Una liturgia familiar para el Primer Domingo de Adviento
(ACI).- Para vivir la liturgia familiar (oración) del Primer Domingo de Adviento, que se celebrará este domingo 27 de noviembre, se recomienda poner en un lugar especial la corona de Adviento con alguna imagen de la Virgen, crear un ambiente de recogimiento con poca luz, nombrar a un lector especial, así como a un monitor principal, que puede ser el papá o la mamá, y seguir la oración que se presenta a continuación:
TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
MONITOR: Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
TODOS: Que hizo el cielo y la tierra.
MONITOR: Comenzamos un nuevo año litúrgico con el tiempo de Adviento, tiempo de preparación y espera. Encender, semana tras semana, los cuatro cirios de esta corona debe ser un reflejo de nuestra gradual preparación para recibir al Señor Jesús en la Navidad. Las luces de las velas nos recuerdan que Él es la Luz del mundo que ha venido a disipar las tinieblas. El color verde de la corona simboliza la vida y la esperanza que Él nos ha venido a traer.
LECTOR: Lectura tomada del libro del profeta Isaías: "Levántate, brilla, Jerusalén; que llega tu luz y la gloria del Señor amanece sobre ti. Pues mira cómo la oscuridad cubre la tierra, y espesa nube a los pueblos, mas sobre ti amanece el Señor y su gloria sobre ti aparece".
MONITOR: (Con las manos juntas) Nos recogemos unos instantes en silencio e inclinando nuestras cabezas vamos a pedir que el Señor bendiga esta corona de Adviento.
Oremos.
La tierra, Señor, se alegra en estos días, y tu Iglesia desborda de gozo ante tu Hijo, el Señor Jesús, que se avecina como luz esplendorosa, para iluminar a los que yacemos en las tinieblas, de la ignorancia, del dolor y del pecado. Lleno de esperanza en su venida, tu pueblo ha preparado esta corona con ramos del bosque y la ha adornado con luces. Ahora, pues, que vamos a empezar el tiempo de preparación para la venida de tu Hijo, te pedimos, Señor, que, mientras se acrecienta cada día el esplendor de esta corona, con nuevas luces, a nosotros nos ilumines con el esplendor de Aquel que, por ser la Luz del mundo, iluminará todas las oscuridades. Te lo pedimos por Él mismo que vive y reina por los siglos de los siglos.
TODOS: Amén.
MONITOR: Vamos a encender ahora la primera vela de nuestra corona mientras cantamos la primera estrofa del canto “Hoy se enciende una llama” (o también puede ser algún canto apropiado).
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