Resucitó
Autor: Padre Guillermo Ortiz SJ.
Los testigos nos refieren que Jesús de Nazaret se gestó en el seno de María de Nazaret y que nació en una gruta de piedra, y esto se celebra de un modo especial en la Navidad.
Pero si seguimos la historia descubrimos que desde siempre el Hijo de Dios está en las manos del Padre Dios, y que estas manos de Dios terminan de dar a luz a Jesús recién cuando resucita el domingo de Pascua.
Sí, es el verdadero nacimiento de la humanidad nueva, donde María de Nazaret sigue siendo protagonista porque permanece junto a Jesús en la cruz donde se amasa esta humanidad nueva gestada por el perdón de Dios, aglutinada por la unidad de la reconciliación.
En la cruz se gesta esta humanidad nueva alimentada por el Amor vivo de Dios y los hermanos. Y el Amor de Dios en el corazón de Jesús es el que nos junta con Dios y entre nosotros como una verdadera familia, esa que Dios quiere, la familia de los hijos de Dios.
Jesús muere para que nazca su familia. Jesús da la vida para que su familia tenga vida.
Por eso más allá de la cruz hay como un vientre que son las manos de Dios Padre formando su familia con el trabajo, el sacrificio y el servicio por amor que aparece de un modo especial en la cruz.
Jesús es el corazón de esta familia y atado en la cruz nos junta en su corazón a todos los humanos con el Padre Dios.
La cruz de sus llagas son como el hueco de los injertos; el espacio donde podemos unirnos entre nosotros con Dios, y así, con esas llagas se presenta resucitado a sus discípulos.
La resurrección es el nacimiento de esta humanidad nueva en la carne de Cristo, gestada por las manos.
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