LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Abril 8
No serás feliz si eres estudiante y no estudias; si eres trabajador y no trabajas; si eres profesional y no cumples con tu profesión; en ninguno de estos casos serás feliz.
No serás buena persona si eres superior y no sabes obedecer a tus respectivos superiores; ni mandar a tus subordinados; si eres esposo y no respetas y tratas con cariño a tu esposa; si eres hijo y no entiendes minuciosamente a tus padres, quizá ya ancianos; si eres cristiano y no eres testimonio de Cristo; en ninguna de esas circunstancias puedes tenerte como buena persona.
Para ser feliz hay que ser bueno, pues la felicidad es una consecuencia de la buena conciencia; y es la buena conciencia la única que nos puede certificar de nuestra bondad.
Bondad y felicidad: dos realidades que entre sí se relacionan, que se entremezclan, que interdependen; buscar o pretender una sin la otra es desviar el camino, es equivocar la ruta, es condenarse a no poseer ni la una ni la otra.
Cuando un cristiano cobra conciencia de que es hijo de Dios, no puede menos de rezar con los Salmos: “¡Alégrense, justos, en el Señor, griten de gozo todos los rectos de corazón!” (Sal 32,11). ”¡Alégrense, justos, en el Señor, alaben su santo Nombre!” (Sal 97,12). “Se alegrarán los que en ti se refugian, y siempre cantarán jubilosos; tú proteges a los que aman tu Nombre, y ellos se llenarán de gozo” (Sal 5.12)
* P. Alfonso Milagro
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