Debes hacerlo como Él
Si perdonas en nombre de Cristo, debes hacerlo como Él. ¡Qué difícil! Pero hay que intentarlo porque Cristo quiere perdonar, y el hombre necesita ser perdonado, y tú eres, bien o mal, el ministro del perdón.
No te canses de absolver, aunque falte mucho para igualar al modelo; no te canses de limpiar las almas que son joyas para Dios; pero si además lo tratas de hacer como Él lo haría, ¡mil gracias! Necesitan los hombres sentir la mano de Cristo en el hombro, el beso de Dios en la frente; la mano que enjuga las lágrimas.
Tú eres esa mano y ese beso de Dios; intenta hacerlo como Dios. Si bendices como Él, te bendecirán; si enjugas lágrimas con idéntica ternura, ellos te amarán; si les besas en la herida purulenta, sanarán.
¡Qué difícil! Pero tienes que intentarlo, aunque al principio no te salga igual; intenta hasta que seas de verdad ese Cristo en la tierra, ese Cristo que los hombres odian, y que, sin embargo, necesitan más que el pan y el vino. Te necesitan como el pan y como el vino; no te escondas de ellos, aunque sólo en el cielo te lo agradezcan.
Tus manos deben acostumbrarse a absolver y hacerlo con gusto y con amor; tu corazón debe aprender a perdonar, a perdonar mucho, a perdonar con amor. Si perdonas en nombre de Cristo, debes hacerlo como Él.
Autor: P. Mariano de Blas L.C.
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