Da testimonio con tu vida
Un prestigioso cardenal español dijo una vez algo que interesa a todos: “Mi madre no sabía leer ni escribir, pero me enseñó más que todos los libros: me enseñó a creer, amar y esperar en Dios”. ¡Cuántos cristianos “analfabetos” han enseñado y pueden seguir enseñando a creer, amar y esperar en Dios! Con este enfoque Carlos de Foucauld realizó su vida de apóstol en el Sahara.
“Mi apostolado –afirmaba Carlos de Foucauld- debe ser el testimonio de la bondad. Los que me ven deben decirse: ya que este hombre es tan bueno, su religión debe ser buena. Y si me preguntan por qué soy manso y bueno, debo decir: porque soy el servidor de Alguien que es mucho más bueno que yo. ¡Si supieran qué bueno es mi Maestro Jesús! Quisiera ser bastante bueno para que digan: si el servidor es así, ¡cómo será pues el Maestro!... Tratemos de ser una sola cosa con Jesús, reproduciendo su vida en la nuestra, a través de nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestras acciones”.
El apóstol es un testigo: testigo de la misericordia, el perdón y el amor de Dios. El testigo es un enamorado de Jesucristo, a quien quiere servir sirviendo a los hermanos. Está llamado y enviado no a pronunciar brillantes discursos o realizar obras espectaculares, sino a dar un testimonio valiente y sencillo de fe y amor en el mundo en que vive. Anímate, tú y Jesús mayoría absoluta.
* Enviado por el P. Natalio
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