EL PROGRESO DE LOS PUEBLOS ESTA EN LA CALIDAD DE SUS HABITANTES
La medida del desarrollo de un país esta en la calidad de sus ciudadanos, poco o nada significa el desarrollo económico si la ética y la moral de los habitantes está por los suelos. La práctica de los valores y el ejercicio de las virtudes se manifiesta eficazmente, tanto en la vida privada como en la vida pública; no se puede ser un buen ciudadano si se aparenta ser bueno ante la opinión pública, en realidad, la persona buena se descubre en la vida ordinaria, es decir, en el cada día, uno debe ser bueno siempre, aunque nadie te valore explícitamente.
El bienestar y la felicidad de un pueblo no depende mucho de sus líderes o gobernantes, sino en la calidad de vida lograda por cada uno de los ciudadanos de una Nación. Poco o nada pueden hacer los gobernantes y funcionarios ante un pueblo bien educado y que tiene la conciencia recta. Ni los medios de información y comunicación pueden influir cuando los ciudadanos están formados en la conciencia crítica positiva. Es decir, un individuo bien educado imposible de ser manipulado, y menos engañado.
En el momento que la masa se deja manipular y presionar, ya sea por los grupos de poder o colectivos partidistas, pierde su propia identidad, por tanto, no llegará a ninguna buena solución; no se puede solucionar un problema con otro problema.
La mejor solución al fenómeno de la corrupción es no corromper ni dejarse corromper, es decir, cumplir la ley justa y razonable. Por consiguiente, mientras los gobernantes y funcionarios transgreden y manipulan las leyes, siempre existirá la corrupción; el día en que todos los ciudadanos comenzamos a respetar la ley, desaparecerá la corrupción.
En efecto, si queremos una sociedad de calidad y respeto, tenemos que comenzar a asumir la propia responsabilidad patriótica, sin coacción ni manipulación de ningún grupo de poder: ser libre en las propias opiniones y decisiones, nadie debe pensar por ti. Eres y debes ser protagonista de tu propio desarrollo. Por tanto, no te alegres por el fracaso de otros, ni envidies el éxito de los demás, es hora de que tú mismo comiences a vivir con responsabilidad. Comienza a marcar la diferencia con tu honestidad y trabajo, verás que el progreso y la calidad de vida estará a la puerta de tu casa
(Marcos)
30/7/2018
+ P. Marcos Trujillo Reaño OSJ
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