Por las huellas
Abrahán Lincoln dijo: “Todavía concibo que se pueda ser ateo mirando la tierra; pero no acabo de entender que se puedan alzar, de noche, los ojos al cielo y decir que no existe Dios”. La naturaleza revela y manifiesta la bondad, sabiduría y poder de Dios: tanto los astros del cielo como la belleza de un rosal hablan al hombre de un Dios maravilloso creador de cuanto existe.
Era africano. Y creía en Dios. Alguien se propuso tomarle el pelo y reírse de él. Y le preguntó:
— ¿Cómo sabes tú que existe Dios?
— ¿Y cómo sabes tú que una persona o un perro o un burro ha estado alrededor de tu choza?
— Lo descubro por las huellas que deja en la arena del suelo.
— También yo descubro a Dios por las huellas que deja.
Beata Maria Romero, de corazón ardiente y fino sentido artístico, descubría a Dios a través de las creaturas salidas de sus manos. Como san Francisco de Asís, se sentía hermana de las flores y de los animales. Alimentaba unos canarios y los animaba a bendecir al Señor con sus trinos y gorjeos. Que subas a Dios por la escalera de sus creaturas.
* Enviado por el P. Natalio
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