Solemnidad de Corpus Christi
La celebración del jueves santo se remonta a los primeros tiempos de la Iglesia pero la fiesta del Corpus Christi (Cuerpo de Cristo) aparece en el año 1264, por santo Tomás de Aquino, a petición del Papa Urbano IV. Es de una gran densidad doctrinal y se redescubre en ella la Eucaristía, “la acción de gracias de la Iglesia y del cielo.”
La narración del evangelio es el de san Marcos que, como siempre, se centra en lo esencial: “Durante la comida, Jesús tomó pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio diciendo: Tomad, esto es mi cuerpo.”
Jesús conoce bien la Pascua judía. La ha celebrado cada año en compañía de José y María. Todo les familia: la narración de los acontecimientos, el pan, el vino, el cordero inmolado, las hierbas amargas, las oraciones y los salmos. Pero esa tarde, con los discípulos, da a la fiesta un contenido nuevo: por el don de su vida, será él mismo el Libertador que da a la multitud acceso al pan de la libertad, el pan de la vida sin límite ni frontera.
La Pascua, la liberación: una comida de fiesta que libera de la antigua esclavitud, una comida en la que se recuerda la Alianza que Dios hizo con Moisés y todo el pueblo, el pacto solemne marcado por un rito que significa el compromiso sin vuelta de hoja, sin retorno: el de la sangre. Jesús da esta tarde a la fiesta de Pascua el sentido nuevo del don de su vida libremente consentido por amor.
Sabe que ha debido dar un código secreto a los discípulos para que encuentren una sala, que busquen un cordero y preparen una fiesta porque sabe que va a morir y será la última comida.
Esta tarde se revela a sus discípulos como el verdadero cordero pascual ofrecido para que todos reciban la vida nueva y eterna por el don de la suya: “Esta es mi sangre, la sangre de la Alianza, derramada por todos.”
.
P. Felipe Santos SDB
No hay comentarios:
Publicar un comentario