El espantapájaros
Moisés envió doce espías a explorar la tierra prometida, llena de frutos y bienes. Diez de ellos temieron los “espantajos”: los gigantes y las ciudades fortificadas. Caleb y Josué que eran sabios, creyeron a Dios. No se confundieron. Caleb calmó al pueblo: —"Subamos y conquistemos ese país pues somos más capaces que ellos". (Nm 13,30).
Tengo en mi huerto cuatro hileras de fresas. Algún pajarito lo ha propalado a sus compañeros. Por eso, construí un espantapájaros con palos de escoba, con un abrigo viejo, unos pantalones y un sombrero blanco. Al día siguiente asombrado vi posado en el sombrero a un petirrojo que parecía gritar: —¡Aquí hay fresas gratis! Había dos clases de pájaros: los sabios y los necios. Los necios quedaron en los árboles, temerosos del espantajo. Los sabios sabían que el muñeco era un aviso disfrazado.
Dios reserva preciosas bendiciones a los que viven de fe y no se confunden ni temen a los espantapájaros. Interioriza la confianza en Dios meditando estas palabras: “El que confía en el Señor renueva sus fuerzas, despliega alas como las águilas; corre y no se agota, avanza y no se fatiga” (Isaías 40, 31). Que pases un día feliz a la sombra del Altísimo.
* Enviado por el P. Natalio
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