LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Febrero 6
Por poco que nos examinemos a nosotros mismos, fácilmente descubriremos que todos pretendemos cambiar y mejorar a los demás; todos pensamos que el mundo iría mejor si los demás cambiaran.
Y lo que se dice del mundo, hay que afirmarlo en concreto del propio hogar, de la esposa, de los hijos, de los amigos, de los dependientes, de los jefes o amos, del gobierno... Siempre son "los otros" los que deben cambiar.
Y no nos convencemos de que, en tanto no cambiemos nosotros y mejoremos, es inútil que intentemos cambiar y mejorar a los demás; el mundo, el hogar, el ambiente, cambiarán si cambiamos y mejoramos nosotros.
Y por ello, nada mejor que acercarnos a Dios: cuanto más cerca de Él estemos, más mejoraremos.
Debemos detectar los ambientes más necesitados de cambio y superación; es imprescindible que nosotros “pisemos fuerte en la vida”, a fin de infundir seguridad en los demás. Para ello debemos injertarnos en Cristo, como el sarmiento en la vid. “Permanezcan en mí como yo permanezco en ustedes. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí” (Jn 15,4-7)
* P. Alfonso Milagro
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