miércoles, 8 de junio de 2016

NADIE PUEDE DECIRLE A LOS DEMÁS QUE SON PECADORES CREYÉNDOSE JUSTO


Nadie puede decirle a los demás que son pecadores creyéndose justo
El Papa habla sobre la importancia de vivir en comunión con el Señor de manera transparente evitando la vida doble.


Por: Primeros Cristianos 




Francisco comentó el pasaje de la epístola de San Juan en el que el Apóstol pone a los creyentes frente a la seria responsabilidad de no tener una vida doble

"Si tú dices que estás en comunión con el Señor, ¡camina en la luz! ¡Pero la doble vida no! Esa mentira que estamos tan acostumbrados a ver, y en la que también podemos caer nosotros"

Todos hemos pecado. Nadie puede decir: ‘Éste es un pecador, ésta es una pecadora. Yo, gracias a Dios, soy justo’. No, sólo uno es Justo, Aquel que ha pagado por nosotros”.

Comentando el pasaje de la Carta de San Juan en el que el Apóstol pone a los creyentes frente a la seria responsabilidad de no tener una vida doble, el Papa dijo que un cristiano no recorre “caminos oscuros”, porque allí no está “la verdad de Dios”. Pero, aunque cayera, podría contar con el perdón y con la dulzura de Dios, que lo vuelve a llevar al camino de la “luz”, porque no hay error reconocido que no atraiga la ternura y el perdón del Padre. “Este es el camino cristiano”, resumió Francisco.

“Si decimos no haber pecado, hacemos pasar a Dios por mentiroso”, dijo el Papa: “Si dices que estás en comunión con el Señor, entonces camina en la luz. ¡Pero, una doble vida no! ¡Eso no! Esa mentira que estamos tan acostumbrados a ver, e incluso a caer en ella ¿no? Decir una cosa y hacer otra ¿no? Siempre la tentación… Nosotros sabemos de dónde viene la mentira: en la Biblia, Jesús llama al diablo ‘el padre de la mentira’, el mentiroso. Y por ello, con tanta dulzura, con tanta mansedumbre, este abuelo le dice a la Iglesia ‘adolescente’: ‘¡No seas mentirosa!’ Tú estás en comunión con Dios, camina en la luz. Haz obras de luz, no decir una cosa y hacer otra, no tener una doble vida y todo eso”.

Francisco observó que la Carta de Juan comienza con un tono afectuoso, como si fuera un abuelo hablando con sus “jóvenes nietos”. Un tono que refleja la“dulzura” de las palabras en el Evangelio del día, en el que Jesús dice que su“yugo” es ligero y promete alivio a los que “están afligidos y agobiados”. De la misma manera, el llamado de Juan explicó el Papa, es a no pecar, “pero si alguien lo ha hecho, que no se desaliente”.

“Tenemos un Paráclito —continuó Bergoglio—, una palabra, un abogado, un defensor ante el Padre: es Jesucristo, el Justo. Él nos justifica, Él nos da la gracia. A uno le dan ganas de decirle a este abuelo que nos aconseja así: ‘Pero ¿no es tan feo tener pecados?’ ¡Claro, el pecado es feo! Pero si has pecado, ¡mira que te esperan para perdonarte! ¡Siempre! Porque Él – el Señor – es más grande que nuestros pecados”.

Esta, concluyó el Papa, es la “misericordia de Dios, es la grandeza de Dios”. Sabe que “somos nada” y que solo de Él proviene la fuerza, por lo que “siempre nos espera”: “¡Caminemos en la luz —exhortó Francisco—, porque Dios es Luz! No vayamos con un pie en la luz y el otro en las tinieblas. No hay que ser mentirosos. Y, otra cosa: todos hemos pecado. Nadie puede decir: ‘Éste es un pecador, ésta es una pecadora. Yo, gracias a Dios, soy justo’. No, sólo uno es Justo, Aquel que ha pagado por nosotros. Y si alguien peca, Él nos espera, nos perdona, porque es misericordioso y sabe muy bien de qué somos plasmados y recuerda que somos polvo. Que la alegría que nos da esta lectura nos lleve adelante en la sencillez y en la transparencia de la vida cristiana, sobre todo cuando nos dirigimos al Señor, con la verdad”.

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