SAN BARTOLOMÉ
Jesús no mira por casualidad.
San Bartolomé, conocido como Natanael. Bastó que Jesús le dijera “te vi, cuando estabas debajo de la higuera”, para que Natanael se convenciera de que Jesús era a quien debía de seguir. Y es que cuando Jesús ve, elige.
Se dice que Bartolomé llegó a una de las ciudades principales de Armenia y presentándose ante el Rey cuando recibía oráculos del demonio por medio del ídolo Astarot, éste enmudeció. Los sacerdotes preguntaron a otro demonio por la causa y este les dijo que fue el hombre llamado Bartolomé, pues viene en nombre de Dios.
Su fama se esparcía por todos lados, convirtiendo a la gente. Le conocían por el apóstol del verdadero Dios o el obrador de milagros. El rey, urgido de su ayuda porque su hija estaba poseída por un demonio, lo mando a llamar y cuando Bartolomé puso un pie en la corte, inmediatamente el demonio liberó a su hija. El rey le ofreció oro, pero santo le dijo que venía para su conversión y la de sus vasallos.
Los hechiceros, buscaron ayuda en el hermano del rey, ordenando que lo desollaran vivo. Pero al ver que no dejaba de predicar, le cortaron la cabeza.
Se le retrata con un cuchillo y una Biblia, por su tenaz labor apostólica y por su martirio. Su ejemplo de firmeza y su disposición en el seguimiento a Jesús, nos inspiren a darlo todo por el todo, hasta dejar la piel si es necesario.
Del santo Evangelio según san Juan 1, 45-51
En aquel tiempo, Felipe se encontró con Natanael y le dijo: “Hemos encontrado a aquel de quien escribió Moisés en la ley y también los profetas. Es Jesús de Nazaret, el hijo de José”. Natanael replicó: “¿Acaso puede salir de Nazaret algo bueno?”. Felipe le contestó: “Ven y lo verás”.
Cuando Jesús vio que Natanael se acercaba, dijo: “Éste es un verdadero israelita en el que no hay doblez”. Natanael le preguntó: “¿De dónde me conoces?”. Jesús le respondió: ‘‘Antes de que Felipe te llamara, te vi cuando estabas debajo de la higuera”. Respondió Natanael: “Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel”. Jesús le contestó: “Tú crees, porque te he dicho que te vi debajo de la higuera. Mayores cosas has de ver”. Después añadió: “Yo les aseguro que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre”.
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