Papa Francisco: “La experiencia de los apóstoles en la Ascensión es también la nuestra”
Redacción ACI Prensa
Foto: Vatican Media
El Papa Francisco trazó una línea directa entre el mandato recibido por los apóstoles el día de la Ascensión y la misión de los cristianos de hoy: “La experiencia de los apóstoles es también la nuestra”.
En su enseñanza previa al rezo del Regina Coeli este domingo 24 de mayo, el Pontífice reflexionó sobre la Solemnidad de la Ascensión del Señor, que este domingo 24 de mayo se celebra en Italia y en muchos otros países.
Aunque el Santo Padre presidió el rezo desde el interior de la Biblioteca del Palacio Apostólico, como cada domingo desde el inicio del confinamiento por la pandemia de coronavirus, por primera vez una multitud de fieles se ha concentrado, respetando la distancia de seguridad para evitar contagios, en la Plaza de San Pedro, accesible al público desde hace unos días, para seguir el Regina Coeli.
El Pontífice describió cómo en el Evangelio de San Mateo se narra que los apóstoles se reunieron en Galilea, en lo alto de un monte que Jesús les había indicado. “Aquí es donde tiene lugar el último encuentro del Señor resucitado con los suyos”.
Francisco llamó la atención sobre la fuerte carga simbólica que el “monte” tiene a lo largo de la Escritura: “Sobre un monte Jesús proclamó las Bienaventuranzas, sobre un monte se retiraba a rezar, acogía a las multitudes y curaba a los enfermos”.
Sin embargo, en esta ocasión, “sobre el monte ya no está el Maestro que actúa, enseña y cura, sino aquel Resucitado que pide a los discípulos que actúen y anuncien, confiándoles el mandato de continuar su obra”.
“Les encarga llevar la misión a todas las gentes. Les dice: ‘Id al mundo entero y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo lo que os he enseñado’”.
El Papa explicó el sentido de esas palabras: “El contenido de la misión confiada a los apóstoles es este: anunciar, bautizar, enseñar y caminar por las huellas del Maestro, es decir, el Evangelio”.
“Este mensaje de salvación implica, en primer lugar, el deber del testimonio, sin el cual no se puede anunciar, al cual también nosotros, discípulos de hoy, estamos llamados para dar razón de nuestra fe. Ante una misión así de comprometida, y pensando en nuestras debilidades, nos sentimos incapaces, al igual que se sintieron los mismos apóstoles”.
Ante ese sentimiento, el Papa subraya que “no hay que desanimarse” e invita “a recordar las palabras que Jesús les dirigió (a los apóstoles) antes de ascender al Cielo: ‘Estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo’”.
“Esta promesa”, aseguró el Santo Padre, “garantiza la presencia constante y consoladora de Jesús entre nosotros. Ahora bien, ¿de qué manera se realiza esta presencia? Mediante su Espíritu que lleva a la Iglesia a caminar en la historia como compañero de camino de toda persona”.
Ese Espíritu “enviado por Cristo y por el Padre, permite la remisión de los pecados y santifica a todos aquellos que, penitentes, se abren con confianza a su don”.
“Con la promesa de permanecer con nosotros hasta el fin de los tiempos, Jesús inaugura el estilo de su presencia en el mundo como Resucitado: una presencia que se revela en la Palabra, en los Sacramentos, en la acción constante e interior del Espíritu Santo”.
Por ello, “la fiesta de la Ascensión nos dice que Jesús, aunque subió al Cielo para sentarse glorioso a la derecha del Padre, está todavía y por siempre entre nosotros: de aquí deriva nuestra fuerza, nuestra perseverancia y nuestra alegría”.
“Cristo si sustrae a nuestros ojos físicos y nos abre a otra mirada, la mirada de la fe, del más allá de lo aparente y de lo transitorios: nos pide que aprendamos a ver la realidad que nos rodea a la luz de su presencia como resucitado”.
De esa manera, “también cualquier persona que encontremos será vista, escuchada y amada de una manera diferentes, porque Cristo eleva su dignidad y se hace modelo a seguir”, concluyó el Papa Francisco.
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