Médico de cuerpos y de almas
¡Oh Cristo, médico de cuerpos y de las almas!,
vela sobre nuestro hermano enfermo y sufriente,
y como el Buen Samaritano derrama sobre sus heridas
el aceite de la consolación y el vino de la esperanza.
Con gracia sanante de tu espíritu,
ilumina la difícil experiencia de la enfermedad y del dolor,
para que sobrellevando en el cuerpo y en el alma este mal,
se una a todos nosotros en la gracia del Padre de la Misericordia.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos, Amén.
Muy buenas palabras las q compartís
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