Los cinco minutos de María
Diciembre 20
El alma y el cuerpo de la purísima Virgen María fueron como dos instrumentos que producían una misma melodía, que alababa y cantaba las grandezas del Señor. Jamás en su cuerpo o en su alma hubo la menor disonancia que distorsionase la melodía de su canto.
En nosotros, quizá en alguna ocasión nuestro cuerpo se rebele o nuestro espíritu nos haga sentir sus instintos soberbios; sobre ese fondo desagradable y sucio, tratemos de que se destaque el amor de nuestro corazón que nos eleve a Dios.
María, que sea mi vida como una flauta en la que Dios pueda tocar y hacer oír sus melodías.
* P. Alfonso Milagro
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