El poder de la lengua
Una palabra cualquiera puede ocasionar una discordia. Una palabra cruel puede destruir una vida. Una palabra amarga puede crear odio. Una palabra brutal puede golpear y matar. Una palabra agradable puede suavizar el camino. Una palabra a tiempo puede ahorrar un esfuerzo. Una palabra alegre puede iluminar el día. Una palabra con amor puede curar y bendecir.
Un rico mercader pensó dar un banquete. Ordenó al esclavo que fuera a comprar la mejor comida. Trajo del mercado un plato donde había una lengua preparada.
—¿Lengua? ¿Es éste el plato más delicioso?
—Sí, señor. Con la lengua Ud. consuela, hace amigos, reza a Dios, canta y dice “yo te amo”.
El mercader, no muy convencido, se propuso probar la sabiduría de su esclavo. Le ordenó que volviera al mercado y que le trajera el peor de los alimentos. Al volver el esclavo mostró el plato elegido.
—¡Lengua otra vez!
—Sí, lengua. Con ella se provocan intrigas, celos, se blasfema, se maldice, se engaña al hermano, se insulta a la madre y se ofende al padre…
No hay nada peor ni nada mejor que la lengua. Depende del uso que usted haga. (Esopo)
“No profieran palabras inconvenientes; al contrario, que sus palabras sean siempre buenas, para que resulten edificantes cuando sea necesario y hagan bien a aquellos que las escuchan” (Efesios 4, 29). San Francisco de Sales escribió: “El trato cortés y delicado es la crema de la caridad”. Que este mensaje oriente cada día tu conducta. Hasta mañana.
Enviado por el P. Natalio
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