aquellos que la conocen: La admiran, la invocan, la imitan, la veneran.., en una palabra, la aman.
Varios son los motivos de atracción de los que dispone María, nos vamos a fijar en la excelencia de sus virtudes.
. Toda virtud exige un esfuerzo para poderla conseguir, y no menos para conservarla, esto acarrea a veces un renunciar a muchos impulsos e instintos, que arrastran a la comodidad, al egoísmo, a la indiferencia, etc...; pero el valor de la virtud invita y arrastra a superar cualquier obstáculo con tal de conseguir el ideal propuesto.
. Hay virtudes que no se exteriorizan sin que ello mengüe el esfuerzo para conseguirla, otras son conocidas por las personas de alrededor, ya que tienen repercusión social externa, v.gr. la paciencia, la mansedumbre.
. María modelo de todas las virtudes en grado excelso es un punto de admiración y una invitación a imitarla.
Cualquier virtud ha supuesto en María una colaboración con la gracia divina para poderla conseguir y conservar. En personas excelentes han sobresalido alguna de las muchas virtudes conocidas, pero en María han sobresalido todas y en grado eminente.
. Las virtudes teologales: Fe, esperanza y caridad fueron ejercidas por María de manera extraordinaria, como correspondía a su función de Madre del Redentor en la Historia de la Salvación. "Sin fe es imposible amar a Dios", nos dice la Sagrada Escritura. Ella tuvo más fe que todos los hombres juntos, pasó por trances muy variados y difíciles para mantenerse firme en la fe.
. La monotonía de la vida, que no hacía resplandecer ningún atisbo de la condición extraordinaria de su Hijo, que venía a salvarnos y que pasó tantos años en vida oculta, fue una prueba dura y larga por la que pasó la fe de María, quien a pesar de todo era Ella la que sabía por experiencia la concepción milagrosa. Si el inicio de su maternidad divina le fue costoso de aceptar, la vida que le iba a seguir le aumentaría su dosis de fe.
. Cómo se purificó y aumentó la fe de María junto a la cruz de su Hijo?. Sobre el desastre y el fracaso humano Ella supo emerger con entereza, con una fe más robustecida.
. Las demás virtudes teologales son consecuencia de la fe, por eso resplandecieron de modo admirable en María. Porque esperó en la Palabra de Dios, no necesitó ir al sepulcro para ver las huellas de la resurrección. Porque amó no regateó nada de lo que era una insinuación de la voluntad de Dios, tenía siempre a punto: "Hágase en mí tu palabra".
. Con la máxima sencillez María ejercitó todas las virtudes, por eso cuando se las conocemos, producen en nosotros no sólo admiración, sino un deseo ferviente de imitación.
. Cualquiera de los misterios que contemplamos de María nos gratifica y en ellos vemos alguna de sus virtudes, v.gr. disponibilidad, sencillez, generosidad, etc..., virtudes llamadas humanas, que son base de las propiamente cristianas, como las teologales.
. Todo lo bueno nos atrae, por eso en la medida en que vamos conociendo más a María es mayor la atracción que sentimos hacia Ella, nos arrastra la virtud al mismo tiempo que nos sirve de modelo.
. A cada uno de nosotros nos llamará más la atención aquella virtud de la que carecemos, y que de manera eminente sobresale en María. Todo lo bueno y positivo que encontramos en las personas no le falta a María, pues, Dios fue el único que pudo elegir a su Madre y no iba a permitir que alguien le aventajase en cualquiera de las virtudes, que cada una de ellas es signo del esfuerzo de superación y del grado de madurez.
. San Agustín nos dice que María es "molde de Dios", ya que en sus entrañas se encarnó y es "perfecto Dios y perfecto hombre".
María es la mujer hacendosa cuyas alabanzas canta la Escritura, la primera cristiana (en cronología y vivencia), que más amó a Dios, hasta el punto que para El era reconocida como "la llena de gracia" (Lc. 1, 28).
. Si es la primera en todo lo bueno que una criatura puede tener por qué extrañarnos que sea la Mujer que más admiradores e invocadores tenga?. Sus virtudes amasadas por la gracia no son fugaces, sino permanentes y nos sirven de modelo para todos, de ahí su capacidad de atracción.
ACTO DE SOBERBIA
Acto de soberbia
(Parábolas para meditar)
Un día el viejo león se despertó y conforme se desperezaba se dijo que no recordaba haberse sentido tan bien en su vida.
El león se sentía tan lleno de vida, tan saludable y fuerte que pensó que no habría en el mundo nada que lo pudiese vencer. Con este sentimento de grandeza, se encaminó hacia la selva, allí se encontró con una víbora a la que paró para preguntarle.
"Dime, víbora, quien es el rey de la selva? le preguntó el leon.
'Tu, por supuesto' le respondió la víbora, alejándose del leon a toda marcha.
El siguiente animal que se encontró fue un cocodrilo, que estaba adormecido cerca de una charca.
El león se acercó y le preguntó'Cocodrilo, dime ¿quien es el rey de la selva?'
'¿por qué me lo preguntas? le dijo el cocodrilo, si sabes que eres tu el rey de la selva'
Así continuó toda la mañana, a cuanto animal le preguntaba todos le respondían que el rey de la selva era el.
Pero, hete ahí que de pronto, le salió al paso un elefante.
Dime elefante, le preguntó el león ensoberbecido ¿sabes quién es el rey de la selva?'
Por toda respuesta, el elefante enroscó al león con su trompa levantándolo cual si fuera una pelota, lo tiraba al aire y lo volvía a recoger...hasta que lo arrojó al suelo poniendo sobre el magullado y dolorido león su inmensa pata.
'Muy bien, basta ya, lo entiendo' atinó a farfullar el dolorido león. 'pero no hay necesidad de que te enfurezcas tanto, porque no sepas la respuesta.
NO IMPORTA, VUELVE A EMPEZAR
Aunque sientas cansancio,
Aunque el triunfo te abandone,
Aunque el error te lastime,
Aunque un negocio se quiebre,
Aunque una traición te hiera,
Aunque el dolor queme tus ojos,
Aunque una ilusión se apague,
Aunque ignoren tus esfuerzos,
Aunque la ingratitud sea la paga,
Aunque la incomprensión corte tus risas,
Aunque todo parezca nada...
No importa, vuelve a empezar!!, pues tu eres más grande que tus desaciertos y eres valioso ante los ojos del más Grande: Dios.
CÓMO SE HACE UN SANTO?
Autor: . | Fuente: VIS
¿Cómo se hace un santo?
Los diez pasos necesarios, según la legislación canónica vigente, para los procesos de las Causas de los Beatos y de los Santos
¿Cómo se hace un santo?
Los diez pasos necesarios, según la legislación canónica vigente, para los procesos de las Causas de los Beatos y de los Santos
1.- Para iniciar una causa es preciso que pasen al menos cinco años desde la muerte del candidato. Ello facilita mayor equilibro y objetividad en la valoración del caso, y permitir decantar las emociones del momento. Solo el Papa puede dispensar de este primer requisito, si se dan razones especiales.
2.- Debe ser clara entre el pueblo de Dios la convicción sobre la fama de santidad (“fama sanctitatis”) y sobre la eficacia de la intercesión del candidato ante el Señor (“fama signorum”).
3.- La instrucción que comienzo al proceso debe proceder del obispo de la diócesis donde ha muerto el candidato, la persona sobre la que se pide la beatificación. A partir de ahí, el grupo promotor de la causa (“actor causae”), que puede ser una diócesis, una parroquia, una congregación religiosa, una asociación, pide al obispo, a través del postulador, la apertura de la instrucción.
4.- Una vez presentada la causa, el obispo de la diócesis, obtenido el “nulla obsta” de la Santa Sede, constituye un tribunal diocesano especial.
5.- Este tribunal diocesano, constituido, al menos, por un juez, un promotor de justicia y un notario-actuario, han de llamar a los testigos presentados por la postulación o por el mismo tribunal para que testifiquen sobre hechos concretos y, si es posible, experiencias personales sobre cómo vivió su fe y cómo practicó las virtudes cristianas el candidato a la beatificación. En concreto, los testigos serán preguntados acerca de cómo vivió el candidato las tres virtudes teologales (fe, esperanza y caridad) y las cuatro virtudes cardinales (prudencia, justicia, templanza y fortaleza), así como las específicas del propio estado de vida del candidato. Además, el tribunal ha de reunir todos los documentos que conciernan al candidato. Una vez completada esta fase, al candidato le corresponde el tratamiento de siervo de Dios.
6.- Terminada la instrucción diocesana, las actas y documentación pasan a la Congregación para las Causas de los Santos, donde se elabora la copia pública que sirve para el trabajo posterior. El postulador, residente en Roma, sigue la dirección de un relator de la Congregación la preparación de la “positio”, que es la síntesis de los documentos que prueban el ejercicio heroico de las virtudes por parte del candidato.
7.- Presentada la “positio”, se somete al examen teológico de nueve teólogos que emiten su voto. Si el parecer de la mayoría de los teólogos es favorable, la causa pasa al examen de los cardenales y de los obispos miembros de la Congregación, que se reúnen dos veces al mes. Si el resultado es favorable, el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos pasa el proceso al Papa para que proceda, si corresponde, a su aprobación y autorice a la Congregación a redactar el decreto correspondiente de reconocimiento de virtudes heroicas. A ello sigue la lectura pública y la promulgación del decreto. Desde ese momento el candidato pasa a denominarse venerable siervo de Dios.
8.- El siguiente paso es el reconocimiento de un milagro atribuido a la intercesión del candidato. Este milagro ha de haberse producido después de su muerte. Se trata de una curación duradera y científicamente inexplicable después de que el enfermo en su persona y/o a través de las oraciones de otras personas se hayan encomendado al candidato a la beatificación. El milagro requerido es estudiado por una comisión de teólogos, una comisión médico-legal y finalmente por el consejo de cardenales y obispos miembros de la Congregación para las Causas de los Santos. Con estos vistos buenos, se procede a que el Papa apruebe el milagro y se emane el correspondiente decreto de reconocimiento de milagro.
9.- Promulgados los dos decretos –el de virtudes heroicas y el del milagro-, el Papa decide la beatificación, que es la concesión del culto público limitado a un ámbito particular de la Iglesia. Con la beatificación, al candidato le corresponde el título de beato.
10.- Para la canonización hace falta otro milagro atribuido a la intercesión del beato y ocurrido después de su beatificación. Las condiciones y procesos para la verificación del milagro son las mismas que las seguidas para la beatificación. Mediante la canonización se concede el culto público en toda la Iglesia universal. Compromete la infalibilidad pontificia. Con la canonización corresponde el título de santo.
domingo, 22 de mayo de 2011
LA IGNORANCIA VS. SABIDURÍA
La ignorancia te hace creer que la vida
funciona por casualidades.
La sabiduría te enseña que todo lo que ocurre
en esta gran obra de teatro tiene un profundo
significado.
Lo que ves hoy no es no es fruto de la casualidad,
sino de las semillas plantadas en el pasado.
Siembra semillas de paz en el presente
y crearas una vida de paz para el futuro.
La ignorancia es como un profundo sueño
en el que uno sueña que todavía esta despierto.
Es una enfermedad de la humanidad.
El alma humana se olvida de QUIEN es y a QUIEN pertenece.
Empieza a actuar por instintos y no por valores.
En la vida vendrán dificultades y obstáculos .
No vienen para detenerte, pueden fortalecerte y ayudarte a
avanzar con mas experiencias.
No vivas según tu reloj.
Vive según tu brújula de valores,
así te aseguraras que estas en EL CAMINO...
HOSPITAL DEL SEÑOR
Hospital del Señor
(Autor desconocido)
Fui al Hospital del Señor, a hacerme una revisión de rutina, y constaté que estaba enfermo: Cuando Jesús me tomó la presión vio que estaba baja de ternura.
Al medirme la temperatura el termómetro registró 40 grados de egoísmo.
Hizo un electrocardiograma y Él diagnosticó fue que necesitaba varios "by-pases" de amor porque mis venas estaban bloqueadas y no abastecían mi corazón vacío.
Pasé hacia ortopedia: no podía caminar al lado de mi hermano, y tampoco podía abrazarlo porque me había fracturado al tropezar con mi vanidad.
También me encontraron miopía, ya que no podía ver más allá de las apariencias.
Cuando me quejé de sordera Jesús me diagnosticó quedarme solo en las palabras vacías de cada día.
GRACIAS SEÑOR, Porque las consultas son gratuitas, por tu gran misericordia. Prometo al salir de aquí usar solamente los remedios naturales que recetas en el Evangelio... Al levantarme tomare un vaso de AGRADECIMIENTO. Al llegar al trabajo, una cucharada sopera de BUEN DÍA. Cada hora un comprimido de PACIENCIA, y una copa de HUMILDAD, Al llegar a casa, SEÑOR, voy a tener diariamente una inyección de AMOR, y al irme a acostar: dos cápsulas de CONCIENCIA TRANQUILA.
¡GRACIAS SEÑOR!
JAMÁS ME HE DECIDIDO A NADA
Jamás me he decidido a nada...
¡Cuántas veces vemos nuestros deseos truncados, por el simple hecho de no decidirnos a realizarlos a tiempo!
Por la vereda de musgo caminaban el vasallo, el paje y un hombre joven de físico vigoroso, pero de voz cansada, casi imperceptible. Al andar, el hombre iba lamentándose:
- De pequeño quise ser el mejor constructor del Imperio. Y ahora...
Los rayos del sol se abrían paso entre los frondosos alcornoques que franqueaban la espaciosa vereda, y una ventisca fresca agitaba la vestimenta de los tres caminantes.
- Cuando cumplí la mayoría de edad -prosiguió el hombre-, soñé con irme a la conquista de Reinos nuevos. Pero, ahora...
El hombre no dejaba de lamentarse. El paje y el vasallo, limitándose a parar oído, se conmiseraban internamente con él, pues de verdad que sus palabras y su semblante daban pena.
- Hace un par de años intenté casarme y formar una familia numerosa. Y ahora...
Entonces el vasallo pensó dentro de sí: “¡Pobre hombre! Ha querido hacer tantas cosas y no ha podido realizar ninguna. Quizá le faltaron los medios, o alguien que le apoyara. Se ve que el pobre sufre mucho.”
Antes de alcanzar el último tramo de vereda, para luego iniciar el ascenso al monte, el hombre suspiró:
- Y ahora siento que debo acompañarles hasta el pueblo de la cima como prometí, pero...
Interrumpió el vasallo:
- Pero, no puedes ¿verdad? Quisieras, pero algo te lo impide, como te impidió ser constructor, caballero y papá...
Y como el hombre guardara silencio, el paje añadió:
- ¿Podemos ayudarte en algo?
El hombre, frotándose las manos, respondió:
- Sí. ¿Pueden decirme qué se necesita para decidirse a hacer algo en la vida?- y después de hacer una pausa concluyó- ¿Saben? Jamás me he decidido a nada...
En la vida, si no pasamos a la acción, todo quedará en el terreno de los sueños. ¡Cuántas veces vemos nuestros deseos truncados, por el simple hecho de no decidirnos a realizarlos a tiempo! Pidamos ayuda en la oración para que Dios nos de la fuerza de decidir el mejor camino, de cumplir Su voluntad.
sábado, 21 de mayo de 2011
PENSAMIENTO DE MADRE TERESA DE CALCUTA
El día más bello: Hoy.
La cosa más fácil: Equivocarse.
El obstáculo más grande: El miedo.
El error mayor: Abandonarse.
La raíz de todos los males: El egoísmo.
La distracción más bella: El trabajo.
La peor derrota: El desaliento.
Los mejores profesores: Los niños.
La primera necesidad: Comunicarse.
Lo que más hace feliz: Ser útil a los demás.
El misterio más grande: La muerte.
El peor defecto: El mal humor.
La persona más peligrosa: La mentirosa.
El sentimiento más ruin: El rencor.
El regalo más bello: El perdón.
Lo más imprescindible: El hogar.
La ruta más rápida: El camino más correcto.
La sensación más grata: La paz interior.
El resguardo más eficaz: La sonrisa.
El mejor remedio: El optimismo.
La mayor satisfacción: El deber cumplido.
La fuerza más potente del mundo: La fe.
Las personas más necesarias: Los padres.
Lo más bello de todo: El amor.
Madre Teresa de Calcuta
FE
Autor: Padre Alfonso Milagro
"Creo, aunque todo te oculte a mi fe, Señor.
Creo, aunque todos me digan que no.
Porque he basado mi Fe en un Dios que no cambia, en un Dios que es amor.
Creo, aunque todo parezca morir.
Creo, aunque ya no quisiera vivir, porque he fundado mi vida en palabras sinceras, en palabras de amigo, en palabras de Dios.
Creo, aunque todo subleve mi ser.
Creo, aunque sienta muy sola el dolor. Porque el cristiano que tiene al Señor por Amigo no vacila en la duda, se mantiene en la Fe.
Creo, aunque veo a los hombres matar. Creo, aunque veo a los niños llorar. Porque aprendí con certeza que El sale al encuentro, en las horas más duras, con su amor y su luz.
Creo, Padre Eterno, y te pido que aumentes mi Fe
BELLEZA EN EL CORAZÓN
Belleza en el corazón
(Autor deconocido)
Una mujer preguntó a un filósofo: "¿Puede una mujer hacer feliz a un hombre?". "Puede intentarlo", dijo el filósofo, "pero para ello debe tener una serie de cualidades".
"Dígame si las cualidades que yo creo son las que se necesitan y deme una puntuación a cada una de ellas".
"Veamos"
"Belleza física" "0"
"Simpatía" "0"
"Hermosura" "0"
"Belleza de corazón" "1"
"Pero doctor, la puntuación es 0001, tan baja que con ello y a pesar de esas buenas cualidades, una mujer no va a conseguir hacer feliz a un hombre", dijo la mujer.
"Efectivamente, pero si damos la vuelta a las cualidades y empezamos por la Belleza en el Corazón, obtendremos 1 y si además es guapa, simpática y hermosa, obtendremos una puntuación de 1000; pero fíjese que la belleza, la simpatía y la hermosura no tienen ningún valor si van delante de la Belleza en el Corazón".
Dignos hijos de tal Madre
Autor: P. Marcelino de Andrés LC | Fuente: Catholic.net
Dignos hijos de tal Madre
Madre de Dios y también Madre de todos los hombres. Ojalá, que los hombres valoren qué Madre les he regalado y la traten como se merece, a ejemplo de mi Hijo.
Allá por el principio de todos los tiempos, un ángel particularmente avispado y vivaracho merodeaba curioso muy cerca de donde la Santísima Trinidad estaba reunida en consejo. Se detuvo aguzando sus “sentidos” y quedó enganchado por la curiosidad ante lo que allí se estaba planeando.
El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, con encendida ilusión y haciendo pleno uso de su infinita sabiduría, omnipotencia y amor, se daban a la tarea de idear el proyecto creatural más sublime y excelso que iba a salir de sus manos divinas.
Tendrá una mirada limpia e intuitiva como la de los ángeles, pues su alma será tan pura como ellos; y sus ojos serán verdaderas ventanas al cielo, porque cielo será toda su alma.
Su sonrisa lucirá irresistiblemente contagiosa, como trasparencia de una felicidad interior plena y auténtica.
Su voz ha de ser clara y agradable, casi mágica, pues a través de ella inducirá a un sueño tranquilo a los niños, infundirá consuelo, paz y confianza en los corazones atribulados y orientará hacia el bien muchos pasos vacilantes.
Sus dos hermosas manos serán capaces de multiplicarse en mil por lo hacendosas y solícitas ante sus quehaceres y las necesidades de los demás.
El ángel, mientras escuchaba, daba rienda suelta a su vivaz imaginación embelesado ante la imagen de esa creatura; y su arrebato crecía a medida que iban añadiéndose detalles.
Su cuerpo, además de una perfección y belleza sin par, tendrá que ser de una resistencia extrema para soportar constantes desvelos, para mantenerse en actividad de sol a sol, para comer muchas veces a deshoras y otras tantas ni siquiera comer o comer sólo a base de sobras…
Su corazón rebosará de un amor inmenso, el amor más semejante y cercano al nuestro que jamás haya existido ni existirá; y su capacidad de sacrificio igualará a su capacidad de amar.
Cuando el ángel oyó la palabra “sacrificio”, no pudo evitar encogerse de alas y arquear las cejas en señal de incomprensión y admiración.
La bondad será el sello distintivo de todos sus gestos, palabras, actitudes y pensamientos. Su paciencia no habrá de tener límites ya que vendrá puesta a prueba muchas veces, día y noche. Su generosidad tampoco tendrá medida, puesto que quienes se beneficiarán de ella serán innumerables.
De pronto, Dios Padre, que desde el primer momento se había percatado del atrevimiento del ángel, se volvió a él para interpelarlo. Pero éste, con su agilidad y espontaneidad características, se le adelantó con una pregunta:
-¿De quién se trata, Señor? ¡Dímero, por favor!
Dios Padre, desarmado ante la expresión de inocencia e interés de aquella creatura angélica, respondió sin poder disimular su entusiasmo:
-Se llamará María y será Madre de mi Hijo cuando se haga hombre; y será, por tanto, Madre de Dios y también Madre de todos los hombres. Por eso, en su honor, cada mujer y madre que exista en la tierra será creada a su imagen y semejanza.
Quiero, además, que mi Hijo pase con ella la inmensa mayoría del tiempo que dure su vida terrena -30 de sus 33 años- por dos motivos: primero, para que en su progresivo aprender humano sea precisamente de ella de quien aprenda todas las virtudes; y segundo, para que Ella reciba de Él, durante el mayor tiempo posible, el cariño del mejor de los hijos. Ojalá, que de este modo, los hombres valoren qué Madre les he regalado y la traten como se merece, a ejemplo de mi Hijo.
Dicho esto, Dios Padre miró fijamente al ángel y tras un gesto entre admirativo e interrogativo, esbozó una sonrisa y le dijo:
-Vaya, al ver tu reacción, acabo de percatarme de que en los ángeles también puede darse la “envidia”… pero es de la buena. Haz que ese sentimiento te lleve a ti y a tus demás compañeros ángeles custodios, a ayudar a todos los hombres a ser dignos hijos de tal Madre.
viernes, 20 de mayo de 2011
CERRAR UN CICLO
Cerrar un ciclo...
Hay que saber cuándo una etapa llega a su fin.
Cuando insistimos en alargarla más de lo necesario, perdemos la alegría y el sentido de las otras etapas que tenemos que vivir. Poner fin a un ciclo, cerrar puertas, concluir capítulos... No importa el nombre que le demos, lo importante es dejar en el pasado los momentos de la vida que ya terminaron.
¿Me han despedido del trabajo?
¿Ha terminado una relación?
¿Me he ido de casa de mis padres?
¿Me he ido a vivir a otro país?
Esa amistad que tanto cultivé... ¿Ha desaparecido sin más?
Puedes pasar mucho tiempo preguntándote por qué ha sucedido algo así. Puedes decirte a ti mismo que no darás un paso más hasta entender por qué motivo esas cosas que eran tan importantes en tu vida, se convirtieron de repente en polvo. Pero una actitud así supondrá un desgaste inmenso para todos: tu país, tu cónyuge, tus amigos, tus hijos, tu hermano; todos ellos estarán cerrando ciclos, pasando página, mirando hacia adelante, y todos sufrirán al verte paralizado. Nadie puede estar al mismo tiempo en el presente y en el pasado, ni siquiera al intentar entender lo sucedido.
El pasado no volverá: no podemos ser eternamente niños, adolescentes tardíos, hijos con sentimientos de culpa o de rencor hacia sus padres, amantes que reviven día y noche su relación con una persona que se fue para no volver.
Todo pasa, y lo mejor que podemos hacer es no volver a ello. Por eso es tan importante (¡por muy doloroso que sea!) destruir recuerdos, cambiar de casa, donar cosas a los orfanatos, vender o dar nuestros libros. Todo en este mundo visible es una manifestación del mundo invisible, de lo que sucede en nuestro corazón. Deshacerse de ciertos recuerdos significa también dejar libre un espacio para que otras cosas ocupen su lugar. Dejar para siempre. Soltar. Desprenderse.
Nadie en esta vida juega con cartas marcadas. Por ello, unas veces ganamos y otras, perdemos. No esperes que te devuelvan lo que has dado, no esperes que reconozcan tu esfuerzo, que descubran tu genio, que entiendan tu amor. Deja de encender tu televisión emocional y ver siempre el mismo programa, en el que se muestra cómo has sufrido con determinada pérdida: eso no hace sino envenenarte.
Nada hay más peligroso que las rupturas amorosas que no aceptamos, las promesas de empleo que no tienen fecha de inicio, las decisiones siempre pospuestas en espera del "momento ideal".
Antes de comenzar un nuevo capítulo, hay que terminar el anterior: repítete a ti mismo que lo pasado no volverá jamás. Recuerda que hubo una época en que podías vivir sin aquello, sin aquella persona, que no hay nada insustituible, que un hábito no es una necesidad. Puede parecer obvio, puede que sea difícil, pero es muy importante.
Cerrar ciclos. No por orgullo, ni por incapacidad, ni por soberbia, sino porque, sencillamente, aquello ya no encaja en tu vida. Por lo tanto, cierra la puerta, cambia el disco, limpia la casa, sacude el polvo.
SERVIR ES SEMBRAR BUENAS SEMILLAS
Servir es atender a cualquiera que nos necesite, sin importar si pueden o no devolvernos el servicio.
Servir es sembrar siempre sin descanso, aunque sólo sean otros los que recojan y saboreen las cosechas.
Servir es mucho más que dar lo que tienes en tus manos, es dar desde nuestro corazón lo que tal vez a nosotros nunca nos dieron.
Servir es brindar afecto, bondad, cordialidad, apoyo moral, amor por sí mismo y a veces, ayuda material.
Servir es repartir alegría, es infundir fe, dignidad, admiración, respeto, gratitud, sinceridad, honestidad, libertad, optimismo, confianza y esperanza.
Servir es en verdad esa actitud y predisposición de querer dar más de lo que hemos recibido en la vida y de la vida.
”Servir es ser como el árbol de sándalo, que perfuma el hacha cuando le hiere”
jueves, 19 de mayo de 2011
A JESÚS HOSTIA
A Jesús Hostia
Autor: Hernando Holguín y C.
Oh, vivir junto a Ti; siempre a tu lado
descanso hallar y conversar contigo,
ser de tu amor y tu bondad testigo,
Tú, de bondad y amor, nunca saciado.
En tu bendito Corazón sagrado
poner la frente y encontrar abrigo,
como la puso tu mejor amigo,
tu dulce Juan, ¡tu compañero amado!
Oh, vivir junto a Ti, cual la sencilla
lámpara tenue que callada brilla
entre las sombras de tu templo santo;
y mientras rueda en su bullicio el mundo,
solo contigo, en éxtasis profundo,
darte mi amor y mi abundoso llanto.
EL BUEN PADRE
El buen padre
Padres buenos hay muchos... Buenos padres hay pocos. No es difícil ser un padre bueno.
En cambio, no hay nada más difícil que ser un buen padre.
Un corazón blando basta para ser un padre bueno pero la voluntad más firme y la cabeza más clara son todavía poco para hacer un buen padre.
El buen padre dice sí cuando es sí y no cuando es no... El padre bueno sólo sabe decir sí...El padre bueno hace de su niño un pequeño Dios que acaba en un pequeño demonio...El buen padre no hace ídolos...Vive la presencia del único Dios.
El padre bueno encoge la imaginación del hijo con juguetes de bazar. El buen padre echa a volar la fantasía del hijo dejándole crear un aeroplano con dos maderas viejas...
El padre bueno hace la voluntad del hijo ahorrándoles esfuerzos y responsabilidades... El buen padre templa el carácter de su hijo llevándolo por el camino del trabajo y del esfuerzo.
Y así, el padre bueno llega a viejo decepcionado y tardíamente arrepentido... mientras que el buen padre crece en años respetado, querido y es, a la larga comprendido.
CULTO A LA EUCARISTÍA
Culto a la Eucaristía
"Propagad la devoción a Jesús Sacramentado y veréis lo que son los milagros" -San Juan Bosco
"Propagad la devoción a Jesús Sacramentado y veréis lo que son los milagros" -San Juan Bosco
Quién reconoce que Jesucristo es Dios, fuente de todo bien, debe adorarlo .
Jesucristo está verdaderamente y en su totalidad presente en el Santísimo Sacramento. Se deduce que el creyente debe adorar a Cristo en la Eucaristía. La forma varía según la cultura y los ritos.
La legislación postconciliar para el Rito Latino determina que al Santísimo Sacramento, ya sea en el tabernáculo o expuesto en el altar, se le debe de venerar haciendo una genuflexión con una rodilla.
Su Presencia permanece en las especies sacramentales hasta que se pierda la apariencia de pan. Se deduce que a Cristo Eucarístico se le debe adoración y ésta se extiende a las Sagradas Hostias reservadas en el tabernáculo después de la Santa Misa. Estas últimas son co-objeto de adoración, pues están unidas con Cristo en unidad de sacramento.
Conforme a la costumbre recibida en la Iglesia Católica, todos los fieles de Cristo deben tributarle el culto de latría que se debe al verdadero Dios (Can. 6). El Sacramento fue instituido por Cristo Señor para ser recibido (Mt. 26,26); Los Magos, "postrándose le adoraron" (Mt. 2,11); la Escritura atestigua (Mt. 28,17) que le adoraron los Apóstoles en Galilea. San Pablo escribe: "Y adórenle todos los ángeles de Dios" (Hebr. 1,6)
La Santa Misa
La Santa misa es el Sacrificio del Cuerpo y de la Sangre de Jesucristo, que se ofrece sobre los altares bajo las especies de pan y vino en memoria del sacrificio de la Cruz. Es sustancialmente el mismo sacrificio. El mismo Jesucristo que se ofreció en la Cruz es el que se ofrece por mano de los sacerdotes, sus ministros, sobre nuestros altares; mas, en cuanto al modo en que se ofrece, el sacrificio de la Misa difiere porque en la Cruz Jesucristo se ofreció derramando su sangre y mereciendo la Salvación por nosotros, mientras que en nuestros altares se sacrifica Él mismo sin derramamiento de sangre y nos aplica los frutos de su Pasión y Muerte.
Los principales efectos que produce la Santísima Eucaristía en quien dignamente la recibe son:
- Conserva y aumenta la vida del alma, que es la gracia, como el alimento material mantiene y aumenta la vida del cuerpo;
- Perdona los pecados veniales y preserva de los mortales.
- Trae consigo espiritual consolación.
- Debilita nuestras pasiones, y en especial, amortigua las llamas de la concupiscencia.
- Acrecienta el fervor de la caridad con Dios y con el prójimo y nos ayuda a obrar conforme a los deseos de Jesucristo.
- Nos da una prenda de la futura gloria y de la resurrección de nuestro cuerpo.
Con María, y la soledad de Jesús Sacramentado
Autor: Maria Susana Ratero | Fuente: Catholic.net
Con María, y la soledad de Jesús Sacramentado
Hay un sitio en el Sagrario que tiene tu nombre y toda la paz que ansías... y Jesús te espera.
Madre, hoy he venido a visitar a tu Hijo en el Sagrario, pero siento que no soy hoy la mejor compañía. Mi corazón está triste, con una tristeza pesada y gris que, como humo denso, tiñe mis afectos y mis sueños. Siento una gran soledad, no porque Jesús o tu, Madre querida, se hayan alejado de mí, sino que soy yo la que no logra hallarlos.
- Soledad, hija, soledad... Bien comprendemos esa palabra mi Hijo y yo... soledad. Ven, entra con tu corazón al Sagrario y conversaremos un poco. Sé bien que lo necesitas.
- Gracias, María, gracias. Yo sabía, en lo más íntimo del alma, en ese pequeño rinconcito iluminado y eterno donde la tristeza no llega, allí, sabía que podía contar contigo.
Y mi corazón, lento y pesado por mis pecados y olvidos, se va acercando al Sagrario.
Tú estás a la puerta y me abres. ¡Qué deliciosos perfumes percibe el alma cuando está cerca de ti!
Con gran sorpresa veo que, por dentro, el Sagrario es muchísimo más grande de lo que parece y hay allí demasiados asientos desocupados, demasiados...
Me llevas a un sitio, un lugar inundado de toda la paz que anhela mi alma. Noto que tiene mi nombre, ¡Oh Dios mío, mi nombre!. Me duele el corazón al pensar cuánto tiempo lo he dejado vacío.
- Cuéntame, ahora, de tu soledad- me pides, Madre mía.
Pero ni una palabra se atreve a salir de mi boca. Por el bello y sereno recinto del Sagrario, Jesús camina, mirando uno a uno los sitios vacíos... Solo el más inmenso amor puede soportar la más inmensa soledad.
Inmensa soledad que es larga suma de tantas ausencias. Y cada ausencia tiene un nombre y sé, tristemente, que el mío también suma.
Entonces tu voz, María, me ilumina el alma:
- El Sagrario es demasiado pequeño para tanta soledad. Tú no puedes hacer más grande el Sagrario, pero sí puedes hacer más pequeña su soledad.
Tus ojos están llenos de lágrimas y le miras a Él con un amor tan grande como jamás vi.
- Hija, ¡Si supieras cuánto eres amada! ¡Si supieras cuánto eres esperada!. Cada día, cada minuto, el Amor aguarda tus pasos, acercándose, tu corazón, amándole, tu compañía, que hace más soportable tanta espera.
Siento una dolorosa vergüenza por mis quejas. Cada Sagrario, en su interior, es como todos los Sagrarios del mundo juntos. Miro a mi alrededor y veo a muchas personas. Son todos los que, en este momento, en todo el mundo, están acompañando a Jesús Sacramentado.
Cada uno con su cruz de dolor, tristeza, soledad, vacíos, traiciones.. Y Jesús repite, para cada uno de ellos, las palabras de la Escritura “Vengan a Mí cuando estén cansados y agobiados, que Yo los aliviaré” Mt 11,28.
Y me quedo a tu lado, en mi sitio, Madre, esperando a Jesús que se acerca. Me tomo fuerte de tu mano, para no caerme, para no decir nada torpe e inoportuno, muy habitual en mi. Y allí me quedo, y el Maestro sigue acercándose, y el perfume envuelve al alma y ahuyenta los grises humos de mis penas.
Entonces, escucho en el alma tus palabras, Madre:
- Ahora, ve a confesarte.
Sin preguntar nada, sin saber como terminará este encuentro, te hago caso Madre. Me quedo cerca del confesionario, aunque aún no ha llegado el sacerdote y la misa está por comenzar. Pero si tú lo dices, Madre, seguro lo hallaré. En ese momento llega el sacerdote. Como él no daba la misa, sino el obispo, tuve tiempo de prepararme bien para mi confesión, que me dejó el alma tranquila y sin la pesada carga de mis pecados...
Me quedo pensando en Jesús, que venía a acercándose a mí, en el Sagrario. Pero allí me doy cuenta de tu gesto, Madre querida. Tu me ofrecías algo más. Tú me ofrecías el abrazo real y concreto de Jesús en la Eucaristía, y para que mi alma estuviera en estado de gracia para responder a ese abrazo, me pediste que fuera a confesarme.
¡Gracias Madre! Gracias por amarme y cuidarme tanto... ¡Qué hermosa manera de terminar este encuentro con Jesús! ¡Con su abrazo real, bajo la forma del Pan!
La misa ha comenzado. Siento que la soledad del Sagrario es un poquito más pequeña, no mucho, pero sí mas pequeña... Y si mi compañía alivió su soledad, seguro que la tuya, amigo que lees estas líneas, también la aliviará. Y si invitas a un amigo a hacerle compañía... ¡Oh, cuanto podemos hacer disminuir la soledad de Jesús en el Sagrario!¡Cuánto puede Él, en su infinita Misericordia, colmar nuestras almas de paz!
Hay un sitio en el Sagrario que tiene tu nombre y toda la paz que ansías... y Jesús te espera, diciéndote “Ven a Mi, cuando estés cansado y agobiado, que Yo te aliviaré”
Amigo, nos encontramos en el Sagrario.
NOTA de la autora: "Estos relatos sobre María Santísima han nacido en mi corazón y en mi imaginación por el amor que siento por ella, basados en lo que he leído. Pero no debe pensarse que estos relatos sean consecuencia de revelaciones o visiones o nada que se le parezca. El mismo relato habla de "Cerrar los ojos y verla" o expresiones parecidas que aluden exclusivamente a mi imaginación, sin intervención sobrenatural alguna."
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