Para evangelizar, los cristianos tienen que estar convencidos de su fe, afirma el Papa
Redacción ACI Prensa
El Papa Francisco afirmó en la Misa celebrada este sábado 25 de abril en la Casa Santa Marta, que para que la evangelización sea efectiva, los cristianos tienen que estar convencidos de su fe, porque “si digo que soy cristiano pero vivo como un pagano, entonces no funciona”.
En la homilía de hoy, el Santo Padre reflexionó sobre la transmisión de la fe y la misionalidad de la Iglesia. El Papa reflexionó sobre el episodio evangélico de este sábado, de San Marcos, en el que se narra la despedida de Jesús de los apóstoles y el mandato que les hace: “Id a todo el mundo y proclamad el evangelio a toda criatura”.
“Es la misionalidad de la fe. La fe o es misionera o no es fe”, dijo el Pontífice. “La fe no es una cosa sólo para mí, para que yo crezca con la fe. Eso es una herejía gnóstica. La fe siempre te lleva a salir de ti. La fe se transmite, se ofrece, sobre todo con el testimonio. Id. Que la gente vea cómo vivís”.
En este sentido, contó que una ocasión “un sacerdote europeo de una ciudad europea: ‘Hay tanta incredulidad, tanto gnosticismo en nuestra ciudad porque los cristianos no tienen fe. Si la tuviesen, seguramente la darían a la gente’”.
“Falta la misionalidad porque en la raíz falta la convicción. ‘Sí, yo coy cristiano, soy católico, pero como si fuese una actitud social. En el carnet de identidad te llamas así, así y…, soy cristiano’. Es un dato del carnet de identidad. Eso no es fe. Eso es algo cultural”.
Por el contrario, “la fe, necesariamente, te lleva a fuera, te lleva a darla. La fe es transmitida esencialmente, no está quieta. ‘Usted quiere decir, padre, que todos debemos ser misioneros, ir a los países lejanos…’. No, eso es una parte de la misionalidad. Esto quiere decir que, si tú tienes fe, necesariamente, tú debes salir de ti y hacer ver socialmente la fe, la fe social para todos. ‘Id a todo el mundo y proclamad el Evangelio a toda criatura’”.
Además, como hizo en ocasiones anteriores, hizo hincapié en que evangelización no es proselitismo.
Evangelizar, explicó, “es hacer ver la revelación para que el Espíritu Santo pueda actuar en la gente mediante el testimonio. ¿Y cómo testimonio la revelación?: Con servicio. El servicio es un modo de vivir. Si yo digo que soy cristiano y vivió como un pagano, no funciona. Eso no convence a nadie. Si yo digo que soy cristiano y vivo como un cristiano, esto sí funciona”.
Y advirtió: “Cuántas veces, en la Iglesia, a lo largo de la Historia, ha habido movimientos o agrupaciones de hombres o mujeres que querían convencer de la fe, convertir, actuar como proselitistas. ¿Y dónde han terminado? En la corrupción”.
“No, con la fe, nada de proselitismo”, insistió el Papa Francisco, porque “la fe se transmite no para convencer, sino para ofrecer un tesoro”.
Ahora bien, “¿cómo puedo estar seguro de que saliendo de mí seré fecundo en la transmisión de la fe?”.
Para responder a esa pregunta, regresó al Evangelio de este sábado: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda criatura”.
Señaló que “el Señor estará con nosotros hasta el fin del mundo. Nos acompaña. En la transmisión de la fe siempre está el Señor con nosotros”. “Pero cuando yo tengo una actitud de fe que se transmite, el Señor está ahí que me acompaña. Nunca en la transmisión de la fe estoy solo. El Señor conmigo que transmite la fe. Lo prometió: ‘Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo’”.
Por último, pidió rezar “para que nos ayude a vivir nuestra fe así. Una fe de puertas abiertas. Una fe trasparente. No un proselitista, sino que haga ver que ‘yo soy así’. Y con esta sana curiosidad ayude a la gente a recibir este mensaje que les salvará”.
Evangelio comentado por el Papa Francisco:
San Marcos 16, 15-20
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los once y les dijo: «ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».
Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
Ellos se fueron a predicar por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.
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