Dame paciencia, Señor
Es imposible que en el curso de todo un día no nos sobrevenga algún que otro contratiempo: pequeños accidentes o dificultades que nos apenan y mortifican. ¿No es esto un obstáculo permanente para la felicidad? De ninguna manera, si sabemos conservar la paz y la alegría cuando sobrevienen estas contrariedades. Prepárate con esta oración del P. Víctor Fernández.
Señor, acepto que hoy no sea un día perfecto, ya he aprendido que esta tierra todavía no es el cielo. Sólo te pido que mi vida no sea inútil, que lo que yo viva hoy sirva para algo. No pretendo que todo sea fascinante en este día, y quiero regalarte con amor todo pequeño cansancio, sufrimiento, contratiempo o dificultad que deba soportar. Te ofrezco, Señor amado, todo lo que me pueda desagradar en esta jornada, te lo entrego con amor, así como tú te entregaste entero, hasta el fin, en la cruz. Dame mucha paciencia, Señor mío, para poder responder al mal con el bien, para no entrar en una espiral de violencia, para aceptar con calma todo lo que me perturbe en mi relación con los demás. Te lo entrego todo a ti. Recíbelo, Señor.
Las adversidades, cuando se las ve venir, son menos de temer que cuando nos hieren de improviso. Acéptalas de buen grado. Debemos estar dispuestos a soportar las penas y así parecerán menos duras. Mira al Cielo y, con una mirada de fe, considera estas cruces como una moneda con la que adquieres bienes inmensos. Que el Señor te dé su paz.
* Enviado por el P. Natalio
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