El Papa recuerda a los artistas su responsabilidad de trabajar por el bien común
Redacción ACI Prensa
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa
El Papa Francisco recibió este sábado 24 de febrero en el Palacio Apostólico del Vaticano a los miembros del movimiento de la Diaconía de la Belleza y recordó la responsabilidad de los artistas de trabajar por el bien común: “Vuestros dones son una responsabilidad y una misión”.
El movimiento de la Diaconía de la Belleza se inició en Roma en octubre del año 2012 en el contexto del Sínodo para la Nueva Evangelización, con el objetivo de promover entre los artistas un arte al servicio de la persona.
Desde el 18 de febrero y hasta el 25 del mismo mes, los miembros de la Diaconía de la Belleza participan en Roma en un Simposio con motivo de la fiesta del Beato Fra Angelico.
“Por medio de vosotros, deseo expresar mi cordial saludo a todos los artistas que tratan de hacer resplandecer la belleza con su talento y con su pasión, así como a las personas en condiciones de fragilidad que se recuperan gracias a la experiencia de la belleza en el arte”, comenzó el Santo Padre en su discurso.
Recordó unas palabras de San Juan Pablo II de su Letra a los Artistas: ‘El artista vive una peculiar relación con la belleza. En un sentido muy cierto, se puede decir que la belleza es la vocación otorgada por el Creador con el don del talento artístico. Y también es cierto que se trata de un talento que debe dar fruto, en la lógica de la parábola evangélica de los talentos’.
Francisco explicó que “esta convicción ilumina la visión y la dinámica específica de la Diaconía de la Belleza, que ha establecido sus raíces en la misma Roma al mismo tiempo que el Sínodo sobre la nueva evangelización, en octubre de 2012”.
“Junto con vosotros –continuó–, doy gracias al Señor por el camino recorrido y por la variedad de vuestros talentos, que Él os llama a desarrollar en el servicio al prójimo y de toda la humanidad”.
El Pontífice señaló que “los dones que habéis recibido son, para cada uno de vosotros, una responsabilidad y una misión. De hecho, os pido que trabajéis sin dejaros dominar por la búsqueda de una gloria banal, o de una fácil popularidad, y todavía menos por el cálculo, con frecuencia mezquino, del beneficio personal”.
“En un mundo en el cual la técnica es con frecuencia entendida como el recurso principal para interpretar la existencia, estáis llamados, mediante vuestros talentos y partiendo de las fuentes de la espiritualidad cristiana, a proponer un modo alternativo de entender la calidad de vida, y de promover un estilo de vida profético y contemplativo”.
Por lo tanto, “os invito a desarrollar vuestros talentos para contribuir a una conversión ecológica que reconozca la eminente dignidad de cada persona, su valor peculiar, su creatividad y su capacidad de promover el bien común”.
En este sentido, deseó “que vuestra búsqueda de la belleza en aquello que habéis creado esté animada por el deseo de servir a la belleza de la calidad de vida de las personas, de su armonía con el ambiente, del encuentro y de la ayuda recíproca”.
“Os animo también a promover una cultura del encuentro, a construir puentes entre las personas, entre los pueblos, en un mundo en el cual todavía se levantan tantos muros por miedo a los demás”, concluyó.
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