LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Setiembre 29
Alguien escribió que en el corazón de todo hombre duerme un santo y, al mismo tiempo, duerme un pecador; un hombre vulgar, quizá hasta un criminal y también un santo.
Cada uno de nosotros ha de cobrar conciencia de eso y cada uno de nosotros deberá despertar en sí al héroe y al santo, dejando aletargados al pecador y al criminal.
Si es bueno que el hombre vulgar quede adormecido y anulado en nuestro interior, no será bueno que el santo y el héroe sigan durmiendo e inactivos.
Todos llevamos dentro de nosotros mismos un bloque de mármol del cual podemos tallar o la imagen de un bufón, o el busto de un poeta; de nuestra vida podemos hacer la del hombre que tiene miras rastreras o la del que vive para hacer el bien y para suscitar la inquietud de hacer el bien.
“Sabemos que la Ley es espiritual, pero yo soy carnal y estoy vendido al poder del pecado. Y ni siquiera entiendo lo que hago, porque no hago lo que quiero sino lo que aborrezco” (Rom 7,14-15). No te extrañes de experimentar en ti también esta dimensión de pecado, la inclinación al mal; sé humilde como el apóstol y, puesta la confianza en el Señor, sigue en tu esfuerzo por ser cada día un poquito mejor. Y esto a pesar de tus caídas.
* P. Alfonso Milagro
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